Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., admirar a Grecia, es disfrutar de ese extraordinario e inteligente pueblo de la antigüedad que dominaron las artes, las ciencias, que en la actualidad constituye la esencia, lo que llamamos la Civilización Occidental; y en la construcción de edificios públicos como: los templos, se hicieron siguiendo las reglas que los arqueólogos denominan: las órdenes en la arquitectura: Dórico, Corintio y Jónico.
National Geographic : dice .- "El dórico y el jónico perduraron durante toda la Antigüedad clásica, si bien variaron las proporciones, en especial la altura y el diámetro de las columnas, que tendieron a hacerse más esbeltas, a la vez que se aligeraba el entablamento. Ejemplos de templos construidos en estos estilos son el Partenón, paradigma del orden dórico; el Erecteion, erigido en órden jónico, y el templo de Zeus Olímpico, con sus grandiosas columnas de orden corintio. Los dos primeros se alzan en la Acrópolis de Atenas, y el último, también en Atenas, a los pies de la colina sagrada..."
National Geographic: Agrega con el Partenón .- "El Partenón se erigió entre 442 y 432 a.C., dentro del programa de reconstrucción impulsado por Pericles en la Acrópolis. La ciudadela había sido arrasada en 480 a.C. por los persas, que pegaron fuego a sus muros y destruyeron el antiguo Partenón, pero Pericles decidió reconstruirla con un nuevo esplendor que expresara el poderío de Atenas. Ese plan incluía la construcción de la gran escalinata de los Propileos, el vecino templo de Erecteo, el templete dedicado a la Victoria y el espectacular Partenón, en honor de la diosa patrona y protectora de la polis, Atenea Virgen (Parthénos). Los arquitectos Ictino y Calícrates habían construido un templo sin par, y Fidias, el gran escultor y amigo de Pericles, revisó con ejemplar maestría el genial proyecto..."
http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/dorico-jonico-y-corintio-tres-ordenes-griegos_12757
http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/el-partenon_8141
http://www.nationalgeographic.com.es/viajes/grandes-reportajes/sagrada-acropolis-atenas_11241
http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/dioses-misterios-oraculos-alla-antigua-grecia_10648
En la antigua Grecia hubo tres estilos de construcción de edificios diferenciados por la forma de las columnas, sus capiteles y el entablamento
Dórico, jónico y corintio
Así era el aspecto, de forma general, de las columnas de los tres órdenes
FOTO: AKG / Album
Templo de la Concordia, en Agrigento (Sicilia)
Las austeras columnas dóricas del templo de la Concordia, situado en el siciliano Valle de los Templos, es un claro ejemplo de este simple y funcional orden arquitectónico.
Foto: Gtres
Templo de Zeus Olímpico en Atenas
Un buen ejemplo del orden corintio, una variante del jónico que apareció en el siglo IV a. C..
Foto: Gtres
El Erecteion de la Acrópolis de Atenas
El famoso Erecteion se edificó entre los años 421 y 406 a.C. y es un fantástico ejemplo del orden jónico. A la derecha se encuentran las Cariátides, seis columnas con forma de doncella que podrían representar a las seis hijas del rey Erecteo.
Foto: Gtres
Redacción
23 de junio de 2018
Dórico, jónico y corintio, los tres órdenes griegos
Lo que los historiadores del arte llaman «órdenes» en arquitectura griega son diferentes estilos de construcción que se distinguen básicamente por la disposición de los elementos arquitectónicos fundamentales –las columnas, los capiteles que las coronan y el entablamento (los elementos dispuestos sobre los capiteles)–, y también por las proporciones de estos elementos. En Grecia hubo dos órdenes arquitectónicos básicos: el dórico, el más antiguo y que se caracteriza por su sencillez, y el jónico, que se define porque las columnas tienen un capitel en forma de volutas. Ambos órdenes surgieron entre los siglos VII y VI a.C. El tercer orden, el corintio, era una variante del jónico y es más tardío, apareció en el siglo IV a.C. Su principal característica son los capiteles decorados con hojas de acanto.
