viernes, 7 de diciembre de 2012

La Casa de la Loma tiene un Fantasma: Capítulo.-CLXXXVII.- El hacendado Elmer Valladares Ontaneda convoca a Teodoro "El Pendenciero" para la defensa de la Casa - Hacienda


Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma y como informamos en el capítulo anterior, el bandolero Cristóbal "cristo matón", superó una situación desventajosa por sorpresa que fue sometido por los guardianes de la Hacienda de los hermanos Valladares Ontaneda, cuya finca está situada en fértiles pampas cercanas a la ciudad de Cariamanga; el bandolero oriundo de Amaluza aplicó su experiencia acumulada en múltiples acciones y revertió a su favor el haber sido sometido por cuatro vigilantes quienes le apuntaban con sus carabinas, aprovechó el descuido de Sixto que actuaba como "jefe" al tirarlo al suelo,  lo desarmó y con esa arma sometió a los otros tres restantes, se apropió de las armas y regresó a su casa.
 Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA" , esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI. Fuente de imagen: Archivos del blog .

Cristóbal "cristo matón" estaba con su alto estima por los cielos y con ese regocijo se acercó a la choza donde lo esperaban sus aliados y como para demostrar que traía novedades, con una de las carabinas disparó al aire, cuyo estruendo resonó con fortísimo eco  en hoyadas y quebradas en esa comarca; naturalmente el sonido del disparo llegó hasta la choza en dirección justo a los oídos de Aurelio, quien presintiendo que alguien llegaba por ellos, ordenó a todos los hombres salir de la casa  y esconderse detrás de los chopes (matorrales) que circulaban la casa.
Aurelio "mata ricos" que actuaba como vigilante, se colocó agazapado en un bordo alto (especie de promontorio) y desde ese lugar dominaba a toda la comarca; y llegó a identificar el polvo que levantaban con sus pisadas los caballos con jinetes desconocidos, se acercaban a la choza; ya no hubo más disparos, hasta que finalmente se apareció  Cristóbal y que sorpresa...!!!!  llegaba con armas de fuego sobre el hombro.
Aurelio "mata ricos" con mucha experiencia, pensó por un momento que era una trampa enviando a su amigo por enemigos que estaban escondidos en la retaguardia y tal vez la telepatía llegó al cerebro de Cristóbal y para dar tranquilidad, gritó así:
--- No se alarmen amigos, soy "cristo matón
Y volvió a repetir.
--- Soy Cristóbal y he regresado muy armado..jajaja..jajaja..
Entonces, Aurelio "mata ricos" entendió que no había ninguna trampa, pero no salía de su sorpresa ver armado "hasta los dientes" a su aliado y desde su escondite salió, dándole la bienvenida, con estas expresiones:
--- Que sorpresa nos diste amigo con ese disparo; nosotros nos escondimos pensando que llegaban contrarios (enemigos/rivales) en visita diurna (los bandoleros nunca atacaban en el día) y continuó sorprendido al ver que traes cuatro armas o carabinas.
Cristóbal, que había logrado con sus broma, asustar a sus aliados y con cierta sorna, contestó:
--- Pues, mi querido amigo, estas escopetas te las envía como un obsequio personal el hacendado Elmer Valladares Ontaneda,....jajajajajaja...jajaja
Aurelio, no podía salir de tanta sorpresa y un poco aturdido, dijo:
--- Que son un obsequio de señor Elmer y esto... porqué?
Cristóbal que seguía jugando a las bromas, consideró que ya era tiempo de contar la verdad y de inmediato narró con detalles todo lo acontecido y finalmente agregó:
--- Así es lo que pasó amigo Aurelio, pues disponemos de cuatro armas de fuego que nos otorga una ventaja que nunca la habíamos tenido y con esas mismas armas asaltaremos la hacienda de los Valladares Ontaneda.
Aurelio, al escuchar la exitosa aventura de su amigo,  le contestó:
--- Aprecio mucho tu coraje enfrentando a cuatro guardianes, cuyo valor desmotrado, nos enorgullece a todos nosotros contar con tu presencia, pero tienes que saber que has herido en lo más profundo de su orgullo a los hacendados y jamás se quedaron con los brazos cruzados esperando a que lleguemos; por lo que tenemos que hacer nuevos planes y sobretodo conseguir municiones para abastecer a las armas.y por este sitio donde vivimos creo que nadie tiene esos productos.
Cristóbal, quien si sabía donde encontrar las cargas para las escopetas, contestó:
--- Tienes razón amigo Aurelio, los Valladares Ontaneda están preparando la respuesta  a nuestra acción y más bien tenemos que estar preparados para responder. Sabía perfectamente que mi temeraria  defensa, traerá cola; entonces, es el momento de atacar, mientras ellos se reponen de la sorpresa, no tenemos por que dejarlos solos, hoy mismo armemos nuestro plan y si es posible en esta misma noche viajemos  a esa finca(hacienda), en cuanto a las municiones las vende Melesio.
Aurelio, estaba cuajado de tantos asaltos a las haciendas y sabía muy bien, que los dueños luego de una sorpresiva embestida y que no hayan sido robados algunos tesoros, los bandoleros regresan a la siguiente noche a terminar su "trabajo" y ellos les preparaban una emboscada y muchos murieron por ambiciosos; pues los Valladares Ontaneda no serán la excepción a la regla y de inmediato reaccionaron.
