Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., cuando estudiaba el curso de Geografía, en el Instituto Nacional Agropecuario de Ayabaca N°32(desaparecido); allá por 1,965, nuestro profesor nos hablaba de la Laponia, una región que colinda al norte con el Mar Ártico, y con todos los países nórdicos, incluida Rusia, sin embargo; destacaba la Laponia Finlandesa, y por una sencilla razón era el país que fue invadido por casi todos los países siendo el último Rusia, a pesar de todos acontecimientos el sentimiento patriótico perduró y siendo libre ha construido una de los Estados mas cultos e industrializados del mundo - Hoy Finlandia, constituye un modelo para todo el mundo en la ciencia, la tecnología y sobretodo en el culto generalizado al medio ambiente.
Finlandia, es una de los diez países más ricos del mundo, es uno de los más destaca en la competitividad global, y por su puesto nos ofrece el turismo más avanzado hacia al norte llegando al Mar Ártico y el Polo Ártico. Si le gusta los trineos o el esquí, este país le ofrece el mejor paseo; tal vez los famosos iglús con la diferencia que ahora, ya no son de bloques de hielo, sino de cristales con todas las comodidades para observar la fauna, sobre las Auroras boreales un espectáculo más maravilloso del Polo Norte.
Este articulo fue elaborado gracias a la Revista National Geographic, que les invito a leer.......
https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/grandes-reportajes/laponia-el-corazon-salvaje-de-suecia-2_9685/1
https://www.nationalgeographic.com.es/viajes/grandes-reportajes/ruta-por-laponia-2_9907https://www.nationalgeographic.com.es/naturaleza/grandes-reportajes/laponia-el-corazon-salvaje-de-suecia-2_9685/1
http://www.nationalgeographic.com.es/destinos/finlandia/fotos
http://www.nationalgeographic.com.es/viajes/grandes-reportajes/la-region-de-los-lagos-2_8377/2
http://www.nationalgeographic.com.es/destinos/helsinki/fotos/4
http://www.nationalgeographic.com.es/viajes/grandes-reportajes/helsinki-en-verano-2_9583/5
Finlandia es heavy metal
Finlandia no es solo Laponia, saunas, auroras boreales o parques naturales. En la universidad de Helsinki, el heavy metal es una asignatura. Y no debería extrañar cuando dicen que Finlandia es el país con más bandas de heavy metal per cápita del mundo. Así que, bienvenidos al infierno, como diría la popular banda Lordi en su canción “Welcome to Helsinki”. No sabemos si a Santa Claus le gusta este tipo de música, pero Helsinki se ha convertido en la meca de los sonidos más duros, como el power metal, el hard rock, el metal gótico y demás subgéneros musicales.
Foto: Gtres
Finlandia un país natural
Los recorridos por los lagos en piragua o canoa son imprescindibles para adentrarse en el paisaje de esta región del Parque Nacional de Hoossa, el cuadragésimo de Finlandia.
Foto: Gtres
Modernas instalaciones
El punto de partida más lógico para las excursiones en el Parque Nacional de Hossa es desde el Hossa Visitor Center, un moderno centro que da la bienvenida e informa a los visitantes para que la experiencia sea agradable y segura.
Foto: Metsähallitus
Una atmósfera ancestral
Hossa fue un asentamiento sami. Se pueden encontrar rastros de más de 10.000 años de antigüedad en las zonas de senderismo y muchas pinturas rupestres.
Foto: Metsähallitus
En plena naturaleza
En el Parque Nacional de Hossa se puede acampar siguiendo las reglas especificas; además, hay un hotel, varias cabañas para sentirse en plena naturaleza y varios complejos para turistas en los alrededores.
Foto: Metsähallitus
Lagos para practicar piragüismo
Hay alrededor de 130 lagos y estanques en Hossa y sus aguas son claras, a excepción de los estanques de fango, que son oscuros.
Foto: Metsähallitus
Ateneum Museum
En esta galería se halla el arte finlandés más destacado desde el siglo XVIII hasta el siglo XX. En el centro de la ciudad, en la misma plaza de la Estación, el Ateneum Museum nos ofrece la posibilidad de contemplar la mejor colección de arte clásico del país con grandes nombres internacionales como Cezánne, Picasso, Van Gogh o Modigliani. Además también tiene una colección de arte finlandés del siglo XVIII hasta las vanguardias del siglo XX.
Kiasma museum
Tanto el edificio como su interior son una muestra del arte contemporáneo de Finlandia. Su objetivo principal es reunir y poner en valor las últimas tendencias artísticas, y para ello el museo muestra alrededor de 8.000 obras de arte a las que se añaden 100 piezas nuevas cada año, abarcando el periodo desde finales de la década de los 70 hasta la actualidad.
Foto: Gtres
Museo del diseño
Fundado en 1873, el museo muestra la evolución del diseño finlandés y la de otros movimientos innovadores. Incluye obras de diseño industrial, moda y diseño gráfico, tanto a nivel nacional como internacional y contiene más de 75.000 objetos, 45.000 ilustraciones y 125 fotografías. Constantemente se renueva con propuestas actuales.
Foto: Gtres
Museo Nacional de Finlandia
Su inconfundible torre, acabada en pico y decorada con un característico color granate, guía al viajero hasta los orígenes de la historia de Finlandia. Entre sus muros y organizado en seis partes, se exhibe una gran cantidad de material de todo tipo –desde monedas y armas hasta cuadros e ilustraciones– que recorre la historia de la región desde la Edad de Piedra hasta la actualidad.
Foto: Gtres
Un paisaje de cuento
El viaje invernal por la Laponia finlandesa descubre un mundo de nieve y hielo que parece surgido de un sueño.
Foto: Sunny Merindo
A la caza de las auroras
El Finnish Meteorological Institute ofrece el servicio online Auroras Now!, que monitoriza las condiciones del cielo durante todo el invierno.
Foto: Topi Ylä-Mononen / Age fotostock
Helsinki
Las aguas del puerto de la capital llegan a helarse en invierno. En la fotografía se ve la catedral ortodoxa de Uspenski (1868), de ladrillo rojo.
Foto: Aziz Nasuti / Age fotostock
Urho Kekkonen
Este parque nacional de 2.550 kilómetros cuadrados de amplitud cambia de aspecto al llegar el invierno: los senderos se transforman en pistas para circular con raquetas o esquís.
Foto: Mikko Karjalainen / Age fotostock
Los samis
De origen nómada, es el único pueblo indígena de Europa. Habita en las regiones del norte de Suecia, Noruega, Finlandia y Rusia.
Foto: Gonzalo Azumendi
En trineo
Una de las experiencias más emocionantes de Laponia es viajar en trineo de renos, el transporte tradicional de la región. Los paseos duran desde 10 minutos a unas horas. Abrigarse bajo varias capas de ropa es obligado.
Foto: Mark Daffey / Getty images
El rompehielos Sampo
Realiza salidas de 4 horas en el golfo de Botnia, en la costa oeste del país.
Foto: Nuria Puentes
Lago Inari
Situado por encima del Círculo Polar, recibe el sobrenombre de Mar Sami. De sus muchas islas, destaca la de Ukko, sagrada para los sami.
Foto: Swee Ong Wu / Age fotostock
Mapa de Finlandia
1. Helsinki. La capital finlandesa está repleta de propuestas culturales. La isla fortaleza de Suomenlinna es ineludible.
2. Rovaniemi. Capital de la Laponia finlandesa y "hogar" de Papá Noel. Tiene el mejor museo sobre el territorio ártico: el Arktikum.
3. Parque Pyhä-Luosto. Abarca una sierra con picos, bosques y cañones profundos. Existen rutas con raquetas de nieve y esquís de montaña.
4. Parque Urho Kekkonen. Se accede desde Saariselka. El centro de visitantes se halla en Tankavaara, en la Ctra. E75.
5. Inari. Sede del Parlamento sami y de un magnífico museo sobre este pueblo del Ártico.
6. Ivalo. Una población ideal para bordear el lago Inari en trineo de perros o de renos
Levin Iglut, Finlandia
Estos iglús de cristal permiten disfrutar del espectáculo natural de las auroras boreales tumbados cómodamente desde la cama. Se encuentran esparcidos en un paraje prácticamente virgen a solo 10 kilómetros de Levi, donde la estación de esquí más grande de Finlandia. Su edificio central, donde se halla la recepción, los salones y el restaurante, goza también de grandes ventanales para que la experiencia de contemplar el cambio de color del cielo esté presente incluso en la cena. Los iglús, que los hay de diferentes tamaños, cuentan con cuarto de baño con duchas, una pequeña cocina y calefacción.
