sábado, 8 de julio de 2017

POBLACIÓN MUNDIAL : NATIONAL GEOGRAPHIC .- En el año 2050 habrá 9.800 millones de habitantes en el mundo...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., la revista National Geographic, nos alcanza una información sobre la población mundial que tendrá La Tierra en el año 2,050. que se llegará a los 9,800 millones de habitantes, teniendo en cuenta un informe de las Naciones Unidas, que cada año suman 83 millones de personas. China, India y Nigeria, serán los tres países con mayor población, las mismas estimaciones hacen un estimado que en el año 2,100, la población mundial será de 11,800 millones de personas.

Alrededor de 2024, la población de la India superará a la de China; y poco antes de 2050, Nigeria, el país que crece más rápidamente, será el tercero más poblado del mundo.

Hong Kong
Fotografía del 10 de junio de 2017 que muestra el skyline de Hong Kong, donde viven más de 7 millones de personas. China, con 1.400 millones de habitantes, es el país más poblado del mundo. 
Foto: Sun Zifa / Imaginechina via AP Images / Gtres

Nueva Delhi
Fotografía de septiembre de 2014 que muestra el tráfico habitual de Nueva Delhi, la ciudad más poblada de la India. Alrededor de 2024, la población de la India superará a la de China, según las estimaciones de la ONU.
Foto: Altaf Qadri, File / AP Photo / Gtres

Lagos
Una mujer nigeriana hace un selfie junto a sus amigos, en Lagos (Nigeria), en septiembre de 2016. De los diez países más poblados del mundo, Nigeria es el que crece más rápidamente.
Foto: Sunday Alamba / AP Photo / Gtres

Fertilidad europea
La canciller alemana Angela Merkel junto a dos bebés en Berlín, en una fotografía de marzo de 2017. En los últimos años, la fecundidad ha disminuido en casi todo el mundo, excepto en Europa.
Foto: Michael Kappeler / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres

Alrededor de 2024, la población de la India superará a la de China; y poco antes de 2050, Nigeria, el país que crece más rápidamente, será el tercero más poblado del mundo.
 
La actual población mundial, unos 7.600 millones de habitantes, crecerá hasta los 8.600 millones en 2030, hasta los 9.800 millones en 2050 y hasta los 11.200 millones en 2100, según un nuevo informe de las Naciones Unidas que fue difundido ayer. Aproximadamente 83 millones de personas se suman cada año a la población mundial, una tendencia al alza que se espera que continúe, incluso asumiendo que la tasa de fecundidad seguirá descendiendo. España tiene una población actual aproximada de 46,5 millones de habitantes.
 
China, con 1.400 millones de habitantes, y la India, con 1.300 millones de habitantes, continúan siendo los dos países más poblados del mundo; en unos siete años, o alrededor de 2024, la población de la India superará a la de China, según las estimaciones de la ONU. De los diez países más poblados del mundo, Nigeria es el que crece más rápidamente. A este ritmo de crecimiento, Nigeria, actualmente el séptimo país más poblado del mundo, superará a Estados Unidos y se convertirá en el tercer país más poblado del mundo poco antes de 2050.
 
En los últimos años, la fecundidad ha disminuido en casi todo el mundo, excepto en Europa
 
En los últimos años, la fecundidad ha disminuido en casi todas las regiones del mundo. Incluso en África, donde la tasa de fecundidad es mayor que en cualquier otra región, la tasa total de fertilidad ha caído de 5,1 nacimientos por mujer entre 2000 y 2005 a 4,7 entre 2010 y 2015. Europa ha sido la excepción a esta tendencia en los últimos años, con una tasa total de fertilidad que se ha incrementado de 1,4 nacimientos por mujer entre 2000 y 2005 a 1,6 entre 2010 y 2015. El informe de la ONU destaca que una disminución del nivel de fecundidad conlleva un ritmo más lento de crecimiento poblacional y una población más envejecida. En Europa, un 25% de la población actual tiene 60 años de edad o más, y se llegará al 35% en 2050.

MAS INFORMACIÓN.......