En efecto, Don Elmer Valladares Ontaneda, quien tanto había confiado en Sixto y sus hombres, se sentía defraudado por lo inútil que resultó ese grupo de guardianes; entonces, pensó en otro hombre que si era un  gran peleador, pero era muy precipitado y muy pleitista, nunca actuaba con el pensamiento calculando la acción, sino con la fuerza y atacaba sin piedad; pues era su única carta que le quedaba ese día para la defensa  de la hacienda que seguramente será asaltada en la noche venidera.
Por lo que el hacendado, ordenó llamar a Teodoro, más conocido como "El pendenciero", por que siempre buscaba la bronca a sus compañeros y como sabía pelear, les ganaba a todos y su talla muy alta de estatura, era la ventaja que la mayoría le tenía miedo; como jinete era el mejor montando a la bolada (al salto sobre el lomo de la bestia) a los caballos más briosos y chúcaros y por su puesto era también un trabajador leal a sus patrones y al encontrarse con  el hacendado Elmer, éste le dijo:
--- Teodoro, hemos sido humillados por un asaltante quien desarmó a Sixto y su gente en los límites de la otra banda de la hacienda y como tu sabes los bandidos con armas de fuego se vuelven más peligrosos, yo estoy casi seguro que hoy en la noche o mañana vendrán por nosotros, por lo que tenemos que prepararles el recibimiento que se merecen y sin piedad como tu sabes hacer, tanto me ha dolido perder esas armas con el trabajo que me costó traerlas desde Guayaquil; entonces, tu que te caracterizas como el mejor en las broncas, escoge a un grupo de gente de tu confianza para ensayar más tarde con todos ellos y prepararlos para la noche.
Teodoro "El pendenciero", se sentía muy halagado ser el defensor y era un hombre que la lealtad se mantenía por encima de todo y sabiendo el eminente peligro que pendía la casa Hacienda, contestó:
--- Gracias en la confianza en mi persona, y por su puesto, si tengo hasta cinco hombres que saben disparar y pelear cuerpo a cuerpo, cuanto lo siento que haya perdido cuatro carabinas si conocía esas armas, y me parece muy raro que un sólo hombre haya hecho semejante  aventura enfrentándose a cuatro defensores y los desarmó a todos y algo más no mató a nadie, creo Señor Elmer, que nos envió un mensaje...."Que nos visitará muy pronto y que él, es el mejor peleador o bandolero..." de mi parte acepto el reto que nos está haciendo el forajido ese, aún desconocido.
El señor Elmer al escuchar las conjeturas que suponía Teodoro, le pusieron de punta los pelos de la cabeza al escuchar...."el mejor peleador o bandolero..." y recién se dio cuenta que había cuantiosos tesoros en la casa y ese era el objetivo y agregó:
--- Teodoro, tus presentimientos me ponen nervioso y por eso confío en tu persona , así que manos a la obra y de inmediato trae a los hombres, pero ten mucho cuidado en no mencionar para nada ni nadie lo que sucedió a Sixto y su gente, ya los envié a Cuenca y así evitar crear el pánico y temor a los demás trabajadores.
Con las ordenes impartidas, "El pendenciero" fue en búsqueda de sus compañeros y el hacendado regresó al interior de la Casa - Hacienda y llegó hasta el almacén, en el que había un gran cofre lleno de escopetas; comenzó a seleccionar rastrillando una a una de las armas  para probar su operatividad; con la certeza que todas estaban listas comenzó a cargarlas(abastecerlas) sacando de una cajita las municiones: fulminantes, pólvora y balas, en aquellos tiempos las armas de fuego aún eran muy rudimentarias y se cargaban para disparar una sola vez, el "armero" cargó a todas hasta llegar a diez.
Al terminar, recordó que tenía cuatro tinajas de arcilla quemada "enterradas"  llenas de caudales y allí estaba el dinero de la última venta de las reses; fue a dar una vuelta, todo estaba bien disimulado por que encima del "entierro" se había colocado una gran jerga que hacía las veces de "alfombra" y sobre esta había una jarrón grande de arcilla cruda hacendo las veces de adorno en un rincón de la casa y si tuvo varios anzuelos por que en otros rincones de los otros cuartos a propósito había tierra removida pero bien ordenada y recogida que tapaba ollas enterradas llenas de estiércol seco de vacas....."al enemigo hay que engañarlo pensaba Don Elmer.".
Mientras afuera en el gran patio, ya estaba Teodoro "el pendenciero" y cinco hombres esperando al  hacendado para recibir las instrucciones sobre como se piensa defender la Casa - Hacienda de una eminente incursión de bandoleros armados con sus propias armas de la hacienda; y como hacían bulla; Don Elmer, escuchó el bullicio y salió del interior y estando afuera dio un vistazo al nuevo grupo de defensores que se enfrentarán a enemigos desconocidos y muy peligrosos, por que saben pelear...... continuaremos.......
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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