viernes, 26 de febrero de 2021

DE EXPLORADOR A SHOWMAN: Buffalo Bill, el "inventor" del salvaje oeste en Barcelona

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., recuerdo mucho que por los años de los 1960s, se promocionaba en Ayabaca la venta y alquiler de revistas gráficas con las aventuras de los "Cowboys" o (vaqueros del Oeste Americano); luego entró el cine con fuerza y cada 08 días llegaban películas del "Lejano Oeste".
Lo que todo indicaba que era una creación de las compañías cinematográficas de filmar personajes en ficción; si hubo realidad un auténtico vaquero, explorador y cazador de búfalos, llamado William Frederick Cody, más conocido como Buffalo Bill, que creó un mito del lejano Oeste..................

Descrito por los periódicos de la época como un hombre de elevada estatura y musculatura de acero, Buffalo Bill, un mito del lejano Oeste, pasó por Barcelona con su espectáculo generando una expectación que con el tiempo se ha comprobado que no fue tanta.

Foto: CordonPress

Hasta su muerte el 10 de enero de 1917, William Frederick Cody, más conocido como Buffalo Bill, apodo que le pusieron cuando se convirtió en el principal proveedor de carne de los trabajadores del ferrocarril, fue testigo de cómo aquella tierra virgen que había conocido era invadida por las vías del "caballo de hierro", las manadas de bisontes eran rápidamente diezmadas y los indios, los habitantes originarios de aquellas tierras, eran apartados en reservas. Quizá fue eso lo que lo hizo de él un hombre más bien solitario, como se afirma en una grabación histórica del año 1908: "Durante mucho tiempo fue costumbre del viejo explorador retirarse en las noches estrelladas por unas horas al aire libre, solo".

UN EXPLORADOR DE "LEYENDA"

Buffalo Bill fue el hombre de las mil vidas. No sólo cruzó las grandes llanuras de Estados Unidos cuando estas aún eran territorios prácticamente inexplorados –por el hombre blanco, claro, porque esas tierras eran el hogar de otros seres humanos desde hacía milenios: los nativos americanos–, sino que también fue aventurero, soldado, explorador y cazador de bisontes, algo que ahora sabemos contribuyó de un modo definitivo al ocaso de la forma de vida tradicional de los indígenas americanos.

William Cody no sólo cruzó las grandes llanuras de Estados Unidos, sino que también fue aventurero, soldado, explorador y cazador de bisontes.

Las aventuras de Buffalo Bill, en muchos casos exageradas, ya eran objeto de leyendas y de novelas de diez centavos cuando el explorador descubrió su faceta de showman. Eso ocurrió después de que organizara una cacería de bisontes para un gran príncipe ruso y realizara para él una "demostración" de la vida en el salvaje Oeste. La revista española Blanco y Negro lo describió en 1917 de la siguiente manera: "Conocedor del prestigio que tienen sobre las muchedumbres los ejercicios físicos, el aparato bélico, los tiros de fusil y los caballos al galope, decidió un día presentar ante el mundo civilizado su banda de cowboys. Eran hombres de todas las razas y de todos los colores: blancos, negros, pieles rojas, chinos, árabes; pero todos ágiles, fuertes, jinetes incomparables, tiradores estupendos, que arrebataban a los públicos enlazando potros, galopando a cargas fantásticas y haciendo con el rifle blancos maravillosos. Y destacándose entre los más hábiles y dominando a todos aquellos aventureros, el coronel Buffalo Bill, con su rostro simpático, su figura gallarda y su aire resuelto de hombre valiente y aguerrido".

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LA "TROUPE" LLEGA A BARCELONA

En palabras del exconsevador del Museo Buffalo Bill en el estado de Wyoming, Paul Fees: "El nacimiento del salvaje Oeste como género exitoso fue en gran parte un producto de la personalidad, la agudeza dramática y el buen timing" . En 1880, los espectáculos del lejano Oeste se convirtieron en parte de la cultura popular y Bill Cody sabía, como principal conocedor de ese mundo, el modo de impulsar aquel "negocio".

En 1880, los espectáculos del lejano Oeste se convirtieron en parte de la cultura popular y Bill Cody sabía el modo de impulsar aquel "negocio".

El show llamado Buffalo Bill’s Wild West recorrió América y Europa. Barcelona se contó entre las capitales europeas que visitó William F. Cody. En la portada de La Vanguardia del domingo 15 de diciembre de 1889 se anunció la inminente inauguración de su "hipódromo", que se ubicó en el solar que por aquel entonces había entre las calles Aribau y Rossellón, hoy en día una de las zonas más densamente edificadas del Ensanche barcelonés. Las entradas de asiento valían entre dos y cinco pesetas, una cantidad que por aquella época era considerable.

BUFA-LI L’ULL Y EL HUMOR DE LOS CATALANES

Buffalo Bill se había convertido en una especie de extravagante estrella de su circo itinerante, al que la prensa dedicaba páginas y páginas en las que se recreaban episodios de su vida y del "extraño" viaje en el que se había embarcado junto a su original circo hasta que atracó en el puerto de Barcelona el 18 de diciembre de 1889. Como contaba el diario vespertino La Época: "Componen la comitiva doscientos pieles rojas y otros tantos vaqueros mexicanos, así como doscientos animales, entre caballos, búfalos y bisontes".

