Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., la civilización egipcia, siempre fue fascinante cuando por los 1965s estudiaba educación secundaria en el Instituto Nacional Agropecuario N° 32 de Ayabaca(hoy desaparecido), recuerdo a mi profesor de Historia Universal: Prof. Modesto Burneo; quien nos dictaba la historia con tanto realismo que vivíamos los episodios, particularmente me gustó Egipto, por las construcciones gigantescas, en honor a sus dioses, como las Pirámides: Keops, Kefrén y Micerino en el valle de Gizeh, y recientemente en el valle de los Reyes, el hallazgo del cofre íntegro del joven faraón Tutankamón; una cultura con muchos años de vida desde tiempos bíblicos y perdurará en el tiempo.
Gracias a la Revista National Geographic, hemos recopilado 494 imágenes de una parte del Antiguo Egipto, cada una de las figuras van con su leyenda que le darán una idea clara sobre el Antiguo Egipto; que les invito a leer, le sugiero lleve a su escritorio una taza de café y disfrute por tres horas la Historia Antigua de Egipto ( solo una parte).........
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/laberinto-camaras-funerarias-momias-hombres-mujeres-y-ninos_13858
La extraordinaria tumba de un sacerdote real de la dinastía V de Egipto
Una necrópolis de gatos, momias de escarabajos y otros hallazgos del Antiguo Egipto
Baños romanos al sur de El Cairo para la práctica de rituales religiosos Lo más sorprendente del complejo arquitectónico es su edificio anexo, que en época romana alojaba unos baños romanos y una sala probablemente concebida para la realización de rituales religiosos
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/tesoro-diosa-gata-bubastis_13217
El tesoro de la diosa gata de Bubastis. En 1906 apareció un espléndido conjunto de piezas de oro y plata junto al templo de Bubastis, excavado en 1887 por Édouard Naville
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/asi-arrastraban-egipcios-bloques-piedra-canteras_13413/2
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/banos-romanos-sur-cairo-para-practica-rituales-religiosos_13238/1
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/zahi-hawass-la-esfinge-hallada-recientemente-es-muy-realista-y-representa-a-rey_13206/1
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/la-piramide-de-djoser_7518/1
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/como-fue-construida-la-primera-piramide-de-la-historia_8441/1
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/el-nacimiento-de-egipto_6645/1
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/criaturas-fantasticas-antiguo-egipto_12856
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/cocodrilos-antiguo-egipto-temidos-y-venerados_12991
http://www.nationalgeographic.com.es/temas/antiguo-egipto/fotos/1/1
http://www.nationalgeographic.com.es/temas/antiguo-egipto/fotos/1/8
http://www.nationalgeographic.com.es/temas/antiguo-egipto/fotos/1/8#slide-7
http://www.nationalgeographic.com.es/temas/antiguo-egipto/fotos/1/8
http://www.nationalgeographic.com.es/temas/antiguo-egipto/fotos
http://www.nationalgeographic.com.es/temas/antiguo-egipto/fotos/1
http://www.nationalgeographic.com.es/temas/antiguo-egipto/fotos
http://www.nationalgeographic.com.es/temas/antiguo-egipto/fotoshttps://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/laberinto-camaras-funerarias-momias-hombres-mujeres-y-ninos_13858
Las nuevas momias, fechadas a partir de la época ptolemaica, han sido descubiertas en el sitio arqueológico de Tuna el-Gebel, en la gobernación de Menia; se trata del primer gran descubrimiento egipcio de 2019.
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/santuario-para-recordar-a-antepasados-villa-urbana-edfu-egipto_13767/1Una excavación arqueológica en el antiguo asentamiento de Edfu, dirigida por el Instituto Oriental de la Universidad de Chicago, está sacando a la luz una gran villa o mansión urbana, con los restos de un santuario donde se rendía culto a los antepasados, que data de comienzos del Imperio Nuevo y de la dinastía XVIII
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/extraordinaria-tumba-sacerdote-real-dinastia-v-egipto_13668La extraordinaria tumba de un sacerdote real de la dinastía V de Egipto
La tumba excavada en Saqqara, una de las más hermosas descubiertas en los últimos años en Egipto, fue creada hace unos 4.400 años para Wahtye, un sacerdote de la purificación real que vivió durante el reinado de Neferirkara, el tercer faraón de la dinastía V
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/necropolis-gatos-momias-escarabajos-y-otros-hallazgos-antiguo-egipto_13465Una necrópolis de gatos, momias de escarabajos y otros hallazgos del Antiguo Egipto
Tres tumbas del Imperio Nuevo fueron reutilizadas en el periodo tardío de Egipto como una necrópolis de gatos y destacan, además, las primeras momias de escarabajos descubiertas en la necrópolis de Menfis
https://www.nationalgeographic.com.es/temas/antiguo-egipto/fotosBaños romanos al sur de El Cairo para la práctica de rituales religiosos Lo más sorprendente del complejo arquitectónico es su edificio anexo, que en época romana alojaba unos baños romanos y una sala probablemente concebida para la realización de rituales religiosos
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/tesoro-diosa-gata-bubastis_13217
El tesoro de la diosa gata de Bubastis. En 1906 apareció un espléndido conjunto de piezas de oro y plata junto al templo de Bubastis, excavado en 1887 por Édouard Naville
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/asi-arrastraban-egipcios-bloques-piedra-canteras_13413/2
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https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/la-piramide-de-djoser_7518/1
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/como-fue-construida-la-primera-piramide-de-la-historia_8441/1
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/el-nacimiento-de-egipto_6645/1
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/criaturas-fantasticas-antiguo-egipto_12856
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/cocodrilos-antiguo-egipto-temidos-y-venerados_12991
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http://www.nationalgeographic.com.es/temas/antiguo-egipto/fotos/19
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http://www.nationalgeographic.com.es/temas/antiguo-egipto/fotos/3
http://www.nationalgeographic.com.es/temas/antiguo-egipto/fotos
http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/momias-de-animales-del-antiguo-egipto_611/10
http://www.nationalgeographic.com.es/temas/antiguo-egipto/fotos/1/5
http://www.nationalgeographic.com.es/temas/antiguo-egipto/fotos/1
Zahi Hawass | ||
---|---|---|
Ministro de Antigüedades de Egipto | ||
31 de enero de 2011-3 de marzo de 2011 | ||
Predecesor | Cargo creado | |
Sucesor | Mohamed Ibrahim Ali | |
30 de marzo de 2011-17 de julio de 2011 | ||
Predecesor | Mohamed Abdel Maqsud | |
Sucesor | Mohamed Said | |
Líder del Consejo Supremo de Antigüedades | ||
1 de enero de 2002-31 de enero de 2011 | ||
Predecesor | Gaballa Ali Gaballa | |
Sucesor | Cargo fusionado con el Ministerio de Antigüedades | |
Información personal | ||
Nombre en árabe | زاهى حواس | |
Nacimiento | 28 de mayo de 1947 Damieta, Egipto | |
Nacionalidad | Egipcia | |
Religión | Islam | |
Educación | ||
Educación | doctorado | |
Educado en | ||
Información profesional | ||
Ocupación | Antropólogo, arqueólogo, académico, egiptólogo y político | |
Empleador | ||
Miembro de | ||
Distinciones | ||
Web | ||
Sitio web | ||
Zahi Hawass (árabe: زاهي حواس; Damieta, Egipto, 28 de mayo de 1947) es uno de los más célebres egiptólogos del mundo, y en los últimos años ha adquirido gran renombre fuera de los círculos arqueológicos por sus frecuentes apariciones en documentales televisivos dedicados al Antiguo Egipto.
Hawass encabeza un movimiento orientado a devolver a Egipto muchos antiguos objetos egipcios que se encuentran en colecciones en distintas partes del mundo. En julio de 2003, Egipto exigió la devolución de la piedra de Rosetta, que se encuentra actualmente en el Museo Británico. En esa ocasión, Hawass declaró: "Si los británicos desean que se lo recuerde, si quieren restaurar su reputación, deberían ofrecerse a devolver la piedra, ya que es el icono de nuestra identidad egipcia".[1] Hawass también se opone frontalmente a las teorías sobre astronautas de la antigüedad y otras posturas históricas pseudocientíficas.
En 2005 se enfrascó en el estudio de una momia conocida como KV60a, descubierta más de un siglo antes. En ningún momento se creyó que esta momia iba a ser tan importante como para retirarla del suelo de una tumba menor en el Valle de los Reyes, ya que se encontró sin un ataúd y sin los tesoros que distinguían a los faraones, descubriéndose muchos años más tarde que era la momia de la reina faraón Hatshepsut. Al principio no se creyó pero después se encontró un diente en el mismo sitio donde ésta fue encontrada en una caja identificada como Hatshepsut; luego se comprobó que era ella, ya que el diente encontrado e identificado encajaba perfectamente en su boca
https://es.wikipedia.org/wiki/Zahi_HawassWIKIPEDIA
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/santuario-para-recordar-a-antepasados-villa-urbana-edfu-egipto_13767/1
Un laberinto de cámaras funerarias con momias de hombres, mujeres y niños
Las nuevas momias, fechadas a partir de la época ptolemaica, han sido descubiertas en el sitio arqueológico de Tuna el-Gebel, en la gobernación de Menia; se trata del primer gran descubrimiento egipcio de 2019
Momias halladas en una cámara funeraria
Foto: Roger Anis / AP Images / Gtres
Cráneos de los difuntos
Foto: Roger Anis / AP Images / Gtres
Momia expuesta en el interior de un sarcófago
Foto: Roger Anis / AP Images / Gtres
Envueltas en lino
Foto: Roger Anis / AP Images / Gtres
Cámara funeraria estrecha
Foto: Roger Anis / AP Images / Gtres
Examinando una momia
Foto: Roger Anis / AP Images / Gtres
Restos del colorido cartonaje
Foto: Roger Anis / AP Images / Gtres
Momias muy deterioradas
Foto: Roger Anis / AP Images / Gtres
Fragmentos de cartonaje
Foto: Roger Anis / AP Images / Gtres
Sarcófagos de piedra
Foto: Roger Anis / AP Images / Gtres
Entrada al complejo funerario
Foto: Roger Anis / AP Images / Gtres
Representación del rostro del difunto
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Cráneo expuesto
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Un laberinto de cámaras funerarias con momias de hombres, mujeres y niños
Un laberinto de cámaras funerarias talladas en la roca, de época ptolemaica y que contiene más de 40 momias de diferentes tamaños, tanto de hombres como de mujeres y niños, ha sido descubierto por una misión conjunta del Ministerio de Antigüedades de Egipto y del Centro de Investigación de Estudios Arqueológicos de la Universidad de Menia en el sitio arqueológico de Tuna el-Gebel, en la gobernación de Menia, según reveló el sábado el egiptólogo Khaled El-Enany, el ministro de Antigüedades, quien destacó que se trata del primer gran descubrimiento egipcio del 2019. "Las nuevas tumbas descubiertas probablemente fueron creadas para una misma familia de la clase media alta", ha dicho El-Enany. Los ostraca (fragmentos cerámicos con textos o dibujos) y los restos de papiros hallados en el complejo funerario familiar permiten datar las tumbas en el periodo ptolemaico, a comienzos del periodo romano y en el periodo bizantino.
ATAÚDES ANTROPOMORFOS
El complejo funerario contiene momias humanas de diferente género y edades, unas en el interior de sarcófagos de piedra, otras en ataúdes de madera y otras en nichos o directamente enterradas en la arena. Los arqueólogos han descubierto momias envueltas en lino, decoradas con escritura demótica o con fragmentos del colorido cartonaje que antiguamente las cubrió, pero que hoy se encuentra en mal estado de conservación. Wagdi Ramadan, el jefe de la misión, ha explicado que su equipo empezó a trabajar en Tuna el-Gebel en febrero de 2018, cuando se descubrió una tumba tallada en la roca compuesta por un corredor, unas escaleras inclinadas y una cámara rectangular con varios entierros. En el lado oeste se descubrió otra cámara llena de momias y grandes sarcófagos de piedra y en el lado norte una tercera cámara con una colección de sarcófagos de piedra en el interior de nichos. Fathi Awad, el director de Tuna el-Gebel, ha recordado que el sitio arqueológico tiene varias tumbas, entre ellas la de Petosiris y la de Isadora, una ceremonia de animales sagrados, un cementerio romano y dos relieves frontales del rey Akenatón.
Un santuario para recordar a los antepasados en una villa urbana de Edfu (Egipto)
Una excavación arqueológica en el antiguo asentamiento de Edfu, dirigida por el Instituto Oriental de la Universidad de Chicago, está sacando a la luz una gran villa o mansión urbana, con los restos de un santuario donde se rendía culto a los antepasados, que data de comienzos del Imperio Nuevo y de la dinastía XVIII
Para rendir culto a los antepasados
Vista, desde el este, de la sala
principal de la villa urbana de comienzos de la dinastía XVIII
descubierta en Tell Edfu, con los restos de sus características
columnas. "En el santuario de esta villa urbana se desarrollaron
actividades de culto con el fin de preservar la memoria de los
antepasados de la familia que ocupaba la casa", comenta Nadine Moeller,
la directora del Proyecto Tell Edfu junto con Gregory Marouard, a National Geographic España.
Foto: GM-Tell Edfu Project 2018
Busto que representa a una mujer
Foto: GM-Tell Edfu Project 2018
Estatuilla de un escriba sentado
Foto: GM-Tell Edfu Project 2018
Escultura de una mujer
Busto de caliza que muestra a una
mujer luciendo una larga peluca tripartita y un amplio collar usej, como
el que por ejemplo luce el busto de Nefertiti.
Foto: HMD-Tell Edfu Project 2018
Escultura de Juf
Estatuilla de un escriba, esculpida
en diorita negra dura, que muestra a un hombre sentado en una silla,
luciendo una peluca hasta la altura de los hombros y sosteniendo un
rollo de papiro con su mano izquierda. Las inscripciones indican que se
trata de Juf, un importante administrador de Edfu.
Foto: HMD-Tell Edfu Project 2018
Estela de una pareja
Estela de caliza que muestra una pareja de pie. Sus rostros y sus nombres fueron deliberadamente destruidos en el pasado.
Foto: HMD-Tell Edfu Project 2018
Columna de época posterior
Gran columna de arenisca, hallada en
un nivel de ocupación posterior de la villa, que menciona a un alto
sacerdote del templo de Horus en Edfu, llamado Amenmose.
Foto: HMD-Tell Edfu Project 2018
Importante hallazgo arqueológico
Emilie Sarrazin, una estudiante de
posgrado de la Universidad de Chicago, sostiene la estatuilla del
escriba excavada en Tell Edfu, en Egipto.
Foto: GM-Tell Edfu Project 2018
Un santuario para recordar a los antepasados en una villa urbana de Edfu (Egipto)
Los reyes establecidos en Tebas a comienzos de la gloriosa
dinastía XVIII del Antiguo Egipto buscaron alianzas con las familias de
la élite establecidas en los centros urbanos regionales del sur, entre
ellos Edfu, una ciudad situada en la ribera occidental del río Nilo. Una
excavación arqueológica en el antiguo asentamiento de Edfu, dirigida
por el Instituto Oriental de la Universidad de Chicago, está sacando a
la luz una gran villa o mansión urbana, con los restos de un santuario donde se rendía culto a los antepasados, que data precisamente de esa época, a comienzos del Imperio Nuevo y de la dinastía XVIII,
aproximadamente entre el 1500 y el 1450 a.C., durante los reinados de
Amosis I, Amenofis I y Tutmosis I; este último fue uno de los faraones
más grandes de la historia al extender las fronteras de Egipto hasta
unos límites nunca antes alcanzados y al terminar de liquidar el Reino
de Kush. "En el santuario de esta villa urbana se desarrollaron
actividades de culto con el fin de preservar la memoria de los antepasados de la familia que ocupaba la casa.
El hallazgo, prácticamente intacto, es uno de los ejemplos más antiguos
de un santuario doméstico del Imperio Nuevo y el primero que se
descubre en Egipto en más de 80 años", comenta Nadine Moeller, la
directora del Proyecto Tell Edfu junto con Gregory Marouard, a National Geographic España.
Las últimas excavaciones en la villa urbana, completadas en diciembre
de 2018, han sacado a la luz varias habitaciones con columnas, la más
grande de las cuales, de unos 10 metros de largo y 8 de ancho, tenía
seis columnas. "El edificio descubierto en Edfu es importante porque la
mejor comparación sería la ciudad real de Amarna, que está muy bien
estudiada pero que data de finales de la dinastía XVIII, es decir, más
de 200 años después. Además, el ejemplo de Edfu, que aún no hemos
excavado del todo, consta de una gran sala central con seis columnas,
mientras que la mayoría de mansiones de Amarna tiene unas dimensiones
menores, normalmente de cuatro columnas", afirma Moeller. El santuario,
ubicado en una esquina de la sala principal, probablemente estaba
rodeado por una estructura de madera e incluía un pequeño lugar para
hacer fuego, una mesa de ofrendas, dos pequeños pedestales de ladrillos
de adobe, varias estelas, un busto excepcional de una antepasado femenino y la estatuilla de un escriba sentado. "Sabemos por las inscripciones en la estatuilla del escriba y en una estela que muestra una pareja de pie que en la villa vivieron los administradores más importantes de la ciudad:
el escriba de la provincia de Edfu (el segundo nomo del Alto Egipto) y
el alcalde de la ciudad", agrega. "Estamos encantados de haber hallado
un conjunto completo de objetos dentro de un contexto arqueológico
original", afirma Moeller en un comunicado de la Universidad de Chicago.
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/tumba-egipcia-intacta-e-inundada-dinastia-xviii_13665
Una tumba egipcia intacta (e inundada) de la dinastía XVIII
"Los saqueadores fracasaron en su intento de entrar en la tumba debido al agua que inunda el interior de la misma", explica Maria Nilsson, de la Universidad de Lund, a National Geographic España
Tumba parcialmente cubierta de agua
Foto: Gebel el Silsila Project
Entrada de la tumba
A la tumba se accede por un pozo de 5 metros de profundidad.
Foto: Anders Andersson, Gebel el Silsila Project
Filtración de aguas subterráneas
Foto: Gebel el Silsila Project
La tumba tiene dos cámaras funerarias
Foto: Gebel el Silsila Project
Extracción de un sarcófago infantil
Foto: Gebel el Silsila Project
Apertura de la tapa del sarcófago
Foto: Gebel el Silsila Project
Figurilla shabti
Foto: Gebel el Silsila Project
Figurilla egipcia
"Haber encontrado shabtis es magnífico, pues previamente no habíamos encontrado en el cementerio", explica Maria Nilsson a National Geographic España.
Foto: Gebel el Silsila Projec
Los arqueólogos han encontrado diversos objetos funerarios: escarabeos, amuletos, cuentas, sellos, brazaletes, jarras de cerveza y cuencos, entre otras cosas.
Foto: Gebel el Silsila Project
Amuleto que representa la flor de loto
Foto: Gebel el Silsila Project
Escarabeo con inscripción
Foto: Anders Andersson, Gebel el Silsila Project
Una tumba egipcia intacta (e inundada) de la dinastía XVIII
Una misión arqueológica sueca y egipcia, dirigida por Maria Nilsson y John Ward, ambos de la Universidad de Lund (Suecia), ha descubierto una tumba colectiva intacta, para gente de la clase media alta de la dinastía XVIII de Egipto, en Gebel el Silsila, al norte de Asuán, según reveló ayer la Universidad de Lund en un comunicado. La tumba, tallada en la roca natural y accesible a través de un pozo de 5 metros de profundidad, "no había sido excavada previamente o estudiada por los arqueólogos", explica Nilsson a National Geographic España. "Los saqueadores fracasaron en su intento de entrar en la tumba debido al agua que inunda el interior de la misma". La estructura funeraria, todavía en fase de excavación, consta de un pozo y dos cámaras funerarias. El Proyecto de Investigación Gebel el Silsila ha estado anunciando cada año un gran hallazgo: numerosas tumbas de los reinados de Tutmosis III y Amenofis II en 2017, una gran necrópolis (saqueada) de la dinastía XVIII en 2016 y relieves intactos y seis estatuas del Imperio Nuevo en 2015.
Hasta el momento han aparecido los restos de unos 50 adultos y 25 niños, unos individuos que pertenecieron, al menos, a tres generaciones de faraones: Tutmosis II, Tutmosis III y Amenofis II, quienes reinaron hace más de 3.400 años. "Son varios los objetos de interés... Haber encontrado shabtis es magnífico, pues previamente no habíamos encontrado en el cementerio. También hay una gran colección de escarabeos inscritos que, por supuesto, nos ha ayudado a determinar la cronología, pero sobre todo es importante la cantidad de individuos enterrados. Los tres sarcófagos de arenisca que hemos extraído hasta ahora son de tres niños, uno de ellos pequeño; dos de los sarcófagos han sido investigados: contenían los restos de los niños", comenta Nilsson. El agua de la tumba está siendo achicada y, una vez completada la operación, será excavada hasta finales de año.
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/extraordinaria-tumba-sacerdote-real-dinastia-v-egipto_13668
La extraordinaria tumba de un sacerdote real de la dinastía V de Egipto
La tumba excavada en Saqqara, una de las más hermosas descubiertas en los últimos años en Egipto, fue creada hace unos 4.400 años para Wahtye, un sacerdote de la purificación real que vivió durante el reinado de Neferirkara, el tercer faraón de la dinastía V
Tumba rectangular
Mustafa Abdo, el jefe de los trabajadores de las excavaciones arqueológicas, en el interior de la tumba recientemente descubierta en la Necrópolis de los Animales Sagrados de Saqqara, en Menfis.
Foto: Amr Nabil / AP Photo / Gtres
Arte egipcio de 4.400 años de antigüedad
Saeed Abdel Aal, un trabajador de las excavaciones arqueológicas, frente a las estatuas del difunto y de sus familiares, de la dinastía V de Egipto.
Foto: Amr Nabil / AP Photo / Gtres
Estatuas de la dinastía V de Egipto
Magníficas estatuas coloreadas y en relieve, descubiertas en la tumba del sacerdote real Wahtye, en Saqqara.
Foto: Amr Nabil / AP Photo / Gtres
En la tumba del sacerdote Wahtye
Foto: Mahmoud Abdelghany / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Relieves escultóricos y pinturas murales
Foto: Mahmoud Abdelghany / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Mostafa Waziri describe los hallazgos
La misión arqueológica egipcia, dirigida Mostafa Waziri, consiguió llegar hasta la fachada de la tumba en noviembre, pero no pudo acceder a la misma porque las puertas estaban selladas.
Foto: Amr Nabil / AP Photo / Gtres
Fotógrafos en el interior de la tumba
Foto: Amr Nabil / AP Photo / Gtres
Representación del difunto
El difunto aparece representado con su esposa, con su madre y con su familia.
Foto: Mahmoud Abdelghany / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Jeroglíficos egipcios
Foto: Mahmoud Abdelghany / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Realización de ofrendas
Escena que representa la realización de ofrendas.
Foto: Mahmoud Abdelghany / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Escenas de la vida cotidiana del Antiguo Egipto
Escenas que muestran la fabricación de la cerámica y la elaboración del vino, la realización de ofrendas religiosas, la interpretación musical, la navegación de barcos, la carpintería funeraria y la caza.
Foto: Mahmoud Abdelghany / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Grandes figuras en relieve
Estas figuras han perdido su policromía original.
Foto: Mahmoud Abdelghany / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Rasgos escultóricos de los difuntos
Foto: Mahmoud Abdelghany / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
La extraordinaria tumba de un sacerdote real de la dinastía V de Egipto
Un mes después del anuncio del hallazgo de una necrópolis de gatos y de las primeras momias de escarabajos descubiertas en la necrópolis de Menfis, el Ministerio de Antigüedades de Egipto ha anunciado un hallazgo extraordinario en la Necrópolis de los Animales Sagrados de Saqqara, en Menfis: una tumba de la dinastía V, de unos 4.400 años de antigüedad, perteneciente a Wahtye, un sacerdote de la purificación real que vivió durante el reinado de Neferirkara, el tercer faraón de dicha dinastía. La misión arqueológica egipcia, dirigida Mostafa Waziri, consiguió llegar hasta la fachada de la tumba en noviembre, pero no pudo acceder a la misma porque las puertas estaban selladas. Tras retirar los escombros que cubrían la fachada de la tumba apareció un dintel sobre la puerta de entrada, con tres líneas de jeroglíficos inscritas: el nombre y los diferentes títulos del propietario de la tumba, quien fue sacerdote de la purificación real, supervisor del rey Neferirkara e inspector de la barca sagrada. El pasado mes de febrero fue anunciado el hallazgo de otra maravillosa tumba de la dinastía V, la tumba de Hetpet, con numerosas pinturas murales.
Sabry Farag, el director general del sitio arqueológico de Saqqara, ha explicado que la tumba consta de una sala rectangular, de 10 metros de largo y 3 metros tanto de ancho como de alto, y un sótano al final de la tumba. Khaled El-Enany, el ministro de Antigüedades, ha comentado que "la tumba está excepcionalmente bien conservada y pintada, con muros decorados con escenas coloreadas que representan al propietario de la tumba con su madre, mujer y familia, además de varios nichos con grandes estatuas coloreadas de los difuntos y familiares". Los muros de la tumba presentan numerosas inscripciones en color con los nombres de la esposa del propietario de la tumba, llamada Weret Ptah, varias escenas que representan al difunto con su madre, llamada Merit Meen, y su familia, además de escenas que muestran la fabricación de la cerámica y la elaboración del vino, la realización de ofrendas religiosas, la interpretación musical, la navegación de barcos, la carpintería funeraria y la caza.
Las escenas representan al propietario de la tumba con su madre, mujer y familia
El interior de la tumba contiene 18 nichos y 24 grandes estatuas talladas en la roca y coloreadas, que representan al propietario de la tumba y a su familia; la parte inferior de la tumba contiene 26 nichos pequeños y 31 estatuas que representan a una persona todavía por identificar, de pie o en la posición sentada de un escriba. Waziri también ha destacado la presencia de cinco pozos funerarios, que serán excavados, además de dos falsas puertas pertenecientes a los difuntos y a la madre del difunto, respectivamente.
Recreación del rostro del difunto
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Colorido cartonaje de una momia egipcia
Foto: Egyptian Ministry of Antiquities via AP / Gtres
Momia del periodo tardío de Egipto
Foto: Egyptian Ministry of Antiquities via AP / Gtres
Momias egipcias
Esqueletos momificados hallados en el interior de una tumba de la necrópolis de Asasif, en la ribera occidental del Nilo en Tebas, la actual Lúxor.
