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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este lunes una orden ejecutiva para retirar a ese país del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), un ambicioso y polémico tratado que busca dar forma al mayor bloque económico del mundo.
En la primera jornada completa de trabajo del nuevo mandatario en la Casa Blanca, tras haber sido juramentado como presidente el viernes pasado, Trump además aprobó otras dos medidas ejecutivas:
- Una orden para congelar las contrataciones del gobierno federal, con excepción de las que realicen las Fuerzas Armadas.
- Una prohibición para que reciban fondos federales las ONG internacionales que realicen abortos u ofrezcan información sobre esta posibilidad. También niega el financiamiento público a los grupos que hacen lobby a favor de la legalización del aborto o que lo promueven como un método de planificación familiar.
El TPP fue suscrito en febrero de 2016 por 12 países que, juntos, representan el 40% de la economía mundial y casi un tercio de todo el flujo del comercio internacional.
Entre ellos, se encuentran tres naciones latinoamericanas: Chile, México y Perú.
- ¿Cómo afectará a América Latina la negativa de Donald Trump a suscribir el TPP?
- Por qué el anuncio de Trump de que retirará a EE.UU. del Acuerdo Transpacífico es una gran noticia para China
Promesa cumplida
La salida de Estados Unidos fue una de las promesas de Trump durante la campaña presidencial.
"Lo que acabamos de hacer es una gran cosa para los trabajadores estadounidenses", dijo el mandatario al firmar la decisión ejecutiva mediante la cual retiró a su país del acuerdo comercial.
Antes de llegar a la Casa Blanca, Trump había dicho que el TPP era "un desastre potencial para el país", argumentando que dañaría al sector manufacturero.
El tratado no ha entrado en vigor a la espera de ser ratificado por los países que lo negociaron, entre los cuales también se encuentran Japón, Malasia, Australia, Nueva Zelanda y Canadá.
Su objetivo es fortalecer los lazos económicos e impulsar el crecimiento mediante la reducción de los impuestos de aduana.
También prevé medidas que para establecer estándares en materia laboral, ambiental, de derechos de autor y patentes, entre otros.
Antes de la retirada de Estados Unidos ordenada este lunes por Trump, los países miembros del TPP representaban un tercio del comercio internacional y sumaban unos 800 millones de habitantes.
Una decisión simbólica
La firma de la orden ejecutiva retirando a Estados Unidos del TPP constituye en estos momentos una formalidad, dado que el acuerdo necesitaba recibir aún la aprobación del Senado.
Esta ratificación parlamentaria lucía poco probable en la actual coyuntura política, debido a la preocupación existente en muchos votantes estadounidenses en relación con los tratados de comercio y su posible impacto negativo sobre el empleo.
Trump es un duro crítico de los tratados multinacionales, por considerar que no contemplan las prioridades estadounidenses y ponen los intereses comerciales por encima de la generación de empleo que él considera como una apuesta fundamental de su gobierno.
Adiós al "giro asiático"
El TPP era el brazo comercial del llamado "giro asiático" impulsado por el gobierno de Barack Obama con miras a aumentar la presencia de Estados Unidos en una de las zonas económicas más dinámicas del mundo y, al mismo tiempo, prevenir un vacío en la región que pudiera ser llenado por China, país que estaba excluido del TPP.
La decisión de Trump pone fin a esa parte de la estrategia asiática de Obama y con una herramienta concreta con la que, según los defensores del acuerdo, Washington iba a tener la oportunidad de escribir las reglas del siglo XXI en Asia-Pacífico.
Más allá del impulso comercial, el gobierno de Obama esperaba que el TPP sirviera para consolidar sus relaciones con los países de la región, al mismo tiempo que ayudaba a promover los valores estadounidenses.
"Que se apruebe el TPP es para mí tan importante como otro portaaviones", dijo en su momento el entonces secretario de Defensa, Ash Carter, revelando la importancia estratégica que le adjudicaban al acuerdo que ahora ha sido desechado.
Desregulación con condiciones
Antes de firmar las tres órdenes ejecutivas mencionadas, el nuevo mandatario estadounidense se reunió con representantes de grandes empresas estadounidenses, incluyendo a la fabricante de sistemas de defensa Lockeed Martin; de electrodomésticos, Whirpool; del sector farmacéutico, Johnson & Johnson; y del sector automotriz, Tesla.
Después de la reunión, Trump advirtió que les alertó de su intención de poner un "impuesto de aduana muy grande" sobre las compañías que trasladen sus fábricas fuera de Estados Unidos.
