domingo, 6 de noviembre de 2022

ALIADOS CLAVE DE BIZANCIO: Jázaros, el Imperio judío de las Estepas. Acerca del Reino de Jazaria, 652-1016

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., en las estepas de los Caucáseos, entre los siglos VII y X , existió un reino llamado Jazaria, que según los estudiosos la existencia de este imperio fue desde 652 al 1,016 d.C., se convirtió en un aliado natural del Imperio Bizantino, quienes detuvieron el avance del Islam, que con el rey Bulan se convirtieron al Judaísmo en forma gradual. ..."El reino de Jazaria dominó el sureste de la Rusia europea, Crimea y el sur de Ucrania desde el siglo VII hasta mediados del siglo X. Los historiadores creen que fue su poderosa caballería la que impidió que los ejércitos de los sucesivos califas musulmanes, decididos a conquistar el mundo, invadieran y sometieran las llanuras orientales del Viejo Continente...."  ...siga leyendo...................

Entre los siglos VII y X, un reino de guerreros hizo frente en las estepas caucásicas al avance del Islam. Aliados de Bizancio, sus reyes decidieron convertirse al judaísmo.

Foto: UIG / Album

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Mapa del Reino de Jazaria.

Cuenta la leyenda que el rey Bulán -soberano de un pueblo turcomongol de las estepas llamado jázaro o cuzarí, establecido alrededor del siglo VII a orillas del mar Caspio y del Volga, en una populosa capital llamada Itil, [...] deseoso de abandonar su paganismo para convertirse a una religión monoteísta, convocó a su presencia a un obispo, un imán y un rabino.[1] "¿Cuál de vuestras tres religiones, la cristiana, la musulmana o la judía, está en el origen de las otras dos?", les preguntó. Al oír las respuestas, el rey Bulán se convenció de que el cristianismo y el islam provenían del judaísmo y decidió volverse judío.
Ésta es la explicación que Hasdai Bar Shaprut, ministro judío del califa de Córdoba, recibió a mediados del siglo X de un descendiente de Bulán, el rey José. Al enterarse de la existencia de un reino judío en el Cáucaso, Bar Shaprut había enviado al kahan de los jázaros una carta en la que le decía: "Si ese reino existiera, yo dejaría honores y fortuna para ir a inclinarme ante el único rey judío de este mundo".[2]
La respuesta del rey José, redactada en forma legendaria, no resulta menos útil para entender los motivos políticos de la elección de Bulán. ¿Por qué razón esas tribus que acababan de hacerse sedentarias se convirtieron al judaísmo? Es que el territorio jázaro estaba entre dos fuegos: por el norte, los rus, vikingos rusificados que comenzaban a cristianizarse; por el sur, los musulmanes y Bizancio. El rey Bulán debe de haber pensado que para ascender socialmente necesitaba abrazar una religión prestigiosa, "civilizada", no los dioses de a caballo de su pueblo guerrero. Pero, a la vez, al elegir el judaísmo se aseguraba cierta independencia: una especie de "tercera posición".