Foto: Samer Abdallah / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
El techo de la tumba está decorado con escenas de la familia difunta, incluida la esposa Kharousekhmet-Nefret, la cantora del dios Amón-Ra. Debajo reposa un ataúd antropomorfo negro con increíbles decoraciones en dorado.
Foto: Samer Abdallah / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Momia en buen estado de conservación
Apertura del ataúd antropomorfo negro: contiene una momia bien empaquetada y conservada.
Foto: Samer Abdallah / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Ataúd antropomorfo
Ataúd polícromo de la dinastía XVIII del Antiguo Egipto.
Foto: Samer Abdallah / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Levantamiento de la tapa
Apertura del ataúd polícromo por parte de las autoridades egipcias.
Foto: Samer Abdallah / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Momia de la dinastía XVIII
El ataúd lleva escrito el nombre de una mujer llamada "Boya" o "Thuya", pero la identidad del difunto todavía no está muy clara.
Una necrópolis de gatos, momias de escarabajos y otros hallazgos del Antiguo Egipto
Foto: Samer Abdallah / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Así arrastraban los egipcios los bloques de piedra desde las canteras
Un equipo arqueológico ha descubierto el método utilizado por los antiguos egipcios para trasladar los bloques de piedra desde las canteras de alabastro de Hatnub y durante el reinado de Keops
Así arrastraban los egipcios los bloques de piedra desde las canteras
Un equipo arqueológico ha descubierto el método utilizado por los antiguos egipcios para trasladar los bloques de piedra desde las canteras de alabastro de Hatnub y durante el reinado de Keops
Momias de gatos
Momias de gatos del periodo tardío de Egipto, descubiertas en el interior de una tumba del Imperio Nuevo.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
Estatua felina
Una de las estatuas felinas que han sido halladas durante las excavaciones arqueológicas. Todas son de madera excepto una de bronce dedicada a la diosa gata Bastet.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
Estatuillas de gatos
Estatuillas de diferentes tamaños que representan a gatos.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
Representación de un gato
Estatuilla de madera pintada que representa a un gato.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Momias de escarabajos
Un pequeño sarcófago de caliza, en cuya tapa aparecen tres escarabajos pintados en negro, contenía dos grandes escarabajos momificados; y otra caja de caliza, más pequeña, cuadrada y decorada con un escarabajo en negro, también contenía otros escarabajos momificados.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
Cajas de caliza
Las dos cajas de caliza decoradas, en cuyo interior se han descubierto los escarabajos momificados.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Ataúdes zoomorfos
Ataúdes con forma de cobra y, al fondo a la izquierda, uno con forma de cocodrilo.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Restaurando las piezas
Dos arqueólogos realizan trabajos de restauración y conservación en el interior de una tumba.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
Hallazgo de la tumba de Khufu-Imhat
Un trabajador muestra un fragmento hallado en el interior de la tumba de Khufu-Imhat, la más importante de las siete tumbas descubiertas, que data de finales de la quinta o comienzos de la sexta dinastía de Egipto. Khufu-Imhat fue el supervisor de los edificios reales en el palacio real.
Foto: Stringer / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Estatuilla zoomorfa
El director de la misión arqueológica sostiene una estatuilla de madera pintada con las características físicas de un halcón. La fotografía, del 10 de noviembre de 2018, ha sido tomada en la necrópolis de Saqqara.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
Hallazgos en una vitrina
Presentación de los hallazgos arqueológicos el pasado sábado 10 de noviembre de 2018.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
Fayenza egipcia
Los arqueólogos han hallado 1.000 amuletos de fayenza egipcia dedicados a diferentes deidades (Taweret, Apis, Anubis, Horus, Isis, Ptah-Patek, Jnum...) y otros con la forma del Ojo de Horus.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
Alec Forssmann
12 de noviembre de 2018
Una necrópolis de gatos, momias de escarabajos y otros hallazgos del Antiguo Egipto
Siete tumbas, cuatro del Imperio Antiguo y tres del Imperio Nuevo, han sido descubiertas junto con numerosos objetos funerarios durante una excavación realizada desde abril por una misión arqueológica egipcia "en la zona ubicada en el extremo pedregoso del complejo de la pirámide del rey Userkaf en la necrópolis de Saqqara", anunció el sábado pasado el Ministerio de Antigüedades de Egipto en un comunicado.
De las cuatro tumbas del Imperio Antiguo, la más importante data de finales de la quinta o comienzos de la sexta dinastía de Egipto, fue construida para Khufu-Imhat, el supervisor de los edificios reales en el palacio real. Absolutamente sensacionales son las momias de animales que han salido a la luz: las tres tumbas del Imperio Nuevo fueron reutilizadas en el periodo tardío de Egipto como una necrópolis de gatos y destacan, además, las primeras momias de escarabajos descubiertas en la necrópolis de Menfis y diversos ataúdes zoomorfos, con forma de cobra o de cocodrilo, que podrían contener momias de animales. En 2015, un estudio de la Universidad de Mánchester demostró que muchas de las momias de animales del Antiguo Egipto estaban vacías, mientras que la momia de un cocodrilo resultó contener ocho crías de cocodrilo. Animales e insectos formaban parte de la vida cotidiana de los egipcios, mientras que hoy han quedado relegados, en un mundo dominado por la ciencia y la tecnología.
Múltiples momias de gatos
Los arqueólogos han encontrado varias momias de gatos, además de unas 100 estatuillas de madera que representan a gatos y una de bronce dedicada a la diosa gata Bastet (Bubastis fue el principal centro de culto a la diosa felina, donde en 1906 apareció un espléndido tesoro); también han encontrado una colección de estatuas de madera doradas y con las características físicas del león, de la vaca y del halcón. Fascinantes son las momias de escarabajos: un pequeño sarcófago de caliza, en cuya tapa aparecen tres escarabajos pintados en negro, contenía dos grandes escarabajos momificados; y otra caja de caliza, más pequeña, cuadrada y decorada con un escarabajo en negro, también contenía otros escarabajos momificados.
El resto de hallazgos que ha realizado la misión arqueológica egipcia: 1.000 amuletos de fayenza egipcia dedicados a diferentes deidades (Taweret, Apis, Anubis, Horus, Isis, Ptah-Patek, Jnum...) y otros con la forma del Ojo de Horus; tres vasos canopos de alabastro, útiles de escritura, varios papiros con escritura hierática y demótica, incluidos capítulos del Libro de los muertos; los nombres de dos mujeres grabados en una puerta falsa y descubiertos por primera vez, Subek Sekt y Mafy; una colección de cestas y cuerdas de papiro, 30 vasijas de arcilla y entierros humanos que incluyen un reposacabezas y vasijas de alabastro y bronce en el interior de un ataúd de madera; y, por último, bloques de piedra decorados con relieves, fragmentos de puertas falsas y dos bloques del dintel de la tumba de Ankh Mahur, uno de los visires del Imperio Antiguo de Egipto.
El tesoro de la diosa gata de Bubastis
En 1906 apareció un espléndido conjunto de piezas de oro y plata junto al templo de Bubastis, excavado en 1887 por Édouard Naville
La diosa Hathor en un recipiente de oro
Cuello de un recipiente, de oro, decorado con la representación de la diosa vaca Hathor flanqueada de felinos. Dinastía XIX.
FOTO: Metropolitan Museum / Scala, Firenze
Bandeja de plata con escenas nilóticas
Pátera de plata con escenas de vida en las riberas del Nilo: pastoreo, recogida de fruta, de papiro... Data del reinado de Ramsés II.
FOTO: Metropolitan Museum / Scala, Firenze
Restos del templo de Bubastis
Avenida columnada del gran templo de Bastet en Bubastis. El yacimiento se encuentra en la actual localidad de Zagazig, ubicada en el delta del Nilo.
FOTO: Jim Henderson / Alamy / ACI
Estatua de bronce de Bastet, patrona de la ciudad de Bubastis. Baja Época.
FOTO: Mary Evans / Scala, Firenze
Un hallazgo mediático
La revista londinense The Illustrated London News publicó el 17 de septiembre de 1887 un amplio reportaje sobre el inicio de las excavaciones de Édouard Naville en Bubastis y su hallazgo del templo de Bastet.
FOTO: Bridgeman / ACI
Irene Cordón i Solà-Sagalés
3 de noviembre de 2018
El tesoro de la diosa gata de Bubastis
Situada en la parte oriental del delta delNilo, la ciudad de Bubastis tuvo un papel destacado en la historia del antiguo Egipto. Capital del nomo o provincia 18 del Bajo Egipto, su período de mayor esplendor corresponde al Tercer Período Intermedio, concretamente al reinado de la dinastía XXII, un linaje faraónico originario de la propia Bubastis y que descendía de una de las tribus libias que ocuparon pacíficamente el Delta desde tiempos de Ramsés III (hacia 1184-1153 a.C.). La ciudad es mencionada en un pasaje del libro bíblico de Ezequiel en el que este profeta formulaba un vaticinio contra Egipto: «Los jóvenes de Heliópolis y de Bubastis caerán a lo de espada, y las mujeres irán en cautiverio».
Durante largo tiempo, Bubastis fue famosa por sus fiestas religiosas, como atestiguaba Heródoto, que visitó Egipto a mediados del siglo V a.C. El historiador griego se refería a la solemne festividad que se celebraba en la ciudad en honor a la diosa gata Bastet –de la que procede el nombre de Bubastis, en egipcio Pubastit, «la casa de Bastet»–, durante la cual se consumía más vino de uva que en todo el resto del año. Miles y miles de devotos de la diosa peregrinaban anualmente hasta el templo de la ciudad, del que Heródoto también ofrece una descripción detallada.
Viajeros y exploradores
Aunque fue sede de un obispado en época bizantina, bajo la dominación árabe Bubastis fue abandonada e incluso se perdió el recuerdo de su localización. A finales del siglo XVIII, Étienne-Louis Malus, uno de los sabios que tomaron parte en la expedición napoleónica a Egipto, se fijó en las ruinas que cubrían un lugar llamado Tell Basta, en árabe. En su informe, Malus destacó las elaboradas esculturas, los edificios cubiertos de jeroglíficos y numerosos y enormes bloques de granito esparcidos por el suelo, de los cuales trazó algún dibujo. Años después, hacia 1840, llegó a Bubastis el explorador inglés sir Gardner Wilkinson, quien se refirió a las columnas en forma de loto y de palmera del templo de Bastet, y leyó en los monumentos los nombres de algún faraón.
La primera excavación arqueológica la realizó el egiptólogo suizo Édouard Naville, quien llegó a Tell Basta en 1882 y cinco años después se instaló en el lugar para excavar el famoso santuario consagrado a la diosa Bastet de Bubastis, que había descrito Heródoto, e investigar su cronología. Hoy sabemos que su construcción se inició durante el Imperio Antiguo, pues se han hallado inscripciones con el nombre del faraón Pepi I, de la dinastía VI (hacia 2200 a.C.), y que fue ampliado por los faraones posteriores. El vestíbulo, la sala hipóstila y una inmensa puerta de granito parece que fueron obra de Osorkón II, de la dinastía XXII (hacia 874 a.C.). Asimismo, y estrechamente vinculada al templo de Bastet, se descubrió una gran necrópolis dedicada a albergar centenares de miles de gatos momificados. Los devotos que peregrinaban hasta allí obsequiaron a la diosa con su animal totémico, para rendirle sus respetos.
El primer tesoro
Unos años más tarde, durante la construcción de una vía ferroviaria, se produjo en Tell Basta un hallazgo que causaría sensación: un gran tesoro con joyas y recipientes de oro y plata que apareció apenas a 160 metros del aniguo templo de Bastet. En realidad, se trató de un doble hallazgo. El primero tuvo lugar el 22 de septiembre de 1906 y fue anunciado por Gaston Maspero, que por entonces era director general del Servicio de Antigüedades de Egipto.
De entre los objetos rescatados de los escombros en ese momento destaca una copa de oro en forma de flor de loto abierta, con los pétalos grabados en su superficie y con el nombre de la reina Tauseret inscrito en el interior de un cartucho. La flor de loto, considerada símbolo de eterno renacimiento, se usaba a menudo como modelo para fabricar copas. En este caso, la copa formaba parte de las ofrendas votivas del tempo dedicado a la diosa Bastet. Asimismo, destacan dos jarras de plata con borde y asa de oro en forma de cabra, que llevan el nombre de Atumemtaneb y las inscripciones «para el primer copero real» y «enviado a todos los países extranjeros», respectivamente. Lo que realmente sorprende en estas piezas es el material con el que fueron producidas. El oro y la plata se usaban normalmente para la producción de objetos pequeños. Sin embargo, en Tell Basta abundan las jarras, copas y páteras o bandejas en oro y plata.
Aparece otro tesoro
El segundo hallazgo tuvo lugar el 16 de octubre de ese mismo año y proporcionó mucha más información que el primero, ya que se encontraron más objetos. De entre las muchas joyas halladas destacan dos magníficos brazaletes de oro formados por dos semicírculos conectados por una bisagra y un clip, con una rica ornamentación de gránulos en una serie de patrones geométricos. La parte superior está decorada con el relieve de las cabezas de dos patos con los cuellos doblados conectados a un solo cuerpo realizado con lapislázuli, mientras que las colas de estos animales están decoradas con pequeños gránulos de oro. El cartucho con el nombre de Ramsés II aparece grabado en estas piezas. Es muy probable que el propio faraón ofreciera los brazaletes a la diosa Bastet.
Aparte del interés intrínseco del tesoro –hoy en día repartido entre el Museo Egipcio de El Cairo, el Museo de Arte Egipcio de Berlín y el Museo Metropolitano de Nueva York–, este magnífico conjunto de objetos sigue generando una controversia considerable entre los especialistas debido al posible origen asiático de algunas piezas, de estilo claramente levantino. No olvidemos que la ciudad de Bubastis se ubicaba en una zona estratégica que controlaba las rutas comerciales a las costas orientales del Mediterráneo.
Para saber más
Historia (5 volúmenes). Heródoto. Gredos, Madrid, 2008.
Así arrastraban los egipcios los bloques de piedra desde las canteras
Un equipo arqueológico ha descubierto el método utilizado por los antiguos egipcios para trasladar los bloques de piedra desde las canteras de alabastro de Hatnub y durante el reinado de Keops
Rampa central
El método que utilizaron los antiguos egipcios es el siguiente: una rampa central y, en cada uno de sus lados, unas escaleras que incluían unos agujeros para colocar unos postes verticales; los bloques de alabastro eran arrastrados por la rampa central mediante trineos de madera y con un sistema de cuerdas que usaba estos postes verticales como puntos de apoyo o a modo de poleas.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Antiguas inscripciones
Una de las inscripciones detectadas por la misión arqueológica francesa y británica, que muestra a una persona de pie.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Cantera de alabastro
Antigua cantera de alabastro de Hatnub, situada al este de Amarna y en la gobernación de Menia.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Ruinas egipcias
Ruinas del sitio arqueológico, investigado desde 2012 por una misión francesa y británica.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Así arrastraban los egipcios los bloques de piedra desde las canteras
Una misión arqueológica francesa y británica, del Instituto Francés de Arqueología Oriental y de la Universidad de Liverpool, dirigida conjuntamente por Yannis Gourdon y Roland Enmarch, ha descubierto el método utilizado por los antiguos egipcios para trasladar los bloques de piedra desde las canteras de alabastro de Hatnub, al este de Amarna y en la gobernación de Menia, durante el reinado de Keops, es decir, cuando se construyó la Gran Pirámide Gizeh.
El hallazgo, de gran relevancia, es el resultado de unas investigaciones que comenzaron en 2012 y que incluyen el estudio de todas las inscripciones que se conservan en el sitio arqueológico, según explicó ayer el Ministerio de Antigüedades de Egipto en un comunicado.
Un sistema único
"La misión ha descubierto con éxito un sistema único para trasladar los bloques de piedra desde la parte inferior de la cantera, tras retirar los escombros que se utilizaron para cubrirla, que pueden ser fechados en el reinado de Keops, durante la cuarta dinastía", detalla Gourdon.
El método que utilizaron los antiguos egipcios es el siguiente: una rampa central y, en cada uno de sus lados, unas escaleras que incluían unos agujeros para colocar unos postes verticales; los bloques de alabastro eran arrastrados por la rampa central mediante trineos de madera y con un sistema de cuerdas que usaba estos postes verticales como puntos de apoyo o a modo de poleas, permitiendo superar pendientes del 20% o aún más pronunciadas. El comunicado informa, además, sobre el hallazgo de más de 100 inscripciones que conmemoran las expediciones faraónicas a las canteras de alabrastro de Hatnub, desde el Imperio Antiguo hasta el Imperio Nuevo de Egipto.
Antiguo Egipto
Arqueología
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Podio del faraón Ramsés II
Foto: Egyptian Ministry of Antiquities via AP / Gtres
Fechado en la dinastía XIX
Foto: Egyptian Ministry of Antiquities via AP / Gtres
Foto: Egyptian Ministry of Antiquities via AP / Gtres
Lucerna romana
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Cuenco de purificación
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Pila de purificación
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Columna
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Escalera de ladrillos rojos
Foto: Egyptian Ministry of Antiquities via AP / Gtres
Estructuras residenciales de época romana
Foto: Egyptian Ministry of Antiquities via AP / Gtres
Foto: Egyptian Ministry of Antiquities via AP / Gtres
Cuencos de purificación
Foto: Egyptian Ministry of Antiquities via AP / Gtres
Entrada y pasillos del edificio
Foto: Egyptian Ministry of Antiquities via AP / Gtres
Edificio de grandes dimensiones
Foto: Egyptian Ministry of Antiquities via AP / Gtres
Alec Forssmann
28 de septiembre de 2018
Baños romanos al sur de El Cairo para la práctica de rituales religiosos
Los hallazgos grecorromanos o romanos están siendo frecuentes a lo largo de este año en Egipto: un templo grecorromano al este del oasis de Siwa, una cabeza de mármol del emperador Marco Aurelio en el templo de Kom Ombo, al norte de Asuán, un templo del reinado de Antonino Pío en el oasis de Siwa, unos baños grecorromanos en el norte de Egipto y, en esta ocasión, según anunció el martes el Ministerio de Antigüedades de Egipto, se ha descubierto un enorme edificio, probablemente una residencia de época romana, con otro edificio anexo en su lado suroeste, unos baños romanos en los que se practicaron rituales religiosos, "lo que indica la existencia de espacios de culto en el interior de las viviendas", afirma Adel Okash, jefe del Departamento Central de Antigüedades de El Cairo y Gizeh.
En enorme edificio está siendo excavado por una misión arqueológica egipcia en Hod El-Demerdash, unos 400 metros al sur del Museo de Mit Rahina, en el sur de El Cairo. La estructura excavada, de 16 metros de largo y 14,5 de ancho, incluye cuatro entradas y varios pasillos. Está construida con ladrillos de adobe y reforzada con grandes bloques de piedra caliza; sus muros exteriores y sus escaleras interiores están construidos con ladrillos rojos. Lo más sorprendente del complejo arquitectónico es su edificio anexo, que en época romana alojaba unos baños romanos y una sala probablemente concebida para la realización de rituales religiosos: la misión arqueológica ha encontrado una colección de cuencos o pilas de purificación, con representaciones del dios Bes de la mitología egipcia, el protector de los hogares.
Hallada una interesante esfinge en Egipto
"La esfinge hallada recientemente es muy realista y representa a un rey" apunta el célebre egiptólogo Zahi Hawass
Lugar del hallazgo
La esfinge ha sido excavada en el lado sureste del Templo de Kom Ombo, en la zona de Asuán.
Foto: Egyptian Ministry of Antiquities via AP / Gtres
Cabeza humana y cuerpo de león
La esfinge representaría al rey Ptolomeo V (210-181 a.C.).
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Reparada y restaurada
La escultura, una vez restaurada y preparada para su exhibición en el Museo Nacional de Civilización Egipcia, en El Cairo. La pata derecha estaba rota y ha sido reparada.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Gran realismo
"Creo que la esfinge hallada recientemente es muy realista y tiene un rostro único", comenta Zahi Hawass.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Alec Forssmann
18 de septiembre de 2018
Hallada una interesante esfinge en Egipto
La misión arqueológica egipcia que trabaja en el proyecto de desagüe del Templo de Kom Ombo, en la zona de Asuán, ha encontrado una esfinge de arenisca que, según anunció el domingo el Ministerio de Antigüedades de Egipto, muy probablemente data de la era ptolemaica, pues "fue hallada en el lado sureste del Templo de Kom Ombo, en la misma ubicación en que hace dos meses fueron descubiertos dos relieves de arenisca del rey Ptolomeo V". Estos relieves previamente hallados, del reinado de Ptolomeo V (210-181 a.C.), están grabados en piedra arenisca y la escritura que presentan es jeroglífica y demótica (como la Piedra de Rosetta, que también incluye escritura griega antigua).
El célebre egiptólogo Zahi Hawass (nacido en 1947) explica a National Geographic España que por el momento desconocen el nombre del rey al que la esfinge representa porque no hay ninguna inscripción en ella. "Creo que la esfinge hallada recientemente es muy realista y tiene un rostro único, y seguramente representa a un rey porque luce la barba postiza y la cobra en la frente, que eran atributos del faraón", agrega.
"Las esfinges siempre han atraído a la gente, especialmente por la Gran Esfine de Gizeh, y son muchas las personas que creen que no hay esfinges en el Alto Egipto [la zona sur del país], pero más de 1.000 estatuas de esfinges conectaban antiguamente los templos de Karnak y Lúxor", comenta.
La primera pirámide
Jasejemuy, último rey de la dinastía II, usó la piedra en su cámara funeraria de Abydos. Unos años después, Djoser hizo de piedra toda su tumba: la pirámide de Saqqara.
Olimpio Fantuz / Fototeca 9x12
Estela del rey Djet
Hallada en Abydos, pertenece al tercer rey de la dinastía I. En ella vemos la fachada del palacio real y el dios halcón Horus, con quien se asimilaban los faraones. Museo del Louvre, París.
WHITE IMAGES / SCALA
Paletas predinásticas
Paleta del León (reverso), posiblemente procedente de Abydos. 3150 a.c. Museo Británico, Londres.
W. FORMAN / GTRES
El unificador de egipto
A la izquierda vemos a Narmer, teórico unificador de Egipto; le sucedió Aha, primer rey de la dinastía I. Paleta de Narmer (detalle). III milenio a.C. Museo Egipcio, El Cairo.
DEA / ALBUM
Barcos para la ultratumba
Algunas embarcaciones enterradas en Abydos medían 27 metros de eslora. Los barcos, que desempeñaban un papel muy importante en los cultos del antiguo Egipto, eran fundamentales para que el soberano pudiese completar su viaje en el Más Allá.
RICHARD SCHELECHT / NGS
La escritura más antigua
Fechadas hacia 3200 a.C., estas etiquetas de marfil halladas en las tumbas reales de Abydos por Grünter Dreyer (que excava en Umm el-Qaab desde 1977) se cuentan entre las muestras de escritura jeroglífica más antiguas que se conoce. Estas inscripciones identificaban los diferentes elementos del ajuar funerario de la tumba.
K. GARRETT / GETTY IMAGES
El nacimiento de Egipto
Para su descanso eterno, los primeros reyes de Egipto eligieron una zona abrupta y desértica en la orilla occidental del Nilo en Abydos; una zona que hoy conocemos con el nombre de Umm el-Qaab. Pero, ¿por qué decidieron ser enterrados en este recóndito lugar? Encontramos la respuesta en la propia ideología de la realeza y la sociedad egipcias. En Abydos no sólo están sepultados los monarcas de las dinastías I y II, sino también sus predecesores, los reyes del período Protodinástico, que habían completado la unificación del país, de manera que los nuevos soberanos aparecían como sus continuadores.
De esta forma, la ubicación de las tumbas reales justificaba el poder real y le confería legitimidad. Pero hay más. La arquitectura de las nuevas sepulturas faraónicas fue cambiando, en una evolución que simboliza el tránsito a un nuevo orden político, en el que el faraón asumió un lugar central. Las creencias sobre la muerte pasaron a reflejar una sociedad jerarquizada, presidida por el rey en virtud de su doble papel: como mediador entre dioses y mortales, y como garante del orden cósmico frente al caos.
Una corte bajo tierra
Bajo los primeros monarcas de la dinastía I (hacia 3065-2890 a.C.), las tumbas reales, excavadas en el suelo del desierto, estaban formadas por una cámara principal revestida de madera, que acogía el cuerpo del rey, y por diversas cámaras secundarias. Éstas también se utilizaban como enterramientos, y la calidad de los restos encontrados en ellas muestra la elevada posición social de las personas allí sepultadas. La estructura de estos complejos funerarios indica que la sepultura real y las demás fueron construidas y ocupadas a la vez; todas se cubrían cuando recibían los cuerpos de los difuntos. Resulta evidente que la élite egipcia, o una parte de ella, acompañaba a su rey en el viaje al Más Allá con la creencia de continuar a su servicio tras la muerte, pero ignoramos si estos enterramientos eran resultado de sacrificios rituales.
Además de su tumba, los tres primeros gobernantes del Egipto unificado (Aha, Djer y Djet) y la madre del cuarto, llamada Merneith, construyeron unos colosales recintos funerarios de adobe a un kilómetro de sus tumbas; el de Djer medía 100 metros de largo por 55 de ancho, y el muro que lo rodeaba, de hasta tres metros de espesor, pudo alcanzar ocho de altura. En el exterior, los muros de estos recintos estaban decorados con entrantes y salientes; en su interior, un inmenso espacio abierto albergaba capillas de culto al soberano difunto.
Durante la segunda mitad de la dinastía I, a partir del reinado de Den, hijo de Merneith, la cámara funeraria del rey –la mayor de Umm el-Qaab–se revistió de piedra y apareció un nuevo elemento: la escalera de acceso a la cámara, que permitía cubrir la sepultura real antes de la muerte del soberano. En un extremo de la tumba de Den había otra estancia subterránea dotada de una escalera independiente; en esta enigmática cámara se ha visto un precedente del serdab, el espacio que en los recintos funerarios del Imperio Antiguo alojaba la estatua del ka o aliento vital del personaje fallecido.
Los cinco primeros monarcas de la dinastía II posiblemente fueron enterrados en Saqqara, 400 kilómetros Nilo abajo, pero sus dos últimos reyes, Peribsen y Jasejemuy, volvieron a construir sus tumbas y a levantar recintos funerarios en Abydos. Sin embargo, las tumbas de estos soberanos difieren significativamente de las de los reyes de la dinastía I. Continúan siendo estructuras subterráneas de adobe, pero las cámaras principales son de menor tamaño y cuentan con cámaras secundarias destinadas a almacenes. Y no hay otros enterramientos asociados a las sepulturas reales.
