Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma y como informamos en el capítulo anterior; Séfora estaba arrepentida de como había tratado al Señor Sánchez, cuando éste atravesó su chacra en viaje hacia Aragoto y había decidido pedir disculpas, no tuvo mejor idea que invadir su fundo ¨El Azote Negro¨mediante la utilización de sus vacas ¨muy mañosa¨(vocablo que en Socchabamba quiere decir a reses que les gusta invadir potreros ajenos en búsqueda pastos frescos), estos animales eran ciertamente unos invasores cuando detectaban un potrero lleno de pastos(forrajes); y justamente el fundo del Señor Sánchez (EL Azote Negro)era uno de los mejor cuidados con muchas hectáreas y llenos de pastos en toda la comarca; algunos vecinos le llamaban : ¨La hacienda del Sánchez¨, por que en verdad era una gran extensión como para mantener con buen forraje a unas 1,500 reses; naturalmente estos terrenos se habían cerrado con buenos cercos para impedir la entrada de ¨vacas mañosas¨ de los vecinos colindantes. Y como siempre ingresan por los portillos, el dueño había ordenado a sus peones atrapar a un animal de los invasores para obligar a los dueños a pagar el pasto robado. Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA" , esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI. Fuente de imagen: Archivos del blog
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui, autor del blog y de esta historia costumbrista de la Comunidad Campesina de Socchabamba.
Séfora tenía chacra incluso una inverna para su acémila y a la vez disponía de cuatro reses, de las cuales tres eran vacas y un torete, estos animales se mantenían de los pastos que la comunidad disponía en uso común en Pacainio y por esa misma razón había un pastoreo intensivo que arrasaban por completo los pastos naturales que nacían por efecto de las lluvias; tanto animal había barrido con los pastos y no había disponible y por el hambre los animales rompían los cercos abriendo portillos que les daba ingreso al potrero forrajero y cuando lo lograban barrían con el pasto.
El fundo ¨El Azote Negro¨ era cuidado por un selecto grupo de peones que habían dividido las lomas con cercos internos e iban rotando el ganado de loma en loma, que era una técnica que permitía el crecimiento de pastos en forma rotativa; los trabajadores eran dirigidos por un caporal quien hacía y deshacía en las labores agropecuarias y naturalmente era quien obligaba al dueño de ¨vacas mañosas¨a pagar para resarcir el pasto no autorizado que las vacas comieron.
El pasajero que observaba desde afuera los límites del fundo con los terrenos colindantes era fascinante y entretenido ver el buen pasto verde y alto que había adentro y justamente los de afuera eran terrenos baldíos y vacíos sin una rama de forraje; sólo en casos excepcionales el Señor Sánchez permitía el ingreso de algunas vacas que pacen sus pastos, y previamente se tenía que haber demostrado que no habían sido atacadas por enfermedades como la fiebre aftosa, un mal muy contagioso que diezmaba ganaderías completas en las haciendas de la comarca.
Bien, como mencionamos antes Séfora tenía cuatro reses y se caracterizaban por romper cercos cuando el hambre las acosaba y las tripas pedían pasto, había una vaca dentro del pequeño grupo que tenía las astas abiertas y la punta muy afilada y una curvatura hacia adentro, a esa vaca su dueña Séfora la llamaba ¨la mañosa cuernuda¨(cornuda) este animal era la que comandaba al grupo; entonces, Séfora que buscaba a propósito iniciar una ¨bronca¨con el Señor Sánchez; un día muy temprano arrió sus vacas hasta los límites del fundo ¨El Azote Negro¨ y estando en las cercanías las dejó libres, los animales al no sentir la presencia de su dueña levantaron la cabeza y sus narices husmearon el aroma de pasto verde que justamente estaba al otro lado del cerco.
Una vaca con dotes de ¨jefe¨ invade terreno lleno de pastos.
El hombre del fundo no se equivocaba en sus pensamientos, por que efectivamente Séfora había planeado regresar dentro de dos días al mismo lugar, dando espacio para que los peones olviden a las ¨vacas mañosas¨.
Al día siguiente regresaron los peones y repararon el cerco cerrando el portillo sellándolo con horcones que impedirán hacer un nuevo portillo. Porfirio Cueva, aprovechó el tiempo haciendo una inspección ocular de los rastros y no se había equivocado eran cuatro reses y un rastro de sandalias de una mujer, él pensó que la ¨pastora mañosa¨ había aprovechado el pasto por descuido de los peones encargados de la vigilancia, pero será la última vez que esto sucede y no se permitirá un nuevo ingreso de ¨vacas mañosas¨.... continuaremos.........
