Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG:, nuestra América Latina se caracteriza por su afición y práctica al deporte "Rey" que es el Foot Ball, justamente con ocasión del 19 Campeonato Mundial de Foot Ball Sudáfrica 2010, nos sentimos muy orgullosos con la representación de : Argentina, Brasil, Chile, Honduras, México, Paraguay y Uruguay, y por Norteamérica estuvieron Los Estados Unidos de América; todos teníamos nuestras esperanzas en la gran capacidad de sus jugadores muchos de ellos catalogados como los mejores del mundo como Lionel Messi, desgraciadamente con el desarrollo del campeonato fueron cayendo uno a uno, y la sangre llegó al hoyo (al río negro) con la eliminación de la Selección de Argentina, que nosotros creíamos era la mejor, con grandes jugadores con experiencia y gran capacidad ofensiva, pero nunca pensamos en los "estrategas" que son los entrenadores, porque el Foot Ball es casi como una guerra con dos equipos que se baten entre si hasta llegar al arco contrario y meter goles, pues las "armas" son la habilidad del jugador en driblar (driblear)al contrario engañándole y pasar con la pelota hasta batir al arquero contrario ; y eso fue el talón de Aquiles de Argentina porque se equivocó de cabo a rabo en elegir a Diego Armando Maradona como su "Director Técnico".
Maradona, seguramente fue uno de los mejores jugadores del mundo, pero de allí a ser un "entrenador" había una enorme distancia, todos somos testigos de la humillante derrota sufrida ante Alemania, estábamos perplejos al observar un desconcierto total en el ataque, todos los alemanes atajaron a Messi, nunca le dejaron jugar, el centro estaba desamparado y justamente desde allí preparó Alemania su demoledora ofensiva. Alemania tuvo el mérito en base a un juego muy técnico y rápido en descubrir las debilidades de la Selección Argentina y le ganó por que fue el mejor de la cancha. ¡Que humillante goleada 4-0.!.....¡¡¡que dolor!!!!
Realmente no entendemos que Argentina con los mejores jugadores del mundo se haya equivocado tanto al elegir a su "Director Técnico", si tanto amor hay a favor de Maradona, pues siéntenlo en un pedestal y que desde allí observe jugar a Argentina, pero que no dirija lo que no sabe. Argentina siempre ha sido semillero de grandes entrenadores, pues elijan uno de ellos y envíen a Maradona a su casa. ... basta ya del "D1OS".... Maradona....
Somos conscientes que nuestro blog nunca comenta sobre deportes, pero nos duele en el alma la derrota de Argentina ..... como se dice ..."No llores por mi Argentina...." pero nosotros si lloramos por tan humillante derrota, han pasado varios días y recién nos atrevemos a comentar, y estamos haciendo uso de la amplia información de la Agencia de Noticias EFE.
Ahora tenemos cifradas nuestras esperanzas sobre el único repesentante clasificado para cuartos de final URUGUAY, tal vez el equipo que menos pensábamos que se clasificaría, porque en las eliminatorias se clasificó en segunda opción, ya que tuvo que jugar en "Repechaje" con Costa Rica; gracias a esa garra propia de los charrúas nos ha hecho sentir el orgullo de sur América que aun esté representada dentro de los cuatro mejores equipos del presente 19 Campeonato Mundial de Sudáfrica 2010.
Aquí en la imagen observamos a los miembros integrantes de la SELECCIÓN ARGENTINA en el XIX Campeonato Mundial de Foot Ball de Sudáfrica 2010. Fuente Taringa
Aquí en la imagen observamos a: El jugador argentino Lionel Messi baja la cabeza ante el alemán Lukas Podolski durante el partido Argentina-Alemania, de cuartos de final del Mundial de Fútbol de Sudáfrica 2010, en el estadio Green Point de Ciudad del Cabo (Sudáfrica). Alemania ganó el encuentro por 0-4 y se clasificó para las semifinales. EFE
Aquí en la imagen observamos al : El seleccionador argentino, Diego Maradona, fotografiado al final del partido Argentina-Alemania, de cuartos de final del Mundial de Fútbol de Sudáfrica 2010, en el estadio Green Point de Ciudad del Cabo (Sudáfrica). EFE
SE DERRUMBÓ UN GIGANTE CON PIES DE BARRO DE DIEGO ARMANDO MARADONA:
Ciudad del Cabo, 3 jul (EFE).- Diego Armando Maradona murió con sus ideas, un equipo volcado en ataque, empeñado en buscar el área rival, dotado de muchos quilates ofensivos en detrimento de otras facetas del juego, un gigante con pies de barro que Alemania derrumbó con estrépito.