El dórico y el jónico perduraron durante toda la Antigüedad clásica, si bien variaron las proporciones, en especial la altura y el diámetro de las columnas, que tendieron a hacerse más esbeltas, a la vez que se aligeraba el entablamento. Ejemplos de templos construidos en estos estilos son el Partenón, paradigma del orden dórico; el Erecteion, erigido en órden jónico, y el templo de Zeus Olímpico, con sus grandiosas columnas de orden corintio. Los dos primeros se alzan en la Acrópolis de Atenas, y el último, también en Atenas, a los pies de la colina sagrada.
El Partenón
Convertido en iglesia bizantina, luego en catedral católica y al final en mezquita, el Partenón se conservó casi intacto hasta que en 1687 un bombardeo veneciano prácticamente lo destruyó.
La explosión del Partenón en 1687
Bombardeo del partenón en 1687. Grabado aparecido en el libro Attene Atica, de Francesco Fanelli, Venecia, 1707.
Imagen: Cordon Press
La Acrópolis en 1863
En esta vista, los escombros de la explosión de 1687 son aún visibles. Óleo por Ippolito Caffi. Museo di Ca’ Pesaro, Venecia.
Imagen: Bridgeman / Index
El asedio griego de 1827
En plena guerra de independencia, los griegos sitiaron a la guarnición turca en la Acrópolis e incluso planearon volar el Partenón. Óleo por Panagiotis Zografos.
Imagen: Corbis / Cordon Press
Fachada este del Partenón
Es la parte que ha resistido mejor las vicisitudes que ha sufrido el templo, incluida la explosión de 1687. Lord Elgin retiró en 1801 las estatuas que quedaban del frontón.
Foto: Mlenny Photography / Getty Images
Copia romana del busto de Cresilas.
Foto: M. Flynn / Prisma
Vista de la Acrópolis
En la década de 1930 se reconstruyeron las columnas del Partenón a partir de los fragmentos conservados en
la explanada de la Acrópolis tras la explosión de 1687.
la explanada de la Acrópolis tras la explosión de 1687.
Foto: Georg Gerster / Age Fotostock
Carlos García Gual
6 de mayo de 2014
Partenón, Atenas, Grecia. Fotografiado en 1978.
El Partenón (literalmente «la residencia de las jóvenes»,[1] es decir, aquí «la residencia de Atenea Partenos») es uno de los principales templos dóricos que se conservan, construido entre los años 447 a. C. y 432 a. C. en la Acrópolis de Atenas. Sus dimensiones aproximadas son: 69,5 metros de largo, por 30,9 de ancho; las columnas tienen 10,4 metros de altura. Está dedicado a la diosa griega Atenea, a la que los atenienses consideraban su protectora.
WIKIPEDIA.
El Partenón
Desde cualquier rincón de Atenas se divisa la silueta blanca del Partenón sobre la rocosa colina de la Acrópolis. Incluso desde el puerto del Pireo se puede ver el templo en lo alto, dominando el panorama de la ciudad. Pero cuando uno se acerca, advierte lo muy dañado que está el espléndido edificio que en su día albergó la gran estatua de la diosa Atenea, el templo que fue el símbolo y orgulloso emblema de la ciudad de Pericles, en los tiempos de mayor gloria de la democracia ateniense. El Partenón perdió gran parte de sus columnas y todo su techo, y de su magnífica decoración y sus relieves escultóricos casi nada queda. Sus ruinas revelan una larga y azarosa historia. Aun así sigue impresionando al visitante, por mucho que antes lo haya visto reproducido en mil ocasiones.