"Componen la comitiva doscientos pieles rojas y otros tantos vaqueros mexicanos, así como doscientos animales, entre caballos, búfalos y bisontes".

La llegada de la compañía a la Ciudad Condal estuvo plagada de anécdotas. Lo primero que hicieron los barceloneses fue rebautizar a Buffalo Bill como Bufa-li l’ull (sóplale en el ojo, en catalán). Durante la actuación, la troupe representaba algunos de los momentos clave en la historia de la conquista del Oeste. Los tópicos y la iconografía de sus números fueron posteriormente recreados hasta la saciedad por Hollywood, por lo que Buffalo Bill es el responsable indirecto de muchos de los clichés que están firmemente asentados en el imaginario colectivo.


A finales de siglo XIX los espectáculos del lejano Oeste pasaron a ser parte de la cultura popular.

Foto: CordonPress

UN SHOW AL ESTILO AMERICANO

Duelos, asaltos a diligencias, ataques de los indios, la violencia de las ciudades fronterizas... Todo esto se explicaba en la publicidad que anunciaba la presencia de más de 180 cowboys, fieros indios y forajidos mexicanos, además de doscientos caballos salvajes y una manada de peligrosos bisontes. En realidad el circo trajo un pequeño rebaño que constaba de tan solo veinte de estos bóvidos, que encima estaban prácticamente domesticados. El único animal que protagonizó un incidente fue un perro del espectáculo que asustó a un niño.

Cualquier detalle que girara en torno a la compañía de Buffalo Bill era digno de interés para la prensa. Desde la contratación del vapor que les traería hasta los permisos al Ayuntamiento, los enormes gastos en publicidad –superiores, en muchos casos a los de muchas corridas de toros–, la espectacular cabalgata que recorrería el centro de Barcelona antes de empezar las funciones en el hipódromo de la calle Muntaner, los precios de las entradas, las miles de personas que se hacían con una y los muchos que se quedaban sin ella... También se habilitaron servicios especiales del ferrocarril para ver el espectáculo. Los enormes campamentos en los que se alojaban los indios y los vaqueros se instalaron por separado "para evitar una nueva guerra". De hecho, a los indios "no se les permite salir a no ser que vayan acompañados de personas de confianza de la compañía, pues son temibles y cometen toda clase de desmanes al probar las bebidas alcohólicas", según contó el periódico La Iberia el 22 de diciembre de 1889.

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Según un periódico, a los indios "no se les permite salir a no ser que vayan acompañados de personas de pues son temibles y cometen toda clase de desmanes al probar el alcohol".

SIN IMAGENES DE BUFFALO BILL EN BARCELONA

Por desgracia, a diferencia de otras giras europeas, el paso por Barcelona del Buffalo Bill’s Wild West no dejó (o no se han conservado) filmaciones cinematográficas. Pero sí numerosísimas fotos. Tres de las más populares pertenecen al extraordinario archivo del Centre Excursionista de Catalunya. En las imágenes, captadas por el socio A. Carbonell, pueden verse bisontes, indios a caballo y a un gran jefe con un impresionante tocado de plumas que está a punto de entrar en un tipi (las típicas tiendas de los nativos americanos).

Según Helen Cody: "El circo de mi hermano no se parecía en nada a las corridas de toros, y este es el único espectáculo que tiene éxito en España".

A pesar de lo que pueda parecer, el espectáculo tuvo sólo un relativo éxito en Barcelona. Según Ángel Zavala, autor del libro Buffalo Bill y su época, de 1963, la Ciudad Condal estaba por aquellos días asolada por una grave crisis sanitaria (una triple epidemia de gripe, cólera y viruela) a lo que debería sumarse la peculiar idiosincrasia catalana: "No se aclama aquí, así como así, a cualquier héroe por mucha propaganda de que venga precedido", según el autor. Sin embargo, para Helen Cody, hermana de nuestro protagonista, los motivos fueron muy distintos: "El circo de mi hermano no se parecía en nada a las corridas de toros, y este es el único espectáculo que tiene éxito en España".

BANCARROTA Y MUERTE DE UN ICONO DEL OESTE

En 1913, el diario La Correspondencia de España recogió la noticia de la quiebra de la compañía de Buffalo Bill y de la salida a subasta de todas sus pertenencias en Nueva York: "El pobre coronel Cody estuvo en Denver para ver por última vez a Isham, su caballo blanco, el mismo que montaba desde hacía 25 años", contó el diario, que recogió a su vez las palabras de uno de los que participaron en la puja: "No puedo ofrecer más, porque no tengo dinero. Pero si el que se quede con la bestia no se lo devuelve al coronel Cody, yo se lo robaré al nuevo dueño para entregársela al antiguo". Pero no hizo falta, porque quien compró el caballo tuvo la misma intención. "Cuando Bill se enteró de que el caballo volvía a su poder, rompió a llorar", concluye la crónica.

La compañía de Bill quebró y sus pertenencias fueron subastadas, incluido su viejo caballo Isham. Al final, el comprador del animal lo devolvió a su propietario.

Cuatro años después, el 10 enero de 1917 y lejos de toda fama, Buffalo Bill murió a consecuencia de una insuficiencia renal. Tras recibir un funeral según el rito masónico, en la actualidad el lugar de descanso final de este mito del lejano Oeste es uno de los principales destinos turísticos de a ciudad de Denver.

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Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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