Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., la agencia de noticias BBC Mundo Noticias, nos detalla en un amplio reportaje las consecuencias de lo que la Crisis Financiera del año 2008, con la quiebra del Banco Norteamericano :Lehman Brothers Holdings Inc, , que afectó a todo el mundo, pero no tuvo las mismas consecuencias en China, que se convirtió con aquella crisis financiera en la segunda economía del mundo y algunos casos ya ocupa el primer lugar por encima de Los Estados Unidos de América.
BBC Mundo Noticias.- dice : "Ese crecimiento en Asia y China coincidió además, dicen algunos, con una cada vez mayor falta de confianza en la región sobre las prácticas financieras de occidente.
El gerente de inversiones Hugh Young es un experto en crisis: ha vivido dos de ellas y asegura que la más reciente cambió los ojos con los que Asia veía a occidente.
"Ese había sido un fenómeno constante pero durante la crisis financiera mundial se aceleró. Probablemente también propulsó el ascenso de China, algo que iba a suceder de todos modos, pero ahora vemos que China juega un papel muy importante en el escenario mundial, posiblemente el más importante, quizás incluso más que el de Estados Unidos....".
BBC Mundo Noticias.- también nos informa sobre la crisis del: "Efecto Turquía", que también está afectando a las economías emergentes con dramáticas consecuencias para Argentina., ya que los grandes inversionistas prefieren sacar sus dineros de los países en desarrollo y se los llevan a Los Estados Unidos y Europa.
BBC Mundo Noticias, igualmente hace un análisis económica de América Latina, que logró zafarse con relativa facilidad de la crisis, que los países aplicaron medidas macroeconómicas incentivando la inversión y el desarrollo económico y con la elevación de materias primas que no iban precisamente a EE:UU: y Europa, sino a Asia con China a la cabeza.
BBC Mundo Noticias, igualmente hace un análisis económica de América Latina, que logró zafarse con relativa facilidad de la crisis, que los países aplicaron medidas macroeconómicas incentivando la inversión y el desarrollo económico y con la elevación de materias primas que no iban precisamente a EE:UU: y Europa, sino a Asia con China a la cabeza.
https://www.bbc.com/mundo/noticias-45512945
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-45178014
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-45528505
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-45528505
Para muchos jóvenes en Asia, ir a occidente a estudiar y trabajar es un sueño hecho realidad.
Pero ese anhelo se volvió en una pesadilla para Declan Ee cuando pasó a ser una víctima involuntaria más de la crisis financiera de hace 10 años.
- Así respondieron estas 5 economías a la grave crisis financiera de 2008 (y cómo están 10 años después)
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Este joven estaba trabajando como banquero para Lehman Brothers en Londres, en el departamento de hipotecas de alto riesgo, en el momento en el que estalló la burbuja y su carrera, que él creía ya se encaminaba hacia el éxito, se vio truncada.
"Nunca me he vuelto a sentir seguro después de la crisis financiera mundial", me dice.
Declan fue una de las miles de personas que perdió su trabajo durante el colapso de Lehman Brothers, un evento que muchos señalan como el comienzo de la crisis.
De la noche a la mañana, el crédito se secó, los trabajos desaparecieron y los bancos perdieron miles de millones de dólares.
Los países desarrollados se sumieron en un caos económico.
Estados Unidos, el Reino Unido y Japón cayeron en recesión y han demorado casi una década en recuperarse. Incluso hay muchos economistas que comparten la opinión de que la recuperación aún no es total.
Una oportunidad para Asia
Pero la crisis, además de financiera, fue también una crisis de confianza en la capacidad de los bancos para hacer frente a la situación y, en definitiva, de sobrevivir. El sector financiero asiático no quedó exento de los impactos de la crisis originada en occidente, aunque es cierto que no le afectó tanto.
Hace diez años, muchos de los bancos de Asia tuvieron que hacer frente a la pérdida de puestos de trabajo, a la congelación de salarios y llevaron a cabo medidas que redujeran los gastos.
DBS, el banco más grande del sudeste asiático, también sufrió las consecuencias: se vio obligado a cancelar millones de dólares en préstamos e inversiones debido a su exposición a la crisis.
Terence Yong Yew Tiek estaba en los puestos de mando de la entidad en ese momento y recuerda lo difícil que fue. Pero él cree que DBS, al igual que muchos otros negocios en la región, solo se vio afectado momentáneamente.
Logró recuperarse rápidamente debido a la fortaleza inherente de las economías asiáticas, entre ellas China.
