martes, 20 de febrero de 2018

SEGUNDA GUERRA MUNDIAL: HISTORIA .- JAPÓN .- LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA.- La batalla de Iwo Jima en imágenes

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., la Revista National Geographic, con la  ayuda del corresponsal de guerra   Joseph Rosenthal; ha elaborado un detallado reportaje de lo que fue la sangrienta batalla de la Isla de Iwo Jima, entre los ejércitos japoneses y norteamericano; una isla estratégica para ambos ejércitos, que culminó con la victoria del ejército norteamericano.
National Geographic : dice:  " La batalla de Iwo Jima se desarrolló entre el 19 de febrero y el 26 de marzo de 1945. En ella, americanos y japoneses pondrían en marcha sus respectivas estrategias de combate..."
National Geographic: agrega: "Con todo perdido por parte de los nipones, la lucha culminaría el 25 de marzo de 1945 en un último ataque banzai liderado por el general Kuribayashi. Un día después el alto mando del ejercito de los Estados Unidos declaró la isla bajo su control definitivo.
A su término, se habían registrado por primera vez durante toda la guerra más bajas estadounidenses que japonesas. La contienda se saldó con 24.480 bajas americanas por las 20.703 japonesas."

http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/batalla-iwo-jima-imagenes_11221
Entre el 19 de febrero y el 26 de marzo de 1945, tuvo lugar en aguas del océano Pacífico una feroz lucha por el control de un enclave estratégico de vital importancia para los ejércitos de Japón y Estados Unidos. Iwo Jima se convirtió en una de las batallas más sangrientas de la Segunda Guerra Mundial

"Raising the Flag on Iwo Jima"
Soldados del vigésimo octavo regimiento de la quinta división de los Marines de los Estados Unidos levantan la bandera americana en la cima del monte Suribachi de la isla de Iwo Jima el 23 de febrero de 1945. La fotografía llegó a ser muy popular y fue reimpresa muchas veces, llegando su autor, Joe Rosenthal, a obtener por ella el premio Pulitzer de fotografía. Está considerada como la instantánea de guerra más importante de la historia y una de las fotografías más reproducidas del mundo.
Foto: Ap / Joe Rosenthal

USS New York
El acorazado USS New York disparando sus cañones principales de 360 mm hacia la isla el 16 de febrero de 1945.
Foto: U.S. Navy

Preparando el terreno
Imagen del bombardeo previo a la invasión de la isla de Iwo Jima en una imagen tomada el 17 de febrero de 1945. En primer plano el monte Suribachi. Fotografia tomada desde un aeroplano procedente del portaaviones USS Makin Island.

Boeing B-29 Superfortress
Imagen en pleno vuelo de uno de los bombarderos Boeing B-29 Superfortress utilizados por el ejercito de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial; un avión de 4 motores de hélice y uno de los de mayores dimensiones que entraron en servicio durante la contienda. Fue a bordo de uno de estos aviones que fueron lanzadas las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
Foto: U.S. Air Force / U.S. Federal Government

La “operación Detachment”
Plan de desembarco estadounidense para la batalla de Iwo Jima.
Foto: ibiblio.org

Holland Smith
Holland McTyeire "Howlin' Mad" Smith (20 de abril de 1882 - 12 de enero de 1967) fue un general del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. También conocido como el "padre" de la guerra anfibia", fue el artífice del plan, así como el líder de invasión estadounidense a la isla de Iwo Jima.
Foto: United States Marine Corps

North American P-51D Mustang
El P-51 Mustang es un avión de caza monomotor de largo alcance que entró en servicio mediada la Segunda Guerra Mundial. Fue uno de los aviones de caza emblemáticos de la contienda. Sus características técnicas y su rendimiento alcanzaron cotas sobresalientes. Hasta la aparición del Mustang, las operaciones de bombardeo masivo por parte de los norteamericanos se desarrollaron con elevadas e insostenibles pérdidas producidas por los experimentados pilotos de la Luftwaffe.
Foto: U.S. Air Force Historical Research Agency

Los últimos preparativos
El teniente Wade del cuerpo de Marines de Estados Unidos expone ante los soldados las instrucciones previas y la importancia de los objetivos de la misión en una charla durante los días anteriores al desembarco.