El Partenón se erigió entre 442 y 432 a.C., dentro del programa de reconstrucción impulsado por Pericles en la Acrópolis. La ciudadela había sido arrasada en 480 a.C. por los persas, que pegaron fuego a sus muros y destruyeron el antiguo Partenón, pero Pericles decidió reconstruirla con un nuevo esplendor que expresara el poderío de Atenas. Ese plan incluía la construcción de la gran escalinata de los Propileos, el vecino templo de Erecteo, el templete dedicado a la Victoria y el espectacular Partenón, en honor de la diosa patrona y protectora de la polis, Atenea Virgen (Parthénos). Los arquitectos Ictino y Calícrates habían construido un templo sin par, y Fidias, el gran escultor y amigo de Pericles, revisó con ejemplar maestría el genial proyecto.
De iglesia a mezquita
Durante los siglos siguientes, las diversas crisis y la decadencia política de Atenas fueron despojando a su Acrópolis de sus múltiples riquezas y de grandiosos monumentos. Sometida al dominio romano, algunos ilustres visitantes lograron adquirir allí famosas estatuas. A la destrucción contribuyó además un enorme incendio que tuvo lugar en el siglo III d.C. Pero, sin duda, lo que más afectó a la conservación de los templos de la Acrópolis fue la llegada triunfal del cristianismo. A finales del siglo IV, el emperador Teodosio prohibió el culto a los dioses "paganos" y como consecuencia, la morada de la diosa Atenea –cuya estatua revestida de oro y marfil, esculpida por el genial Fidias, ya había desaparecido– fue reutilizada y consagrada como iglesia de la Virgen María.
A fines del siglo XII, cuando Atenas era ya tan sólo una pequeña ciudad de provincias, el arzobispo Miguel Coniata podía felicitar a sus fieles por acudir a adorar allí, en el espléndido templo de Nuestra Señora de Atenas, ya no a la falsa virgen Atenea, madre de Erictonio, sino a la Virgen María, madre del Salvador. La estructura del edificio no cambió mucho, pero la nueva sensibilidad religiosa introdujo algunos cambios en el interior y en las fachadas: se construyó un altar con baldaquino, se levantó un muro que cerraba los espacios laterales entre las columnas, se cambió la orientación de la entrada y se añadió una torre junto a la puerta. La decoración interior se enriqueció con brillantes mosaicos y en torno al altar se construyó un pequeño ábside, cerrando así la entrada oriental del antiguo Partenón.
Durante más de dos siglos, entre 1204 y 1456, la Acrópolis de Atenas estuvo en poder de distintos invasores procedentes de Europa occidental, desde francos a catalanes, para acabar en manos de una familia de banqueros florentinos, los Acciaiuoli. El Partenón dejó de ser una iglesia bizantina para convertirse en una catedral católica, y en su extremo sudoccidental se erigió una torre a modo de campanario. En ese tiempo llegaron a la ciudad algunos viajeros que nos dejaron descripciones del antiguo monumento. Un tal Niccolò de Martoni estuvo en Atenas en 1395 y escribió sobre ella en su Libro del peregrino. Más tarde, Ciríaco de Ancona la visitó dos veces, en 1436 y en 1444, y dejó noticias y algunos dibujos muy interesantes sobre el edificio.
La mezquita y el bombardeo
Tan sólo unos años después, en 1456, la ciudad fue tomada por los turcos. El sultán Mehmed II, conquistador de Constantinopla y soberano de un imperio que comprendía ya toda Grecia, visitó Atenas y expresó su admiración por la Acrópolis y su antiguo esplendor. Allí estableció una fuerte guarnición y convirtió la iglesia de Nuestra Señora, es decir, el antiguo templo de Atenea, en una brillante mezquita. La torre edificada para campanario por los cristianos quedó convertida en minarete para la plegaria del muecín, las pinturas y los mosaicos que decoraban el interior de la iglesia fueron blanqueados y el altar fue sustituido por el oportuno mimbar. Peor le fue al vecino Erecteion, que los cristianos usaban como iglesia, donde los turcos instalaron un notorio harén. La Acrópolis quedó cerrada durante siglos a los visitantes extranjeros, aunque algunos lograron contemplarla sobornando a los guardias turcos. Así lo hicieron dos famosos pioneros del turismo europeo en Grecia, Jacob Spon y George Wheeler, quienes en 1675 calificaron lo que quedaba del Partenón como "la más elegante mezquita del mundo".