Foto: Hotel Levin Iglut
Hotel Kakslauttanen, Finlandia
La Laponia finlandesa es una de las mejores zonas del país para disfrutar de espectáculo de las auroras boreales. Una de las razones por las que Jussi, el propietario de este hotel, decidió en 1973 montar allí su tienda de campaña cuando en el lugar todavía no había ningún otro alojamiento. La belleza de la zona, una de las más vírgenes del país, lo cautivó de manera que, al siguiente año, allí construyó una cabaña y una cafetería para atender a quienes viajaban hacia Nordkapp. Con el paso de los años el hotel ha ido creciendo hasta convertirse en uno de los más conocidos del círculo polar ártico por su ubicación e instalaciones. Kakslauttanen cuenta con varios iglús de cristal, desde donde contemplar el cielo y las auroras desde la cama, así como con cabañas con sauna y chimeneas. A pocos kilómetros, además, es donde se encuentra el popular reino de Papá Noel.
Foto: Hotel Kakslauttanen
Olokolo Nest, Finlandia
Estos huevos semi transparentes son una de las opciones más originales para pasar la noche al aire libre y disfrutar de las maravillas del cielo finlandés. Aunque en él sólo es posible dormir, ya que su interior cuenta con una cama doble de ropa térmica, con el precio de la noche están incluidos los aseos y el acceso a las instalaciones del Castillo de nieve, el edifico principal construido cada temporada con el hielo en la ciudad lapona de Kemi. La ventaja de los huevos portátiles es que, en el caso de ser un grupo, también es posible de cruzar el mar helado y dormir en el Artic Adventure Island, donde se concentra una gran oferta de actividades de nieve.
Foto: Visit Kemi
Piscina Allas junto al puerto
Darse un baño a orillas del mar Báltico es posible en este complejo instalado en medio del puerto de Helsinki. Desde sus piscinas y saunas se puede ver el atardecer y el trajín de los barcos que entran y salen de la ciudad.
Foto: Turismo Helsinki
Sauna Löyly
Con una imponente estructura exterior de madera, esta sauna es de tipo mixta. Por este motivo hay que llevar bañador, al contrario de las saunas tradicionales finlandesas donde se entra desnudo.
http://www.nationalgeographic.com.es/destinos/finlandia/fotos/24
Foto: Turismo Helsinki
Plaza de la estación
Durante los meses más fríos de invierno, la céntrica plaza de la estación se convierte en un concurrida pista de patinaje sobre hielo.
Estación Central de Helsinki
En el centro de la ciudad se encuentra la mayor estación de trenes del país, diseñada por el arquitecto finlandés Eliel Saarinen a mitad del siglo XIX y reinaugurada a principios del siglo XX.
Teatro Nacional de Finlandia
Desde principios del siglo XX, este teatro es el más antiguo en el que se han representado obras en finés. El edificio, inspirado en el Románico nacional y arte Nouveau, fue diseñado por Tarjanne y se halla en la plaza Rautatientori.
Foto: AP Images
Estación Central de Helsinki
Cuatro esculturas gigantes flanquean la puerta de entrada a la estación, uno de los edificios de piedra que mejor representan el estilo art Nouveau finlandés.
Plano de Helsinki
Mapa de la ciudad con los lugares de mayor interés.
Finlandia
El país nórdico espera con ansia la llegada del 2017 para celebrar el centenario de su independencia. Después de estar bajo dominio sueco y ruso, Finlandia consiguió su independencia el 6 de diciembre de 1917. Bajo el lema “Juntos”, Helsinki se prepara para vivir un año de eventos y espectáculos. Aunque no es la única sorpresa, la capital del país también aprovechará el nuevo año para abrir al público la isla de Vallisaari.
Foto: Gtres
5. Finlandia
A pesar de que el país está asociado con la tristeza, debido a sus pocas horas de sol, la timidez y las altas tasas de suicidios, World Happiness Report lo sitúa como el quinto más feliz del mundo. Las razones son que es un país con una riqueza equitativa, los recursos se distribuyen entre hombres y mujeres, es uno de los más innovadores en tecnología y cuenta con uno de los gobiernos menos corruptos.
Foto: Gtres
Rovaniemi
Los paisajes nevados son una de las estampas más bonitas y románticas. El frío siempre ha propiciado el acercamiento, así que un viaje a la Laponia finlandesa es ideal para aquellos que necesitan estar siempre juntos. La historia podría ser parecida a la de Otto y Ana, Los amantes del círculo polar que tras estar separados durante años volvieron a reencontrarse y declarar su amor en Rovaniemi.
Gerald Zojer
Kuusamo
La aventura puede empezar en esta zona del norte finlandés donde la taiga se extiende infinita y blanca.
Gtres
Lago Kallavesi
La región de los mil lagos cuenta con más agua que tierra. Junto al lago Kavllavesi se asienta la ciudad de Kuopio y en uno de sus extremos se eleva la Torre Puijo, con vistas excelentes.
Gtres
Auroras boreales
Pronto las noches árticas se llenaran de impresionantes estelas de colores. Laponia es la región con más «luces del norte». Se han habilitado puntos de observación tan originales como iglús de cristal y otras instalaciones con el techo acristalado para observar cómodamente las auroras.
Gtres
Savonlinna
El castillo de Olavinlinna (1475) es el castillo medieval mejor conservado de los países escandinavos. En verano, es el escenario principal del Festival de ópera de Savonlinna.
Gtres
Keijärvi
En el oeste de Finlandia y con la ciudad de Tampere como centro, esta región de bosques frondosos brilla con luz propia en otoño. ¿Te imaginas pasar unos días en una cabaña a orillas de lago contemplado los maravillosos colores otoñales del entorno?
Gtres
Levi
Una luz tenue baña la Laponia finlandesa durante los meses de invierno. La estación de esquí de Levi propone numerosas actividades en la nieva y alquila cabañas para disfrutar del paisaje.
Gtres
Levi. Laponia. Finlandia
Levi. Laponia. Finlandia
En la región de Laponia la nieve suele durar hasta seis meses. Existen cuatro grandes estaciones Levi, Yllås, Pyjå-Luosto y Ruka, todas ellas dotadas con buenos equipamientos entre los que destacan las cabañas de madera con sauna, una delicia para después del esquí. Lo que caracteriza las pistas finlandesas no son sus pronunciadas pendientes, al contrario ya que el territorio está formado por suaves mesetas.
Gtres
Parque Nacional de Oulanka
Muy cerca de la frontera con Rusia y en las proximidades del Círculo Polar, se halla este parque de bosques de avetos y abedules, puentes tibetanos que sobrevuelan ríos caudalosos y un paisaje espectacular. Una de las mejores formas de recorrelo es a través de la Ruta del Oso (Pieri Karhunkierros).
Gtres
Saariselkä
Una de las experiencias más gratas es passar la noche en uno de estos iglúes de cristal, totalmente acondicionados, para disfrutar de la noche ártica. El hotel Kakslauttanen es conocido como «La aldea de los iglús» y abre desde diciembre hasta finales de abril.
Gtres
Excursiones en trineos
Durante gran parte del año los lagos finlandeses están cubiertos de una gruesa capa de hielo que los hace transitables. No te pierdas la experiencia de cruzarlos en un trineo tirado por perros o en una veloz moto de nieve.
Gtres
Helsinki
La capital del país se asienta frente al golfo de Finlandia. Dinámica en verano y bellísima en invierno, es un auténtico vergel, rodeada de lagos y bosques y resguardada por numerosas y pequeñas islas.
Gtres
A orillas del mar Báltico
La capital finlandesa está formada por varias islas. En la imagen, Valkosaari, con un agradable pabellón y un puerto deportivo.
GETTY IMAGES
Parque de Sibelius
Monumento a Sibelius (1967), en el parque dedicado al músico finlandés, en el distrito de Töölö.