"Vamos a recortar las regulaciones de forma masiva", dijo Trump y aseguró que las normas que queden en vigor mantendrán protegidos a los ciudadanos estadounidenses.
"¿Una compañía quiere despedir a todo su personal en Estados Unidos, construir una fábrica en otro lugar y luego piensa que su producto va a cruzar tranquilamente la frontera hacia Estados Unidos? Eso no va a ocurrir", dijo el mandatario.
Prometió reducir la tasa de impuestos corporativos desde el actual 35% a 15% o 20%, pero reiteró su intención de subir los impuestos sobre los productos importados dejando claro el requisito que deberán cumplir las empresas que quieran beneficiarse de estos cambios: "Todo lo que tienen que hacer es quedarse (aquí)", les dijo.
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¿Cómo afecta a América Latina que Donald Trump retire a Estados Unidos del TPP? .
Era una de sus promesas electorales y cumplió: en su primera jornada laboral como presidente, Donald Trump firmó este lunes una orden para retirar a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés).
El ambicioso y polémico tratado busca dar forma al mayor bloque económico del mundo y fue firmado en febrero de 2016 por 12 países entre los cuales se encuentran tres naciones latinoamericanas: Chile, México y Perú.
"Lo que acabamos de hacer es una gran cosa para el trabajador estadounidense", dijo Trump tras firmar la orden.
A fines de noviembre, Trump dijo en un video con el que dio a conocer las medidas para sus primeros 100 días de mandato: "(El TPP) es un desastre potencial para nuestro país".
"En cambio, negociaremos acuerdos comerciales bilaterales justos que otra vez generen empleos e industria en territorio estadounidense", agregó.
El TPP llevó siete años de negociaciones y fue una de las banderas de la política de comercio exterior del saliente mandatario Barack Obama.
Para Trump, en cambio, la cancelación de cuajo de este tratado fue una promesa clara de campaña que ya se cumplió.
Pero, ¿qué significa este cambio de marcha para América Latina?
No dan las cuentas
Los analistas económicos pueden poner el grito en el cielo tras la orden de Trump, pero lo cierto es que la maniobra no ha tomado a nadie por sorpresa.
El nuevo presidente estadounidense es un crítico acérrimo de los tratados multinacionales, por considerar que no contemplan las prioridades estadounidenses y ponen los intereses comerciales por encima de la generación de empleo que él considera pivote de la economía.
Su triunfo en las urnas hizo temer lo peor entre los promotores del TPP. Porque el tratado aún espera por su ratificación y el asunto no es nada fácil: se requiere el visto bueno de al menos seis de los países signatarios y estos deben representar al menos un 85% del Producto Interno Bruto (PIB) de los 12 combinados.
En la práctica, eso significa que no podrá entrar en vigor sin el visto bueno de Estados Unidos y Japón, que juntos equivalen al 79% del PIB del bloque.
Así, el supertratado económico podría estar herido de muerte antes de nacer.
Para los promotores del acuerdo en México, Perú y Chile, el anuncio dejó sin comenzar la fiesta de varios sectores que anticipaban una bonanza comercial.
Y en las órbitas de gobierno, genera incertidumbre por un acuerdo que ha sido una parte integral de la estrategia económica de las tres naciones.
En su momento, la mandataria chilena, Michelle Bachelet, lo respaldó como un "gran acuerdo" de todos quienes creen "que el libre comercio como una economía abierta ha sido beneficioso".
Chile fue la nación pionera de la región en buscar sociedades comerciales distintas a las tradicionales con Estados Unidos y Europa.
Mediante la membresía, México y Perú también buscan aumentar sus exportaciones y atraer importantes inversiones de países asiáticos.
Según estimaciones de la Secretaría de Economía de México al momento del anuncio del TPP, el país norteamericano podría exportar más de US$150.000 millones en cinco años hacia otros países del súper bloque.
Caminos truncos y alternativas
Para los países latinoamericanos, el mercado de casi mil millones de consumidores al que el TPP daría acceso no será igual de fácil de conseguir mediante otros acuerdos.
Hay quienes creen que la región no puede supeditar sus esperanzas de crecimiento a los intercambios con países de Asia y las grandes potencias, sino que debería atender al "comercio intrarregional que es bajo pero se incrementa lentamente", según señala Miguel Tavera, de la consultora de riesgo Risk Cooperative y columnista en International Policy Digest.
Los tres miembros latinoamericanos del TPP integran también la Alianza del Pacífico (junto con Colombia), un bloque que promueve un mayor intercambio sin salir de la región y que podría beneficiarse si el conglomerado transpacífico resulta fallido.
