Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., creo que por fin se está tomando en serio el llamado "reciclaje de los residuos plásticos"; y justamente ha sido un país desarrollado como Holanda o Países Bajos, que ha construido el primer parque con plástico reciclado.
Es una fantástica iniciativa, ha sido posible en la Ciudad de Rotterdam, que consiste en una plataforma flotante, construida con residuos plásticos, recogidos del mar y canales fluviales.
National Geographic.- dice : "En la ciudad de Rotterdam acaba de abrir sus puertas el primer parque fabricado íntegramente con plástico reciclado. Se trata de una plataforma flotante sobre las aguas del canal Nuevo Mosa elaborada íntegramente a partir de residuos plásticos recogidos en el mar y canales fluviales.
National Geographic.- agrega: "...Plataforma flotante : La estructura modular permite conectar fácilmente distintos bloques para crear una gran plataforma flotante, una idea que aporta un valor extra al parque, ya que, además de ser una zona verde, ayuda a mejorar el ecosistema subacuático, pues en la parte inferior de la estructura pueden adherirse algas y plantas que mejoren el hábitat de las especies acuáticas. Además, la versatilidad de la instalación permite asimismo recolocar las plataformas a placer, pudiendo diseñar un nuevo espacio urbano capaz de albergar eventos de todo tipo, como por ejemplo festivales...."
http://www.nationalgeographic.com.es/mundo-ng/grandes-reportajes/primer-parque-fabricado-plastico-reciclado_12972
http://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/grandes-reportajes/es-plastico-amenaza-para-nuestra-salud_12739/2
Se trata de una plataforma flotante construida en Rotterdam con residuos plásticos recogidos del mar y canales fluviales.
Estructura modular
La estructura modular permite conectar fácilmente distintos bloques para crear una gran plataforma flotante.
© WHIM architecture
Fomento del reciclaje
Los módulos hexagonales anexos a una especie de cobertura polivalente semejante a un invernadero donde también se clasifican y reciclan los residuos recogidos en el agua para darles un nuevo uso.
©Whim Architecture
Protección de ecosistemas acuáticos
En la parte inferior de la estructura pueden adherirse algas y plantas que mejoren el hábitat de las especies acuáticas.
Imagen 3D: Whim Architecture
Redacción
9 de julio de 2018
El primer parque fabricado con plástico reciclado
En la ciudad de Rotterdam acaba de abrir sus puertas el primer parque fabricado íntegramente con plástico reciclado. Se trata de una plataforma flotante sobre las aguas del canal Nuevo Mosa elaborada íntegramente a partir de residuos plásticos recogidos en el mar y canales fluviales.
La construcción, de 140 metros cuadrados, ha sido idea del arquitecto Ramon Knoeste. ingeniero de Whim Architects, con apoyo de la fundación Recicled Island. Su objetivo es múltiple: por una parte, persigue aportar su granito de arena para solucionar el acuciante problema del exceso de residuos plásticos en las aguas de la ciudad. Además, satisface la necesidad de construir una zona verde en un área urbana e industrial. Por otro lado, ayuda a mantener los ecosistemas acuáticos, favoreciendo el hábitat de la ictiofanuna del canal.
El parque incluye zonas verdes flotantes formadas por unos módulos hexagonales anexos a una especie de cobertura polivalente semejante a un invernadero donde también se clasifican y reciclan los residuos recogidos en el agua para darles un nuevo uso.
Plataforma flotante
La estructura modular permite conectar fácilmente distintos bloques para crear una gran plataforma flotante, una idea que aporta un valor extra al parque, ya que, además de ser una zona verde, ayuda a mejorar el ecosistema subacuático, pues en la parte inferior de la estructura pueden adherirse algas y plantas que mejoren el hábitat de las especies acuáticas. Además, la versatilidad de la instalación permite asimismo recolocar las plataformas a placer, pudiendo diseñar un nuevo espacio urbano capaz de albergar eventos de todo tipo, como por ejemplo festivales.
Los visitantes del parque podrán, entre otras cosas, tomarse un café en los bancos instalados en los módulos junto a las zonas verdes o incluso asistir a un concierto en un marco natural en medio de esta ciudad portuaria.
Una vez inaugurado el primer parque, Knoeste tiene previsto repetir el proyecto en otras ciudades, como Amsterdam, Charleroi (Bruselas) y hasta Yakarta (Indonesia), una metrópolis fuertemente diezmada por los abundantes desechos plásticos que flotan en sus aguas.
