miércoles, 24 de agosto de 2022

MISTERIOS Y CURIOSIDADES DEL ANTIGUO EGIPTO: El significado de las pinturas de la tumba de Tutankamón.... El complejo desmontaje de las capillas doradas que protegían la momia de Tutankamón...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., el gran Faraón TutanKamón, sigue causando admiración su sarcófago, hubo una decoración en su cámara funeraria, con hermosas imágenes con rituales funerarios en honor al "Faraón Niño", y estas pinturas el disfrute de la eternidad junto a los dioses que lo acogieron...... "Y ¿cómo se leen estas escenas? Pues la secuencia de lectura es de derecha a izquierda. Así, se empieza por el muro este, donde se representa el viaje del monarca difunto al más allá. En la escena aparecen una docena de nobles, posiblemente altos dignatarios de la corte tebana, que arrastran un trineo sobre el cual se ha dispuesto un santuario en forma de barca, en cuyo interior yace la momia real, preparada para disfrutar de la eternidad. Sobre la escena se puede leer la siguiente inscripción: "Los cortesanos de la Casa Real en procesión con el rey Osiris Tutankamón hacia el Oeste. Dicen: ¡Oh, rey, ven en paz! ¡Oh, dios, protector de la tierra!"....  ..siga leyendo.............................


Cuando Howard Carter, tras desmontar las capillas doradas que ocultaban el sarcófago del faraón niño, pudo contemplar la decoración de su cámara funeraria, ante sus ojos aparecieron coloridas imágenes de los rituales funerarios realizados en honor del soberano y a este disfrutando de la eternidad junto a los dioses.

Vista de la decoración completa del muro norte de cámara funeraria de la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes.

Foto: Cordon Press
Carme Mayans
Carme Mayans

Redactora

Actualizado a 


Cuando en 1925, Howard Carter desmontó las capillas doradas que abarcaban la casi totalidad del espacio de la cámara funeraria en la tumba de Tutankamón, descubrió que los muros de la estancia más sagrada de la sepultura, el lugar de descanso eterno del faraón, eran los únicos de todo el sepulcro que estaban pintados. Esto marcaba una diferencia respecto a la mayoría de tumbas del Valle de los Reyes, bastante más grandes y lujosas (la tumba de Tutankamón era, de hecho, muy pequeña), y que mostraban un programa iconográfico que cubría casi toda la superficie mural con pinturas que representaban escenas de textos sagrados como el Libro de los muertos, el Libro del Amdudat, o los libros de Las puertas y Las cavernas.

Al igual que en las tumbas de sus antecesores y predecesores, las escenas que decoran la cámara funeraria de Tutankamón también representan pasajes del Libro del Amduat y, aunque en el momento  de su descubrimiento estaban cubiertas de hongos, tal como describe el propio Carter en su libro sobre el sensacional hallazgo ("La superficie de los muros está recubierta por pequeños grupos de hongos, cuyos gérmenes originarios fueron posiblemente introducidos por el yeso o la pintura, nutriéndose de la humedad que transpiraba el yeso después de que se sellara la cámara"), la minuciosa restauración a la que han sido sometidas a lo largo de los últimos años por parte del Getty Conservation Institute en colaboración con las autoridades egipcias, y que culminó en el año 2019, les ha devuelto su pasado esplendor.


Howard Carter y Arthur Mace derriban el muro que separa el Anexo de la cámara funeraria en la tumba de Tutankamón.

Foto: Cordon Press

¿UNA HERENCIA DEL ARTE DE AMARNA?

Y es que, en efecto, los antiguos artesanos egipcios recubrieron los muros de la cámara con una fina capa de mortero sobre la cual, una vez seca, plasmaron las escenas en un fondo pintado de amarillo que recuerda el color del oro, el material del que estaba hecha la carne de los dioses. En cuanto a la decoración en sí, antes que nada es interesante advertir que la proporción de las figuras que allí se plasmaron (dibujadas en una cuadrícula de 20 cuadrados) no es la misma que se utilizó en otras tumbas del Reino Nuevo (que fueron dibujadas en una cuadrícula de 18 cuadrados), algo que, según los expertos, muy posiblemente era una convención artística heredada del período de Amarna, cuando bajo el reinado de Akhenatón (el padre de Tutankamón), el arte egipcio experimentó un cambio radical. Eso hace que las figuras representadas en los muros de la cámara funeraria de Tutankamón se vean con las piernas más cortas y un aspecto "blando".