Fotos espectaculares de megaciudades del siglo XXI .-

Plaza Roja, Moscú
Militantes comunistas realizan una demostración en la Plaza Roja de Moscú ondeando banderas rojas y desfilando junto al Kremlin con motivo del aniversario de la Revolución bolchevique de 1917.
Foto: Martin Roemers

Kolkata, India
Quiero que cada imagen sea un relato. Kolkata es una ciudad famosa en la India por sus rickshaws de tracción humana. Me propuse que en esta foto saliera uno de esos vehículos, pero sus conductores nunca se detienen si no es ante un tranvía. Por suerte, en este tramo de la carretera de Lenin Sarani pasa uno cada pocos minutos; sabía que estaba en el lugar perfecto.
Foto: Martin Roemers

Shibuya, Tokio
El cruce de Shibuya, uno de los lugares más populares de Tokio, podría ser el punto de intersección entre dos calles más transitado del mundo. Suelo trabajar con exposiciones de dos a cuatro segundos, pero esta es de ocho o diez, lo que se traduce en una imagen abstracta. Se ve una marea humana, pero solo son reconocibles las personas que están quietas.
Foto: Martin Roemers

Lagos, Nigeria
Visto desde un tejado, el frenesí urbano de Lagos, la ciudad más poblada de Nigeria y la segunda de África, es un borroso mosaico de colores. El continente africano vive una urbanización vertiginosa. Antes de 2030, a las tres megaciudades que ya tiene –El Cairo, Lagos y Kinshasa– podrían sumarse Dar es Salaam, Johannesburgo y Luanda.
Foto: Martin Roemers

París, Francia
Tomé esta foto de la Torre Eiffel desde un parque. La primera vez que me aposté en él para trabajar, la policía se acercó a preguntarme si tenía autorización. Mi agente tardó tres semanas en obtener el permiso pertinente. En algunas ciudades occidentales la burocracia complica la labor de un fotógrafo… ¡pero vale la pena!
Foto: Martin Roemers

Guangzhou, China
Los compradores pasean por la calle peatonal de Shangxiajiu. Las abundantes tiendas de ropa barata, zapatos y joyas convierten a esta zona en un atractivo para los cazadores de gangas.
Foto: Martin Roemers


Karachi, Pakistán
Una parada de autobús, un laboratorio de fotografía digital y los tradicionales vendedores ambulantes comparten espacio en una esquina de Karachi, en Pakistán.
Foto: Martin Roemers

Estambul, Turquía
La mezquita Süleymaniye (superior izquierda) es la segunda más grande de la ciudad y uno de sus destinos más conocidos. Se encuentra en el llamado 'distrito de la fe'.
Foto: Martin Roemers

Ciudad de México
En Ciudad de México, un grupo de peregrinos se concentra cerca de la estatua del papa Juan Pablo II en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. El templo, uno de los centros de peregrinación más importantes del catolicismo, es visitado por millones de personas cada año.
  Foto: Martin Roemers

Con más de la mitad de la población mundial concentrada en áreas urbanas, las megaciudades del siglo XXI son una vorágine de humanidad y energía .-
 
La concentración de población en las ciudades es una tendencia creciente en todo el mundo. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas, más de la mitad de los habitantes del planeta viven en un área urbana, y pronostica que para el año 2050 se llegará a un 70%. Uno de cada ocho de esos urbanitas vive en una megaciudad, que la ONU define como aquella urbe que supera los 10 millones de habitantes.

Aquellas noticias me inspiraron a iniciar esta serie, que he titulado "Metrópolis". Quería centrar­me en las estadísticas de la ONU y mostrar la realidad que retratan. Así pues, entre 2007 y 2015 fotografié megaciudades y documenté el dinámico proceso de urbanización. a vuelo

Me hice una serie de preguntas: ¿cómo puede vivir la gente en ciudades tan abarrotadas, frenéticas y caóticas? ¿Y qué tienen todas ellas en común?

Intento poner a la vista el contraste entre riqueza y pobreza, cultura tradicional y desarrollo puntero. Me fascina que tantas personas puedan coexistir en lugares tan sobrepoblados. Siempre falta espacio. Pero también existe una corriente de inventiva, una conciencia de comunidad.
 
Cada vez que trabajo en una ciudad nueva re­­cluto un ayudante autóctono. Hablamos de lo que deberíamos visitar y, si algún sitio concreto tiene buena pinta, buscamos un punto elevado de observación donde apostarnos. Entonces toca esperar.

Para visualizar la velocidad de la vida urbana y captar su energía, utilizo largas exposiciones. Es importante saber qué elementos del encuadre son móviles y cuáles estáticos. Tiene que haber un equilibrio: armonía dentro del caos.

Todas mis fotos están hechas con película. Mi objetivo es sintetizar la vida megaurbana en una única imagen panorámica, caleidoscópica. Todas las de esta serie son multicapa: cuanto más las miras, en especial con ampliaciones, más cosas ves. Las he estudiado un millón de veces y sigo encontrando nuevos relatos. Espero que ustedes también.
 
INFORMACIÓN ADICIONAL........
 