CORBIS
La Catedral Luterana
En la plaza del Senado se erige la iglesia más famosa de Helsinki (1852), de estilo neoclásico, cúpulas verdes y reluciente exterior blanco.
FOTOTECA 9 X 12
Catedral Uspenski
Este templo ortodoxo fue construido a finales del siglo XIX. Tras su fachada de ladrillo rojo y cúpulas bizantinas, guarda este espléndido iconostasio.
CORBIS
Helsinki en 6 pasos
1 Plaza del Mercado. Se halla junto a los muelles de los ferries y los barcos de pescadores.
2 Catedra luterana. La iglesia neoclásica de Tuomiokirkko, icono de la ciudad, preside la espaciosa plaza del Senado.
3 Catedral Uspenski. Templo ortodoxo erigido en 1868 sobre la isla de Katajanokka.
4 Valkosaari. Este islote es un lugar de esparcimiento. Acoge un puerto deportivo y un pabellón convertido en restaurante.
5 Parque de la Esplanadi. Los parterres de césped son un lugar perfecto para el descanso.
6 Parque Sibelius. Una moderna escultura decora este rincón dedicado al músico finlandés Jean Sibelius, cuyo 150 aniversario se celebra en 2015.
2 Catedra luterana. La iglesia neoclásica de Tuomiokirkko, icono de la ciudad, preside la espaciosa plaza del Senado.
3 Catedral Uspenski. Templo ortodoxo erigido en 1868 sobre la isla de Katajanokka.
4 Valkosaari. Este islote es un lugar de esparcimiento. Acoge un puerto deportivo y un pabellón convertido en restaurante.
5 Parque de la Esplanadi. Los parterres de césped son un lugar perfecto para el descanso.
6 Parque Sibelius. Una moderna escultura decora este rincón dedicado al músico finlandés Jean Sibelius, cuyo 150 aniversario se celebra en 2015.
Mapa: BLAUSET
En un iglú de cristal, Laponia
El hotel Kakslauttanen se halla en el municipio de Inari (Saariselkä), en plena Laponia finlandesa. Es conocido como «La aldea de los iglús» y abre desde diciembre hasta finales de abril. Los iglús de cristal ofrecen camas de lujo en un acogedor ambiente para contemplar las estrellas y auroras boreales cómodamente. En este mismo complejo también ofrecen la posibilidad de dormir en iglús de nieve con temperaturas que oscilan entre los -3°C y -6°C, aunque equipados para que ningún huésped pase frío.
langholmen.com
http://www.nationalgeographic.com.es/destinos/finlandia/fotos/48
Museo Nacional
El bello edificio que alberga el Kansallismuseo merece una visita, su colección muestra la historia del país.
Gtres
Plaza del Senado
El Senaatintori es el centro de la ciudad, presidida por la catedral Luterana y su llamativa cúpula (Carl Ludwig Engel, 1852). Aquí también se halla la sede de la Universidad.
Gtres
Catedral Ortodoxa
Construida entre 1862 y 1868 por Alexey Gornostaev, la catedral Uspenski atisba sobre las calles de Helsinki desde el islote de Katajanokka.
Gtres
Estación Central
Uno de los edificos Art Nouveau más destacables de la capital finlandesa, obra de Eliel Saarinen, construido entre 1909 y 1914.
Gtres
Mercado del Pescado
Cerca de la plaza del Senado se halla uno de los puntos más animados de la ciudad, el Kauppatori, donde todos los días se instala el mercado de todo tipo de alimentos y flores y se respira aire de mar.
Gtres
Templo de la Roca
Temppeliaukio Kirkko es una peculiar iglesia construida en la roca. Sus cualidades acústicas la hacen idónea para celebrar conciertos en su interior. La bóveda es espectacular.
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Parque de la Esplanada
El Pohjoisesplanadi es el lugar de reunión, ocio y paseo por excelencia de la ciudad, un espacio para descansar antes de ir de compras y visitar los museos en la avenida Mannerheimintie.
Gtres
Museo de Arte Contemporáneo Kiasma.
Steven Holl se inspiró en la fascinante luz de Finlandia para diseñar este magnífico edifico que alberga la más importante colección de arte contemporáneo del país.
Gtres
Auditorio Finlandiatalo
Obra del gran arquitecto finlandés Alvar Aalto (1898-1976), también autor del Teatro de la Ópera de Helsinki. Ambos edificios están considerados como dos de las grandes obras de este maestro de la arquitectura moderna.
Gtres
Isla de Suomenlinna
Considerada Patrimonio de la Humanidad, es uno de los destinos más popluares de Finlandia y lugar de recreo habitual para los habitantes de Helsinki. Suomenlinna está sólo a 15 minutos en ferry desde la plaza del Mercado y es un lugar perfecto para el senderismo con buenos restaurantes y una amplia oferta de ocio.
Gtres
En trineo por Laponia
Rodeados de nieve y frio intenso pero abrigados con una buena piel de reno y contemplando el paisaje más bello que uno pueda imaginar. La propuesta es ésta: viaje hasta la ciudad de Rovaniemi, en la Laponia finlandesa; trineo tirado por renos preparado con todo lo necesario para la excursión; destino: una cabaña en mitad de la tundra helada perfectamente equipada (incluso con sauna) para disfrutar de una cena típica y romántica; hemos encargado una maravillosa aurora boreal para culminar la jornada, aunque no podemos responder por ello.
Gtres
Iglús en Levi, Finlandia
Este país es especialista en hacer fácil lo casi imposible. Para ver las auroras boreales existen en la Laponia finlandesa originales instalaciones como iglús de cristal en Saariselkä (Inari) o en Levi (Kittilä); y en el pueblo de Nellim, en el lago Inari, además del campamento Aurora. proponen suites instaladas en medio de la nieve con el techo acristalado para observar cómodamente las «luces».
Santa Klaus Village
Pero si hay una población que se asocia a la Navidad sin duda es esta ciudad finlandesa en cuyos alrededores vive Santa Claus. Un gran poblado de madera acoge las instalaciones de este personaje vestido de rojo que hace soñar a los niños y que recibe cartas desde todos los lugares del mundo. En el Santa Klaus Village, enclavado en plena Laponia, junto al Círculo Polar Ártico, se puede tener el honor de conocerle e incluso charlar con él en cualquier idioma, comprar regalos, alojarse en la aldea y disfrutar de una típica comida finlandesa con carne de reno y mermelada de frutos del bosque.
Gtres
Kuusamo. Finlandia
En plena región de Laponia, la nieve reina en sus bosques gran parte del año pero es durante los meses más fríos cuando el paisaje se cubre de un manto tan espeso como sobrecogedor. En esta zona se halla la estación de esquí más importante del país, Ruka, adaptada para practicar este deporte durante las largas noches invernales.
GTRES
Granjas de renos
Los renos forman parte de la vida de los samis –los habitantes de Laponia– y fueron su medio de transporte hasta la llegada de los vehículos a motor. Aunque hoy raramente se utilizan para los desplazamientos, existen muchas granjas que combinan la cría de renos para la comercialización de la carne y las pieles con la realización de excursiones en trineos. Tapado hasta las cejas con pieles, mecido por la cadencia de los pasos del rumiante y viendo el bamboleo de las grandes cornamentas, uno desea que el paseo dure eternamente.
Visit Finland
Trineos de huskies
Sentirse como un intrépido aventurero que se interna en las heladas tierras árticas... Así podría describirse la experiencia de dejarse llevar a gran velocidad por estos hermosos animales. Este medio de transporte era comúnmente utilizado por los inuit en Groenlandia, pero su eficacia, belleza y sostenibilidad hizo que fuera adoptado por diversos pueblos del norte. Hoy, la mayoría de complejos turísticos de la Laponia finlandesa ofertan esta actividad y muestran cómo viven estos perros de ojos azules y pelaje blanco, cómo hay que cuidarlos y qué beneficios aportan a una región con tan inhóspito clima.
Visit Finland / Kaisa Siren
Auroras Boreales
Este fenómeno atmosférico que llena de color las noches más septentrionales se da entre febrero y marzo y entre septiembre y octubre. Merece la pena visitar el centro de interpretación de auroras boreales en Sodankylä para conocer mejor sus causas y sus características. En el centro de Sodankylä se han habilitado unas kotas (tienda tradicional de los samis) con un agujero en el techo para esperar la llegada de este maravilloso efecto. Se dice que el afortunado que contempla una aurora boreal, vive feliz para siempre.