La proporción de las figuras no es la misma que se utilizó en otras tumbas, sino que muy posiblemente era una convención artística heredada del período de Amarna.

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Y ¿cómo se leen estas escenas? Pues la secuencia de lectura es de derecha a izquierda. Así, se empieza por el muro este, donde se representa el viaje del monarca difunto al más allá. En la escena aparecen una docena de nobles, posiblemente altos dignatarios de la corte tebana, que arrastran un trineo sobre el cual se ha dispuesto un santuario en forma de barca, en cuyo interior yace la momia real, preparada para disfrutar de la eternidad. Sobre la escena se puede leer la siguiente inscripción: "Los cortesanos de la Casa Real en procesión con el rey Osiris Tutankamón hacia el Oeste. Dicen: ¡Oh, rey, ven en paz! ¡Oh, dios, protector de la tierra!".


Detalle de las pinturas del muro norte. Ay, sucesor de Tutankamón, lleva a cabo la ceremonia de la Apertura de la boca sobre la momia del faraón.

Foto: Cordon Press

A continuación vienen las escenas que decoran el muro norte. En la primera, Ay, visir y sucesor de Tutankamón, lleva la corona azul jeperesh (un tocado con el que los faraones han sido a menudo representados, tanto en batallas como en ceremonias) y viste la piel de leopardo que lo identifica como sacerdote sem (sacerdote funerario). Ay se dispone a llevar a cabo un antiguo ritual funerario sobre la momia del rey (representado como si fuera el dios del inframundo Osiris), conocido como ceremonia de la Apertura de la Boca. Ay, con una azuela en la mano, tocará las distintas partes del cuerpo del faraón difunto para devolverle los sentidos que tenía en vida; así podrá disponer de ellos en el más allá. Detrás, la diosa Nut, divinidad del cielo nocturno, lleva a cabo libaciones de agua pura en un gesto conocido como ny-ny. La diosa da la bienvenida a Tutankamón que sostiene un bastón, una maza y el símbolo ankh (vida). Al final de la escena, el monarca, sujetado por su ka (uno de los cinco componentes del espíritu humano), abraza al dios Osiris, señor de Occidente.


Detalle de la decoración mural del muro norte. En ella Tutankamón, sujetado por su ka, abraza al dios Osiris.

Foto: Cordon Press

EL PELIGROSO VIAJE NOCTURNO DEL SOL

Las escenas continúan en la pared oeste, donde se recrea la primera de las doce horas de la noche, tal como se describe en el Libro del Amduat. Arriba, a la izquierda, aparece sobre la barca solar el dios Re en forma de escarabajo, como Khepri, el Sol del amanecer. Al lado, dos figuras divinas, cada una identificada con un "Osiris", alaban al dios elevando los brazos. Tres dioses y dos diosas del inframundo caminan ante la barca. El resto de la pared se decora con una cuadrícula compuesta por doce rectángulos, dentro de cada uno de los cuales hay un babuino sentado. Todos ellos representan a las doce horas de la noche a través de las cuales el Sol realiza su peligroso periplo nocturno, durante el cual debe hacer frente a poderosos enemigos como la serpiente Apofis. También a través de estas horas, el soberano difunto debe viajar para alcanzar la eternidad.

Parte de la pared oeste se decora con una cuadrícula compuesta por doce rectángulos, dentro de cada uno de los cuales hay un babuino. Representan a las doce horas de la noche.


Panorámica de la cámara funeraria de la tumba de Tutankamón. Al fondo, el muro oeste, donde se representan las doce horas de la noche.

Foto: Cordon Press

Por último, nos encontramos ante la pared sur, que resultó parcialmente dañada cuando Carter echó abajo el muro que separaba el Anexo de la cámara funeraria. Pero los restos que se conservan muestran a Tutankamón recibiendo la vida de la diosa Hathor, mientras el dios Anubis, con cabeza de cánido, posa amorosamente su mano sobre el hombro del faraón. Detrás de Anubis, la diosa Isis, esposa de Osiris, hace el gesto ny-ny, y tras ella aparecen en cuclillas tres dioses del inframundo. Pero hay una cosa curiosa en las figuras representadas en este muro. No están pintadas siguiendo las mismas proporciones que las del resto de la cámara funeraria. Fueron dibujadas más cerca de la tradicional cuadrícula de 18 cuadrados característica del arte egipcio tradicional en lugar de la de 20 típica del arte de Amarna. ¿Un indicio del cambio de mentalidad que representó el reinado de Tutankamón respecto al período anterior?


