La sequía es un fenómeno natural en el cual, por un período prolongado, la cantidad de lluvia que cae es menor al promedio, lo que causa escasez de agua.
Las sequías han afectado a los Estados Unidos a lo largo de su historia y América del Norte se ha visto afectada por ciclos de sequías durante los últimos 10 000 años. Debido a que las sequías pueden causar problemas de salud, los CDC y sus socios están aprovechando tanto las lecciones aprendidas a lo largo de la historia como la tecnología actualmente disponible para prepararse y enfrentar futuras sequías.
Efectos en la salud
En EE.UU., se han registrado graves sequías de manera periódica. En el 2012, el 60% de los estados contiguos del país sufrieron la peor sequía en 60 años. En la década anterior, en el año 2002, una devastadora sequía que afectó la región central aumentó considerablemente el peligro de la temporada de incendios de ese año. En 1999, extensas olas de calor y condiciones de sequía afectaron el noreste. Y la sequía de 1988 en América del Norte, que cobró la vida de miles de personas y cabezas de ganado en todo el país, fue una de las peores que se hayan registrado.
Pero quizás la sequía más conocida es la llamada "Dust Bowl" ("Cuenco de Polvo"), registrada en los años 30. Esta grave sequía, que afectó el 65 % de EE.UU., se caracterizó por grandes nubes de polvo y arena que a menudo ocultaron el sol por varios días consecutivos. A esta sequía se atribuyó de manera directa o indirecta una serie de afecciones y efectos en la salud. Por ejemplo, las personas expuestas a las nubes de polvo experimentaron un riesgo mayor de contraer "neumonía del polvo", un tipo de neumonía a menudo mortal que se produce cuando el polvo llena los pulmones y los inflama, lo que causa fiebre alta, tos, dolor de pecho y dificultades para respirar.
"Las sequías pueden reducir la calidad del aire y poner en peligro la salud de las personas con ciertas afecciones", dijo el Dr. George Luber, director del programa de Cambio Climático de los CDC (Changing Climate program).
Durante las sequías, los suelos secos —y a menudo los incendios forestales— aumentan la cantidad de partículas en el aire, como las de polen y humo. Estas partículas pueden irritar las vías respiratorias y empeorar las enfermedades respiratorias crónicas, tales como el asma*. Un aire de mala calidad también puede aumentar el riesgo de infecciones respiratorias como la neumonía bacteriana y la fiebre del valle*.
Además de reducir la calidad del aire, las sequías plantean muchos problemas de salud a largo plazo. Algunos efectos en la salud relacionados con las sequías aparecen al poco tiempo y pueden verse y medirse de manera directa. Sin embargo, las sequías también pueden tener consecuencias indirectas y de larga duración que no siempre son fáciles de predecir o controlar. A continuación se dan algunos ejemplos de problemas de salud que pueden surgir a causa de una sequía:
Más aún, las sequías afectan tanto la cantidad como la calidad de las cosechas y los productos agrícolas en los Estados Unidos. Pueden reducir las cosechas y matar al ganado, lo cual hace que aumenten los precios de los alimentos, lo que a su vez hace que se deteriore la alimentación. El estrés mental y sus efectos mortales son otra consecuencia de las sequías. En los años 80, el Centro Nacional de Medicina Agrícola (National Farm Medicine Center) hizo un estudio de 9 años de las tasas de suicidio en la parte norte de los estados del centro del país. Esa década fue particularmente estresante para los agricultores ya que enfrentaron sequías récord, una disminución del valor de las tierras, endeudamiento, ejecución de hipotecas y la quiebra financiera. El estudio determinó que en los años 80 se suicidaron más de 900 hombres, entre agricultores y ganaderos, en Wisconsin, Minnesota, Dakota del Norte, Dakota del Sur y Montana. En algunos años, la incidencia de suicidios fue casi el doble que el promedio nacional entre los hombres blancos.
Perspectiva
Dado que las sequías son un fenómeno recurrente, el Centro Nacional de Salud Ambiental de los CDC (NCEH*, por sus siglas en inglés) y los CDC siguen liderando las actividades de preparación para enfrentar este reto de salud pública en particular y mantener a la población sana y salva cuando ocurran.
Los expertos pronostican que los estados del suroeste serán los más afectados por las próximas sequías.
Los adelantos científicos y tecnológicos han permitido a los investigadores de organismos federales —como la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) y la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA)— utilizar patrones de lluvias, modelos climáticos, antecedentes históricos y otros indicadores para pronosticar la cantidad y distribución de las precipitaciones en los EE. UU. en el siglo veintiuno. Estos investigadores coinciden en afirmar que es probable que ocurran sequías graves durante los próximos cien años, en particular en las áreas de mediana latitud como los EE. UU.
En el 2008, como primer paso hacia la elaboración de una guía de salud pública centrada en las sequías, el NCEH formó un grupo de trabajo compuesto tanto por expertos internos en la materia como por expertos externos en representación de diversos campos, incluidas la protección ambiental y las ciencias relacionadas con el agua. Este grupo escribió “When Every Drop Counts: Protecting Public Health During Drought Conditions [PDF 4.83Mb]*” (Cuando cada gota cuenta: Cómo proteger la salud pública durante las condiciones de sequía). Este documento ha ayudado a gran cantidad de autoridades de salud pública, médicos y otros grupos interesados a entender las sequías y a prepararse para enfrentarlas en sus comunidades.
Para obtener más información sobre 'Control de sequías en los EE. UU.' (U.S. Drought Monitor), visite http://droughtmonitor.unl.edu/*
En el 2012, debido a que el 60% de los estados contiguos de EE.UU se encontraba en condiciones de sequía, los científicos y los trabajadores de salud pública del NCEH, así como varias de las organizaciones nacionales asociadas —tales como la Asociación Estadounidense de Salud Pública (APHA, por sus siglas en inglés)—, trabajaron para abordar el ciclo de sequías. Prepararon una serie de seminarios web* y un seminario con el objetivo de crear conciencia sobre los efectos de las sequías en la salud. Además, el NCEH y la Coalición Nacional de Información de Salud Pública (NPHIC, por sus siglas en inglés) desarrollaron un kit de herramientas de comunicación para sequías con el objetivo de asistir a comunicadores de salud locales, estatales y tribales a abordar las necesidades de sus comunidades antes, durante y después de una sequía.
Visite el sitio web del NCEH sobre sequías en www.cdc.gov/nceh/drought/* para conocer más sobre este tema y sobre las actividades que los CDC llevan a cabo para enfrentar este desastre de lento desenvolvimiento.
Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades
Salvamos vidas. Protegeemos a la gente.
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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