domingo, 12 de julio de 2020

La Casa de la Loma tiene un Fantasma : Capítulo DLXV.- Rogelio Campos; sorprende a sus perseguidores Heriberto Paúcar y Avilio Quispe matando a los dos en peleas individuales...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG.- continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; Heriberto Paúcar y Avilio Quispe, rastreadores que fueron contratados por el ladrón de reses Samuel "Cimarrón", para intentar recuperar una yunta de bueyes que la legítima dueña Amalia "Ojos verdes" en compañía de Rogelio Campos y don "Fortuna", recuperaron desde el potrero del ladrón, quienes fueron ayudados por los jóvenes ladrones que los habían robado desde el Campo Comunal de Pastoreo; los ahora rastreadores y perseguidores están pisándoles los talones a Rogelio Campos, quien lleva la yunta en vista que Amalia "Ojos verdes" se adelantó para cocinar; él, está a punto de llegar a un callejón profundo y estrecho, y su intuición y premonición le anticipan que los siguen, él va entrar al callejón, lo mismo lo saben los perseguidores (rastreadores) aún distantes quienes decidieron salirse del camino y avanzar por los flancos dentro de los potreros para llegar a la salida del callejón y allí asaltar a los que conducen la yunta de bueyes.


Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.


Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

Rogelio Campos, estaba muy preocupado que dada su experiencia, le anunciaba premonitoriamente una trampa adelantada por ladrones de las lejanías azules, él justo llegó a la entrada del callejón, desde las sogas detuvo a la yunta, se puso adelante y subió la soga envolviéndola en las astas del primer toro y lo mismo hizo con el segundo toro, luego observó con detenimiento los bordos altos del camino y se dijo: "Muy fácil para cualquier ladrón, saltar desde arriba al cuerpo del prójimo (transeúnte)" y siguió pensando y agregó: "No les daré el gusto, voy a arriar a la yunta de bueyes para que avancen solos y me subiré al bordo y desde allí los vigilaré".
Rogelio Campos, una vez más aplicó su vasta experiencia y su agilidad mental, y adivinó el pensamientos de sus perseguidores; pero, él fue más astuto, caminará al filo del camino y no lo hará muy abierto por los potreros, tal como empezarán hacer sus acosadores: Heriberto Paúcar y Avilio Quispe.
Entonces, Rogelio, azuzó a los bueyes a caminar solos, dándoles unos chicotazos con la punta de un lazo, a lo que los animales emprendieron el avance por el callejón; él, se subió el bordo por el flanco izquierdo, estando arriba anduvo con cierta dificultad por la abundancia de los arbustos y bejucos, pero nada lo detuvo, desde arriba siguió vigilando a la yunta que avanzaban sin detenerse al mismo tiempo.
Pero, en esos instantes; pasos atrás avanzaban los rastreadores y llegaron a la entrada del callejón, ligeramente sobrepasaron y Heriberto Paúcar, dio la orden:
--- Avilio, ve por el flanco izquierdo, avanza sin detenerte. yo lo haré por el flanco derecho, estoy completamente seguro que ellos están por la mitad del callejón los atacaremos en la boca de  la salida.
Ambos rastreadores (perseguidores) tomaron sus senderos, pero se abrieron mucho buscando comodidad y lo hicieron por los potreros, pero si caminaban rápido, para poder dar alcance a los arreadores de las yunta de bueyes.
Mientras tanto, Rogelio Campos, avanzaba con mucho dificultad por el entrabamiento de los arbustos, él tenía machete, pero no lo usaba para no delatarse ante el enemigo, y vaya que avanzaban casi paralelos con sus perseguidores; él, iba pensando como iba a responder al enemigo que lo sentía que estaba a sus espaldas, pero iban equidistantes y avanzaban aceleradamente para adelantarse a él, pero aún así él preparó su plan de defensa.
