Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., recuerdo allá en el año de 1965, cursaba el 4° año de Secundaria, en el Instituto Nacional Agropecuario N° 32 de Ayabaca,, era obligatorio llevar los cursos de Historia del Perú, y nuestro libro guía era de Gustavo Pons Muzzo , en aquel año me fascinó mucho la historia de las culturas pre incas que existieron a lo largo y ancho del territorio de la costa y sierra de aquel entonces; y conquistadas por el Imperio Incaico, tuve mucha curiosidad sobre la Cultura Chimú, por construir la más grande ciudad de barro del Mundo, yo saqué pecho, si los Egipcios construyeron las Pirámides de Gizeh, nosotros también construimos la Ciudadela de Chan Chan, de más de 20 kilómetros cuadrados, sin utilizar columnas ni barras, solamente paredes de adobe, claro está los ingenieros y técnicos de la Cultura Chimú, eligieron un lugar seco y a prueba de inundaciones, pero la poderosa naturaleza nunca es invencible con la Corriente del Niño, castigó varias veces a Chan Chan.
Aún no conozco la Ciudadela de Chan Chan, he consultado a la Revista National Geographic, que me ha permitido elaborar este post, prometo ir en persona a Chan Chan y cerciorarme en persona la grandeza del Imperio Chimú (Cultura Chimú).
Aquí observamos de lo que queda de la Ciudadela de Chan Chan, solo son ruinosas paredes, que existiendo una institución llamada : Proyecto Especial Complejo Arqueológico de Chan Chan, está reconstruyendo, ojalá si logre hacer algo.
Foto: Proyecto Especial Complejo Arqueológico Chan Chan
HISTORIA :-
El Ministerio de Cultura , lo define así: Proyecto Especial Complejo Arqueológico Chan Chan...
Historia
Chan Chan se ubica en el valle de Moche, frente al mar, a mitad de camino entre el balneario de Huanchaco y la ciudad de Trujillo, capital del departamento de La Libertad en la costa norte del Perú El sitio arqueológico cubre un área aproximada de 20 kilómetros cuadrados. La zona central esta formada por un conjunto de 10 recintos amurallados (llamados “ciudadelas”) y otras pirámides solitarias. Este conjunto central, cubre un área de 6 kilómetros cuadrados, aproximadamente. El resto, está formado por una multitud de pequeñas estructuras mal conservadas, veredas, canales, murallas y cementerios.
Desde fines del intermedio temprano (600 d.C.), y comienzos del horizonte medio (700 d.C.) -fase Moche V- en la costa norte del Perú, surgen nuevos modelos de ciudades, donde la estructura principal no será únicamente una pirámide ceremonial, sino una gran cantidad de cuartos y edificios cercados por grandes muros (“canchones”), que acompañan a ésta como la parte más importante del asentamiento. Un ejemplo de esto lo tenemos en las urbes Moche V de Pampa Grande, en el cercano valle de Lambayeque y Galindo, en el mismo valle de Moche. Lejos de las diferencias formales, en ambos, se pueden notar la importancia que tienen los grandes recintos amurallados, que albergan edificios dedicados a funciones administrativas, y por supuesto, ceremoniales. Otro ejemplo, lejano físicamente, pero contemporáneo, son las ciudades de Cajamarquilla y Pachacamac en la Costa Central (ambos, próximos a Lima).
Por su gran volumen y su antiguo prestigio de haber sido la capital de un importante y rico reino, Chan Chan ha estado presente en el interés de los viajeros e investigadores desde hace siglos. Sin embargo, hay que hacer notar que las menciones y referencias de este sitio en los documentos más antiguos, después de la conquista española, son escasos, o se refieren a él como una ruina. Es por eso que se postula, que tras la conquista Inca, Chan Chan (en un tiempo, rival del Cusco) fue saqueada y destruida (aproximadamente en el año 1470) y cuando llegó Pizarro (1532) esta ciudad era sólo un pálido reflejo de su viejo esplendor, habitado por pocas personas de escasa importancia política y económica.
