https://es.wikipedia.org/wiki/Predicci%C3%B3n_de_terremotos
https://www.elconfidencial.com/tecnologia/2015-02-24/por-que-todavia-no-somos-capaces-de-predecir-los-terremotos_716988/
https://www.xataka.com/otros/se-pueden-predecir-los-terremotos
http://www.nationalgeographic.es/ciencia/los-cientificos-buscan-senales-para-predecir-terremotos
http://www.cope.es/audios/mediodia-cope/puede-predecir-terremoto_412379
http://www.dgcs.unam.mx/boletin/bdboletin/2016_251.html
http://blog.pucp.edu.pe/blog/guardian/2014/02/27/cient-ficos-peruanos-aseguran-que-ya-predicen-sismos/
http://cnnespanol.cnn.com/2015/10/23/nasa-hay-un-999-de-probabilidad-que-haya-un-gran-terremoto-en-los-angeles-pronto-usgs-rechaza-el-estudio/#0
https://www.nasa.gov/centers/goddard/earthandsun/0930_earthquake.html
Cada año, se registran más de 200.000 terremotos en nuestro planeta, aunque, según estimaciones, se producen varios millones.
Muchos pasan inadvertidos porque son demasiado leves para que podamos sentirlos, o porque ocurren en zonas remotas que no están monitoreadas.
Otros, como el de 7,1 de magnitud que ocurrió este lunes en el centro de México, causan numerosas víctimas fatales y hacen colapsar edificios enteros.
Construir casas y edificios a prueba de sismos es, obviamente, la mejor estrategia para evitar tanto pérdidas humanas como materiales. Evacuar con antelación las zonas que se verán afectadas -como en el caso de un huracán- también contribuiría en este sentido.
Sin embargo, esto no puede hacerse -salvo algunos minutos antes- ya que, los sismos, son imposibles de predecir.
¿Por qué? ¿Qué tienen los movimientos telúricos para que los científicos no puedan decir con certeza cuándo ocurrirán?
Ley física
La mayoría de los terremotos se producen por la liberación repentina de la tensión en la corteza terrestre.
Esta tensión se va acumulando gradualmente debido a los movimientos tectónicos, normalmente a lo largo de una falla geológica, explica en su página la Sociedad Geológica de Reino Unido.
Pero resulta imposible predecir cuándo ocurrirá, "básicamente por la forma en que se libera ese estrés", le explica a BBC Mundo Richard Luckett, sismólogo del British Geological Survey.
"Sabemos que la tensión se está acumulando en las grandes fallas y sabemos dónde están éstas, pero no tenemos modo de saber en qué momento la van a liberar", dice.
Para ayudarnos a entender el problema, Luckett utiliza el ejemplo de un experimento que normalmente suele hacer para explicar este fenómeno a los niños.
"Si pones un ladrillo sobre un trozo de papel de lija y lentamente retiras el papel con un resorte, el ladrillo se moverá. Puedes repetir este experimento 10 veces, y aunque apliques todas las veces la misma fuerza, verás que el ladrillo se moverá repentinamente después de distintos intervalos de tiempo", dice Luckett.
"En términos físicos es completamente impredecible".
En el caso de México, señala Luckett, la placa sobre la que está situado -la Norteamericana- se está moviendo hacia el oeste a razón de más de 7 centímetros por año.
"Pero saber que se está acumulando presión no ayuda, porque no podemos saber cuándo saltará".
Tamaño de la falla
Lo que sí al menos pueden saber los expertos es dónde hay probabilidades de que se produzca un terremoto de gran intensidad, "ya que estos tienen relación con el tamaño de la falla", aclara Luckett.
La falla vinculada al sismo del martes, por ejemplo, es grande: tiene alrededor de 50 km de longitud.
No obstante, esto no contribuye a predecir cuál será la intensidad de un terremoto, ya que la presión puede ser liberada en una serie de sismos pequeños o en un terremoto grande.
Los animales que nos pueden advertir
¿Y no hay acaso otros signos, como algún cambio en el clima o en el comportamiento de los animales que nos puedan ayudar a predecir un movimiento telúrico?
