lunes, 24 de junio de 2019

TUMBAS EGIPCIAS : MOMIAS .- NATIONAL GEOGRAPHIC .- Los hongos podrían estar detrás de la maldición de Tutankamón

Hola amigos:A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., los aficionados tal como éste editor, somos sensibles a las informaciones de las antiguas tumbas egipcias, sobretodo a la más famosa:  como fue la Tumba del Joven Faraón Tutankamón, que sucedió el 04 de noviembre de 1,922 en el Valle de los Reyes en Luxor, Egipto.
Pero, se creó un enigma de una Supuesta Maldición de la tumba del Faraón Tutankamón, a quienes o quien se atrevió a profanarla, que empezó con la repentina muerte del lord Carnarvon, le siguió su hermano Archibald Douglas Reid, encargado de radiografiar la momia de Tutankamón, le siguió arqueólogo Arthur Mace, que abrió la cámara funeraria junto con Carter, igual murió George Jay Gould, el magnate de los ferrocarriles, que murió de una neumonía en 1923, quien estuvo presente en la apertura de la tumba. Todos estos muertos son parte de los 58   personas que estuvieron presentes al momento de abrir el sarcófago del Faraón Tutankamón.
La Maldición se atribuye a una inscripción que decía: "La muerte extenderá sus alas sobre todo aquel que se atreva a entrar en la tumba sellada de un faraón". Esta antigua maldición, que supuestamente estaba escrita en un antiguo texto árabe.
La ciencia, siempre reacia a aceptar supuestas maldiciones, por medio del  microbiólogo Raúl Rivas cree que ciertos hongos(esporas de Aspergillus) que pudieron ser los causantes de la muerte de algunos de los presentes en la apertura de la tumba, como la del lord Carnarvon.

National Geographic .- narra : " La tumba del faraón Tutankamón fue descubierta en el Valle de los Reyes el 4 de noviembre de 1922. A pesar de haber sufrido algún robo en la antigüedad, el sepulcro estaba casi intacto y conservaba la mayor parte del ajuar funerario del monarca. Cuando terminó la excavación, diez años después, se documentaron nada menos que 5.397 objetos, incluyendo la famosa máscara funeraria del rey. A la fama internacional que obtuvo el hallazgo contribuyó también la historia de la maldición, y el hecho de que algunos de sus descubridores empezaran a morir en extrañas circunstancias (incluso Arthur Conan Doyle, el padre del legendario detective Sherlock Holmes, contribuyó a propagar la creencia de que una terrible maldición perseguiría a quienes se habían atrevido a profanar la tumba del faraón)....."

National Geographic .- agrega : "Esto explicaría por ejemplo, la muerte de lord Carnarvon. El aristócrata tenía muy mala salud desde que sufrió un grave accidente automovilístico en su juventud. La explicación tradicional dice que murió a causa de una infección cuando por error se afeitó una picadura de mosquito que se infectó y acabó causando su muerte por septicemia. Pero Rivas abunda en las explicaciones establecidas por otros investigadores que piensan que la causa de la muerte podría haber sido una infección fúngica cuando el aristócrata inhaló esporas de Aspergillus en la tumba de Tutankamón, lo que le habría provocado una aspergilosis pulmonar de tipo invasivo, una enfermedad muy grave de la que no pudo recuperarse debido a su ya de por sí precaria salud....."

https://www.nationalgeographic.com.es/historia/hongos-podrian-estar-detras-maldicion-tutankamon_14383/1

Poco después del descubrimiento de la tumba de Tutankamón en 1922, una serie de muertes desataron la idea de una maldición oculta que perseguiría a quienes habían osado profanar la tumba del rey. Sin embargo, el microbiólogo Raúl Rivas cree que ciertos hongos pudieron ser los causantes de la muerte de algunos de los presentes en la apertura de la tumba, como lord Carnarvon

Luxor, Egipto, el hogar de Tutankamón
Fotografía no fechada en la que aparece del arqueólogo y egiptólogo inglés Howard Carter, de pie con las manos detrás de su espalda izquierda, observando como es levantada la cubierta de la entrada a la tumba del rey Tutankamón, en Luxor, Egipto.
Foto: AP
 
Entrando en la sala donde se encontró el sarcófago de Tutankamón
Entre 1922 y 1929, el fotógrafo Harry Burton documentó meticulosamente el descubrimiento de la tumba de Tutankamón.
Foto: GRIFFITH INSTITUTE / UNIVERSITY OF OXFORD / MUSEU EGIPCI DE BARCELONA

Tutankamón
Howard Carter examinando el sarcófago de Tutankamón poco después del descubrimiento del mismo.
Foto: AP

Los primeros secretos
Howard Carter examinando la tumba de Tutankhamón. Fotografía tomada por Hahhry Burton, 1924.

