Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., El Cuerno de África se convirtió de nuevo en 2011 en el foco de atención del mundo al sufrir una de las peores hambrunas de su historia, que provocó la muerte de decenas de miles de personas y sumió en una crisis humanitaria a más de 11 millones.Hambre en Somalia
Una mujer somalí desplazada atiende a niños desnutridos dentro de una sala de pediatría en el hospital de Banadir, en Mogadiscio (Somalia). La sequía, el conflicto y la falta de ayuda alimentaria han dejado 3,6 millones de personas en riesgo de morir de hambre en el sur del país. Imagen de 20 minutos.es
Nairobi, 15 dic (EFE).- El Cuerno de África se convirtió de nuevo en 2011 en el foco de atención del mundo al sufrir una de las peores hambrunas de su historia, que provocó la muerte de decenas de miles de personas y sumió en una crisis humanitaria a más de 11 millones.
Somalia fue el país que más sufrió el embate de esa crisis alimentaria, donde cerca de la mitad de su población, unos 3,7 millones de personas, han padecido la tragedia, acentuada por la virtual inexistencia de un Gobierno de transición que sufre el constante acoso de los radicales islámicos de Al Shabab.
La alarma saltó el pasado 20 de julio, cuando la ONU declaró oficialmente el estado de hambruna en las regiones somalís meridionales de Bakool y Bajo Shabelle, a las que se unieron en agosto Balcad y Cadale, en el Shabelle Medio, y el campo de desplazados internos de Afgoye, en Mogadiscio.
Poco después, en septiembre, la ONU adoptó la misma medida en una sexta región de Somalia, Bay, y advirtió de que el problema amenazaba con expandirse todavía más.
La combinación de la sequía, la hambruna y veinte años de un conflicto que no cesa han llevado a que casi 300.000 somalís se hayan visto forzados a desplazarse este año, muchos de ellos rumbo a Kenia y a sus campos de refugiados, según las últimas cifras del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
De esos campos, el de Dadaab (noreste de Kenia), es que el ha soportado la mayor parte de la oleada de refugiados somalís.
En Dadaab, residen actualmente casi 450.000 personas que convierten al recinto en el mayor campamento de desplazados de África y -si fuera una ciudad- en la tercera localidad más poblada de Kenia, después de Nairobi y Mombasa.
En julio, cuando la ONU se hizo eco de la situación, Dadaab, espacio proyectado para albergar a 90.000 personas cuando se creó en 1991, recibía un flujo constante de 1.300 refugiados nuevos al día.
En el peor momento de la hambruna, los refugiados somalís, tras pasar días y hasta semanas caminando para alcanzar Dadaab, debían esperar días para ser atendidos por las agencias humanitarias.
Algunos niños, incluso, que ya estaban en el campamento, pasaban de malnutrición moderada a aguda porque no recibían asistencia a tiempo.
La hambruna en Somalia llegó a tal punto que hasta Al Shabab, una milicia radical islámica vinculada a Al Qaeda que controla gran parte de la zona afectada por la sequía, lanzó una petición de ayuda a las ONG "musulmanas y no musulmanas", a pesar de que ese grupo fundamentalista se opone tajantemente a la cultura occidental.
Aunque la protagonista fue Somalia, unos tres millones de habitantes de Kenia, y unos 4,5 millones en Etiopía también sufrieron la falta de alimentos y el impacto de la sequía.Por su parte, los principales actores de la comunidad internacional, entre ellos el Banco Mundial, EEUU, la ONU y la Unión Europea, además de decenas de ONG de todo el mundo, donaron cientos de millones de euros, sin que fueran suficientes.
Casi 250.000 personas siguen en riesgo de "inminente de inanición", advirtió el pasado noviembre la Unidad de Análisis de Nutrición y Seguridad Alimentaria de Somalia (FSNAU), vinculada a la ONU, a pesar de que la hambruna comenzó a remitir en Somalia.
Esa ligera mejora, sin embargo, no ha sacado a Somalia de la que ha sido calificada por la ONU como la peor sequía en sesenta años, la peor hambruna desde la de 1991-1992 y la peor situación de seguridad alimentaria del mundo.
"Decenas de miles de personas han muerto desde abril y las muertes es probable que continúen en los próximos meses", subrayó a la FSNAU en su informe de noviembre.Por su parte, Susannah Nicol, del Programa Mundial de Alimentos (PMA) para Somalia, comentó a Efe que "la forma de ganarse la vida de la gente de Somalia se ha visto tan afectada que les va a llevar tiempo recuperarse".
"Muchas de las personas -añadió Nicol- ahora tienen deudas, pero el precio de los alimentos y del combustible sigue siendo alto, y hay poco trabajo".
La FSNAU cree que el "escenario más probable" es que "no se espera hambruna en Somalia en 2012", con la posible excepción de población desplazada que podría aún verse afectada.