"En términos generales hubo un amplio crecimiento en Asia", dice. "Ya sea en el sector automovilístico, entre las aerolíneas, en bienes de consumo, productos básicos, servicios... En realidad todo esto ya estaba creciendo debido al aumento de los ingresos medios en Asia. China también fue un factor que impulsó la demanda a través de las fronteras dentro de Asia".
Cambio de modelo
Pero para sortear la crisis como lo hicieron, las compañías asiáticas tuvieron que cambiar la táctica que venían llevando hasta ese momento.
El fabricante de piezas de plástico Sunningdale Tech, con sede en Singapur, vio como los pedidos de sus clientes estadounidenses cayeron en picado durante la crisis.
El director ejecutivo de la compañía, Khoo Boo Hor, todavía recuerda esa época.
La empresa tuvo que recortar los salarios y reducir la semana laboral de los trabajadores para intentar apenas sobrevivir. Pero Sunningdale dice que supo extraer una lección de todos estos ajustes.
"Debes tener claro que si una región sufre una crisis, en otra puede suceder exactamente lo mismo", me dijo. "Así que lo que hacemos hoy en día es construir un modelo: no dependemos de un país, una región, un producto o un cliente".
Desconfianza en el modelo anterior
Ese crecimiento en Asia y China coincidió además, dicen algunos, con una cada vez mayor falta de confianza en la región sobre las prácticas financieras de occidente.
El gerente de inversiones Hugh Young es un experto en crisis: ha vivido dos de ellas y asegura que la más reciente cambió los ojos con los que Asia veía a occidente.
"Ese había sido un fenómeno constante pero durante la crisis financiera mundial se aceleró. Probablemente también propulsó el ascenso de China, algo que iba a suceder de todos modos, pero ahora vemos que China juega un papel muy importante en el escenario mundial, posiblemente el más importante, quizás incluso más que el de Estados Unidos".
Estímulo chino
China fue un factor importante por el que Asia logró escapar de la crisis financiera mundial relativamente indemne.
Pero eso no quiere decir que China no se haya visto afectada. Al contrario.
Yu Yongding, un exmiembro del Comité de Política Monetaria del Banco Popular de China, explica que el punto de inflexión del crecimiento de China ocurrió en septiembre de 2008, después de la bancarrota de Lehman Brothers.
Si nos detenemos un poco en los números, puede entenderse mejor lo que quiere decir.
En 2007, la tasa de crecimiento del PIB de China era del 13%. En 2008, después del fiasco de Lehman Brothers, el PIB cayó al 9% en el tercer trimestre y al 6,8% en el cuarto trimestre.
En el primer trimestre de 2009, la tasa de crecimiento de China cayó aún más: al 6,1%.
El gobierno chino "actuó rápidamente", como dice el profesor Yu, e introdujo un paquete de estímulo masivo que no solo ayudó a estabilizar y revivir la economía de China, sino que se convirtió en el salvavidas para el resto de Asia.
Pero existe la preocupación de que la economía de China ahora esté sumida en una montaña de deudas y tal como señaló el Fondo Monetario Internacional en su pronóstico para la economía mundial a principios de este año, la naturaleza del sistema financiero en China, grande y opaco, plantea un riesgo para estabilidad mundial.
¿Otra crisis?
Los últimos diez años han sido de un fuerte crecimiento en Asia y China, y eso ha ayudado a que esta región afrontara mejor la crisis financiera mundial.
Para bien o para mal, alejó a Asia de una fuerte dependencia de occidente. Pero ahora que la mayor economía de Asia, China, sufre una desaceleración, el gran temor es que una nueva crisis se pueda estar gestando.
Nadie está muy seguro de dónde comenzaría esta vez ni de cuánto podría afectarnos.
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Colapso de Lehman Brothers: así respondieron estas 5 economías a la grave crisis financiera de 2008 (y cómo están 10 años después)
Hace 10 años, Lehman Brothers se convirtió en la víctima más notoria de la crisis financiera que estalló en 2008 y que supuso un cataclismo para la economía mundial.
El mayor caso de bancarrota en la historia de EE.UU. expuso cuánto los mercados financieros habían dependido de los activos tóxicos, las llamadas hipotecas subprime, y sus derivados, durante el boom de los años anteriores.
Para el mundo, significó el final de una era de expansión. Después de 6 años de sólido crecimiento, las economías emergentes comenzaron a desacelerarse en 2009 a un crecimiento más moderado de 2,8% anual, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras que los países industrializados se contrajeron un -3,4%.
