domingo, 28 de abril de 2024

La Casa de la Loma tiene un Fantasma: Capítulo DCCXXXIV.- Doña Catalina, aprovechando de sus habilidades de mujer, lo hizo en la cama para informar y sobre todo convencer a su marido, de los planes de su hermano Juan, quien se va de la hacienda y que será reemplazado por Erasmo Huamán...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; el caporal Juan, quien era un convencido y sobre todo teniendo planes para viajar por un largo tiempo; que el jinete arriero Erasmo Huamán, era un líder nato entre los peones de la Hacienda "La Pampa Encantada", por su valentía e inteligencia; él, había pensado que era su reemplazo; pero, no era fácil pretender que un bravo peón ascienda súbitamente para ser un caporal, para lo cual tuvo que conversar y convencer con su hermana doña Catalina, quien siendo la esposa del hacendado Luciano Castillo, tendría el convencimiento y lo planeado por su hermano era lo correcto, y lo logró, ya que ella estuvo de acuerdo y había que comunicar al futuro postulante (Erasmo Huamán) a caporal si estaba de acuerdo; vaya que aceptó la proposición, sólo faltaba conocer el parecer del hacendado Luciano Castillo... sigamos la historia...


Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. 
Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI



Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

En aquellos tiempos, en la sociedad rural había una marcada diferencia entre las clases sociales; como en su casi mayoría de las tierras agrícolas y ganaderas eran haciendas; los dueños eran de raza blanca descendientes de los antiguos conquistadores (invasores) ibéricos, por lo que los peones o jornaleros eran descendientes de los pueblos indígenas, quienes sin posición de tierras agrícolas, les quedaba como única opción para sobrevivir que trabajar como peones de las haciendas y eran sometidos a la cruel explotación; pero, no todos los gamonales eran explotadores; ya que muchos de ellos. reconocían el trabajo productivo de sus peones y los recompensaban, otorgándoles privilegios reservados para tan sólo a los dueños de las tierras.
Continuando con la historia, el aún caporal Juan, después de comunicarle a Erasmo Huamán, que en su reemplazo él será el nuevo caporal; Erasmo Huamán se entusiasmó por tan inusitada y grata noticia; pero, puso reparos, por que quiso saber si el patrón Luciano Castillo pensaría lo mismo y le contestó:
--- Caporal Juan, su noticia, me ha puesto en una situación de sentirme feliz; pero, creo que el patrón Luciano no aceptará, por que él nos ve, como unos simples peones y tal vez tenga razón; él, pertenece a otra raza y no desea mezclarse con nosotros; pues, así pienso yo, ya que seguro aún él no sabe que usted se va, y usted ya decidió quien será su reemplazo, si aprecio su interés por mi persona.
Sin embargo, el caporal Juan, se iba jugar el todo por el todo; por que la hacienda necesitaba un caporal de carácter muy fuerte y guerrero y sobre todo valiente, para luchar contra los bandoleros y desterrar sus ataques favoreciendo los intereses de la finca y le contestó:
--- Erasmo, me alegro, que me repitas que te gustó mi idea, por lo que en cuento al patrón Luciano, no creo que tenga inconvenientes; ya que aquí lo que vale es tu persona y que te creas tu mismo que serás el mejor caporal, es tu oportunidad que te está brindando la vida, con la que tendrás completa libertad de ejecutar tus planes que tienes para la hacienda, ya que en adelante trabajarás de la mano con Florián y estoy seguro que ambos engrandecerán la riqueza de la hacienda.
Erasmo Huamán, por un momento lo que escuchaban sus oídos, no sabía definir si estaba soñando; pero, todo era realidad, él mismo no salía de su asombro en convertirse en un caporal de la hacienda, que estuvo a punto de abandonarla, incluso ya había salido con esa intención y que gracias al caporal Juan, regresó y con esas ideas en su mente, le contestó:
--- Señor Juan, todo está sucediendo tan rápido, que me parece que es un dichoso sueño, ya que nunca pasó por mi mente ser un caporal; pues, si lo logro, haré muchas cosas en esta hacienda que ya le tengo cariño, todos los muchachos (peones) son buenos trabajadores, sólo que hay que poner más empeño en algunas obras que necesita implementar la hacienda; tales como por ejemplo: Usar mejor el agua que es tan escasa, construyendo estanques de almacenamiento y captándola de las épocas de lluvias.
Juan, muy satisfecho que Erasmo Huamán, le aceptó su propuesta, se despidió de él, y siguió ejecutando sus tareas en la hacienda; pero, él seguía pensando que su plan sea aprobado por su cuñado.
Mientras tanto, doña Catalina, buscaba el momento propicio para comunicar a su esposo, sobre los planes de su hermano Juan y sus buenas propuestas; pero, todo no era fácil y el tiempo era escaso no había la disponibilidad posible, por las múltiples tareas que casi todo el día lo agotaban y no lograrlo verlo sólo un momento, ella pensó que el mejor lugar sería la cama.