Durante la época del virreinato (1532 – 1821) Chan Chan fue objeto de múltiples sequeos y destrucciones, pues existía la creencia que entre sus muros y pirámides estaba escondido un gran tesoro en piezas de oro y plata. Y aunque no hay datos oficiales que lo respalden, existe la leyenda de que varias fortunas se originaron de esa manera. Recién en el siglo XIX, con el renacer de las ciencias, esta ciudad fue estudiada con interés académico, viajeros como Rivero, Tschudi , Hutchinson, Middendorf y Bandelier la dibujaron, mapearon y describieron, preguntándose por su origen y cómo habría sido la vida las personas que poblaron Chan Chan. El siglo XX inaugura a la arqueología como ciencia, y los arqueólogos la hacen una de las principales fuentes de conocimiento del pasado peruano. Destacan las investigaciones de Bennet, Schaedel, Willey, Kosos, West, Mosley y Mackey.
http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/chan-chan-la-gran-capital-de-barro-del-poderoso-reino-chimu_6850http://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/hallan-una-tumba-chimu-con-instrumentos-musicales_7869
http://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/extraordinarios-hallazgos-chan-chan-gran-ciudad-barro-del-reino-chimu_11938
http://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/importantes-hallazgos-en-chan-chan_9837
En la costa norte de Perú, las ruinas de Chan Chan, la capital del reino chimú, han fascinado a los investigadores desde que Tschudi las estudiara en 1841
Cerámica negra chimú
Hombre cargando un ciervo. Cerámica negra chimú. siglos XI-XIV. Museo Nacional de Antropología y Arqueología, Lima.
AKG / ALBUM
La ciudad de barro
Vista de uno de los recintos de audiencias de la ciudadela de Nik An, en Chan Chan. Aquí eran recibidos los tributarios del curaca chimú.
PABLO CORRAL VEGA / CORBIS
Máscara de oro
Los chimús destacaron sobre todo en la orfebrería, consiguiendo auténticas obras maestras en este campo como orejeras, narigueras, collares o máscaras funerarias como la de la imagen, de oro repujado.
ALBUM
La ciudadela real Nik An
La ciudadela Nik An está situada en el centro del complejo arqueológico de Chan Chan, entre las ciudadelas Chayhuac y Chol An. El recinto constaba de grandes espacios ceremoniales y residenciales, salas de audiencias, almacenes y la tumba del gobernante. Todo en barro y decorado con bellos relieves.
GEORG GERSTER / AGE FOTOSTOCK
En el año 1838, el naturalista y lingüista suizo Jacob von Tschudi llegó a Perú. Tschudi estaba fascinado por las antiguas culturas peruanas, y durante su estancia en el país andino, que se prolongó cinco años, conoció a uno de sus arqueólogos más reputados y famosos: Mariano Eduardo de Rivero, fundador del Museo Nacional de Antropología, Arqueología e Historia del Perú, a quien ofreció su colaboración.
En 1841, Tschudi y Rivero viajaron por todo el país investigando las ruinas de ciudades perdidas, tanto en los Andes como en la costa norte del Pacífico. Al término de su viaje recogieron los resultados de sus investigaciones en un libro titulado Antigüedades peruanas, que se publicó en Viena en 1851. En su prólogo, ambos estudiosos dan cuenta de lo penoso de su trabajo de campo durante todos estos años: "Muchos fueron los obstáculos […] los diversos climas, malos e intransitables caminos, peligros que vencer al visitar sitios abandonados, la falta absoluta de un itinerario o guías que nos indicasen las antigüedades dignas de observarse; pero nada pudo arredrarnos para persistir en nuestro intento".