Planeta o plástico
Países Bajos
Contaminación
Medio ambiente
Residuos
¿Es el plástico una amenaza para nuestra salud?
Las micropartículas de plástico son perjudiciales para la vida marina, incluido el pescado y el marisco que comemos. ¿Son perjudiciales para el ser humano?
Pulga de mar
Los microplásticos ingeridos por esta pulga de mar de tres milímetros de largo son visibles por su brillo verdoso. En un laboratorio, las pulgas fueron expuestas a esferas y fragmentos irregulares en cantidades superiores a las presentes en la naturaleza. Los trozos irregulares entrañan más peligro porque pueden atascarse en el intestino.
Foto: Martin Ogonowski y Christoph Schür, Departamento de Ciencias Medioambientales y Química Analítica (ACES) Universidad de Estocolmo
Ecosistema contaminado
Los peces capturados por los niños cerca de una piscifactoría de la bahía de Manila, en Filipinas, viven en un ecosistema contaminado por los residuos domésticos, plásticos y otras basuras. Se ignora si los microplásticos ingeridos por los peces afectan a los humanos que los consumen, pero los científicos buscan las respuestas.
Foto: Randy Olson
Elizabeth Royte
21 de junio de 2018
¿Es el plástico una amenaza para nuestra salud?
En un laboratorio del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty de la Universidad Columbia, en Palisades, Nueva York, Debra Lee Magadini coloca un portaobjetos en el microscopio y enciende una lámpara ultravioleta. Al escudriñar al milímetro el tracto digestivo licuado de una gamba que ha adquirido en una lonja, exclama: «¡Esta gamba es pura fibra!». En el interior del intestino brillan siete filamentos de plástico, teñidos con rojo Nilo.
En todo el planeta, investigadores como Magadini se sientan ante el microscopio y detectan partículas minúsculas de plástico –fibras, fragmentos o microperlas– que han llegado al interior de especies de agua dulce y salada, tanto salvajes como de acuicultura. Los científicos han hallado microplásticos en 114 especies acuáticas, y más de la mitad de ellas son habituales en nuestra dieta. Ahora están intentando determinar si tiene alguna consecuencia para la salud humana.
En todo el planeta, investigadores como Magadini se sientan ante el microscopio y detectan partículas minúsculas de plástico –fibras, fragmentos o microperlas– que han llegado al interior de especies de agua dulce y salada, tanto salvajes como de acuicultura. Los científicos han hallado microplásticos en 114 especies acuáticas, y más de la mitad de ellas son habituales en nuestra dieta. Ahora están intentando determinar si tiene alguna consecuencia para la salud humana.
Hasta la fecha no existen pruebas científicas de que los microplásticos –fragmentos de menos de cinco milímetros– estén afectando a la ictiofauna a nivel de poblaciones. Nuestra fuente de alimento no parece correr peligro, al menos que sepamos. Pero lo que sí ha quedado suficientemente demostrado es que el pescado y el marisco que degustamos no es inmune a la omnipresencia del plástico. Cada año entre cinco y 13 millones de toneladas de plástico llegan a nuestros mares desde el litoral. El sol, el viento, el oleaje y el calor descomponen ese material en pedazos más pequeños, que el plancton, los bivalvos, los peces y hasta las ballenas confunden con comida.
Los experimentos muestran que los microplásticos causan daños a la fauna acuática, así como a tortugas y aves: causan obstrucciones intestinales y merman sus ganas de comer, lo cual recorta su crecimiento y rendimiento reproductivo. Con el estómago lleno de plástico, algunas especies dejan de alimentarse y mueren.
A los efectos mecánicos de los microplásticos se suma su impacto químico, porque los contaminantes que son arrastrados desde la tierra al mar –como policlorobifenilos (PCB), hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) y metales pesados– tienden a adherirse a su superficie.
Chelsea Rochman, profesora de ecología de la Universidad de Toronto, sumergió polietileno pulverizado –material con el que se fabrican algunas bolsas de plástico– durante tres meses en la bahía de San Francisco. A continuación ofreció este plástico contaminado, durante dos meses y junto con una dieta de laboratorio, a unos medakas japoneses, unos pececillos comúnmente utilizados en investigación.