El recinto funerario de Peribsen es de tamaño similar al de sus predecesores, aunque el espesor de las paredes es mucho menor. La sepultura de su sucesor, Jasejemuy, muestra claros paralelismos con la del faraón que le siguió, Djoser, el primer rey de la dinastía III, con quien da comienzo el Imperio Antiguo. Djoser devolvió la necrópolis real a Saqqara y sumó las tradi-ciones funerarias anteriores: juntó en un solo complejo la tumba, el recinto funerario, las capillas y los almacenes, elementos que hasta entonces habían estado separados.
Aunque fueron saqueadas, las sepulturas reales de Abydos han proporcionado gran cantidad de datos sobre los primeros pasos de la civilización egipcia. Sus estancias subterráneas contenían todo lo necesario para una placentera existencia en el Más Allá, desde lujosos objetos de prestigio, como jarras de piedra finamente trabajadas, hasta alimentos, aceites, ungüentos y vestidos.
El país de las primeras dinastías
A pesar de la aparente unificación cultural y política del valle del Nilo (el Alto Egipto) y la zona del Delta (el Bajo Egipto), en el paso del IV al III milenio a.C. la mayor parte de los asentamientos están amurallados; muestran, además, falta de uniformidad en su planeamiento y diseño, lo que sugiere una importante iniciativa local y una débil autoridad central. Estos hechos nos hablan de un período convulso y peligroso. De hecho, en las bases de las estatuas de Jasejemuy aparecen inscripciones que muestran a enemigos derrotados, con las palabras: «Enemigos del norte 47.209», lo que sugiere una lucha enconada por dominar el Delta y el conjunto del país. La imposición de la autoridad real y la afirmación del poder real se manifestarían en las grandes construcciones de Jasejemuy, como el formidable templo que levantó en la ciudad de Hieracómpolis o su vasto recinto funerario en la necrópolis de Abydos.
El primer esplendor de Egipto
El rey-dios dirigía todas las actividades del país con la ayuda de una amplia burocracia que debía ser alimentada mediante los impuestos
El nacimiento del reino unificado fue inseparable de la aparición, bajo las dinastías I y II, de la centralización política, la estratificación social, una potente economía y unas instituciones religiosas muy poderosas. Los títulos del faraón (como el de «Horus», dios halcón relacionado con el sol) indicaban el carácter divino de su cargo. Este rey-dios dirigía todas las actividades del país con la ayuda de una amplia burocracia, encabezada por el visir. Tal cargo está documentado desde la dinastía III, pero probablemente ya existía en tiempos de Narmer, el último soberano de la dinastía 0.
Los cada vez más numerosos funcionarios reales debían ser alimentados, y para ello el Estado se afanaba en recaudar impuestos en especie que se almacenaban, como los cereales, o bajo la forma de trabajo físico destinado a la realización de obras públicas, como canales de irrigación e incluso la construcción de la tumba del rey; a finales de la dinastía II, «la casa de la redistribución» repartía lo recaudado entre los empleados de la administración y los templos. En esta incipiente administración, el rey tenía en sus manos toda la riqueza del país, ya que controlaba con los impuestos el comercio local y dominaba directamente el comercio internacional, que había alcanzado gran amplitud.
Por debajo del rey, de los funcionarios y del personal de los templos se situaban los artesanos cualificados, y el estrato más bajo de la sociedad lo ocupaban ganaderos y agricultores. Fue el trabajo de estos humildes campesinos lo que hizo de Egipto una potencia mundial ya desde la dinastía I. El laboreo de las tierras en las que el Nilo depositaba su fértil limo durante la crecida anual del río producía los excedentes agrícolas necesarios para el sustento de burócratas y soldados, y para alimentar el comercio.
En Abydos, cinco mil años después de su construcción, las tumbas y los gruesos muros de adobe levantados por los reyes de aquel país poderoso y respetado siguen desafiando el polvo del desierto. Allí, escondido en una oquedad de la sepultura de Djer, se halló en el año 1900 un brazo envuelto en lino y ricamente adornado con brazaletes con cuentas de turquesa, amatista, lapislázuli y oro. Probablemente perteneció al propio soberano, ya que las cuentas de una de las pulseras tienen forma de serej, la representación simbólica de la fachada del palacio real. El brazo de quien un día rigió los destinos del primer Estado de la historia desapareció después de que Émile Brugsch, conservador del Museo de El Cairo, se quedase con las pulseras y se desprendiera de los huesos y las vendas por considerar que carecían de interés.
Para saber más
Historia de la civilización egipcia. D. J. Brewer. Crítica, Barcelona, 2007.
El antiguo Egipto. B. J. Kemp. Crítica, Barcelona, 2003.
La pirámide de Djoser
Andamios alrededor de la pirámide de Djoser, en la necrópolis de Saqqara.
© PETERSENS PR / CINTEC INTERNATIONAL
La pirámide de Djoser
La cámara funeraria de la pirámide de Djoser.
© PETERSENS PR / CINTEC INTERNATIONAL
La pirámide de Djoser
Los ingenieros utilizan la tecnología Waterwall ideada por Cintec, que consiste en la colocación de una serie de bolsas de aire autoinflables para prevenir el derrumbe del techo dañado.
© PETERSENS PR / CINTEC INTERNATIONAL
¿Cómo fue construida la primera pirámide de la historia?
La célebre pirámide escalonada de Saqqara, que en su origen se trató de una mastaba, fue construida durante la tercera dinastía de Egipto para alojar la cámara funeraria del faraón Djoser. El sabio Imhotep, el primer arquitecto conocido de la historia, tuvo la genial idea de ampliar la mastaba del faraón Djoser para convertirla en la primera pirámide de la historia. Un gran terremoto acaecido en 1992 agravó los daños causados por otros movimientos sísmicos en el pasado. La cámara central, y en definitiva toda la pirámide, amenazaban con derrumbarse de forma inminente si no se tomaban medidas urgentes. Cintec International, una compañía británica con sede en Newport (Gales), fue la encargada de reafirmar la estrucutra y evitar el colapso de la pirámide. Desde entonces, los ingenieros han utilizado la tecnología Waterwall ideada por Cintec, que consiste en la colocación de una serie de bolsas de aire autoinflables para prevenir el derrumbe del techo dañado. Para reforzar la cámara central, la compañía ha utilizado su sistema patentado de anclaje y consolidación mediante estructuras de acero inoxidable.
Los trabajos de restauración han propiciado nuevas teorías sobre la construcción de las grandes pirámides de Egipto. Peter James, el director general de Cintec, ha propuesto la teoría según la cual los antiguos egipcios utilizaron técnicas constructivas utilizadas habitualmente por los constructores modernos, según explica la asesoría de comunicaciones Petersens en un comunicado difundido el pasado mes de enero. La práctica de utilizar piedras de alta calidad en el exterior de un edificio y relleno de inferior calidad en el interior del mismo es una técnica constructiva milenaria que todavía se emplea en estructuras modernas. Según Peter James, este procedimiento fue utilizado por los antiguos egipcios.
El principal problema que encontré en las teorías existentes sobre la construcción de las pirámides consistía en que, desde la perspectiva de un constructor, el proceso resultaba más complicado de lo necesario. ¿Para qué arrastrarían los egipcios enormes piedras desde varios kilómetros de distancia a menos que no fuera absolutamente necesario? El núcleo interno y el relleno nunca quedaría al descubierto, así que ¿por qué llenarlo con los bloques de una cantera que requerían tiempo y probablemente dinero para extraerlos y transportarlos al sitio?, observa James.
Peter James cree que el núcleo central de la pirámide fue utilizado para crear rampas internas en forma de zigzag que permitían construir la pirámide desde dentro hacia fuera. Las pirámides estaban formadas por tres diferentes capas. En primer lugar, el núcleo intermedio, visible en todas las pirámides a partir de la pirámide romboidal de Dashur. Esta capa escalonada debió de ser utilizada por los constructores egipcios para contener el relleno del núcleo central y debió de ser fundamental para fijar el revestimiento, la capa exterior de la pirámide.
La pirámide escalonada
El gran monumento funerario de Djoser, en Saqqara, suscitó admiración ya entre los antiguos egipcios. En el Imperio Nuevo, a un visitante, al verlo, le pareció que «el cielo estaba en su interior y Re amanecía en él».
JOSÉ LUCAS / AGE FOTOSTOCK
El gran arquitecto
Imhotep, el artífice de la pirámide de Djoser en Saqqara. Estatuilla. Museo del Hermitage, San Petersburgo.
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El faraón de la primera pirámide
Estatua del faraón Djoser hallada en su serdab (capilla). Museo Egipcio, El Cairo.
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Las capillas de la fiesta Sed
Los edificios junto al patio de la pirámide recrean pabellones y capillas ficticios en los que el ka del faraón difunto realizaba el jubileo o fiesta Sed.
KORD / AGE FOTOSTOCK
Algunas cámaras subterráneas de la pirámide de Djoser, destinadas al ka del faraón, tenían una colorida decoración con baldosas de fayenza verdosa.
DEA / ALBUM
La pirámide de Meidum
Esnofru, faraón de la dinastía IV, quiso erigir la pirámide perfecta. Para ello intentó, sin éxito, acabar la que Uni había empezado en Meidum (derecha).
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La pirámide de Djoser
Construir una monumental escalera hacia el cielo: tal fue la intención del arquitecto Imhotep cuando concibió la célebre pirámide de Saqqara. Con sus 60 metros de altura, era la construcción más grandiosa que habían acometido los egipcios hasta la época; sólo superada casi cien años después por las grandes pirámides de Gizeh. Tales dimensiones se hallaban a la altura del propósito que perseguía su creador: permitir que su señor Djoser, una vez enterrado allí, ascendiese por los seis peldaños de la construcción para encontrarse con el dios Re, sin comparecer ante el tribunal de Osiris, el dios que juzgaba las almas de los difuntos. En realidad, no se puede decir que la de Saqqara sea una pirámide, y ni siquiera es del todo exacto hablar de «pirámide escalonada». De hecho, como demostró el arqueólogo y arquitecto francés Jean-Philippe Lauer, que pasó 75 años estudiando el lugar, el edificio no partió de un proyecto inicial completo, sino que fue el resultado de una serie de modificaciones sucesivas. En origen se trató de una mastaba, gran estructura de ladrillo de techo plano con la que se cubrían las tumbas faraónicas desde la primera dinastía; su destinatario es motivo de discusión, aunque se baraja el nombre de Sanajt, tal vez un hermano del faraón Djoser.
La mastaba de Saqqara tenía planta cuadrada, con 63 metros de lado, y alcanzaba una altura de 8 metros. Su núcleo, formado de piedras unidas con un mortero de arcilla, se revistió, hasta una altura de 2,60 metros, con bloques pulidos de la más fina caliza egipcia procedente de la vecina cantera de Tura, que daban al edificio un aspecto de inmaculada blancura. Cabría preguntarse por qué los constructores no cubrieron la totalidad de los lados o aumentaron incluso su elevación. Más allá de meras consideraciones técnicas, se trata de un ejemplo de la particular sensibilidad de los antiguos egipcios, de su sentido de lo eterno: el tramo superior sin revestir recordaría que, más abajo, la belleza de lo perfecto permanecía inalterable para siempre. La mastaba recibió un segundo revestimiento de bloques calizos, que aumentó los lados de su base hasta 71,50 metros, pero tampoco se incrementó su altura, ya que esta segunda envoltura se quedó a 65 centímetros de la alcanzada por la mastaba inicial.
El nacimiento de una pirámide
Durante el reinado de Djoser se llevó a cabo una nueva ampliación. La mastaba se alargó 8,36 metros hacia el este, con lo que quedaron tapadas las entradas de once pozos, de 33 metros de profundidad, frente a la cara oriental de la tumba. Cada pozo conducía a una galería de una treintena de metros de longitud, que discurría bajo el monumento. Las cinco primeras galerías, revestidas con tablones de madera, resultaron ser tumbas de familiares del rey, mientras que las seis restantes eran almacenes. La mastaba, de base rectangular, medía entonces 71,50 por 79,86 metros y mantenía su altura inicial de 8 metros.
A partir de la superposición de mastabas cada vez más pequeñas, había nacido la primera pirámide escalonada de la historia de la humanidad
Probablemente fue en ese momento cuando el arquitecto Imhotep decidió que la tumba de Djoser adoptase la forma de una gran escalera por la que el rey difunto ascendería a los cielos. Para ello amplió sus cuatro lados con bloques de piedra de hasta 2,90 metros de grosor. Sobre esta base se levantaron tres gigantescos escalones, en forma de mastabas, que elevaron la estructura a 42 metros de altura. De este modo, a partir de la superposición de mastabas cada vez más pequeñas, había nacido la primera pirámide escalonada de la historia de la humanidad. Pero Imhotep decidió engrandecer aún más su obra, de modo que fuera visible desde la lejanía del inmenso palmeral de Menfis. Fue así como se añadieron dos escalones más, ampliando los lados existentes hacia el norte y el oeste. La pirámide definitiva medía 109 por 121 metros en su base, con una altura cercana a los 60 metros.
Los secretos de la pirámide
Frente al singular edificio diseñado por Imhotep, la pirámide escalonada de Saqqara tenía también una infraestructura no menos compleja e impresionante. Un dédalo de galerías y cámaras perforaba el terreno para crear un auténtico palacio de eternidad, destino de la vida del rey Djoser en el Más Allá. Las paredes de todas estas dependencias estaban forradas de fayenza de un azul verdoso, evocando el frescor del verde paisaje del que el rey de Egipto debía disfrutar eternamente.
El centro neurálgico de la construcción lo constituía, claro está, la cámara funeraria del faraón. A ella se accedía por una calzada descubierta, que partía del templo situado junto a la cara norte de la pirámide. Un tramo descendente de escaleras da paso a un túnel de techo horizontal que se interna en el subsuelo de la pirámide y termina en otro largo tramo de escaleras. Finalmente, este tramo desemboca en un pozo cuadrado de 7 metros de lado y 28 de profundidad, en cuyo fondo se construyó una auténtica cámara acorazada de bloques de granito rosado para albergar la momia de Djoser. Un orificio de un metro de diámetro, practicado en la parte superior de esta caja colosal, permitió la entrada del ataúd de madera con la momia real. Después, un tapón de granito selló el mayor sarcófago construido hasta entonces en Egipto.
Al mismo nivel de esta cámara, y junto a los ángulos del pozo, se excavaron cuatro galerías. Los túneles se bifurcan, ramificándose y adoptando el aspecto de enormes peines. Tres de estos laberínticos pasillos albergaron el ajuar funerario, mientras que el que partía del lado este era el aposento más íntimo del ka de Djoser, su fuerza vital. Las cuatro cámaras excavadas en este último dédalo presentan paredes bellamente decoradas. Encastadas en la caliza, unas plaquitas vidriadas, con primorosos verdes azulados, imitan tapices vegetales. Los muros aparecen rematados por un arco con columnitas djedu, símbolo de estabilidad, de lo que no muere. En las jambas de entrada a las cámaras figura el serej, el nombre de Horus del rey; y, finamente esculpido en los dinteles, su nombre de entronización: Neteri Khet.
El inmortal Imhotep
Los intrusos penetraron en las galerías azules, pero su objetivo no era saquear el tesoro de la pirámide, sino copiar el arte perdido del Imperio Antiguo
La cámara situada al este es la más interesante por su elaboración artística. Junto a unas aspilleras verticales, a modo de diminutas ventanas, tres simulacros de puertas muestran en bajorrelieve al rey Djoser oficiando los ritos propios de su rango, como la visita al santuario de Horus Behedety (quizás el futuro templo de Edfú) o la carrera ritual del festival renovador Heb Sed.
En los relieves de las puertas está sobreimpresa una fina cuadrícula, trazada con pintura gris, como la que suelen usar los artistas para trazar el primer dibujo de la obra. A primera vista parece extraño que los cuadros de encaje persistan sobre un relieve ya terminado. Pero una inspección más precisa muestra que la cuadrícula no es obra del artista original, sino de otro que siglos más tarde acudió a copiar los magníficos bajorrelieves. Así quedó atestiguado al descubrirse una nueva galería, que los reyes saítas de la XXVI dinastía (siglos VII-VI a.C.) abrieron en el flanco sur de la pirámide. Este túnel, rectilíneo y asegurado por columnas, discurre bajo los cimientos de la pirámide hasta llegar al pozo central. Los intrusos, tras vaciar el relleno del pozo, penetraron en las galerías azules, pero su objetivo no era saquear el tesoro de la pirámide, sino copiar el arte perdido del Imperio Antiguo. Se comprueba, pues, cómo a casi dos milenios de distancia, los artesanos de Djoser inspiraron las nuevas formas del renacimiento artístico saíta. La admiración que se sentía entonces por la pirámide de Saqqara era tal que fue en esa época cuando Imhotep, el gran arquitecto, comenzó su ascensión divina, convirtiéndose en dios de la escritura, la arquitectura, la sabiduría y la medicina.
Para saber más
Historia de laspirámides de Egipto. J. M. Parra. Ed. Complutense, Madrid, 2009.Todo sobre las pirámides. Mark Lehner. Destino, Barcelona, 2003.
El pájaro Ba
Con cabeza humana y cuerpo de ave, el ba era la parte móvil e inmaterial del difunto que viajaba por el mundo de los vivos. Estatuilla de época ptolemaica.
FOTO: Quintlox / Album
Escarabajo alado
Esta pieza se descubrió en la tumba de Tutankhamón. Representa al dios Khepri, el sol del amanecer, en forma de escarabajo alado. Museo Egipcio, El Cairo.
FOTO: AKG / Album
Ammit la devoradora
Representada con cabeza de cocodrilo, patas de león, cuerpo de leopardo y cuartos traseros de hipopótamo, esta diosa engullía el corazón de los difuntos pecadores para hacerlos desaparecer para siempre. Papiro del escriba Nebqed. Museo del Louvre, París
FOTO: UIG / Album
La abeja, símbolo real
La abeja precedía al nombre que el rey tomaba en la coronación, nesu-bity (el de la caña y la abeja), y representa al Bajo Egipto. Detalle de la tumba de Seti I.
FOTO: Scala, Firenze
La diosa Serqet
Esta diosa con cuerpo de escorpión propiciaba la curación de problemas respiratorios y picaduras ponzoñosas. El escarabajo de tierra y el de agua son manifestaciones de esta divinidad. Estatuilla en el Museo del Louvre, París.
FOTO: DEA / Album
Criaturas fantásticas del antiguo Egipto
El panteón egipcio comprendía numerosas deidades de forma fantástica. Aquí se muestran varias divinidades híbridas, unas con cabeza humana y cuerpo de animal –como también era el caso de la célebre Esfinge de Gizeh, con cuerpo de león y cabeza humana, imagen del dios Harmakhis–, y otras que reúnen elementos de dos animales y el caso no identificado de Seth.
El dios halcón
Cabeza de oro del dios halcón Horus hallada en su templo de Hieracómpolis (Nekhen) en el Alto Egipto. Museo Egipcio, El Cairo.
FOTO: AKG / Album
Nekhbet, la diosa buitre
Originaria de Nekhen, en el Alto Egipto, Nekhbet era una de las dos diosas protectoras de la realeza, junto con la cobra Uadjet. La imagen sobre estas líneas procede del templo funerario de Hatshepsut en Deir el-Bahari
FOTO: AKG / Album
El papiro de Ani
En este ejemplar del Libro de los muertos se representa a la diosa Opet en forma de hipopótamo ante un altar de ofrendas. Tras ella, la diosa Hathor, en forma de vaca y luciendo un collar menat, surge de la montaña tebana entre un bosque de papiros. Ambas llevan el disco solar entre los dos cuernos. Museo Británico, Londres.
FOTO: British Museum / Scala, Firenze
Los carneros de Amon
Este grupo de esfinges con cabeza de carnero, animal asociado al dios Amón, se halla en el primer patio del templo de Karnak, delante del pórtico Bubástida erigido por Sheshonq I.
FOTO: Lizzie Shepherd / Getty Images
El enano Bes
Bes, deidad protectora del hogar, de aspecto grotesco, se representaba a veces con alas y con cabezas de diferentes bestias, como en esta estatuilla realizada durante el reinado de Psamético I. Museo del Louvre, París.
FOTO: DEA / Scala, Firenze
La diosa gata
Estatuilla de gato, animal asociado a la diosa Bastet. Gliptoteca Carlsberg, Copenhague.
FOTO: Prisma / Album
Una divinidad cánida
Muchos dioses se representaron en forma de cánido, como Upuaut (en la imagen), que abría el camino al inframundo. Museo del Louvre, París.
FOTO: DEA / Scala, Firenze
Cobras divinas
La diosa cobra Netjerankh, descubierta en la tumba de Tutankhamón. Museo Egipcio, El Cairo.
FOTO: UIG / Album
Animales sagrados del antiguo Egipto
Quién ignora, Valusio Bitínico –se preguntaba el poeta latino Juvenal en una de sus sátiras–, los monstruos que adoran los insensatos egipcios? Unos rinden culto al cocodrilo, otros sienten espanto ante el ibis, atiborrado de serpientes; brilla de oro la estatua del mono catirrino; se adora el lugar donde resuenan los sonidos armoniosos de la estatua de Memnón y donde yace la vieja ciudad de Tebas enterrada con sus cien puertas. Aquí adoran a los gatos, en otro sitio a los peces de los ríos, más allá toda la ciudad venera a los perros, nadie a Diana».
Esta crítica mordaz revela cómo para Juvenal (55-138), al igual que para el resto de romanos, los ritos religiosos egipcios resultaban incomprensibles e ilógicos, y dentro de ellos lo que más les desconcertaba era el papel que jugaban los animales. Que se rindiera culto a cocodrilos, peces o gatos les parecía una aberración, o bien cosa de risa.
La función de los animales en Egipto
Sin embargo, hoy sabemos que los egipcios se regían mediante su propio mecanismo de pensamiento y que los animales desempeñaban una función central en su sistema de creencias. A partir de la observación de su entorno natural, el del valle del Nilo, con su abundante y variada fauna, los antiguos egipcios adquirieron un gran saber zoológico que luego traspasaron al ámbito divino. De este modo, todas aquellas características del comportamiento animal que no podían entender ni explicar, y que a su juicio eran sobrenaturales, las aplicaron a los dioses.
Los animales que sirvieron como receptáculos para la divinidad eran enormemente diversos. Ellos por sí mismos no eran sagrados, salvo algunas excepciones. Por ejemplo, el dios toro Apis era sagrado por derecho propio, pues sólo en él se había encarnado el dios Ptah-Osiris. Los sacerdotes buscaban por todo el país un ejemplar que reuniera 29 marcas precisas, entre ellas pelo negro, un pequeño triángulo blanco en la frente, un buitre con las alas desplegadas en su lomo, los pelos de la cola divididos en dos y la figura de un escarabajo en su lengua. Los egipcios creían que este ejemplar era el único que había sido engendrado gracias a un rayo de luz solar que había fertilizado a una vaca. El toro escogido vivía en Menfis, donde disfrutaba de un harén de vacas y recibía toda clase de ofrendas y cuidados. A su muerte era momificado y enterrado en el Serapeo de Saqqara, acompañado de un conjunto de ushebtiu, figurillas funerarias que realizarían por él los trabajos en los campos del inframundo.
Los egipcios creían que el toro Apis había sido engendrado por un rayo solar que había fertilizado a una vaca
Ofrendas en el templo
Muchos otros animales estaban asociados a diversas formas de culto en los templos del Egipto faraónico, aunque no se los mantenía vivos como a Apis. Así, en el templo de Kom Ombo, dedicado al culto del dios cocodrilo Sobek y al halcón Haroeris, se criaron y momificaron muchos cocodrilos para este dios. Asimismo, cerca de Beni Hasan y en Saqqara se enterraron momias de gatos en honor a las diosas Pakhet y Bastet, y en las catacumbas de Tunah el-Gebel se depositaron miles de momias de ibis y babuinos, emblemas del dios Thot.
Todos eran sacrificados para servir de ofrenda a los dioses que representaban, pues los egipcios creían que estos animales eran agradables a la divinidad y que el dios sólo se manifestaba puntualmente en ellos. En la Baja Época (664-330 a.C.) se preparaban gran cantidad de momias de animales, previamente sacrificados, que se vendían a las puertas de los templos para que los devotos pudieran adquirirlas y presentarlas al dios con la esperanza de que éste oyera sus ruegos y les concediera lo que deseaban.
En la Baja Época se vendían miles de momias de animales previamente sacrificados como ofrendas a los dioses
Para entender el desarrollo de estos tipos de culto hay que retroceder unos cinco mil años, hasta el período Predinástico y la época tinita. Algunos animales que sorprendían a los egipcios por sus habilidades fueron adquiriendo rasgos «humanos», y de ahí se pasó a imaginar a los dioses como entidades que reunían la inteligencia del hombre y las cualidades propias del animal. Incluso se representó a las divinidades con una forma animal completa. Vacas, halcones, serpientes y leones son los que aparecen con más frecuencia. Por ejemplo, la vaca Bat, debido a su leche nutricia, surgió como una diosa ligada a las mujeres, a la realeza femenina y a la alimentación divina. Bat podía proteger al rey situándolo bajo su cabeza y entre sus patas, recibir al difunto a su llegada a la tumba o, como mujer con cabeza de vaca y dotada de un tocado formado por cuernos y disco solar entre ellos, asistir en los partos a modo de comadrona divina.
Híbridos y fantásticos
La multiplicidad de dioses con una forma animal es también resultado de una larga evolución. En el período Predinástico, cuando dos poblados luchaban entre sí el vencedor adoptaba a los dioses del vencido, sumándolos a su panteón, de modo que no desaparecía ninguna divinidad. Esto explica también que divinidades diferentes se encarnaran en un mismo animal. Así, los dioses cánidos Anubis y Upuaut pueden llegar a confundirse, pero en realidad poseían atribuciones y funciones diferentes: Anubis protegía la tumba y era el dios de la momificación mientras que Upuaut, como su nombre indicaba, era el encargado de «abrir los caminos» hacia el Más Allá. Algunos dioses adoptaban formas híbridas, lo que era un modo de concentrar atributos que aumentaran su poder mágico y su capacidad protectora o violenta. Tal era el caso de la deidad protectora del hogar, el enano Bes, al que no era extraño representar como un ser alado y con una cabeza formada por otras muchas de diferentes bestias.
Es inevitable que todo este panorama nos produzca cierta perplejidad. Para nosotros, resulta difícil de entender que un solo animal se asocie a varios dioses y que a veces éstos compartan leyendas. Pero para los egipcios lo importante era el concepto que se quisiera expresar y no el nombre local que recibiera la divinidad, porque ésta se podía manifestar en muchos animales diferentes, dependiendo del aspecto que se quisiera enfatizar.