En Estados Unidos y Europa, los gobiernos se apresuraron a rescatar instituciones financieras en problemas, a costa de los contribuyentes. Reunidos en el G20, las economías más grandes del mundo reconocieron la necesidad de apoyar a la economía global y acordaron una serie de política para estimular el crecimiento.
Diez años después, ¿cómo están ahora esas economías? Aquí revisamos algunos de los casos más significativos.
Estados Unidos
"El estado de nuestra economía llama a la acción audaz y rápida", dijo Barack Obama el día de su toma de posesión como presidente de EE.UU. en febrero de 2009.
Con los activos de las instituciones financieras estadounidenses evaporándose por las preocupaciones de que habían confiado demasiado en los préstamos incobrables, Lehman Brothers no había sido el único prestamista en dificultades.
El gobierno se había hecho cargo de Fannie Mae y Freddie Mac, había rescatado a AIG por una suma de US$182.000 millones, y el Congreso había destinado un total de US$700.000 millones para rescatar a los bancos en problemas. Henry Paulson, el entonces secretario del Tesoro de Estados Unidos, recibió el apodo de "Señor Bailout" ("Señor Rescate").
La Reserva Federal había comenzado a comprar bonos para inyectar dinero en la economía, acumulando US$4,5 billones millones en los siguientes seis años.
A los pocos días de asumir, Obama firmó la Ley de Recuperación, que aprobaba más de US$800.000 millones para financiar programas de ayuda e invertir en infraestructura, educación, salud y energía renovable.
"Sé lo impopular que es ser visto como salvador de los bancos en este momento", dijo.
"Tengo la intención de hacer que estos bancos sean plenamente responsables de la asistencia que reciben. Esta vez, los directores no podrán usar el dinero de los contribuyentes para pagar sus cheques, comprar lujosas vestimentas o desaparecer en un avión privado. Esos días han terminado".
El camino hacia la recuperación estadounidense sería largo: en la década hasta 2017, se perderían casi 7,8 millones de viviendas debido a la ejecución hipotecaria, según la firma de seguimiento de datos Corelogic.
Se perdieron más de 7,3 millones de empleos entre enero de 2008 y febrero de 2010, cuando la tasa de desempleo rondaba el 10%.
El estímulo fiscal aumentó el déficit del presupuesto federal a casi el 12% del PIB en 2009, según el FMI, pero luego cayó al 2,5% del PIB en 2015. El desempleo también volvió a su nivel anterior a la crisis.
En 2012, Obama dijo que el gobierno había recuperado "cada centavo" utilizado para ayudar a los bancos.
La agencia especial creada para la aplicación de la ley que controla a la industria financiera dice que hasta la fecha 251 personas han sido condenadas a prisión, incluidos 59 banqueros, pero ningún ejecutivo de Wall Street.
Unión Europea
Al igual que en EE.UU., las autoridades en Europa anunciaron grandes paquetes de rescate en octubre de 2008 por un total de casi US$700.000 millones en Reino Unido y más de US$2,5 billones en la zona euro.
Más tarde ese año, la UE anunció un plan de recuperación con medidas de estímulo que ascendía a más del 1,5% del PIB del grupo.
La desaceleración, junto con costosos rescates, complicó la situación de los países de la eurozona que tenían niveles de deuda ya insostenibles como Grecia, Irlanda, Portugal, Italia, España y Chipre.
A cambio de apoyo financiero, los gobiernos de esos países (excepto Italia) tuvieron que adoptar medidas de austeridad extremadamente impopulares.
Las tensiones aumentaron particularmente en Grecia, donde hubo violentos enfrentamientos durante las protestas contra la austeridad, con una tasa de desempleo del 60% entre los jóvenes.
A pesar de casi abandonar la Unión Europea, Grecia conservó la estabilidad política y el mes pasado se convirtió en el último país de la eurozona en salir de las condiciones de rescate.
El FMI dice que el sector bancario en la eurozona sigue siendo débil y predice que el crecimiento disminuirá gradualmente en la región en los próximos años.
China
Para la economía de China, dependiente de las exportaciones, una caída en la demanda global significaba la arriesgada perspectiva de una desaceleración.
Así que el gobierno anunció un paquete de estímulo de US$585.000 millones, equivalente al 12% de su PIB de 2008, destinado principalmente a impulsar los proyectos de infraestructura, así como la expansión monetaria para fomentar el consumo privado.
Entre 2007 y 2014, China logró realizar una transición difícil para su economía, ya que las tasas de crecimiento cayeron del 14% a alrededor del 7%.