Festín salvaje
Cálculo tan astuto como riesgoso, que aislaba a los jázaros en medio de dos mundos, cristianismo e islamismo. Cálculo que dio sus frutos, al menos por un tiempo. El imperio jázaro llegó a ser poderoso. Itil era un mercado abigarrado por el que transitaban comerciantes de Europa y de Asia. La hija de un kahan llegó a casarse con el emperador de Bizancio, Constantino V. Convertidos a un judaísmo extraño, con Biblia pero sin Talmud,[3] los jázaros sirvieron de tapón entre el norte y el sur. Hasta que la condición de intermediarios, que era su fuerza, provocó su pérdida.
En 965, el príncipe ruso Sviátoslav -un gigantón de pelo rojo, con su aro de perlas y rubíes en una oreja, alimentado con carne cruda y hongos alucinógenos, que recorría la estepa seguido por su horda salvaje- destruyó la ciudad de casas redondas que imitaban las tiendas del tiempo en que los jázaros todavía eran nómades. Su acción no quedó sin castigo: cuando volvía de incendiar la hermosa Itil, jamás reconstruida, otra horda salvaje, la de los pechenegos, lo mató y festejó la victoria bebiendo en su cráneo.
Aunque esta historia haya sido estudiada en los años 30 por un historiador francés de origen ruso, Alexandre Baschmakoff, y en los años 50 por Abraham Poliak, de la Universidad de Tel Aviv, entre otros, en el fondo ni los israelíes ni los soviéticos demostraron mayor interés por sacarla a la luz. Los segundos hasta se permitieron hundir bajo las aguas de una represa la fortaleza jázara de Sarkel. Y en los años 60, Mikhail Artomonov, de la entonces Universidad de Leningrado, sostenía la tesis, hoy abandonada por los especialistas, de que sólo la elite jázara se había convertido al judaísmo. El "buen pueblo", no. La irritación ante el tema provenía de dos causas: por un lado, el antisemitismo soviético y, por otro, el deseo de ocultar la presencia de un imperio importante anterior al poderío ruso de Kiev.
Tampoco los israelíes han demostrado apuro por desenterrar a un ancestro tan problemático. La razón está muy clara: si, como lo ha sostenido Arthur Koestler en La tribu número trece, ensayo de divulgación publicado en 1976 y basado en los descubrimientos de Abraham Poliak, todos los judíos ashkenazim son de origen jázaro (por consiguiente, no semitas), entonces la guerrilla palestina tuvo razón al declararlos ajenos a la tierra bíblica. Sólo los sefarditas resultarían semitas originarios del Levante. El sionismo no perdía su razón de ser cultural ni religiosa, pero sí racial.
Es obvio que esta última palabra sigue provocando inquietud. Sin embargo, la curiosidad científica ha logrado superar las barreras nacionales y, también, cierta molestia perfectamente comprensible frente al rastreo de la "raza". El Museo del Ermitage de San Petersburgo acaba de reconstruir fragmentos de utensilios hallados en sitios jázaros, donde se menciona varias veces la palabra Israel en caracteres hebreos. Más aún, se ha resuelto someter los huesos encontrados en esos sitios a pruebas genéticas. Estudios de ADN que evocan demasiado las prácticas de la preguerra alemana como para resultar simpáticos, pero que, pese a todo, revelarán el misterio del antepasado fantasma.
Aparte de Koestler, tan apasionado por su hallazgo que encontraba jázaros hasta en la sopa, otro novelista que se ha hecho famoso con el tema es Milorad Pavic, autor del Diccionario jázaro y, detalle curioso, gran partidario de Slobodan Milosevic. Koestler sostenía que, tras la derrota de su imperio, los jázaros se habían refugiado en Crimea. Esto es fácil de comprobar: en el siglo XIV, la República de Génova poseía un establecimiento comercial en Crimea, que llamaban Gazzaria o Jazaria. Un siglo después, frente al avance del Imperio Otomano, los descendientes de esos turcomongoles convertidos al judaísmo huyeron hacia Ucrania, Polonia y Lituania, donde, siempre según Koestler, se convirtieron en la masa de judíos askenazíes de lengua y cultura idisch: los pintados por Chagall, los asesinados por Hitler.
Fin del tabú
Por fin, la Universidad Hebrea de Jerusalén acaba de romper la maldición de los jázaros. Entre el 24 y el 28 de mayo, tuvo lugar en el Instituto Ben Zvi un coloquio internacional que reunió a especialistas como Peter Golden, de la universidad norteamericana de Rutgers, para el cual la conversión de los jázaros se produjo de manera gradual; Norman Golb, de la Universidad de Chicago, que ha revelado la realidad de un proselitismo judío en la Edad Media, más tarde completamente abandonado, o Constantin Zuckerman, del Collége de France, para el cual esa conversión no tuvo lugar alrededor de 740, como siempre se pensó, sino en 861, es decir, un siglo antes de la destrucción del imperio por el alucinado Sviátoslav.
En 1923, mi padre, que nació en las colonias judías del barón Hirsch, visitó el pueblito de Kurilovich, cerca de Kishinev, entre Moldavia y Besarabia, de donde habían venido a la Argentina sus padres. Viejos parientes del pueblo le aseguraron que la familia vivía allí desde hacía quinientos años, y agregaron esta frase que alimentó mis fantasías durante largo tiempo: "Somos judíos tártaros". Los cinco siglos corresponderían exactamente a la época en que los descendientes de los jázaros se dispersaron a partir de Crimea. ¿Y lo de tártaros en vez de jázaros? Quizás a un deslizamiento de la lengua y la memoria, que los historiadores no tardarán en corregir. Hoy el velo se ha levantado. Los jázaros han dejado se ser tabú. La imaginación de las familias y de los novelistas habrá servido, como siempre, para guardar el fuego.    ................siga leyendo....................                                                     http://documenta-akermariano.blogspot.com/2011/02/jazaria.html