James Forrestal y Holland Smith
Con el monte Suribachi de fondo, el secretario de la Marina de los Estados Unidos, James Forrestal -izquierda-, y el teniente general Holland Smith, comandante de los Marines en el Pacífico, observan Ios combates en Iwo Jima desde una embarcación el 23 de febrero de 1945.
Foto: AP /Joe Rosenthal

Tierra a la vista
Marines de Estados Unidos a bordo de varias de las barcazas que les transportarían hacia las playas de isla de Iwo Jima.
Foto: AP / Joe Rosenthal

Ataque anfibio
Asalto anfibio a Iwo Jima. Puede apreciarse centrado a la izquierda un carrete de comunicaciones por cable DR-8.
Foto: U.S. Army / U.S. Federal Government

Desembarco en Iwo Jima
Los Marines estadounidenses desembarcaron en la playa y tomaron su primera duna el 19 de febrero de 1945. Fue el inicio de una de las batallas más mortíferas de la guerra contra Japón.
Foto: AP / Joe Rosenthal

No iba a ser fácil
Soldados de la quinta división del Cuerpo de Marines se agolpan en la "playa roja" de Iwo Jima durante el desembarco en la isla.
Foto: Gobierno de los Estados Unidos

Primer objetivo: la playa
Marines estadounidenses de la cuarta división se protegen en una trinchera japonesa abandonada y en los cráteres de las bombas. Al fondo de la imagen puede apreciarse un barco japonés hundido.
Foto: AP / Joe Rosenthal

Heridos a retaguardia
Varios soldados del Cuerpo de Marines transportan a un herido en camilla hacia un barco de evacuación en la playa de Iwo Jima. Mientras, otros marines se amontonan en una "madriguera de zorro" durante la invasión a la isla volcánica.
Foto: AP /Joe Rosenthal

Llegada de suministros
Una vez fuera del alcance de los puestos costeros japoneses, dio comienzo el flujo de suministros hacia las playas de Iwo Jima.
Foto: Paul Queenan / USCG

Un campo de cadáveres
Los pies calzados de un soldado japonés muerto sobresalen en primer plano debajo de un montón de tierra en Iwo Jima durante la invasión americana del baluarte japonés.
Foto: AP / Joe Rosenthal

Aeródromo capturado
Marines de los Estados Unidos caminan entre los restos de varios aviones japoneses junto a la "pista de aterrizaje Motoyamo". Los aviones fueron abatidos durante el bombardeos aéreos y navales previo a la invasión de la isla.
Foto: AP / Joe Rosenthal

Apoyo médico
Un marine estadounidense al mando de un jeep ambulancia en la playa de arenas negras volcánicas de Iwo Jima. 
Foto: AP / Joe Rosenthal

Iwo Jima resiste
En la arena v de las playas de la isla de Iwo Jima descansan varios vehículos de combate americanos inutilizados por el fuego de los obuses y los morteros japoneses.
Foto: National Archives / U.S Army

Tadamichi Kuribayashi
Tadamichi Kuribayashi, (Nagano, 7 de julio de 1891 - Iwo Jima, 23 de marzo de 1945), fue el general del imperio japonés encargado de organizar la defensa de la isla de Iwo Jima. Bajo las órdenes del general Kuribayashi, se procedió a la evacuación de los 1.000 civiles que habitaban Iwo Jima, dedicados al refinado de azufre, y se reforzó la guarnición con 21.000 soldados, equipados básicamente con fusiles, granadas de mano, ametralladoras, artillería de medio y corto alcance, especialmente morteros, y además de unos limitados tanques ligeros.
Foto: U.S. Government

