PORTO ALEGRE, Brasil y WASHINGTON, D.C., EE.UU. – No usan traje ni corbata.
Conducen los negocios con mano firme y un toque de delicadeza.
Además de las cuatro mujeres que actualmente presiden los gobiernos de países latinoamericanos: Brasil, Argentina, Costa Rica y Trinidad y Tobago, las mujeres también han llegado a la cima de la jerarquía corporativa.
En Brasil, figuran a la cabeza del 13,7% de las empresas más importantes. Esto representa más del doble del 6% correspondiente a 2001, según el estudio “Perfil social, racial y de género de las 500 empresas más grandes y sus acciones afirmativas”, elaborado por el Instituto Ethos e IBOPE Inteligência, junto con el Fondo de Desarrollo para las Mujeres de la ONU (UNIFEM) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
“Aún a nivel de directorio de las empresas, donde se ha registrado un crecimiento fantástico en los últimos años, nuestras estimaciones indican que recién para el año 2035 lograremos una participación igualitaria de hombres y mujeres”, señaló Benjamin Gonçalves, coordinador de investigaciones del Instituto Ethos.
Los analistas estiman que Latinoamérica necesita veinte años para alcanzar la igualdad de género. Pero no llevará tanto tiempo si las empresas implementan políticas destinadas a incluir más mujeres, añadió Gonçalves. Entre 2007 y 2010, el porcentaje de empresas que dijeron utilizar estos tipos de programas disminuyó del 20% al 10%, sostuvo el coordinador.
La presidenta de Lupo marcó el camino
Liliana Aufiero, de 66 años y presidenta de Lupo, fabricante de medias y ropa interior de Brasil, representa una de las historias de éxito más destacadas en las empresas latinoamericanas.
Nacida en Araraquara, en el interior del estado de São Paulo, comenzó su trayectoria en 1963 cuando se convirtió en la primera mujer admitida en la carrera de Ingeniería Civil de la prestigiosa Universidad de São Paulo (USP) en São Carlos.
Durante 18 años, trabajó en este sector para diversas empresas con sede en la ciudad de São Paulo.
En 1986, cuando la empresa fundada por su abuelo sufrió una serie de crisis financieras, tomó una gran decisión.
Ingresó a la empresa como directora, y trece años más tarde fue nombrada presidenta de la firma.
“Hasta ese momento, ni yo, ni nadie de mi familia consideraba asumir un rol destacado dentro de la empresa”, relató.
Aufiero demostró que podía liderar la empresa a través de su trabajo como directora.
Brasil sufría constantes crisis económicas que habían comenzado a fines de 1990, y ella debía tomar las decisiones necesarias para sacar a la empresa a flote.
Tuvo que despedir empleados
Eliminó artículos poco solicitados del catálogo de la empresa.
Y la estrategia rindió frutos: la empresa se sobrepuso y en 1994 ingresó al mercado minorista.
Diecisiete años más tarde, la firma tiene cerca de 200 tiendas en todo el país.
“Les pedí a los accionistas que me dieran un año para poner en orden la empresa”, dijo Aufiero, cuya firma arrojó ingresos operativos por R$573 millones (US$347 millones) en 2010. “Aquel ‘año’ ya había durado más de una década.”
Pero el reconocimiento al trabajo de Aufiero trasciende la marca Lupo.
En 2010, fue elegida como una de las diez ejecutivas más influyentes del país por el diario Valor Econômico, líder en cobertura de noticias económicas. También fue elegida como una de las líderes de 2010 en el sector de productos textiles, cueros, calzado e indumentaria, por el Foro de Líderes Empresariales.
Lucha por la igualdad laboral
Nelsa Nespolo, de 47 años, ha dedicado largas jornadas de trabajo para desarrollar lo que ella denomina un modelo de liderazgo más femenino.
Dirige la Secretaría de Economía Solidaria y Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas del estado brasileño de Rio Grande do Sul (SESAMPE), se convirtió en la presidenta nacional de la Asociación de Jóvenes Trabajadores Católicos cuando tenía 18 años.
En 1988, cuando regresó a trabajar en las fábricas de la ciudad de Porto Alegre, su empeño le permitió obtener una serie de conquistas para las mujeres trabajadoras, siendo la más importante la paridad salarial con su contraparte masculina.