El mundo en el año 820 EC. Jazaria aparece coloreada en dos matices azulinos (Khazar Khg.) y su territorio es en ese entonces mayor que el de el Imperio Franco (rojo) o el Bizantino (rosa).

http://documenta-akermariano.blogspot.com/2011/02/jazaria.html


Jázaros

Los jázaros o jazares (en hebreosingular «kuzarí» כוזריplural «kuzarim» כוזרים; en árabesingular خزريjazaripluralخزرjazar; en turcohazarlar, en singular, «hazar»; en griegoχαζαροι; en rusoxазары; en tártarosingular Xäzär, plural Xäzärlär; en persasingular «xazar» خزرplural «xazarhâ» خزرها; en latíngazari o cosri) fueron un pueblo túrquico procedente de Asia central. Su nombre parece estar vinculado a un verbo túrquico que significa «errante» ('gezer' en turco moderno).

En el siglo vii, los jázaros fundaron un kanato independiente, el Kaganato de Jazaria o Kaganato jázaro, en el Cáucaso Norte a orillas del mar Caspio, donde con el paso del tiempo el judaísmo se convertiría en religión oficial. En su momento de máximo esplendor, ellos y sus tributarios controlaron buena parte de lo que hoy es el sur de RusiaKazajistán occidental, este de Ucrania, una parte importante del Cáucaso (DaguestánAzerbaiyánGeorgia...) y Crimea.

Los jázaros fueron importantes aliados del Imperio romano de Oriente contra el Imperio sasánida, además de constituir una significativa potencia regional en su momento de máximo esplendor. Emprendieron una serie de guerras, todas victoriosas, contra los califatos árabes, evitando así posiblemente la invasión de la Europa oriental. A finales del siglo x, su poder declinaría frente al de la Rus de Kiev, siendo su imperio absorbido por los emergentes estados eslavos, posteriormente emigraron hacia Europa donde formaron comunidades judías. Pequeños núcleos jázaros sobrevivieron en la estepa póntica hasta que en el siglo xiv las epidemias de peste y las invasiones mongolas los disiparon............... siga leyendo..

https://es.wikipedia.org/wiki/J%C3%A1zaros

Wikipedia.


mediados del siglo VII, unas tribus surgidas de la nada, los jázaros, unificaron las estepas del norte del Cáucaso dando lugar a un reino poderoso y cosmopolita. Hoy pocos lo recuerdan, pero aquel Estado tuvo una importancia crucial en la historia, al contribuir a preservar durante varios siglos el Imperio bizantino y frenar la expansión del Islam. Como escribió el historiador Douglas Dunlop, «es casi seguro que si no hubieran existido los jázaros la propia Bizancio se habría encontrado rodeada de árabes, y tal vez la historia de la Cristiandad y del Islam habría sido muy distinta a la que conocemos». El reino de Jazaria dominó el sureste de la Rusia europea, Crimea y el sur de Ucrania desde el siglo VII hasta mediados del siglo X. Los historiadores creen que fue su poderosa caballería la que impidió que los ejércitos de los sucesivos califas musulmanes, decididos a conquistar el mundo, invadieran y sometieran las llanuras orientales del Viejo Continente.

No es fácil saber quiénes fueron estos guerreros indómitos, puesto que no nos han llegado textos suyos de forma directa, aunque esta laguna se puede llenar parcialmente con los testimonios de los pueblos vecinos, muchos de ellos enemigos acérrimos de los jázaros. La única certeza es que este pueblo llegó al norte del Cáucaso hacia el siglo V, tras las hordas de los hunos. Como sucedía con frecuencia en las estepas de Asia, su migración respondía a la presión que otros pueblos –en este caso los ávaros y los sabir– ejercían sobre ellos. Algunos autores creen que hablaban una lengua ogúrica (originaria de la cuenca del Volga), similar a la de los húngaros, otro pueblo estepario que emigraría hacia el oeste entre los siglos V y VII, aunque probablemente acabaron hablando algún dialecto «turco-tártaro».