Hay dioses cuya forma no se ha podido identificar claramente con una especie animal concreta. Es el caso de Seth, un dios considerado «Señor de los oasis y de la tierra roja» (es decir, el desierto), así como responsable de seísmos, truenos (denominados la voz de Seth), vientos fuertes y eclipses –hay que recordar que los egipcios creían que el caos era necesario para que existiera el orden–. En ocasiones, Seth se reviste de cualidades defensivas, como cuando protege la barca de Re en su viaje nocturno. Su aspecto es confuso: podría ser un cuadrúpedo fantástico, un asno, un lebrel, un perro, un okapi, una jirafa o un oso hormiguero. Seth también mató a su hermano Osiris, un mito que quizá rememorara las luchas primitivas entre las ciudades de Hieracómpolis y Ombos.
El animal asociado a Seth no ha podido identificarse. Era tal vez un asno, un perro o un oso hormiguero
Otros animales fantásticos de la religión egipcia fueron el serpopardo –caracterizado por su cuerpo felino, cuello largo y cabeza de leopardo– o el grifo, también con cuerpo felino, cuello corto y cabeza de halcón. En la mayoría de los casos, sin embargo, el notable realismo del arte egipcio permite identificar la forma animal bajo la que se presentaba el sinfín de dioses del mundo faraónico.
Para saber más
Diccionario de signos y símbolos del antiguo Egipto. Elisa Castel. Alderabán, Cuenca, 2009.
El Dios Sobek ante un cartucho con el nombre de Ptolomeo XII. Templo de Kom Ombo, dedicado a los dioses Haroeris y Sobek.
Sobre todo desde la Baja Época, en los templos dedicados al dios Sobek se criaban cocodrilos. Los sacerdotes los alimentaban y cuidaban, y para disminuir el riesgo a los más grandes se les extraían los colmillos. A su muerte, estos cocodrilos sagrados eran momificados y enterrados en necrópolis específicas. Las momias se vendían a los devotos que las usaban como ofrenda, pues se consideraba que un cocodrilo era la imagen viviente del dios, que se sentiría complacido con el presente y otorgaría al solicitante el favor demandado.
FOTO: AKG / Album
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Ammit espera para devorar el alma del difunto si el resultado del juicio es desfavorable.
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Relieve de la Mastaba de Mereruka, en Saqqara. Dinastía VI.
Máscara funeraria de un cocodrilo en cuyo interior aún se conservan algunas vendas de lino usadas en su momificación.
Cocodrilos en el Antiguo Egipto: temidos y venerados
Dentro de la poblada fauna del Nilo, el cocodrilo ha sido siempre una de las presencias más características e inquietantes. Con hasta seis metros de longitud, su poderosa mandíbula y su escudo de escamas, representaba una amenaza constante y angustiosa para los antiguos egipcios, acostumbrados a navegar y pescar en frágiles barcas de papiro. No es extraño, por ello, que este temible animal ocupara un lugar destacado en la cultura faraónica.
Estos grandes reptiles, que representaban una amenaza para quienes vivían en las orillas del Nilo, fueron objeto tanto de temor como de devoción por parte de los egipcios
Para los habitantes del valle del Nilo, el cocodrilo era sinónimo de peligro. Algunos signos de la escritura jeroglífica muestran al saurio con uno o varios cuchillos clavados en su cuerpo. Además, algunos términos se escribían con una partícula en forma de cocodrilo para expresar conceptos ligados a la «agresividad» y la «voracidad».
El sigiloso reptil representaba una amenaza para todos los que se aproximaran a la orilla del Nilo, empezando por los otros animales. Así, en un papiro del Imperio Nuevo se registran algunos conjuros necesarios para proteger a los caballos que atravesaban el río. En cuanto a los humanos, el peligro de los cocodrilos se convirtió en un tópico literario. En la Sátira de los oficios, por ejemplo, se explica el riesgo que corre el lavandero que lava en la orilla del Nilo teniendo a los cocodrilos como vecinos, o el pescador que faena en el río mezclado con ellos y al que el miedo impide conseguir una pesca copiosa.
En el Diálogo del desesperado con su ba, el protagonista declara: «Mira, mi nombre es detestado, más que el hedor de los cocodrilos, más que sentarse en un banco de arena lleno de cocodrilos». En el Papiro Westcar, un cocodrilo fantástico interviene en una historia de celos y venganza. En el cuento, el sacerdote Ubaoner descubre que su mujer le es infiel y al conocer la cita programada por los amantes crea un cocodrilo de cera que, mediante la magia, cobra vida y atrapa al amante de su esposa, llevándolo al fondo del río. Tras varias peripecias, el animal se come al infeliz, mientras que la adúltera muere quemada.
El rey juzga entonces necesario esconder al niño en una casa en el desierto; el cocodrilo lo descubre, aunque parece que no lo mata (el final de la historia se ha perdido). Otra narración del mismo período relata el enfrentamiento entre dos hermanos, Inpu y Bata, a causa de las mentiras maquinadas por la mujer del primero en venganza por haberse sentido rechazada por su cuñado; la lucha se detiene al intervenir una divinidad que interpone entre ambos un lago lleno de cocodrilos que ninguno se atreve a cruzar.
Pero el cocodrilo no era sólo una fiera terrorífica. También suscitó especial reverencia, lo que hizo que diversas divinidades tomaran su forma. Así, el dios halcón Horus se transformó en cocodrilo para sacar de las profundidades del río a su padre Osiris, asesinado por su malvado hermano Set. También se le identificó con el dios solar Re en el momento de su resurrección surgiendo del Nun, las aguas primordiales.
En todo caso, el dios-cocodrilo por excelencia era Sobek, cuyo nombre significa justamente «el cocodrilo». Representado primero con la forma de este animal, con el tiempo Sobek se representó con cuerpo humano y cabeza de cocodrilo. En el Imperio Medio Sobek se solarizó, y bajo la dinastía XIII fue adoptado como patrón de la realeza. Sobek era un dios de la fertilidad, la vegetación y la potencia creadora. Fue señor de las aguas y los humedales, pero a la vez era un dios protector, pues los egipcios observaron que era un feroz defensor de sus huevos y sus crías, a las que protegía una vez nacidas introduciéndolas en sus fauces.
En la iconografía egipcia había numerosos híbridos de cocodrilo y otros animales. Una forma acuática de Horus tenía cuerpo de cocodrilo y cabeza de halcón. La benéfica diosa Tueris, una divinidad del hogar, protectora de las mujeres durante el embarazo, el parto y el nacimiento, tenía cabeza de hipopótamo, patas de león, pechos humanos y cola de cocodrilo, mientras que Ammit, monstruo encargado de devorar las almas de los difuntos que no superasen el juicio de Osiris, era mitad león, mitad hipopótamo y tenía cabeza de cocodrilo.
Un cocodrilo se prepara para engullir a una cría de hipopótamo que está a punto de nacer.
FOTO: Bridgeman / ACI
Máscara funeraria de un cocodrilo en cuyo interior aún se conservan algunas vendas de lino usadas en su momificación.
FOTO: Horree / AGE Fotostock
Dentro de la poblada fauna del Nilo, el cocodrilo ha sido siempre una de las presencias más características e inquietantes. Con hasta seis metros de longitud, su poderosa mandíbula y su escudo de escamas, representaba una amenaza constante y angustiosa para los antiguos egipcios, acostumbrados a navegar y pescar en frágiles barcas de papiro. No es extraño, por ello, que este temible animal ocupara un lugar destacado en la cultura faraónica.
Estos grandes reptiles, que representaban una amenaza para quienes vivían en las orillas del Nilo, fueron objeto tanto de temor como de devoción por parte de los egipcios
El sigiloso reptil representaba una amenaza para todos los que se aproximaran a la orilla del Nilo, empezando por los otros animales. Así, en un papiro del Imperio Nuevo se registran algunos conjuros necesarios para proteger a los caballos que atravesaban el río. En cuanto a los humanos, el peligro de los cocodrilos se convirtió en un tópico literario. En la Sátira de los oficios, por ejemplo, se explica el riesgo que corre el lavandero que lava en la orilla del Nilo teniendo a los cocodrilos como vecinos, o el pescador que faena en el río mezclado con ellos y al que el miedo impide conseguir una pesca copiosa.
Metamorfosis divinas
En un cuento del Imperio Nuevo llamado El príncipe predestinado, las diosas del destino vaticinan al rey que su hijo, que acaba de nacer, morirá a causa de un cocodrilo, un perro o una serpiente.El rey juzga entonces necesario esconder al niño en una casa en el desierto; el cocodrilo lo descubre, aunque parece que no lo mata (el final de la historia se ha perdido). Otra narración del mismo período relata el enfrentamiento entre dos hermanos, Inpu y Bata, a causa de las mentiras maquinadas por la mujer del primero en venganza por haberse sentido rechazada por su cuñado; la lucha se detiene al intervenir una divinidad que interpone entre ambos un lago lleno de cocodrilos que ninguno se atreve a cruzar.
Pero el cocodrilo no era sólo una fiera terrorífica. También suscitó especial reverencia, lo que hizo que diversas divinidades tomaran su forma. Así, el dios halcón Horus se transformó en cocodrilo para sacar de las profundidades del río a su padre Osiris, asesinado por su malvado hermano Set. También se le identificó con el dios solar Re en el momento de su resurrección surgiendo del Nun, las aguas primordiales.
En todo caso, el dios-cocodrilo por excelencia era Sobek, cuyo nombre significa justamente «el cocodrilo». Representado primero con la forma de este animal, con el tiempo Sobek se representó con cuerpo humano y cabeza de cocodrilo. En el Imperio Medio Sobek se solarizó, y bajo la dinastía XIII fue adoptado como patrón de la realeza. Sobek era un dios de la fertilidad, la vegetación y la potencia creadora. Fue señor de las aguas y los humedales, pero a la vez era un dios protector, pues los egipcios observaron que era un feroz defensor de sus huevos y sus crías, a las que protegía una vez nacidas introduciéndolas en sus fauces.
En la iconografía egipcia había numerosos híbridos de cocodrilo y otros animales. Una forma acuática de Horus tenía cuerpo de cocodrilo y cabeza de halcón. La benéfica diosa Tueris, una divinidad del hogar, protectora de las mujeres durante el embarazo, el parto y el nacimiento, tenía cabeza de hipopótamo, patas de león, pechos humanos y cola de cocodrilo, mientras que Ammit, monstruo encargado de devorar las almas de los difuntos que no superasen el juicio de Osiris, era mitad león, mitad hipopótamo y tenía cabeza de cocodrilo.
El más grande descubierto en Alejandría
El enorme sarcófago de granito negro en el momento de su excavación, a 5 metros de profundidad.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Levantamiento de la tapa
Un equipo del Ministerio de Antigüedades de Egipto levanta la tapa del sarcófago, sellado desde tiempos antiguos.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Agua ennegrecida
Agua turbia en el interior del sarcófago, procedente de las filtraciones del terreno.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Contenido del sarcófago
Tres esqueletos con sus respectivos cráneos que, según un examen preliminar de los mismos, pudieron ser tres guerreros o soldados del ejército.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Esto es lo que contenía el enorme sarcófago intacto hallado en Alejandría
Con mucha expectación, sobre todo por parte de los medios de comunicación, ha sido abierto el sarcófago de granito negro recientemente descubierto durante una inspección arqueológica previa a la construcción de un edificio en un terreno de propiedad privada en el barrio de Sidi Gaber, en Alejandría, en el norte de Egipto. Una capa de mortero entre la tapa y el cuerpo principal del sarcófago, considerado el más grande que se ha descubierto en Alejandría, indicaba que no había sido profanado desde época antigua. Algunos medios no tardaron en especular sobre su contenido: ¿encerraba los restos de Alejandro Magno, fallecido en el 323 a.C.? La tumba, excavada a 5 metros de profundidad, también contenía una cabeza de alabastro desfigurada intencionadamente.
El Ministerio de Antigüedades de Egipto anunció ayer la apertura del misterioso sarcófago, cuya datación no ha sido determinada, aunque podría ser de época ptolemaica o incluso romana, según Mustafá Waziri, el secretario general de dicho ministerio. Con mascarillas para evitar una posible contaminación, los arqueólogos levantaron la pesada tapa del sarcófago: el interior resultó estar lleno de agua que se había filtrado en el terreno y, una vez achicada, dejó al descubierto tres esqueletos con sus respectivos cráneos.
Un examen preliminar de los mismos sugiere que pudieron ser tres guerreros o soldados del ejército, pues un cráneo presenta un traumatismo propio de un impacto causado por una flecha. El sarcófago y los esqueletos serán transferidos al depósito que posee el Ministerio de Antigüedades en Alejandría, donde se realizarán labores de conservación e investigación. Entonces se podrán conocer con mayor seguridad las causas de la muerte y la época histórica a la que pertenecen.
Máscara funeraria de cartonajeEsto es lo que contenía el enorme sarcófago intacto hallado en Alejandría
Con mucha expectación, sobre todo por parte de los medios de comunicación, ha sido abierto el sarcófago de granito negro recientemente descubierto durante una inspección arqueológica previa a la construcción de un edificio en un terreno de propiedad privada en el barrio de Sidi Gaber, en Alejandría, en el norte de Egipto. Una capa de mortero entre la tapa y el cuerpo principal del sarcófago, considerado el más grande que se ha descubierto en Alejandría, indicaba que no había sido profanado desde época antigua. Algunos medios no tardaron en especular sobre su contenido: ¿encerraba los restos de Alejandro Magno, fallecido en el 323 a.C.? La tumba, excavada a 5 metros de profundidad, también contenía una cabeza de alabastro desfigurada intencionadamente.
El Ministerio de Antigüedades de Egipto anunció ayer la apertura del misterioso sarcófago, cuya datación no ha sido determinada, aunque podría ser de época ptolemaica o incluso romana, según Mustafá Waziri, el secretario general de dicho ministerio. Con mascarillas para evitar una posible contaminación, los arqueólogos levantaron la pesada tapa del sarcófago: el interior resultó estar lleno de agua que se había filtrado en el terreno y, una vez achicada, dejó al descubierto tres esqueletos con sus respectivos cráneos.
Un examen preliminar de los mismos sugiere que pudieron ser tres guerreros o soldados del ejército, pues un cráneo presenta un traumatismo propio de un impacto causado por una flecha. El sarcófago y los esqueletos serán transferidos al depósito que posee el Ministerio de Antigüedades en Alejandría, donde se realizarán labores de conservación e investigación. Entonces se podrán conocer con mayor seguridad las causas de la muerte y la época histórica a la que pertenecen.
Foto: Amr Nabil / AP Photo / Gtres
Hallazgos realizados cerca de la pirámide de Saqqara
Foto: Amr Nabil / AP Photo / Gtres
Cámara funeraria
Foto: Amr Nabil / AP Photo / Gtres
Restos óseos
Foto: Amr Nabil / AP Photo / Gtres
Momias muy deterioradas
Foto: Amr Nabil / AP Photo / Gtres
Máscara funeraria de plata dorada
Foto: Mohamed El Raai / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Contenedores de sustancias y aceites de momificación
Foto: Mohamed El Raai / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
2 momias en una cámara funeraria
Foto: Mohamed El Raai / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Sarcófago egipcio
Foto: Mohamed El Raai / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Restos de un difunto
Foto: Mohamed El Raai / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Cartonaje del Antiguo Egipto
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Hallazgo en Alejandría
El sarcófago de granito negro ha sido excavado a unos 5 metros de profundidad en el barrio de Sidi Gaber, en Alejandría.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
¡Intacto!
Una capa de mortero entre la tapa y el cuerpo principal del sarcófago indica que no ha sido abierto desde que fue sellado en época antigua.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Cabeza desfigurada
La cabeza de alabastro desfigurada probablemente representa al propietario de la tumba.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Época ptolemaica
La cabeza se encontraba en el interior de la tumba de época ptolemaica.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Escondida en una grieta
La estatuilla de Osiris ha sido hallada en una pequeña grieta situada entre los enormes bloques de la fachada este de la pirámide escalonada de Zoser en la necrópolis de Saqqara.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Dios de los muertos
La estatuilla de bronce representa a Osiris, el dios de los muertos, de la resurrección y de la eternidad.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Con el flagelo y el cayado
Osiris aparece representado con la corona doble, sosteniendo el flagelo nejej con una mano y el cayado heka con la otra.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Alabastro egipcio
Las tapas de los cuatro vasos canopos de alabastro egipcio tienen forma de cabeza humana, de babuino, de chacal y de halcón.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Espacio cúbico tallado en la roca
Los cuatro vasos canopos han aparecido fragmentados en un espacio casi cúbico tallado en la roca, de 60 centímetros de largo y de ancho y 50 centímetros de profundidad.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Diadema con antílopes
Considerados animales ambivalentes, los antílopes fueron vinculados a Seth y a Satis, la diosa de Elefantina, que purificaba al rey. Diadema perteneciente a una de las esposas de Tutmosis III.
Esta pieza se encuentra en el Museo Metropolitano de Nueva York.
FOTO: MET / Scala, Firenze
Placa con carnero
Esta placa de piedra caliza posiblemente reproduce la manifestación terrenal del dios tebano Amón. Se ha datado entre la Baja Época y el período ptolemaico.
Se encuentra en el Museo Metropolitano, en Nueva York.
FOTO: Quintlox / Album
El sagrado toro Apis
Entre las muchas divinidades bovinas destaca Apis, un toro sagrado que se escogía según algunas marcas divinas en su cuerpo y se enterraba en grandes sarcófagos en Saqqara. Estela de la dinastía XXI. Museo del Louvre, París
FOTO: DEA / Album
La diosa buitre Nekhbet
Con sus alas extendidas, la diosa buitre se consideró la protectora de la realeza del Alto Egipto. Pectoral de la tumba KV55 (perteneciente a Akhenatón) del Valle de los Reyes.
Esta pieza se encuentra en el Museo Egipcio, El Cairo.
FOTO: AKG / Album
Oca sagrada
Esta figurita representa una oca, animal consagrado al dios Amón.
Esta pieza se encuentra en el Museo del Louvre, París.
FOTO: AKG / Album
El sabio dios Thot
Este dios lunar, originario de Hermópolis Magna, se representaba con cabeza de ibis o con forma de babuino. El de la imagen se halla en la tumba de Amenherkhopeshef, hijo de Ramsés III.
FOTO: Superstock / Album
Hijo de Horus
Los cuatro hijos de Horus custodiaban las vísceras momificadas de los difuntos. Uno de ellos, Kebehsenuf, con cabeza de halcón (en la imagen), protegía los intestinos.
Esta pieza se encuentra en el Museo del Louvre, París.
FOTO: DEA / Album
El ibis de Toth
El ibis, animal asociado a Toth, personificó el poder mental del dios solar Re, la sabiduría, las ciencias y las letras. El de la imagen es del período ptolemaico.
Esta pieza se encuentra en el Museo Metropolitano, Nueva York.
FOTO: AKG / Album
¿Halcón momificado?
La pequeña momia del Museo Maidstone había sido descrita inicialmente como "un halcón momificado del periodo ptolemaico".
Foto: Maidstone Museum UK / Western University, Canada
Anencefalia
Un escaneado detallado de la momia ha revelado un raro ejemplo de malformación fetal, un defecto de nacimiento grave conocido como anencefalia.
Foto: Maidstone Museum UK / Nikon Metrology UK
Momia con anencefalia
Esta es una de las dos momias conocidas con anencefalia, la otra fue descrita en 1826.
Foto: Maidstone Museum UK / Nikon Metrology UK
Malformaciones
"Toda la parte superior de su cráneo no está formada. Los arcos de las vértebras de su columna no están cerrados. Los huesos del oído están en la parte trasera de su cabeza", describe Andrew Nelson, un experto en momias de la Universidad de Ontario Occidental (Canadá).
Foto: Maidstone Museum UK / Nikon Metrology UK
En memoria de su padre
Moneda de oro de Ptolomeo III Evergetes, el tercer faraón de la dinastía ptolemaica, quien gobernó entre el 246 y el 222 a.C. La moneda fue acuñada durante el reinado de Ptolomeo IV Filopator, su sucesor, en memoria de su padre.
Foto: Egyptian Ministry of Antiquities via AP / Gtres
Baños grecorromanos
Edificio de ladrillo rojo que está aflorando en el sitio arqueológico de San el-Hagar, en la gobernación de Gharbia, al norte de Egipto. Los restos probablemente corresponden a unos baños de época grecorromana.
Foto: Egyptian Ministry of Antiquities via AP / Gtres
Lucernas
Las lucernas eran las antiguas lámparas romanas.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Cerámica
Vasija de cerámica hallada durante las excavaciones arqueológicas.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Representación de una mujer
Estatuilla de terracota que representa a una mujer.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Jeroglíficos egipcios
Fragmento de piedra con jeroglíficos egipcios.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Estatuilla de un carnero
Una de las piezas más interesantes de las excavaciones arqueológicas en San el-Hagar: una estatuilla de un carnero.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Bloque de caliza
La pieza más importante que ha sido hallada hasta ahora es un bloque de caliza con inscripciones en griego y fragmentado en tres partes.
Foto: Egyptian Ministry of Antiquities via AP / Gtres
Inscripción en griego
La inscripción en griego, probablemente situada sobre la entrada del templo a modo de dintel, ha permitido identificar al emperador romano Antonino Pío.
Foto: Egyptian Ministry of Antiquities via AP / Gtres
Cimientos del templo
El templo consiste en los cimientos de un enorme edificio rectangular de caliza de 40 metros de norte a sur y 8,5 metros de este a oeste.
Foto: Egyptian Ministry of Antiquities via AP / Gtres
Bloque de la tumba
Bloque de la tumba en el que aparecen pies en relieve y pintados.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Pinturas murales
Pinturas murales descubiertas durante las excavaciones.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Escenas cotidianas
Las escenas están relacionadas con la carrera militar y con los contactos que mantenía Iwerkhy con los países vecinos, por ejemplo, el amarre de embarcaciones y la descarga de jarras de vino de Canaán.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Entrada abovedada
Entrada abovedada a la tumba de Iwerkhy en Saqqara.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Panel de piedra
Parte de un panel de piedra que representa una mesa de ofrendas con un carnero y un ganso. El relieve incluye los nombres de Taharqo y Tanutamani, los últimos reyes de la dinastía XXV.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Santuario de la dinastía XXV
Los elementos arquitectónicos hallados son los siguientes: la entrada del santuario, columnas, muros interiores, restos de una tercera cámara, los cimientos de piedras y el pavimento del santuario.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Parte inferior de una estatua sedente hallada en Lúxor.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Cabeza de Marco Aurelio
La cabeza escultórica del emperador Marco Aurelio, de origen hispano, representa a un hombre con el cabello ondulado y barba.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Bloque de caliza
El bloque pintado de caliza estaba enterrado en la arena y formaba parte de un muro de la tumba de Iwerkhy, un gran jefe del ejército egipcio durante el reinado de Ramsés II.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Friso de un templo egipcio
Friso de un antiguo templo egipcio, con figuras en relieve de halcones.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Relieves de halcones
Relieves de halcones deliberadamente destruidos.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Psamético I arrodillado
Escena cuidadosamente tallada en el pilar trasero de la estatua colosal, que muestra al rey Psamético I arrodillado delante de Atum, el dios creador, cuyo principal lugar de culto fue Heliópolis.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Detalle de la cabeza esculpida del faraón Psamético I.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Reconstrucción del coloso
Todos los fragmentos hallados de la estatua colosal de cuarcita del faraón Psamético I permiten calcular el tamaño y la forma del coloso, que fue deliberadamente destruido en época antigua.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Pilar trasero de la estatua
Reconstrucción del pilar trasero de la estatua colosal de Psamético I.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Restauración
Restauración de los relieves de la estatua colosal.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Excavaciones
Excavaciones arqueológicas en el barrio de Matariya, al noreste de El Cairo.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Restos del templo
Restos del templo de Nectanebo I en Matariya.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Cabeza escultórica
Cabeza escultórica de época ptolemaica.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Rostro del difunto
El rostro del difunto aparece representado en la tapa del sarcófago antropomorfo.
Foto: Samer Abdallah / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Sarcófago de madera
Sarcófago de madera que contenía los restos de un alto sacerdote del dios Thot.
Foto: Samer Abdallah / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Conservación excepcional
El sarcófago de madera excepcionalmente conservado más de 2.500 años después de su construcción.
Foto: Samer Abdallah / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Ushebtis de fayenza
Los arqueólogos han hallado 13 entierros con numerosas figurillas ushebtis hechas de fayenza: 1.000 en muy buen estado de conservación y las restantes rotas en pedazos.
Foto: Samer Abdallah / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Cráneos humanos
Cráneos humanos hallados en el antiguo cementerio egipcio, de más de 2.500 años de antigüedad.
Foto: Samer Abdallah / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Limpieza del sarcófago
Un arqueólogo limpia la tapa de un sarcófago de piedra caliza.
Foto: Samer Abdallah / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Antiguo cementerio egipcio
Sarcófago hallado en el cementerio de finales del periodo faraónico y comienzos de la era ptolemaica. La fotografía es del 24 de febrero de 2018.
Foto: Samer Abdallah / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Sarcófago de caliza
Sarcófago de caliza en una tumba excavada en la roca.
Las mascota de un rey
Foto: Samer Abdallah / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Sarcófago antropomorfo
Preservado con particular esmero, un perro de caza cuyos vendajes se desprendieron hace tiempo perteneció probablemente a un faraón. Como mascota de un rey, «seguramente le daban los mejores bocados», dice Salima Ikram. Al morir fue sepultado en una tumba en el Valle de los Reyes.
Museo Egipcio, El Cairo
Foto: Richard Barnes
Monos domésticos
Un babuino guarda el secreto que ha ayudado a identificarlo como animal de compañía: una radiografía ha revelado que le faltan los colmillos, probablemente extraídos para que el mono no mordiera los dedos reales.
Museo Egipcio, El Cairo
Foto: Richard Barnes
Pistas inequívocas
La figura de una musaraña en la tapa de un diminuto cofre de piedra identifica con precisión el contenido del mismo.
Museo Egipcio, El Cairo, CG29888
Foto: Richard Barnes
Mortajas deshechas
Los esqueletos de un perro y dos bueyes, anteriormente amortajados como momias, se exhiben en el Museo de la Agricultura de El Cairo. Al no disponer de la actual tecnología de obtención de imágenes, los investigadores del pasado llegaban hasta los huesos de estas momias para identificar su especie.
Foto: Richard Barnes
Rebaños sagrados
El carácter sagrado de los bueyes se extendía también a sus madres, que eran preparadas para el más allá, como esta vaca envuelta en complicados vendajes.