Rogelio Campos, alcanzó un montículo más alto encima del bordo del camino y desde esa privilegiada ubicación sobre paró y comenzó a otear el terreno desde la izquierda y alcanzó a ver a un individuo que avanzaba en su mismo sentido y casi corriendo, volteó la cabeza hacia la derecha igual vio a otro individuo que avanzaba aceleradamente en su mismo sentido; él pensó: "Estos son mis perseguidores..", ambos habían bajado la cabeza, era una señal de ser ladrones y lo estaban siguiendo.
Recién Rogelio se felicitaba así mismo; por su intuición que le previno de la emboscada perfecta que no hubiese podido defenderse estando arreando en el callejón, y preparó su plan de como enfrentarlos, pero se hizo una pregunta: ¿Sólo he visto a dos y cuántos más  vendrán por el callejón tras mío? El mismo se respondió: "Haré frente a los ladrones de los flancos y con los otros los dejaré al destino que nos ayude" (para suerte de él no habían más acosadores).
El plan de Rogelio de azuzar a la yunta de bueyes que avancen arrojándoles terrones de tierra que les caían por el lomo y él seguía avanzando para poder atacar al individuo del flanco izquierdo; pero antes que llegue a la boca de salida del callejón había que eliminar a éste, saldría justo al otro lado derecho estaría el otro y lo enfrentaría cuerpo a cuerpo y que el destino decida quien será el ganador.(El plan estaba hecho).
Entonces, Rogelio Campos abandonó su ubicación arrastrándose a nivel del suelo y como era de bajada rodó un poco y justo llegó antes que su enemigo lo cruce y lo esperó desenvainando su chaveta, al intentar pasar Avilio Quispe sin saber que lo estaban esperando y si cubrir con la mirada los flancos fue atrapado por el cuello por Rogelio y le pasó la puñaleta por el cuello degollándolo que dio un alarido de dolor y con su propia sangre se ahogó muriendo en el acto; pero Rogelio para estar seguro le apuñaló el corazón y lo dejó tirado...
Rogelio, con uno menos de sus seguidores (perseguidores) siguió por este sendero despegado y llegó a la boca de salida del callejón donde Heriberto Paúcar esperaba a su compañero, quien al ver pasar a la yunta de toros sin que nadie los arree levantó la mirada al flanco izquierdo de la salida y vio con asombro y totalmente sorprendido que se le venía encima un hombre con la puñaleta erguida en la mano derecha, no tuvo tiempo de esquivar el cuerpo y prácticamente se entregó sólo recibiendo una estocada directa en el pecho que comprometió el corazón; igual que su compañero solo dio un alarido moribundo y cayó.
Roeglio Campos, acababa de triunfar dada su amplia experiencia viendo que murió el otro, lo haló al costado del camino y se preparó subiendo al bordo del camino para enfrentar a los que él suponía venía detrás por el camino; él esperó un buen rato, pero nadie llegaba, él se dijo: "Creo que sólo eran dos chivos (rastreadores) que nos seguían, llegaré a la casa para regresar con barreta y palana y enterrar a los muertos".
Rogelio Campos, dio alcance a la yunta de bueyes que no habían avanzado mucho, estaban mordisqueando yerbas por los costados del camino, les desenredó las sogas de las astas y de nuevo los arriaba, hasta que llegó a la casa, ya Amalia había preparado el almuerzo, estaba feliz viendo llegar a su yunta de bueyes arriados por su amante Rogelio; pero ella se alarmó al ver que él tenía la camisa manchada de sangre, temiendo que estuviese herido le exclamó:
--- Don Rogelio: ¿Qué le pasó todo su cuerpo está manchado de sangre? ¿Usted está herido? Dios mio ayúdanos...
Rogelio Campos, quien salió ileso de la pelea que tuvo contra sus perseguidores y recién le salió una sonrisa casi forzada y le contestó:
--- No, doña Amalia, me enfrenté a dos perseguidores que venían por la yunta de los bueyes. me adelanté a sus planes, los sorprendí y ellos murieron, tengo que regresar para darles cristiana sepultura, es mi costumbre que si peleo por campos desolados tengo que enterrar a mis muertos y espero que algún día el que logre matarme haga lo mismo...
Continuaremos...............
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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