El complejo desmontaje de las capillas doradas que protegían la momia de Tutankamón

En 1925, Howard Carter, el descubridor de la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes, se centró en ir desmantelando una a una las capillas funerarias que ocupaban la totalidad de la cámara funeraria del rey niño. Tras ello, inició la difícil tarea de extraer los tres ataúdes que contenía el gran sarcófago de cuarcita para, al final, hallarse cara a cara con el faraón.

El egiptólogo británico Howard Carter ante el ataúd de oro macizo que contenía la momia de Tutankamón.

Foto: Cordon Press
Carme Mayans
Carme Mayans

Redactora

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El 6 de abril de 1923, lord Carnarvon, mecenas de Howard Carter, moría en su hotel de El Cairo tras una breve enfermedad que muchos achacaron a la maldición de la momia Tutankamón, una maldición que se habría hecho realidad tras el descubrimiento de su tumba en el Valle de los Reyes. Después de este tremendo revés, transcurriría casi un año hasta que Carter estuvo de nuevo en disposición de ponerse manos a la obra en la tumba KV62 y empezase a planificar la ingente tarea de desmontar las capillas de madera dorada que llenaban casi por completo el espacio de la cámara funeraria del faraón.

Fue el 17 de febrero de 1923 el día en que Howard Carter, acompañado de lord Carnarvon, un nutrido grupo de expertos, autoridades y ante la expectación mundial, había abierto la puerta tapiada de la cámara funeraria del monarca y había dejado a la vista de todos una enorme pared dorada que formaba parte de una gran capilla sellada. Tras saltar los cierres y abrir la puerta, ante los ojos asombrados de los presentes apareció otro espectacular muro dorado recubierto de hermosos relieves.

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CAPILLAS DENTRO DE MÁS CAPILLAS

En 1924, Carter decidió centrarse en la cámara funeraria del faraón y abrir las capillas funerarias una a una. En total, el egiptólogo y su equipo abrieron cuatro capillas de madera dorada, la última de las cuales estaba decorada con las figuras de las diosas Isis y Neftis con las alas extendidas en actitud de protección del cuerpo que ocultaba aquel gigantesco relicario. Al abrir las últimas puertas con emoción contenida, Carter se encontró con un colosal sarcófago de cuarcita que, al parecer, estaba "intacto, con su tapa aún firmemente fija en su lugar, exactamente como la habían dejado unas manos piadosas", escribiría en su diario. "Todo lo que tenemos que hacer es pelar los féretros como si fueran una cebolla y estaremos ante el rey en persona", añadiría con convicción.

Al abrir las últimas puertas con emoción contenida, Carter se encontró con un colosal sarcófago de cuarcita.


Howard Carter y Lord Carnarvon durante el derribo del muro tras el cual se hallaba la cámara funeraria de la tumba de Tutankamón.

Foto: Cordon Press

Pero la cosa no era tan fácil. La capilla exterior ocupaba casi la totalidad de la cámara funeraria y dificultaba enormemente el trabajo puesto que apenas había espacio para moverse. Además, el espacio libre estaba atestado de objetos: varas de madera, abanicos de plumas de avestruz, recipientes de alabastro... lo que hacía aún más complicada la labor de los arqueólogos. Finalmente, Carter y su equipo vaciaron de objetos la cámara funeraria (que fueron cuidadosamente documentados y embalados) antes de proceder a desmontar las capillas doradas, una tarea que solo lograrían emprender un año después.

LEVANTANDO LA TAPA DEL SARCÓFAGO

Conteniendo la impaciencia, el 13 de octubre de 1925 Carter y su equipo, por fin, empezaron el desmontaje de las capillas funerarias que cubrían el elaborado sarcófago de cuarcita. Así, empezaron a desmantelar los pesados relicarios y pudieron disponer de más espacio para moverse y examinar más de cerca el sarcófago. Al hacerlo, Carter se encontró con una desagradable sorpresa: la tapa tenía una grieta. Aquello podía suponer un grave problema puesto que cuando los obreros movieran la tapa, que pesaba aproximadamente una tonelada, esta corría el riesgo de romperse y caer sobre el contenido del sarcófago, destruyéndolo. Al final, los arqueólogos decidieron improvisar unas poleas que permitieran levantar con seguridad la tapa, sujeta por todos sus extremos.

