TGO empieza su aventura en Marte
28 octubre 2016
El programa ExoMars es una ambiciosa iniciativa de exploración de Marte de la ESA que ya tiene a su primer componente en órbita del planeta rojo. Se trata de TGO, un orbitador cuyo objetivo principal es analizar la atmósfera marciana y buscar evidencias de gases traza en ella.
La segunda parte del programa, llevado a cabo con la colaboración de Roscosmos, consiste en un rover y no se enviará a Marte hasta la década que viene, pero la labor previa de TGO será muy importante no sólo por sus mediciones científicas, sino porque funcionará también como enlace de comunicaciones entre el futuro rover y la Tierra.
TGO está ya en órbita marciana, pero todavía no está preparada para iniciar sus operaciones científicas. En los próximos meses, la sonda entrará en una fase de calibrado de todos sus instrumentos y, a partir de enero, empezará a reducir su velocidad y la altura de su órbita hasta situarse a los 400 km. de altitud de su órbita nominal. Para ello, utilizará una técnica que la ESA sólo ha empleado antes en Venus Express, el aerofrenado, que se sirve de las capas más externas de la atmósfera para modificar la órbita de la nave. Esas operaciones llevarán unos nueve meses y, aproximadamente para finales de 2017, TGO ya estará lista para empezar sus estudios de Marte.
El papel de ESAC
En todo ese tiempo, ESAC (Centro Europeo de Astronomía Espacial) estará participando en los trabajos de planificación y procesado de los datos obtenidos en las observaciones científicas de TGO. Leo Metcalfe, responsable de operaciones científicas de ExoMars 2016, explica que el trabajo de ESAC en la misión seguirá sus tres pilares habituales: la planificación de las observaciones, la recepción de los datos y su archivo: “Está la planificación de las observaciones científicas, que hacemos en colaboración con los equipos de los instrumentos científicos, y que se repite en casi todas las misiones. Después, dependiendo de la misión, estamos involucrados en la reducción de datos en diferentes grados”.
“En TGO, sólo participamos en las primeras etapas de la reducción de datos por razones de presupuesto. Ofreceremos algunos de los primeros pasos de la reducción para facilitar el trabajo de los equipos investigadores principales”, añade Metcalfe, que continúa explicando que “después, ellos harán la reducción de alto nivel, de donde se derivan los productos científicos, y entonces recibimos nosotros los productos de vuelta para su archivo. Esa es la tercera tarea que hacemos; archivamos los datos para que estén almacenados y disponibles de una forma que la comunidad científica pueda utilizar fácilmente”.
Por ahora, en la primera etapa de la misión de TGO, los equipos de los instrumentos científicos comprobarán que funcionan tal y como están diseñados para hacerlo. “Los instrumentos NOMAD y ACS son, básicamente, espectrómetros, y estarán midiendo espectros del Sol y de Marte. La cámara CaSSIS intentará conseguir algunas buenas imágenes en alta resolución de la superficie y FREND, que es el instrumento que mide el agua bajo la superficie y construye un mapa, estará operando todo el tiempo. Evidentemente, conseguiremos información interesante, pero éstas no son observaciones optimizadas para conseguir los objetivos científicos”, explica Metcalfe, que añade que, con un poco de suerte, es probable que NOMAD pueda observar también Fobos, la luna más grande de Marte.
TGO y el metano
En esas observaciones de calibración de la carga científica es posible que algún instrumento consiga las primeras mediciones de, por ejemplo, la presencia de metano en la atmósfera marciana, uno de los objetivos principales de la misión. Aunque Jorge Vago, responsable científico de ExoMars, apunta que “es mejor no esperar ningún resultado hasta finales de 2018”, porque son necesarias muchas ocultaciones solares para que TGO realice sus mediciones, podrían lograrse algunos primeros datos. “Hasta ahora, las cantidades de metano medidas han sido muy pequeñas”, señala Leo Metcalfe: “si resulta que el metano es muy variable, y que a veces hay niveles muy altos, entonces creo que las observaciones que hagamos en noviembre podrían detectar algo. Pero no están diseñadas para eso, no son lo suficientemente sensibles”.
La misión nominal de TGO no dará comienzo hasta finales del año que viene, o principios de 2018, y será cuando la sonda ya se dedique de manera prioritaria al estudio del planeta, colaborando con el centro de operaciones científicas ruso. Hasta entonces, en ESAC están ya iniciando la planificación de dichas observaciones, que se prolongarán durante un año marciano (que equivale a dos años terrestres).
“A principios del año que viene empezaremos el ciclo de planificación a largo plazo. Hay un periodo de, aproximadamente, un año en el que trabajamos con los científicos para montar el plan a largo plazo y después, cuando faltan tres meses y, luego, un mes para el evento, vamos refinándolo. Y luego, a T-1, hacemos las últimas correcciones. Pero tenemos estas observaciones iniciales a finales de noviembre, y ya estamos trabajando con los investigadores principales para prepararlas”, explica Metcalfe.
Esas primeras observaciones, realizadas para calibrar todos los instrumentos, serán el estreno definitivo de TGO en la órbita de Marte.
ESA
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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