Si Dios está con nosotros, ¿quién está con ellos?
1 de marzo de 1945. Marines estadounidenses se arrodillan en oración antes de que recibir la comunión durante una tregua entre combates durante en la lucha por la toma de la pista de aterrizaje de Motoyamo.
Foto: AP / Joe Rosenthal

Cada recurso cuenta
Un soldado de infantería americano inspecciona los restos de un carro de munición golpeado por el fuego japonés en la playa en Iwo Jima.
Foto: AP /Joe Rosenthal

Camino al Suribachi
Marines de la cuarta división se adentran en la playa en Iwo Jima. Un marine muerto yace a la derecha en primer plano. El monte Suribachi, al fondo, se convirtió en una colmena armada de tropas japonesas.
Foto: AP/Joe Rosenthal

Reparto de suerte
Un Marine estadounidense- en el centro de la imagen- yace recién abatido a tiros por fuego japonés.
Foto: AP / Joe Rosenthal

Fin del servicio
Marines estadounidenses heridos en la playa de Iwo Jima son evacuados en barcazas flotantes por el cuerpo de sanidad del ejercito americano.
Foto: AP / Joe Rosenthal

Pájaro a tierra
14 días después del primer desembarco en la isla, el bombardero B-29 “Dinah Might", que posteriormente sería derribado en Tokio, se convirtió en el primer avión estadounidense en realizar un aterrizaje forzoso en la isla de Iwo Jima.
Foto: United States Marine Corps Museum

Fuego de artilleria
Soldados del ejercito de Estados Unidos abren fuego hacia el monte Suribachi desde un cañón de artillería de 37mm.
Foto: Ibiblio.org

Posición asegurada
Un marine de los Estados unidos dispara una Browning M1917 contra los japoneses desde un puesto asegurado en la isla.

Llegaron los "Ronson"
Marzo de 1945. Varios tanques M4A3 Sherman, -también llamados "Ronson"- equipados con lanzallamas fueron utilizados para "limpiar" los bunkers japoneses. Los ocho Sherman M4A3 equipados con una torre lanzallamas Mark 1 demostraron ser las armas más valiosas en Iwo Jima.

Una trampa en la espalda
Un operador de lanzallamas de la compañía E del cuerpo de Marines de los Estados Unidos, corre bajo los disparos enemigos en Iwo Jima. Durante la batalla de Iwo Jima los operarios de lanzallamas demostraron ser tremendamente efectivos a la hora de desalojar los escondites donde aguardaban los japoneses. No obstante al cargar sobre sus hombros con una bombona de gas, la situación podía volverse muy peligrosa para el mismo soldado y sus compañeros.
Foto: U.S. Marine Corps

Ascenso al Suribachi
En la imagen podemos apreciar a un soldado del cuerpo de infantería de marines en su ascenso al Suribachi bajo el fuego enemigo constante. Mientras, en la playa de abajo, más hombres y suministros vienen de camino.
Foto: United States Marine Corps Museum

Bandera capturada
Marines de los Estados Unidos posan con una bandera japonesa procedente de un fortín asaltado
Foto: U.S. National Archives

En el interior de los fortines
En la fotografía el capitán del cuerpo de marines Robert W. Cory examinando los objetos encontrados en el interior de un fortín japonés.
Foto: United States National Archives

Armamento japonés
Un grupo de marines examina un puesto de artillería japonés capturado.
Foto: United States National Archives
 
Fueron varios intentos
En realidad la famosa fotografía tomada por Rosenthal plasmó la segunda vez que se alzó la bandera de Estados Unidos ese día. Otra bandera se alzó primero en la cima del Suribachi al poco tiempo de que la montaña fuera tomada ese 23 de febrero de 1945 por la mañana.
Foto: AP / Joe Rosenthal

"In memoriam"
Imagen de la ceremonia conmemorativa de honor a los caídos llevada a cabo en un cementerio de Iwo Jima el 20 de febrero de 1947. Aviones militares de cuatro motores se elevan por encima.
Foto: AP / Joe Rosenthal

La primera bandera
En la imagen: el teniente primero Harold G. Schrier con el sargento Ernest I. Thomas, Jr. -ambos sentados-, el soldado James Michels -en primer plano con carabina M1-, sargento Henry O. Hansen -de pie con gorra-, y el cabo Charles W. Lindberg de pie, a la derecha. Aunque esta bandera era muy pequeña, podía verse fácilmente desde las playas cercanas.