La goleada en cuartos de final contra los germanos (0-4) arrasó con la imagen que venía dando el equipo, una apuesta descaradamente ofensiva, conducida por Lionel Messi y secundada por Gonzalo Higuain y Carlos Tévez.
Contra Alemania no bastó con eso. El equipo había tapado hasta ahora sus carencias bajo el manto de los goles, había suplido a base de ataque un centro del campo débil e inconsistente, una defensa envejecida y lenta, un equipo deshilachado.
Joaquim Löw supo ver que Argentina era un equipo roto, que pensaba sólo en atacar sin preocuparse del resto. Leyó sus carencias y aplicó el manual a la perfección, llevó la batalla al centro del campo, maniató la zona de creación, anuló a Messi y aplicó la velocidad al ataque para poner en evidencia a la defensa.
Argentina no pudo atacar como había hecho hasta ahora y, desposeído de su escudo, se encontró desnuda.
La goleada abre el debate sobre la continuidad de Maradona, una cuestión que había quedado supeditada al bien del equipo, pospuesta por los triunfos y la euforia.
Pero el técnico ha mostrado sus limitaciones. Ha sabido crear un grupo, motivarlo hasta los mayores límites posibles, convertirlo en un grupo dedicado en cuerpo y alma a la camiseta y, así, cerrar toda polémica, acabar con toda disidencia.
Todos iban tras el mismo fin, la victoria en el Mundial, por el mismo camino, el trazado por Maradona, con las mismas armas, su fe inquebrantable en la victoria y la calidad incuestionable de sus delanteros.
Pero la senda trazada por Maradona no llevaba al camino soñado, a volver a levantar la Copa Mundial 24 después de que el "Pelusa" lo hiciera en México. Ni siquiera sirvió para regresar a las semifinales 20 años más tarde. La Argentina de Maradona se quedó en cuartos, como hace cuatro años la de José Pekerman, contra el mismo rival, Alemania.
Ahora habrá que pensar si Maradona es el mejor técnico posible para dirigir al equipo fuera del contexto de un Mundial. Ahí, Maradona demostró que se las sabe todas y puso al equipo como una moto en pos de la victoria.
Pero la difícil clasificación para Sudáfrica, conseguida "in extremis", genera dudas sobre la capacidad del actual seleccionador para liderar el día a día de la selección.
Y su derrota ante Alemania invitan a pensar que la reconversión del "Pibe de Oro" en técnico tiene sus límites.
Las carencias que mostró ante Alemania estaban en los partidos anteriores, pero entonces fueron casi anecdóticas porque el equipo goleaba.
Comenzó bien contra Nigeria, a la que ganó por la mínima pero a la que pudo endosar una goleada. Un tanto de Gabriel Heinze de cabeza al saque de un córner fue el único premio que se llevó Argentina de su debut, pese a que Gonzalo Higuain malogró un puñado de ocasiones creadas por Messi y el propio rosarino se estrelló contra un inspirado portero Enyeama.
Mejoró en el segundo partido frente a Corea del Sur, cuando el torrente ofensivo que es Argentina encontró el camino de la red. El 4-1 fue justo, pero el equipo se encontró pronto con un gol a favor logrado en propia puerta por el asiático Park Chu Yueng.
Argentina goleó en un partido en el que fue cuesta abajo y donde Higuain estuvo pletórico de oportunismo, lo que le permitió lograr tres goles. Pero la auténtica estrella fue Messi, el artífice de los tantos. Él los creó e Higuain los consiguió.
Las dos victorias hacían que Argentina tuviera casi asegurada su clasificación para octavos de final, por lo que Maradona decidió dar descanso a algunos de sus titulares en el tercer encuentro. Pero no a Messi.
Contra Grecia, los teóricos suplentes salieron a comerse el campo y el equipo no padeció el asedio de los helenos, así que se conformó con un tanto del defensa Martín Demichelis y otro de Martín Palermo, que aprovechó los últimos minutos del encuentro para dejar su impronta en su primer Mundial.