EL REINO DEL NORTE

Los jázaros tuvieron que soportar la dominación de los hunos durante todo el siglo V y, más tarde, la de los turkut, o turcos occidentales, hasta que, a mediados del siglo VII, lograron hacerse con el dominio de lo que las fuentes musulmanas llaman «reino del Norte». El país alcanzó un sorprendente nivel en el ámbito arquitectónico, económico, cultural y artístico. Se puede decir que, en comparación con los atrasados nómadas de las estepas, los jázaros eran modernos y sofisticados. Eran los únicos que residían en auténticas ciudades, con viviendas de piedra, palacios y lugares de culto.


Sólido de oro del siglo VIII con las efigies de Constantino V (izquierda) y su hijo León IV el Jázaro.

Foto: Album

El reino también contaba con una capital. La primera de la que se tiene noticia es Balanjar, en las estribaciones del Cáucaso. Con el inicio de las incursiones árabes, se fundó Samandar en la costa del mar Caspio y, por último, Itil, en el estuario del Volga, que es mencionada con frecuencia en las fuentes medievales. Ibn Fadlan, un viajero musulmán del siglo X, cuenta que estaba dividida en dos partes: una ocupada por el rey, su corte y los funcionarios, y otra que albergaba a los musulmanes. Esta comunidad estaría dirigida por
un oficial del rey, que llevaba el título de khaz.

GUERREROS DE ÉLITE

La fuerza de los jázaros residía en sus guerreros, un cuerpo de entre 7.000 y 12.000 soldados profesionales que en tiempos de paz mantenían a raya a las tribus sometidas y en tiempos de guerra constituían el núcleo de un ejército que podía sumar hasta 100.000 hombres. Los árabes, embarcados en la conquista de la región transcaucásica, experimentaron la eficacia de los combatientes jázaros en el campo de batalla con efectos devastadores. A pesar de dos largas guerras (642-654 y 722-737) y continuas incursiones en territorio jázaro, siempre fueron derrotados. La acción de los jázaros alivió la presión musulmana sobre los bizantinos. Los soberanos de Constantinopla eran muy conscientes de lo que debían a los jázaros. Por eso en el año 732, tras una clamorosa victoria jázara sobre los árabes, el futuro emperador Constantino V se casó con una princesa del «Norte». Su hijo, León IV, pasaría a la historia como León el Jázaro.

Embarcados en la conquista de la región, los árabes chocaron contra el formidable ejército jázaro y sus tropas siempre fueron derrotadas

La religión original de los jázaros era el tengrismo, un credo originario de las estepas euroasiáticas, extendido sobre todo entre las poblaciones turco-mongolas (que incluían a turcos, mongoles, búlgaros, hunos y quizá también húngaros). Basada en prácticas chamánicas, esta religión estaba centrada en el dios del cielo Tengri, al cual se ofrecían suntuosos sacrificios de caballos. Igual de importante era la veneración del fuego, el agua y la Luna. Los creyentes solían llevar amuletos solares.

CONVERSIÓN AL JUDAÍSMO

Hacia el año 740, el rey, la corte y la aristocracia del reino jázaro tomaron una decisión sorprendente: abrazaron el judaísmo. Según la tradición, esta conversión tuvo lugar durante el reinado de Bulan, tras una disputa teológica en la que participaron un filósofo griego, un sacerdote cristiano, un mulá y un rabino. Ante las insistentes preguntas del rey sobre la fe, el único capaz de dar respuestas concretas habría sido el representante judío. Como recompensa, el judaísmo fue elevado a la categoría de religión de Estado.

La decisión de Bulan fue seguida por sus sucesores, en especial por Abdías, que reinó entre los años 786 y 809. Sobre él tenemos el relato que nos dejó José, soberano jázaro del siglo X, según el cual Abdías «reformó el gobierno, reforzó la ley según la tradición y la costumbre, construyó sinagogas y escuelas y reunió a un gran número de sabios de Israel, a los que ofreció magníficos regalos de oro y plata y les hizo interpretar la Biblia, la Mishná y el Talmud». Esto sugiere que la conversión inicial de Bulan se limitó a una forma rudimentaria de judaísmo, y tan sólo con Abdías se introdujo la verdadera ortodoxia. Si esto fuera cierto, significaría que la adopción de la nueva fe fue un proceso lento y gradual.