Pero debió pagar un alto precio por los derechos que defendía.
“Se le había prohibido a la gente dirigirme la palabra, y aquellos que lo hacían eran despedidos, uno por uno”, relató. “Cuanto el castigo recae sobre uno, lo que cuenta es la ideología. Pero cuando recae sobre los otros, el peso es mucho mayor”.
Cuando fue despedida por su empleador en 1993, decidió que era hora de combinar sus esfuerzos por defender los derechos de los trabajadores y su carrera profesional.
Comenzó a trabajar desde su casa como costurera. En 1996, pudo movilizar a otras trabajadoras independientes desde Vila Nossa Senhora Aparecida, donde todavía vive.
El movimiento dio lugar a la Cooperativa de Costureras Unidas Venceremos (UNIVENS), que hoy reúne a más de 28 costureras de la comunidad, con un salario mensual que oscila entre R$800 (US$484) y R$1.500 (US$726).
En 2005, UNIVENS fue un paso más allá, y creó Justa Trama, una cadena de producción textil de integración vertical, que se encarga desde la cosecha del algodón hasta la creación de las prendas, y cuenta con 700 trabajadores en cuatro estados de Brasil.
¿Qué más anhela conseguir Nespolo?
Como funcionaria del gobierno, pretende replicar este modelo de negocios en diferentes sectores de la economía.
Iniciativa global para aumentar la representación femenina
Rebecca Reichmann Tavares, Directora Regional de UNIFEM, Subregión de Brasil y el Cono Sur/Mujeres ONU, brega por la difusión del programa Principios de empoderamiento de las mujeres: Igualdad significa Negocios.
El programa Principios de empoderamiento de las mujeres, una iniciativa de UNIFEM e Impacto Global de la ONU, celebrará su primer aniversario con una reunión a celebrarse los días 9 y 10 de marzo en la ciudad de New York.
De las empresas que se unieron a la iniciativa, el 26% son españolas, el 23% son brasileñas y un 13% son japonesas.
“Los estudios muestran que deberíamos procurar contar con un índice de participación [femenina] de al menos 30% en los puestos más ejecutivos”, sostiene Tavares. “Esta es la única manera posible para cambiar el clima y la cultura organizacional”.
Line Bareiro, abogada paraguaya y graduada en Ciencias Políticas, es parte del equipo de analistas del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra las Mujeres de la ONU (CEDM).
Bareiro, de 60 años, trabajó durante 35 años en temas de género en su país. En el CEDM, forma parte de un equipo de 23 personas que supervisa la aplicación de directrices de la convención para los países que la ratificaron.
“Todos tienen que poner de su parte para terminar con la discriminación y construir la igualdad”, sostuvo. “Los estados deben garantizar los derechos que otorgan, y las mujeres deben continuar construyendo un mundo con más igualdad y libertad. Nosotras [las mujeres] debemos sentirnos felices, porque estoy seguro de que vamos a lograrlo, hemos cambiado el mundo en los últimos 35 años”.
La incesante presencia femenina en la política acelera estos logros, afirma Tavares.
“Permite que la imagen de las mujeres en el rol de liderazgo ingrese en el imaginario colectivo de manera más natural”, añadió. “Resulta fundamental que los jóvenes visualicen la presencia de las mujeres en el poder”.
Un resultado positivo en la igualdad de género en el futuro cercano será el resultado de la presencia de mujeres con mayor nivel educativo en la región, expresó la socióloga argentina María Teresa Carballo, de 60 años.
Carballo, directora para Latinoamérica de Kantar, una organización mundial de empresas de consultoría e investigación de mercado en información pública, fue presidenta y directora ejecutiva de Gallup Argentina de 1979 a 2002. Además fue la primera mujer en convertirse en directora mundial, en el mercado de sondeos de mercado de TNS, una de las empresas de sondeos públicos líderes en el mundo, de 2003 a 2009.
“La tecnología facilitó el trabajo fuera de la oficina, lo que permitió que la inserción de las mujeres en el ámbito laboral fuera más fácil”, añadió. “Pero en ese aspecto, aún queda un largo camino por recorrer en Latinoamérica. Existe más [igualdad de género] en la teoría que en la realidad [en la región].”
