domingo, 10 de febrero de 2019

La Casa de la Loma tiene un Fantasma : Capítulo CDXCI.- Don Emilio Culquicondor; sugiere a Cipriano ir a Socchabamba y visitar a la familia Sánchez Calderón y Mulatillo, pero antes están cavando un hoyo para enterrar la caja de muerto...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; Cipriano "El asesino que no mira atrás" y su gente estaba llegando a la casa de Emilio Culquicondor, quien seguía melancólico al no encontrar los restos mortales de su finado hijo Emilio Segundo; pero el rumbo de los  acontecimientos está cambiando y se transforma romántico; por que al cruzar la loma ya en Cuchayo, ellos se encontraron con dos jóvenes mujeres que subían cuesta arriba, quienes estaban involucradas en la vida de los Culquicondor; Cipriano al conocer de vista a Florinda Campos, le fascinó su persona y lo mismo sucedió con ella hacia él; y hay que agregar que el joven Néstor Rosillo se enamoró de Inés Chinchay y ella también se fijó en él, pero nadie los presentó; ellos quieren retroceder a la loma para conocerlas y tal vez iniciar un romance...

Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.

Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Don Emilio Culquicondor, acongojado al llegar a su casa con las manos vacías, ya que dentro del cajón de muerto solo habían unas tiras rotas de lo que fue la ropa que vistió el finado Emilio Segundo en aquel trágico instante de su vida, ya nada se podía hacer y como buen ser viviente, se tenía que aceptar la frase: La vida continúa...
Siendo aproximadamente las 15:30 horas del día, los jinetes llegaron a la casa de don Emilio Culquicondor, quien se apeó y abrió la puerta de ingreso al patio grande, y todos ingresaron, se apearon de los caballos, descargaron las sillas y con las alforjas al hombro ingresaron al interior de la casa.
Don Emilio Culquicondor, como anfitrión, ordenó a su hijo Tobías ir a la cocina y preparar la comida, y a Tomás desensillar los caballos y llevarlos al pasto.
Pero, Cipriano, muy respetuoso replicó la orden así:
--- Tío Emilio, no es necesario desensillar mi caballo y creo que el de Néstor Rosillo tampoco, por que nosotros regresamos hoy mismo a Tacalpo, pero si aceptaremos la comida; una vez más lamento mucho que no hayamos encontrado ni los huesos del finado Emilio Segundo, lo siento mucho tío Emilio; solo le queda resignación y seguir adelante, por que aún le quedan dos hijos hombres.
Don Emilio, escuchó muy atento lo expresado por su sobrino Cipriano, pero no compartía la idea que ellos se vayan, ya que él, tenía un plan de visitar a la Familia Sánchez Calderón y Mulatillo en Socchabamba y le contestó:
--- Cipriano, sobrino te agradezco que hayas venido, pero tu no tienes la culpa de que no hayamos encontrado los huesos de mi hijo Emilio Segundo; pero si tengo un plan, que lo pienso desde hace mucho tiempo atrás: Asaltar la casa de los Sánchez Calderón y Mulatillo, por que esa vivienda está llena de entierros, pues allí hay tesoros de miles de alhajas de oro y plata, y creo que eres  capaz de hacerlo  con nuestro apoyo, podemos asaltarlos y nosotros te acompañaremos siempre.........
Pero, Cipriano respetuosamente le interrumpió a su tío Emilio y le replicó así:
--- Tío Emilio, conozco de la historia del ricachón de Socchabamba(Familia Sánchez Calderón y Mulatillo), pero no tengo ningún interés ir por allá; yo tengo otros planes: dedicarme a trabajar con el sudor de mi frente, tal vez casarme con una mujer que le guste trabajar y salir adelante honradamente; por que vivir caminando por las noches, ya no es algo que quiero hacer...
Pero, el viejo bandolero, quien también cambiado su vida y trabajaba honradamente, le pareció que llegó a sus oídos música de ultratumba la negativa de Cipriano, quien si era un joven bandolero con toda su energía intacta y siendo un temible peleador y ganador de todos los desafíos; que precisamente ninguno de sus hijos Tobías y Tomás lo eran, a ellos nunca les gustó la vida de bandoleros y le contestó:
--- Cipriano, creo que te haz acobardado, por que jamás un Culquicondor puede echarse para atrás, si hay una posibilidad de hacerse rico, teniendo al alcance de sus manos una casa llena de entierros con tesoros.
En ese preciso momento, llegó Tomás y dirigiéndose a su padre le dijo:
--- Papá, ya desensillé a nuestros acémilas, la caja de muerto está sobre el corredor, voy al potrero llevando a los caballos y la mula, al regreso me ordena que más vamos hacer con la caja de muerto....
Para, Cipriano la interrupción de Tomás, le pareció como a pedido de boca y ahora él sugirió algo:
--- Creo que debemos cavar un hoyo y enterrar la caja con lo poco que tiene adentro, seguro que el alma del finado descansará en paz, sabiendo que dieron sepultura a las tiras de su ropa que vistió el finado al momento de su trágica muerte.
Don Emilio, se rascó la cabeza de mala gana, pero si accedió a la sugerencia de enterrar la caja e indicó:
--- Bien, ya que ustedes quieren cavar un huevo(hoyo), lo haremos en el patio interior junto a un árbol de faique, donde se arrimaba mi hijo cuando estaba pensando en algún asalto o recordando un episodio de su vida. Debajo de ese árbol, amparado  bajo su sombra pasaba mucho tiempo, nadie le interrumpía sus descansos...  será un hermoso recuerdo en su memoria...
Cipriano, con su agilidad mental muy fresca, escuchó como música celestial; las palabras de su tío Emilio y era la oportunidad de zafar cuerpo y él llamó a Néstor Rosillo y le dijo:
--- Néstor, nosotros esperamos la comida y luego nos vamos; pero antes tenemos que cavar un hoyo para enterrar la caja de muerto, mi tío Emilio te dará las barretas, lampas y palanas, así que mano a la obra, que yo también te ayudaré...
Don Emilio fue con Néstor a un rincón de la sala, donde se guardaban las herramientas agrícolas, allí tomó lo necesario y con ellas al hombro acompañó a don Emilio al interior de la casa y salieron al patio interior y fueron hasta el lugar donde se cavará el hueco(hoyo).
Néstor Rosillo, muy empeñoso y recordando la imagen de la señorita(Inés Chinchay) que vio en la loma, empezó a cavar con mucho entusiasmo, a los pocos minutos regresó Tomás y se unió al trabajo de cavar, al mismo tiempo llegó Cipriano, quien arrancó con una pesada barreta de fierro que don Emilio la había comprado en Amaluza(Ecuador) y su dueño le llamaba: "La barreta de la suerte", por que con la ayuda de esa herramienta había encontrado entierros de alhajas.
Parece, que efectivamente la barreta siendo manejada en la dirección correcta por parte de Cipriano, ya que después de cavar unos 20 centímetros de profundidad encontró el terreno muy suave y movido, siguió cavando y ya no había resistencia y con la experiencia acumulada de Cipriano, mermó la potencia de las cavadas y comenzó a tantear el terreno, por que allí había algo misterioso, él siguió tanteando y rozó con la tapa de una olla.....................
Continuaremos...................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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