Visit Finland / Nikka Niemi
Esquí de fondo
Es el deporte nacional de Finlandia, claro, los kilómetros esquiables son casi infinitos y la nieve está asegurada. Pero lo mejor de practicar este deporte en el ártico es la sensación de inmensidad y de soledad que envuelve al esquiador. Un silencio solo roto por el crujir de la nieve y el sonido de los esquíes deslizándose. Existen numerosas estaciones de esquí de fondo, como las de Levi, Saariselkä, Ounasvaara y Ruka, que además tienen una amplia oferta de alojamiento y servicios. Esquí en Laponia
Visit Finland / Flat light films
Iglú de cristal
Uno de los grandes atractivos de Laponia es el firmamento. La escasa contaminación lumínica permite contemplar un cielo pletórico de estrellas. Por ello es muy recomendable pasar alguna noche en uno de los iglús cristal que ofrece la estación de esquí de Saariselkä, al norte de Rovaniemi, que además permiten seguir de cerca la aparición de las auroras boreales cómodamente. Existen otras peculiares formas de alojamiento en Laponia, se puede dormir en un iglú auténtico o en una kota, la tienda tradicional sami.
Visit Finland / Cultural Beat
Pescar en el hielo
Hoy acompañamos a un pescador sami a capturar peces en medio de un inmenso lago cubierto por una capa de hielo de más de veinte centímetros. Se trata de hacer un agujero en el hielo para poder deslizar el sedal en las frías aguas del lago. Aunque parezca imposible, hay vida allí abajo... solo hemos necesitado diez minutos para obtener la primera pieza.
Visit Finland / Thomas Krämer
http://www.nationalgeographic.com.es/destinos/finlandia/fotos/69
Llega el deshielo
Es uno de los más esperados del fin del invierno. El ruido del hielo al resquebrajarse, el agua manando a borbotones, los inmensos bloques de nieves flotando sobre las aguas anuncian la llegada del calor y el paso del blanco a los miles de colores que van a ocupar su lugar. En el Parque Nacional de Urho Kekkonen, este efecto es especialmente bello por su orografía y por sus numerosas cascadas y saltos de agua.
Visit Finland
Sauna, sana costumbre
Sauna es una palabra finlandesa que ha sido exportada al resto del mundo y en Finlandia, más que una cuestión de higiene o relax, es un acto social. En todos los hoteles, casas particulares, cabañas de madera... hay una sauna pública o privada. En las públicas la gente va a pasar el rato, a charlar... La costumbre se remonta a tiempos ancestrales y hoy se ha recuperado para el visitante algunas de sus más antiguas tradiciones. Una experiencia inolvidable es la de tomar una sauna tradicional de leña en una cabaña en plena naturaleza y alternar este baño de vapor con un baño en la nieve. Dicen que estimula el cuerpo, la mente y te deja como nuevo.
Visit Finlad / Aleksanteri Baidin
Cocina tradicional
Lo ideal es degustar las delicias de Laponia en una cabaña de madera en medio de la nada nevada, con una buena lumbre que ilumine y caldee el ambiente. Aunque no muy variado, el menú a base de salmón o reno suele ser contundente. El salmón se corta por la mitad y se cuece cerca del fuego, sin que éste lo toque, con el calor y el humo; el reno es guisado con bayas y patatas. Ambos platos resultan deliciosos.
GTRES
Excursión en moto de nieve
Cambio drástico de velocidad. Si alguna experiencia es realmente trepidante, es un viaje a bordo de una moto de nieve atravesando inmensos lagos helados y senderos flanqueados por paredes de nieve de más de dos metros de altura. Bien equipados con traje térmico, fuertes botas, casco y calefacción, la excursión en moto de nieve permite llegar hasta lugares de difícil acceso. El éxito de esta propuesta ha hecho que la mayoría de hoteles y servicios turísticos organicen salidas de uno o varios días con estos vehículos.
GTRES
La Región de los Lagos
Un recorrido por este frondoso y cautivador destino del país escandinavo
Un mundo acuático
Se calcula que unos 188.000 lagos ocupan esta región situada al norte de Helsinki. Los finlandeses llaman järvi a los lagos grandes y lampi a los pequeños.
DOUGLAS PEARSON / FOTOTECA 9 X 12
Helsinki
La capital se asienta sobre una península rodeada por decenas de islas. Una extensa red de puentes y transbordadores conectan la ciudad.
ALAN64 / AGE FOTOSTOCK
La Catedral Luterana
Es uno de los cuatro edificios neoclásicos que enmarcan la céntrica plaza del Senado.
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Savonlinna
La visita de su castillo dura unos 45 minutos y, durante el festival de ópera de verano, incluye los bastidores.
VITALIY POZNAKHOVSKIY
Porvoo
Los viejos almacenes son la cara más vistosa de esta ciudad. Se puede llegar en barco desde Helsinki.
STEVE STONE / GETTY IMAGES
Petäjävesi
Su iglesia de madera, de 1765, es un ejemplo de arquitectura finesa. Es Patrimonio de la Humanidad.
DOUG PEARSON / AWL IMAGES
Lago Saimaa
En el pueblo de Ristijna es habitual ver a la gente lavar (con jabón ecológico) alfombras en el lago.
MEHLIG MANFRED / FOTOTECA 9 X 12
Circuitos lacustres
Los recorridos por los lagos en barco o en canoa son imprescindibles para adentrarse en el paisaje de esta región.
DOUG PEARSON / AWL IMAGES
Las seis etapas del recorrido
1 Helsinki. La capital finlandesa tiene mil alicientes.
2 Porvoo. Imprescindible por su casco medieval y sus casas ribereñas.
3 Savonlinna. Su fortaleza medieval acoge un festival de ópera en verano.
4 Kuopio. Es la principal ciudad del norte de la Región de los Lagos.
5 P. N. Linnansaari. Un paraíso de fauna y flora con decenas de senderos.
6 Petäjävesi. Su iglesia de madera es un ejemplo de arquitectura rural.
2 Porvoo. Imprescindible por su casco medieval y sus casas ribereñas.
3 Savonlinna. Su fortaleza medieval acoge un festival de ópera en verano.
4 Kuopio. Es la principal ciudad del norte de la Región de los Lagos.
5 P. N. Linnansaari. Un paraíso de fauna y flora con decenas de senderos.
6 Petäjävesi. Su iglesia de madera es un ejemplo de arquitectura rural.
Mapa: BLAUSET
De todas las naciones que se fragmentan en islas y lagos, quizás sea Finlandia la que en un espacio más reducido muestra el exotismo del norte extremo y la tranquilidad de un bosque de cuento. Y de todas sus regiones, la denominada «de los Lagos» es la que concentra más atractivos. Helsinki, tan apreciada por su diseño, arquitectura y tecnología, es el mejor inicio de cualquier viaje por el país. Además de ofrecer infinidad de museos y galerías de arte, la ciudad inaugura en verano las terrazas de las playas y los parques.
Porvoo, 50 kilómetros al norte de la capital, es la primera parada de la ruta hacia el paraíso lacustre de la Región de los Lagos. Esta pequeña ciudad tiene un casco medieval precioso, surcado por calles repletas de tiendas de artesanía que conducen hasta la Catedral, de piedra y ladrillo, que sobrevivió a un incendio devastador hace menos de una década. El lugar más fotografiado de Porvoo son los edificios de madera que se erigen a la orilla del río y que fueron pintados de rojo por primera vez a finales del siglo XVIII con ocasión de la visita del rey Gustavo III de Suecia.
El primer contacto con el paisaje lacustre es el lago Saimaa, el mayor de Finlandia. Es navegable y lo recorren tanto barquitas de pesca, una de las atracciones principales, como barcos que llegan desde Rusia y que se deslizan sobre el agua tranquila como un espejo. Los lagos cuentan con las cabañas de madera típicas: sin lujos, pero equipadas, por supuesto, con una sauna.