"Los sismos no tienen nada que ver con el estado del tiempo y ciertamente no hay una conexión con el cambio climático", aclara el científico.
"Son sistemas completamente diferentes".
Pero el caso de los animales es interesante, añade.
Mucho se ha reportado desde hace tiempo de cómo algunos animales muestran un comportamiento distinto ante la inminencia de un terremoto.
Se dice que los perros ladran más o que los animales están más ruidosos en general.
Esto se debe a que "cuando hay un terremoto grande a gran distancia, este provoca distintas ondas que viajan a través de la tierra. Las primeras son muy pequeñas, no hacen daño, y muchas veces ni siquiera las percibimos", dice Luckett.
"Pero los animales sí".
Ni ahora ni después
Aún así, tampoco esto es de gran ayuda a la hora de predecir un sismo.
"Los animales sienten estas vibraciones, pero esto ocurre una vez que ya se ha producido el terremoto", asegura el experto.
"Nos avisan del peligro un poco antes (el tiempo depende de la pausa que se produce entre las ondas pequeñas y las más grandes), de la misma forma que lo hacen las alarmas".
"Y en este sentido, los dispositivos son más sensibles que los animales".
En definitiva, el experto cree que no es -ni tampoco será- posible predecir terremotos.
"Lo que si se podrá hacer es pulir la forma de detectar las probabilidades".
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Los científicos buscan señales para predecir terremotos
Por Redacción National Geographic
11 de enero de 2013
¿Pueden las ondas magnéticas servir como instrumento para salvar vidas?
Hace 2.300 años, multitud de ratones, serpientes e insectos huyeron de la ciudad griega de Hélice, en el Golfo de Corinto. «Después, hubo un terremoto», escribió el autor romano Claudio Eliano. «La ciudad se hundió, la inundó una inmensa ola y Hélice desapareció».
Desde entonces se han utilizado una gran variedad de métodos para tratar de predecir terremotos. El comportamiento de los animales, los cambios del clima y los sismogramas se han quedado cortos.
El sueño sería poder predecir terremotos igual que predecimos el tiempo. Unos pocos minutos bastarían para que los posibles afectados se apartaran de muros y techos que podrían atraparles o para cerrar plantas nucleares y otras instalaciones antes de que empiecen los temblores. Si se hiciera con días de antelación podrían incluso organizarse los planes de evacuación necesarios, igual que se hace en el caso de los huracanes.
Los científicos acudieron en primer lugar a la sismología, con la intención de establecer patrones de los temblores que pudieran indicar si una falla se está moviendo. Sin embargo, hasta el momento no se ha conseguido distinguir entre las ondas de energía que preceden un terremoto y los posibles temblores inofensivos.
Como afirmó Thomas Jordan, director del Centro de Terremotos del Sur de California, en una reunión de la Unión Geofísica de Estados Unidos en San Francisco el pasado mes de diciembre, los expertos no son capaces de responder con determinación ante la pregunta de si se producirá un terremoto.
De este modo, algunos científicos han centrado su atención en otras señales, incluida la electricidad, que podrían estar relacionadas con la actividad que se desarrolla bajo tierra cuando una falla está a punto de deslizarse.
Relámpagos bajo tierra
Una teoría es que cuando se avecina un terremoto, las rocas «experimentan extraños cambios», produciendo intensas corrientes eléctricas, señala Tom Bleier, ingeniero de QuakeFinder, un proyecto financiado por la empresa Stellar Solutions de Massachusetts (Estados Unidos).
«Las corrientes son muy fuertes», declaró Bleier en la misma reunión de la Unión Geofísica. «Del orden de 100.000 amperios para un terremoto de magnitud 6 y de un millón para uno de magnitud 7. Es como si hubiera relámpagos bajo tierra».
Para medir estas corrientes, el equipo de Bleier ha invertido millones de dólares en la instalación de magnetómetros a lo largo de las líneas de fallas en California, Perú, Taiwán y Grecia. Estos instrumentos son lo suficientemente sensibles como para detectar pulsaciones magnéticas de descargas eléctricas de hasta 16 kilómetros de distancia.