Museo de la Agricultura, El Cairo
Museo de la Agricultura, El Cairo
Foto: Richard Barnes
La ofrenda del faraón
Una estela de piedra, consagrada en Armant tras la muerte del buey sagrado Buquis, representa al faraón Ptolomeo V haciendo una ofrenda a los muertos.
Museo Egipcio, El Cairo
Foto: Richard Barnes
Animales sagrados de la gran ciudad de Menfis
La casa de embalsamamiento de los bueyes Apis, sobrevive en ruinas cerca de Mit Rahina. Durante 40 días, el cuerpo de los bueyes yacía en natrón sobre un gran lecho de piedra, en un patio donde el sol ayudaba a secar y desinfectar la carne.
Foto: Richard Barnes
Radiografía felina
Una radiografía revela los restos de un gatito guardados en un ataúd de madera para felinos.
Museo Egipcio, El Cairo, CG29776
Foto: Richard Barnes
La intimidad de las momias
Un estudio reciente ha revelado los secretos más íntimos de las momias del Museo Egipcio. El sarcófago de madera en forma de gato (a la derecha), escayolado y encalado para imitar la piedra caliza, mide unos 37 centímetros de altura, mucho más que el gatito que encierra en su interior (véase imagen siguiente). La espiral de vendas y la máscara pintada (a la izquierda) ocultan a un gato adulto, uno de los miles de animales enterrados como ofrendas votivas en las arenas de Istabl Antar.
Museo Egipcio, El Cairo, CG29655
Foto: Richard Barnes
Una inusual ofrenda
Las vendas de lino dobladas parecen formar un collar. Sin embargo, el gato envuelto en estos intrincados vendajes no fue una mascota. Alguien lo mató torciéndole bruscamente la nuca –las radiografías han desvelado la causa de su muerte–, y pudo ser momificado para convertirse en la ofrenda de un devoto peregrino.
Museo Egipcio, El Cairo, CG29657
Foto: Richard Barnes
Tuna el-Gebel
Durante los enterramientos masivos de babuinos en Tuna el-Gebel, los sacerdotes colocaban un animal votivo en cada nicho. Miles de estas momias han sido halladas en este yacimiento y, probablemente, muchas otras esperan a ser descubiertas en zonas aún por explorar.
Foto: Richard Barnes
Un embalaje inusual de una momia de ibis
Un caparazón de lino y yeso reproduce la forma de la cabeza y el pico largo del ave, con cuentas de cristal en los ojos. A los lados, debajo de los jeroglíficos, aparecen pintados distintos dioses y altares con ofrendas.
Museo Egipcio, El Cairo, CG29874
Foto: Richard Barnes
Plegarias a los dioses
Desenterrado en 1914 en el antiguo yacimiento de Abydos, un ibis votivo ostenta la corona de Osiris, señor de la vida en el más allá. Una tela rígida forma los dos cuernos horizontales de la cabeza y un disco solar.
Museo Egipcio, El Cairo, CG29868
Foto: Richard Barnes
El templo de Khasekhemwy
Prosiguiendo un trabajo comenzado a finales del siglo XIX, los arqueólogos limpian de arena el único templo funerario que ha sobrevivido en el yacimiento. Esta estructura construida en ladrillo perteneció a Khasekhemwy, un gobernante de la II dinastía que murió hacia 2650 a.C. Posteriormente, los egipcios asociaron el lugar con la historia mítica del inicio de los tiempos, y en el primer milenio a.C se convirtió en un cementerio para momias votivas, que siguen apareciendo en las excavaciones actuales.
Foto: Richard Barnes
Salima Ikram
La arqueóloga retira con cuidado el fango seco e incrustado para sacar un ibis del jarrón de barro donde fue enterrado hace 2.700 años en Abydos. En aquella época, millones de ibis buscaban comida en las fértiles llanuras del Nilo. Se han hallado más momias de esta ave, símbolo del dios Tot, que de cualquier otro animal enterrado en los distintos centros sagrados de Egipto.
Richard Barnes
Museo Provincial de Mallawi
Un ibis dorado de madera y bronce se exhibe en el Museo Provincial de Mallawi. Al parecer, rindió culto al dios Thoth en la cercana necrópolis de Tuna el-Gebel poco después de la conquista de Alejandro Magno en 332 a.C. Los griegos que vivieron en Egipto, y posteriormente los romanos, honoraban a las divinidades egipcias además de a sus dioses.
Foto: Richard Barnes
Una estafa embalsamada
Un ave de rapiña con aplicaciones en la cara en cuyo interior sólo hay unos cuantos huesos.
Museo Egipcio, El Cairo, CG29881
Museo Egipcio, El Cairo, CG29881
Foto: Richard Barnes
En culto al dios Thoth
Un fardo artesonado de lino contiene en su interior un ibis.
Museo Egipcio, El Cairo, CG29864
Museo Egipcio, El Cairo, CG29864
Foto: Richard Barnes
Las momias votivas
Cada una de ellas enterrada con una plegaria, son infinitamente variadas, pero no siempre son lo que parecen. Como este cocodrilo, que en realidad es una estafa porque en su interior no hay nada.
Museo Egipcio, El Cairo, CG29712
Museo Egipcio, El Cairo, CG29712
Foto: Richard Barnes
Un banquete real para el más allá
Las piezas de carne exhibidas en el Museo Egipcio de El Cairo se preparaban como banquete real para el más allá. Patos, piernas de buey, costillas, solomillos y hasta un rabo de toro fueron desecados en natrón, vendados con lino y guardados en una cesta para ser enterrados en la tumba de una reina.
Foto: Richard Barnes
El babuino sagrado
Criado con todo mimo en un templo a lo largo de su vida, este babuino sagrado egipcio fue venerado tras su muerte en las catacumbas de Tuna el-Gebel. Los sacerdotes le oraban y hacían ofrendas en señal de adoración.
Foto: Richard Barnes
Tumba de Hetpet
Un trabajador de las excavaciones arqueológicas señala un mural hallado en el interior de la tumba de Hetpet.
Foto: Fayed El-Geziry / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Las pinturas murales conservan su policromía original.
Foto: Fayed El-Geziry / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Escena musical
Escena en la que aparecen diferentes individuos con instrumentos musicales.
Foto: AP Photo / APTN / Gtres
Dinastía V
Pinturas murales de finales de la dinastía V de Egipto.
Foto: AP Photo / APTN / Gtres
Más de 4.300 años de antigüedad
Las pinturas murales de la tumba de Hetpet tienen más de 4.300 años de antigüedad.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Mesa de ofrendas
La difunta aparece sentada ante una gran mesa de ofrendas y recibiendo ofrendas de sus hijos.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Escenas rurales
Escenas rurales del Antiguo Egipto.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Escenas de caza y pesca
Diferentes escenas de caza y pesca.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Autoridades egipcias
Las autoridades egipcias visitan el interior de la tumba, que consta de una entrada que conduce a un santuario en forma de "L".
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Escenas de caza
Diferentes escenas de caza en el interior de la tumba de Hetpet.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Estela tallada en granito rojo del reinado de Ramsés II, el tercer faraón de la dinastía XIX, hallada en el sitio arqueológico de San Al Hagar, al este del delta del Nilo.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Ramsés II realizando ofrendas
El monumento monolítico representa al rey Ramsés II realizando ofrendas a una deidad del Antiguo Egipto aún por identificar.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Sello de adobe
En el interio del complejo administrativo de Tell Edfu ha sido descubierta una colección de 220 sellos en ladrillos de adobe, del reinado de Djedkare Isesi.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Sello de adobe
Los sellos de adobe contienen los nombres oficiales de los trabajadores que participaron en las excavaciones y demás trabajos de minería, entre ellos un comandante llamado Sementio.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Estatua de un hombre sentado
Estatua de arenisca que representa a un hombre sentado, hallada en el Templo de Kom Ombo.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Complejo administrativo
Las estructuras internas del complejo administrativo de Tell Edfu fueron utilizadas como almacenes para los productos y mercancías de las expediciones sufragadas por el rey Djedkare Isesi.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Excavaciones arqueológicas
Excavaciones arqueológicas en el sitio de Tell Edfu, en el sur de Egipto.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Estatua de Horus
Estatua de arenisca del dios Horus con forma de halcón y sin inscripciones.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Estatua de Horus
Parte superior de una estatua del dios Horus tallada en cuarcita.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Templo de Buto
Los arqueólogos han excavado unos muros que debieron de formar parte del eje originario y principal del templo de Buto, en el delta del Nilo.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Escritura jeroglífica
Restos de escritura jeroglífica.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Cartucho egipcio
Cartucho egipcio y otras inscripciones descubiertas durante las excavaciones arqueológicas.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Estatua real
Estatua real aún sin identificar, pero que podría representar a Psamético I vestido con una shenti o falda corta. Está labrada con gran destreza en granito negro y le faltan la cabeza, el cuello, partes de los brazos, la parte por debajo de la rodilla y la base.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Estatua sedente de Psamético I
Estatua sedente del rey Psamético I, de la dinastía XXVI.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Sosteniendo el pañuelo real
Restos de la estatua sedente de Psamético I sosteniendo el pañuelo real con su mano derecha.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Materiales de momificación de hace unos 4.000 años (Egipto)
Entre los numerosos hallazgos egipcios del 2017 se podrían destacar aquellos realizados por las misiones arqueológicas españolas: un jardín funerario egipcio (aquí) por parte del Proyecto Djehuty o 56 vasijas con materiales utilizados hace 4.000 años para momificar el cadáver de Ipi, por parte de un equipo arqueológico de la Universidad de Alcalá, dirigido por Antonio Morales. Las vasijas fueron descubiertas en 1921 y 1922 por el egiptólogo norteamericano Herbert Eustis Winlock en Deir el-Bahari, frente a la antigua ciudad de Tebas, en Lúxor, pero 56 de ellas permanecieron en una cámara situada en la esquina noreste del patio superior de la tumba de Ipi, que con el tiempo quedó sepultado bajo la arena. El hallazgo es importante porque arroja luz sobre las sustancias, materiales y técnicas de momificación que se utilizaron a comienzos del Reino Medio y, además, la especialista Salima Ikram detectó el corazón momificado de Ipi en el interior de una de las jarras, una práctica poco habitual que requiere más investigación. Más información aquí.
Foto: Antonio Morales / Middle Kingdom Theban Project
http://www.nationalgeographic.com.es/temas/antiguo-egipto/fotos/8http://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/hallan-vasijas-con-materiales-utilizados-hace-4000-anos-para-momificar-cadaver-ipi_11528/6
Escarabeo egipcio
El escarabeo egipcio hallado sobre el pecho de la joven representa a un león y al sol naciente sobre una montaña.
Foto: Lorenzo Nigro, Sapienza-Università di Roma
Momia de Dedusatet
Tomografía axial computarizada (TAC) de la momia de una joven llamada Dedusatet, quien falleció aproximadamente a los 25 años de edad.
Foto: Universidad de Jaén
Carencias nutricionales
Dedusatet era de tipo negroide, poco robusta, en vida sufrió diversas carencias nutricionales y, además, presentaba un desgaste muy acusado de los dientes.
Foto: Universidad de Jaén
Momia de Hor-udya
Momia de un niño llamado Hor-udya, quien murió aproximadamente a los nueve años de edad.
Foto: Universidad de Jaén
Dentición incompleta
Hor-udya murió cuando aún no se había completado la dentición definitiva.
Foto: Universidad de Jaén
Presentación de ofrendas
Pintura mural de la tumba Kampp 161, que representa una entrega de flores y ofrendas al difunto y a su esposa.
Foto: Hamada Elrasam / AP Photo / Gtres
Pintura mural
Pintura mural hallada en una de las tumbas.
Foto: Gehad Hamdy / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Máscara de madera
Máscara funeraria de madera hallada en una de las dos tumbas.
Foto: Gehad Hamdy / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Limpieza
Limpieza de unos fragmentos de madera ricamente decorados.
Foto: Gehad Hamdy / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Escenas religiosas
Magníficas escenas religiosas pintadas sobre madera.
Foto: Gehad Hamdy / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Fragmentos de un ataúd
Fragmentos de un ataúd de madera de forma osiríaca.
Foto: Hamada Elrasam / AP Photo / Gtres
Momia de la tumba Kampp 150
Momia envuelta en lino y con las manos sobre el pecho a la manera osiríaca, descubierta en la tumba Kampp 150.
Foto: Gehad Hamdy / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Estatuillas de Isis Nefret
Dos trabajadores egipcios que han participado en las excavaciones arqueológicas posan junto a tres maravillosas estatuillas de Isis Nefret, la primera de ellas en la forma de Osiris.
Foto: Hamada Elrasam / AP Photo / Gtres
Isis Nefret en la forma de Osiris
Un trabajador de las excavaciones junto a la magnífica estatuilla que representa a Isis Nefret en la forma de Osiris.
Foto: Gehad Hamdy / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Ushebtis
Figurillas o ushebtis hallados en la tumba Kampp 150.
Foto: Gehad Hamdy / picture-alliance / dpa / AP Images / Gtres
Barca votiva
Barca votiva del dios Osiris hallada en Heracleion, en la bahía de Abu Quir, cerca de Alejandría.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Un trabajo en equipo
Un grupo de pescadores provistos de largos arpones pelean entre ellos por acceder a la abundante pesca que se atisba bajo los esquifes. Mastaba de Ptahotep, Dinastía V. Saqqara.
Foto: Bridgeman / Aci
Redes manuales
Este relieve de la mastaba de Idut, en Saqqara, de la dinastía VI, muestra a un pescador de pie sobre un esquife de papiro manejando con las dos manos una pequeña red o redeño, muy semejante a las que se siguen usando hoy en día en Egipto. Por debajo de la barca acecha un hipopótamo de fiero aspecto.
Foto: Bridgeman / Aci
Una jornada de pesca en el Nilo
En la capilla de la tumba tebana del carpintero Ipy, que vivió durante la dinastía XIX, se halla una escena de pesca con red. Esta ingenua pintura pone de manifiesto una de las características del dibujo egipcio: la ausencia de rigor en las proporciones, para resaltar las características de cada objeto. Por ejemplo, los lotos azules que decoran el cielo indican que la escena ocurre durante el día, y los peces, igual que los lotos, presentan gran desproporción de tamaño respecto a los hombres.
Las barcas de tamaño medio están hechas con trozos de madera ensamblados y la red, que tenía flotadores y pesos –invisibles en la pintura– está hecha con fibras vegetales trenzadas. El gran remo que se aprecia en la popa de una de las embarcaciones servía de timón e indica la posición d las barcas respecto a la red.
Foto: Bridgeman / Aci
Pescado para los templos
El Papiro Harris I, de la dinastía XX, registra las considerables cantidades de pescado que se distribuían a los templos de Tebas, Heliópolis y Menfis: 441.000 pescados completos. Para transportar los de mayor tamaño se pasaba una pértiga por las agallas y después dos hombres los cargaban sobre los hombros para llevarlos con comodidad.
Foto: Erich Lessing / Album
Variedad de especies
Dos hombres portan grandes peces colgados de una pértiga: un lates (a la izquierda) y un mújol (a la derecha). Mastaba de Kagemni. Dinastía V, Saqqara.
Foto: Bridgeman / Aci
Dos tilapias portadas como ofrenda
La exquisita carne de la tilapia nilótica es apreciada hoy en día igual que en la época faraónica.
Dos tilapias portadas como ofrenda
Dos tilapias portadas como ofrenda
La exquisita carne de la tilapia nilótica es apreciada hoy en día igual que en la época faraónica.
Foto: Aisa / Bridgeman / Aci
Restos del gimnasio
El gimnasio recientemente descubierto conserva los restos de una amplia sala para reuniones, antiguamente adornada con estatuas, un comedor y un patio en el edificio principal.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Centro de enseñanza griega
Los arqueólogos también han hallado los restos de una pista de casi 200 metros de largo, prácticamente el recorrido de un estadio griego. Amplios jardines rodeaban este centro de enseñanza griega.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
http://www.nationalgeographic.com.es/temas/antiguo-egipto/fotos/3
En mal estado de conservación
La cabeza de madera de la reina Anjesenpepi II ha sido desenterrada en mal estado de conservación, pero será restaurada.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Proporciones casi humanas
La cabeza de Anjesenpepi II tiene proporciones casi humanas y en sus orejas luce unos pendientes de madera.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Templo de Ramsés II
Los restos del templo de Ramsés II han sido excavados en el yacimiento arqueológico de Abusir, en la región de Menfis.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Pilono de entrada
Vista del pilono de entrada al templo con las pirámides de Abusir en el horizonte.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Excavaciones arqueológicas
Los restos del templo han sido excavados por un equipo egipcio y checo codirigido por Miroslav Bárta.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Cartucho de Ramsés II
Cartucho de Ramsés II, uno de los faraones más célebres del Antiguo Egipto.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Dos dedos
Dos fragmentos correspondientes a dos dedos de la estatua colosal del faraón Psamético I, de la dinastía XXVI de Egipto.
Foto: Dietrich Raue
Fragmentos pequeños
Fragmentos pequeños de la estatua colosal de Psamético I.
Foto: Dietrich Raue
Pilar trasero de la estatua
El pilar trasero de la estatua lleva grabado el Nombre de Horus de Psamético I, un evidencia de que la estatua colosal representa a Psamético I y no a Ramsés II.
Foto: Dietrich Raue
Base de la estatua
Tercera capa de la base de la estatua colosal de Psamético I.
Foto: Dietrich Raue
Reconstrucción de la base
Reconstrucción de la base de la estatua.
Imagen: Christopher Breninek
Estatua de Ramsés II
Fragmento de granito correspondiente a la pierna de una estatua de Ramsés II.
Foto: Dietrich Raue
Fragmento de la base
Fragmento de la base de la estatua de Ramsés II.
Foto: Dietrich Raue
Base ramésida
Base de época ramésida.
Foto: Dietrich Raue
Bases
Bases halladas durante las excavaciones arqueológicas en el barrio de Matariya, en el noreste de El Cairo.
Foto: Elisabeth Koch
Pilar trasero de una estatua
Fragmento del pilar trasero de una estatua de la dinastía XXX de Egipto.
Foto: Dietrich Raue
Fragmento de un obelisco
La parte superior del obelisco es de granito y mide 2,5 metros de largo. El fragmento ha sido excavado en el complejo funerario de la reina Anjesenpepi II en la necrópolis de Saqqara.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Emitía destellos con la luz solar
Por la forma del piramidión (la pieza pétrea de forma piramidal) hay indicios de que estuvo cubierto de cobre o de oro para que el obelisco brillara con la luz solar.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Inscripción
Una inscripción en uno de los lados de la parte superior del obelisco menciona los primeros títulos y el nombre de la reina Anjesenpepi II.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
El faraón Keops. Estatuilla de marfil del constructor de la Gran Pirámide. Museo Egipcio, El Cairo.
Keops y la construcción de la gran pirámide
Cuando Heródoto habla de la construcción de la Gran Pirámide de Gizeh y de su artífice, Keops, retrata al faraón como un tirano sin escrúpulos que obligó a su pueblo a erigir su tumba en un régimen de semiesclavitud, lo que no es cierto: "Cerró todos los santuarios y luego ordenó a todos los egipcios que trabajasen para él. En este sentido, a unos se les encomendó la tarea de arrastrar bloques de piedra [...] y a otros les ordenó hacerse cargo de los bloques [...] El pueblo estuvo, por espacio de diez años, penosamente empeñado en la construcción de la calzada por la que arrastraban los bloques [...] Por su parte, en la construcción de la pirámide propiamente dicha se emplearon veinte años".
Heródoto describe la técnica constructiva: "Esta pirámide se construyó sobre la colina en una sucesión de gradas, que algunos denominan repisas y otros altarcillos; después de darle esta primera estructura fueron izando los restantes sillares mediante máquinas formadas por maderos cortos, subiéndolos desde el suelo hasta la primera hilada de gradas [...] y desde la primera hilada lo subían a la segunda y lo colocaban en otra máquina; pues el caso es que había tantas máquinas como hiladas de gradas". Y menciona el enorme gasto en rábanos, ajos y cebollas para alimentar a los obreros: "Mil seiscientos talentos de plata".
Foto: AKG / ALBUM
La Gran Pirámide de Gizeh
Según cuenta Heródoto, Keops, el constructor de la Gran Pirámide de Gizeh, fue un tirano que durante sus cincuenta años de reinado "sumió a los habitantes de Egipto en una completa miseria".
Foto: TOÑO LABRA / AGE FOTOSTOCK
Obra escultórica
Obra escultórica en piedra arenisca, parcialmente deteriorada, que representa al propietario de la tumba sentado junto a su mujer, con vestido largo y peluca y la pequeña figura de uno de sus hijos en su regazo.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Momias bien conservadas
Momias en buen estado de conservación halladas en la tumba de un orfebre real egipcio en la necrópolis de Dra Abu el-Naga, en Lúxor.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
Vendajes y restos craneales
La tumba de Amenemhat conservaba restos momificados, sarcófagos, máscaras funerarias y estatuillas de los difuntos. En la fotografía aparecen tres momias con sus vendajes y restos craneales bien conservados.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
Dos cráneos y un ataúd
Dos cráneos junto a un sarcófago de madera decorado con escenas religiosas.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
Cráneos desdentados
Dos de los cráneos hallados carecen de varias piezas dentales.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
Textos jeroglíficos
Sarcófago de madera decorado con textos jeroglíficos y escenas religiosas.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
Máscara funeraria
Máscara funeraria egipcia tallada en madera.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
Cráneos
Cráneos hallados en una de las tumbas de fosa.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
Figurillas funerarias
Los arqueólogos han hallado una colección de 150 ushabtis o figurillas funerarias.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
Algunas tríadas de Micerino en su emplazamiento original
Foto tomada en 1908 durante las excavaciones de Reisner en el templo bajo del faraón en Gizeh. Según el dibujante de la expedición, Joseph Lindon Smith, "Reisner apenas podía contener la emoción" mientras aparecían ante ellos los magníficos grupos escultóricos.
Foto: MUSEUM OF FINE ARTS, BOSTON
El faraón y su Gran Esposa Real
Se cree que la mujer representada junto al faraón Micerino en este grupo escultórico es su Gran Esposa Real, la reina Kamerenebty, aunque según algunos investigadores podría tratarse de su madre. Esta "díada" presenta semejanzas formales con las tríadas halladas por Reisner en el mismo lugar. Aquí el faraón lleva un nemes y su faldellín es liso en lugar de plisado. La mujer, de su mismo tamaño (lo cual denota su importancia), sujeta al rey imitando la postura de la diosa Hathor, en lo que parece un gesto de protección o tal vez de legitimación del monarca por línea materna. La estatua está inacabada, mide 139,5 cm de alto y se conserva en el Museo de Bellas Artes de Boston.
Foto: Bridgeman / Aci
Cabeza de Micerino, en alabastro y descubierta en su templo bajo en 1908. Museo de Bellas Artes, Boston.
En 1902, se dividió la llanura de Gizeh en diversas concesiones. A Reisner le tocó el complejo funerario de Micerino, donde terminó hallando el templo alto y, a continuación, los grupos escultóricos que muestran a Micerino con una mujer, tal vez su Gran Esposa Real.
Foto: Bridgeman / Aci
Tríada
La diosa Hathor, entronizada, sujeta por la cintura a Micerino, que lleva una maza en su mano derecha. Junto a la diosa, la representación del nomo de la Liebre, en menor tamaño. Tiene una altura de 84,5 centímetros y actualmente se encuentra en el Museo de Bellas Artes, Boston.
Foto: Bridgeman / Aci
El nomo de Tebas
Micerino, en el centro, lleva unos rollos en las manos. A su derecha, Hathor, y a la izquierda, con un tamaño extrañamente pequeño, la personificación del nomo de Tebas. Altura: 92 centímetros. Museo Egipcio, El Cairo.
Foto: JOSÉ LUCAS / AGE FOTOSTOCK
El nomo de Cinópolis
El faraón está flanqueado a su derecha por la diosa Hathor, y a la izquierda por la divinidad del nomo de Cinópolis. Las manos de las diosas pueden verse en los brazos del rey. Altura: 96 centímetros. Museo Egipcio, El Cairo.
Foto: DEA / ALBUM
George A. Reisner
Además de las estatuas de Micerino, George Reisner hizo en 1925 otro espectacular descubrimiento en Gizeh: la tumba intacta de la reina Hetepheres, madre de Keops, el constructor de la Gran Pirámide. Sin embargo, su exitosa carrera se vio truncada en la década de 1930, cuando sufrió ceguera progresiva. Pese a ello, Reisner siguió trabajando y publicando artículos con la ayuda de su hija Mary. Murió en 1942, en su residencia cerca de las piramides de Gizeh.
Foto: MUSEUM OF FINE ARTS, BOSTON
Ciudad de Sai
Vista aérea de las ruinas de la ciudad de Sai, fundada por los egipcios en la isla homónima en el río Nilo, en la actual Sudán. El asentamiento existió entre el 1500 y el 1200 a.C.
Foto: Julia Budka
Tumba 26
Varias necrópolis egipcias han sido detectadas en los alrededores de la ciudad de Sai y, en una de ellas, ha sido excavada la Tumba 26, que consta de numerosas cámaras y que contenía los restos de al menos 25 personas.
Foto: Julia Budka
Estatuilla de piedra
Estatuilla de piedra (un shabti) con el nombre del difunto: Khnummose, un maestro orfebre.
Foto: Julia Budka
Shabti egipcio
Shabti depositado en la tumba del difunto, el maestro orfebre Khnummose.
Foto: Julia Budka
Excavaciones arqueológicas
Las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz un ataúd de madera desintegrado probablemente debido a las inundaciones, pero se ha podido recuperar un escarabeo de piedra.
Foto: Julia Budka
Inscripciones funerarias
Escarabeo con inscripciones del Libro de los muertos.
Foto: Julia Budka
Escarabeo egipcio
El escarabeo egipcio hallado en una de las tumbas.
Foto: Julia Budka
Examinando los jeroglíficos
El egiptólogo John Darnell examina los jeroglíficos descubiertos en una roca situada cerca del antiguo asentamiento de Elkab.
Foto: Alberto Urcia, Elkab Desert Survey Project
Sitio arqueológico
La roca donde se han descubierto los grabados está situada cerca del antiguo asentamiento de Elkab, al sur de Lúxor.
Foto: Alberto Urcia, Elkab Desert Survey Project
Jeroglíficos egipcios
Los jeroglíficos consisten en un panel de cuatro signos escritos de derecha a izquierda: una cabeza de toro sobre un palo corto y, a continuación, dos jabirús africanos con sus espaldas enfrentadas y, además, un ibis eremita entre ellos.