Se supone, además, que el TPP iba a empoderar a las clases medias, mediante el acceso a mercancías más baratas y el fomento del consumo doméstico, apunta Tavera.
Eso, a su turno, podría facilitar la creación de empresas medianas y pequeñas, con costos más bajos y acceso a un mercado mayor. Todo eso, señalan los primeros pronósticos, podría quedar trunco si el acuerdo no se ratifica.
También truncas quedarán las ambiciones de los sectores exportadores, esperanzados en anexar nuevos mercados.
En los ámbitos de gobierno, ya se barajan "planes B": en la reunión del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) que se realizó a fines de noviembre de 2016 en Lima, la respuesta ante el proteccionismo azuzado por Trump fue parte del debate.
"Hay varias opciones por las cuales podemos andar, pero siempre con el compromiso de llegar a tener un tratado de libre comercio en Asia Pacífico", había señalado antes la vicepresidenta de Perú, Mercedes Aráoz.
Ildefonso Guajardo, secretario de Economía de México -y exnegociador en Washington de otro gran acuerdo, el NAFTA-, declaró en ese entonces que, junto con Japón, Australia, Malasia, Nueva Zelanda y Singapur, estudiarían soluciones alternativas para un TPP sin Estados Unidos, aunque no está claro cómo podría lograrse.
La intención, en todo caso, es continuar con el proceso de integración con Asia.
Por otra parte, el TPP frustrado marcaría un reparto de fuerzas distinto para China en la región.
El gigante asiático podría llenar el eventual vacío que dejaría Estados Unidos, dijeron funcionarios del bloque de APEC asistentes al foro de Lima.
Lo haría a través de tratados alternativos, como el Acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP) que Pekín viene empujando el gigante asiático y que apunta a una asociación más amplia, de 16 países, incluido India.
Perú ya le ha dado el sí a la propuesta.
"Vemos personas alrededor de la mesa, aquí, ahora, hablando de que si el TPP no avanza, entonces ellos van a tener que poner sus huevos en la canasta del RCEP", dijo entonces el representante comercial de Estados Unidos, Michael Froman, según informó la agencia de noticias Reuters.
China ya es el mayor socio comercial de muchos países de América Latina. Y Pekín está interesado en mantener la ventaja y adquirir un rol más activo.
Festejos silenciosos
Pero la retirada firmada por Trump es una buena noticia para quienes se habían mostrado críticos con el convenio desde un principio.
Varios sindicatos, por ejemplo, habían señalado que el acceso barato a mercancías del sureste de Asia -en particular de Vietnam, uno de los signatarios del TPP- y a mano de obra a menor costo pondría en jaque las posibilidades de desarrollo de la industria y las condiciones del empleo en partes de Latinoamérica.
Empresarios y organizaciones civiles en México afirmaron que el TPP representaba "un peligro para varios sectores de la economía".
Entre los más perjudicados, dicen, están la industria textil, de autopartes, la producción de leche, azúcar, acero y el comercio de medicinas.
"Nuestro peor reto es Vietnam, siempre ha sido nuestra preocupación", reconoció ante BBC Mundo Alfonso Juan Ayub, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Textil en México, el pasado octubre.
Algunos incluso advierten del efecto dañino que podría tener sobre las exportaciones agrícolas de los tres países de la región.
Otros, en tanto, critican el tratado como instrumento en sí mismo: lo llaman "el Titanic del comercio", condenado a hundirse, y reclaman contra los intentos de los gobiernos de salvarlo a cualquier costo.
"Prepotentes y sin entender el mensaje político que les deja la derrota del TPP por la movilización y acción de los pueblos, destacadamente las organizaciones de izquierda y progresistas de todos nuestros países, ahora buscan una desesperada salida creyendo que pueden imponerla", opinan Alejandro Villamar y Alberto Arroyo, miembros de "México Mejor Sin TPP", en una columna publicada por la agencia Alai.
*Esta nota se publicó originalmente en BBC Mundo en noviembre de 2016 cuando Trump anunció que retiraría a EE.UU. del TPP y ha sido actualizada tras la firma de la orden ejecutiva.
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Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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La medida gubernamental de Donald Trump, es un gran retroceso al comercio mundial......
ResponderEliminarEs un derechista, cavernícola.
ResponderEliminarEl retiro de los EE, UU. del hacia Asia Pacífico, constituye dar un cheque en blanco al nuevo coloso mundial : China.
ResponderEliminarPolítica Norteamericana: Economía .- Por qué la decisión de Trump de retirar a EE.UU. del Acuerdo Transpacífico (TPP) es una gran noticia para China.
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