Estepas. Los jázaros desplegaron su dominio en  la región del Cáucaso. En la imagen, el monte Kazbek, en la cordillera Caucásica.

Foto: Alamy / ACI


La pregunta que se plantea de forma espontánea es por qué los reyes jázaros tomaron esa decisión. La explicación de la disputa teológica no ha convencido a los historiadores, que se inclinan por otras lecturas. Para el historiador J. B. Bury, pionero de los estudios bizantinos a inicios del siglo XX, «sin duda, el rey tenía motivos políticos […]. Si hubiera abrazado la fe de Mahoma se habría convertido, desde el punto de vista espiritual, en un subordinado de los califas [...], mientras que en el ámbito cristiano el peligro era convertirse en un vasallo eclesiástico del Imperio romano. El judaísmo era una religión de gran reputación con libros sagrados respetados [...]. Una religión así situaba al rey por encima de los bárbaros paganos y lo ponía a salvo de las interferencias del califa y del emperador». En resumen, la conversión fue un acto político.

LA CONQUISTA ESLAVA

Los reyes jázaros fueron tolerantes con las otras creencias religiosas; los miembros de las tribus tuvieron la libertad de conservar el paganismo y sus ídolos, al igual que cristianos y musulmanes pudieron conservar sus libros sagrados. Entre los siglos VIII y X, este clima religioso favoreció el éxodo a Jazaria de gran número de judíos para escapar de las persecuciones iniciadas por los emperadores bizantinos. El cronista al-Muqaddasi cuenta que en «Jazaria hay un gran número de judíos», y no es el único autor que lo menciona. Estos exiliados llevaron consigo el arte y la artesanía, así como métodos más avanzados de agricultura y comercio. Y también el alfabeto hebreo, que se convirtió en la escritura de las clases más cultas en Jazaria.

El reino jázaro cayó a manos de la Rus de Kiev, un poderoso reino surgido en el siglo IX a orillas del Dniéper tras el asentamiento de algunas tribus vikingas. Tras dos décadas de guerras e incursiones, en el año 961 el príncipe Sviatoslav I invadió el país y se apoderó de las principales fortalezas. Ningún ejército pudo detenerlo e Itil fue conquistada en 968.

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ENCRUCIJADA COMERCIAL

Jazaria era una encrucijada comercial por la que transitaban grandes caravanas que transportaban esclavos y todo tipo de mercancías. La corte jázara cobraba el diez por ciento del valor de los productos que pasaban por su territorio. Las zonas fértiles se cultivaban con esmero: los árboles frutales y las vides estaban muy extendidos, y el vino de la región era famoso.


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UN REY OCULTO

El cronista Ibn Faldan escribía que «el rey de los jázaros sólo aparece en público una vez cada cuatro meses. Su mano derecha se llama Kagan Bek: a él le corresponde comandar y abastecer al ejército, dirigir el Estado, aparecer en público e ir la guerra».


Anillo de oro jázaro. Siglo VII d.C. Hermitage, San Petersburgo.

Foto: Fine Art / Album

LOS JÁZAROS, TRIBU JUDÍA

En 1975, Arthur Koestler, un famoso autor originario de una familia judía de Hungría, publicó La decimotercera tribu. El libro causó sensación. En él, Koestler defendía la tesis de que los judíos del este de Europa no eran de etnia semita, sino que procedían de los pueblos túrquicos del Cáucaso, concretamente de los jázaros. Según Koestler, tras el colapso de su reino, los jázaros convertidos al judaísmo habrían emigrado a Europa oriental, donde formaron la comunidad judía askenazí. Esta «hipótesis jázara», con la que Koestler trataba de desarmar el racismo antijudío, ha sido rechazada por todos los especialistas.


Ilustración del Pentateuco de Ratisbona, manuscrito iluminado askenazí del siglo XIV.

Foto: Bridgeman / ACI


Este artículo pertenece al número 227 de la revista Historia National Geographic.

para saber más

Escitas, los temidos guerreros de las estepas de Asia

Los guerreros de las estepas

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NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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