Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con La Historia del Amor Cruel, entre Iarma y Olzagon y como informamos en el capítulo anterior, Don Eduardo Dineros se encuentra en aprietos por falta de tiempo para atender múltiples obligaciones en sus negocios, como él, en estos momentos fue advertido por uno de sus empleados que tiene que viajar urgente al Puerto a recepcionar mercadería importada y a la vez tiene programada la ceremonia de una donación al Asilo de Ancianos y justamente está acompañado de Melany, la jovencita que le interesa convertirla en su amante y el anuncio que llegó su hijo Humberto un ¨"Don Juan" que superó a su padre y se convierte en su competidor y trata de no tener contacto con él.
Aquí en la imagen observamos una típica representación de la terrible
situación que muchos hogares atraviesan en el transcurso de existencia
por que siempre hay la existencia de un tercer elemento (amante tanto
para él como para ella) que como una tentación tenebrosa carcomen la
consistencia del matrimonio, y más si los esposos viven solamente la
apariencia y no la triste realidad de que no son felices. Fuente:
Archivos del blog. Obra Literaria
reconocida con Derecho de Autor, según Partida Registral No. 00855-2012,
Asiento: 01; con fecha: 10 de Agosto de 2012, por : INDECOPI
Don Eduardo, quien estaba manejando, aceleró la marcha del vehículo para llegar lo antes posible al local de amparo de ancianos y como le había ofrecido invitar a almorzar a Melany y el tiempo le quedaba corto, trató de disculparse, diciéndole:
--- Señorita Melany, he recibido una urgente citación para viajar al Puerto y debe hacerlo en este mismo momento, por lo que vamos acelerar la Ceremonia de Donación y finalizado el evento, llevaré a usted a su hotel si usted prefiere la dejo para que almuerce en el Restaurante "La Alameda del Paladar" pagando anticipadamente los platillos que usted solicite, por que no puedo acompañarla, ya que avión me espera en el aeropuerto.
Melany, sintió un alivio por que ella no quería que se prolongue más su relación con el señor Dineros y le contestó:
--- Señor Dineros, le comprende sus múltiples obligaciones y no se preocupe si no puede almorzar conmigo; yo en realidad deseo regresar al Gran Almacén a recoger mi ropa y dejar este vestido y regresaré a mi hotel, por que allí hay un restaurante y comeré con mi enamorado.
Don Eduardo, sintió la pegada en la respuesta de Melany, y comprendió que ella nunca lo había visto como un hombre; pero así es la vida y no podía hacer nada para que ella si quiera lo vea como alguien que estaba interesado en ella; y agregó:
--- No estoy de acuerdo en la devolución del vestido, esa prenda ya es suya y en cuanto a su ropa la remitiré a su hotel, lamento no poder compartir con usted el almuerzo; sin embargo, permitame hacer el honor que saboree una comida típica de Ciudad del Chilca, que la preparan muy bien en el restaurante "La Alameda del Paladar", usted quedará sola y puede pedir lo que desee, para que cuando regrese a la Gran Capital, informe a sus amistades las bondades del arte de la cocina de nuestra ciudad.
A Melany, le pareció interesante saborear lo típico de aquel lugar y como no tenía nada pendiente que hacer, aceptó, diciéndole:
--- Gracias, señor Dineros, aceptaré la invitación para almorzar sola y también le agradezco el vestido que llevo puesto, es usted muy generoso y tal vea nunca podré pagar tanta gratitud con mi persona.
Al finalizar la conversación ya estaba a la altura de la puerta del Asilo de Ancianos, el conductor que era el señor Dineros, estacionó el vehículo y uno de los empleados se bajó quien tocó la campanilla de la puerta anunciando la presencia de visita y como desde el interior esperaban al señor Dineros, de inmediato abrió la puerta el llamado "Hermano Superior Mayor" quien tenía la dirección del asilo (una congregación religiosa de piadosa acción) y en persona atendió a los recién llegados, invitándolos a pasar a la sala de recibo, pero el señor Dineros trataba de obviar trámites previos y pidió ir directo al Proscenio, lugar de la ceremonia, el anfitrión accedió y llegando al sitio en mención siguiendo con los saludos de protocolo, de inmediato se procedió a la entrega de los productos comestibles.
