domingo, 7 de octubre de 2018

La Casa de la Loma tiene un Fantasma : Capítulo CDLXXIII.- Don Emilio Culquicondor y su hijo Tobías ayudan a reincorporarse a Emilio Segundo, quien no puede caminar; mientras Florinda Campos e Inés Chinchay huyen...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; Florinda Campos e Inés Chinchay, estaban concentradas el agua de regadío en la chacra y que ellas nunca pensaron sucedería: tenía la visita de dos hombres, quienes venían desde el "ojo del agua"(nacimiento de la acequia)y caminaban en dirección al chorro de agua, que era justamente donde reposaba Emilio Segundo, después que ellas lo caparon(castraron); y los que venían eran don Emilio Culquicondor, padre de Emilio Segundo y su otro hijo Tobías; Inés Chinchay al levantar la mirada, los vio y reconoció, e informó a Florinda: la visita no deseada y tan solo ella como una reacción preguntó: ¿Quiénes son?..............

Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.

Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Florinda Campos e Inés Chinchay, fueron totalmente sorprendidas con la presencia en la acequia y que venían desde la hoyada dos hombres, quienes fueron reconocidos plenamente, por Inés Chinchay, quien le contestó:
--- Amiga, esos dos hombres son: Don Emilio Culquicondor y su hijo Tobías...
Florinda Campos, quien estaba preparada para los imponderables, pero esta vez le cogieron con sorpresa que ella nunca pensó sucedería, solo murmuró:
--- Dios mío, nos llegó la muerte, como bien lo dices amiga Inés; pero ¿Qué haremos?
Mientras tanto don Emilio Culquicondor y su hijo Tobías caminaban a paso largo, ellos querían zafar el cuerpo lo más rápido posible desde ese lugar; por que ellos no deseaban intercambiar palabras con las dos mujeres que regaban la chacra y dijo:
--- Tobías, recuerda bien, sólo las saludamos y pasamos sin parar, como me pesa haber elegido este camino; pero ni modo ya es tarde para retroceder.
Tobías, seguía con sus presentimientos que algo malo había sucedido o les iba a suceder a ellos; pero al mismo tiempo, él se daba ánimo y se decía así mismo : pero si sólo son dos mujeres, creo que ellas no serán peligrosas. Conjeturas de Tobías que el cuerpo ya le notificó como instinto de supervivencia si había sucedido algo terriblemente malo para ellos, y le contestó:
--- Si Papá, pasaremos como un rayo, solo saludándolas..
Pero, a medida que avanzaban hacia el chorro de agua; Tobías que tenía excelente visión, él llegó a distinguir a las mujeres y casi adelantándose a su Padre, le agregó:
--- Padre, esas dos mujeres que están regando la huerta son: Florinda Campos e Inés Chinchay, ellas están juntas, eso me huele muy  mal, por eso será que tengo un presentimiento malo y terrible  que no abandona mi cuerpo...
Don Emilio, paró la caminata y volteándose hacia su hijo, le dijo:
--- Hijo mío, no seas maricón(cobarde), ¿Qué nos pueden hacer dos mujeres?
Pero, Tobías recordaba los sucesos de su hermano Emilio Segundo, quien  se convirtió en enemigo de dos mujeres y replicó:
--- Papá, yo no tengo miedo a mujeres, pero el cuerpo me avisa que algo malo ha sucedido o nos puede suceder a nosotros...
Don Emilio Culquicondor, no contestó nada y reanudó la caminata y llegaron al chorro de agua, les llamó la atención una "Ramada"(ramas de árboles que hacen sombra contra los rayos solares) y ellos se acercaron lentamente por pura curiosidad y abrieron las ramas para ver que escondían y fue Don Emilio quien vio el cuerpo curucho(desnudo) de su hijo Emilio Segundo atado a cuatro estacas y con las piernas ensangrentadas a  la altura de los genitales, el infeliz estaba totalmente adormecido y su reacción fue así; con un  grito:
--- ¡¡¡ Emilio Segundo que te han hecho !!!
Tobías se acercó viendo lo mismo que su padre, ellos retiraron las ramas y se inclinaron hacia el cuerpo del herido que se mostraba desfallecido y temiendo lo peor.
