Aquí apreciamos en la imagen un mapa mundi en donde se especifica el recorrido de las placas tectónicas en todo el mundo, nuestro país : Perú, pertenece a la Placa de Nazca, (ampliar foto)todos los triángulos rojos son los peligrosos volcanes activos que están en constante actividad y por lo tanto somos un país vulnerable a cualquier movimiento sísmico. Fuente de imagen: Blog Teresa "La Marquesa"
Aquí en la imagen, observamos una recreación de lo que se llama Placa Tectónica, (ampliar foto)en la cual se aprecia que el Magma emerge por medio de los volcanes activos y ocasiona catástrofes telúricas en diferentes países del mundo. Fuente de imagen: Vesper.
Para nuestra información estamos tomando la noticia elaborada por la Agencia de Noticias EFE y publicado en : adn.es/internacional.
La baja actividad sísmica en algunas zonas puede preceder a un gran terremoto:
Celia López, periodista de EFE.
La baja actividad sísmica en algunas placas tectónicas que pasan por debajo del noroeste de turquía, el norte de Chile y la costa oeste de EEUU aumenta las posibilidades de que se produzcan fuertes terremotos, aunque éstos hoy por hoy no se pueden predecir, según los expertos.
"La magnitud de los terremotos depende de la cantidad de tensión" acumulada en el límite entre dos placas tectónicas y "cuando no se producen grandes seísmos durante mucho tiempo, la probabilidad de que tenga lugar uno fuerte aumenta", explicó a Efe Gilles Mazet-Roux, geólogo del centro sismológico Euro-Mediterráneo.
"Los grandes eventos suelen suceder cada 30 o 40 años", y la región de Arica (norte de Chile) no ha registrado un gran terremoto desde 1877, por lo que se calcula que tiene potencial para un seísmo comparable al ocurrido en la región de Bío Bío (a 500 kilómetros de Santiago) el pasado 27 de febrero.
En Turquía, la falla de Anatolia, con más de 1.000 kilómetros de longitud y responsable del gran terremoto de Izmit (unos 80 kilómetros al este de Estambul) en 1999, alberga segmentos que no han ocasionado un fuerte movimiento telúrico desde 1939.
Uno de ellos es el situado bajo la región de Marmara (20 kilómetros al sur de la capital), que no ha sufrido ningún fuerte seísmo desde hace 200 años, aproximadamente el mismo tiempo que la falla de San Andrés, que recorre el estado de California (EEUU) y dio lugar al terremoto que devastó San Francisco en 1906.
Los californianos llevan años haciendo simulacros en previsión del fatídico "Big One", que según los más pesimistas podría separar toda la costa oeste de California del continente americano y precipitarla al mar.
Sin embargo, "a diferencia de la meteorología -con la que no mantiene ninguna conexión la actividad sísmica-, los terremotos hoy por hoy no se pueden predecir", señaló Mazet-Roux.
La actividad sísmica en 2009 fue fuerte pero no abundante si la comparamos con los datos de toda la década, aunque este año comenzó con cuatro grandes seísmos a los que pueden seguir nuevos temblores en las próximas semanas y meses, de los que no está exenta ninguna región del planeta.
Los terremotos registrados ese año fueron 14.788, por debajo de los 20.000 que el centro estadounidense de Información sobre Terremotos detecta anualmente de media y los 31.777 ocurridos durante el año previo.
No obstante, en 2009 hubo 17 seísmos de magnitud 7 o mayor, frente a los 12 sucedidos el año anterior, los 14 de 2007 o los 9 de 2006.
En lo que va de 2010, se han registrado 3.258 movimientos telúricos, dos de ellos de 7 y 8,8 grados, en Haití y Chile, respectivamente, y otros dos de 6,4 (Taiwán) y 6 (al este de Turquía) grados en la escala abierta de Richter.
Todos esos seísmos han alterado la posición de las placas, que ahora "deben corregir ese movimiento" con nuevas réplicas cuyo momento e intensidad "no podemos saber" dada la imposibilidad de predecir estos fenómenos, afirma Mazet-Roux.
El 80 por ciento de los terremotos son consecuencia de la tensión generada en la convergencia entre la placa tectónica del Pacífico y aquéllas que sostienen los continentes de Asia y América, una zona conocida como "Cinturón de Fuego".
Los más fuertes intensifican el bamboleo del planeta que, igual que vibra un neumático mal ajustado, se tambalea cuando rota debido al desequilibrio de masa en su superficie: más tierra en el hemisferio norte y más océanos en el sur.
Con el desplazamiento de la masa terrestre, los terremotos pueden modificar la forma de tambalearse del planeta, indicó a Efe Richard Gross, miembro del Laboratorio de Propulsión de la NASA.
Además, según Gross, esa reubicación de masa puede acelerar o ralentizar la rotación de La Tierra, "igual que un patinador sobre hielo gira más rápido cuando acerca sus brazos al eje de rotación de su cuerpo".
Sin embargo, los seísmos son sólo uno de los factores que afectan al tiempo de rotación de La Tierra, junto con la fuerza magnética de los planetas, el sol y la luna o la caída de meteoritos, que modifica la masa terrestre.
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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