Inmueble que ocupó la Casa de España en México, creada en 1938, en la Plaza Río de Janeiro, en la colonia Roma
La Casa de España, cuna de ciencias sociales en mundo hispano, cumple 75 años |
La Casa de España, cuna de ciencias sociales en mundo hispano, cumple 75 años
(EFE)
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hace 6 días
México,
31 ago (EFE).- La Casa de España, a punto de cumplir 75 años de haber
sido fundada, fue refugio de intelectuales españoles en México y una
institución fundamental para difundir el pensamiento social europeo más
avanzado del siglo XX en el mundo hispano.La institución, que sobrevivió con ese nombre solo dos años (1938-1940) antes convertirse en El Colegio de México (Colmex), revolucionó los estudios de historia, sociología y humanidades en el mundo hispano al profesionalizar con un proyecto de vanguardia los estudios de las Ciencias Sociales.
En julio de 1936 Daniel Cosío Villegas, un intelectual mexicano que daba sus primeros pasos en la diplomacia de su país en Portugal, concibe la idea de que México invite a intelectuales españoles al país en el contexto del estallido de la Guerra Civil.
En septiembre de aquel año Cosío le propone al presidente "Lázaro Cárdenas que invite a algunos destacados intelectuales españoles para que vengan a México y hagan su trabajo mientras dure la guerra", explica a Efe presidente del Colegio de México, el historiador Javier Garcíadiego.
El proyecto había surgido de conversaciones entre el embajador de la República española en Lisboa, Claudio Sánchez Albornoz, con Cosío, entonces encargado de negocios de su país en tierras lusitanas.
Ambos trabaron amistad y cobijaron un proyecto al que Cárdenas daría el sí el 29 de diciembre de 1936.
En 1937 toma forma una idea que tiene el antecedente "de las invitaciones de las universidades inglesas y norteamericanas a los intelectuales judíos, centroeuropeos, que habían empezado a huir de Checoslovaquia, Austria, Alemania, desde 1933-1934" ante la creciente fuerza del nazismo.
El modelo en EEUU fraguó en la llamada Universidad en el Exilio de la New School for Social Research de Nueva York, adonde llegaron en los años treinta los psicólogos Erich Fromm y Aron Gurwitsch, y filósofos políticos de la talla de Hannah Arendt y Leo Strauss.
El proyecto comenzó como "una invitación temporal" a ciertos intelectuales entre las "positivas expectativas" de que la Guerra Civil acabaría pronto con una victoria republicana.
En 1938 la iniciativa se concreta y los primeros intelectuales empiezan a llegar: la filósofa andaluza María Zambrano y once varones, entre ellos el filósofo José Gaos, el crítico de arte Juan de la Encina, el historiador Jesús Bal y Gay, y el poeta León Felipe.
"Sabemos que (Marcelino) Menéndez Pelayo no aceptó, que Luis de Zulueta tampoco, que dijeron que era una especie de traición dejar España" en aquel momento, pero otros sí aceptaron "una deferencia (...), un acto de diplomacia humanitaria" hacia España.
A principios de 1939, con cada vez más evidencias de que la derrota republicana se avecinaba, el presidente de La Casa de España, Alfonso Reyes, y Cosío, deciden que los expatriados "no pueden regresar" y le dan un giro y vocación de permanencia al proyecto.
El 8 de octubre de 1940 la Casa de España deja de existir y su testigo lo recoge el Colmex.
Cosío, quien era secretario de La Casa de España y había prestado las oficinas de una pequeña editorial que dirigía, el Fondo de Cultura Económica (FCE), aprovecha la presencia de los exiliados y comienza a pedirles traducciones.
Fue una jugada maestra pues la editorial "rápidamente se redimensiona y nacen las colecciones de política, de filosofía, de historia" que se hicieron famosas en todo el mundo hispano.
"José Gaos traduce a Martin Heidegger, Wenceslao Roces, a Karl Marx, y José Medina Echevarría traduce a Max Weber", recuerda Garcíadiego.
"De repente, gracias a ese exilio de nacidos en España y formados en Europa (...) en el mundo de habla española se empiezan a producir los pilares del pensamiento del siglo XX" tomando como referencia los libros del FCE, apunta.
Para Garcíadiego, que ha organizado las conmemoraciones que habrá del 2 al 4 de septiembre, en el Colmex sigue vivo y muy latente el legado original de La Casa de España y de aquellos "doce apóstoles" que llegaron a México enviados por el Gobierno de la República.
Para su país, acoger a los intelectuales fue una decisión cargada "de pragmatismo", favorecida por la valentía de Cárdenas y la visión de Cosío, que entendió los grandes beneficios que entrañaría para México la llegada de los españoles.
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La Casa de España, semilla de un pilar de la educación pública
■ Un proyecto temporal devino detonante para apoyar la construcción del país, expresa Javier Garciadiego, presidente del Colmex
■ Mañana, los príncipes de Asturias presidirán la celebración
Este año se cumplen
70 de la fundación de la Casa de España en México, antecedente y cuna de
El Colegio de México (Colmex), sinónimo de excelencia académica e
institución fundamental en la construcción del país a lo largo de éstas
décadas.
