Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., la Revista National Geographic, nos informa que según estudios científicos, los elefantes tienen genes que los libra de contraer cáncer, y este estudio se justifica gracias a lo que se denomina la "Paradoja de Peto", quien determinó que cuando más grande es la acumulación de células, mayores son la posibilidades de eliminar células malignas del organismo.
National Geographic.- dice : "Podría pensarse que cuanto más grande es un animal, mayor es el número de células que contiene, con lo que, en principio, mayor es también la probabilidad de que algunas se conviertan en cancerosas. Sin embargo, esta correlación positiva no se cumple en la naturaleza, según lo que se conoce como ‘paradoja de Peto’. Investigando entra las causas de muerte de distintas especies, el epidemiólogo británico Richard Peto descubrió en 1975 que la frecuencia de los casos de cáncer disminuía cuanto mayor era el tamaño del animal. Dicho de otra forma, a mayor número de células, menor riesgo de padecer esta enfermedad....."
https://www.nationalgeographic.com.es/ciencia/actualidad/genes-que-protegen-cancer-a-elefantes_13106
Los científicos han descubierto varios genes reparadores que protegen a estos animales contra el cáncer al reparan el daño celular y eliminar las células mutadas antes de que pueda desarrollarse un tumor
Elefantes en su medio natural, el Parque Nacional de Tsavo Este, Kenia
Redacción
28 de agosto de 2018
Podría pensarse que cuanto más grande es un animal, mayor es el número de células que contiene, con lo que, en principio, mayor es también la probabilidad de que algunas se conviertan en cancerosas. Sin embargo, esta correlación positiva no se cumple en la naturaleza, según lo que se conoce como ‘paradoja de Peto’.
Investigando entra las causas de muerte de distintas especies, el epidemiólogo británico Richard Peto descubrió en 1975 que la frecuencia de los casos de cáncer disminuía cuanto mayor era el tamaño del animal. Dicho de otra forma, a mayor número de células, menor riesgo de padecer esta enfermedad.
Ahora un equipo científico de la Universidad de Chicago y la Universidad de Utah han tratado de demostrar empíricamente esta teoría indagando en los genes del elefante , un animal que tiene cien veces más células que los humanos, cuenta con una esperanza de vida de unos 70 años y rara vez fallece a causa de un cáncer.
Según su investigación, publicada recientemente en la revista Cell, estos animales cuentan con unos genes especiales que reparan el daño celular y eliminan las células mutadas antes de que puedan desarrollar un tumor. Biología
En concreto, los científicos partían de la acción de un gen supresor tumoral llamado p53, encargado de detectar y reparar las células dañadas, del que los elefantes tienen 20 copias, mientras que los humanos únicamente contamos con una.
Un gen inhibidor de la leucemia
Los investigadores descubrieron que este mismo gen activaba un pseudogen inhibidor de la leucemia llamado LIF6, cuya función era la de eliminar las células afectadas (suicidio celular). Además, comprobaron que el genoma del elefante contaba con entre 7 y 11 copias adicionales de LIF6, lo que les podría conferir una ventaja evolutiva significativa para combatir el cáncer.
Los científicos concluyen que esos pseudogenes, que habían desaparecido en algún momento de la historia evolutiva de los probóscidos, ‘renacieron’, para adquirir nueva función: la de matar células tumorales. Esos nuevos ‘genes zombi’, como han bautizado los investigadores, podrían haber contribuido a que los elefantes tengan una mayor resistencia al cáncer, lo cual a su vez podría estar relacionado con su alta esperanza de vida.
NATIONAL GEOGRAPHIC Entrevista con Richard Peto, Universidad de Oxford
“Naturaleza, crianza y suerte, pilares del cáncer”
Según Richard Peto, profesor de Estadística Médica y Epidemiología en la Universidad de Oxford, en su visita a Madrid ha explicado que lo innato, lo adquirido y la suerte son los tres componentes que conforman el cáncer. Junto al fallecido Richard Doll, en los años 60 determinaron científicamente la relación entre cáncer y tabaco.