Luego vino México, que le plantó más cara y, por fases, dominó a Argentina. Pero que se encontró con un injusto gol en contra, logrado por Tévez en fuera de juego y se desquició.
Su fútbol fue indolente ante la contundencia ofensiva argentina. México disparó perdigones ante los misiles albiceletes. El 3-1 final alimentó más la euforia y retrasó los debates.
Así llegó Argentina al partido ante Alemania. Con mucha autosatisfacción y nada de crítica. Ante un rival de peso se derrumbó por falta de bases sólidas.
EFE.
LIONEL MESSI SE FUE LLORANDO................ Y SIN MARCAR... ¿QUÉ PASÓ?:
Ciudad del Cabo, 3 jul (EFE).- Maradona había previsto que el del 2010 fuera un Mundial como el de 1986. Y en el papel de Maradona había puesto a Lionel Messi, el hombre determinante, el que debía aupar a Argentina a su tercera Copa, el que debía desatascar el juego albiceleste cuando las cosas se pusieran complicadas.
Pero el de Rosario no apareció el día más importante, cuando su equipo escalaba la montaña más difícil, cuando más falta hacía su presencia. Messi dejó huérfana a Argentina y Alemania le humilló.
Sus lágrimas en el césped al término del partido, siendo consolado por el propio Maradona, mostraban la decepción que sentía en su corazón, en el Mundial en el que debía eclosionar como jugador planetario, en el que debía colmar la deuda de títulos que tiene con la selección.
El barcelonista deja el Mundial sin haber marcado. Lo intentó todo en los cuatro primeros partidos, regaló tantos a sus compañeros, fue el hombre encargado de abrir las defensas adversas, el más brillante. Pero no marcó.
En el quinto fue menos determinante. Estuvo perdido entre líneas, gozó de menos espacios, más inteligentemente vigilado por un dispositivo táctico que acabó por secarle.
Ante Alemania apenas apareció. Algún que otro fogonazo, esporádico, descosido, pero sin peligro, sin el calor de otros días en los que, cuando se ataba la pelota al pie, rugían los estadios, se avivaban las vuvuzelas, se sentía el olor a gol.
Un gol que no llegó de sus botas pero sí de las de sus compañeros. Porque sin marcar ningún tanto, de sus botas llevó a Argentina a ser el máximo goleador de la primera fase, que se acabó con un pleno de victorias.
Y a superar con soltura los octavos ante México, que se llevó tres goles. Y a presentarse en cuartos con diez dianas, una verdadera gesta ofensiva, más que ningún otro equipo, más poder en ataque que nadie.
Se estrelló contra los palos, contra inspirados porteros, sobre todo el de Nigeria, contra esos centímetros que separan la gloria de un simple amago, contra la injusticia de quedarse sin marcar pese a que lo intentó más que nadie.
No marcó pero iluminó el ataque argentino. Hasta que tuvo enfrente a Alemania, su orden, su fuerza física, su táctica irreprochable y Argentina se fundió, porque Messi se perdió, desapareció.
Messi estaba llamado a interpretar el papel del Maradona del 86, pero acabó haciendo el de Maradona del 82. Una estrella consolidada que no puede llevar a su equipo a una victoria Mundial. Y todo el país acabó con la misma decepción.
Pero Sudáfrica marcará la reconciliación de Messi con la albiceleste. Su compromiso con el equipo, su determinación en los cuatro primeros partidos acallaron a quienes le acusaban de no estar con la selección a la altura que mostraba en el Barcelona.
Los que durante la fase de clasificación para el Mundial le achacaron falta de compromiso tendrán dificultades para mantener sus argumentos.
Porque en Sudáfrica Argentina fue de Messi y su ilusión duró lo que aguantó el empuje del rosarino.
Le faltó aparecer en el día más importante, cuando todos le esperaban vestido en el traje del héroe que Maradona le había reservado. El de él mismo hace 24 años.
Las lágrimas mientras se retiraba del terreno de juego tras el pitido final, que secaba con su propia camiseta, el consuelo de Maradona, fueron la última imagen de un Messi que se despidió del que iba a ser su mundial llorando... y sin marcar.
EFE.