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
ayabaca@gmail.com
ayabaca@hotmail.com
ayabaca@yahoo.com
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Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui, autor del blog y de esta historia costumbrista de la Comunidad Campesina de Socchabamba.
Séfora tenía chacra incluso una inverna para su acémila y a la vez disponía de cuatro reses, de las cuales tres eran vacas y un torete, estos animales se mantenían de los pastos que la comunidad disponía en uso común en Pacainio y por esa misma razón había un pastoreo intensivo que arrasaban por completo los pastos naturales que nacían por efecto de las lluvias; tanto animal había barrido con los pastos y no había disponible y por el hambre los animales rompían los cercos abriendo portillos que les daba ingreso al potrero forrajero y cuando lo lograban barrían con el pasto.
El fundo ¨El Azote Negro¨ era cuidado por un selecto grupo de peones que habían dividido las lomas con cercos internos e iban rotando el ganado de loma en loma, que era una técnica que permitía el crecimiento de pastos en forma rotativa; los trabajadores eran dirigidos por un caporal quien hacía y deshacía en las labores agropecuarias y naturalmente era quien obligaba al dueño de ¨vacas mañosas¨a pagar para resarcir el pasto no autorizado que las vacas comieron.
El pasajero que observaba desde afuera los límites del fundo con los terrenos colindantes era fascinante y entretenido ver el buen pasto verde y alto que había adentro y justamente los de afuera eran terrenos baldíos y vacíos sin una rama de forraje; sólo en casos excepcionales el Señor Sánchez permitía el ingreso de algunas vacas que pacen sus pastos, y previamente se tenía que haber demostrado que no habían sido atacadas por enfermedades como la fiebre aftosa, un mal muy contagioso que diezmaba ganaderías completas en las haciendas de la comarca.
Bien, como mencionamos antes Séfora tenía cuatro reses y se caracterizaban por romper cercos cuando el hambre las acosaba y las tripas pedían pasto, había una vaca dentro del pequeño grupo que tenía las astas abiertas y la punta muy afilada y una curvatura hacia adentro, a esa vaca su dueña Séfora la llamaba ¨la mañosa cuernuda¨(cornuda) este animal era la que comandaba al grupo; entonces, Séfora que buscaba a propósito iniciar una ¨bronca¨con el Señor Sánchez; un día muy temprano arrió sus vacas hasta los límites del fundo ¨El Azote Negro¨ y estando en las cercanías las dejó libres, los animales al no sentir la presencia de su dueña levantaron la cabeza y sus narices husmearon el aroma de pasto verde que justamente estaba al otro lado del cerco.
Una vaca con dotes de ¨jefe¨ invade terreno lleno de pastos.
Aquí es cuando como la vaca ¨jefe ¨ dio un balido muy bajo sólo perceptible para sus compañeros dando ¨ordenes¨de ingresar al potrero a saborear el delicioso pasto que sus panzas pedían a gritos; pero los peones del fundo no descuidaban sus trabajos y justamente cuando las vacas iban a iniciar la arremetida contra el cerco llegaron los trabajadores, la vaca ¨jefe¨que conocía muy bien estos trajines, inmediatamente dio la vuelta y salió corriendo del lugar junto a sus compañeros y se fueron a esconderse debajo de unos árboles grandes; los peones continuaron con su ronda y se retiraron; cuando el peligro desapareció, nuevamente los vacunos volvieron al punto de partida y esa vez la ¨mañosa cuernuda¨(cornuda) emprendió una embestida contra el cerco sin hacerle mucho daño y por señales moviendo su cabeza convocó a sus compañeros hacer lo mismo y luego de una acción digna de admiración las cuatro a la vez con sus poderosas astas embistieron de nuevo contra el cerco con palos y ramas que volaron por los aires y esta vez cedió abriéndose un gran portillo, la perseverancia y astucia dio resultado y teniendo la ¨puerta falsa¨(portillo) abierta ingresaron las cuatro reses y estando adentro empezaron a engullir todo el pasto que en cada bocada cubría sus bocas hambrientas.
Todo indica que estaban en su día de suerte por que comieron hasta hartarse y llenaron por completo sus hambrientas panzas; desde luego Séfora vigilaba desde un altillo pero oculta dentro de unos matorrales y esperaba la presencia de los peones, pero estos nunca llegaron, seguramente tenían otras obligaciones que hacer y no retornaron más por ese lugar.