«En un día normal en la falla de San Andrés, en California, pueden verse diez pulsaciones», declaró a National Geographic News. «La falla siempre se está moviendo, crujiendo, estremeciéndose».
Según el experto, antes de un gran terremoto, el nivel de descargas eléctricas aumentaría de considerablemente.
Eso es precisamente lo que afirma haber observado antes de la media docena de terremotos de magnitud 5 y 6 que ha podido monotorizar.
«Llegan a 150 ó 200 pulsaciones al día», señala.
El número de pulsaciones, añade, aumenta unas dos semanas antes del terremoto y vuelve a bajar poco antes de que se mueva la falla. «Ése es el patrón que buscamos».
Falsa alarma
Sin embargo, las pulsaciones magnéticas pueden tener otras posibles causas, como erupciones solares o interferencias eléctricas de equipos de mantenimiento de carreteras, cortadoras de césped o incluso el motor de un tractor. Y no sólo eso puede interferir: «Las arañas se metieron en nuestros instrumentos una vez, así que tuvimos que poner pantallas enfrente», recuerda Bleier.
Bleier también observó que las partículas cargadas llamadas iones producidas a partir de corrientes dentro de la Tierra acababan saliendo a la superficie, «por lo que añadimos un sensor de iones negativos y uno de iones positivos», declara.
Igualmente, debido a que la lluvia también puede provocar picos en las concentraciones de iones, el equipo instaló sensores de humedad para evitar una falsa alarma.
Por último, descubrió que cuando los iones alcanzan el aire, las cargas positivas y negativas se neutralizan, lo que produce una explosión de radiación infrarroja que puede engañar a los satélites meteorológicos para que «piensen» que el terreno cercano a una falla se está calentando. Según él, esto se puede observar perfectamente a través de los satélites meteorológicos GOES.
«Si sucede todo esto, pensaremos que va a tener lugar un terremoto de magnitud 5 dos días más tarde», afirma.
Su equipo, sin embargo, no ha monotorizado todavía suficientes terremotos como para asegurar que su descubrimiento es válido para todos. «Pero el patrón resulta muy interesante», añade.
En cualquier caso, considera que tiene las pistas necesarias para seguir adelante. A partir de enero su equipo intentará empezar a hacer predicciones. «En lugar de mirar hacia atrás en el tiempo, vamos a mirar hacia delante».
Otros científicos están llevando a cabo análisis para apoyar la teoría del campo magnético. Robert Dahlgren, ingeniero del SETI Institute, lleva 16 meses trabajando con otros expertos aplicando altas presiones a las rocas para ver si producen corrientes eléctricas, lo que ha confirmado en el caso de rocas secas. Sin embargo, no ha sido así con rocas mojadas del tipo que se encuentran en los epicentros de terremotos.
¿Qué dice esto sobre la predicción de terremotos? No tiene ni idea. «Yo soy el tío de los instrumentos», señala, aunque hace hincapié en que las señales que mide en el laboratorio pueden generar campos magnéticos en las condiciones adecuadas.
Es una investigación muy minuciosa. «Se necesita un año para preparar las muestras de roca, y mucho tiempo para obtener resultados», afirma.
Separar el grano de la paja
Hace unos años, algunos científicos pensaron que los terremotos podían predecirse a partir de los cambios en la ionosfera, una capa de la atmósfera situada unos 300 kilómetros por encima de la superficie de la Tierra. La teoría afirmaba que los iones producidos por la falla a punto de deslizarse perturban la ionosfera.
Sin embargo, el análisis sobre las perturbaciones previas a terremotos confirmó que podían darse por algo distinto, normalmente el Sol. «Es una señal de física espacial, no relacionada con los terremotos», señala Jeremy Thomas, físico espacial de Northwest Research Associates y del Digipen Institute of Technology de Washington (Estados Unidos). Thomas también presentó sus conclusiones en la reunión de la Unión Geofísica de Estados Unidos.