Con el beneplácito de los ancianos que estaban sentados frente al proscenio y a la expectativa, en seguida hubo cortas palabras de entrega y otras de agradecimiento, la madrina Melany hizo la ceremonia de abrir una caja mostrando lo que se estaba donando; finalizado el evento; de nuevo los asistentes se despidieron de los benefactores y salieron apresuradamente rumbo al centro de la Ciudad y como se había acordado el señor Dineros llegó al Restaurante "La Alameda del Paladar", entró junto con Melany, que por cierto ella lucía radiante de belleza y habló con el Administrador y presentó y recomendó a su invitada, en seguida se despidió de ella, diciéndole:
--- Señorita Melany, usted ha lucido hoy como la Princesa salida de un Oculto Jardín de cuyo castillo es su poseedora que me ha hecho sentir el hombre más afortunado, haber compartido con su presencia todo lo que apresuradamente hemos realizado, hubiese querido estar unos minutos más con usted; sin embargo, el tiempo no me lo permite, la deuda queda pendiente y en cuanto retorne del Puerto, ruego a usted aceptar una invitación formal para compartir una cena con la paciencia y el largo tiempo que usted se digne concederme, le deseo un "buen Provecho" y que disfrute de la comida que sirven en este local, adiós señorita Melany.
El señor Dineros, abrazó tiernamente a Melany y ella correspondió cortésmente cubriendo con sus brazos el cuerpo de su galante anfitrión; luego el empresario salió rumbo al Aeropuerto, dejando en el camino a dos empleados quienes retornaron a su centro de trabajo.
En la dimensión desconocida acontecen eventos no previstos por los protagonistas y bien vale recordar ese refrán que dice : "Nadie sabe para quien trabaja", pues, sucede que Humberto Dineros, hijo del empresario Eduardo, era un asiduo concurrente al Restaurante "La Alameda del Paladar" y como había estado mucho tiempo fuera del país, al regresar lo primero que hizo es concurrir al lugar preferido de su paladar y aquel día decidió ir a almorzar allí, quien al llegar fue saludado por el Administrador que por cierto era su amigo de confianza y de paso le informó que su padre(Don Eduardo) acababa de salir, dejando a una bella joven, la misma que almorzaría sola.
Humberto, quien era un mujeriego a carta cabal, se le encendió el instinto libidoso y preguntó:
--- A donde está aquella joven?
El cocinero le señaló hacia al fondo, contestándole:
--- En la mesa del fondo hacia la izquierda junto a la ventana ella está sentada para ser atendida.
Humberto, quedó estupefacto por la emoción que le produjo la belleza que irradiaba aquella joven y casi perdiendo la ecuanimidad y mirándola con mucha pasión, dijo a su anfitrión:
--- Mi padre, siempre se ha caracterizado por sus excelentes gustos con las mujeres, pero no entiendo por qué la dejó sola, dejándome el camino libre para levantarla a mi gusto.
El Administrador, sabiendo quien era aquel personaje, le replicó:
--- Humberto, un momento por favor, soy el responsable de lo que haga esa joven en mi establecimiento, así que ni tu ni nadie la va a levantar y la atenderé respetando el compromiso asumido con tu Padre, si deseas comer, hazlo en mesa aparte.
Pero las advertencias del cocinero cayeron en "oídos sordos" por que Humberto Dineros ya le tiró el ojo a esa belleza de mujer que estaba muy sola esperando ser acompañada por alguien y él compartirá su mesa y nadie se lo impedirá...... continuaremos......
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
ayabaca@gmail.com
ayabaca@hotmail.com
ayabaca@yahoo.com
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A Melany, le pareció interesante saborear lo típico de aquel lugar y como no tenía nada pendiente que hacer, aceptó, diciéndole:
--- Gracias, señor Dineros, aceptaré la invitación para almorzar sola y también le agradezco el vestido que llevo puesto, es usted muy generoso y tal vea nunca podré pagar tanta gratitud con mi persona.
