Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., Científicos de varias instituciones españolas analizan más de 300 kilos de muestras de grandes cráteres en Mauritania para determinar si proceden del impacto de un colosal meteorito hace unos 20.000 años lo que, si se comprueba, haría reescribir la historia geológica del noroeste de África. SANTA CRUZ DE TENERIFE, 19/01/2012.- Imagen del desierto de Mauritania, en donde científicos de varias instituciones españolas analizan más de 300 kilos de muestras de grandes cráteres para determinar si proceden del impacto de un colosal meteorito hace unos 20.000 años lo que, si se comprueba, haría reescribir la historia geológica del noroeste de África. EFE/ Francisco García-Talavera
Santa Cruz de Tenerife, 19 ene (EFEverde).- Científicos de varias instituciones españolas analizan más de 300 kilos de muestras de grandes cráteres en Mauritania para determinar si proceden del impacto de un colosal meteorito hace unos 20.000 años lo que, si se comprueba, haría reescribir la historia geológica del noroeste de África.
Así lo indica en una entrevista a Efe el geólogo-paleontólogo Francisco García-Talavera, promotor y coordinador de este proyecto de búsqueda de cráteres de impacto en el desierto del Sahara y el Adrar mauritano que lidera el Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife, del que fue presidente y ahora es asesor emérito.
En este proyecto participan además científicos del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife e investigadores del Centro de Astrobiología del INTA-Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de las universidades Complutense y Autónoma de Madrid, de Valladolid y de La Laguna, que han viajado en varias ocasiones a Mauritania para estudiar los cráteres de Tenoumer, Aouelloul y Richat.
"Ojo de África"
Santa Cruz de Tenerife, 19 ene (EFEverde).- Científicos de varias instituciones españolas analizan más de 300 kilos de muestras de grandes cráteres en Mauritania para determinar si proceden del impacto de un colosal meteorito hace unos 20.000 años lo que, si se comprueba, haría reescribir la historia geológica del noroeste de África.
Así lo indica en una entrevista a Efe el geólogo-paleontólogo Francisco García-Talavera, promotor y coordinador de este proyecto de búsqueda de cráteres de impacto en el desierto del Sahara y el Adrar mauritano que lidera el Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife, del que fue presidente y ahora es asesor emérito.
En este proyecto participan además científicos del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife e investigadores del Centro de Astrobiología del INTA-Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de las universidades Complutense y Autónoma de Madrid, de Valladolid y de La Laguna, que han viajado en varias ocasiones a Mauritania para estudiar los cráteres de Tenoumer, Aouelloul y Richat.
"Ojo de África"
Este último es el llamado "Ojo de África" porque con sus casi 50 kilómetros de diámetro es visible desde los satélites espaciales y su centro está perfectamente alineado con el cráter de Tenoumer, a unos 220 kilómetros al noreste del Richat, de unos dos kilómetros de diámetro y equiparable en su morfología a un cráter de la Luna o Marte.
Estos dos cráteres están a su vez alineados con un tercero, el Temimichat, a unos 390 kilómetros al noreste del Richat, y que los investigadores aún no han estudiado.
García-Talavera, que ha sido profesor de Geología y Paleontología en la Universidad de La Laguna durante veinte años, señala que este proyecto "apasionante" necesita más expediciones y dataciones pero los primeros resultados de los análisis de las muestras apuntan a que estos enormes cráteres fueron causados por el impacto de un asteroide.
Estos dos cráteres están a su vez alineados con un tercero, el Temimichat, a unos 390 kilómetros al noreste del Richat, y que los investigadores aún no han estudiado.
García-Talavera, que ha sido profesor de Geología y Paleontología en la Universidad de La Laguna durante veinte años, señala que este proyecto "apasionante" necesita más expediciones y dataciones pero los primeros resultados de los análisis de las muestras apuntan a que estos enormes cráteres fueron causados por el impacto de un asteroide.
Impacto de un asteroide.