A finales del mes de agosto, Savonlinna acoge un evento de lo más curioso: el Campeonato Mundial de Lanzamiento de Móvil
La cercana ciudad de Savonlinna aporta la nota cultural e histórica al paisaje gracias a su castillo, Olavinlinna. Esta monumental fortaleza de 1475, retratada por Hergé en Tintín y el cetro de Ottokar, celebra cada año desde hace más de un siglo un famoso festival de ópera. Sus tres torres se alzan en mitad de un lago, pero lo que la hace especial es que sus canales no se congelan nunca: una ventaja bélica, pues los ejércitos enemigos jamás pudieron asediarla a través del hielo.
A la hora del almuerzo o la cena hay que probar los pescados de agua dulce –la trucha es estupenda–, la carne de reno, la mantequilla y las bayas. Y también el kalakukko, una especie de empanadilla o bollo de centeno relleno de pescado y carne de cerdo; una variante es el karjalan piirakat, en este caso relleno de arroz o patatas, que se come con mantequilla. Más conocidos son el vodka finés y los licores elaborados con bayas, como el lakka, tan tentadores como peligrosos... A finales del mes de agosto, Savonlinna acoge un evento de lo más curioso: el Campeonato Mundial de Lanzamiento de Móvil, que nació aquí en el año 2000 y que se ha extendido a otras ciudades del mundo.
La naturaleza aguarda de nuevo en el Parque Nacional de Linnansaari –a una hora de ruta–, también inmerso entre lagos, en este caso el de Haukivesi, y de bosques de coníferas que parecen viejos como el mundo. Una excursión acuática que recorra algunas de las islitas interiores y, si es posible, una acampada, nos descubrirán la inmensa variedad de pájaros y pequeños animales que despiertan con el calor del verano. Remando en canoa quizás podamos avistar una foca anillada de Saimaa, de las que apenas quedan 300 ejemplares. Estos animalitos grises, de cabeza pequeña y figura compacta, son junto al águila pescadora, el mayor tesoro del Parque Nacional de Linnansaari.
La ciudad de Kuopio, 134 kilómetros al norte, es el centro cultural y de actividades del norte de la Región de los Lagos. Construida sobre las islitas del lago Kallavesi, colmará las expectativas de quienes gusten de caminar o de pasear en bicicleta, aunque el viento, cortante incluso en verano, suele desanimar a estos últimos. Kuopio es un lugar excepcionalmente silencioso y agradable gracias a su trazado, que alterna calles peatonales con otras por las que circulan los vehículos. Quienes crean que esta distribución de calles obedece a la preocupación nórdica por la ecología se sorprenderán al saber que, en realidad, es un sistema de urbanismo muy anterior: como las casas de madera se incendiaban con facilidad, los ciudadanos insertaban un muro a modo de cortafuegos cada pocas calles.
Kuopio es también célebre por sus museos de arte e historia, su intensa agenda cultural y por la gigantesca sauna de humo de Jätkänkämppä, calentada con leña y situada junto al lago para darse uno o varios chapuzones después de haber sudado un rato.
Cuando ya se acerca el final del viaje, la ciudad de Petäjävesi –a 180 kilómetros de Kuopio– ofrece nuevas sorpresas. La primera es una preciosa iglesia de madera del siglo XVIII, con el campanario separado y pinturas murales. La segunda curiosidad, de signo más misterioso, se manifiesta en el lago Karikkoselkä, que ocupa el cráter surgido tras el impacto de un meteorito. Redondo como una moneda, nos recuerda que todo puede cambiar en un instante, por un capricho del cielo. En el camino de regreso a Helsinki aparecerán muchos más lagos envueltos en bosques que son una tentación a alargar el viaje hasta el invierno.
MÁS INFORMACIÓN
Documentos: DNI o pasaporte.
Idioma: finlandés.
Moneda: euro.
Horario: 1 hora más.
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Cómo llegar y moverse: Helsinki tiene vuelos directos con varias ciudades españolas. A la Región de los Lagos se llega en tren, autobús –la red de transportes es excelente– o coche de alquiler. En todas las poblaciones hay alquiler de bicicletas. Los cruceros por los lagos duran desde un par de horas hasta varios días en camarote.
Alojamiento: En la zona hay hoteles, bed & breakfast, cámpings, albergues y cabañas junto a lagos. Esta última es la opción más original e integrada en el paisaje.
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HELSINKI :
La llegada del buen tiempo revela la mejor cara de Helsinki, cuando los días son interminables y el sol de medianoche ilumina las islas que componen la capital finlandesa. Cada vez más cosmopolita, Helsinki rinde homenaje al diseño nórdico en barrios enteros dedicados al tema, aunque en el centro se permite guiños al estilo neoclásico, al art nouveau y al funcionalismo. Con el verano las terrazas se llenan de gente deseosa de sol tras el largo invierno y todo respira calidez, salvo quizá el trazado de las calles, a escuadra, frío y práctico hasta la médula. Esta peculiaridad deriva de un pasado no muy lejano en el que la ciudad cambió de manos en diversas ocasiones, siendo destruida otras tantas.
La fundó el rey Gustavo Vasa en el siglo XVI con la intención de echarle un pulso a la marina estona, pero la jugada acabó mal, ya que con ella llamó la atención de los suecos, que acabaron tomando el lugar y construyendo la fortaleza de Suomenlinna para protegerlo. El recinto, declarado Patrimonio de la Humanidad (1991), es una de las visitas clásicas en Helsinki. Se erigió sobre siete islas comunicadas por puentes y hoy es una apacible zona con senderos, espacios verdes para pícnics y miradores desde los que se contempla la ciudad y los barcos que pasan por delante. Es posible deleitarse con la vista, saboreando una de las cervezas artesanales que producen en un pequeño bar que ha rescatado antiguas recetas y que se sitúa junto al embarcadero. Los muros de Suomenlinna, además, albergan un museo dedicado al juguete y varias galerías de arte.
Helsinki, una capital dinámica donde las zonas verdes dialogan con el mar, no se conforma con mirar al pasado y sigue buscando renovarse
Helsinki creció abrazando a su bahía. En pleno centro, muy cerca del mar, se abre la plaza del Mercado o Kauppatori. En el muelle descargan el pescado que se vende, junto a todo tipo de alimentos, en los puestos ambulantes que ocupan toda su superficie. A mediodía, muchos comen allí un tentempié a base de pan negro con arenque, preparado de mil formas distintas. Con el buen tiempo también toman protagonismo los tenderetes de flores y bayas, que despiertan la pasión de los finlandeses
Al oeste de la plaza hay otro pequeño mercado cubierto, casi donde comienza el parque de la Esplanadi. En este agradable lugar de relax y de paseo, sombreado por tilos, abundan los lugares donde tomar algo, muy animados las tardes de verano, cuando la jornada laboral termina antes. El parque desemboca en la avenida Mannerheimintie, una de las principales de la ciudad, donde coinciden comercios y varios museos. Ésta y otras calles del centro de Helsinki se recorren fácilmente a pie y con transporte público. También es factible alquilar una bicicleta, ya que el terreno es muy llano y las vías ciclistas son numerosas y están bien señalizadas.
Regresamos sobre nuestros pasos a la plaza del Mercado para seguir descubriendo la historia de Helsinki. En el centro se erige un obelisco coronado por un águila bicéfala, que recuerda la época de dominio de los zares rusos. Alejandro I encargó en 1812 el rediseño de la ciudad según sus deseos, de forma que en muchos aspectos recuerda en pequeño a San Petersburgo. Lo comprobamos en la plaza del Senado, a solo cinco minutos a pie de Kauppatori. El inmenso espacio está flanqueado por edificios neoclásicos que ocupan dependencias oficiales, aunque lo más destacable es la Catedral luterana, con su llamativa cúpula verde. La otra catedral de Helsinki, Uspenski, ortodoxa (1862-1868), se atisba sobre las calles del centro desde el islote de Katajanokka.
Otro agradable rincón de la capital nos espera al noroeste. Se trata del parque ajardinado dedicado al músico finlandés Jean Sibelius (1865-1957), un lugar ideal para pasear y también escuchar un concierto en la iglesia de la Roca, excavada en el subsuelo y de excelente acústica.