La fundación de Nueva York por los holandeses

En 1626, un grupo de holandeses emigrados a América llegaron a la isla de Manhattan para fundar una colonia. La leyenda cuenta que compraron el territorio a los indígenas por 25 dólares

El descubridor
El inglés Hudson (1565-1611) exploró la costa de Manhattan en su gran viaje del año 1609.
BRIDGEMAN

Petición de entrega
El gobernador de Nueva Ámsterdam atiende en 1664 a los ciudadanos que le piden que entregue la ciudad a los ingleses sin lucha. Óleo por Jean-Léon Gêrome.
ALBUM
 
Una iglesia en Wall Street
Iglesia de la Trinidad de Nueva York. Levantada a finales del siglo XVII, bajo dominio inglés, fue totalmente reconstruida en el siglo XIX.
GAIL MOONEY / CORDON PRESS
 
Nueva Ámsterdam en 1660
Un mapa realizado justo antes de la conquista inglesa muestra que Nueva Ámsterdam era una población típicamente holandesa, con canales, molinos, parcelas de cultivo y casas alineadas a lo largo de las calles.
BRIDGEMAN

De Breuckelen a Brooklyn
La toponimia actual de Nueva York conserva muchas trazas holandesas. Brooklyn, por ejemplo, se llamaba en el siglo XVII Breuckelen, igual que una ciudad holandesa próxima a Utrecht. Harlem, al norte de Manhattan, también toma su nombre de la holandesa Haarlem.
FRANCESC XAVIER MIR

En 1626, un grupo de holandeses emigrados a América llegaron a la isla de Manhattan para fundar una colonia. La leyenda cuenta que compraron el territorio a los indígenas por 25 dólares
 
Nos gustó mucho la llegada a este país. Encontramos hermosos ríos, manantiales barboteantes que fluyen por los valles; ricos frutos en los bosques, como fresas [...], peces en los ríos, buena tierra de labranza [...]. Si tuviéramos ganado para comer, todo lo que deseamos en el paraíso de Holanda se puede encontrar aquí». Así se expresaba en una carta uno de los primeros colonos holandeses que en la década de 1620 se instalaron en la isla de Manhattan, en el asentamiento que ellos mismos bautizaron como Nueva Ámsterdam y que unos decenios después cambiaría su nombre por el de la actual metrópolis de Estados Unidos: Nueva York.

En los primeros años del siglo XVII se fundaron en la costa este de Norteamérica numerosas colonias europeas: de ingleses, presentes desde 1607 en Jamestown (Virginia); de holandeses y, algo más tarde, en 1634, incluso suecos. Los holandeses, gran potencia comercial de la Europa de entonces, llegaron a América siguiendo el rastro de un navegante inglés contratado por la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, Henry Hudson, que en 1609 exploró porciones de la costa este americana, y en especial los ríos Delaware y Hudson. En 1613, una expedición holandesa remontaba el Hudson y al año siguiente se fundaba Fort Orange, hoy Albany, capital del Estado de Nueva York. Era un puesto dedicado a comerciar con los indígenas de la zona, con artículos como pieles –de nutria, visón y castor–, tabaco, productos agrícolas y, más adelante, también armas.
 
En 1613, una expedición holandesa remontaba el Hudson y al año siguiente se fundaba Fort Orange, hoy Albany, capital del Estado de Nueva York.
 
El impulso colonizador de Nueva Holanda, como se llamó al conjunto de posesiones holandesas en América del Norte, cobró fuerza en 1621, con la fundación de la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales. Ésta obtuvo en exclusiva la explotación de aquellas tierras, donde promovió la fundación de lugares como Hartford, Shenectady y Wiltwyck, en el actual Estado de Nueva York; Fort Nassau, en Nueva Jersey, o Fort Casimir, en Delaware. Pero sería otro asentamiento, en la bahía de Hudson, el que tendría más fortuna. Inicialmente, un grupo de ocho o diez holandeses se establecieron en un islote en el centro de la bahía, llamado isla de la Nuez por la abundancia de nogales y castaños (la actual Governors Island). A apenas un kilómetro del islote se encuentra Manhattan, una isla alargada que bordea el curso del Hudson a lo largo de 21 kilómetros. Y fue a ese lugar donde en 1626 decidieron trasladarse los colonos de la isla de la Nuez, guiados por el nuevo gobernador, Peter Minuit, pensando que aquél era un territorio más extenso y rico, y a la vez fácil de defender mediante un fuerte.
 
Ahora bien, Manhattan no estaba deshabitado. Todo el conjunto de islas de Long Island, Manhattan, Staten Island y otras estaba dividido entre jefaturas y confederaciones de diversos pueblos indígenas. En Long Island se encontraban los metoac y los manhatta, ambos del grupo montauk, así como los reckgawawanc y algunos grupos de wappinger, quienes también estaban presentes en Manhattan. Dos grupos delaware, los canarsie y los rockaway, se repartían entre la actual zona de Queens (Long Island) y Manhattan. Los wiechquaesgeek vivían justo al norte de Manhattan, en el actual barrio del Bronx, junto a los nipnichsen, mientras que en Staten Island estaba asentado un grupo delaware, los raritan.