Sin embargo, esa Unidad de Análisis de la ONU manda un aviso: "cualquier interrupción significativa de la asistencia humanitaria podría dar como resultado la vuelta de la hambruna". EFEverde
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
ayabaca@gmail.com
ayabaca@hotmail.com
ayabaca@yahoo.com
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Una mujer somalí desplazada atiende a niños desnutridos dentro de una sala de pediatría en el hospital de Banadir, en Mogadiscio (Somalia). La sequía, el conflicto y la falta de ayuda alimentaria han dejado 3,6 millones de personas en riesgo de morir de hambre en el sur del país. Imagen de 20 minutos.es
Nairobi, 15 dic (EFE).- El Cuerno de África se convirtió de nuevo en 2011 en el foco de atención del mundo al sufrir una de las peores hambrunas de su historia, que provocó la muerte de decenas de miles de personas y sumió en una crisis humanitaria a más de 11 millones.
Somalia fue el país que más sufrió el embate de esa crisis alimentaria, donde cerca de la mitad de su población, unos 3,7 millones de personas, han padecido la tragedia, acentuada por la virtual inexistencia de un Gobierno de transición que sufre el constante acoso de los radicales islámicos de Al Shabab.
La alarma saltó el pasado 20 de julio, cuando la ONU declaró oficialmente el estado de hambruna en las regiones somalís meridionales de Bakool y Bajo Shabelle, a las que se unieron en agosto Balcad y Cadale, en el Shabelle Medio, y el campo de desplazados internos de Afgoye, en Mogadiscio.
Poco después, en septiembre, la ONU adoptó la misma medida en una sexta región de Somalia, Bay, y advirtió de que el problema amenazaba con expandirse todavía más.
La combinación de la sequía, la hambruna y veinte años de un conflicto que no cesa han llevado a que casi 300.000 somalís se hayan visto forzados a desplazarse este año, muchos de ellos rumbo a Kenia y a sus campos de refugiados, según las últimas cifras del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
De esos campos, el de Dadaab (noreste de Kenia), es que el ha soportado la mayor parte de la oleada de refugiados somalís.
En Dadaab, residen actualmente casi 450.000 personas que convierten al recinto en el mayor campamento de desplazados de África y -si fuera una ciudad- en la tercera localidad más poblada de Kenia, después de Nairobi y Mombasa.
En julio, cuando la ONU se hizo eco de la situación, Dadaab, espacio proyectado para albergar a 90.000 personas cuando se creó en 1991, recibía un flujo constante de 1.300 refugiados nuevos al día.
En el peor momento de la hambruna, los refugiados somalís, tras pasar días y hasta semanas caminando para alcanzar Dadaab, debían esperar días para ser atendidos por las agencias humanitarias.
Algunos niños, incluso, que ya estaban en el campamento, pasaban de malnutrición moderada a aguda porque no recibían asistencia a tiempo.
La hambruna en Somalia llegó a tal punto que hasta Al Shabab, una milicia radical islámica vinculada a Al Qaeda que controla gran parte de la zona afectada por la sequía, lanzó una petición de ayuda a las ONG "musulmanas y no musulmanas", a pesar de que ese grupo fundamentalista se opone tajantemente a la cultura occidental.
Aunque la protagonista fue Somalia, unos tres millones de habitantes de Kenia, y unos 4,5 millones en Etiopía también sufrieron la falta de alimentos y el impacto de la sequía.Por su parte, los principales actores de la comunidad internacional, entre ellos el Banco Mundial, EEUU, la ONU y la Unión Europea, además de decenas de ONG de todo el mundo, donaron cientos de millones de euros, sin que fueran suficientes.
Casi 250.000 personas siguen en riesgo de "inminente de inanición", advirtió el pasado noviembre la Unidad de Análisis de Nutrición y Seguridad Alimentaria de Somalia (FSNAU), vinculada a la ONU, a pesar de que la hambruna comenzó a remitir en Somalia.
Esa ligera mejora, sin embargo, no ha sacado a Somalia de la que ha sido calificada por la ONU como la peor sequía en sesenta años, la peor hambruna desde la de 1991-1992 y la peor situación de seguridad alimentaria del mundo.
"Decenas de miles de personas han muerto desde abril y las muertes es probable que continúen en los próximos meses", subrayó a la FSNAU en su informe de noviembre.Por su parte, Susannah Nicol, del Programa Mundial de Alimentos (PMA) para Somalia, comentó a Efe que "la forma de ganarse la vida de la gente de Somalia se ha visto tan afectada que les va a llevar tiempo recuperarse".
"Muchas de las personas -añadió Nicol- ahora tienen deudas, pero el precio de los alimentos y del combustible sigue siendo alto, y hay poco trabajo".
La FSNAU cree que el "escenario más probable" es que "no se espera hambruna en Somalia en 2012", con la posible excepción de población desplazada que podría aún verse afectada.
Sin embargo, esa Unidad de Análisis de la ONU manda un aviso: "cualquier interrupción significativa de la asistencia humanitaria podría dar como resultado la vuelta de la hambruna". EFEverde
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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