Los arqueólogos empezaron a desmantelar los pesados relicarios y pudieron disponer de más espacio para moverse y examinar más de cerca el sarcófago.

La primera capilla funeraria que cubría el sarcófago de Tutankamón se vislumbra a través de un hueco practicado en el muro.

Foto: Cordon Press

Tras conseguir levantar la tapa del sarcófago, Carter se asomó ansioso a su interior que contenía un ataúd antropomorfo de madera dorada que representaba al faraón, con las manos cruzadas sobre el pecho y sosteniendo el cayado y el mayal. El rostro era de oro puro. Pero al parecer no todo resultó tan sencillo para quienes procedieron al entierro del faraón miles de años atrás. El ataúd era demasiado grande para encajar a la perfección en el sarcófago y los antiguos obreros se vieron obligados a limar los pies de la caja para que cupiera. Un puñado de virutas de madera eran la prueba de ello.

UN ATAÚD DE ORO MACIZO

Al abrir el ataúd, los arqueólogos se sorprendieron al ver que en su interior había otro, más bello si cabe, hecho de madera dorada y taraceada. Según un maravillado Carter era "el más espléndido ejemplo del antiguo arte de fabricación de ataúdes jamás visto". Y entonces levantaron la tapa de este segundo ataúd, que reveló el tercer y último, cubierto de sudarios de lino y de guirnaldas de flores dejadas allí tal vez por la doliente viuda, la reina Ankhesenamón. Cuando retiró las flores y dobló con cuidado el sudario, Carter se encontró con una "absolutamente increíble masa de oro puro", ya que el ataúd estaba hecho totalmente de este precioso metal.

El tercer y último ataúd estaba cubierto de sudarios de lino y de guirnaldas de flores dejadas allí tal vez por la doliente viuda.

Uno de los ataúdes de Tutankamón es extraído mediante un complejo conjunto de poleas.

Foto: Cordon Press

Había llegado por fin el ansiado momento. Carter iba a encontrarse cara a cara con el faraón que había sido objeto de su búsqueda durante tantos años. Al fin pudo levantar la pesada tapa de oro que dejó a la vista la momia del faraón niño, cuyo rostro y hombros se hallaban cubiertos con una espléndida máscara funeraria de oro y lapislázuli. La belleza de la pieza y su magnífica factura dejaron sin palabras a quienes la contemplaron por primera vez después de más de tres mil años.

LA MOMIA DE TUTANKAMÓN

Tras permitirse un momento de recogimiento, Carter se dispuso entonces a cortar las trece capas de lino que envolvían el cuerpo de Tutankamón con un escalpelo. A medida que avanzaba en su trabajo, el egiptólogo se fue topando con algunos tesoros colocados entre los vendajes, como dos preciosas dagas con sus respectivas vainas bellamente trabajadas, una con la hoja de oro puro y la otra, sorprendentemente, con la hoja forjada con hierro meteórico, lo que la hacía aún más valiosa. Alrededor del cuello del faraón se había colocado un pectoral de oro, y entre las vendas fueron surgiendo amuletos protectores. Un total de 143.

Entre los vendajes se hallaron dos preciosas dagas, una con la hoja de oro puro y la otra con la hoja forjada con hierro meteórico.

La momia del faraón Tutankamón cubierta aún con la máscara de oro y lapislázuli.

Foto: Cordon Press

Pero por desgracia la momia de Tutankamón presentaba un estado deplorable. Al parecer, los antiguos embalsamadores habían abusado de los ungüentos y resinas, y el cuerpo había acabado quemado debido a un proceso de combustión espontánea dentro del ataúd. El cuerpo quedó, así, ennegrecido y prácticamente pegado a la caja, lo que hacía muy difícil retirar la momia sin dañarla. Todo ello suscitó un largo y complejo debate entre los investigadores. Al final (y, según muchos investigadores, no muy acertadamente) Carter decidió dejar el tema en manos de Douglas E. Derry, profesor de anatomía de la Universidad de El Cairo.