Pero si hay una figura que destaca en Helsinki y en toda Finlandia, ésta es sin duda el arquitecto Alvar Aalto (1898-1976). A solo diez minutos del Parque Sibelius, junto a la escueta bahía de Töölö, el Finlandia Hall (para música y congresos) es una de sus obras más reputadas, en la que brilla el mármol blanco. El arquitecto firma catorce edificios más en la ciudad, un patrimonio que se puede conocer siguiendo una ruta temática. Helsinki, una capital dinámica donde las zonas verdes dialogan con el mar, no se conforma con mirar al pasado y sigue buscando renovarse. Lo último es Kallio, un barrio obrero que está siendo invadido por jóvenes profesionales en busca de viviendas con un toque moderno y gran ambiente nocturno.
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Helsinki recibe vuelos frecuentes desde España. El aeropuerto se localiza en Vantaa, 19 km al norte y conectado por autobús. La Helsinki Card ofrece descuentos en transportes y visitas.
Ruta por Laponia
Visitar esta región en invierno permite disfrutar de los paisajes más prístinos de Europa
Comunión con la naturaleza
Conducir un trineo de perros por un territorio nevado hasta donde alcanza la vista puede ser uno de los alicientes de un viaje Laponia.
Foto: Severin Lang
El Fiordo Ulls
La nieve y el frío están omnipresentes durante el invierno en Laponia. Los lagos y los ríos se hielan, así como algún brazo de mar, como este fiordo junto a la localidad noruega de Svensby.
Foto: R. Moiola / Clickalps
Bosques sin fin
La taiga, el bosque de coníferas propio del norte de Escandinavia, Rusia y América, cubre la mayor parte del territorio finlandés. Este paraje se halla al norte de Rovaniemi.
Foto: Kaj Sennelöv
El momento azul
Esta fotografía se tomó a las 2 del mediodía de un 27 de diciembre en Kaldfjord (Noruega). Se diría que va a amanecer, pero el sol no llega a asomarse en el horizonte.
Foto: Stig-Lennart Sorensen
El turismo de las auroras
Viajar en invierno al norte de Escandinavia para intentar ver una aurora boreal es cada vez más común. Tromsö, Kiruna, Rovaniemi e Ivalo son destinos habituales.
Foto: Arild Heitmann / Getty Images
Tromsö desde el Storsteinen
El teleférico de Fjellheisen, que permanece abierto durante todo el año, permite disfrutar de una vista excepcional de la ciudad de Tromsö y los canales y las montañas que la rodean.
Foto: Nacho Boix / Objetivo Valencia
Luis Pancorbo
Ruta por Laponia
Si es diciembre, nada más aterrizar en Ivalo te rodea la nieve y la oscuridad. Ivalo cuenta con el aeropuerto más septentrional de la Laponia finlandesa, situado 234 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico. La temperatura diurna ronda los quince grados bajo cero y muchas noches esa cifra se dobla. Apenas hay un par de horas de claridad al día y el resto es silencio, como diría Hamlet, o como suena la pisada de una perdiz nival. El periodo de oscuridad llamado kaamos dura un par de meses en torno al solsticio de invierno. Antes de que el sol recobre poco a poco su poder se puede disfrutar, a la hora del crepúsculo, del «momento azul». Es cuando tierra nevada y cielo parecen fundirse, como si todo estuviese pintado con una tenue mano azulada. Un instante en que se difunde la calma, máxime en ausencia de viento, lo cual se junta al silencio, el mayor regalo de Laponia. Ni se oyen caer unos copos de nieve a los que llaman «manoplas» por su tamaño.
Ivalo consta de una calle, la carretera nacional Nº 1, con casas a ambos lados y una población que no supera las cuatro mil almas. El río que cruza la ciudad se hiela en invierno, pero eso es un gozo para la población que anhela esquiar por el cauce, o ir en una motonieve, o hacer un agujero con un berbiquí y pescar percas. Todo ello ocurre a escasos metros de un centro urbano con sus supermercados y tiendas, con sus iglesias (luterana y ortodoxa) y hasta con un cine.
Si se desea ver un paisaje aún menos contaminado por luces eléctricas, nada más fácil que salir de Ivalo. Cuarenta kilómetros al norte se extiende Inari junto al mayor lago de la Laponia finlandesa. En invierno semeja un mar blanco del que apenas sobresalen las islas y las ramas de los abetos. Un peñón, el de Ukonkivi, es un santuario ancestral, aunque los sami sean hoy mayoritariamente luteranos. En casas desperdigadas vive una pequeña comunidad sami, nombre que se va imponiendo sobre el de lapones, dada la carga desdeñosa que encierra ese último apelativo. Uno de los vecinos más activos de Inari es Niiles-Jouni Aikio, ganadero de renos e intérprete de joik, las historias sami cantadas a capella. Sus hijos le siguen en ese rescate de la tradición y uno de ellos es guía del museo de Levi, una estación de esquí cerca de la frontera con Noruega.
Los sami pastorean renos con medios modernos, motonieves en invierno, y en verano con 4x4, barcas y hasta hidroaviones, pues participan del estilo de vida y de las ventajas sociales y económicas de Finlandia y el resto de Escandinavia. Sin embargo la tierra no les pertenecen legalmente. Constituyen una pequeña minoría entre la emigración de gentes que han hallado en el extremo norte una mejora de vida, pese al frío invernal y los mosquitos veraniegos. El oro no falta en Laponia, ni la madera por supuesto. Los sami visten su traje tradicional solo en sus celebraciones, pero al margen del choque cultural tienen derechos políticos y lingüísticos.
Lo innegable es la esplendidez de la naturaleza. Su llamada no falla. A 25 kilómetros de Ivalo en dirección a Saariselkä se halla Kaunispää, una colina que constituye un excelente observatorio de auroras boreales. Contemplar una aurora es el gran punto de suerte y maravilla en un viaje a Laponia. Este fenómeno se produce en las zonas próximas a los círculos polares. Inuit (o esquimales), indios algonquinos y otros pueblos de zonas árticas coinciden en que ese desparrame de luces en el cielo puede ser una reaparición de sus ancestros, si es que no se trata de dioses. En la Laponia finlandesa llaman revontulet, «fuegos de zorro», a esas impresionantes luces del norte. Un zorro mítico agitó su cola llena de copos de nieve y estos salieron despedidos como chispas hacia el cielo. Allí arriba empezaron a bailar su danza más boreal, la que a uno le hace quedar sin palabras si tiene la suerte de verla.
Los viejos sami decían también que si se silba a una aurora boreal esas luces prodigiosas suyas bajarán a la Tierra. Una imaginación porque la aurora boreal se despliega a unos cien kilómetros sobre nuestras cabezas. No hay otra magia que la de los movimientos de una especie de plasma de colores, con una gran predominante verdosa, resultado de las partículas que emite el sol al espacio y que son llevadas por el viento solar hasta que chocan, ya en la ionosfera, con el campo magnético de la Tierra.
Una aurora boreal supone en todo caso una muesca indeleble en la memoria. Hay tiempo y posibilidad para verla entre noviembre y marzo, lo que se necesita es fortuna –no todas las noches se produce el gran espectáculo ni está despejado el cielo–. Laponia en invierno tiene otros incentivos: esquí, trineos de perros y de renos, pesca en el hielo, y hasta no hacer nada sentado en una sauna a 80 grados o más. Conviene azotarse con ramas de abedul para sudar mejor, y salir luego a la nieve para darse un revolcón. Los más osados son capaces de meterse unos segundos en un agujero en el hielo del lago o del río.
Saariselkä es la gran estación de esquí de esa zona, está dotada con todas las comodidades, y es un buen punto de partida hacia Vuotso, la comunidad sami más meridional de Finlandia. En esa aldea muchos sami aún llevan una vida vinculada al reno, animal del que se aprovecha todo, como el cerdo. Pese a la modernidad, rinden culto al calendario y al despliegue tan potente de su naturaleza. Pasan de tener días sin sol en otoño e invierno, al sol de medianoche en primavera y verano. Antaño aguardaban la emocionante llegada de Beaivi nieide, la hija
del sol, al final de la noche polar. Hoy no veneran directamente a esa deidad, pero el retorno de la luz solar se cuenta entre lo más trascendente de su vida y su cultura.
del sol, al final de la noche polar. Hoy no veneran directamente a esa deidad, pero el retorno de la luz solar se cuenta entre lo más trascendente de su vida y su cultura.