Por otro lado, con una deuda que se disparó a más del 250% del PIB, varios analistas y organizaciones advierten que en la actualidad representa un riesgo financiero para la economía mundial.
Los bancos chinos son más grandes y más rentables que sus rivales occidentales, según la base de datos The Banker.
En 2008, solo dos bancos chinos se encontraban entre los 10 principales del mundo y ninguno en las primeras posiciones.
En 2018, los cuatro primeros lugares están dominados por China.
Los 10 mejores bancos de 2018 | País | Los 10 mejores bancos de 2008 | País |
---|---|---|---|
ICBC | China | HSBC | Reino Unido |
Banco de Construcción de China | China | Citigroup | Estados Unidos |
Banco de China | China | Royal Bank of Scotland | Reino Unido |
Banco Agrícola de China | China | JP Morgan Chase & Co | Estados Unidos |
JP Morgan Chase & Co | Estados Unidos | Bank of America | Estados Unidos |
Bank of America | Estados Unidos | Mitsubishi UFJ Financial Group | Japón |
Wells Fargo & Co | Estados Unidos | Credit Agricole Group | Francia |
Citigroup | Estados Unidos | ICBC | China |
Mitsubishi UFJ Financial Group | Japón | Banco Santander | España |
HSBC | Reino Unido | Banco de China | China |
Fuente: The Banker | |||
Brian Caplen, editor de The Banker, dice que los bancos estadounidenses y europeos juegan ahora "un papel menos global" después de que los gobiernos endurecieron las regulaciones. A los que fueron rescatados con el dinero de los contribuyentes se les pidió vender operaciones en el extranjero.
Brasil
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva aseguró a sus compatriotas en octubre de 2008 que Brasil no se vería afectado por la crisis.
El "tsunami" en EE.UU. se sentiría como una "onda suave" en Brasil, opinó con confianza.
Con una cultura bancaria con aversión al riesgo, Brasil inicialmente eludió el contagio de la crisis de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos. Las desgravaciones fiscales y el gasto público laxo llevaron a un crecimiento del 7,5% en 2010, el ritmo más rápido en 24 años.
Da Silva mantuvo su retórica, culpando a la crisis de "banqueros blancos y de ojos azules" durante una reunión del G20 en Londres en marzo de 2009.
Las ramificaciones de la crisis resultaron ser más que una "ondasuave" para Brasil. Su industria luchó por ser competitiva, enfrentando un complejo sistema impositivo, una infraestructura deficiente y una moneda fuerte como resultado de un dólar débil.
Para 2015, el crecimiento había caído -3,5% y el déficit gubernamental alcanzó el 10% del PIB.
Mientras tanto, crecía el resentimiento por los costos de organizar la Copa Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016.
La situación llegó a un punto de ebullición a principios de 2016 cuando la sucesora del presidente Lula, Dilma Rousseff, fue destituida en base a controvertidos argumentos por haber incumplido leyes presupuestarias y en el contexto de un gran escándalo de corrupción.
Rusia
Rusia, un país rico en recursos naturales, recibió un duro golpe cuando los precios del petróleo se desplomaron de más de US$100 el barril a cerca de US$30 en los últimos meses de 2008 debido a los temores de una débil demanda global.
El país se contrajo -7,9% en 2009, pero rápidamente se recuperó cuando los precios del petróleo comenzaron a subir nuevamente.
Las exportaciones de petróleo y gas representan alrededor del 40% de los ingresos del presupuesto federal de Rusia.
Durante 2011-2012, el gobierno utilizó el dinero para financiar déficits y gastar en salarios y beneficios de pensiones del sector público.
Luego, la economía rusa se contrajo un -2,5% en 2015 después de recibir sanciones internacionales tras la anexión de Crimea en 2014. El ingreso real disponible en Rusia había estado cayendo durante cuatro años consecutivos desde 2014.
Sin embargo, la economía se estabilizó parcialmente en 2016 gracias al aumento de los precios del petróleo, demostrando ser "más resistente de lo esperado a los shocks duales de los precios del petróleo y las sanciones", según los expertos del FMI.
Pero el Ministerio de Economía de Rusia recortó su pronóstico de crecimiento debido a un aumento planificado del IVA y la estricta política monetaria del banco central, y también existe preocupación por el envejecimiento de la población y la sostenibilidad del sistema de pensiones de Rusia.
Según las tendencias actuales, el 20% de los rusos tendrá más de 65 años para 2050.