Lo innato, lo adquirido y la suerte son los tres componentes que conforman el cáncer, ha explicado a DM Richard Peto, profesor de Estadística Médica y Epidemiología en la Universidad de Oxford, a su paso por Madrid para participar en el Encuentro Científico de la Unidad Docente de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III. “Si, por ejemplo, en los pulmones cuyas células son genéticamente idénticas, una de esas células muta y produce un cáncer, mientras que las otras no lo hacen, la suerte es la responsable de que lo haya hecho. No hay diferencia en la genética, ni en la exposición, se trata de suerte. En lo que no afecta la suerte es en las tasas de mortalidad de cáncer pulmonar en España”. Tabaco
Pese a lo controvertido de la afirmación, Peto, cuyos estudios epidemiológicos, junto al fallecido Richard Doll, permitieron en los años setenta determinar científicamente la relación entre cáncer y tabaco, así como la reducción del riesgo que produce la cesación tabáquica, ha añadido que “todos los cánceres cuentan con un cien por cien de mala suerte”.
Según Peto, los contaminantes creados por el hombre no tienen por qué ser las causas principales. En su trabajo con Doll, al cuantificar las causas de cáncer en países como Reino Unido o Estados Unidos, observaron que el riesgo cancerígeno del tabaco era más del doble de la suma de todas las causas probables conocidas de cáncer. Así pues, la reducción moderada de una gran causa puede salvar más vidas que la gran reducción de una pequeña.
“La muerte en la senectud es inevitable, pero morir antes de envejecer es prevenible. Los estudios demuestran que no importa si se es feliz o el estrés en términos de mortalidad, pero el tabaco sí tiene impacto. Si se abandona el hábito antes de los 40 años el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón se reduciría un 90 por ciento y si se deja antes de los 30, la disminución podría ser del 97 por ciento”. Algo similar ocurre con el índice de masa corporal (IMC), que cuanto más alto mayor mortalidad produce en la edad madura, sobre todo al combinarse con otros factores.
Lo que sí parece es que si el consumo de tabaco continúa como hasta ahora, las estimaciones muestran que en este siglo mil millones de personas morirán por su consumo. Siguiendo con las cifras, la epidemia de Ébola causó 10.000 muertes, la malaria produce 10.000 muertes semanales y el tabaco 50.000 a la semana.
Según Peto, en el mundo el tabaco, el alcohol, el VIH, la obesidad y la guerra son las únicas causas de muerte que han fluctuado sustancialmente desde 1990 en algunas de las poblaciones más amplias. “Teniendo en cuenta lo peligroso que es fumar, la gran cantidad de sustancias químicas que dañan el ADN, sorprende lo bien que funciona dejarlo”. Peto ha dejado claro que el daño no es reversible cuando ya se han comenzado a desarrollar patologías letales.
Reducciones
Los estudios de Peto demuestran una reducción del 70 por ciento en la mortalidad y en las tasas de cáncer de pulmón a causa del tabaco en Reino Unido – lo que no impide que el 25 por ciento de todas las muertes por cáncer en Reino Unido aún se asocien al consumo de tabaco-, mientras que las cifras de mortalidad también se han reducido en Francia.
“El punto clave que hay que tener en cuenta es que en España se podrían evitar 50.000 muertes al año en varones y en unos pocos miles de mujeres. Las mujeres españolas tienen unas bajas tasas de mortalidad, así que no es un riesgo absoluto pero está creciendo”. En varones, la proporción de muertes asociadas al tabaco antes de los 70 es de un tercio en la actualidad, y aunque en las mujeres era un porcentaje nimio en 1990, en 2000 ascendió al 5 por ciento y ha llegado hasta el 15 por ciento en la actualidad, con una clara tendencia ascendente. Estas cifras se deben a la tardía incorporación de la mujer al tabaco, que Peto relaciona con la muerte de Franco y la apertura social. En esa línea, “las tasas de mortalidad en cáncer de mama han ido aumentado al tiempo que la sociedad prosperó hasta 1995, momento en el que gracias a los tratamientos la curva comenzó a descender”.
Según sus estimaciones, en las tasas de mortalidad de 2010 en varones, de cada 100 hombres con 35 años, 19 morirían antes de los 70 y 7 de esas muertes se atribuirían al tabaco. En 1965 las muertes asociadas al tabaco eran las mismas, pero 36 hombres morirían antes de los 70; mientras que en 1990, 28 varones no llegarían a los 70 y 11 morirían a causa del tabaco.
Entre los 0 y los 69 años se producen en el mundo 30 millones de muertes al año. “Es una cifra que no variará y que podría reducirse si pusiéramos medidas para ello y que aumentará siempre que la industria del tabaco ponga todos sus esfuerzos en ello”.