Las crecientes hostilidades entre los turcos y los venecianos fueron la causa decisiva de la catástrofe del Partenón, en 1687. Los venecianos, adelantados en la lucha de la Santa Liga contra el Imperio otomano, asediaron con su flota la ciudad. Los turcos convirtieron el Partenón en el almacén de pólvora y armas, confiando que un lugar tan famoso quedaría a salvo del cañoneo de las fuerzas cristianas. Allí refugiaron también a mujeres y niños. El general veneciano, el sueco conde Koenigsmark, lo bombardeó sin piedad y una gran explosión arruinó el venerable edificio.
El techo entero saltó por los aires y el centro quedó reducido a escombros, incluyendo unas treinta columnas. Quedaron en pie, aunque maltrechos, los dos extremos con sus frontones, separados por un gran hueco. El jefe de la armada veneciana, el ilustre Morosini, quiso llevarse a Venecia las estatuas centrales del frontón oeste, pero no lo logró. Ese despojo llegaría más de un siglo después, de manos de lord Elgin.
El techo entero saltó por los aires y el centro quedó reducido a escombros, incluyendo unas treinta columnas. Quedaron en pie, aunque maltrechos, los dos extremos con sus frontones, separados por un gran hueco. El jefe de la armada veneciana, el ilustre Morosini, quiso llevarse a Venecia las estatuas centrales del frontón oeste, pero no lo logró. Ese despojo llegaría más de un siglo después, de manos de lord Elgin.
La gran explosión convirtió al Partenón en una triste ruina, mucho mayor de lo que ahora vemos, ya que la línea de columnas actual es el resultado de la reconstrucción de comienzos del siglo XX. Los venecianos abandonaron Atenas tras unos meses, porque su defensa les resultaba una carga y la ciudad era muy insalubre. De modo que los turcos volvieron a instalar una guarnición allí y construyeron en la Acrópolis, dentro del derruido Partenón, una pequeña mezquita. De los quebrados mármoles del Partenón se aprovecharon no pocas construcciones vecinas, y algunos turistas ilustrados se llevaron fragmentos del friso y pequeñas piezas de escultura. Por ejemplo, un gran coleccionista de antigüedades griegas, el embajador francés, el conde de Choiseul-Gouffier, logró hacerse con una magnífica metopa y un trozo de friso (ahora en el Museo del Louvre). Las ruinas del templo de Atenea quedaron expuestas al deterioro y al pillaje durante muchos decenios.
Renacido de sus cenizas
Y entonces llegó lord Elgin, quien entre 1801 y 1811, a través de sus agentes, despojó al Partenón de sus relieves –una gran parte del friso de la procesión de las Panateneas– así como de las espléndidas estatuas sobrevivientes del frontón oriental, el único que se ha conservado. Su espléndido botín se puede ver en la sala del Museo Británico dedicada al Partenón. Su actuación fue, y sigue siendo, objeto de enconadas discusiones, ya que privó a Atenas de un incomparable tesoro artístico, pero, por otro lado, puso a salvo esos restos del arte clásico transportándolos a Londres.
A comienzos del siglo XX se recompuso la silueta del Partenón, volviendo a erigirse muchas de las columnas truncadas y caídas
Desde su independencia en 1831, Grecia ha cuidado con especial esmero de la Acrópolis, eliminando todo lo que no era antiguo y tratando de recobrar el primitivo esplendor de antigua nobleza del conjunto. A comienzos del siglo XX se recompuso la silueta del Partenón, volviendo a erigirse muchas de las columnas truncadas y caídas, al tiempo que se recogieron y expusieron todos los fragmentos y reliquias del recinto en un museo. El nuevo Museo de la Acrópolis, inaugurado en 2009, es la coronación de un admirable empeño. Grecia aún mantiene la reclamación al Gobierno británico de los mármoles que se llevó lord Elgin. Y en ese nuevo museo hay una sala esperándolos, dispuesta para albergarlos cuando regresen.
