domingo, 1 de abril de 2012

BIODIVERSIDAD Y AGUA: La mariposa monarca, inasequible al desaliento

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., Los científicos han logrado constatar que las mariposas monarcas, una de las más llamativas porque alcanza un tamaño de diez centímetros, realizan una migración de 5.000 kilómetros para viajar desde América del Norte hasta Cádiz, la única zona de la Península Ibérica en la que esta especie ha sido hallada. Investigadores de la Fundación Migres y de la Universidad de Córdoba han constatado que las mariposas monarcas, una de las más llamativas porque alcanza un tamaño de hasta 10 centímetros, realizan una migración de 5.000 kilómetros para viajar desde América del Norte hasta Cádiz, la única zona de la Península Ibérica en la que se han localizado. En la foto de archivo, ejemplar de mariposa monarca (danaus plexippus) en el Zoológico Nacional de Nicaragua, en Managua. EFE/Mario López.

Cádiz, 30 mar (EFEverde).- Los científicos han logrado constatar que las mariposas monarcas, una de las más llamativas porque alcanza un tamaño de diez centímetros, realizan una migración de 5.000 kilómetros para viajar desde América del Norte hasta Cádiz, la única zona de la Península Ibérica en la que esta especie ha sido hallada.
El estudio, que han elaborado desde el 2008 la Fundación Migres y la Universidad de Córdoba, ha constatado por primera vez la presencia persistente de la mariposa monarca en la Península Ibérica, entre las localidades de Vejer de la Frontera y Castellar de la Frontera, donde encuentran las plantas y las condiciones para completar su ciclo biológico, según ha informado hoy la Fundación Migres.
Han confirmado registros históricos que sugerían que esta especie debió instalarse en el sur de la Península Ibérica probablemente en el siglo XIX, cuando la mariposa alcanzó Canarias, Azores y Madeira y se expandió también por el océano Pacífico hasta llegar a Australia.
Danaus plexippus
La mariposa monarca (danaus plexippus), que mide aproximadamente diez centímetros, pesa menos de un gramo y tiene colores vistosos, es probablemente una de las mariposas mejor estudiadas del mundo.
Cada año realiza migraciones desde Estados Unidos hasta México, donde pasa el invierno, para retornar en la primavera siguiente hacia el Norte, en un viaje en el que va depositando sus huevos sobre distintas especies de asclepiadáceas, plantas que contienen compuestos tóxicos para el ganado y otros muchos herbívoros.
Según explica la Fundación Migres, las orugas consumen ávidamente estas plantas, incorporando los tóxicos a sus propios tejidos, lo que les sirve como defensa ante sus depredadores y para transmitir este compuesto a las mariposas que emergen de sus crisálidas.
Las mariposas monarcas también alcanzan en sus migraciones el otro lado del Atlántico, siguiendo patrones de vuelo heredados y basados en una mezcla de ritmos biológicos y la posición del sol en el cielo.
También en el Reino Unido
Además de alcanzar lugares como Canarias, Azores, Madeira y Cádiz, las mariposas monarcas han llegado en repetidas ocasiones al Reino Unido, especialmente en fechas que coinciden con episodios de viento fuerte de poniente y la presencia de especies exóticas de aves arrastradas por el viento.
Pero en el Reino Unido la mariposa no encuentra las plantas donde poder reproducirse y el clima es demasiado frío para completar su ciclo biológico.
Al contrario de lo que ocurre en territorios como Cádiz, donde desde hace años se vienen avistando esporádicamente ejemplares, mariposas consideradas como "divagantes" que han atravesado el Atlántico arrastrados por el viento.
La mata de la seda y la adelfilla
El estudio, liderado por los profesores de Ecología de la Universidad de Córdoba Juan Fernández Haeger y Diego Jordano Barbudo, ha investigado los enclaves donde la mariposa monarca podría, además de aparecer, completar su ciclo biológico.
Así han cartografiado lugares en los que crecen su alimento, la mata de la seda (Gomphocarpus fruticosus, introducida en el siglo XVIII desde África), y la adelfilla (Asclepias curassavica, que debió introducirse en España desde América central durante el siglo XVI), dos especies que el ganado evita por su toxicidad.
Para ello han trabajado en una zona de novecientos kilómetros cuadrados en la franja litoral próxima al Estrecho de Gibraltar y han demostrado la presencia persistente de las mariposas, sus huevos, orugas o crisálidas, en dos tercios de los rodales existentes.
Por ello los investigadores destacan la necesidad de proteger estos llamativos insectos, conociendo más profundamente las condiciones de su ciclo biológico y las de las plantas en las que sustentan su vida, de la que se puede disfrutar especialmente en los meses de agosto y septiembre, cuando son más abundantes. EFEverde
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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