Son vivencias y algunos secretos guardados entre los pliegues de Sapmi, la tierra ideal de los sami, una región que se compone de las cuatro Laponias enclavadas en Finlandia, Suecia, Noruega y Rusia. En la actualidad unos 82.000 sami –50.000 en Noruega; 20.000 en Suecia; 10.000 en Finlandia y 2.000 en Rusia– habitan parajes que abarcan desde el Atlántico, pasando por el Cabo Norte, hasta el mar de Barents y la península rusa de Kola.
Se trata de la región más septentrional de Europa y con dos zonas claramente diferenciadas. Por un lado, los bosques de la taiga llenos de líquenes para los renos. Por otro lado, la Laponia de la tundra, y la de los fiordos, las islas y la generosa pesca ártica, empezando por la del cangrejo real de largas patas. Esa última zona coincide con Finmark, la Laponia noruega, donde Tromsö emerge como un buen punto para viajar y conocer su quebrada geografía.
Tromsö se ganó cierta fama de ser el París del Ártico al no faltarle nada en materia de lujo y confort. Cierto es que ya no se va allí a cazar osos, sino a recorrer un paisaje espectacular enrolándose acaso en un safari de auroras boreales. Conseguido ese hito inolvidable, viene la larga noche de Tromsö, los buenos restaurantes y el calor de los edredones. Eso en invierno, porque el sol de medianoche allí es observable desde el 19 de abril al 24 de agosto.
Tromsö se arroga también ser la ciudad ártica con más pubs, y con precios en consonancia, manteniendo un alto nivel de vida desde el boom del petróleo en el Mar del Norte. Pero en Tromsö no todo es espuma y molicie. Estando a 467 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico la ciudad se ufana de tener la universidad más boreal del mundo. Y con un gran nivel de exigencia y calidad. Su Museo Universitario es algo que el viajero curioso no debe perderse. Se despliegan recreaciones de las formas de vida árticas, y en especial la lucha por la existencia de los sami noruegos.
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Laponia, el corazón salvaje de Suecia
En la remota Laponia, el visitante experimenta la soledad más absoluta.
Laponia
Los cursos de agua entrelazados del río Rapa fluyen al pie del Parque Nacional de Sarek, una de las seis reservas que conforman la Región de Laponia, un bien del Patrimonio Mundial.
Foto: Orsolya Haarberg
Laponia
La nieve y el hielo se funden en verano y Laponia muestra su lado más cálido, invitando a los urbanitas a disfrutar, más allá del círculo polar Ártico, de la espléndida desolación de la región.
Foto: Erlend Haarberg
Laponia
Cubiertas por la nieve y la escarcha, las píceas se doblegan ante el mal tiempo. «Soledad y drama: esa es la esencia de Laponia», afirma el escritor John Utsi, oriundo de la ciudad de Jokkmokk.
Foto: Erlend Haarberg
Laponia
Las formas del mármol gris cincelado por la erosión intrigaron al geólogo sueco Axel Hamberg, quien estudió el Parque Nacional de Sarek durante décadas.
Foto: Erlend Haarberg
Laponia
La lluvia barre el lago Satihaure en la Reserva Natural de Sjaunja. En verano, las nubes que entran desde el mar de Noruega convierten Laponia en un paisaje saturado de agua, con torrentes, humedales y ciénagas.
Foto: Erlend Haarberg
Laponia
El arrendajo funesto vive todo el año en el Parque Nacional de Stora Sjöfallet, donde las aves, siempre al acecho de restos de comida, se convierten en audaces compañeras de acampada de los senderistas.
Foto: Erlend Haarberg
Laponia
La luz del sol revela una columna de cristales de hielo (en primer término) un gélido día en el Parque Nacional de Muddus. Salpicados de pantanos y marismas, los bosques de Muddus eran tan difíciles de talar que hoy se conservan grupos de pinos de varios cientos de años de edad.
Foto: Erlend Haarberg
Laponia
Los sami son los únicos que están autorizados legalmente para cazar alces en Laponia, lo que explica que estos animales alcancen aquí mayores dimensiones que en otras regiones de Suecia.
Foto: Erlend Haarberg
Laponia
Un lago rodeado de bosque refleja el cielo en el Parque Nacional de Muddus. «Las copas de los abedules se mecen contra el cielo –escribió el poeta sami Nils-Aslak Valkeapää–. Nada se dice.»
Foto: Orsolya Haarberg
Laponia
El glaciar Svenonius, en el Parque Nacional de Sarek, aporta agua de fusión al río Njoatsosjåhkå.
Foto: Erlend Haarberg
Laponia
En Laponia cada estación es un regalo para la vista, como esta hembra de perdiz nival con su plumaje de invierno.
Foto: Erlend Haarberg
Laponia
Visto desde lo alto, el Parque Nacional de Muddus muestra las huellas de un glaciar: depresiones en las que se forman turberas acordonadas cuando el suelo se descongela en primavera.
Foto: Orsolya Haarberg
Laponia
Un espectacular temporal de otoño se cierne sobre el valle del Rapa, destacando el monte Nammatj. Como buena parte del paisaje lapón, el pico fue esculpido por los glaciares.
Foto: Orsolya Haarberg
13 de noviembre de 2015
Laponia, el corazón salvaje de Suecia
No hace tanto tiempo, quizás apenas unos días, el agua gélida que ahora baña mis piernas era la nieve que coronaba un pico rocoso del norte de Suecia, 160 kilómetros por encima del círculo polar Ártico. Una vez que se hubo derretido, llegó al río Rapa, que discurre por el corazón de Laponia, un paisaje primigenio de 9.400 kilómetros cuadrados de montañas, lagos y valles sembrados de bloques erráticos que es a la vez una sublime maravilla natural y una de las mayores zonas vírgenes de Europa. Con cuatro parques nacionales suecos (Padjelanta, Stora Sjöfallet, Muddus y Sarek) y dos reservas naturales, la Región de Laponia, declarada bien mixto del Patrimonio Mundial en 1996, es hoy un vasto refugio para la vida salvaje y un santuario para seres humanos saturados de tecnología: una relajante escapada al pleistoceno sin salir de la Europa actual.
Laponia posee un patrimonio diverso de importancia natural y cultural. Aquí moran comunidades del pueblo sami (o lapón, según la nomenclatura antigua) que llevan milenios recorriendo estas latitudes septentrionales. Sin embargo, son muchos los que creen que el alma de Laponia, su esencia, reside justo donde ahora me encuentro: en el valle del río Rapa, en el Parque Nacional de Sarek, uno de los lugares más remotos del continente. Aquí no hay carreteras, ni huellas de neumáticos, ni puentes.
Y por eso mis dos compañeros de caminata (una mujer, un hombre) y yo vadeamos las aguas impetuosas que nos llegan a las rodillas, con los pantalones remangados y las botas, atadas una a otra por los cordones, al cuello. Haciendo equilibrios sobre unas piedras lisas y resbaladizas, cruzamos el Rapa «al estilo hobbit», descalzos y con más de 20 kilos a la espalda.
«Treinta –me corrige Christian, nuestro guía sueco. Treinta los lleva él; veintipico son los míos–. De hecho, los tuyos no creo que pasen de veinte.» Alto, rubio y de ojos azules, Christian Heimroth es un lacónico amante del aire libre. Tiene 35 años y todo el aspecto de un relajado monitor de esquí, pero en realidad es un avispado hombre de negocios, propietario de una empresa de actividades de aventura con sede en Jokkmokk.
Su becaria de verano, Karin Karlsson, también lleva 30 kilos de material, algo impresionante habida cuenta de que abulta la mitad que su jefe. «Ni de broma –dice Christian–. Lleva veinticinco como mucho. Parecen más porque Karin es una pulguita.» «Cuidado, jefe –replica ella–. Seré menuda, pero muerdo.» Karin estudia en una universidad del sur de Suecia. Apenas lleva unas semanas en Laponia, pero parece estar en su salsa. Morena y con gafas de pasta, es medio sami, de lo que se enorgullece. «Este lugar saca lo más salvaje de mí», dice mientras nos calzamos las botas, cargamos la mochila y nos disponemos a continuar: un Iron Man sueco, un periodista estadounidense de mediana edad y una supergirl sami.