Probablemente transcurrieron unas dos horas de tiempo suficiente para que las reses hayan llenado sus panzas; entonces, Séfora salió de su escondite y fue a arriar a sus vacas del potrero ajeno, entró por el portillo y allí estaban algunas comiendo aún y dos ya se habían echado a remolinear el pasto ingerido, de inmediato las arrió hacia el portillo, salieron y las llevó de retorno a su casa; ya por la tarde casi al anochecer retornaron los peones ronderos y encontraron el tremendo portillo y los rastros de los cuadrúpedos; en el grupo de estos trabajadores había uno que se llamaba Porfirio Cueva quien actuaba como jefe del grupo, era un experto rastreador de animales, quien al observar las huellas pudo notar que eran cuatro vacas, pero había algo que no encajaba con los rastros había un quinto rastro de humano; entonces, el hombre se puso nervioso temiendo que alguien haya robado algún ganado del fundo, pero en ese sector no había ninguna vaca en pastoreo y comentando con sus hombres, uno de ellos le dijo:
--- Jefe temprano estuvimos aquí y avistamos a unas vacas que desaparecieron cuando nosotros hacíamos la ronda, nunca nos imaginamos que eran animales mañosos (rompe cercos) y estando solos abrieron el cerco y entraron.
Porfirio Cueva no estaba del todo convencido, pero aceptó la respuesta de su peón y contestó:
--- Caramba parece que las vacas fueron dirigidas para entrar en este sector, ya la noche nos cayó encima, por que de lo contrario hubiésemos seguido los rastros para dar con el ¨pastor mañoso¨ que junto a sus vacas se ha aprovechado del pasto; pues, corten ramas para reparar y cerrar el portillo y mañana temprano regresamos para parar horcones y sellar esta puerta falsa.
Los peones hicieron lo que pudieron en la reparación del cerco y se retiraron a sus domicilios dentro del mismo fundo; en cambio para Porfirio Cueva empezó su dolor de cabeza pensando que las vacas regresarán por el codiciado pasto.Todo indica que estaban en su día de suerte por que comieron hasta hartarse y llenaron por completo sus hambrientas panzas; desde luego Séfora vigilaba desde un altillo pero oculta dentro de unos matorrales y esperaba la presencia de los peones, pero estos nunca llegaron, seguramente tenían otras obligaciones que hacer y no retornaron más por ese lugar.
Probablemente transcurrieron unas dos horas de tiempo suficiente para que las reses hayan llenado sus panzas; entonces, Séfora salió de su escondite y fue a arriar a sus vacas del potrero ajeno, entró por el portillo y allí estaban algunas comiendo aún y dos ya se habían echado a remolinear el pasto ingerido, de inmediato las arrió hacia el portillo, salieron y las llevó de retorno a su casa; ya por la tarde casi al anochecer retornaron los peones ronderos y encontraron el tremendo portillo y los rastros de los cuadrúpedos; en el grupo de estos trabajadores había uno que se llamaba Porfirio Cueva quien actuaba como jefe del grupo, era un experto rastreador de animales, quien al observar las huellas pudo notar que eran cuatro vacas, pero había algo que no encajaba con los rastros había un quinto rastro de humano; entonces, el hombre se puso nervioso temiendo que alguien haya robado algún ganado del fundo, pero en ese sector no había ninguna vaca en pastoreo y comentando con sus hombres, uno de ellos le dijo:
--- Jefe temprano estuvimos aquí y avistamos a unas vacas que desaparecieron cuando nosotros hacíamos la ronda, nunca nos imaginamos que eran animales mañosos (rompe cercos) y estando solos abrieron el cerco y entraron.
Porfirio Cueva no estaba del todo convencido, pero aceptó la respuesta de su peón y contestó:
--- Caramba parece que las vacas fueron dirigidas para entrar en este sector, ya la noche nos cayó encima, por que de lo contrario hubiésemos seguido los rastros para dar con el ¨pastor mañoso¨ que junto a sus vacas se ha aprovechado del pasto; pues, corten ramas para reparar y cerrar el portillo y mañana temprano regresamos para parar horcones y sellar esta puerta falsa.
El hombre del fundo no se equivocaba en sus pensamientos, por que efectivamente Séfora había planeado regresar dentro de dos días al mismo lugar, dando espacio para que los peones olviden a las ¨vacas mañosas¨.
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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