Esta hipótesis es contraria a la postura de otros científicos que argumentan que el origen de estos cráteres es endógeno, es decir que se trata de un domo: una masa rocosa que se eleva y abomba el terreno hasta llegar a la superficie y luego se va erosionando hasta producir una forma concéntrica.
Sin embargo, los primeros análisis de los investigadores españoles, y que han dado lugar a cuatro publicaciones científicas, indican que los cráteres fueron causados por el impacto de un objeto celeste, una gran masa de probablemente más de un kilómetro de espesor que se escindió en tres al entrar en la atmósfera.
Sin embargo, los primeros análisis de los investigadores españoles, y que han dado lugar a cuatro publicaciones científicas, indican que los cráteres fueron causados por el impacto de un objeto celeste, una gran masa de probablemente más de un kilómetro de espesor que se escindió en tres al entrar en la atmósfera.
Reescribir la historia geológica.
SANTA CRUZ DE TENERIFE, 19/01/2012.- Imagen del desierto de Mauritania, en donde científicos de varias instituciones españolas analizan más de 300 kilos de muestras de grandes cráteres para determinar si proceden del impacto de un colosal meteorito hace unos 20.000 años lo que, si se comprueba, haría reescribir la historia geológica del noroeste de África. EFE/ Francisco García-Talavera
Así lo indica en una entrevista a Efe el geólogo-paleontólogo Francisco García-Talavera, promotor y coordinador de este proyecto de búsqueda de cráteres de impacto en el desierto del Sahara y el Adrar mauritano que lidera el Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife, del que fue presidente y ahora es asesor emérito.
En este proyecto participan además científicos del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife e investigadores del Centro de Astrobiología del INTA-Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de las universidades Complutense y Autónoma de Madrid, de Valladolid y de La Laguna, que han viajado en varias ocasiones a Mauritania para estudiar los cráteres de Tenoumer, Aouelloul y Richat.
"Ojo de África"
Foto/EFE/ Francisco García-Talavera
Este último es el llamado "Ojo de África" porque con sus casi 50 kilómetros de diámetro es visible desde los satélites espaciales y su centro está perfectamente alineado con el cráter de Tenoumer, a unos 220 kilómetros al noreste del Richat, de unos dos kilómetros de diámetro y equiparable en su morfología a un cráter de la Luna o Marte.
Estos dos cráteres están a su vez alineados con un tercero, el Temimichat, a unos 390 kilómetros al noreste del Richat, y que los investigadores aún no han estudiado.
García-Talavera, que ha sido profesor de Geología y Paleontología en la Universidad de La Laguna durante veinte años, señala que este proyecto "apasionante" necesita más expediciones y dataciones pero los primeros resultados de los análisis de las muestras apuntan a que estos enormes cráteres fueron causados por el impacto de un asteroide.
Impacto de un asteroide
Esta hipótesis es contraria a la postura de otros científicos que argumentan que el origen de estos cráteres es endógeno, es decir que se trata de un domo: una masa rocosa que se eleva y abomba el terreno hasta llegar a la superficie y luego se va erosionando hasta producir una forma concéntrica.
Sin embargo, los primeros análisis de los investigadores españoles, y que han dado lugar a cuatro publicaciones científicas, indican que los cráteres fueron causados por el impacto de un objeto celeste, una gran masa de probablemente más de un kilómetro de espesor que se escindió en tres al entrar en la atmósfera.
Foto/EFE/Sergio Barrenechea
Las muestras son estudiadas en el Centro de Astrobiología y en las universidades de Valladolid y de La Laguna, que realizan análisis geoquímicos, espectroscópicos y petrográficos, para lo que se efectúa un corte fino y se observa con luz polarizada al microscopio para determinar el tipo de minerales como cuarzo, hierro u olivino.
Los fragmentos proceden de las rocas que forman los bordes del Richat, un cráter complejo con una parte elevada en el centro y que presenta las "megabrechas típicas de los impactos" causados por meteoritos.