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
ayabaca@gmail.com
ayabaca@hotmail.com
ayabaca@yahoo.com
Ciudad del Cabo, 3 jul (EFE).- Diego Armando Maradona murió con sus ideas, un equipo volcado en ataque, empeñado en buscar el área rival, dotado de muchos quilates ofensivos en detrimento de otras facetas del juego, un gigante con pies de barro que Alemania derrumbó con estrépito.
La goleada en cuartos de final contra los germanos (0-4) arrasó con la imagen que venía dando el equipo, una apuesta descaradamente ofensiva, conducida por Lionel Messi y secundada por Gonzalo Higuain y Carlos Tévez.
Contra Alemania no bastó con eso. El equipo había tapado hasta ahora sus carencias bajo el manto de los goles, había suplido a base de ataque un centro del campo débil e inconsistente, una defensa envejecida y lenta, un equipo deshilachado.
Joaquim Löw supo ver que Argentina era un equipo roto, que pensaba sólo en atacar sin preocuparse del resto. Leyó sus carencias y aplicó el manual a la perfección, llevó la batalla al centro del campo, maniató la zona de creación, anuló a Messi y aplicó la velocidad al ataque para poner en evidencia a la defensa.
Argentina no pudo atacar como había hecho hasta ahora y, desposeído de su escudo, se encontró desnuda.
La goleada abre el debate sobre la continuidad de Maradona, una cuestión que había quedado supeditada al bien del equipo, pospuesta por los triunfos y la euforia.
Pero el técnico ha mostrado sus limitaciones. Ha sabido crear un grupo, motivarlo hasta los mayores límites posibles, convertirlo en un grupo dedicado en cuerpo y alma a la camiseta y, así, cerrar toda polémica, acabar con toda disidencia.
Todos iban tras el mismo fin, la victoria en el Mundial, por el mismo camino, el trazado por Maradona, con las mismas armas, su fe inquebrantable en la victoria y la calidad incuestionable de sus delanteros.
Pero la senda trazada por Maradona no llevaba al camino soñado, a volver a levantar la Copa Mundial 24 después de que el "Pelusa" lo hiciera en México. Ni siquiera sirvió para regresar a las semifinales 20 años más tarde. La Argentina de Maradona se quedó en cuartos, como hace cuatro años la de José Pekerman, contra el mismo rival, Alemania.
Ahora habrá que pensar si Maradona es el mejor técnico posible para dirigir al equipo fuera del contexto de un Mundial. Ahí, Maradona demostró que se las sabe todas y puso al equipo como una moto en pos de la victoria.
Pero la difícil clasificación para Sudáfrica, conseguida "in extremis", genera dudas sobre la capacidad del actual seleccionador para liderar el día a día de la selección.
Y su derrota ante Alemania invitan a pensar que la reconversión del "Pibe de Oro" en técnico tiene sus límites.
Las carencias que mostró ante Alemania estaban en los partidos anteriores, pero entonces fueron casi anecdóticas porque el equipo goleaba.
Comenzó bien contra Nigeria, a la que ganó por la mínima pero a la que pudo endosar una goleada. Un tanto de Gabriel Heinze de cabeza al saque de un córner fue el único premio que se llevó Argentina de su debut, pese a que Gonzalo Higuain malogró un puñado de ocasiones creadas por Messi y el propio rosarino se estrelló contra un inspirado portero Enyeama.
Mejoró en el segundo partido frente a Corea del Sur, cuando el torrente ofensivo que es Argentina encontró el camino de la red. El 4-1 fue justo, pero el equipo se encontró pronto con un gol a favor logrado en propia puerta por el asiático Park Chu Yueng.
Argentina goleó en un partido en el que fue cuesta abajo y donde Higuain estuvo pletórico de oportunismo, lo que le permitió lograr tres goles. Pero la auténtica estrella fue Messi, el artífice de los tantos. Él los creó e Higuain los consiguió.
Las dos victorias hacían que Argentina tuviera casi asegurada su clasificación para octavos de final, por lo que Maradona decidió dar descanso a algunos de sus titulares en el tercer encuentro. Pero no a Messi.
Contra Grecia, los teóricos suplentes salieron a comerse el campo y el equipo no padeció el asedio de los helenos, así que se conformó con un tanto del defensa Martín Demichelis y otro de Martín Palermo, que aprovechó los últimos minutos del encuentro para dejar su impronta en su primer Mundial.