UN TRATAMIENTO MÁS QUE DISCUTIBLE

En vista del problema, se decidió que la única manera de retirar la momia era utilizando cuchillos calentados para separarla del ataúd, y para lograrlo fue desmembrada, un método considerado por muchos especialistas más que polémico y que muy probablemente acabó causando un daño irreparable a la momia. Derry separó primero las piernas y la pelvis del torso, después cortó los brazos (de paso se retiraron los brazaletes que los adornaban) y, finalmente, tras un ímprobo y arriesgado proceso, se separó la máscara de la cabeza del rey, también con cuchillos calientes. Al fin, Carter pudo contemplar el deteriorado rostro de Tutankamón. A pesar de todo, el egiptólogo británico dijo sentirse impresionado ante los "bien formados rasgos" de quien, sin pretenderlo, se acabaría convirtiendo en el faraón más famoso del antiguo Egipto.

Tras un ímprobo y arriesgado proceso, se separó la máscara de la cabeza del rey, también con cuchillos calientes.

Carter y su equipo examinan la momia de Tutankamón.

Foto: Cordon Press

La momia de Tutankamón fue analizada por el equipo de Carter, y durante los años siguientes pasaría por muchas vicisitudes y sería sometida a diversos estudios, cada vez con técnicas más punteras, que acabarían revelando datos de gran importancia para el conocimiento de aquel período y de la vida y la muerte del joven soberano. Pero ese largo y complejo proceso es ya otra historia...



NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

8 comentarios:

  1. Hola master interesante historia de la humanidad desde los comienzos 😀👍🌻🍀💁‍♂️

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  2. Muy interesante istoria Egipcia gracias por compartir

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  3. Historias que son muy interesantes, gracias por su sabiduría y nos trasmite. Un saludo estimado amigo Chemita.

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  4. Que Dios te vuelva
    tu casa de amor
    tu mente de armonía
    y tu vida de bendiciones.

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  5. Te quiero muchísimo tú hermana.

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  6. CHEMA todo es trabajo de esclavos de una ciudad que se llama HEBREO QUE ERAN GRANDES ARQUEÓLOGOS Y CONSTRUÍAN HERMOSAS MUNUMENTOS QUE PERDURARÁN POR MUCHOS AÑOS. LOS EGIPCIOS NO SABÍAN HACER NADA ERAN FARAONES MUY MALOS Y DICTADORES CON EL PUEBLO DE HEBREO .Y NADIE HABLA DE ESE PUEBLO QUE VIVÍAN EN UNA POBREZA EXTREMA Y DE ESCLAVITUD. CÓMO HIZO ROMA

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  7. Olga Meza Moisés, los liberó de la esclavitud de Egipto y anduvo con ellos 40 años en el desierto, para luego llegar a la tierra prometida, que ni siquiera Moisés ingresó, sólo entró los menores de 20 años, por que los liberados de Egipto siempre fueron rebeldes, que hasta edificaron un becerro de oro, lea: Éxodo, Deuteronomio, los hebreos no fueron unos santitos ...........

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  8. Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui ASÍ ES CHEMA PERO ANTES QUE MOISÉS LOS LIBERE DE LA ESCLAVITUD QUE ERAN SOMETIDOS POR LOS EGIPCIOS. LOS ESCLAVOS ERAN MUY INTELIGENTES ERAN ARQUITECTOS PARA HACER SEJANTES OBRAS QUE SON UNA MARAVILLA ARQUITECTURAS. QUE HOY ADMIRAMOS AUNQUE SEA POR FOTOS Y VÍDEOS. YO ME REFIERO Y SIEMPRE ME LLAMÓ LA ATENCIÓN CÓMO PUDIERON ESCLAVIZAR A UNA NACIÓN LOS EGIPCIOS. Y TAMBIÉN ME LLAMA LA ATENCIÓN NADIE SE ACUERDAN DE LOS GRANDES ARQUITECTOS QUE HICIERON HERMOSOS MONUMENTOS Y SARCÓFAGOS DE LA NOBLEZA EGIPCIA.YO CREÓ QUE LOS PIRÁMIDES TAMBIÉN FUERON CONSTRUIDOS POR LOS ESCLAVOS HEBREOS .Y AHORA EN NUESTRA EPOCA LOS TURISTAS ADMIRAN CÓMO OBRAS MAESTRAS DE EGIPCIOS. SI ELLOS NI TOCARON UNA PIEDRA LA HISTORIA ESTÁ MAL CONTADA .UN SALUDO CORDIAL CHEMA.

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