Manhattan comprada por 25 dólares

Así pues, al instalarse en la isla de Manhattan, los holandeses tenían forzosamente que entrar en contacto con los grupos indígenas asentados en el territorio. Y es aquí donde surge la leyenda en torno al origen de Nueva Ámsterdam o Nueva York, leyenda que en la actualidad es objeto de debates académicos (y populares) y que presenta diferentes versiones. Se dice, en efecto, que Minuit (o alguna otra persona) «compró» el extremo sur de Manhattan a los indios canarsie, aunque otros autores dicen que fue a los indios wappinger, y otros, a los metoac. El precio: 60 florines, cantidad equivalente a unos 25 dólares de entonces, tal vez unos mil dólares de la actualidad. Naturalmente, a los indígenas no se les pagó con dinero contante y sonante, sino con artículos valorados por los europeos en ese importe.
 
El único documento que atestigua la venta es una carta conservada en los Archivos de La Haya, escrita por Pieter Schagen al director de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales, en la que le informa de la «compra a los salvajes» de 9.000 hectáreas de terreno por 60 florines. En el documento no se mencionan los objetos concretos que se entregaron, ni quién fue el «comprador», ni tampoco qué indios fueron los «vendedores». En sí misma una transacción de ese tipo no es improbable; sabemos, por ejemplo, que seis años más tarde el mismo Minuit compró Staten Island a cambio de «hachas, calderos, cuentas de cristal, azadas, telas, leznas, birimbaos».
 
El valor de estos objetos era relativo. Para los holandeses valdrían apenas unas decenas de florines; para los indios, en cambio, eran artículos de gran importancia para su vida diaria y también como piezas de intercambio. Por ello, aunque en la actualidad algunos grupos indios se culpan entre sí de una «venta» tan barata, que sería motivo de «vergüenza» para los descendientes de aquellos ingenuos y «estúpidos antepasados», en realidad no parece haber ningún elemento «vergonzoso» en la transacción. Sobre todo si tenemos en cuenta que para los indios no se trataba de una venta de la tierra, es decir, de una enajenación definitiva, sino de una cesión temporal, una especie de usufructo. Para los indios, la tierra y el agua no podían ser objeto de propiedad privada, al contrario que en Europa. Se trata de conceptos jurídicos diferentes, que la Compañía inicialmente no comprendió y que luego, interesadamente, ignoró.

Los pioneros de Nueva York

En cualquier caso, fue de esta forma como surgió, en un extremo de Manhattan, un asentamiento permanente, Nueva Ámsterdam, que al momento se convirtió en la capital de los territorios de la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales. Pronto hubo ganado, huertos, una iglesia, dos molinos, así como al menos treinta casas de madera paralelas a la ribera. Minuit se preocupó desde el principio por la seguridad del puesto: hizo construir un fuerte, llamado Fort Amsterdam, en el extremo del suroeste de la isla, así como un terraplén defensivo por la parte oriental, el Waal, que dio nombre a la actual Wall Street. Se calcula que los primeros pobladores fueron unos 300, muchos de ellos jóvenes de familias pobres captados por la Compañía Holandesa en Ámsterdam.
 
El enemigo más amenazador para Nueva Ámsterdam fueron los ingleses. La guerra entre ambos países se trasladó al hemisferio occidental.
 
Las relaciones con los indios no siempre fueron pacíficas. La Compañía se consideraba propietaria de las tierras y calificaba a los indígenas de «salvajes», un problema «como los lobos y las serpientes». Surgían conflictos cuando, por ejemplo, los perros de los indios atacaban al ganado holandés, o éste pisoteaba los sembrados de los indios; o cuando «un salvaje ofendió a los holandeses» y éstos se vengaron matando a varios indios inocentes. Los holandeses libraron guerras con los wappinger en 1643-1645, con los susquehanna en 1655 y con los delaware esopus dos años más tarde. Pero el enemigo más amenazador para Nueva Ámsterdam no serían los indígenas sino los ingleses. La guerra entre ambos países en Europa se trasladó al hemisferio occidental, y en 1664 el gobernador de Nueva Ámsterdam entregaba la ciudad a una armada enviada a la zona por el hermano del rey inglés, el duque de York. Pero pese al cambio de soberanía y de nombre, Nueva York conservaría todavía durante largos años su aire de ciudad holandesa.

PARA SABER MÁS

Manhattan: la historia secreta de Nueva York. Russell Shorto. Duomo, Barcelona, 2011.
Nueva York. Edward Rutherfurd. Rocabolsillo, Barcelona, 2011.
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Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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