Además, como él mismo indica, resulta muy indicativo que las mismas perturbaciones de la ionosfera puedan darse lejos del epicentro del terremoto. «De guardar relación con el terremoto, la señal no estaría a miles de kilómetros de distancia», concluye.
La falta de éxito, sin embargo, no significa que la predicción de terremotos sea pura palabrería.
«Es un importante campo», afirma Michael Blanpied, director del Consejo Nacional de Evaluación y Predicción de Terremotos de Estados Unidos, cuyos científicos analizan la credibilidad de los métodos de predicción y reportan los descubrimientos al Servicio Geológico de Estados Unidos.
«Hay muchas personas abordando el problema desde ángulos muy distintos, tratando de separar el grano de la paja y descubrir si efectivamente hay grano, algo que no está claro todavía», señala.
«La clave del asunto es que hay gente trabajando a un alto nivel profesional, gente procedente de otros campos y gente que no tiene formación científica pero que cree que puede ayudar».NATIONAL GEOGRAPHIC
- Se exhorta a la población a ignorar información apócrifa, pues no es posible predecir los sismos
Ante la información que circula en las redes sociales en las que se afirma que investigadores del Departamento de Sismología de la UNAM han predicho la ocurrencia inminente de un gran terremoto en México, el Servicio Sismológico Nacional (SSN) e investigadores de dicho departamento afirmaron que esta información es apócrifa y completamente escandalosa.
Por ello, Víctor Manuel Cruz Atienza, jefe del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica (IGf) de esta casa de estudios, exhortó a ignorar información de esa naturaleza, pues no es posible predecir los sismos. La población debe referirse a fuentes oficiales y especializadas, como es la página de Internet del SSN.
En cuanto a los terremotos de magnitud superior a siete en las regiones de Kumamoto, de la isla de Kyushu, y la costera de Ecuador, ocurridos en menos de 48 horas, Cruz Atienza negó que exista relación causal entre dichos movimientos telúricos o que tengan implicaciones en la sismicidad de México.
Nuestro país está enclavado en una región tectónicamente muy activa: son cinco placas que interactúan entre sí; una de las que producen la mayor cantidad de sismos es la de Cocos, que subduce por debajo de la de Norteamérica, y que abarca la mayor parte de la zona de subducción mexicana desde Jalisco hasta Chiapas. Esa tectónica seguirá produciendo terremotos de gran magnitud.
Sin embargo, aclaró, no debemos esperar nada especial en nuestro territorio como consecuencia de los sismos ocurridos en Japón y Ecuador. Simplemente debemos estar preparados para los que ocurran en el futuro incierto.
Cruz Atienza mencionó que aunque Japón y Ecuador están en el Cinturón de Fuego, ubicados en la periferia del Océano Pacífico, lugar donde se concentra la mayor actividad sismológica y vulcanológica del planeta, no guardan ninguna relación, porque fueron provocados por distintas placas tectónicas que no tienen interacción entre ellas; es decir, es un fenómeno completamente normal que seguirá ocurriendo.
En el caso del Japón, apuntó, las dos placas que están en interacción son la Filipinas, que subduce por debajo de la Placa Euroasiática. En el caso de Ecuador, es la de Nazca que subduce por debajo de la placa de Sudamérica, entonces son diferentes las que interactúan en los dos países.
“Es casualidad que en los últimos años cierta actividad sísmica mayor haya ocurrido en marzo y/o abril; no hay ninguna relación causal entre las épocas o temporadas del año y la ocurrencia de sismos. Si bien las mareas terrestres (deformación que sufre nuestro planeta por el campo gravitacional de la Luna) tienen implicaciones sutiles en la tasa de sismicidad de baja magnitud, no hay correlación entre los grandes sismos que puedan ocurrir en las zonas de subducción y la temporada del año”, aclaró.
No es atípica, de ninguna manera, la actividad sísmica en Ecuador, pues el registro histórico muestra que ahí han habido terremotos de gran magnitud en el pasado: la cifra es de siete sismos de magnitud superior a 7 en el último siglo; uno de ellos por lo menos de magnitud 8.3, ocurrido en 1906, que produjo un tsunami devastador.