Pues, aquella noche, ella le hizo recordar los hermosos  tiempos pasados, de aquella juventud que la compartieron juntos y que la habían disfrutado viajando a diferentes lugares y después pensaron en algo duradero y compraron la hacienda; pues, eran sueños dichosos que los convirtieron en una hermosa realidad en base a esfuerzo y con mucho trabajo cristalizaron su objetivo ser dueños de una enorme hacienda.
Además, de tener colaboradores eficientes, era parte de la grandeza de la finca y ella le dijo:
--- Luciano, para que la felicidad sea completa, hay planes que te causaría sorpresa y tal vez mucha pena, por que Juan se va de la hacienda, él, piensa casarse y lo hará con Lucrecia que lo sigue esperando en Quito; ahora, sé por que él, le gustaba viajar al pueblito; pues, allí recibía las cartas que ella le escribía; ellos han mantenido comunicación constante y tienen derecho a culminar sus planes con el matrimonio..........
Don Luciano, muy sorprendido de lo que escuchaban sus oídos, le interrumpió y le replicó:
--- Pero, Lucrecia es una mujer de ciudad, ella nunca aceptó venir al campo, no sé que hará Juan con una mujer lejos y él seguir trabajando en la hacienda, no lo entiendo...
Doña Catalina, sonriendo, le contestó:
--- Luciano, es que no me dejaste terminar, mi hermano Juan ya no regresará, todo su dinero que lo ganó ahorrando se lo llevará y más lo que tu le darás por su trabajo productivo (beneficios sociales acumulados) para que viva con comodidad en la ciudad y ellos como aún están jóvenes encontrarán un nuevo trabajo y saldrán adelante.
Ahora, don Luciano Castillo se puso nervioso al escuchar que Juan ya no regresará, y lo primero que pensó, quien lo reemplazaría y le contestó:
--- Catalina, parece que te sientes muy feliz por la partida de tu hermano Juan; pero, no haz pensado en la hacienda que será perjudicada con un caporal menos, tu sabes las tierras son muy extensas y tal vez yo no pueda controlarlas todas; inténtalo como hermana para convencerlo que no es la mejor idea casarse con alguien que no comulga con el campo y que siga con nosotros; pues, le aumentaré el sueldo.
Doña Catalina, creyó que llegó el momento que tanto lo buscó y con una sonrisa que la hizo notaría, le contestó:
--- Si Luciano, me siento muy feliz que mi hermano haga su vida tal como a él le gusta, y tiene todo el derecho para ser feliz junto a Lucrecia; en cuanto a su reemplazo, pues ya lo tenemos aquí y tal vez es tan igual o mejor que Juan, me refiero al jinete arriero que tu siempre lo haz tratado muy mal: Erasmo Huamán, creo que no hay otro mejor que él; pues, no sé que piensas tu, por que a mi, me parece que será un excelente caporal.
Don Luciano Castillo, dio un salto en su cama levantando el cuerpo y se sentó y repitió para él sólo:
--- "Erasmo Huamán mi caporal".
Doña Catalina, también se sentó, creyendo que a su esposo no le gustó la idea y le preguntó:
--- Luciano: ¿Qué te pasa, no te gustó la idea?
Don Luciano Castillo, seguía sorprendido del cambio que dan las cosas de la noche a la mañana y le contestó:
--- Mujer, no es, que no me gustó la idea, sino de la sorpresa que me produjo tu sugerencia, que seguro te la propuso Juan, por que él, es un convencido que el arriero lo estamos desperdiciando en ese puesto que le asigné; pero, nunca pasó por mi mente convertirlo en mi caporal y en un hombre de confianza; pues, sus acciones de sobresaliente le sobran, los peones lo quieren y es un valeroso hombre que no tiene miedo en enfrentarse a los peligros, en pocos días ha hecho tanto por nosotros que agradezco al Todopoderoso (Dios), me lo haya encontrado luchando contra los demonios, imagínate enfrentándose a espíritus malignos en el cementerio, que tal cojones tiene ese hombre; pero, él aceptará el cargo.
Doña Catalina, satisfecha que su esposo estaba de acuerdo, le contestó:
--- Juan, me informó, que él mismo le informará al peón sobre sus planes que hay para él, es muy probable que ya lo sabe; pero, como todos esperábamos tu conformidad, todo se mantenido normal sin mayores palabras, hasta que tu des tu consentimiento y me alegro que tengas una mente abierta y hayas aceptado nuestros planes, que son en beneficio para la hacienda.
Los esposos se volvieron acostar y esta vez si recordarán en vivo y directo sus travesuras de la juventud; en el dormitorio contigo descansaba su hija Irma, quien roncaba plácidamente, sin saber de los nuevos planes que se enfrentaría la hacienda con un nuevo caporal.
Entonces, al siguiente día, esta vez fue don Luciano Castillo, quien buscó al caporal Juan y le dijo:
--- Juan, estoy sorprendido y al mismo tiempo feliz sobre tus planes que tienes, anoche me informó Catalina, si lamento que te vayas; sin embargo, tienes todo el derecho de buscar tu felicidad, te daré una buena recompensa por el tiempo que me acompañaste, ya que hiciste mucho por la grandeza de esta hacienda que te estaré agradecido toda la vida, tal vez no hay precio por tu trabajo sin igual..........
Continuaremos............
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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