Los estudios indican progreso y nuevos desafíos
La desigualdad de género en Latinoamérica se redujo en los últimos 15 años, según el estudio de 2010 “¿Qué clase de estado? ¿Qué clase de igualdad?” publicado por la Comisión de Economía para Latinoamérica y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas.
En 2008, el 32% de las mujeres en áreas urbanas no tenían ingresos propios, en comparación con el 10% de los hombres. Pero en 1994, la brecha se amplió al 43% de las mujeres, en comparación con un 11% de los hombres.
Y en las zonas rurales, la disparidad es muy similar: en 2008, el 44% de las mujeres no tenía ingresos propios en comparación con el 14% de los hombres.
En las zonas urbanas de Latinoamérica, el desempleo ha afectado también de manera desproporcionada a las mujeres, según el estudio de CEPAL.
En Costa Rica, el 16% de las mujeres estaban desempleadas en 2008, en comparación con el 11% de los hombres. En Argentina, el 13,4% no tenía trabajo, en comparación con el 8,2% de los hombres. En Brasil, un 10,5% de las mujeres estaban fuera del Mercado laboral, en comparación con el 5,9% de los hombres. En Uruguay, los índices son del 10,4% para las mujeres y del 5,7% para los hombres.
Las diferencias de género también se ven reflejadas en las horas de trabajo y el sueldo, según el CEPAL.
En 2008, en Colombia, el tiempo total de trabajo de las mujeres (trabajo pago y trabajo doméstico no remunerado), llegó a 103,2 horas semanales, aproximadamente 20 horas más que los hombres colombianos que, en el mismo año, trabajaron un promedio de 83,4 horas semanales.
En Ecuador en 2007, las mujeres trabajaron un promedio de 107,5 horas semanales, en tanto que los hombres lo hicieron 87,2 horas.
El índice de desigualdad de género llega al 96% en Latinoamérica
El Informe sobre Desarrollo Humano (IDH), una iniciativa del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (UNDP), confirma las disparidades reveladas por la CEPAL.
El Índice de Desigualdad de Género (IDG) del IDH muestra la desigualdad en los logros alcanzados por ambos géneros en salud reproductiva (proporción de mortalidad materna e índice de fertilidad adolescente), empoderamiento (porcentaje de bancas parlamentarias por sexo y nivel de estudios secundarios y superiores), y el mercado laboral (participación femenina en el ámbito laboral).
El índice clasifica a los países de cero (mujeres u hombres en condiciones similares) y uno (hombres o mujeres en condiciones deficientes, en comparación con los hombres en todas las dimensiones).
El promedio del índice IDG mundial es de 0,56, pero en Latinoamérica llega al 0,96. La salud reproductiva es el ítem que más contribuye a la desigualdad de género en la región (96%), seguido del empoderamiento (14%) y el mercado laboral (4%).
Los países de la región que se destacan en términos de empoderamiento de las mujeres son Argentina y Costa Rica.
Ambos países tienen presidentas, Cristina Fernández de Kirchner en Argentina y Laura Chinchilla en Costa Rica, y cuentan además con índices del 40% y el 37% respectivamente de representación parlamentaria femenina.
Brasil, país liderado por Dilma Rousseff desde el 1 de enero, dista de mostrar cifras similares.
Junto con la minireforma electoral (Ley 12.043/09), Brasil adoptó la llamada “ley de cupo femenino”, que establece que cada partido debe contar con un mínimo 30% y un máximo del 70% de candidatos de cada sexo.
Aún así, tiene solamente un 9,4% de bancas parlamentarias ocupadas por mujeres, y el país más grande de Sudamérica figura en el puesto N° 127 de la lista de autonomía del IDG.
Argentina, Ecuador y Perú tienen índices del 30% de participación femenina en las estructuras de gobierno, según CEPAL.
Pero Brasil se destaca en el área de educación. La proporción de la población de 25 años o más que completó sus estudios secundarios tiene a las mujeres a la cabeza: del 48,8% al 46,3%, según el índice IDG.
Cristine Pires colaboró desde Porto Alegre, Brasil; Danielle Melo desde Rio de Janeiro, Brasil; Ezequiel Vinacour desde Buenos Aires, Argentina y Marta Escurra desde Asunción, Paraguay.