Foto: Alberto Urcia, Elkab Desert Survey Project
Signos monumentales
Los jeroglíficos individuales miden algo más de medio metro de altura y todo el panel unos 70 centímetros de altura. Los signos descubiertos previamente sólo miden uno o dos centímetros de altura.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Dintel de granito rojo
El dintel de granito rojo está grabado con dos cartuchos que contienen el nombre de Sesostris II, el cuarto faraón de la dinastía XII de Egipto, quien gobernó aproximadamente entre 1895 y 1889 a.C.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Lugar del hallazgo en el templo de Heryshef.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Diferentes niveles constructivos
Las excavaciones han sacado a la luz diferentes niveles constructivos, uno de ellos de comienzos de la dinastía XVIII (hasta el reinado de Tutmosis III) y otro del reinado de Ramsés II, de la dinastía XIX.
Foto: Ministry of Antiquities, EgyptA
Caja de madera
Caja de madera con tres líneas de jeroglíficos, descubierta en la cámara funeraria de una pirámide la dinastía XIII en la necrópolis de Dahshur, al sur de El Cairo.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Retirando los bloques de piedra
La caja ha aparecido al retirar los bloques de piedra que cubrían la cámara funeraria.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Caja manipulada
La caja parece que fue manipulada antiguamente; contenía los cuatro vasos canopos del difunto, en los que se depositaban sus vísceras.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Envoltorios de las vísceras
Los arqueólogos han encontrado en su interior los envoltorios del hígado, intestinos, estómago y pulmones del difunto.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Junto a las pirámides
Un campamento junto a las pirámides de Gizeh. El símbolo "+" (a la izquierda) indica la posición de un heliógrafo (un aparato para realizar señales telegráficas) en la pirámide.
Foto: Donor Sue Dalton / Cardiff University
A los pies de una estatua
Un oficial británico descansa a los pies de una estatua egipcia.
Foto: Cardiff University
En la necrópolis de Gizeh
Un grupo de soldados británicos y, en segundo término, la gran Esfinge de Gizeh y las famosas pirámides, en mayo de 1916.
Foto: Donor Paul Nicholson / Cardiff University
En lo alto de una pirámide
Unos soldados aliados se relajan en lo alto de una pirámide de Gizeh.
Foto: Donor Paul Nicholson / Cardiff University
Observando el templo de Isis
Unos oficiales observan el templo de Isis en la isla de Filé, que permanecía sumergido una parte del año tras la construcción de la primera presa de Asuán.
Foto: Donor James Black / Cardiff University
Estela de la dinastía XIII
Los arqueólogos también han descubierto tres estelas de la dinastía XIII, que son posteriores a la tumba y al jardín.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Estela de la dinastía XIII
Estela de la dinastía XIII hallada por el equipo arqueológico del Proyecto Djehuty.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Reconstrucción del jardín funerario
Reconstrucción del jardín funerario. En su interior crecían diferentes clases de plantas y flores.
Foto: CSIC Comunicación
Reconstrucción del jardín funerario
"Se trataba de un pequeño jardín o huerto rectangular, elevado medio metro del suelo y dividido en cuadrados. Junto a él se plantaban, además, un par de árboles", explica José Manuel Galán.
Foto: CSIC Comunicación
Tumba de Remini
Detalle de la tumba de Remini, en la que aparece un jardín funerario.
Foto: CSIC Comunicación
Dátiles y semillas
Dátiles y semillas recuperados junto al jardín funerario.
Foto: CSIC Comunicación
Capilla de adobe
Pequeña capilla de adobe con tres estelas o lápidas de piedra en su interior.
Foto: CSIC Comunicación
Jardín funerario
En el centro del mismo hay dos cuadrados más elevados que el resto, probablemente concebidos para plantar un árbol pequeño o un arbusto, y en una de las esquinas se ha conservado la raíz y parte del tronco de un tamarisco que aún se mantenía erguido.
Foto: CSIC Comunicación
Jardín funerario
Restos del jardín funerario descubierto por el equipo de investigación del CSIC.
Foto: CSIC Comunicación
José Manuel Galán
José Manuel Galán, investigador del CSIC y director del Proyecto Djehuty.
Foto: CSIC Comunicación
Bloque de alabastro
Un bloque de alabastro, grabado con diez columnas de textos jeroglíficos, contiene el nombre del faraón y el de una mujer de la familia real.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Pirámide de la dinastía XIII
Restos de la estructura inferior de la pirámide, entre ellos el corredor que conduce al interior de la misma.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Estructura inferior
La pirámide descubierta en la necrópolis de Dahshur ya no conserva la estructura superior, pero sí parte de la inferior.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Un corredor con peldaños conduce al interior de la pirámide.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Autoridades egipcias
Adel Okasha, el director general de la necrópolis de Dahshur, ha explicado los detalles del hallazgo a las autoridades egipcias.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Estatua de Amenhotep III
Estatua de granito negro que representa a Amenhotep III
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Estatua de Tiy
Estatua de Tiy recientemente descubierta en el templo funerario de Amenhotep III, en la orilla occidental de Lúxor.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Buen estado de conservación
La estatua se encuentra en muy buen estado de conservación y en algunas partes aún conserva su colorido original.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Templo funerario de Amenhotep III
El hallazgo ha sido realizado en el templo funerario de Amenhotep III en Lúxor.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Estatua de alabastro
La nueva estatua de Tiy, de la dinastía XVIII, es la primera estatua de la reina tallada en alabastro que se ha descubierto en el templo funerario de Amenhotep III.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Tumba de Shemai
Pozo que conduce a la cámara funeraria de Shemai, quien fue el hermano de Sarenput II.
Foto: Patricia Mora / Universidad de Jaén
Los arqueólogos acceden al interior de la cámara funeraria.
Foto: Patricia Mora / Universidad de Jaén
Detalle del ataúd
Detalle del ataúd de Shemai, de la dinastía XII.
Foto: Patricia Mora / Universidad de Jaén
Escalando la Gran Pirámide
Individuos escalando la Gran Pirámide (c. 1860-1880), de Henri Béchard.
Foto: Rijksmuseum, Ámsterdam
Pirámides de Saqqara
Pirámides de Saqqara (1856-1859), de Francis Frith.
Foto: Rijksmuseum, Ámsterdam
Cuerpo momificado
Cuerpo momificado de un hombre llamado Djed-ptah-anf-ankh (1886), de Jan Herman Insinger.
Foto: Rijksmuseum van Oudheden, Leiden
Momia de un hombre
Momia de Djed-ptah-Anf-Ankh (1886), de Jan Herman Insinger.
Foto: Rijksmuseum van Oudheden, Leiden
Momia de una mujer
Cuerpo momificado de una mujer llamada Hont-Tani (1886), de Jan Herman Insinger.
Foto: Rijksmuseum van Oudheden, Leiden
Momia de Tutmosis II
Cuerpo momificado del faraón Tutmosis II (1886), de Jan Herman Insinger.
Foto: Rijksmuseum van Oudheden, Leiden
Estatua de Ramsés II en Menfis (c. 1880), de Antonio Beato.
Foto: Rijksmuseum, Amsterdam
Complejo del templo de Lúxor
Complejo del templo de Lúxor parcialmente sumergido debido a una crecida del Nilo (c. 1890), de Antonio Beato.
Foto: Huis Marseille
Esfinge y pirámides de Gizeh
Esfinge y pirámides de Gizeh (c. 1870-1898), de Bonfils.
Foto: Rijksmuseum, Ámsterdam
Pirámides de Gizeh
Las pirámides de Gizeh (1856-1859), de Francis Frith.
Foto: Rijksmuseum, Ámsterdam
Estatua colosal
Busto de una estatua colosal, que ha sido excavada en el barrio de Matariya, en el noreste de El Cairo.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
En las entrañas del suelo
El imponente busto estaba oculto en las entrañas del suelo.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Cabeza colosal
Una cabeza colosal, perteneciente a una estatua faraónica.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Expectación ciudadana
Expectación ciudadana ante la retirada del busto faraónico.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Barrio de Matariya
La antigua Heliópolis se encuentra sepultada en el barrio de Matariya, en el noreste de El Cairo.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Fragmento de una estatua
Fragmento de una estatua faraónica.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Fragmento de una estatua
Una pala excavadora levanta un fragmento de una estatua faraónica.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Estatua de Amenhotep III
Estatua de granito negro que representa al faraón Amenhotep III sentado en su trono.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Estatua de Amenhotep III
Estatua de Amenhotep III en el Museo de Lúxor.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Estatuas de Sejmet
Excavación de varias estatuas de la diosa Sejmet.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Estatuas de Sejmet
Estatuas y fragmentos de estatuas de la diosa Sejmet.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Estatua de la diosa hipopótamo Tueris en granito
La representación de la diosa Tueris ("La Grande") reúne rasgos humanos (pechos y antebrazos), al tiempo que diferentes partes del cuerpo de animales poderosos y peligrosos: patas de león, cola de cocodrilo, cabeza y torso de hipopótama preñada que, de hecho, es el animal predominante. Los hipopótamos habitan en las tranquillas aguas del Nilo, un entorno que evoca el Nun (es decir, el océano primigenio anterior a la creación). Por lo tanto, Tueris es una diosa relacionada con la inundación y la renovación de la vida. El furor con que la hipopótama puede llegar a defender sus crías, comportó que los egipcios le encomendaran la protección de las mujeres embarazadas y los recién nacidos contra todo tipo de seres malignos y enfermedades. El símbolo sa (protección) que sujeta delante es un compendio de las facultades de la diosa. La pieza pertenece a la baja época (715-332 a.C.)
Foto: Museo Egipcio de Barcelona
Momia de gato
La gata es el animal sagrado de la diosa Bastet. Su culto fue especialmente importante a partir de la dinastía XXII, época en que Bubastis (Delta oriental) se erigió en capital del país. Además de un templo dedicado a la divinidad, en torno al cual se han podido localizar depósitos con incontables figuritas de bronce, miles de felinos momificados formaron parte de la necrópolis de gatos más extensa del antiguo Egipto. La demanda de estos animales, con el fin de utilizarlos como exvotos llegó a ser tan alta que, en muchos casos los gatos eran sacrificados para proceder a su momificación, tal como demuestran las tomografías realizadas en la momia completa más pequeña. La pieza pertenece al período ptolemaico-romano (302 a.C.-150 d.C.)
Foto: Museo Egipcio de Barcelona
Momia de ibis
Miles de momias de ibis han sido localizadas en la necrópolis de Saqqara, pero sobre todo en Tuna el Gebel. Se trata de uno de los cementerios de Hermópolis, la ciudad del dios Tot, donde incluso se ha podido documentar la existencia de granjas de estas aves, indispensables a la hora de satisfacer la gran demanda existente por parte de los devotos que costeaban su momificación y su sepultura. Las tomografías de la momia muestran el esqueleto completo del animal, así como numerosas conchas de caracol, las cuales fueron colocadas en el interior de una bolsa a modo de ofrenda de alimento. La momia pertenece a la baja época (715-332 a.C.)
Foto: Museo Egipcio de Barcelona
Sistro de fayenza y plata
La vaca Hathor es la madre protectora; es la nodriza del faraón, a quien amamanta tal y como hizo con Horus (el nombre de Hathor significa "la casa de Horus"); es quien acoge, en la Montaña Tebana, los difuntos al iniciar una nueva vida. Sin embargo, Hathor puede representarse como una mujer con orejas de vaca, tal como se observa a partir de las piezas expuestas. Hathor es también la diosa que su padre, el dios Ra, envió a la Tierra con el fin de hacerse respetar entre los humanos; transformada en leona, Hathor provocó una matanza de tal magnitud que tuvo que ser calmada mediante el uso de narcóticos. La pieza pertenece a la Dinastía XXVI, durante el reinado de Amasis (570-526 a.C.).
Foto: Museo Egipcio de Barcelona
Capitel de columna Hathórica
Tomando como motivo de inspiración el sistro, los egipcios definieron conceptual y artísticamente un tipo original, y particular, de columna, denominada hathòrica. El mango de este instrumento musical vendría a corresponder al fuste de la columna, mientras que la cabeza de la diosa, junto con la parte sonora del sistro, serían el capitel. El rostro de Hathor está formado por una cabeza de mujer con orejas de vaca, su animal sagrado. La columna hathòrica fue especialmente utilizada en estructuras relacionadas con el nacimiento divino (los mammisi), así como en templos y capillas vinculadas a la diosa Hathor. La pieza está tallada en piedra calcárea y pertenece al período ptolemaico (304-30 a.C.).
Foto: Museo Egipcio de Barcelona
Busto de la diosa leona Sekhmet en granito
Sekhmet, la "Poderosa", fue la diosa leona por excelencia del panteón egipcio. Representaba la energía destructora del dios Ra, su padre, que podía manifestarse positivamente (destrucción de los enemigos del sol, protección del faraón en la guerra, o portadora de la vida en el valle del Nilo con la llegada de la inundación); o, por el contrario, lo podía hacer de forma muy negativa (propagación de enfermedades y desastres naturales). Una de las festividades religiosas relacionada con Sejmet era la Fiesta de la Embriaguez, la finalidad era mantener la diosa bajo su aspecto más manso y benévolo. Se cree que la mayor parte de estatuas de Sekhmet en granito se erigieron para el templo funerario de Amenhotep III, en Tebas Oeste. Posteriormente, sin embargo, muchas de ellas fueron reinstaladas en el templo de Mut, en Karnak. Dinastía XVIII, reinado de Amenhotep III (1391-1353 a.C.)
Foto: Museo Egipcio de Barcelona
Cabeza de babuino, animal sagrado del dios Thot
Desde el punto de vista religioso, el comportamiento y el aspecto del babuino motivaron varias lecturas. Por el color blanquecino de su pelaje, se puede deducir su relación con la luna, bajo el aspecto del dios Hedy-ur ( "el Gran Blanco"), el cual recibía el sol cada mañana y le abría las puertas para que pudiera llevar a cabo su recorrido diurno. Originario de la ciudad de Hermópolis, Hedy-ur fue asimilado, en última instancia, al dios Todo, a raíz de su función como deidad del cómputo del tiempo. Por otra parte, la imagen del babuino sentado evoca inequívocamente la posición adoptada por los escribas, de los cuales Thot es la divinidad tutelar por ser el inventor de la escritura. Está tallado en piedra calcárea y pertenece a la dinastía XVIII (1550-1307 a.C.).
Foto: Museo Egipcio de Barcelona
Esfinge con cuerpo de león y cabeza de cerdo
En el antiguo Egipto, las denominadas esfinges eran seres imaginarios y de tipo híbrido, es decir, combinaban originariamente el cuerpo de un león sentado con la cabeza del faraón. Con el paso del tiempo, surgieron diversas variantes sobre este modelo inicial, destacando las esfinges de tipo criocéfalo (con cabeza de carnero, otro animal sagrado relacionado con el dios Amon) las cuales fueron utilizadas en las avenidas procesionales vinculadas a sus templos de culto, especialmente los de Karnak y Luxor. Tallado en piedra calcárea, pertenece al período ptolemaico (302-30 a.C.).
Foto: Museo Egipcio de Barcelona
Busto de Nefertiti, Museo Nuevo
Muestra la historia antigua desde Oriente Próximo hasta el Atlántico, desde Egipto hasta Escandinavia.
1 Antiguo Egipto: Muestra los cambios a lo largo de los cuatro milenios de la civilización egipcia. El busto de Nefertiti es el principal reclamo.
2 Prehistoria y Protohistoria: Reúne vestigios arqueológicos de las regiones de Europa y Asia de la Edad de Piedra hasta la Edad de Hierro.
3 Heinrich Schliemann: En la planta baja se halla una muestra dedicada al arqueólogo que descubrió Troya.
Esqueleto humano
Las tumbas contienen esqueletos de individuos de todos los sexos y edades.
Foto: The Gebel el Silsila Project
Yeso pintado
Restos de yeso pintado.
Foto: The Gebel el Silsila Project
Nilsson y Ward
Maria Nilsson y John Ward, los directores de la misión arqueológica, excavan una tumba de un gato.
Foto: The Gebel el Silsila Project
Restos óseos
Los numerosos restos humanos hallados en la necrópolis indican que los individuos generalmente gozaban de una buena salud, según Maria Nilsson.
Foto: The Gebel el Silsila Project
Excavación de un esqueleto de cocodrilo.
Foto: The Gebel el Silsila Project
Restos humanos
Restos humanos hallados en las tumbas excavadas en la roca de Gebel el Silsila.
Foto: The Gebel el Silsila Project / Ministry of Antiquities, Egypt
Tumba excavada en la roca
Tumba excavada en la piedra arenisca de Gebel el Silsila.
Foto: The Gebel el Silsila Project / Ministry of Antiquities, Egypt
Escarabeo
Un escarabeo, un amuleto típico del Antiguo Egipto, hallado en una de las ofrendas.
Foto: The Gebel el Silsila Project / Ministry of Antiquities, Egypt
Edificio para una barca funeraria (Egipto)
En noviembre se anunció el descubrimiento de un edificio subterráneo decorado con 120 dibujos de embarcaciones faraónicas en Abidos, en Egipto. Esta estructura con bóveda de cañón fue construida "para enterrar un gran barco que probablemente fue usado en las ceremonias funerarias de Sesostris III", explicaba Josef Wegner a National Geographic. Los egiptólogos saben que el edificio alojaba un barco porque en el centro del mismo hay una zanja longitudinal para situar el casco de la embarcación. Y, además, se han recuperado restos de tablas de madera de un barco de unos 20 metros de largo, similar a la barca funeraria de Keops. Más información aquí.
Foto: Josef Wegner
Dos metros de altura
El muro de dos metros de altura descubierto en Qubbet el-Hawa, en Asuán.
Foto: MoA / EES
Oculto bajo la arena
El muro se oculta bajo la arena de color marrón dorado.
Foto: MoA / EES
Exploración del muro
Exploración del muro por parte un equipo de arqueólogos de la Universidad de Birmingham.
Foto: MoA / EES
Soporte arquitectónico
Los arqueólogos creen que el muro podría ser el soporte arquitectónico de unas tumbas ya conocidas y de otras desconocidas.
Foto: MoA / EES
Muro de contención
El muro de contención sirvió para estabilizar la ladera de la colina y supuestamente una serie de tumbas inferiores, accesibles a través de una calzada que conducía a la segunda terraza.
Foto: MoA / EES
Tumba con esqueleto
Tumba con un esqueleto en su interior de comienzos del período dinástico.
Foto: SAEEDCS / 2016 / YMH / Ministry of Antiquities, Egypt
Restos cerámicos y utensilios
Los arqueólogos han hallado restos de chozas, vestigios cerámicos, herramientas de hierro y quince tumbas enormes de ladrillo de adobe.
Foto: SAEEDCS / 2016 / YMH / Ministry of Antiquities, Egypt
Diferentes tumbas
Las tumbas halladas tienen diseños y estilos arquitectónicos diferentes. Por primera vez en Abidos se han descubierto tumbas de la dinastía I con forma de mastabas.
Foto: SAEEDCS / 2016 / YMH / Ministry of Antiquities, Egypt
La calzada, de unos 4.000 años de antigüedad, ha aparecido bajo la arena de la necrópolis de Qubbet el-Hawa.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Un toro como ofrenda
Relieve que muestra una escena funeraria formada por un grupo de hombres tirando de un toro que ofrecen al difunto Sarenput I.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Dibujos de hace miles de años
Detalle de una flota de barcos aparece en la pared de un edificio de ladrillos de barro en Abidos. El barco funerario de madera fue enterrado allí hace 3.800 años.
Foto: NG
Una barca para una vida próxima
Este barco en miniatura, que se encontró en una tumba real del Imperio Nuevo, es una versión a escala reducida de la embarcación de tamaño completo enterrada con Sesostris III en Abidos.
Foto: NG
Arquitectura faraónica de adobe
Sección del edificio con sus diferentes partes. El edificio "está sumamente bien construido y es un ejemplo extraordinario de la arquitectura faraónica de adobe", según Josef Wegner.
Foto: Josef Wegner
Barcos con todo su aparejo
La decoración está formada por barcos con todo su aparejo de mástiles, vergas, jarcias y velas, además de cabinas, timones, remos y, en algunos casos, remeros.
Foto: Josef Wegner
Autoría desconocida
"Se desconoce quién creó los dibujos y por qué. Sí que está claro que fueron realizados por varias personas durante un período de tiempo corto. Parece que fueron creados por gente implicada en los ritos funerarios del rey y en la instalación del barco", sostiene Wegner.
Foto: Josef Wegner
Edificio para alojar un barco funerario
Restos del edificio que antiguamente alojaba un barco funerario de Sesostris III, con los muros decorados con barcos y una parte aún visible de la bóveda de cañón.
Foto: Josef Wegner
Zanja longitudinal
Los egiptólogos saben que el edificio alojaba un barco porque en el centro del mismo hay una zanja longitudinal para situar el casco de la embarcación.
Foto: Josef Wegner
Numerosas vasijas
Junto al edificio se han encontrado numerosas vasijas, probablemente relacionadas con las ceremonias funerarias de Sesostris III.
Foto: Josef Wegner
Telescopio de muones
Colocación de un telescopio de muones del CEA, la Comisión de Energía Atómica de Francia.
Foto: Scan Pyramids Mission
Placas sensibles a los muones
Placas sensibles a los muones de la Universidad de Nagoya, posicionadas en el pasaje descendente.
Foto: Scan Pyramids Mission
Análisis de muones
Comparación entre la simulación mediante la muografía y los resultados obtenidos en el pasaje descendente.
Imagen: Simulaciones por K. Morishima (Universidad de Nagoya) y Benoit Marini; resultados por K. Morishima (Universidad de Nagoya)
Vacío en la cara norte
Vista esquemática del vacío que se ha detectado detrás de la cara norte, cuya posición exacta y tamaño aún está pendiente de análisis.
Foto: Scan Pyramids Mission
Resultados de muografía
Resultados de muografía obtenidos por CEA en la cara noreste de la Gran Pirámide.
Imagen: CEA / Irfu for Scan Pyramids Mission
Centelleador electrónico de muones
Escintilador o centelleador electrónico de muones de KEK (Japón), instalado en la Cámara de la Reina de la Gran Pirámide.
Foto: Scan Pyramids Mission
Inspección de la cara norte
El equipo de investigación inspecciona la cara norte de la Gran Pirámide, donde está la zona de los chevrones.
Foto: Scan Pyramids Mission
Reconstrucción en 3D
Reconstrucción en 3D de la zona de los chevrones.
Foto: Scan Pyramids Mission
Topes de los chevrones
Las líneas discontinuas señalan los topes de los chevrones, que los mantienen en posición oblicua.
Foto: Scan Pyramids Mission
Chevrones desaparecidos
Reconstrucción en 3D de los chevrones desaparecidos.
Foto: Scan Pyramids Mission
Chevrones desaparecidos
Vista en sección que muestra los chevrones desaparecidos (reconstruidos digitalmente) por encima del pasaje descendente.
Foto: Scan Pyramids Mission
Análisis de muones
Área analizada mediante placas sensibles a los muones, estratégicamente ubicadas en el pasaje descendente. Los muones son unas partículas ínfimas procedentes del espacio exterior que llegan a la superficie terrestre a través de los rayos cósmicos y que pueden penetrar materiales sólidos como las rocas o los bloques de piedra caliza.
Foto: Scan Pyramids Mission
Cara norte de la Gran Pirámide
Cara norte de la Gran Pirámide de Gizeh, erigida por el faraón Keops hace más de 4.500 años.
Foto: Scan Pyramids Mission
Interior de la Gran Pirámide
Estas son las estructuras conocidas en el interior de la Gran Pirámide: un pasaje descendente que conduce a la Cámara Subterránea y un pasaje ascendente que conduce a la Cámara de la Reina y a la Cámara del Rey.
Foto: Scan Pyramids Mission
Breve estudio con infrarrojos
Breve estudio con infrarrojos. Las cuatro piedras oblicuas forman dos chevrones que tienen forma de compás. Estas piezas no se colocaban con fines decorativos sino para proteger un espacio vacío y evitar el derrumbe del techo.
Foto: Scan Pyramids Mission
Hace 4.500 años
Esta es la apariencia que debió de tener la Gran Pirámide hace 4.500 años, cuando estaba revestida con miles de bloques de piedra caliza blanca y pulida.
Foto: Scan Pyramids Mission
Reconstrucción en 3D
Reconstrucción en 3D de la zona en la que se encuentran los chevrones, las piezas oblicuas.
Foto: Scan Pyramids Mission
Ramsés II venerando a una divinidad
Cartuchos egipcios que muestran a Ramsés II representado como "Paramessu" y venerando a una divinidad.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Fragmentos de relieves que confirman la existencia de un templo construido por Ramsés II en la antigua Heliópolis.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Fragmentos de relieves
En la zona se han encontrado fragmentos de relieves de la época de Ramsés II.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Fragmentos de relieves
Fragmentos de relieves hallados en el barrio de Matariya, ocupado antiguamente por Heliópolis.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Escarabeo egipcio
Escarabeo egipcio que alude al faraón Tutmosis III.
Foto: Peter M. Fischer
Botón de fayenza
Botón de fayenza procedente de Egipto y fechado alrededor del año 1200 a.C.
Foto: Peter M. Fischer
Amuleto egipcio
Amuleto que representa a la deidad egipcia Bes.
Foto: Peter M. Fischer
El papiro de Mener encontrado en Egipto
El documento, que data del año 27, corresponde a la construcción de la pirámide de Keops. Está escrito por el capataz de obra Mener, quien a través de jeroglíficos explica cómo fue el proceso.
Frontal del ataúd
Frontal del ataúd, que menciona a la diosa Isis.
Foto: Alejandro Jiménez, Universidad de Jaén
Detalle del ataúd interno
Detalle del ataúd interno de la dama de Sattjeni.
Foto: Alejandro Jiménez, Universidad de Jaén
Ataúd policromado
Magnífico ataúd policromado de la dama Sattjeni, de la dinastía XII.
Foto: Alejandro Jiménez, Universidad de Jaén
Máscara de cartonaje
Sobre el rostro desaparecido de la momia se han hallado restos de una máscara de cartonaje.
Foto: Alejandro Jiménez, Universidad de Jaén
Jeroglíficos
Los jeroglíficos han permitido identificar a la difunta.
Foto: Alejandro Jiménez, Universidad de Jaén
Estatua sumergida de Hapi
Estatua de granito rojo del dios Hapi, de 5,4 metros de altura, 90 centímetros de ancho y un peso de seis toneladas.
Foto: Christoph Gerigk / Franck Goddio / Hilti Foundation / The British Museum
Toro sagrado Apis
Magnífica estatua del toro sagrado Apis del Serapeum de Alejandría, fechada en el reinado de Adriano.