Los que ingirieron este plástico sufrieron un mayor daño hepático que los que consumieron plástico sin contaminar. (A los peces que tienen el funcionamiento del hígado comprometido les cuesta más metabolizar fármacos, pesticidas y otros contaminantes del agua). Otro experimento demostró que las ostras expuestas a micropartículas de poliestireno –el material de los recipientes de comida para llevar– producen menos huevos y un esperma menos móvil. La lista de organismos de agua dulce y marina perjudicados por los plásticos incluye a centenares de especies.
Un experimento demostró que las ostras expuestas a micropartículas de poliestireno –el material de los recipientes de comida para llevar– producen menos huevos y un esperma menos móvil.
Es difícil determinar si como consumidores de pescado y marisco nos afectan los microplásticos, porque este material está por doquier: el aire que respiramos, el agua que bebemos –del grifo y embotellada–, la comida que ingerimos y la ropa que vestimos. Además, el plástico no es un material único: existe en muchas formas y contiene una amplia gama de aditivos –pigmentos, estabilizadores UV, factores hidrofugantes, ignifugantes, endurecedores como el bisfenol A (BPA) y plastificantes como los ftalatos– que pueden filtrarse al entorno.
Problemas hormonales
Algunas de estas sustancias se consideran disruptores endocrinos, es decir, compuestos que interfieren en el sistema hormonal. Los ignifugantes pueden interferir en el desarrollo cerebral de fetos y niños; otros compuestos que se adhieren a los plásticos pueden causar cáncer o malformaciones congénitas. Un principio básico de la toxicología es que la toxicidad depende de la dosis, pero muchas de estas sustancias parecen perjudicar a los animales de laboratorio a niveles que algunos países consideran seguros para los humanos.
Estudiar el impacto de los microplásticos marinos sobre la salud humana es complicado, porque no puede pedirse a nadie que ingiera plástico a modo de experimento, porque los plásticos y sus aditivos actúan de forma distinta según las circunstancias físicas y químicas, y porque sus características pueden variar conforme los seres a lo largo de la cadena trófica los ingieren, metabolizan o excretan. Apenas sabemos nada de lo que ocurre con la toxicidad de los plásticos contenidos en los organismos acuáticos cuando los cocinamos o procesamos, ni qué nivel de contaminación podría dañarnos.
Estudiar el impacto de los microplásticos marinos sobre la salud humana es complicado, porque no puede pedirse a nadie que ingiera plástico a modo de experimento, porque los plásticos y sus aditivos actúan de forma distinta según las circunstancias físicas y químicas, y porque sus características pueden variar conforme los seres a lo largo de la cadena trófica los ingieren, metabolizan o excretan. Apenas sabemos nada de lo que ocurre con la toxicidad de los plásticos contenidos en los organismos acuáticos cuando los cocinamos o procesamos, ni qué nivel de contaminación podría dañarnos.
Apenas sabemos nada de lo que ocurre con la toxicidad de los plásticos contenidos en los organismos acuáticos cuando los cocinamos o procesamos, ni qué nivel de contaminación podría dañarnos.
La buena noticia es que parece que la mayoría de los microplásticos se quedan en el intestino de los peces y no migran al tejido muscular, que es lo que nosotros nos comemos. En un informe sobre este asunto, la FAO concluye que los humanos probablemente solo ingerimos cantidades ínfimas de microplásticos, incluso quienes consumen gran cantidad de mejillones y ostras. También nos recuerda que comer pescado es beneficioso: reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y contiene altos niveles de nutrientes difíciles de encontrar en otros alimentos.
Lo que sabemos basta para que actuemos y reduzcamos la contaminación por plástico que llega a océanos, lagos y ríos.
Cerca del laboratorio de Magadini, en las estanterías metálicas de un sótano polvoriento, descansan los tarros que contienen alrededor de 10.000 especímenes de Fundulus heteroclitus y Fundulus diaphanous, recogidos de los pantanos vecinos en el curso de siete años. Examinar los pececillos uno por uno en busca de microplásticos es una tarea ímproba, pero Magadini y sus colegas están empeñados en descubrir cómo han cambiado con el tiempo los niveles de exposición. Otros científicos desentrañarán cómo las microperlas, las fibras y los fragmentos de plástico afectan a este pez, a los peces de mayor tamaño que depredan sobre él y, en última instancia, a nosotros mismos. «Creo que en cinco o diez años tendremos las respuestas», afirma Magadini.
Para entonces otros 25 millones de toneladas de plástico, o más, habrán llegado a nuestros mares.
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
ayabaca@gmail.com
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