Es una majestuosa escultura tallada en basalto con "rasgos llamativos incluyendo un cabello ensortijado que se destaca debajo de un chal que cubre su cabeza, hombros y espalda".
La cabeza y torso rescatados miden 1,1 metros de largo y 0,70 metros de ancho, sugiriendo que la figura completa de la estatua se hubiera alzado entre cuatro y cinco metros.
Se trata de la efigie de una mujer de hace unos 3.000 años encontrada dentro de un complejo arqueológico en el que se encuentra la monumental puerta de entrada que hubiera dado acceso a la ciudadela de Kunulua, la moderna Tayinat, en Turquía.
La figura, lo que representa y la forma en que fue encontrada podría cambiar lo que entendemos del rol público de las mujeres en la antigüedad.
Le falta la parte inferior del cuerpo pero los restos encontrados están prácticamente intactos, aunque la cara y pecho parecen haber sido desfigurados a propósito, posiblemente de manera ritual.
El hallazgo fue hecho por un equipo de arqueólogos del Departamento de Civilizaciones del Cercano y Medio Oriente de la Universidad de Toronto , Canadá, que administra el Proyecto Arqueológico de Tayinat (TAP, por sus siglas en inglés).
Los investigadores del TAP llevan desde 1999 documentando el excepcional riqueza cultural de Tayinat, conocida antiguamente como Kunulua, la capital del nuevo reino hitita de Patina, en la Edad de Hierro (1000-738 a.C.)
Complejidades
El lugar está revelando las tempranas complejidades sociales y el auge de las sociedades ordenadas bajo un estado en el mundo antiguo.
"La estatua estaba boca abajo sobre un grueso lecho de fragmentos de basalto que incluían esquirlas provenientes de sus ojos, nariz y cara, así como pedazos de esculturas encontradas en otras partes fuera del área de la puerta de entrada", explicó Timothy Harrison, profesor de arqueología de la Universidad de Toronto y director del TAP.
"Los fragmentos también provienen de la cabeza del rey hitita Suppiluliuma, que fue descubierta en 2012", continuó.
La recuperación de estos pequeños fragmentos harán posible la restauración de si no toda, de gran parte de la cara y torso de la figura original".
Suppiluliuma, que gobernó a comienzos del siglo IX a.C., recibió su nombre de un famoso guerrero y estadista hitita de la Edad de Bronce, que desafió el dominante Imperio Egipcio por el control de tierras entre el Mediterráneo y el río Éufrates.
Sin identidad
La identidad de la figura femenina no ha sido determinada todavía pero el equipo arqueológico tiene algunas ideas.
"Es posible que sea la representación de Jubaba, la madre divina de los dioses de la antigua Anatolia", comentó Harrison.
"Sin embargo, hay pistas estilísticas e iconográfica que apuntan a que la estatua representa una figura humana, posiblemente la esposa del rey Suppiluliuma o, más intrigante aun, una mujer llamada Kupapiyas, quien fue esposa -tal vez madre- de Taita, el dinástico fundador de la antigua Tayinat".
Dos monumentos con jeroglíficos grabados en el antiguo idioma de los hititas, encontrados cerca de Hama, Siria, hace más de 50 años, dan una descripción de Kupapiyas, la única mujer que se conoce por su nombre en esta región en la primera parte del primer milenio a.C.
Vivió más de 100 años y parece haber sido una destacada figura matriarcal, aunque no se preservan detalles de ella en las fuentes históricas de esa época.
"El descubrimiento de nuestra estatua plantea la posibilidad que las mujeres jugaran un papel más importante en la vida política y religiosa en las comunidades de principios de la Edad de Hierro que lo que sugieren los registros históricos", aseguró Harrison.
Sofisticación
La estatua también provee una valiosa perspectiva del carácter innovador y sofisticación cultural de los pueblos de la Edad de Hierro que surgieron en el Mediterráneo oriental, después de la caída de las grandes y poderosas civilizaciones de la Edad de Bronce a finales del segundo milenio a.C.
La presencia de leones, esfinges y colosales estatuas humanas en las entradas de las ciudadelas neohititas de la Edad de Hierro en la región de Siria y Anatolia, fue la continuación de una tradición de los hititas de la Edad de Bronce que acentuaba el papel simbólico de estos espacios como zonas fronterizas entre la élite gobernante y sus súbditos.
Para los siglos IX y VIII a.C., estos enormes viaductos decorados llegaron a servir como ramblas o paseos dinásticos, para legitimar el poder y autoridad de los gobernantes.
El complejo de entrada de Tayinat parece haber sido destruido después de la conquista de los asirios en el año 738 A.C., cuando el sitio fue cubierto y convertido en un recinto sagrado para los asirios.
Tayinat luego fue transformada en una capital de provincia asiria con gobernador y una administración imperial.
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Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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