El sarcófago de Tutankamón fotografiado por Harry Burton en 1922
© GRIFFITH INSTITUTE, UNIVERSITY OF OXFORD / ASHMOLEAN

La momia de Tutankamón noviembre de 2007
Las últimas investigaciones sobre la momia cuestionan la imagen de Tutankamón como un faraón endeble y enfermizo.
Foto: Gtres 

Pies de la momia de Tutankamón, en el Museo Egipcio de El Cairo
AP / GTRES

Cámara del sarcófago de Tutankamón
La tumba KV62 está situada en el Valle de los Reyes y contiene a la momia de Tutankamón. Aquí se puede ver en una fotografía tomada el 28 de noviembre de 2015.
Foto: Gtres

La máscara funeraria de Tutankamón en el Museo Egipcio de El Cairo, en una imagen del 16 de diciembre de 2015
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres

Cámara funeraria
Trabajos de conservación en la cámara funeraria de la tumba de Tutankamón, durante la primavera de 2016.
Foto: J. Paul Getty Trust

Vida y muerte de Tutankamón
En el muro norte de la cámara funeraria de Tutankamón se pueden observar 7 figuras, en tres escenas separadas. De derecha a izquierda: ceremonia de apertura de la boca practicada a la momia de Tutankamón por el faraón Ay, su sucesor, quien sostiene un instrumento especial (azuela) y está vestido como un sacerdote; Nut, la diosa del firmamento, da una pacífica bienvenida a Tutankamón, y, por último, Osiris, dios del Inframundo, abraza a Tutankamón, que aparece seguido por su ka o fuerza vital.
Foto: Carleton Immersive Media Studio; Carleton University / J. Paul Getty Trust
Carme Mayans

Los hongos podrían estar detrás de la maldición de Tutankamón

"La muerte extenderá sus alas sobre todo aquel que se atreva a entrar en la tumba sellada de un faraón". Esta antigua maldición, que supuestamente estaba escrita en un antiguo texto árabe, se encontraba en poder de la novelista Marie Corelli, que la recordó al enterarse de la muerte de lord Carnarvon en su hotel de El Cairo en 1923. La escritora, muy popular en Gran Bretaña por sus obras góticas, ya había avisado de que posiblemente la tumba recién descubierta del faraón niño pudiera hallarse bajo algún tipo de protección mágica, y cuando supo de la enfermedad de lord Carnarvon afirmó: "No puedo dejar de pensar que ha corrido algún riesgo al perturbar el descanso final de un rey de Egipto cuya tumba estaba especial y solemnemente custodiada y robarle sus posesiones". Cuando el aristócrata murió poco después, sus palabras fueron consideradas proféticas.

La escritora Marie Corelli, autora de novelas góticas, estaba convencida de que la tumba de Tutankamón se hallaba bajo el influjo de algún tipo de protección mágica
Pero ¿había una maldición en la tumba de Tutankamón? ¿Estaba realmente protegida por algún tipo de fuerza mágica que acabó con la vida de todos los que estuvieron relacionados con su descubrimiento? Parece que la ciencia, como suele ser habitual, ha encontrado la solución al enigma.

¿Hubo de verdad una sucesión de muertes?