Para llegar al interior del Sarek –el corazón de Laponia– hemos pasado días enteros avanzando, ayudados de pies y manos, sobre piedras tapizadas de líquenes de color amarillo, verde menta y naranja herrumbre. Hemos atravesado bosques de abedules de follaje amarilleante, comido arándanos y moras y vadeado humedales boreales. Nos hemos hundido hasta las rodillas en arenas movedizas y hemos dado con el rastro reciente de osos y alces. Y todo ello en busca de un sendero que, por lo visto, solo existe en los mapas oficiales del parque.
Se cree que los sami salieron de la Europa central y vagaron hacia el norte
Los pocos senderos que hemos encontrado son caminos abiertos por la fauna o por los pastores de renos sami, quienes están autorizados a apacentar sus animales en el parque, donde viven desde tiempos inmemoriales. En ciertos momentos del día, sobre todo al amanecer, es fácil imaginar lo que debieron de ver u oír sus antepasados más remotos tras alcanzar estas latitudes en busca de caza, envueltos en pieles de animales, anonadados ante el rugido del viento de los glaciares en retroceso.
En muchos sentidos Sarek es una imagen de aquel mundo nuevo que emergía ante sus ojos: colosales lomos de roca oscura descollando sobre un paisaje tallado por los mantos de hielo. El último se retiró del norte de Suecia hace unos 9.000 años, una fecha tan reciente que el sustrato rocoso, liberado del peso del hielo, sigue elevándose hasta un centímetro al año, un fenómeno que los geólogos denominan rebote isostático.
Al derretirse, el hielo dejó tras de sí un terreno salpicado de formas de relieve glaciar: circos, morrenas, drumlins, eskers, bloques erráticos y colinas tapizadas de piedras. Hoy, en el silencio absoluto de la naturaleza, la parsimoniosa acción de los glaciares todavía reverbera en Laponia, y se diría que aquella gran masa de hielo se fundió hace apenas un instante, permitiendo que los ritmos de la tierra y la piedra, del viento y la lluvia, dieran forma al paisaje.
En una época posterior –hace tal vez unos 5.000 años– se establecieron en Laponia los cazadores nómadas de renos de los que descienden los sami actuales, el pueblo indígena de la Escandinavia septentrional cuya vida se movía al compás de los rebaños de renos.
En una época posterior –hace tal vez unos 5.000 años– se establecieron en Laponia los cazadores nómadas de renos de los que descienden los sami actuales, el pueblo indígena de la Escandinavia septentrional cuya vida se movía al compás de los rebaños de renos.
De origen caucásico y hablantes de una lengua ugrofinesa más próxima al húngaro que al sueco, se cree que los sami salieron de la Europa central y vagaron hacia el norte (hacia la península de Kola, actualmente rusa) y el oeste (cruzando los helados desiertos boreales de lo que hoy es Finlandia, Suecia y Noruega). A juzgar por el arte rupestre y las piezas arqueológicas halladas en la región de Laponia, los renos definieron la cultura indígena de este lugar desde su mismo origen, un legado que puede seguirse sin solución de continuidad, de una generación a otra, hasta los sami actuales.
La relación entre los sami y sus compatriotas suecos es compleja, producto del secular desequilibrio de poder entre el Gobierno de Suecia y la minoría sami, radicada mayoritariamente al norte del círculo polar Ártico. La familia de John Utsi, escritor e historiador experto en cultura sami residente en Jokkmokk, llegó a Laponia en la década de 1920, cuando el Gobierno noruego desalojó forzosamente a su abuelo, Per Mikkelson Utsi, y su familia de las montañas costeras de Skibotn. Los enviaron al sur, a Suecia. Su reubicación causó problemas. Incluso en una región tan vasta, los recién llegados invadían el espacio de unos pastores que llevaban generaciones establecidos en la zona. Y aunque John, como la mayoría de los sami actuales, no se gana la vida con el pastoreo, los renos tienen un papel protagonista en su vida.
«Los sami llevamos una doble vida –explica Utsi–. Hablamos sueco, parecemos suecos y casi todos vivimos en ciudades suecas. Pero actuamos como sami, porque eso es lo que somos. Llámele genética.» Ya sea por genética o por educación, lo cierto es que un gran número de sami del norte de Suecia pasan el verano en Laponia, viviendo en cabañas y cuidando unos cuantos renos, pescando y cazando alces, una actividad vedada en el parque al resto de los suecos.
Durante siglos el Gobierno y la sociedad suecos reprimieron las tradiciones sami, afirma Utsi. Pero reemergieron cuando los sami, que vivieron un despertar político en la década de 1970, exigieron y obtuvieron respeto por su cultura en el escenario nacional e internacional.
Cada vez que nos detenemos para descansar o comer bayas, Christian saca un mapa plastificado del parque. «En Laponia te pierdes a nada que te despistes –dice–. Y sin despistarte… también te pierdes, qué demonios.»
Mientras él y Karin estudian el mapa, yo observo a través de los prismáticos el valle, las laderas y los bosques de abedules que las cubren, con la esperanza de detectar cualquier movimiento o mancha oscura que revele la presencia de un reno, un oso pardo, un glotón, un lince o un alce. Christian, Karin y yo somos los únicos seres humanos en el parque, o eso creemos hasta que en lontananza distingo a dos mochileros que se desnudan junto a un arroyo de aguas alborotadas, preparándose para vadearlo. Al cabo de un rato los saludamos como se saludan quienes viajan por en medio de la nada, con efusividad y generosidad casi rituales. A ellos no parece importarles posponer su baño de media mañana en aguas gélidas.
Mientras él y Karin estudian el mapa, yo observo a través de los prismáticos el valle, las laderas y los bosques de abedules que las cubren, con la esperanza de detectar cualquier movimiento o mancha oscura que revele la presencia de un reno, un oso pardo, un glotón, un lince o un alce. Christian, Karin y yo somos los únicos seres humanos en el parque, o eso creemos hasta que en lontananza distingo a dos mochileros que se desnudan junto a un arroyo de aguas alborotadas, preparándose para vadearlo. Al cabo de un rato los saludamos como se saludan quienes viajan por en medio de la nada, con efusividad y generosidad casi rituales. A ellos no parece importarles posponer su baño de media mañana en aguas gélidas.
Vienen de Alemania. Uno de los dos, un hombre de 30 años, de melena rubia rizada y sonrisa un tanto cohibida, explica que planean cruzar el Rapa un par de kilómetros más arriba y caminar otros ocho o nueve días.
«El problema es que ya nos estamos quedando sin víveres», nos dice. «Hemos calculado fatal –añade su amigo, un tipo alto con perilla y pelo negro recogido en una coleta tirante, al estilo de la estrella sueca del fútbol Zlatan Ibrahimovic–. Solo llevamos caminando unos días.»
«El problema es que ya nos estamos quedando sin víveres», nos dice. «Hemos calculado fatal –añade su amigo, un tipo alto con perilla y pelo negro recogido en una coleta tirante, al estilo de la estrella sueca del fútbol Zlatan Ibrahimovic–. Solo llevamos caminando unos días.»
«¿Hay algún teléfono de emergencia por aquí?», pregunta, abarcando 2.500 kilómetros cuadrados de naturaleza virgen con un simple y desenfadado movimiento del brazo. «Solo uno –responde Christian. Los viajeros palidecen y observan con preocupación el punto remoto que el sueco les indica sobre el mapa, a días de distancia de su ruta prevista–. Una vez estás en el parque, tienes que arreglártelas por tu cuenta.» Les damos una barra de pan y un poco de muesli y les deseamos suerte. Horas más tarde los diviso desde una meseta que domina el valle. Están a kilómetros de distancia, dos figuras diminutas que vadean el Rapa en ropa interior. Desvinculados a todas luces del mundo, internándose en el pleistoceno.
A un par de metros de mi mirador hay un riachuelo, un pequeño y prístino arroyo de aguas de deshielo que corren ladera abajo buscando el Rapa. Sumerjo en él mis manos y bebo.
Los alemanes van a pasar un hambre atroz en su caminata por Laponia. Pero jamás, en lo que les queda de vida, beberán un agua mejor.
Los alemanes van a pasar un hambre atroz en su caminata por Laponia. Pero jamás, en lo que les queda de vida, beberán un agua mejor.
NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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