El intercambio
Bajo la atenta mirada de la flota y la fuerza aérea, que observaban la escena respectivamente desde el mar y las pistas de aterrizaje conquistadas, en la imagen se muestra a los Marines americanos en el momento de realizar el intercambio entre la primera y la segunda bandera.
Foto: United States Marine Corps Museum

La bandera de Iwo Jima
La primera y segunda bandera que fueron alzadas ese día se conservan actualmente en el Museo Nacional del Cuerpo de Marines. Aquella, como todas las utilizadas durante la Segunda Guerra Mundial, tenía solo 48 estrellas ya que ni Alaska ni Hawái se habían conformado todavía como estados.
Foto: National Museum of the Marine Corps

Joe Rosenthal
Joseph Rosenthal (9 de octubre de 1911 - 20 de agosto de 2006) fue un fotógrafo de guerra estadounidense que cubrió la Segunda Guerra Mundial en Londres, Nueva Guinea y Japón y el autor de la famosa fotografía Raising the Flag on Iwo Jima, por la que recibió el premio Pulitzer de fotografía en 1945. Su foto se convertiría en una de las fotografías más conocidas y reproducidas de la Segunda Guerra Mundial y en un ícono para los Estados Unidos. 
Foto: Nancy Wong
Héctor Rodríguez
24 de febrero de 2017
 
Como en todo conflicto bélico, durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial se vivieron ciertos momentos que resultarían clave para determinar el desenlace final de la contienda. Conocidos son algunos de los episodios que marcaron un antes y un después; un punto de inflexión en su desarrollo.
Entre algunos de ellos, puede citarse la Batalla de Inglaterra (10 de julio-31 de octubre, 1940), en la que la Royal Air Force Británica–RAF- resistió estoicamente ante los ataques de la Luftwaffe alemana. De ella, más tarde Winston Churchill pronunciaría una de sus frases más famosas: “nunca tantos debieron tanto a tan pocos”.

Otro ejemplo lo encontramos en el ataque sorpresa japonés a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, el cual propició la entrada de los Estados Unidos en la guerra; o ya en continente Europeo, la llamada “Operación Barbarroja” (22 de junio – 5 de diciembre, 1941), por la que la Alemania Nazi invadió la Unión Soviética abriendo un nuevo frente que más tarde dividiría sus fuerzas y se tornaría imposible de defender.
Otra de estas lides, y para ser más concretos, una de las batallas más encarnizadas que en la Segunda Guerra Mundial tuvieron lugar, fue la pugna que americanos y japoneses mantuvieron por un terruño en medio del océano Pacífico; la batalla por un pequeño islote llamado Iwo Jima.

Un infierno en el Pacífico


Iwo Jima fue un enclave estratégico imprescidible para ambos ejércitos
Pese a su situación estratégica, ubicada a unos 1.200 kilómetros de Tokio, la isla de Iwo Jima no tenía demasiado que ofrecer en términos de recursos prácticos. Haciendo honor a su nombre, se trataba de -literalmente- un pestilente islote de naturaleza volcánica y de cuyo interior emanaban periódicas emisiones de vapores de azufre.
En perjuicio de los Estadounidenses y para ventaja de los soldados nipones, su orografía era acusadamente accidentada, la vegetación escasa, y en ella el abastecimiento de agua dulce suponía uno de los mayores inconvenientes. En su vertiente sur la isla está dominada por un cerro de 168 metros de altura, el monte Suribachi. Fue aquí donde los japoneses establecerían el último bastión de resistencia hacia las fuerzas de Estados Unidos y donde se establecería, durante más de un mes, una feroz guerra de guerrillas.