Entre los 0 y los 69 años se producen en el mundo 30 millones de muertes al año. “Es una cifra que no variará y que podría reducirse si pusiéramos medidas para ello y que aumentará siempre que la industria del tabaco ponga todos sus esfuerzos en ello”.
Para reducir las cifras y, sobre todo el número de fumadores, Peto ha señalado que es necesario elevar la concienciación de la población para que se identifique el tabaco como un asesino, además de aumentar el precio de la cajetilla. “Sería una de las medidas más eficaces para la reducción del consumo, tanto en los que ya fuman como para disuadir a los jóvenes de comenzar. Si el precio se mantiene y se reduce el consumo un tercio -objetivo de Naciones Unidas para 2030-, los gobiernos perderían 100.000 millones de ingresos en dólares al año, pero si el precio se doblara ganarían esa misma cantidad”.
Fumadores pasivos
Peto también considera que el daño atribuible al fumador pasivo está sobrevalorado. “Puede que sea perjudicial porque el humo del tabaco es una importante causa de cáncer en el mundo pero creo que muchos estudios han exagerado la magnitud del riesgo. Puede ser conveniente asegurarlo pero eso no significa que sea cierto. Con esto no quiero decir que el riesgo sea cero”. Sin embargo, en el caso de los ex fumadores, ser fumador pasivo puede disparar el riesgo si ya se han producido mutaciones en sus células pulmonares. “No necesitan ese empujón final al estar expuestos al humo de otros fumadores. Pero es difícil medir la exposición”.
El riesgo es mayor cuanto más se fume y menor cuantos menos cigarros se consuman, pero eso tampoco es una recomendación para fumar sólo algún cigarro. “No hay que olvidar que los fumadores ligeros tienen el doble de la tasa de mortalidad que un no fumador. Eso significa que la mitad de ese grupo que mueren en la madurez no hubieran muerto si hubieran sido no fumadores”.
Peto ha añadido que quizá fumar un cigarrillo de vez en cuando no provoque un daño terrible: “Pero se trata de una droga adictiva y es muy fácil pasar de un uso limitado a un patrón de consumo en el que es difícil dejarlo”.
Tabaco
El tabaco es un producto agrícola procesado a partir de las hojas de Nicotiana tabacum. Se consume de varias formas, siendo la principal por combustión produciendo humo. Se utiliza desde hace milenios y tiene su origen en el continente americano, desde donde se extendió a Europa en el siglo XVI y, posteriormente, al resto del mundo. Se comercializa legalmente en todo el mundo (salvo en Bután),[1][2] aunque en muchos países tiene numerosas restricciones de consumo, por sus efectos adversos para la salud pública. Entre las numerosas sustancias de su composición, el tabaco incluye un alcaloide que se encuentra en las hojas en proporciones variables, la nicotina,[3] una sustancia altamente adictiva[4] que se asocia a una serie de efectos negativos en la salud y que en dosis altas es potencialmente letal.[5]
El género Nicotiana abarca más de 50 especies clasificadas en cuatro grupos principales: Nicotiana tabacum, Nicotiana petunoides, Nicotiana rustica y Nicotiana polidiclia. La especie Nicotiana tabacum, se puede clasificar en cuatro variedades: havanesis, brasilensis, virgínica y purpúrea, que son el origen de las distintas variedades usadas en la comercialización.
El consumo de tabaco es un factor de riesgo para muchas enfermedades, especialmente las que afectan al corazón, el hígado y los pulmones, así como muchos tipos de cáncer.[6] En 2008, la Organización Mundial de la Salud definió al tabaco «como la principal causa en el mundo de muerte evitable».[7] Así mismo, a comienzos del siglo XXI, la OMS estimaba que el tabaco era el responsable de más de cinco millones de muertes cada año y de unas 100 millones de muertes en todo el siglo XX.[8] Según las estimaciones de la propia OMS, de seguir las tendencias actuales, la cifra de muertes por tabaquismo podría elevarse a ocho millones anuales en el 2030, hasta totalizar un estimado de 1000 millones de muertos a lo largo del siglo XXI a causa del tabaco.[8] Desde la década de 1990, se han promovido legislaciones en países desarrollados e iniciativas internacionales, como el Convenio Marco para el Control del Tabaco (OMS),[9] para frenar su consumo, aunque a nivel mundial este ha aumentado en las últimas décadas, especialmente en países en vías de desarrollo,[10] mientras que en los países desarrollados se ha estancado o disminuido
WIKIPEDIA.
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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Muy - muy interesante. 💕💕💕
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