Don Emilio, usó justo el mazo de madera que aún estaba allí y comenzó con rapidez;  a golpear por los costados a las estacas para aflojarlas y sacarlas hacia arriba para liberar el cuerpo del herido, quien despertó y al reconocer a su padre y a Tobías, llorando como un niño y temblando todo su cuerpo, les dijo:
--- Esas dos mujeres me engañaron, trayéndome a esta acequia, al descuido me golpearon la cabeza y me soñaron(pérdida del conocimiento), en ese estado me ataron a las estacas y me caparon(castraron), que dolor tan espantoso siento, no pude defenderme...aayyyy....
Tobías, que si sabía la respuesta, no quiso agobiar más a su hermano, sólo le contestó:
--- Tu hermano, eres culpable de volverte capón(castrado) esas mujeres lograron su venganza a lo que tu las forzaste(violaste)....
En cambio don Emilio, que no se quebraba con su carácter muy fuerte, por ser un bandolero de viejo cuño, al liberar a su hijo, lo hizo parar, pero no se mantenía de pie, estaba muy débil, había perdido mucha sangre, por lo que lo hicieron sentarse y lo vistieron, y con la ayuda de los dos recién llegados, lo levantaron cogiéndolo de los hombros; pero el infeliz tenía que abrir las piernas para sentir menos dolor; por lo que no podía caminar.
Entonces, se sentaron los tres personajes al costado de la acequia, y don Emilio un poco más tranquilo y sereno después de asimilar la trágica sorpresa, levantó la cabeza para observar a las causantes(las dos mujeres) y tramar alguna venganza contra ellas, pero ellas ya no estaban, habían desaparecido.
Don Emilio, pensó que todo era un mal sueño(pesadilla), tal como lo había soñado días atrás; para comprobar se dio un puñetazo a la rodilla derecha, vaya que le dolió, sintiendo terrible dolor, todo lo que veían sus ojos era la cruda realidad; pero las mujeres:  ¿Dónde están?, se preguntó don Emilio y fue Tobías quien le contestó:
--- Padre, las mujeres han huido, yo las llegué a observar con el rabo del ojo, que ellas se iban corriendo por la ladera de la acequia, ya no podemos seguirlas, tenemos que ayudar a Emilio Segundo, que tanto nos necesita...
Pero don Emilio Culquicondor, como un viejo garañón y bandolero de cepas temibles, se levantó y gritando masculló:
--- ¡¡¡¡ Para mi nadie se queda sin un puñalazo(ataque con puñal), por haberse atrevido capar(castrar) a mi hijo, el único que me heredó mi raza, tu y Tomás se cagan(temen) de miedo; pero éste(Emilio Segundo) me salió respondón(agresivo y pleitista).
Tobías, no se sentía afectado por las expresiones de su padre, él, siempre le escuchaba con la "misma letanía", y no le contestó nada...
Entonces, fue Emilio Segundo, quien recuperó la voz(habla) y con el cuerpo aún temblando, dijo:
--- Papá, Tobías, esas mujeres ya me jodieron(perjudicaron), ya nada se puede hacer, luego que me sane planearemos como vengarnos de esta atrocidad que me hicieron; pero me hago la pregunta: ¿Sanaré o iré muriendo a pocos con la infección? Quiero que hagan una camilla para que me lleven a la casa, hay sogas, solo faltan cortar unos palos largos en la hoyada, que sirvan para cargar.
Idea que fue acatada de inmediato por Tobías, quien cogió el cuchillo y se fue a la hoyada a cortar los palos.
Mientras tanto, don Emilio, lloraba por primera vez por la impotencia, al ver a su hijo capón(castrado) y recordó a don Anastasio Campos, a quien le había vencido en varios o casi todos los desafíos(retos) y pensó así:
--- "Tu Anastasio nunca pudiste conmigo; pero tu hija Florinda, si se vengó en forma cruel; esto no lo puedo permitir a ver a mi único hijo, que heredó mi carácter; ahora él es inservible, será la burla de la gente, todos me humillarán, que desgracia la mía".
Mientras tanto, Florinda Campos e Inés Chinchay corrieron a nivel de la acequia, siempre mirando atrás para ver si alguien las seguía, pero nadie se aparecía, con esa confianza tomaron un descanso, sentándose al bordo de la acequia...
Continuaremos...................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
ayabaca@gmail.com
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