Por dos palmos de Tierra

Para entender la importancia que tenía Iwo Jima para ambos ejércitos -a priori una isla yerma e insignificante- y las razones que motivaron el cruento episodio allí acontecido, hay que ahondar en las circunstancias con las que ambos bandos lidiaban en aquellos momentos.

Unos meses antes de que se iniciara la disputa por la codiciada isla, entre el 23 y el 26 de octubre de 1944, había tenido lugar una de las mayores batallas navales de la historia, la conocida como la batalla de Leyte o la segunda batalla del mar de Filipinas. Su desenlace supuso la gran derrota marítima del Imperio de Japón en el Pacífico, a cuyo término su fuerza naval quedaría prácticamente inhabilitada. Sin poder plantar cara a los aliados por mar, la estrategia nipona se tornaría en un ejercicio extremo de resistencia por cada una de las islas aún bajo su dominio.
Fue en estos momentos que los japoneses comprendieron que la guerra estaba prácticamente perdida, por lo que mostrarse intransigentes ante las futuras ofensivas americanas se antojaba la única manera de alcanzar un acuerdo de paz que, al menos en el aspecto político, respetase el estatus institucional divino del emperador.
En el bando contrario la situación mejoraría. Conquistadas las Marianas por los americanos, sus islas funcionarían como enclave estratégico para el establecimiento de las bases aéreas desde las cuales, cazas y bombarderos se lanzarían al ataque de las principales ciudades japonesas. Y hacia la conquista total del Pacífico.

Con la fuerza naval japonesa fuera de combate, a los aliados parecía venirle todo de cara. Sin embargo aún tendrían que hacer frente a un último inconveniente logístico, el cual hizo del control del islote una imperiosa necesidad. En aquellos momentos, las joyas de la corona de la fuerza aérea estadounidense eran el Boeing B-29 Superfortress (B-29), un bombardero pesado cuatrimotor de hélices y el North American P-51 Mustang (P-51), un cazabombarderos monomotor de largo alcance que entró por primera vez en servicio durante la Segunda Guerra Mundial.
Los B-29 tenían sobrada autonomía para recorrer unos 6.000 kilómetros sin necesidad de repostar combustible, por lo que disponían de la capacidad suficiente para salvar los viajes de ida y vuelta desde las Marianas. Por el contrario, los rápidos y modernos P-51, tan solo contaban con un radio de acción de unos 1.500 kilómetros, insuficiente para escoltar a los bombarderos hasta Japón.
Sin la escolta de los P-51 los bombarderos americanos eran un blanco fácil
A esto había que añadir que los japoneses disponían en la isla con varios aeródromos, además de una instalación de radar. Dicho radar funcionaba dando la voz de alarma cuando los B-29 se dirigían hacia Japón poniendo sobre aviso a los cazas nipones, a los cuales, sin la escolta de los P-51, no les resultaba difícil abatir a los bombarderos.
Iwo Jima se convertiría por tanto, en el principal objetivo a corto plazo de los americanos. Y los japoneses, lo sabían.

La “operación Detachment” y “la caja de píldoras”

La batalla de Iwo Jima se desarrolló entre el 19 de febrero y el 26 de marzo de 1945. En ella, americanos y japoneses pondrían en marcha sus respectivas estrategias de combate.
La isla se defendería con la vida de hasta el último soldado.
Bajo la premisa de vender lo más caro posible la vida cada uno de los soldados imperiales, la defensa japonesa de la isla recayó en manos del general Tadamichi Kuribayashi. Este contaría con unos 21.000 soldados, muy pocos en comparación con los cerca de 250.000 hombres que conformarían la escuadra enviada por los aliados. Sin embargo, los japoneses se encontraban en casa y el terreno jugaba a su favor.
De este modo, la estrategia desarrollada por el general Japonés fue conocida con el nombre de “la caja de píldoras”. Concentrados los esfuerzos en el monte Suribachi, la artimaña consistió en la construcción de una serie de túneles repartidos y conectados por toda la isla y que, reforzados por múltiples búnkeres, trampas y fortificaciones, permitía a los nipones disparar y cambiar de posición rápidamente.

