domingo, 17 de febrero de 2019

La Casa de la Loma tiene un Fantasma : Capítulo CDXCII.- Lo que se pensaba era un cuantioso entierro de caudales, en el lugar donde descansaba en vida el finado Emilio Segundo, se convirtió en horribles gusanos que fueron aplastados con las palanas.........

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; Cipriano "El asesino que no mira atrás", estaba cavando un hoyo(hueco) en la tierra junto a un viejo árbol de faique, que estaba ubicado dentro del patio interior de la casa de don Emilio Culquicondor; en aquel lugar pasaba largos ratos descansando el finado Emilio Segundo, por lo que se consideró el lugar ideal para enterrar una caja de muerto que tan solo contenía unas tiras rotas de la ropa que vestía en momentos de su asesinato; Cipriano se unió al equipo que cavaba el hoyo, pero él, haciendo uso de una barreta de fierro, luego de cavar unos 20 centímetros de profundidad, encontró el terreno muy suelto y sin resistencia, siguió cavando y rozó una tapa de una olla o cántaro..........

Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.

Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Según don Emilio Culquicondor, esa pesada barreta de fierro con la cual estaba Cipriano cavando el hoyo(hueco), era considerada como : "La barreta de la suerte", por que cavando con esta herramienta, había encontrado entierros de alhajas; parece que lo mismo sucederá en su propia casa; por que Cipriano, cavando a la cabecera del hueco, encontró la tierra fofa, sin resistencia y ya rozó con la tapa de un gran cántaro de arcilla quemada, que se usaba para guardar cosas.
Mientras, Tomás y Néstor Rosillo cavaban su sector; Cipriano había bajado la intensidad y sólo rozaba la tapa, comenzó a rozar los costados de la tapa, allí encontró resistencia de algo duro, eran los flancos del cántaro, soltó la barreta y comenzó a sacar la tierra con las manos, y como todo estaba blando como si recién se había enterrado algo, siguió retirando la tierra y vio la cabeza de un cántaro; los otros dos cavadores se dieron cuenta del hallazgo y por curiosidad dejaron de cavar y se acercaron al lado de Cipriano, y todos empezaron a retirar la tierra a los alrededores del cántaro, que a propósito había sido llenado con tierra, siguieron cavando y se dieron cuenta que era muy grande y superaba los bordes de la excavado, se tuvo que abrir por la mitad del terreno cavado, hasta que se desenterró un gran cántaro de arcilla quemada, entre todos lo sacaron en peso y lo colocaron a costado del hueco de excavación.
Entonces, Cipriano, llamó a su tío Emilio, para que en su presencia retirar la tierra del interior del cántaro desenterrado y con gran peso, al llegar el dueño de casa; Cipriano retiró lentamente la tierra del interior del cántaro hasta que llegó a la mitad de la vasija, allí encontraron un trozo de una manta simple de lana que envolvía a algo, tratando de no romper el cántaro, Cipriano aplicando artes de cirujano fue retirando hacia la boca del cántaro el envoltorio que pesaba y al impulsarlo hizo un poco de fuerza y se rompió en mil pedazos, quedándose en la mano con el ato(envoltorio) que cobijaba algo muy pesado.
Cipriano, soltó sobre el piso  y desató los lazos de lo atado, abriéndose y se encontró una gran cantidad de alhajas de oro, plata y bronce, entre los que se distinguía: brazaletes, artes, collares y pulseras, era un cuantioso tesoro, que el finado Emilio Segundo lo había enterrado allí,  como pensando en una "caja de seguridad"...
Don Emilio Culquicondor asoció el hallazgo  como una intervención divina, que desde el más allá, el alma del finado Emilio Segundo, guió a su primo Cipriano, para que él, descubra aquel entierro, que tal vez nunca se hubiese descubierto, sino se cavaba el hueco para enterrar solo unas tiras de la ropa que vistió y se desapareció el cadáver....
Entonces, don Emilio, dijo:
--- Gracias Cipriano, por haber cavado precisamente encima del entierro, que al ser descubierto por tu persona, te pertenece, por que así es la "ley de bandolero"; yo me tranquilizo por que así descansará en paz el espíritu de mi hijo.
Cipriano, quien era un: asesino, cruel, vengador y no tenía misericordia con sus enemigos, pero también tenía un corazón y sintió un insoportable escozor en todo su cuerpo(como rechazando aquel entierro), y abrazando a su tío Emilio, el dijo:
--- Tío Emilio, estoy seguro que el espíritu de su hijo Emilio Segundo le escuchó, y ya no tiene necesidad de viajar a Socchabamba y con esa fortuna tiene para hacerles felices el resto de sus días, que debe compartir con sus otros hijos. Yo renuncio a ese principio, que quien busca un entierro y si lo encontrara es de él para siempre; acá nosotros no buscábamos entierros, me tocó a mi cavar y encontrarlo, pero esta cosa es suya y de sus hijos.
Cipriano, hizo una pausa por sentía temor, algo muy inusual para él.. y agregó:
--- Tío Emilio, siendo usted el dueño absoluto de éste entierro(Entierro malvado) que lo hizo su hijo, le sugiero designar alguna alhaja para mi amigo Néstor Rosillo, por que él si merece ayudarlo.
Don Emilio , entendiendo que ya era dueño del tesoro encontrado(Entierro malvado), eligió dos brazaletes de oro y con ellos en la mano derecha y dirigiéndose a Cipriano. le dijo:
--- Estas joyas fueron adquiridas con mi hijo Emilio Segundo, no se sabe en que condiciones lo hizo, pero he decido entregar un brazalete de oro para ti y el otro brazalete para el joven ecuatoriano.
Pero, cuando don Emilio iba entregar los brazaletes de oro,  hubo de movimiento con un ruido espantoso, que convirtió los brazaletes en dos gusanos negros, que don Emilio espantado por lo que veían sus ojos, los soltó con fuerza cayendo al piso y al estrellarse reventaron convirtiéndose en un masa negruzca expeliendo un olor a azufre podrido, y las otras joyas que estaban sobre la manta también se convirtieron en gusanos, que amenazaban a los allí presentes, quienes haciendo uso de las palanas,   los chancaron(aplastaron) a todos produciéndose un insoportable olor que se disipó en el campo abierto que el viento llevó a otros sitios ese aroma diabólico.
Entonces, don Emilio Culquicondor, entendiendo que su hijo estaba en los quintos infiernos, con una palana recogió todos los restos de los gusanos negros  aplastados y los amontó sobre la manta que los había cobijado como joyas, al recoger toda la masa de gusanos, los envolvió tal como estuvieron guardados dentro del cántaro, haciendo un ato y los echó a la caja y pidió a los allí presentes cavar unos centímetros más de profundidad para enterrar la caja con los restos que alguna vez fueron joyas que en vida les arrebató el finado Emilio Segundo  a honorables familias ricas.
Todos los allí presentes, muy asustados obedecieron la sugerencia y cavaron un profundo hueco(hoyo) de más de 2 metros y metieron el cajón , y cuando se iba echa la última palanada de tierra, don Emilio haciendo un conjuro expresó:
--- Ánima de mi hijo Emilio Segundo; tu como espíritu haz sido testigo que desenterrando un cántaro con joyas, ya fueron aprovechadas por los espíritus malvados de la noche, por amor a tu padre permanece fuera de mi alcance y descansa en paz : sea en el Cielo o en los quintos infiernos y te pido que dejes en paz a los seres humanos parientes tuyos, que renunciamos a la violencia, para apropiarnos de riquezas que nunca fueron nuestras, descansa en paz hijo mío.
Al terminar su evocación don Emilio Culquicondor hubo un estruendo hacia el interior de la tierra, tragándose la caja, quedando una abertura encima que se tuvo que echar tierra para desaparecer y emparejar la superficie. .............
Continuaremos.............Entierro malvado
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
ayabaca@gmail.com
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