Para saber más
Los mármoles del Partenón. B. F. Cook. Akal, Madrid, 2000.El Partenón en los orígenes de Europa. F. Rodríguez Adrados. CSIC, Madrid, 2003.
The Parthenon. Mary Beard. Harvard U. P., 2003.
Google Art Project: Acropolis Museum
La sagrada Acrópolis de Atenas
Recorremos este magnífico testimonio de la época dorada de la Grecia antigua
Desde lo alto de la colina sagrada
En la cima del monte sagrado, la Acrópolis contempla el paso de los siglos sobre la ciudad de Atenas. En ella se reúnen los símbolos de la época de mayor esplendor de la Grecia antigua, el siglo V a.C., todos construidos en un mármol reluciente que el tiempo y las numerosas vicisitudes han transformado en uno de los vestigios antiguos más admirados del planeta.
Foto: YANNIS SKOULAS, Greek National Tourism Organisation
La originalidad del Erecteion
Construido entre el año 421 y el 406 a.C, el Erecteion es uno de los edificios más originales de la Grecia clásica. Debido a que las irregularidades del terreno del monte sagrado no podían anivelarse, el arquitecto construyó un templo único cuyas naves y pórticos quedan a diferentes alturas unas de otras. En el lugar del templo se encontraban las tumbas de Cécrope y Erecteo, míticos reyes griegos, y los regalos que Poseidón y Atenea habían ofrecido a los atenienses durante la lucha por la posesión de la ciudad: un pozo de agua salada y un olivo respectivamente.
Foto: YANNIS SKOULAS, Greek National Tourism Organisation
Columnata de las Cariátides
En la parte sur del templo se puede contemplar el majestuoso pórtico de las cariátides, que además ofrece una instantánea única sobre la gran extensión urbana de Atenas. La leyenda dice que, puesto que los gobernantes de la ciudad de Karys dieron su apoyo a los persas durante las Guerras Médicas, los atenienses apresaron y esclavizaron a sus bellas mujeres. Como mensaje para futuros enemigos, las colocaron como columnas soportando eternamente el peso del templo sobre sus cabezas.
Foto: Shutterstock
El Partenón de Atenas
La impresionante estructura del mayor edificio de la Acrópolis está formada por dos cuerpos, la naos y el opistódomos, algo inédito en la época, que reposan sobre una plataforma llamada estilobato. En la naos había un espacio destinado a albergar una enorme estatua de la diosa Atenea esculpida por Fidias en oro y mármol. Una de las partes más interesantes del templo es la fachada, en cuya parte superior se hallan los frisos. Estos representaban las Panateneas –una procesión anual para llevar ofrendas a los dioses– los frontones narraban escenas de la vida de Atenea y en en el resto de los frisos aparecía la historia de diferentes guerras, entre ellas la de Troya.
Foto: Gtres
El emblema de la democracia griega
Se trata de un templo octástilo (ocho columnas al frente) y períptero (rodeado de columnas) construido bajo la supervisión de Fidias por los arquitectos Calícrates e Ictinos. Dedicado a la diosa Atenea, protectora de la ciudad, se considera el templo más importante de estilo dórico que se conserva actualmente y un símbolo de la Grecia clásica y de su sistema democrático. Fue construido como una ofrenda –eximiéndolo de su función de culto– bajo el gobierno de Pericles, quien otorgó a todos los edificios un carácter público.
Foto: YANNIS SKOULAS, Greek National Tourism Organisation
Una entrada solemne
El arquitecto Mnesicles terminó la monumental entrada de los propileos en el año 432 a.C. y fueron durante mucho tiempo la única vía de acceso por la que se podía alcanzar el recinto sagrado de la Acrópolis. El aspecto que presentaban era el de un templo hexástilo (de seis columnas en la fachada) de estilo dórico con una separación en medio por donde pasa el camino de entrada.