Universidad Nacional Autónoma de MéxicoPor ello, Víctor Manuel Cruz Atienza, jefe del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica (IGf) de esta casa de estudios, exhortó a ignorar información de esa naturaleza, pues no es posible predecir los sismos. La población debe referirse a fuentes oficiales y especializadas, como es la página de Internet del SSN.
En cuanto a los terremotos de magnitud superior a siete en las regiones de Kumamoto, de la isla de Kyushu, y la costera de Ecuador, ocurridos en menos de 48 horas, Cruz Atienza negó que exista relación causal entre dichos movimientos telúricos o que tengan implicaciones en la sismicidad de México.
Nuestro país está enclavado en una región tectónicamente muy activa: son cinco placas que interactúan entre sí; una de las que producen la mayor cantidad de sismos es la de Cocos, que subduce por debajo de la de Norteamérica, y que abarca la mayor parte de la zona de subducción mexicana desde Jalisco hasta Chiapas. Esa tectónica seguirá produciendo terremotos de gran magnitud.
Sin embargo, aclaró, no debemos esperar nada especial en nuestro territorio como consecuencia de los sismos ocurridos en Japón y Ecuador. Simplemente debemos estar preparados para los que ocurran en el futuro incierto.
Cruz Atienza mencionó que aunque Japón y Ecuador están en el Cinturón de Fuego, ubicados en la periferia del Océano Pacífico, lugar donde se concentra la mayor actividad sismológica y vulcanológica del planeta, no guardan ninguna relación, porque fueron provocados por distintas placas tectónicas que no tienen interacción entre ellas; es decir, es un fenómeno completamente normal que seguirá ocurriendo.
En el caso del Japón, apuntó, las dos placas que están en interacción son la Filipinas, que subduce por debajo de la Placa Euroasiática. En el caso de Ecuador, es la de Nazca que subduce por debajo de la placa de Sudamérica, entonces son diferentes las que interactúan en los dos países.
“Es casualidad que en los últimos años cierta actividad sísmica mayor haya ocurrido en marzo y/o abril; no hay ninguna relación causal entre las épocas o temporadas del año y la ocurrencia de sismos. Si bien las mareas terrestres (deformación que sufre nuestro planeta por el campo gravitacional de la Luna) tienen implicaciones sutiles en la tasa de sismicidad de baja magnitud, no hay correlación entre los grandes sismos que puedan ocurrir en las zonas de subducción y la temporada del año”, aclaró.
No es atípica, de ninguna manera, la actividad sísmica en Ecuador, pues el registro histórico muestra que ahí han habido terremotos de gran magnitud en el pasado: la cifra es de siete sismos de magnitud superior a 7 en el último siglo; uno de ellos por lo menos de magnitud 8.3, ocurrido en 1906, que produjo un tsunami devastador.
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Científicos peruanos investigan sistema para predecir sismos
Los hallazgos del equipo, liderado por Jorge Heraud, son únicos en el mundo
A la 1:00 de la tarde en la plataforma de lanzamientos de Yasny, al sur de Rusia, un cohete cruzó la atmósfera terrestre. Subió a los cielos en apenas 13 minutos y puso en órbita 32 satélites de distintas dimensiones y orígenes. Dos de ellos eran peruanos. Nadie en el cosmódromo ruso se inmutó.
A las 2:10 de la madrugada de aquel 21 de noviembre de 2013, del otro lado del mundo, en una instalación de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) veinte científicos peruanos estallaban en euforia. No pudieron ver nada. El lanzamiento solo era seguido a través de mensajes por Skype, pero no importaba. Por primera vez, dos satélites construidos en el país –el PUCP-Sat 1 y Pocket-PUCP– habían conquistado el espacio. El Instituto de Radioastronomía de la PUCP (Inras), dirigido por Jorge Heraud, había hecho historia. Y ahora pretende hacerlo por segunda vez.