El reto de Latinoamérica para aprovechar el potencial económico de las mujeres
(EFE)–hace 2 días
Costa do Sauípe (Brasil), 30 mar (EFE).- Latinoamérica y el Caribe tienen mucho camino por recorrer para aprovechar el potencial que el sector femenino de la población ofrece a las economías de la zona, afirmaron expertos durante la 55ª asamblea anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Las cifras son imposibles de ignorar, como destacó la jefa de la división de Mercados Financieros del BID, Gema Sacristán, que recordó que las mujeres son responsables del 64 % de las decisiones sobre compras en el mundo y que "mil millones de mujeres entrarán en la economía formal en los próximos años".
Pero, a pesar de ello, sectores como el financiero o ignoran o son incapaces de aprovechar este potencial, especialmente en América Latina.
"La realidad es que los bancos del mundo, pero de Latinoamérica en particular, no están aprovechando la gran oportunidad que significa el segmento de la mujer. Por un lado, a día de hoy, la mayoría no saben a cuántas mujeres están llegando", dijo Sacristán a Efe.
"No tienen sistemas de gestión adaptados que les permita saber cuáles son o cuántas son sus clientas actuales. Y por otro, el gran escollo que se encuentran los que quieren hacerlo es el cómo", añadió.
Recientemente, el Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), una de las instituciones del Grupo BID, publicó un estudio sobre las barreras al éxito de las empresarias de elevado crecimiento (cuyos negocios han crecido al menos un 20 % anualmente durante tres años) de Latinoamérica y el Caribe.
Nancy Lee, gerente general del Fomin, dijo a Efe que este grupo es muy importante para el empleo y el crecimiento económico.
"En algunos países -aseguró-, este grupo puede representar sólo un 10 % de las empresas del país. Pero acumulan el 50 o 60 % de la creación de empleo".
El estudio del Fomin es especialmente importante porque, como Lee y Sacristán destacaron, Latinoamérica y el Caribe es una de las regiones del mundo donde hay más empresarias, lo que demuestra que la motivación de iniciar negocios no es un problema y que "el hecho de que sus negocios no crezcan se debe a otros factores".
Lee dijo que la comparación descubrió muchas similitudes entre empresarios y empresarias "pero algunas diferencias eran muy importantes".
Por ejemplo, los empresarios masculinos suelen ser más jóvenes que las mujeres, menores de 28 años, hecho que Lee explicó porque esos años suelen ser "de maternidad" para las mujeres.
Pero el retraso significa que las empresarias tienen menos oportunidades de "iniciar negocios, fracasar y empezar otros negocios utilizando la experiencia adquirida".
"El otro punto es que los hombres suelen tener más oportunidades para estudiar en el extranjero y tener redes de contacto en el extranjero. Así que cuando inician negocios están más enfocados a exportar, que es uno de los indicadores de éxito en negocios de elevado crecimiento" explicó Lee.
Pero hay un tercer aspecto que Lee señala y está relacionado con el área de experiencia de Sacristán, los servicios financieros.
"Las mujeres tienden a depender de la familia, y en menor medida de los bancos, para la financiación de sus negocios. Los hombres tienen más acceso a liquidez, inversores, incluidos inversores que no son ni amigos ni familiares" dijo Lee.
"Lo que significa es que las mujeres suelen depender más del endeudamiento para financiar sus negocios de elevado crecimiento, lo que puede ser arriesgado y puede limitar su crecimiento" añadió.
No solo eso, como los bancos latinoamericanos no "llegan" al sector femenino, como señala Sacristán, la barrera financiera se multiplica.
Pero Sacristán también indicó que el BID está "ayudando a los bancos comerciales de Latinoamérica y el Caribe para darles acceso a fuentes de fondeo que les permitan financiar el establecimiento de programas y llegar a sus clientas mujeres en particular".
Sacristán destaca que en la región ya se empiezan a ver los resultados, como la Hipoteca Mujer del banco mexicano Banorte o el programa Banca Mujer del Banco Nacional de Costa Rica, pioneros en el acercamiento a las mujeres.
En concreto, el programa Mujer Banorte busca "que las mujeres pueden crear un capital a través de una propiedad inmobiliaria que les permita entre otras cosas tener una garantía para cuando quieran crear una empresa o poner en valor su emprendimiento", dijo Sacristán.
Julio César Rivas
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EFE
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