Estas rocas han sufrido unas modificaciones "enormes", pues la energía que se libera en un impacto de esa magnitud puede ser miles de veces una bomba nuclear, señala García-Talavera.
Las rocas se volatilizan y el meteorito prácticamente desaparece y se funde con la roca impactada, que eyecta y salta por los aires en todas direcciones y produce un círculo alrededor del cono del impacto hasta formar un anillo, explica el investigador.
Reescribir la historia geológica
Si se comprueba esta hipótesis habría que "reescribir" la historia geológica del noroeste de África porque cambiaría todo, añade el científico, ya que esta colisión violenta de meteoritos en el desierto mauritano habría liberado una enorme cantidad de energía que "con toda probabilidad afectó en gran medida a los frágiles ecosistemas canarios".
Pero en mayor medida habría afectado a Mauritania, al sur de Marruecos, Argelia, Chad, Mali y Senegal, pues un impacto "terrible" es "como si hubiesen explotado mil bombas nucleares al mismo tiempo".
Esto explicaría la extinción de varias especies y el repentino cambio del clima observado en los estratos geológicos, además de muertes masivas de fauna.
De hecho, los científicos de la Universidad de Valladolid Fernando Rull y Francisco Sobrón han elaborado un modelo físico-matemático que explicaría cómo un meteorito, al atravesar la atmósfera a unos 35 kilómetros de altura, se escinde en tres e impacta.
Así lo indica en una entrevista a Efe el geólogo-paleontólogo Francisco García-Talavera, promotor y coordinador de este proyecto de búsqueda de cráteres de impacto en el desierto del Sahara y el Adrar mauritano que lidera el Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife, del que fue presidente y ahora es asesor emérito.
En este proyecto participan además científicos del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife e investigadores del Centro de Astrobiología del INTA-Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y de las universidades Complutense y Autónoma de Madrid, de Valladolid y de La Laguna, que han viajado en varias ocasiones a Mauritania para estudiar los cráteres de Tenoumer, Aouelloul y Richat.
"Ojo de África"
Foto/EFE/ Francisco García-Talavera
Este último es el llamado "Ojo de África" porque con sus casi 50 kilómetros de diámetro es visible desde los satélites espaciales y su centro está perfectamente alineado con el cráter de Tenoumer, a unos 220 kilómetros al noreste del Richat, de unos dos kilómetros de diámetro y equiparable en su morfología a un cráter de la Luna o Marte.
Estos dos cráteres están a su vez alineados con un tercero, el Temimichat, a unos 390 kilómetros al noreste del Richat, y que los investigadores aún no han estudiado.
García-Talavera, que ha sido profesor de Geología y Paleontología en la Universidad de La Laguna durante veinte años, señala que este proyecto "apasionante" necesita más expediciones y dataciones pero los primeros resultados de los análisis de las muestras apuntan a que estos enormes cráteres fueron causados por el impacto de un asteroide.
Impacto de un asteroide
Esta hipótesis es contraria a la postura de otros científicos que argumentan que el origen de estos cráteres es endógeno, es decir que se trata de un domo: una masa rocosa que se eleva y abomba el terreno hasta llegar a la superficie y luego se va erosionando hasta producir una forma concéntrica.
Sin embargo, los primeros análisis de los investigadores españoles, y que han dado lugar a cuatro publicaciones científicas, indican que los cráteres fueron causados por el impacto de un objeto celeste, una gran masa de probablemente más de un kilómetro de espesor que se escindió en tres al entrar en la atmósfera.
Foto/EFE/Sergio Barrenechea
Las muestras son estudiadas en el Centro de Astrobiología y en las universidades de Valladolid y de La Laguna, que realizan análisis geoquímicos, espectroscópicos y petrográficos, para lo que se efectúa un corte fino y se observa con luz polarizada al microscopio para determinar el tipo de minerales como cuarzo, hierro u olivino.