Excavando Chan Chan
Una de las ciudades más estudiadas por Tschudi y Rivero fue Chan Chan, la otrora floreciente y sofisticada capital del reino chimú entre los siglos IX y XV. En Chan Chan, Tschudi dejó constancia de su asombro al contemplar por primera vez la magnitud de sus restos: "Las inmensas ruinas de los palacios del Gran Chimú son uno de los más interesantes monumentos de la arquitectura de América del Sur". Tschudi y Rivero estudiaron a fondo las impresionantes ruinas, dibujaron mapas detallados de la ciudad y realizaron descripciones del monumento: "Las ruinas del Chimu comprenden un espacio de tres cuartos de legua […] sus paredes son de cascajo amasado con barro […] Cada uno de los palacios era circundado por una muralla exterior que los encierra completamente".
Pero, al mismo tiempo, todo lo que los investigadores veían manifestaba que la ciudad había sido objeto de destrucción y ruina. En efecto, hacia el año 1470, los incas atacaron el reino chimú, doblegaron a sus gobernantes y destruyeron su fastuosa capital, Chan Chan.
Pero la memoria de Chan Chan nunca se perdió completamente. Tras la destrucción y saqueo por los incas, la ciudad se hallaba prácticamente en ruinas, siendo un pálido reflejo de lo que fue, aunque todavía estaba parcialmente habitada cuando llegó allí Francisco Pizarro en 1532. Durante el virreinato, entre 1532 y 1821, Chan Chan fue objeto de saqueos y destrucciones, ya que se creía que entre sus ruinas se escondían magníficos tesoros de oro y plata. El gobierno de la colonia hizo "concesiones oficiales" a quienes lo solicitaban para la extracción de piezas arqueológicas, lo que ocasionó la pérdida irreparable de grandes sectores del monumento. De este hecho también se hicieron eco Rivero y Tschudi: "En tiempos pasados se han sacado de aquí muchas momias, tejidos, varias piezas de plata y oro, herramientas y un ídolo de madera con pedacitos de concha de perla".
La gran capital chimú
Chan Chan, que significa "la ciudad del sol" en qignam, la lengua hablada en la región, fue fundada en el año 850 por el pueblo chimú. Herederos de los mochicas y los huari, los chimú florecieron antes de que los incas se convirtieran en la potencia más importante del continente y alcanzaron la cúspide de su gloria entre los siglos XIV y XV. Este pueblo construyó una inmensa red de canales para llevar el agua de los arroyos a una tierra árida, olvidada por las lluvias. Chan Chan, levantada en adobe, ocupaba una extensión de veinte kilómetros cuadrados y se convirtió en el mayor centro urbano de América del Sur.
Chan Chan no se parece a ninguna otra ciudad del continente. Se compone de nueve ciudadelas, construidas totalmente en adobe, una sucesión de complejos reales ocultos tras imponentes muros de barro de hasta doce metros de alto y seiscientos de largo. Cada una estaba formada por un conjunto de corredores que conectaban almacenes, patios, albercas (huanchaques), residencias, inmensos patios ceremoniales de planta rectangular y grandes plataformas funerarias. Los muros de las ciudadelas estaban decorados con frisos geométricos que reproducían mamíferos, aves, peces, criaturas míticas…
Junto a las ciudadelas reales se alzaban complejos más pequeños, seguramente el hogar de nobles y burócratas que hacían funcionar la administración del Estado. Los barrios y distritos artesanos así como los huertos se hallaban en la periferia. Tschudi y Rivero también estudiaron estas zonas adyacentes a las grandes ciudadelas: "Fuera de estos edificios notables hay infinidad de cuadros y casitas [… ], seguramente habitaciones de las clases inferiores, y cuya gran extensión proporciona datos de que la población debió ser muy considerable". Se cree que en su época de máximo esplendor Chan Chan pudo tener unos 35.000 habitantes.
Cuando un gobernante o curaca moría era enterrado en su propia morada, junto a sus bienes, pero no realizaba solo el viaje al inframundo: se hacía acompañar de una nutrida comitiva de jóvenes mujeres que habían sido sacrificadas. Ejemplo de ello es la plataforma funeraria de una de las ciudadelas, conocida en la actualidad como Nik An ("Casa del Centro"), donde además de la tumba del gobernante se hallaron 44 huecos para enterrar a sus acompañantes. Tras el suntuoso entierro, el sucesor construía otro complejo, una nueva ciudadela para él y su corte.