Foto: Christoph Gerigk / Franck Goddio / Hilti Foundation / The British Museum
Estatua sumergida de Hapi
Estatua colosal del período ptolemaico, del siglo IV a.C., que representa al dios Hapi, sumergida en la bahía de Abukir, en el delta del Nilo. La estatua mide 5,4 metros de alto y decoraba el templo de Thonis-Heracleion.
Foto: Christoph Gerigk / Franck Goddio / Hilti Foundation / The British Museum
Estela de Thonis-Heracleion
Estela intacta de Thonis-Heracleion, comisionada por Nectanebo I (378-362 a.C.).
Foto: Christoph Gerigk / Franck Goddio / Hilti Foundation / The British Museum
Vaso canopo de Osiris
Un buzo muestra a la cámara un vaso canopo de Osiris, del siglo I ó II d.C., hallado en la bahía de Abukir.
Foto: Christoph Gerigk / Franck Goddio / Hilti Foundation / The British Museum
Retrato de Alejandro Magno
Magnífico retrato póstumo de Alejandro Magno, del siglo II ó I a.C., procedente de Alejandría.
Foto: The Trustees of the British Museum
Foto: The Trustees of the British Museum
Estatua colosal de Hapi
Estatua colosal del dios Hapi una vez extraída del agua y restaurada.
Foto: Christoph Gerigk / Franck Goddio / Hilti Foundation / The British Museum
Pectoral del faraón Sheshonk
Pectoral en oro, lapislázuli y pasta vítrea, hallado en Tanis en la tumba real del faraón Sheshonk, aproximadamente del año 890 a.C.
Foto: Christoph Gerigk / Franck Goddio / Hilti Foundation / The British Museum
Foto: Christoph Gerigk / Franck Goddio / Hilti Foundation / The British Museum
Estatua de Arsínoe II
Impresionante estatua de la reina Arsínoe II, de la dinastía ptolemaica, hallada en la bahía de Abukir.
Foto: Christoph Gerigk / Franck Goddio / Hilti Foundation / The British Museum
Alejandría, Egipto
La ciudad fundada por Alejandro Magno en el 331 a. C. después de derrotar a los persas es actualmente la segunda ciudad más poblada del país. También fue, y aún lo sigue siendo, uno de los puertos principales, pues el conquistador macedonio se aseguró de que estuviera en un lugar estratégico para poder recibir las mercancías por vía marítima. El popular faro de Alejandría, considerado como una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo fue una de las obras más destacadas de la ciudad, aunque no la única. El Museo situado en una parte del el antiguo palacio donde se alojó la dinastía ptolemaica y que estuvo consagrado a las musas del saber, de las artes y las ciencias, hizo que Alejandría fuese el centro científico más grande del mundo. Su gran biblioteca también ocupó un lugar destacado, ya que fue la más prestigiosa y completa de la Antigüedad.
Su opulencia y sabiduría, con la escuela de Alejandría, la convirtieron en una de las ciudades más afamadas del Mediterráneo. Su decadencia llegó siglos después de la muerte de Alejandro Magno, cuando Octavio venció a Cleopatra y Marco Antonio en Actium, en el 31 a. C., y convirtió a Egipto en provincia romana y en el “granero del Imperio. Aunque tuvo varios años de esplendor, el país perdió su independencia y la ciudad vivió continuas guerras y revueltas.
Foto: Turismo de Egipto
Tebas, Egipto
A orillas del Nilo, donde hoy se encuentran los antiguos templos de Luxor y de Karnak, antiguamente se erigía la ciudad de Tebas, capital de los Imperios Medio y Nuevo de Egipto. Fue a manos del faraón Mentuhotep II, quién emprendió una guerra para reunificar Egipto y quien decidió trasladar su capital, que hasta el 2040 a.C. se encontraba en Menfis. La urbe, que en su día fue una de las mas prósperas del país, cuenta con algunas de las edificaciones más importantes del imperio: el templo funerario de la reina Hatshepsut, los templos de Luxor y Karnak (unidos entre sí por una gran avenida de esfinges), los colosos de Memnón, el Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas. Todos ellos se pueden visitar actualmente.
El declive de Tebas se produjo en el siglo VII a. C., cuando la ciudad fue saqueada por los reyes de Asiria. Tres siglos después sería conquistada por Alejandro Magno, quien fundó Alejandría al norte del país y trasladó allí la capital de Egipto.
Pilar de arenisca
Fragmento de un pilar de arenisca que lleva inscrito el nombre de Nectanebo I.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Excavaciones en El Cairo
Excavaciones arqueológicas al noreste de El Cairo, en la zona situada entre los barrios de Matariya y Ain Shams, donde se erigió la antigua Heliópolis.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Plano de excavaciones
Plano de excavaciones en el barrio de Matariya y localización de los diferentes vestigios arqueológicos.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Bloque de basalto
Bloque de basalto hallado en 2015, en el que aparece representado el dios Hapi sosteniendo ofrendas.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Bloques de basalto de un templo construido por Nectanebo I, el primer faraón de la dinastía XXX, del período tardío de Egipto.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Bloques de basalto
Bloques de basalto que decoraron la parte inferior del templo de Nectanebo I.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Relieve en piedra caliza
Relieve en piedra caliza que representa a un faraón representado como una esfinge.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Pie de una estatua
Pie de una estatua en piedra arenisca.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Cabeza de Ramsés II
Cabeza del faraón Ramsés II, fechada de forma indeterminada en el Imperio Nuevo.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Figurilla de Bastet
Figurilla de Bastet, la diosa-gata.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Figurilla de Bastet
Figurilla de Bastet, la diosa-gata.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Relieve de un faraón
Relieve que muestra a un faraón con la corona blanca del Alto Egipto y sosteniendo un cetro real.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Isla Elefantina
El hallazgo ha sido realizado en la isla Elefantina, en la ciudad egipcia de Asuán.
Imagen: Google, ORION-ME
Pilar del edificio
Pilar del edificio erigido por la reina Hatshepsut en honor del dios Jnum.
Foto: German Archaeological Institute / Ministry of Antiquities, Egypt
Representación de Hatshepsut
Representación femenina de Hatshepsut (en rojo) que posteriormente fue reemplazada por la imagen de un rey varón.
Foto: German Archaeological Institute / Ministry of Antiquities, Egypt
Nombre eliminado
Cartucho egipcio con el nombre borrado de la reina Hatshepsut.
Foto: German Archaeological Institute / Ministry of Antiquities, Egypt
Lugar donde es han encontrado dos estatuas y una estela, al sur de Egipto
El hallazgo se ha producido en las inmediaciones del templo de Jnum, en la isla Elefantina, en la ciudad egipcia de Asuán.
Imagen: Google, ORION-ME
Museo Egipcio de Barcelona
Con más de 1.000 piezas del arte y arqueología egipcia, fue el primer museo en España con temática faraónica. Pertenece a la Fundación Arqueológica Clos, quienes han conseguido varios premios y reconocimientos nacionales e internacionales por su labor. En él, además de diferentes exposiciones temporales sobre Tutankamon y Osiris, se halla una gran colección de antiguos objetos de la cultura egipcia como joyería, cerámica, motivos decorativos y restos arquitectónicos. A través de sus talleres, conferencias y diferentes actos relacionados el visitante podrá conocer a fondo la cultura y tradiciones del Antiguo Egipto.
La máscara de Tutankamón
El ajuar funerario que Howard Carter halló en 1922 en la famosa tumba del Valle de los Reyes contenía todo lo necesario para garantizar al faraón una vida apacible y segura en el Más Allá.
Cámara funeraria de Tutankamón
El egiptólogo inglés Nicholas Reeves detectó rastros de puertas en los muros norte y oeste y especuló con que podrían conducir a dos cámaras ocultas. Los datos obtenidos con innovadoras tecnologías también parecen indicar la presencia de dinteles sobre los vanos de las supuestas puertas.
Foto: Nariman El-Mofty / AP Photo / Gtres
Cámaras vacías tras los muros
Plano de la cámara funeraria de Tutankamón. Las áreas 1 y 2 podrían alojar cámaras secretas según las últimas investigaciones reveladas recientemente.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Ondas electromagnéticas
Información obtenida con el georradar en los muros sur, oeste y norte de la cámara funeraria y en el muro oeste de la cámara del tesoro.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Cavidades encontradas recientemente
En la imagen podemos apreciar la entrada a las cavidades marcadas con las flechas rojas.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Muro oeste
Información de georradar del muro oeste de la cámara funeraria utilizada por los arqueólogos en el estudio de la cámara funeraria.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
La diosa leona
Estatua sedente de Sejmet, la diosa con cabeza de leona y cuerpo de mujer.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Torso y cabeza
Torso de mujer y cabeza de leona. Lleva un peluca tripartita, una melena dividida en tres partes.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Estatua sin cabeza
Estatua sedente de Sejmet sin cabeza.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Miembros inferiores
Miembros inferiores de una estatua sedente de Sejmet.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Osiris
Estatuilla votiva del dios Osiris, de la dinastía XXVI (664-525 a.C.).
Foto: Museu Egipci de Barcelona, Fundació Arqueològica Clos
Unnefer
Sarcófago de madera estucada y pintada de Unnefer, hijo de Padiset y de Shepsesamontakheret, de comienzos del período ptolemaico (siglo III a.C.).
Foto: Museu Egipci de Barcelona, Fundació Arqueològica Clos
Osiris
Cabeza de oro de Osiris, de la Baja Época (715-332 a.C.).
Foto: Museu Egipci de Barcelona, Fundació Arqueològica Clos
Isis y Osiris
Estatuilla de bronce de Isis y Osiris, de la dinastía XXVI (664-525 a.C.).
Isis y Osiris
Estatuilla de bronce de Isis y Osiris, de la Baja Época (715-332 a.C.).
Foto: Museu Egipci de Barcelona, Fundació Arqueològica Clos
Pseudomomia itifálica
Pseudomomia itifálica (que tiene el falo recto) hecha de madera, oro, arcilla y vendas, del período ptolemaico, concretamente del reinado de Ptolomeo VIII.
Foto: Museu Egipci de Barcelona, Fundació Arqueològica Clos
Apis
Amuleto de fayenza que representa al toro Apis, de la dinastía XXVI (664-525 a.C.).
Foto: Museu Egipci de Barcelona, Fundació Arqueològica Clos
Contenedor de vísceras
Caja de madera utilizada como contenedor de vísceras, del período ptolemaico (302-30 a.C.).
Foto: Museu Egipci de Barcelona, Fundació Arqueològica Clos
Retrato de un hombre
Retrato de un hombre procedente de una momia del cementerio romano de Tebtunis. Estos retratos ubrían los rostros de los cuerpos momificados durante la ocupación romana de Egipto.
Foto: Phoebe A. Hearst Museum of Anthropology, University of California, Berkeley
Retrato de un hombre
Los investigadores analizaron 15 retratos de momias de los cementerios romanos de Tebtunis, situados en la región de El Fayum, al sur de El Cairo.
Foto: Phoebe A. Hearst Museum of Anthropology, University of California, Berkeley
"El descubrimiento del Rey Tut"
Célebre fotografía que muestra a Howard Carter con un ayudante egipcio durante la inspección del sarcófago de Tutankamón. Fotografía tomada por Harry Burton en octubre de 1925.
Foto: Griffith Institute, University of Oxford, colourised by Dynamichrome
Museo Egipcio de Turín
Sala dedicada al período predinástico egipcio, el resultado del Vatican Coffin Project, un sofisticado proyecto sobre los sarcófagos del Antiguo Egipto.
© MUSEO EGIZIO DI TORINO
El castigo de las hijas de Dánao
Las danaides vierten agua en un recipiente que nunca se llena, como castigo por matar a los hijos del rey Egipto. Panel por John Singer Sargent.
Foto: Bridgeman / Index
La escritura griega en Egipto
Estela egipcia con una inscripción en griego. Período grecorromano. Museo Egipcio, El Cairo.
Foto: Dagli Orti / Art Archive
Carro de Yuya
Como jefe del ejército del faraón, Yuya fue enterrado con un carro ligero.
Foto: Bridgeman / Index
Sarcófago de Yuya
Sarcófago interior de Yuya. Ambas momias habían sido enterradas en tres ataúdes encajados en un gran sarcófago de madera. Museo Egipcio, El Cairo.
Foto: Bridgeman / Index
Momias de Tuya y Yuya
En un escarabeo conmemorativo del matrimonio entre Amenhotep III y la reina Tiy se menciona a Tuya y Yuya, padres de la soberana que fue Gran Esposa Real de Amenhotep III y madre de Akhenatón, lo que da fe de su importancia. Se sabe que Yuya ostentó, entre otros cargos, el de Comandante de Carros de Guerra de Su Majestad, Señor del Caballo y Sacerdote de Min, y su esposa fue Jefa del Harén de Min, Sacerdotisa de Amón y Cantante de Hathor.
Catalogue Général des Antiquités Égyptiennes du Musée du Caire
Cofre
De madera dorada y fayenza. Lleva los nombres de Amenhotep III y la reina Tiy.
Foto: Bridgeman / Index
Guerra en Alejandría
Este grabado recrea el incendio que quizá destruyó parte de la Biblioteca en el año 47 a.C., durante la guerra entre Cleopatra y su hermano. 1876.
Foto: Akg/ Album
Los reyes en familia
Esta estela de Amarna muestra a Akhenatón y Nefertiti jugando de un modo distendido con sus hijas. Museo Egipcio, Berlín.
BPK / SCALA, FIRENZE
La reina del Sol
Busto policromado de la reina Nefertiti hallado en Amarna por Borchardt en 1912. Museo Egipcio, Berlín.
BPK / SCALA, FIRENZE
Entrada a la cámara de Tutankamón
El 4 de noviembre de 1922, la tumba de Tutankamón fue descubierta cerca de la ciudad de Luxor. El lugar fue considerado un de los poco lugares que había permanecido prácticamente intacto ante la actividad de los ladrones de tumba.
Foto: AP / DADP
Lúxor, Egipto
Fotografía no fechada en la que aparece del arqueólogo y egiptólogo inglés Howard Carter, de pie con las manos detrás de su espalda izquierda, observando como es levantada la cubierta de la entrada a la tumba de Tutankamón, en Luxor, Egipto.
Foto: AP
Desenterarando a un faraón
Fotografía del momento en que fue reabierta la cámara de Tutankamón, en Luxor, Egipto
Foto: AP
La marcha fúnebre
El ataúd de oro y la máscara dorada de Tutankamón llegaron a El Cairo, Egipto, tras haber sido encontrados en la tumba de Seti II y transportados al Museo Egipcio de Antigüedades de El Cairo en la década de 1920. La procesión fue escoltada por siete guardias armados, Howard Carter y el señor Lucas lo acompañaron. El valor intrínseco del oro del ataúd, de la tapa y de la máscara fue estimado por Carter en 40.000 libras. El tesoro ha permaneció inalterado por más de 35.000 años en la tumba del faraón más famoso de la historia.
Apertura de la tumba
Fotografía del momento en que Howard Carter abrió la capilla funeraria donde se encontraba la momia de Tutankhamón
Foto: The New York Times
Los primeros secretos
Howard Carter examinando la tumba de Tutankamón. Fotografía tomada por Harry Burton, 1924.
"El descubrimiento del Rey Tut"
Fotografía coloreada tomada por Harry Burton en noviembre de 1923 en la aparece Howard Carter, Arthur Callender y uno de sus ayudantes egipcios.
Foto: Griffith Institute, University of Oxford, colourised by Dynamichrome
Tutankhamón. Máscara funeraria
La máscara funeraria de Tutankamón en el momento de su descubrimiento.
© GRIFFITH INSTITUTE / UNIVERSITY OF OXFORD / MUSEU EGIPCI DE BARCELONA
«Tutankamón. Historia de un descubrimiento»
Fotografía de Harry Burton en la que Howard Carter inspecciona el sarcófago de Tutankhamón.
© GRIFFITH INSTITUTE / UNIVERSITY OF OXFORD / MUSEU EGIPCI DE BARCELONA
Entrada excavada en la pared del Anexo.
© JOAN-CARLES ALAY
«Descubriendo a Tutankamón»
El sarcófago de Tutankamón fotografiado por Harry Burton en 1922.
© GRIFFITH INSTITUTE, UNIVERSITY OF OXFORD / ASHMOLEAN
Howard Carter
El egiptólogo Howard Carter (1874-1939) en una fotografía tomada en noviembre de 1934 en El Cairo.
© AP PHOTO / GTRES
Pirámide de Djoser
Andamios alrededor de la pirámide de Djoser, en la necrópolis de Saqqara.
Foto: Petersens Pr / Cintec International
La pirámide de Kefrén
La construcción de las grandes pirámides de Gizeh fue una empresa titánica. La de Kefrén es la segunda en tamaño y la única que conserva parte de su revestimiento de piedra caliza.
SFGP / GTRES
Pintura mural en la tumba de Djehutihotep que data del año 1880 a.C.
En ella aparecen decenas de obreros arrastrando un trineo que carga una estatua colosal y un personaje subido en la parte frontal del trineo vierte agua sobre la arena, presumiblemente para facilitar el transporte de la estatua
© DANIEL BONN
«Cleopatra. Roma y el hechizo de Egipto»
Mosaico del Nilo (mediados del siglo I a.C.) de Privernum.
Foto: © MUSEO ARCHEOLOGICO, PRIVERNO / CHIOSTRO DEL BRAMANTE
El Valle de los Reyes
En este lugar construyeron sus tumbas los faraones del Imperio Nuevo. En el centro de la imagen, entrada de la tumba de Tutankhamón.
PHILIP PLISSON
Tutankamón niño
Figurilla de oro hallada en la cámara del tesoro. Museo Egipcio, El Cairo.
CORBIS / CORDON PRESS
Abanico de oro
La escena muestra al rey en su carro cazando avestruces. Su perro, de raza saluki (una especie de lebrel) corre junto al carro. Tras él, una cruz ankh, símbolo de la vida eterna, sujeta un abanico.
CORBIS / CORDON PRESS
Las legiones de Marco Aurelio
Marco Aurelio creó en 165 d.C. dos legiones: la II Itálica Pía para la defensa de la frontera del Danubio y la III Itálica Concors para luchar contra los marcomanos. Abajo, águila, símbolo de las legiones romanas. Museo Nacional, Saint-Germain-en-Laye.
E. LESSING / ALBUM
Años de estudio
Una litografía muestra a varios expertos inspeccionando la Piedra de Rosetta durante el Segundo Congreso Internacional de Orientalistas, en 1874.
Foto: Illustrated London News
Los cuidados de un tesoro
La Piedra de Rosetta es sometida a labores de conservación por el conservador Nic Lee, en la Galería de escultura egipcia del Museo Británico de Londres.
Foto: Edmond Terakopian / AP / PA
Museo Británico, Londres
La piedra Rosetta yace expuesta en el Museo Británico de Londres. Pasó a manos de los ingleses en 1802.
Foto: Daniel Kalker/ PA /dpa/ AP
Piedra de Rosetta
La piedra de Rosetta, con inscripciones en egipcio, demótico y griego antiguo, fue hallada el 15 de julio de 1799 por parte de un destacamento militar francés.
CM DIXON / HERITAGE / GTRES
El dios Nefertum
Una de las estatuas halladas en el fondo marino, que retrata al dios Nefertum, representado como un hombre coronado.
Foto: Franck Goddio / Hilti Foundation / University of Oxford
El descanso de los dioses
En el lecho marino han aparecido unas 300 estatuillas y amuletos egipcios, la mayoría representan a los dioses egipcios Osiris, Isis y Horus.
Foto: Franck Goddio / Hilti Foundation / University of Oxford
La estela de Thonis-Heracleion,
Con 1,90 metros de altura, la estela de Thonis-Heracleion fue erigida por el faraón Nectanebo I (378-362 a.C.), y hallada en la antigua ciudad portuaria.
Foto: Franck Goddio / Hilti Foundation / University of Oxford
La ciudad sumergida del Nilo
El trazado de la antigua ciudad de Thonis-Heracleion, descubierta en el año 2000, está emergiendo en los últimos años.
Foto: Franck Goddio / Hilti Foundation / University of Oxford
Esculturas hundidas
Una de las enormes estatuas sumergidas en la antigua ciudad portuaria de Thonis-Heracleion, junto a la desembocadura del Nilo.
Foto: Franck Goddio / Hilti Foundation / University of Oxford
La cámara funeraria del rey
Cámara funeraria de la tumba de Tutankhamón, en el Valle de los Reyes. La suya es la única momia real que descansa en esta necrópolis.
AKG / ALBUM
«Tutankamón. Historia de un descubrimiento»
Entre 1922 y 1929, el fotógrafo Harry Burton documentó meticulosamente el descubrimiento de la tumba de Tutankamón.
© GRIFFITH INSTITUTE / UNIVERSITY OF OXFORD / MUSEU EGIPCI DE BARCELONA
«Tutankamón. Historia de un descubrimiento»
Fotografía de Harry Burton en la que Howard Carter inspecciona el sarcófago de Tutankamón.
© GRIFFITH INSTITUTE / UNIVERSITY OF OXFORD / MUSEU EGIPCI DE BARCELONA
«Tutankamón. Historia de un descubrimiento»
La máscara funeraria de Tutankamón en el momento de su descubrimiento.
© GRIFFITH INSTITUTE / UNIVERSITY OF OXFORD / MUSEU EGIPCI DE BARCELONA
Pieza de un collar usekh, en Fayenza, en forma de cabeza de halcón, hallado en Alejandría. Siglos III-I a.C.
Foto: W. FORMAN / GTRES
La gran diosa de Egipto
Tras su triunfo sobre Cleopatra, Octavio dio un trato especial a la nueva provincia de Egipto y amplió, entre otras cosas, el templo de Isis en la isla de Filé.
Foto: GEORGE STEINMETZ / CORBIS
Recreación del interior de la tumba de Tutankhamón.
HERITAGE / GTRES
Tutankhamón
Entrada a la tumba de Tutankhamón, en el Valle de los Reyes.
AP / GTRES
Tutankhamón
Momia de Tutankhamón, en el Museo Egipcio de El Cairo.
AP / GTRES
Tutankhamón
Sarcófago de Tutankhamón.
HERITAGE / GTRES
Templo de Osiris en Taposiris Magna.
Desde 2005 Kathleen Martinez ha buscado indicios de la tumba de Cleopatra en las ruinas del templo de Osiris en Taposiris Magna.
Foto: Kenneth Garrett
Moda egipcia
De tamaño ligeramente superior al natural, esta estatua de piedra del siglo III a.C. procedente de Canope viste el atuendo típico de las reinas ptolemaicas. El nudo de la tela suele llamarse nudo de Isis. Para los Ptolomeos, la relación entre Isis y su hermano-esposo, Osiris, era el modelo de matrimonio real. El culto a Isis se prolongó hasta 500 años después de morir Cleopatra, una de sus mayores devotas.
Foto: Kenneth Garrett
Ptolomeo XII
Descubierto en la zona sumergida de Alejandría, esta esfinge de piedra está compuesta de un cuerpo de león y probablemente la cabeza del padre de Cleopatra, Ptolomeo XII. El faraón lleva el nemes real. Estas estatuas representaban el poder divino del faraón y se colocaban junto a los edificios importantes.
Foto: Kenneth Garrett
El lujo de Canope
Estos tesoros de las ruinas sumergidas de Canope (colgantes, cuentas, broches, un aplique en forma de abanico y piezas de otros adornos) evocan la legendaria opulencia de Cleopatra. Tanta riqueza explica en parte la conquista de Egipto por parte de Roma, que accedió así a las minas de oro de Nubia y a las caravanas de otros artículos de lujo más meridionales. Canope tenía mala fama por sus fiestas desenfrenadas, pero también albergaba un templo erigido a Serapis, la versión ptolemaica de Osiris, dios de la otra vida. Este sincretismo espiritual pervivió hasta bien entrado el período bizantino.
Foto: Christoph Gerigk / Franck Goddio / Fundación Hilti / Museo Grecorromano / Alejandría
Hapi, dios de la crecida anual del Nilo
La parte superior de un coloso de granito sale a la superficie en la bahía de Abukir, al nordeste de Alejandría. De unos seis metros de altura, la escultura representa a Hapi, dios de la crecida anual del Nilo que fertilizaba los campos de Egipto. Seguramente se erguía en el exterior del templo principal de Heraclion. Esta ciudad, perdida durante siglos y redescubierta bajo el mar, era un importante centro comercial y de peregrinaje.
Foto: Christoph Gerigk / Franck Goddio / Fundación Hilti
Los templos de File
Los templos de File se alzan en una isla del Nilo, al sur de Asuán. Los faraones ptolemaicos construyeron buena parte de este complejo, centro de culto a la diosa Isis. La propia Cleopatra se identificó con la popular diosa, al igual que hiciera la mayoría de las reinas de su dinastía.
Foto: Jack Kotz
La reina sin nombre
Una estatua de piedra procedente de Heraclion representa una reina no identificada del siglo II a.C. vestida como Isis, una diosa egipcia adoptada por los Ptolomeos.
Foto: Kenneth Garrett
A orillas del Nilo
El exótico Nilo de la época de Cleopatra cobra vida en un monumental suelo de mosaico de Palestrina, Italia. Tras nacer en Etiopía (parte superior), el río fluye junto a templos faraónicos y grecoegipcios, avanza por el delta y desemboca en lo que quizá sea el bullicioso puerto de Alejandría (abajo a la derecha).
Foto: Nimatallah / Art Resource
Dandara, Egipto
La figura de la izquierda es Cleopatra: este relieve del muro de un templo de Dandara es una de las pocas imágenes identificadas con su nombre. Aparece como faraón, haciendo ofrendas a los dioses. La presencia del hijo que tuvo con Julio César es un modo de afianzarlo como heredero. Poco después de la muerte de su madre fue capturado y ejecutado.
Foto: George Steinmetz
Joyas del Antiguo Egipto
Un brazalete egipcio de oro de la época de Cleopatra representa dos serpientes enroscadas, símbolos de protección y regeneración.
Foto: Kenneth Garrett
Gacela momificada
La gacela que una reina crió como mascota
Fue preparada para su viaje a la eternidad con el mismo esmero que recibiría un miembro de la familia real. Envuelta en delicados vendajes con ribetes azules y depositada en una caja de madera hecha a medida, acompañó a su dueña a la tumba hacia 945 a.C.