Foto: YANNIS SKOULAS, Greek National Tourism Organisation
Los Propileos
La función de los Propileos era acompañar y guiar al visitante hasta la puerta de la ciudad de los dioses. Además, debido al desnivel que producía la altura del monte, esta construcción también servía para facilitar la subida, algo que el arquitecto Mnesicles consiguió domando las irregularidades topográficas mediante diferentes niveles y escalones.
Foto: YANNIS SKOULAS, Greek National Tourism Organisation
El templo de Atenea Niké
El geógrafo griego Pausanias describió este pequeño edificio clásico construido en el año 421 a.C. como el templo de la Victoria áptera o sin alas. Está dedicado a la diosa Atenea y conmemora la batalla de Salamina en la que los griegos vencieron a los persas bajo el influjo de la diosa, en este caso representada sin alas para que nunca pudiera abandonar la ciudad.
Foto: AP Images
Un templo para la victoria
Calícrates fue el arquitecto encargado del proyecto quien, junto con Ictino, diseñó un templo de pequeñas dimensiones acorde con el espacio que se le había otorgado en uno de los promontorios de los propileos. De orden jónico y planta tetrástila (cuatro columnas en la fachada principal), el friso de este edificio representa escenas de las Guerras Médicas, el acontecimiento que conmemoraba.
Foto: YANNIS SKOULAS, Greek National Tourism Organisation
El Odeón de Herodes Ático
En la ladera sur de la colina de la Acrópolis, el cónsul romano Herodes Ático construyó, durante el siglo II d. C., este Odeón. Dicho edificio se usaba tanto en Grecia como en Roma para representaciones de tipo musical, teatral o lírico. Tiene una estructura muy parecida a la de un teatro romano, con la diferencia de que los odeones solían estar cubiertos. En sus gradas podía albergar hasta 5.000 espectadores y todavía hoy en verano se celebran conciertos al aire libre.
Foto: Gtres
Vista aérea de la Acrópolis
Durante los inicios del siglo V a.C., después de vencer a los persas en Marathon y de sufrir y repeler un nuevo ataque por su parte, los atenienses empezaron a construir algunos de los templos, ahora protegidos por la recién construida muralla de Temístocles (en la parte izquierda superior de la imagen). Durante la segunda mitad del siglo V a.C. se construyeron los principales templos que hoy en día siguen en pie: el Partenón, el Erecteion, Atenea Niké y los Propileos. En la esquina inferior derecha se halla el Odeón de Herodes Ático, y en la superior izquierda los restos del teatro de Dionisos, que acogía obras de Sócrates, Esquilo y Eurípides.
Foto: Age Fotostock
17 de marzo de 2017
La sagrada Acrópolis de Atenas
Poseidón y Atenea se disputaron una vez el corazón de los atenienses y el nombre de su ciudad. En lo alto de la colina de la Acrópolis, el dios del mar clavó su tridente mientras que la diosa de la sabiduría y la guerra plantó un olivo. El resto de divinidades declararon a Atenea ganadora del singular combate y los habitantes le dedicaron la mayoría de los templos.
Mitología e Historia se entrecruzan a lo largo del recorrido por este recinto de templos que se eleva sobre los populosos barrios de la capital griega. Habitada ya en el Neolítico (4.000-3.000 a.C.), fortificada durante la época micénica y destruida por los persas, la Acrópolis ganó su monumentalidad de la mano de Pericles, gobernador de Atenas entre los años 461 y 429 a.C., quien la dotó de templos con estatuas de bronce y de mármol, pintadas o recubiertas de oro y piedras preciosas.
Al salir de los Propileos, la vía Panatenaica conducía al Partenón, el colosal edificio dórico terminado el año 438 a.C. que albergaba una estatua de doce metros de Atenea Partenos (Virgen). En el sector norte se erigía el Erecteion, allí donde Atenea y Poseidón se disputaron el nombre de la ciudad y la veneración de sus habitantes. Y mientras las oraciones se realizaban en lo más alto, los espectáculos tenían lugar en el teatro de Dionisos, en la ladera, un "templo" de las artes.
NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui a vuelo
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