El futuro del yacimiento
Tras los exhaustivos estudios de Tschudi y Rivero, ya entrado el siglo XX se realizaron en Chan Chan trabajos de limpieza, consolidación y restauración de las estructuras de la ciudad. De 1969 a 1975 se puso en marcha el Proyecto Chan Chan-Valle de Moche, que estuvo dirigido por los arqueólogos Michael Moseley y Carol J. Mackey de la Universidad de Harvard, y en 1998 se implementó el Proyecto Especial Complejo Arqueológico de Chan Chan, para fomentar la investigación, restauración y difusión del yacimiento.
En 2006 se aprobó un Plan de Emergencia destinado a la conservación de las frágiles estructuras de barro de la ciudad, expuestas a factores climáticos tan destructivos como la erosión provocada por el viento y las lluvias, y también al impacto humano como el uso agrícola de ciertas zonas del yacimiento y el aumento del turismo. Asimismo, los arqueólogos han de hacer frente a otro tipo de problemas como fallos en la construcción original, ya que para erigir Chan Chan los obreros chimús usaron materiales con alto contenido en sal que han provocado el colapso de algunas estructuras.
Hoy en día, en Chan Chan sólo puede visitarse la ciudadela Nik An (que anteriormente recibió el nombre de Tschudi en honor a su investigador), la más estudiada y restaurada, que constituye un magnífico ejemplo de la pericia constructiva de los chimús, una de las grandes culturas preincaicas que dominaron el antiguo Perú.
Para saber más
Chan Chan: Arquitectura y ceremonia. C. Campana. UPAO, Trujillo, 2012.
Extraordinarios hallazgos en Chan Chan, la gran ciudad de barro del reino chimú
Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz cuatro ídolos de madera, un cetro tallado, objetos metálicos, restos textiles, caracolas y piedras semipreciosas
Excavación de un ídolo
Excavación de uno de los ídolos de madera en el sector norte de Chayhuac An, uno de los conjuntos amurallados de la ciudad precolombina de Chan Chan.
Foto: Álvaro de la Rosa Celestino / Dirección Desconcentrada de Cultura de La Libertad, Ministerio de Cultura de Perú
Ídolo de madera
El ídolo fue realizado en madera de algarrobo o lúcumo.
Foto: Álvaro de la Rosa Celestino / Dirección Desconcentrada de Cultura de La Libertad, Ministerio de Cultura de Perú
Marcadores de tumbas
Los arqueólogos saben que las figuras de madera fueron utilizadas como marcadores de tumbas de personajes importantes de la cultura chimú.
Foto: Álvaro de la Rosa Celestino / Dirección Desconcentrada de Cultura de La Libertad, Ministerio de Cultura de Perú
Dos esculturas y un cetro
Presentación de los hallazgos arqueológicos, entre ellos dos esculturas de madera y un cetro tallado del mismo material.
Foto: Álvaro de la Rosa Celestino / Dirección Desconcentrada de Cultura de La Libertad, Ministerio de Cultura de Perú
Esculturas de madera
Los arqueólogos han hallado cuatro esculturas de madera: tres masculinas y una femenina. En el rostro presentan una decoración en rojo, crema o anaranjado.
Foto: Álvaro de la Rosa Celestino / Dirección Desconcentrada de Cultura de La Libertad, Ministerio de Cultura de Perú
Caracolas
Se han encontrado centenares de elementos malacológicos de los géneros Spondylus, Conus y Strombus. La enorme cantidad de estos elementos indica la importancia de la tumba.
Foto: Álvaro de la Rosa Celestino / Dirección Desconcentrada de Cultura de La Libertad, Ministerio de Cultura de Perú
Restos textiles
Restos textiles decorados con diseños antropoformos, zoomorfos y geométricos.