En la mentalidad japonesa no había lugar para la rendición, la isla se defendería con la vida de hasta el último soldado. La idea era forzar al enemigo a penetrar en el entramado ideado por Kuribayashi. Y aquí, los combatientes japoneses pondrían caro precio a su pellejo, defendiendo incluso con técnicas kamikazes cada gruta, cada búnker, cada palmo de terreno; en ocasiones luchando a punta de pistola, en otras, autoinmolándose con sus propias granadas.
Todo ello no fue previsto por los americanos que, en la operación bautizada como “Detachment” -“Aislamiento” en su traducción al castellano-, y a cuyo mando se encontraba el general Holland Smith, preveían hacerse con el control de la isla en un periodo máximo de 10 días. Una vez más, teoría y práctica no se dieron cita.

Un asedio marítimo

La operación “Detachment” comenzó el 19 de febrero de 1945, sin embargo, el desembarco de tropas americanas en la isla estuvo precedido de una serie de preparativos.
De este modo, días antes se procedió por parte de la armada estadounidense al bloqueo naval de la isla mediante submarinos, a fin de evitar la llegada de suministros para los defensores. También, durante los tres días previos al asalto se sucederían intensas oleadas de bombardeos, primero desde buques acorazados y posteriormente desde los aviones llegados desde las Marianas, que además de bombas utilizaron napalm. De ellos el almirante y comandante en jefe de la armada de los Estados Unidos, Chester William Nimitz, diría que: “ninguna otra isla como Iwo Jima hubo antes recibido semejante bombardeo preliminar”.
“Ninguna otra isla como Iwo Jima hubo antes recibido semejante bombardeo preliminar”
Parecía que todo estaba listo para la llegada de los soldados, sin embargo, una vez en tierra el avance resulto lento y disparejo ya que cada recodo de la isla fue aprovechado por los nipones en su beneficio. Mientras que los americanos tenían que avanzar a ciegas, los defensores, por el contrario, se encontraban con la ventaja de hallarse comunicados con el resto de sus fuerzas por los túneles subterráneos de la isla.
De hecho estos, junto a fortines y búnkeres, fueron diseñados de manera que entre los distintos puestos defensivos no existieran ángulos muertos, y a modo que todo puesto atacado pudiera ser defendido con la ayuda de los puestos vecinos. El aparente avance de las tropas americanas se vería una y otra vez rechazado por los soldados japoneses, que aparecían desde sus puestos ocultos, esperando la oportunidad, atacándoles por la retaguardia, y haciéndoles desandar el terreno ganado.
Pese a la resistencia ofrecida, aquella fue para los japoneses, de antemano, una batalla pérdida que se alargo durante otros 34 aciagos días para ambos bandos. Con todo perdido por parte de los nipones, la lucha culminaría el 25 de marzo de 1945 en un último ataque banzai liderado por el general Kuribayashi. Un día después el alto mando del ejercito de los Estados Unidos declaró la isla bajo su control definitivo.
A su término, se habían registrado por primera vez durante toda la guerra más bajas estadounidenses que japonesas. La contienda se saldó con 24.480 bajas americanas por las 20.703 japonesas.

Tras Iwo Jima, quedó la cuestión sobre la mesa de cuán más serían capaces de resistir los japoneses, y del coste en vidas que podía suponer para los aliados una guerra que, prácticamente ganada, podía aun dilatarse por un tiempo indeterminado. De este modo, la férrea resistencia nipona sería uno de los argumentos que inclinarían la balanza, en agosto del mismo año, hacia el uso de armas atómicas sobre el imperio del sol naciente. Iwo Jima fue un baño de sangre, pero lo peor aún estaba por llegar.
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NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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