Los aportes en ese sentido –valora el actual presidente de la institución, el historiador Javier Garciadiego, en entrevista con La Jornada– se
han centrado en la profesionalización y apoyo a la evolución positiva
de la educación superior pública; en el diagnóstico de grandes problemas
sociales y el diseño de políticas estatales para su atención; en la
creación de un aparato diplomático profesional que fue decisivo para
situar a México en el concierto de las naciones y darle un prestigio a
la política exterior mexicana.
Propuesta de Cosío Villegas
La
Casa de España en México nació en 1938 como un proyecto temporal que
Daniel Cosío Villegas le propuso al entonces presidente Lázaro Cárdenas.
El
proyecto consistía en invitar a un grupo de intelectuales españoles
para que vinieran a dar conferencias a las universidades públicas
mexicanas mientras concluía la Guerra Civil en España, donde gobernaban
los republicanos.
Cárdenas vio en esa iniciativa –explica Garciadiego– “una oportunidad para consolidar su política internacional humanitaria”.
Varios
de los intelectuales invitados tenían cargos en el gobierno republicano
y pensaban que venir a México era abandonar su compromiso con el
régimen acosado por el franquismo. Finalmente arribaron 12 profesores
temporales.
Se les asignó el lugar que desde ese momento se llamó
la Casa de España, “que en realidad eran sólo dos pequeños cuartos que
les prestaba el Fondo de Cultura Económica en la calle de Madero. Estos
profesores no tenían labores docentes sino que iban a dar conferencias a
distintas universidades, en Michoacán, en Jalisco y en Guanajuato, así
como en la Universidad Nacional Autónoma de México y en el Instituto
Politécnico Nacional”.
La Guerra Civil española terminó con la
derrota de los republicanos: “Los profesores temporales no podían
regresar, como era el plan original; había triunfado el franquismo y el
contexto era absolutamente distinto. Y no sólo no regresan los
temporales, sino que llegaron por decenas más intelectuales, sabiendo
que en México les estaban dando cobijo a esos 12”.
Transformación en 1940
En
esas circunstancias, la Casa de España ya no podía permanecer como tal,
ni mantener su carácter temporal: “En 1940 se transforma en El Colegio
de México, se vuelve una institución permanente y se inserta en el
sector de la educación pública en México”.
Al definir las
funciones de la nueva institución, se buscó “que no compitiera con otra,
sino que fuera complementaria del sistema de educación pública
superior. Así, quedaron en el Colmex las ciencias sociales y las
humanidades y así como las universidades públicas se encargaban de la
profesionalización de cientos de miles de jóvenes, la principal
responsabilidad del colegio fue formar a quienes posteriormente iban a
ser los profesores en esas universidades públicas”.
Así nació ese
modelo de “institución pequeña, con alumnos selectos a través de unos
filtros enormes, en donde se vincula investigación y docencia. Hemos
sido muy fieles a nuestro compromiso con la academia, prácticamente
todos los estudiantes de maestría y doctorado que tenemos trabajan con
una enorme carga de investigación y seminarios”.
La excelencia
académica de El Colegio de México también se explica por la “enorme
disciplina” de sus fundadores y dirigentes: “Con Cosío Villegas uno
trabajaba o trabajaba; Víctor Urquidi era tan severo que Cosío Villegas
nunca le dijo Víctor, sino Victoriano. Entonces es una institución donde
no hay genios, pero sí un enorme respeto por la disciplina”.
Elite intelectual
–¿Es El Colegio de México una institución elitista?
–En
términos económicos no, los muchachos que llegan aquí proceden
básicamente de la clase media. Las verdaderas elites se educan en otros
lugares, buscan una formación profesional que les garantice ingresos
altos desde un principio o estudian administración de empresas para
manejar los negocios familiares.
–Me refiero a una elite intelectual o académica.
–Eso
sí, está clarísimo. Sesenta por ciento de nuestros egresados ingresan a
la docencia o a la investigación en otras instituciones, de México o
del continente; 39 por ciento está en el sector público a escala
nacional o en agencias internacionales. No formamos cuadros para el
sector privado. También diría que formamos una elite para ciertos
sectores del ámbito político.
La Casa de España, y posteriormente
El Colegio de México, se han dedicado durante dos décadas principalmente
a las humanidades: “La presencia de un humanista como Alfonso Reyes era
inconmensurable. Fundó un centro de estudios históricos y un centro de
estudios lingüísticos y literarios. Muerto Reyes, asume la presidencia
Cosío Villegas, quien era un hombre más pragmático, preocupado por
resolver los problemas concretos de México. Entonces con él y
posteriormente con Silvio Zavala nacen dos centros: en 1961-1962 se crea
el Centro de Estudios Internacionales, y en 1964 el Centro de Estudios
de Asia y África”.
La creación de los dos centros mencionados
respondía a los cambios geopolíticos que se daban en el mundo:
“Indudablemente, la Revolución Cubana y las guerras de descolonización
en Asia y Africa”.