Los satélites peruanos continúan girando alrededor de la Tierra cada 90 minutos. Su misión es medir la temperatura de sus cuerpos y reunir data para perfeccionar satélites futuros. Ahora cumplen esta función, pero nacieron a partir de la curiosidad del Inras por estudiar sismos desde el espacio. Un proyecto similar no obtuvo buenos resultados en Estados Unidos, por eso no se replicó en el Perú. En cambio, abrió un camino interminable: ¿será posible detectar temblores con antelación desde la Tierra? Para un grupo de científicos peruanos parece que sí.
CONTROLANDO LA NATURALEZA
Desde 2010 hasta la actualidad, el INRAS ha registrado unos 12 sismos con un antelación de entre 11 y 18 días. El hallazgo es único. Ni Estados Unidos ni Europa han logrado algo parecido, a pesar de sus grandes recursos y tecnologías. "Estamos consiguiendo cosas que se ven por primera vez en el mundo", señala Jorge Heraud, enfundado en un mameluco azul. Lo rodean jóvenes científicos que no dejan de monitorear códigos, explorar teorías y armar partes de antenas parabólicas. En el Inras, la ciencia parece ser la única forma de vida posible.
El equipo de Heraud ha enterrado hasta el momento 10 magnetómetros (sensores de campo magnético) en diversos puntos del país: desde Huaral y la isla San Lorenzo, pasando por los valles de Pisco, Ica y Ocucaje, hasta llegar a Chincha, Moquegua y Tacna. Estas bobinas captan la energía eléctrica que libera la Tierra.
"Un sismo se produce porque hay una placa de Nasca en la costa que se mete debajo de la placa Continental. Es una cantidad de roca tremenda que se mete debajo de la otra. Antes de un temblor, la presión entre ambas es tal que se produce una enorme cantidad de cargas eléctricas. Eso es lo que detectan los magnetómetros", detalla Jorge Heraud.
Octubre de 2010 fue un mes histórico. Desde el jueves 7, los magnetómetros del Inras venían percibiendo una gran acumulación de corrientes eléctricas cerca de la playa Los Palos, en Tacna. Todas las investigaciones realizadas ese año revelaban que un sismo remecía la tierra luego de un promedio de 15 días de energía liberada.
"Aquí va a haber un sismo entre el 22 y 23 de octubre", pensó entonces Heraud e informó sus cálculos a la alta dirección de la PUCP. Y así fue. Un temblor de 6,1 grados se produjo el viernes 22 a las 3:00 de la mañana en esa zona. Desde aquella vez, las predicciones se han sucedido una tras otra. Actualmente, el epicentro exacto del sismo se puede detectar si el movimiento se ubica entre dos magnetómetros.
CAMPAÑA CIENTÍFICA
El sistema no es automático. Los investigadores del Inras deben revisar la información registrada a lo largo del día manualmente. El Instituto QuakeFinder de California –con el que realizan investigación conjunta– donó nueve magnetómetros y uno adicional fue financiado por Telefónica. Pero no es suficiente. Para monitorear todo el país requieren entre 50 y 60 magnetómetros adicionales, que equivalen a más de S/.3 millones.
"¡Imagínese cuántas vidas podríamos salvar si tuviéramos más presupuesto para ampliar la investigación! Seríamos los primeros en el mundo en perfeccionar un método así", señala Heraud y agranda sus enormes ojos celestes.
¿Por qué apostar por la ciencia en un país que no confía en su potencial científico?
Porque existe un complejo nacional. Creemos que no somos capaces de inventar tecnologías. Todo eso nos parece demasiado avanzado, caro o superfluo para nosotros. Y no es así. Si somos un país pobre es porque no nos hemos dedicado a inventar las cosas que el mundo necesita. La riqueza no está en los recursos naturales. La riqueza está acá (se señala la cabeza), y eso está distribuido uniformemente en el mundo.
¿En qué momento dejamos de creer en la ciencia?
El Perú perdió esa confianza hace 500 años. Los peruanos habían desarrollado toda su civilización sin contacto con otros países, crearon canales de irrigación que hasta ahora no pueden ser mejorados, construcciones en piedra, metalurgia, caminos... Pero con la llegada de los españoles descubrieron una tecnología distinta. Y esa ventaja abrumadora nos arrebató la autoestima como país. Creímos que lo extranjero era mejor.