Luego vino México, que le plantó más cara y, por fases, dominó a Argentina. Pero que se encontró con un injusto gol en contra, logrado por Tévez en fuera de juego y se desquició.
Su fútbol fue indolente ante la contundencia ofensiva argentina. México disparó perdigones ante los misiles albiceletes. El 3-1 final alimentó más la euforia y retrasó los debates.
Así llegó Argentina al partido ante Alemania. Con mucha autosatisfacción y nada de crítica. Ante un rival de peso se derrumbó por falta de bases sólidas.
EFE.
LIONEL MESSI SE FUE LLORANDO................ Y SIN MARCAR... ¿QUÉ PASÓ?:
Ciudad del Cabo, 3 jul (EFE).- Maradona había previsto que el del 2010 fuera un Mundial como el de 1986. Y en el papel de Maradona había puesto a Lionel Messi, el hombre determinante, el que debía aupar a Argentina a su tercera Copa, el que debía desatascar el juego albiceleste cuando las cosas se pusieran complicadas.
Pero el de Rosario no apareció el día más importante, cuando su equipo escalaba la montaña más difícil, cuando más falta hacía su presencia. Messi dejó huérfana a Argentina y Alemania le humilló.
Sus lágrimas en el césped al término del partido, siendo consolado por el propio Maradona, mostraban la decepción que sentía en su corazón, en el Mundial en el que debía eclosionar como jugador planetario, en el que debía colmar la deuda de títulos que tiene con la selección.
El barcelonista deja el Mundial sin haber marcado. Lo intentó todo en los cuatro primeros partidos, regaló tantos a sus compañeros, fue el hombre encargado de abrir las defensas adversas, el más brillante. Pero no marcó.
En el quinto fue menos determinante. Estuvo perdido entre líneas, gozó de menos espacios, más inteligentemente vigilado por un dispositivo táctico que acabó por secarle.
Ante Alemania apenas apareció. Algún que otro fogonazo, esporádico, descosido, pero sin peligro, sin el calor de otros días en los que, cuando se ataba la pelota al pie, rugían los estadios, se avivaban las vuvuzelas, se sentía el olor a gol.
Un gol que no llegó de sus botas pero sí de las de sus compañeros. Porque sin marcar ningún tanto, de sus botas llevó a Argentina a ser el máximo goleador de la primera fase, que se acabó con un pleno de victorias.
Y a superar con soltura los octavos ante México, que se llevó tres goles. Y a presentarse en cuartos con diez dianas, una verdadera gesta ofensiva, más que ningún otro equipo, más poder en ataque que nadie.
Se estrelló contra los palos, contra inspirados porteros, sobre todo el de Nigeria, contra esos centímetros que separan la gloria de un simple amago, contra la injusticia de quedarse sin marcar pese a que lo intentó más que nadie.
No marcó pero iluminó el ataque argentino. Hasta que tuvo enfrente a Alemania, su orden, su fuerza física, su táctica irreprochable y Argentina se fundió, porque Messi se perdió, desapareció.
Messi estaba llamado a interpretar el papel del Maradona del 86, pero acabó haciendo el de Maradona del 82. Una estrella consolidada que no puede llevar a su equipo a una victoria Mundial. Y todo el país acabó con la misma decepción.
Pero Sudáfrica marcará la reconciliación de Messi con la albiceleste. Su compromiso con el equipo, su determinación en los cuatro primeros partidos acallaron a quienes le acusaban de no estar con la selección a la altura que mostraba en el Barcelona.
Los que durante la fase de clasificación para el Mundial le achacaron falta de compromiso tendrán dificultades para mantener sus argumentos.
Porque en Sudáfrica Argentina fue de Messi y su ilusión duró lo que aguantó el empuje del rosarino.
Le faltó aparecer en el día más importante, cuando todos le esperaban vestido en el traje del héroe que Maradona le había reservado. El de él mismo hace 24 años.
Las lágrimas mientras se retiraba del terreno de juego tras el pitido final, que secaba con su propia camiseta, el consuelo de Maradona, fueron la última imagen de un Messi que se despidió del que iba a ser su mundial llorando... y sin marcar.
EFE.
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
ayabaca@gmail.com
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