Los fragmentos proceden de las rocas que forman los bordes del Richat, un cráter complejo con una parte elevada en el centro y que presenta las "megabrechas típicas de los impactos" causados por meteoritos.
Estas rocas han sufrido unas modificaciones "enormes", pues la energía que se libera en un impacto de esa magnitud puede ser miles de veces una bomba nuclear, señala García-Talavera.
Las rocas se volatilizan y el meteorito prácticamente desaparece y se funde con la roca impactada, que eyecta y salta por los aires en todas direcciones y produce un círculo alrededor del cono del impacto hasta formar un anillo, explica el investigador.
Reescribir la historia geológica
Si se comprueba esta hipótesis habría que "reescribir" la historia geológica del noroeste de África porque cambiaría todo, añade el científico, ya que esta colisión violenta de meteoritos en el desierto mauritano habría liberado una enorme cantidad de energía que "con toda probabilidad afectó en gran medida a los frágiles ecosistemas canarios".
Pero en mayor medida habría afectado a Mauritania, al sur de Marruecos, Argelia, Chad, Mali y Senegal, pues un impacto "terrible" es "como si hubiesen explotado mil bombas nucleares al mismo tiempo".
Esto explicaría la extinción de varias especies y el repentino cambio del clima observado en los estratos geológicos, además de muertes masivas de fauna.
De hecho, los científicos de la Universidad de Valladolid Fernando Rull y Francisco Sobrón han elaborado un modelo físico-matemático que explicaría cómo un meteorito, al atravesar la atmósfera a unos 35 kilómetros de altura, se escinde en tres e impacta.
cráteres de Richat y Teneourmer.
Probablemente el mayor de estos objetos, de un kilómetro de diámetro o más, impactaría primero y fue el que causó el cráter del Richat, mientras que el segundo podría haber medido unos cien metros de diámetro, como un estadio de fútbol, y formaría el de Teneoumer.
Los investigadores quieren regresar a Mauritania para estudiar el tercer cráter, el del Temimichat -el más alejado, en pleno desierto y cerca de la conflictiva frontera con Argelia- lo que habían proyectado hacer en marzo de 2011, cuando tuvieron que desistir de su idea por la situación de inseguridad en el país.
En la primera expedición a Mauritania, organizada por el Museo de Ciencias Naturales de Tenerife en 2005 participaron, además de Francisco García-Talavera, el botánico Lázaro Sánchez Pinto, el zoólogo José López Rondón, el farmacéutico Ángel Pérez, el naturalista Víctor Martín y el fotógrafo Fermín Correa.
Dos años después se realizó un segundo viaje con Jesús Martínez Frías, del Centro de Astrobiología del INTA-CSIC, y los catedráticos de Geología de las universidades Complutense Ramón Capote y Autónoma Fernando López, además de Fernando Rull, catedrático de Cristalografía y Mineralogía de la de Valladolid, y el geólogo José Manuel Navarro. EFEverde
Guillermo Gonzalo Sánchez AchuteguiLos investigadores quieren regresar a Mauritania para estudiar el tercer cráter, el del Temimichat -el más alejado, en pleno desierto y cerca de la conflictiva frontera con Argelia- lo que habían proyectado hacer en marzo de 2011, cuando tuvieron que desistir de su idea por la situación de inseguridad en el país.
En la primera expedición a Mauritania, organizada por el Museo de Ciencias Naturales de Tenerife en 2005 participaron, además de Francisco García-Talavera, el botánico Lázaro Sánchez Pinto, el zoólogo José López Rondón, el farmacéutico Ángel Pérez, el naturalista Víctor Martín y el fotógrafo Fermín Correa.
Dos años después se realizó un segundo viaje con Jesús Martínez Frías, del Centro de Astrobiología del INTA-CSIC, y los catedráticos de Geología de las universidades Complutense Ramón Capote y Autónoma Fernando López, además de Fernando Rull, catedrático de Cristalografía y Mineralogía de la de Valladolid, y el geólogo José Manuel Navarro. EFEverde
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