Al finalizar la conversación ya estaba a la altura de la puerta del Asilo de Ancianos, el conductor que era el señor Dineros, estacionó el vehículo y uno de los empleados se bajó quien tocó la campanilla de la puerta anunciando la presencia de visita y como desde el interior esperaban al señor Dineros, de inmediato abrió la puerta el llamado "Hermano Superior Mayor" quien tenía la dirección del asilo (una congregación religiosa de piadosa acción) y en persona atendió a los recién llegados, invitándolos a pasar a la sala de recibo, pero el señor Dineros trataba de obviar trámites previos y pidió ir directo al Proscenio, lugar de la ceremonia, el anfitrión accedió y llegando al sitio en mención siguiendo con los saludos de protocolo, de inmediato se procedió a la entrega de los productos comestibles.
Con el beneplácito de los ancianos que estaban sentados frente al proscenio y a la expectativa, en seguida hubo cortas palabras de entrega y otras de agradecimiento, la madrina Melany hizo la ceremonia de abrir una caja mostrando lo que se estaba donando; finalizado el evento; de nuevo los asistentes se despidieron de los benefactores y salieron apresuradamente rumbo al centro de la Ciudad y como se había acordado el señor Dineros llegó al Restaurante "La Alameda del Paladar", entró junto con Melany, que por cierto ella lucía radiante de belleza y habló con el Administrador y presentó y recomendó a su invitada, en seguida se despidió de ella, diciéndole:
--- Señorita Melany, usted ha lucido hoy como la Princesa salida de un Oculto Jardín de cuyo castillo es su poseedora que me ha hecho sentir el hombre más afortunado, haber compartido con su presencia todo lo que apresuradamente hemos realizado, hubiese querido estar unos minutos más con usted; sin embargo, el tiempo no me lo permite, la deuda queda pendiente y en cuanto retorne del Puerto, ruego a usted aceptar una invitación formal para compartir una cena con la paciencia y el largo tiempo que usted se digne concederme, le deseo un "buen Provecho" y que disfrute de la comida que sirven en este local, adiós señorita Melany.
El señor Dineros, abrazó tiernamente a Melany y ella correspondió cortésmente cubriendo con sus brazos el cuerpo de su galante anfitrión; luego el empresario salió rumbo al Aeropuerto, dejando en el camino a dos empleados quienes retornaron a su centro de trabajo.
En la dimensión desconocida acontecen eventos no previstos por los protagonistas y bien vale recordar ese refrán que dice : "Nadie sabe para quien trabaja", pues, sucede que Humberto Dineros, hijo del empresario Eduardo, era un asiduo concurrente al Restaurante "La Alameda del Paladar" y como había estado mucho tiempo fuera del país, al regresar lo primero que hizo es concurrir al lugar preferido de su paladar y aquel día decidió ir a almorzar allí, quien al llegar fue saludado por el Administrador que por cierto era su amigo de confianza y de paso le informó que su padre(Don Eduardo) acababa de salir, dejando a una bella joven, la misma que almorzaría sola.
Humberto, quien era un mujeriego a carta cabal, se le encendió el instinto libidoso y preguntó:
--- A donde está aquella joven?
El cocinero le señaló hacia al fondo, contestándole:
--- En la mesa del fondo hacia la izquierda junto a la ventana ella está sentada para ser atendida.
Humberto, quedó estupefacto por la emoción que le produjo la belleza que irradiaba aquella joven y casi perdiendo la ecuanimidad y mirándola con mucha pasión, dijo a su anfitrión:
--- Mi padre, siempre se ha caracterizado por sus excelentes gustos con las mujeres, pero no entiendo por qué la dejó sola, dejándome el camino libre para levantarla a mi gusto.
El Administrador, sabiendo quien era aquel personaje, le replicó:
--- Humberto, un momento por favor, soy el responsable de lo que haga esa joven en mi establecimiento, así que ni tu ni nadie la va a levantar y la atenderé respetando el compromiso asumido con tu Padre, si deseas comer, hazlo en mesa aparte.
Pero las advertencias del cocinero cayeron en "oídos sordos" por que Humberto Dineros ya le tiró el ojo a esa belleza de mujer que estaba muy sola esperando ser acompañada por alguien y él compartirá su mesa y nadie se lo impedirá...... continuaremos......
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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