Foto: Álvaro de la Rosa Celestino / Dirección Desconcentrada de Cultura de La Libertad, Ministerio de Cultura de Perú
Gran calidad
Los arqueólogos han hallado restos y utensilios textiles de gran calidad.
Foto: Álvaro de la Rosa Celestino / Dirección Desconcentrada de Cultura de La Libertad, Ministerio de Cultura de Perú
Cerámica negra
Cerámica negra de la cultura chimú.
Foto: Álvaro de la Rosa Celestino / Dirección Desconcentrada de Cultura de La Libertad, Ministerio de Cultura de Perú
Unas excavaciones arqueológicas en el sector norte de Chayhuac An, uno de los conjuntos amurallados de Chan Chan, la gran ciudad de barro del reino chimú, construida en la costa norte de Perú, han revelado unos hallazgos extraordinarios: cuatro esculturas de madera, una de ellas asociada a un contexto funerario, un cetro tallado del mismo material, objetos metálicos, restos textiles, caracolas y piedras semipreciosas, según ha anunciado María Elena Córdova Burga, la directora del Proyecto Especial Complejo Arqueológico Chan Chan, del Ministerio de Cultura de Perú. Chayhuac An sería el primer conjunto amurallado construido en Chan Chan por los chimú, según sostienen los investigadores.
El ídolo de madera asociado a un conjunto funerario, donde ya han empezado a aparecer restos óseos de un personaje principal, mide 70 centímetros de alto y 20 de ancho. Aparentemente se trata de un personaje masculino con las manos a la altura del pecho y sosteniendo lo que parece ser una copa; en el rostro presenta una capa de arcilla blanca a modo de máscara. El complejo funerario, situado en la parte central del sector norte del conjunto amurallado Chayhuac An, fue remodelado y sometido a constantes cambios a lo largo de su historia y, por tanto, el crecimiento arquitectónico fue tanto vertical como horizontal, pero siempre respetando su función principal, la de servir de sepulcro de personajes importantes de la élite chimú.
Importantes hallazgos en Chan Chan
El Ministerio de Cultura de Perú ha descubierto una plataforma funeraria, además de diversos materiales y 31 entierros, tanto de humanos como de animales
Zona arqueológica de Chan Chan
Proyecto de consolidación de los muros del conjunto amurallado Xllangchic An.
Foto: Ministerio de Cultura de Perú
Zona arqueológica de Chan Chan
Excavación junto a uno de los muros.
Foto: Ministerio de Cultura de Perú
Zona arqueológica de Chan Chan
Se han hallado 31 entierros, tanto de humanos como de animales.
Foto: Ministerio de Cultura de Perú
Zona arqueológica de Chan Chan
Cráneo humano y restos textiles.
Foto: Ministerio de Cultura de Perú
Chan Chan, la ciudad más importante de la cultura chimú, situada en la costa norte de Perú, emergió alrededor del siglo IX y quedó parcialmente destruida a finales del siglo XV. La ciudad de barro más grande de América está formada por grandes palacios o recintos amurallados, además de pirámides, plazas, estanques artificiales y calles. Durante los trabajos de recuperación de los muros del conjunto amurallado Xllangchic An, con una altura de ocho metros, se han realizado "hallazgos importantes", según informa el Ministerio de Cultura de Perú.
Husos, agujas y dedales
Los arqueólogos han descubierto una plataforma funeraria al exterior del conjunto amurallado, "algo poco usual en el complejo arqueológico", según las autoridades peruanas. Las excavaciones han perfilado un acceso a un patio de tamaño regular, con pequeños depósitos que probablemente servían para almacenar bienes que se ofrendaban a los dioses. Por otro lado, se han recuperado unas 87 vasijas, materiales textiles (husos, agujas, dedales, ovillos, lana...) y metálicos, además de cuentas de diversos materiales y aplicaciones de nácar, entre otras cosas. También se han hallado 31 entierros, tanto de humanos como de animales.
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Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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