UNA MENTE BRILLANTE
Heraud, en cambio, jamás lo pensó así. Desde los ocho años ya armaba pequeños motorcitos eléctricos y radios que captaban la frecuencia AM. Cuando salió del colegio estudió ingeniería en la UNI y radiociencia en la Universidad de Stanford, en Estados Unidos. Y construyó, entre otras cosas, el Radio Observatorio de Jicamarca –a media hora de Lima–, uno de los más importantes centros de investigación espacial de la ionósfera. Luego llegarían sus investigaciones sobre la primera computadora digital del Perú, el uso de antenas parabólicas para comunicarse con Estados Unidos utilizando la Luna, la construcción de satélites, el estudio de los sismos.
"Con todo esto queremos generar una repercusión grande en el país, que la gente diga: si estos peruanos han podido lanzar un satélite o detectar con anticipación un sismo, por qué yo no lo puedo hacer algún día. Eso es lo que queremos despertar", dice Heraud y sus ojos se iluminan. Fotos: Víctor Vásquez
Diario Correo 27 de Febrero del 2014 - 14:16 » Textos: Karen Espejo
NASA: hay un 99,9% de probabilidad de que haya un gran terremoto en Los Ángeles antes de 2018
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(CNN Español) - Un estudio de la NASA destinado a entender mejor los riesgos de que se presenten movimientos telúricos en Los Ángeles –publicado recientemente en línea– ha arrojado una cifra que ha alarmado al público y ha causado discordia en la comunidad científica.
Según la investigación, habría una probabilidad de 99,9% de que en Los Ángeles haya un terremoto de intensidad 5,0 o más en los próximos tres años.
Los investigadores llegaron a este cálculo estudiando el terremoto de 5,1 que sacudió California en marzo de 2014. Según afirman en la publicación, el movimiento tectónico alrededor de la región de Los Ángeles está distribuido a través de una intrincada red de fallas que podrían sacudirse creando terremotos tan destructivos como el de 6,4 de 1933 o el de 6,7 de 1994. Las fallas están conectadas, dicen, y se mueven dejando deformaciones visibles en la superficie, e incluso con terremotos de magnitud moderada y se acomoda de norte a sur.
Así, estudiaron el terremoto de 2014 y predijeron el potencial de que ocurra otro en la zona de acuerdo a deformaciones en la corteza que pudieron observar. Determinaron que bajo la corteza hay mucha energía acumulada que podría ser liberada en un terremoto futuro de 6,1 a 6,3 grados de intensidad. "Este evento podría ocurrir en una o varias fallas, incluso en algunas que no se hayan identificado en el mapeo geológico", afirma el estudio.
La probabilidad calculada de que haya un terremoto de más de 6,0 en los próximos 3 años en un radio de 100 kilómetros de los ángeles es de un 35%, mientras que la misma tasa para uno de más de 5,0 grados es de 99,9%.
Ante la alarmante cifra, que replicaron múltiples medios de comunicación, el Servicio Geológico de Estados Unidos, USGS, por sus siglas en inglés, se pronunció rechazando la investigación argumentando que nunca se ha podido hacer una predicción exitosa de un terremoto, y que deben estudiar el cálculo de la NASA.
"El cálculo aún no ha sido examinado por los comités establecidos que evalúan los pronósticos de terremotos ni por predicciones hechas por sus científicos", afirmó un vocero de la USGS.
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Guillermo Gonzalo Sánchez Achuteguiayabaca@gmail.com
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Que Dios no libre y proteja con su infinita misericordia de un terremoto en Lima y en el Perù.
ResponderEliminarSiempre después de un terremoto nos hacemos la pregunta: ¿ Se puede predecir un terremoto?. Lamentablemente aún la ciencia no ha logrado llegar a ese campo, hay avanzados estudios pero no se puede determinar ni predecir cuándo sucederá el próximo terremoto que afectará por ejemplo en Lima....
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