Contextualiza Garciadiego: “Recordemos que
después de la Revolución Mexicana, el decenio de los años 20 fue
violentísimo para el país y eso incomodaba en el exterior. Con el
cardenismo, México por fin se hace miembro regular del concierto de las
naciones, pero no contaba con un aparato diplomático profesional. Muchos
diplomáticos eran veteranos de la Revolución y durante varios años
mandamos generales como embajadores.
“La nueva problemática
internacional que se manifestaba en la Revolución Cubana, en la guerra
de Vietnam, en la descolonización de Asia y África, es lo que orilla al
Colmex a crear esos dos centros.”
Javier Garciadiego identifica un
tercer momento importante en la historia del Colmex a finales de los
años 60 y principios de los 70: “Se acaba el milagro mexicano y el
desarrollo estabilizador, surgen los problemas demográficos muy fuertes.
Es en El Colegio de México donde se diseña la nueva política
demográfica, que antes era poblacionista, hasta que Víctor Urquidi le
hace notar a Luis Echeverría la locura a la que nos encaminábamos”.
Apolíticos no, pero sí apartidistas
A
partir de 1970 se abren las maestrías en economía y en asuntos
demográficos: “El colegio aporta al país expertos en estos temas, que
antes no los había. En economía a lo mejor sí, pero no en demografía ni
en asuntos urbanos. Aquí se descubre el asunto migratorio;
académicamente aquí nace Jorge Bustamante (posterior fundador y director
de El Colegio de la Frontera Norte).
“Resumiendo: aquí se han
formado los investigadores y profesores que han colaborado con el Estado
mexicano en dos o tres líneas fundamentales.”
–¿Cómo ha logrado el Colmex mantener su excelencia académica y su prestigio en medio de las veleidades de la política.
–No
tomando posiciones partidistas. De ninguna manera podemos decir que sea
una institución apolítica, porque aquí hay muchos colaboradores que
tienen posturas públicas clarísimas, y entre ellos cerca de 20
editorialistas en diferentes periódicos del país. Pero como institución,
nos interesan los problemas del Estado mexicano, pero no nos
involucramos en política partidista.
“Si uno revisa los
expedientes de los ex presidentes del colegio, una vez que concluyen su
periodo han regresado a la docencia y la investigación. No vemos en el
puesto una plataforma política.”
Con motivo del 70 aniversario de
la Casa de España en México se llevarán a cabo dos actos conmemorativos,
mañana y el jueves. El de mañana lo presidirán los príncipes de
Asturias, y el del jueves, el jefe de Gobierno del Distrito Federal,
Marcelo Ebrard. En cada uno de esos días, académicos de El Colegio de
México dictarán diversas conferencias magistrales.
Ex presidentes de El Colegio de México
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El historiador Javier Garciadiego, presidente de
El Colegio de México, en el moderno edificio que ocupa la institución
en Camino al Ajusco número 20, colonia Pedregal de Santa Teresa
Foto: Cristina Rodríguez
Javier Garciadiego Dantán asumió la presidencia de El
Colegio de México (Colmex) el 20 de septiembre de 2005. A reserva de
que se relija, su gestión concluirá el 19 de septiembre de 2010. Es el
séptimo en ocupar un cargo en el que le han precedido, en orden
cronológico:– Alfonso Reyes. Primero presidió la Casa de España, de 1938 a 1940, después el Colmex, hasta su muerte, en 1959.
– Daniel Cosío Villegas. Fue secretario del colegio durante la gestión de Alfonso Reyes, a quien remplazó en la presidencia de enero de 1960 a enero de 1963.
– Silvio Zavala. Fundó en 1941 el Centro de Estudios Históricos del Colmex. Fue presidente de la institución de 1963 a 1966.
– Víctor L. Urquidi. Presidió El Colegio de México durante 19 años, de 1966 a 1985. Antes, en 1964, tuvo el encargo de fundar el Centro de Estudios Económicos y Demográficos. Como presidente apoyó el desarrollo de otros centros: el de Estudios Sociológicos, el de Economía, desvinculado de la demografía, y creó el nuevo Centro de Estudios Demográficos y de Desarrollo Urbano. Durante la gestión de Urquidi, el Colmex se instaló en el edificio que ocupa actualmente.
– Mario Ojeda. Fue nombrado presidente de El Colegio de México el 20 de septiembre de 1985 y ejerció el cargo hasta 1995. Participó en la fundación del Centro de Estudios Internacionales.
– Andrés Lira. Permaneció 10 años al frente de la institución, entre 1995 y 2005. Durante su gestión, en 1998, se obtuvo la autonomía institucional; puso en marcha El Consejo Académico, en 2003; hizo mejoras a la infraestructura del edificio, la biblioteca y servicios generales. Promovió la apertura de nuevos programas académicos.
El Colegio de México cuenta con una planta de 190 profesores-investigadores, además de 50 a 60 investigadores de proyecto o asociados. En sus distintos programas docentes, el Colmexo tiene inscritos 330 alumnos.
La Jornada
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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