Museo Egipcio, El Cairo
Foto: Richard Barnes
Momias de animales del antiguo Egipto
En 1888, un agricultor egipcio que cavaba en la arena cerca de Istabl Antar descubrió una fosa común. Los cuerpos sepultados no eran humanos, sino felinos: cantidades asombrosas de antiguos gatos momificados y enterrados. «No son unos pocos desperdigados aquí y allá –informó una revista inglesa de la época–, sino decenas, miles, cientos de miles, un grueso estrato de 10 a 20 capas de cadáveres sepultados unos sobre otros.» Algunos animales envueltos en vendas aún seguían presentables, y unos pocos tenían máscaras de oro. Los niños del lugar vendieron los mejores ejemplares a los turistas a cambio de unas monedas. El resto se vendió a peso como fertilizante. Un barco se llevó a Liverpool unos 180.000, una carga de 17 toneladas, para esparcirlos por los campos ingleses.
En el siglo que ha pasado desde entonces, la arqueología ya no es tanto una caza de trofeos como una ciencia. Ahora los excavadores saben que gran parte de la riqueza de sus yacimientos reside en la multitud de detalles que ofrecen sobre la vida de la gente: sus actividades, su forma de pensar y sus creencias religiosas. Las momias de animales son parte importante de esos hallazgos.
«Son en verdad manifestaciones de la vida cotidiana –dice la egiptóloga Salima Ikram–. Animales de compañía, comida, muerte, religión… Abarcan todo lo que interesaba a los egipcios.» Especializada en zooarqueología (el estudio de los restos de animales antiguos), Ikram ha contribuido a poner en marcha una nueva línea de investigación sobre los gatos y otros animales que los egipcios preservaban con habilidad y esmero. Desde su cátedra en la Universidad Americana de El Cairo, se hizo cargo de la deteriorada y medio abandonada colección de momias animales del Museo Egipcio como proyecto de investigación. Tras efectuar mediciones, escudriñar con rayos X bajo los vendajes y catalogar sus hallazgos, creó una galería para exponer la colección, un puente entre la gente de hoy y la de aquel pasado remoto. «Cuando ves esos animales, piensas: “¡Ah, el faraón Tal o Cual tenía una mascota, como yo!”, y en lugar de sentir una distancia de más de 5.000 años, ves a los antiguos egipcios como personas de carne y hueso.»
Algunos de esos animales fueron momificados para que los difuntos tuvieran compañía en la eternidad. Los antiguos egipcios que podían permitírselo se preparaban una tumba lujosa, con la esperanza de que todos los efectos personales allí acumulados, y todas las imágenes que ordenaban representar en los murales, estuvieran a su disposición después de la muerte. Más o menos a partir de 2950 a.C., los reyes de la I dinastía recibieron sepultura en sus complejos funerarios de Abydos acompañados de perros, leones y burros. Más de 2.500 años después, durante la XXX dinastía, un plebeyo llamado Hapi-men fue enterrado en Abydos con un perrito acurrucado a sus pies.
Otras momias eran provisiones para los muertos, «vituallas momificadas», las llama Ikram. Los mejores cortes de carne de buey, patos suculentos, ánsares y pichones se salaban, secaban y envolvían en tiras de lino. Por último, otros animales eran momificados porque eran la viva representación de un dios. Hacia el año 300 a.C., la venerada ciudad de Menfis, capital de Egipto durante gran parte de su historia antigua, ocupaba 50 kilómetros cuadrados y su población rondaba los 250.000 habitantes. La mayor parte de las ruinas de la que fue una ciudad gloriosa yace hoy bajo el pueblo de Mit Rahina. Pero junto a un camino polvoriento se yerguen las ruinas de un templo, medio ocultas entre matas de hierba. Era la casa de embalsamamiento del buey Apis, uno de los animales más venerados del antiguo Egipto.
Símbolo de fuerza y virilidad, Apis estaba estrechamente relacionado con el todopoderoso faraón. Animal divinizado, era elegido para el culto por reunir una serie de características inusuales: un triángulo blanco en la frente, figuras blancas aladas en los hombros y la grupa, una mancha en forma de escarabajo en la lengua, y pelos dobles en la punta de la cola. Durante su vida lo alojaban en un santuario especial, mimado por sacerdotes, adornado con oro y joyas, y adorado por las multitudes. Se creía que su esencia divina pasaba a otro buey en el momento de su muerte, por lo que en ese instante se iniciaba la búsqueda del nuevo Apis. Mientras tanto, el cadáver era conducido al templo. La momificación se prolongaba al menos 70 días: 40 para secar la enorme masa de carne, y 30 para envolverla.
El día del entierro del buey, los habitantes de la ciudad se echaban a las calles para unirse al duelo nacional y atestaban el camino que conducía a las catacumbas hoy conocidas como Serapeum, en la necrópolis de Saqqara, en el desierto. En procesión, sacerdotes, cantantes del templo y altos funcionarios llevaban la momia hasta la red de galerías abovedadas talladas en el suelo de caliza, donde la sepultaban dentro de un sarcófago de madera o de granito, entre largos corredores abiertos para otros enterramientos. En siglos posteriores, ese lugar sagrado fue profanado por ladrones que arrancaron las tapas de los sarcófagos y robaron los valiosos ornamentos que lucían las momias.
Saber si la crecida iba a ser buena o mala era importante en un país de agricultores. Por eso, con el tiempo, los cocodrilos se convirtieron en símbolo de Sobek, dios acuático de la fertilidad, y los egipcios les erigieron un templo en Kom Ombo, localidad del sur de Egipto que cada año era una de las primeras en notar la crecida del río. En ese lugar sagrado, cerca de la ribera donde se asoleaban los cocodrilos salvajes, los cocodrilos cautivos llevaban una vida regalada y, al morir, eran enterrados con solemnidad.
En los lugares donde las momias son más numerosas, como en Istabl Antar, donde fueron enterradas por millones, se trata de objetos votivos ofrecidos durante las festividades anuales en los templos donde se rendía culto a los animales. A esos centros religiosos distribuidos a lo largo del Nilo llegaban cientos de miles de peregrinos, que acampaban en los alrededores. Convertidos en mercaderes, los sacerdotes ofrecían desde momias con sencillos vendajes hasta otras más elaboradas para quienes pudieran pagarlas. Entre nubes de incienso, los fieles culminaban la peregrinación ofreciendo al templo la momia elegida.
Algunos lugares se asociaban con un solo dios y su animal simbólico; pero en los centros más antiguos y venerados, como el de Abydos, se han hallado auténticos zoos de momias votivas en los que cada especie se relaciona con una divinidad concreta. En Abydos, donde fueron enterrados los primeros reyes de Egipto, las excavaciones han sacado a la luz momias de ibis que probablemente representan a Tot, el dios de la sabiduría y la escritura. Los halcones evocaban presumiblemente a Horus, el dios del cielo, protector del rey vivo. Los perros guardaban relación con Anubis, el dios con cabeza de chacal, guardián de los muertos. Al ofrendar una de esas momias al templo, los peregrinos podían ganarse el favor del dios correspondiente. «El animal siempre le susurraba al dios al oído: “Aquí viene tu fiel, sé bueno con él”», explica Ikram.
A partir de la XXVI dinastía, en torno al año 664 a.C., las momias votivas se hicieron muy populares. Los egipcios acababan de expulsar a los dominadores extranjeros y recuperaban con alivio sus propias tradiciones. El negocio de las momias floreció y dio empleo a legiones de trabajadores especializados, ya que era preciso criar a los animales, cuidarlos, sacrificarlos y momificarlos, además de importar resinas, preparar las vendas y cavar las tumbas.
Pese al elevado fin de la actividad, la corrupción se infiltró en la cadena de producción, y algunos peregrinos resultaron estafados. «Momias falsas y otros timos», explica Ikram. Las radiografías han revelado diversos trucos para engañar a los consumidores: animales más baratos en sustitución de otros más raros y valiosos; huesos o plumas en lugar del animal completo, y hermosos vendajes con nada dentro, aparte de fango. Cuanto más atractivo era el exterior, mayor era la probabilidad de estafa.
Para averiguar cómo trabajaban los antiguos embalsamadores (un aspecto sobre el cual los textos antiguos callan o son ambiguos), Ikram experimenta con las técnicas de momificación. Para encontrar los materiales necesarios, acude al laberíntico zoco del siglo XIV de El Cairo. En una pequeña tienda, un dependiente pesa en una vieja balanza de latón grandes trozos de una sustancia gris cristalina. Es natrón, una sal que absorbe la humedad y la grasa y que era el desecante más importante utilizado para la momificación.. En una herboristería a la vuelta de la esquina compra los aceites que devuelven la flexibilidad a los cuerpos secos y rígidos, y también los resinosos pedazos de incienso que, una vez fundido, sirve para sellar los vendajes.
La investigadora empezó momificando conejos, por su tamaño manejable y porque podía comprarlos en la carnicería. A Orejotas (Ikram pone nombre a todas sus momias) lo sepultó en natrón, pero el cuerpo empezó a descomponerse en dos días, y al acumularse los gases, estalló. Tambor corrió mejor suerte. Ikram le había extraído los pulmones, el hígado, el estómago y los intestinos, y luego lo rellenó de natrón y lo sepultó en la misma sustancia. Resistió.
El tratamiento reservado a Copo de Nieve fue totalmente diferente. En lugar de la evisceración, el conejo recibió un enema de trementina y aceite de cedro antes de ser sepultado en natrón. Heródoto, el famoso historiador griego, describió el procedimiento en el siglo V a.C., pero los investigadores cuestionaban su credibilidad. En este caso, el experimento le dio la razón. Todas las vísceras de Copo de Nieve se disolvieron excepto el corazón, el único órgano que los antiguos egipcios siempre dejaban en su sitio.
Una vez concluido el trabajo de laboratorio, Ikram y sus estudiantes siguieron el protocolo y envolvieron cada cuerpo con vendas en las que se habían impreso fórmulas mágicas. Recitando oraciones y quemando incienso, depositaron las momias en la vitrina de un aula, donde son una atracción para los visitantes, entre ellos yo misma. Como ofrenda, dibujo un manojo de zanahorias y símbolos que multiplican por mil ese manojo. Ikram me asegura que, en el más allá, los dibujos ya se han convertido en zanahorias auténticas, y que los hocicos de sus conejos se están estremeciendo de alegría.
http://www.nationalgeographic.com.es/historia/actualidad/estelas-inscripciones-y-otros-fascinantes-hallazgos-antigua-nubia_12466
Hallazgo de una estela
Excavación de una estela
Estela de la Dama Maliwarase
Pirámide con cúpula
Sitio arqueológico de Sedeinga
Mesa de ofrendas
http://www.nationalgeographic.com.es/temas/antiguo-egipto/fotos/18
Estelas con inscripciones y otros fascinantes hallazgos de la antigua Nubia
Los arqueólogos han hallado la colección más grande de textos meroíticos
Antiguo Egipto Arqueología Civilizaciones
National Geographic
Guillermo Gonzalo Sánchez AchuteguiMomias de animales del antiguo Egipto
Envueltas en vendajes de lino y enterradas con reverencia, las momias de animales encierran pistas fascinantes sobre la vida y la muerte en el antiguo Egipto. Descubre las momias de animales enterradas en los distintos yacimientos del país del Nilo.
Algunos animales envueltos en vendas aún seguían presentables, y unos pocos tenían máscaras de oroAquélla era la época de las expediciones generosamente financiadas que cavaban hectáreas de desierto en busca de tumbas reales y espléndidos sarcófagos pintados y máscaras de oro para adornar mansiones y museos de Europa y Estados Unidos. Los miles de animales momificados que aparecían en los lugares sagrados de Egipto sólo era algo que había que apartar para llegar a los tesoros. Pocos estudiosos les prestaban atención, y en general su importancia pasaba inadvertida.
En el siglo que ha pasado desde entonces, la arqueología ya no es tanto una caza de trofeos como una ciencia. Ahora los excavadores saben que gran parte de la riqueza de sus yacimientos reside en la multitud de detalles que ofrecen sobre la vida de la gente: sus actividades, su forma de pensar y sus creencias religiosas. Las momias de animales son parte importante de esos hallazgos.
«Son en verdad manifestaciones de la vida cotidiana –dice la egiptóloga Salima Ikram–. Animales de compañía, comida, muerte, religión… Abarcan todo lo que interesaba a los egipcios.» Especializada en zooarqueología (el estudio de los restos de animales antiguos), Ikram ha contribuido a poner en marcha una nueva línea de investigación sobre los gatos y otros animales que los egipcios preservaban con habilidad y esmero. Desde su cátedra en la Universidad Americana de El Cairo, se hizo cargo de la deteriorada y medio abandonada colección de momias animales del Museo Egipcio como proyecto de investigación. Tras efectuar mediciones, escudriñar con rayos X bajo los vendajes y catalogar sus hallazgos, creó una galería para exponer la colección, un puente entre la gente de hoy y la de aquel pasado remoto. «Cuando ves esos animales, piensas: “¡Ah, el faraón Tal o Cual tenía una mascota, como yo!”, y en lugar de sentir una distancia de más de 5.000 años, ves a los antiguos egipcios como personas de carne y hueso.»
Algunos de esos animales fueron momificados para que los difuntos tuvieran compañía en la eternidadActualmente, la colección de momias de animales es una de las más visitadas de ese museo. Detrás de las vitrinas hay gatos amortajados con vendas de lino que forman rombos, franjas, cuadrados e intrincadas líneas cruzadas; musarañas en cajas de caliza tallada; carneros en sarcófagos dorados con adornos de cuentas; una gacela envuelta en papiro deshilachado; un cocodrilo de cinco metros enterrado con sus crías momificadas en la boca; ibis sagrados en fardos con aplicaciones; halcones; peces y hasta diminutos escarabajos junto a las bolas de estiércol que comían.
Algunos de esos animales fueron momificados para que los difuntos tuvieran compañía en la eternidad. Los antiguos egipcios que podían permitírselo se preparaban una tumba lujosa, con la esperanza de que todos los efectos personales allí acumulados, y todas las imágenes que ordenaban representar en los murales, estuvieran a su disposición después de la muerte. Más o menos a partir de 2950 a.C., los reyes de la I dinastía recibieron sepultura en sus complejos funerarios de Abydos acompañados de perros, leones y burros. Más de 2.500 años después, durante la XXX dinastía, un plebeyo llamado Hapi-men fue enterrado en Abydos con un perrito acurrucado a sus pies.
Otras momias eran provisiones para los muertos, «vituallas momificadas», las llama Ikram. Los mejores cortes de carne de buey, patos suculentos, ánsares y pichones se salaban, secaban y envolvían en tiras de lino. Por último, otros animales eran momificados porque eran la viva representación de un dios. Hacia el año 300 a.C., la venerada ciudad de Menfis, capital de Egipto durante gran parte de su historia antigua, ocupaba 50 kilómetros cuadrados y su población rondaba los 250.000 habitantes. La mayor parte de las ruinas de la que fue una ciudad gloriosa yace hoy bajo el pueblo de Mit Rahina. Pero junto a un camino polvoriento se yerguen las ruinas de un templo, medio ocultas entre matas de hierba. Era la casa de embalsamamiento del buey Apis, uno de los animales más venerados del antiguo Egipto.
Símbolo de fuerza y virilidad, Apis estaba estrechamente relacionado con el todopoderoso faraón. Animal divinizado, era elegido para el culto por reunir una serie de características inusuales: un triángulo blanco en la frente, figuras blancas aladas en los hombros y la grupa, una mancha en forma de escarabajo en la lengua, y pelos dobles en la punta de la cola. Durante su vida lo alojaban en un santuario especial, mimado por sacerdotes, adornado con oro y joyas, y adorado por las multitudes. Se creía que su esencia divina pasaba a otro buey en el momento de su muerte, por lo que en ese instante se iniciaba la búsqueda del nuevo Apis. Mientras tanto, el cadáver era conducido al templo. La momificación se prolongaba al menos 70 días: 40 para secar la enorme masa de carne, y 30 para envolverla.
El día del entierro del buey, los habitantes de la ciudad se echaban a las calles para unirse al duelo nacional y atestaban el camino que conducía a las catacumbas hoy conocidas como Serapeum, en la necrópolis de Saqqara, en el desierto. En procesión, sacerdotes, cantantes del templo y altos funcionarios llevaban la momia hasta la red de galerías abovedadas talladas en el suelo de caliza, donde la sepultaban dentro de un sarcófago de madera o de granito, entre largos corredores abiertos para otros enterramientos. En siglos posteriores, ese lugar sagrado fue profanado por ladrones que arrancaron las tapas de los sarcófagos y robaron los valiosos ornamentos que lucían las momias.
Por desgracia, no se conserva intacto ni un solo enterramiento del buey Apis.Diferentes animales sagrados eran objeto de adoración en los distintos centros de culto: bueyes en Armant y Heliópolis, peces en Isna, carneros en la isla Elefantina y cocodrilos en Kom Ombo. Ikram cree que el culto a esos seres divinos surgió en los albores de la civilización egipcia, cuando un régimen de precipitaciones más generoso que el actual favoreció una tierra verde y feraz. Rodeados de animales, los egipcios comenzaron a relacionarlos con dioses específicos, según sus hábitos. Los cocodrilos, por ejemplo, ponían sus huevos justo por encima del nivel más alto que alcanzaría la crecida anual del Nilo, el gran acontecimiento que irrigaba los campos y permitía que Egipto renaciera año tras año. «Los cocodrilos eran mágicos –dice Ikram–, porque tenían la capacidad de predecir el futuro.»
Saber si la crecida iba a ser buena o mala era importante en un país de agricultores. Por eso, con el tiempo, los cocodrilos se convirtieron en símbolo de Sobek, dios acuático de la fertilidad, y los egipcios les erigieron un templo en Kom Ombo, localidad del sur de Egipto que cada año era una de las primeras en notar la crecida del río. En ese lugar sagrado, cerca de la ribera donde se asoleaban los cocodrilos salvajes, los cocodrilos cautivos llevaban una vida regalada y, al morir, eran enterrados con solemnidad.
En los lugares donde las momias son más numerosas, como en Istabl Antar, donde fueron enterradas por millones, se trata de objetos votivos ofrecidos durante las festividades anuales en los templos donde se rendía culto a los animales. A esos centros religiosos distribuidos a lo largo del Nilo llegaban cientos de miles de peregrinos, que acampaban en los alrededores. Convertidos en mercaderes, los sacerdotes ofrecían desde momias con sencillos vendajes hasta otras más elaboradas para quienes pudieran pagarlas. Entre nubes de incienso, los fieles culminaban la peregrinación ofreciendo al templo la momia elegida.
Algunos lugares se asociaban con un solo dios y su animal simbólico; pero en los centros más antiguos y venerados, como el de Abydos, se han hallado auténticos zoos de momias votivas en los que cada especie se relaciona con una divinidad concreta. En Abydos, donde fueron enterrados los primeros reyes de Egipto, las excavaciones han sacado a la luz momias de ibis que probablemente representan a Tot, el dios de la sabiduría y la escritura. Los halcones evocaban presumiblemente a Horus, el dios del cielo, protector del rey vivo. Los perros guardaban relación con Anubis, el dios con cabeza de chacal, guardián de los muertos. Al ofrendar una de esas momias al templo, los peregrinos podían ganarse el favor del dios correspondiente. «El animal siempre le susurraba al dios al oído: “Aquí viene tu fiel, sé bueno con él”», explica Ikram.
A partir de la XXVI dinastía, en torno al año 664 a.C., las momias votivas se hicieron muy populares. Los egipcios acababan de expulsar a los dominadores extranjeros y recuperaban con alivio sus propias tradiciones. El negocio de las momias floreció y dio empleo a legiones de trabajadores especializados, ya que era preciso criar a los animales, cuidarlos, sacrificarlos y momificarlos, además de importar resinas, preparar las vendas y cavar las tumbas.
Pese al elevado fin de la actividad, la corrupción se infiltró en la cadena de producción, y algunos peregrinos resultaron estafados. «Momias falsas y otros timos», explica Ikram. Las radiografías han revelado diversos trucos para engañar a los consumidores: animales más baratos en sustitución de otros más raros y valiosos; huesos o plumas en lugar del animal completo, y hermosos vendajes con nada dentro, aparte de fango. Cuanto más atractivo era el exterior, mayor era la probabilidad de estafa.
Para averiguar cómo trabajaban los antiguos embalsamadores (un aspecto sobre el cual los textos antiguos callan o son ambiguos), Ikram experimenta con las técnicas de momificación. Para encontrar los materiales necesarios, acude al laberíntico zoco del siglo XIV de El Cairo. En una pequeña tienda, un dependiente pesa en una vieja balanza de latón grandes trozos de una sustancia gris cristalina. Es natrón, una sal que absorbe la humedad y la grasa y que era el desecante más importante utilizado para la momificación.. En una herboristería a la vuelta de la esquina compra los aceites que devuelven la flexibilidad a los cuerpos secos y rígidos, y también los resinosos pedazos de incienso que, una vez fundido, sirve para sellar los vendajes.
La investigadora empezó momificando conejos, por su tamaño manejable y porque podía comprarlos en la carnicería. A Orejotas (Ikram pone nombre a todas sus momias) lo sepultó en natrón, pero el cuerpo empezó a descomponerse en dos días, y al acumularse los gases, estalló. Tambor corrió mejor suerte. Ikram le había extraído los pulmones, el hígado, el estómago y los intestinos, y luego lo rellenó de natrón y lo sepultó en la misma sustancia. Resistió.
El natrón, una sal que absorbe la humedad y la grasa, era el desecante más importante utilizado para la momificaciónPelusa, el siguiente candidato, ayudó a resolver un enigma arqueológico. El natrón que tenía dentro absorbió tantos fluidos que se volvió glutinoso y fétido. Ikram lo sustituyó por natrón fresco guardado en bolsas de lino. Eran fáciles de extraer cuando la sustancia se humedecía, lo que explica que en muchos centros de embalsamamiento se hayan encontrado este tipo de bolsas.
El tratamiento reservado a Copo de Nieve fue totalmente diferente. En lugar de la evisceración, el conejo recibió un enema de trementina y aceite de cedro antes de ser sepultado en natrón. Heródoto, el famoso historiador griego, describió el procedimiento en el siglo V a.C., pero los investigadores cuestionaban su credibilidad. En este caso, el experimento le dio la razón. Todas las vísceras de Copo de Nieve se disolvieron excepto el corazón, el único órgano que los antiguos egipcios siempre dejaban en su sitio.
Una vez concluido el trabajo de laboratorio, Ikram y sus estudiantes siguieron el protocolo y envolvieron cada cuerpo con vendas en las que se habían impreso fórmulas mágicas. Recitando oraciones y quemando incienso, depositaron las momias en la vitrina de un aula, donde son una atracción para los visitantes, entre ellos yo misma. Como ofrenda, dibujo un manojo de zanahorias y símbolos que multiplican por mil ese manojo. Ikram me asegura que, en el más allá, los dibujos ya se han convertido en zanahorias auténticas, y que los hocicos de sus conejos se están estremeciendo de alegría.
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Los hallazgos realizados recientemente en el sitio arqueológico de Sedeinga (Sudán) arrojan luz sobre la civilización meroítica, que nació del intercambio cultural entre Egipto y el África negra
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Fotografía aérea de las excavaciones arqueológicas en diciembre de 2017.
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La antropóloga Agathe Chen junto a diferentes restos óseos de la necrópolis de Sedeinga.
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Hallazgo de la estela de Ataquelula.
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Pirámide con una cúpula interna.
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Mesa de ofrendas de Malitabelito.
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Alec Forssmann
7 de marzo de 2018
Momia masculina
Momia masculina
La momia masculina, conocida como Gebelein Man A, corresponde a un hombre joven que murió de una puñalada en la espalda a los 18-21 años de edad.
Foto: The Trustees of the British Museum
Imagen en infrarrojos
Imagen en infrarrojos de la momia masculina.
Foto: The Trustees of the British Museum
Animales con cuernos
Tatuajes figurativos que representan a un toro salvaje y a un arruí o carnero de berbería en la parte superior del brazo de una momia masculina.
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Foto: The Trustees of the British Museum
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Foto: The Trustees of the British Museum
Motivos en forma de "S"
Serie de cuatro motivos en forma de "S".
Foto: The Trustees of the British Museum
Estelas con inscripciones y otros fascinantes hallazgos de la antigua Nubia
Piezas de arenisca decoradas, como estelas, dinteles y otros elementos que rodeaban las puertas, han sido descubiertas en la necrópolis de Sedeinga, en el norte de Sudán, "proporcionando magníficos ejemplos de arte funerario meroítico", según reveló el lunes el Centro Nacional para la Investigación Científica (CNRS) de Francia, que dirige las excavaciones en el sitio arqueológico de Sedeinga junto con la Sorbonne Université. Los espléndidos hallazgos realizados recientemente arrojan luz sobre la fascinante civilización meroítica, que nació del intercambio cultural entre Egipto y el África negra, que sigue caracterizando a Sudán.
Los objetos funerarios hallados representan la colección más grande de textos meroíticos, el lenguaje más antiguo del África negra, escrito con unos caracteres que adoptaron del Antiguo Egipto. La necrópolis de Sedeinga abarca más de 25 hectáreas e incluye al menos 80 pirámides de ladrillos y más de 100 tumbas que datan de los reinos de Napata y Meroe, del siglo VII a.C. al siglo IV d.C.
Los arqueólogos han hallado la colección más grande de textos meroíticos
Los pigmentos originales, principalmente el azul, se han conservado en una estela que estaba tumbada cuando fue hallada. Otro hallazgo excepcional: el dintel de una capilla en el que aparece representada Maat, la diosa egipcia del orden, la igualdad y la paz. Se trata de la primera representación existente de esta diosa con sus características africanas. Durante la campaña de excavaciones de finales de 2017, los investigadores descubrieron, además, una estela con el nombre de la Dama Maliwarase, que describe su parentesco con los notables de Nubia, al norte del reino de Meroe; era la hermana de dos grandes sacerdotes de Amón y uno de sus hijos ejercía de gobernador de Faras, una importante ciudad de la Baja Nubia.
Los arqueólogos también han excavado un dintel con cuatro líneas de texto inscritas que describe a la propietaria del sepulcro, otra gran dama, llamada Adatalabe. En la sociedad meroítica, las mujeres encarnaban el prestigio de la familia, que se transmitía a las generaciones posteriores.
Antiguo Egipto Arqueología Civilizaciones
Dinteles grecorromanos
Durante las excavaciones en el sitio arqueológico de Al-Salam han aparecido diferentes elementos arquitectónicos, entre ellos dinteles decorados con escenas.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Elementos arquitectónicos
Elementos comunes de la arquitectura clásica y grecorromana.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
Parte frontal del templo
Las excavaciones han sacado a la luz la parte frontal del templo, partes de los cimientos, la entrada principal y muros de piedra de un metro de grosor.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
León de caliza
Escultura de piedra caliza que representa a un león.
Foto: Ministry of Antiquities, Egypt
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