La tumba del faraón Tutankamón fue descubierta en el Valle de los Reyes el 4 de noviembre de 1922. A pesar de haber sufrido algún robo en la antigüedad, el sepulcro estaba casi intacto y conservaba la mayor parte del ajuar funerario del monarca. Cuando terminó la excavación, diez años después, se documentaron nada menos que 5.397 objetos, incluyendo la famosa máscara funeraria del rey. A la fama internacional que obtuvo el hallazgo contribuyó también la historia de la maldición, y el hecho de que algunos de sus descubridores empezaran a morir en extrañas circunstancias (incluso Arthur Conan Doyle, el padre del legendario detective Sherlock Holmes, contribuyó a propagar la creencia de que una terrible maldición perseguiría a quienes se habían atrevido a profanar la tumba del faraón).
Algunos periódicos ingleses llegaron a atribuir a la maldición la muerte de unas treinta personas, entre ellas la del propio lord Carnarvon. Ese mismo año, 1923, murió el hermano de Carnarvon y Archibald Douglas Reid, encargado de radiografiar la momia de Tutankamón. Poco después murió el arqueólogo Arthur Mace, que abrió la cámara funeraria junto con Carter. También murió Richard Bethell, secretario de Carter, en 1929; el arqueólogo Alby Lythgoe, del Museo Metropolitano de Nueva York, en 1934; los directores del departamento de antigüedades del Museo Egipcio de El Cairo... A pesar de lo que pueda parecer, lo cierto es que estudios posteriores revelaron que de las 58 personas presentes en la apertura de la tumba y del sarcófago del rey, sólo murieron ocho en los doce años siguientes.
Algunos periódicos ingleses llegaron a atribuir a la maldición la muerte de unas treinta personas, entre ellas la del propio lord Carnarvon
El descubridor de la tumba, el arqueólogo Howard Carter, harto de las especulaciones sobre la supuesta maldición, declaró: "Si no es una difamación como tal, apunta en ese sentido tan despreciable, y toda persona sensata debería desechar tales invenciones con desdén". Pero perdía el tiempo. Las especulaciones fueron en aumento, e incluso llegaron a acusarle de estar en convivencia con las autoridades para "tapar" las pruebas.

Los hongos, posibles culpables

En relación a estas muertes y sobre si es posible que estuvieran relacionadas con la tumba, aunque por supuesto no con una maldición, el microbiólogo Raúl Rivas sugiere que la explicación podría encontrarse en microorganismos dormidos durante milenios, como algunos hongos de la especie Aspergillus, cuyas esporas pueden permanecer viables durante siglos o incluso milenios.
Esto explicaría por ejemplo, la muerte de lord Carnarvon. El aristócrata tenía muy mala salud desde que sufrió un grave accidente automovilístico en su juventud. La explicación tradicional dice que murió a causa de una infección cuando por error se afeitó una picadura de mosquito que se infectó y acabó causando su muerte por septicemia. Pero Rivas abunda en las explicaciones establecidas por otros investigadores que piensan que la causa de la muerte podría haber sido una infección fúngica cuando el aristócrata inhaló esporas de Aspergillus en la tumba de Tutankamón, lo que le habría provocado una aspergilosis pulmonar de tipo invasivo, una enfermedad muy grave de la que no pudo recuperarse debido a su ya de por sí precaria salud.
Algunos investigadores creen que lord Carnarvon inhaló esporas del hongo Aspergillus que le provocaron una grave enfermedad pulmonar de la que no se recuperó
Estudios recientes han constatado la presencia de este tipo de hongos sobre diversas momias en todo el mundo, lo que, según Rivas, haría factible que algunos de los visitantes de la tumba de Tutankamón –posiblemente quienes tuviesen una salud más débil– hubieran podido contraer una infección, como lord Carnarvon o como George Jay Gould, el magnate de los ferrocarriles, que murió de una neumonía en 1923 y que había estado presente en la apertura de la tumba.
Afortunadamente, hoy ya nadie (o casi nadie) cree en maldiciones faraónicas ni teme a la momia de Tutankamón, que descansa en su tumba en un sarcófago de cristal sellado en un ambiente controlado, a la vista de los miles de turistas que la visitan a diario sin que ningún percance les suceda. Pero a pesar de ello, no cabe duda de que la historia del descubrimiento de la tumba del faraón niño y de la maldición que la acompaña ha adquirido tintes novelescos y sigue despertando pasiones entre los amantes del Egipto faraónico.

Para saber más

Joyce Tyldesley. La maldición de Tutankamón: la historia de un rey egipcio. Ariel, Barcelona, 2012.
NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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