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Cómo el "efecto Turquía" está azotando a las economías emergentes (y por qué Argentina es el que más sufre)
El mundo emergente tiene los ojos puestos en Turquía.
Los problemas de la economía turca —inflación, déficit, devaluación— se convirtieron en una amenaza mundial durante la última semana, desde que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció un aumento de los aranceles del aluminio y el acero provenientes de Turquía en medio de una riña con el mandatario de ese país, Recep Erdogan.
India, Sudáfrica, México y Brasil son apenas algunas de las víctimas. Los inversionistas se desplazaron de los países emergentes hacia Estados Unidos y Europa en busca de más seguridad ante momentos de tensión financiera y política.
Con eso, los países emergentes, dependientes de los capitales extranjeros, se vieron afectados.
Pero ningún otro sufrió más que Argentina: después de la lira turca, el peso argentino ha sido el que más ha caído durante los últimos días.
Entre el pasado miércoles y este lunes, el valor del dólar en el país sudamericano aumentó casi 9%, llegando al simbólico 30 pesos por dólar, el punto más alto en décadas.
Ante una nueva corrida cambiaria, las autoridades financieras argentinas anunciaron una reestructuración de sus mecanismos de deuda local, aumentaron las tasa de interés (al 45%) y alocaron US$500 millones en el mercado de valores (el martes).
El país más vulnerable
Aunque puede verse como un detonante, el "efecto Turquía" no es la única variable que explica este nuevo desplome del peso.
Desde mayo, la moneda argentina viene cayendo debido a diferentes variables; una de ellas que las tasas de interés en Estados Unidos se han mantenido altas.
Pero el contexto internacional desfavorable agarró a Argentina en un momento de particular fragilidad, siendo su economía una históricamente vulnerable y desequilibrada.
Desde 2015, el gobierno del Mauricio Macri, un exempresario de centroderecha, ha estado intentando detener la inflación, reactivar el crecimiento y reducir el déficit fiscal con una estrategia de corte liberal.
Tras años de no emitir deuda en los mercados internacionales, Argentina saldó cuentas y volvió a recibir préstamos de inversionistas extranjeros. Esto aumentó la llegada de capitales por un tiempo, pero hizo al país más vulnerable ante los vaivenes mundiales.
Ahora que los mercados se han cerrado para el país, el gobierno se quedó corto de financiamiento y tuvo que acudir al Fondo Monetario Internacional para recibir un préstamo de hasta US$50.000 millones.
La medida, polémica en un país de malas experiencias con el organismo internacional, no evitó que el peso siguiera su desplome ni aumentó la confianza de los inversionistas.
Ahora Macri busca cumplir los requerimientos del FMI con un ajuste: recortando salarios y obra pública, y aumentado tarifas de servicios, entre otras cosas.
Pero nada ha impedido que los síntomas de su enfermedad —inflación, déficit, devaluación— sigan intactos en Argentina.
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Cómo América Latina salió antes que las economías desarrolladas de la brutal crisis financiera de 2008
Algo extraordinario ocurrió tras la crisis financiera que estalló hace 10 años en Estados Unidos y se propagó por el mundo: América Latina evitó ser golpeada duramente por el colapso.
La forma en que la región logró escapar de los peores efectos de esa crisis contrasta con lo ocurrido en Estados Unidos y Europa, donde la Gran Recesión caló más hondo.
Lo que sucedía hace una década desentona con la propia historia de América Latina, tradicionalmente mucho más sensible a las crisis en los países desarrollados.
Se trata, por ejemplo, de la región del mundo en desarrollo que más sufrió la desaceleración en los países industrializados tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU.
Según Arturo Porzecanski, economista de la American University, 2008 pudo haber sido la primera vez desde la época de la independencia de los países latinoamericanos en que una gran contracción económica y calamidad financiera en el mundo industrializado ocurrió sin dejar una crisis de deuda, divisas o bancos en la región.
Y quizá esas experiencias previas hayan marcado la diferencia.
"Aprendimos muchas cosas", dice Porzecanski a BBC Mundo.
Una recuperación asombrosa
Las diferencias entre el desempeño económico de América Latina y los países desarrollados tras la caída del banco de inversión Lehman Brothers en septiembre de 2008 son asombrosas.
Mientras que el crecimiento del PIB latinoamericano pasó de -1,9% en 2009 a 5,8% en 2010, en el "club" de países ricos de la OCDE registró una caída de -3,5% y un repunte de 2,9% respectivamente, según datos del Banco Mundial.
La tasa de desempleo en América Latina Latinoamérica bajó a 7,3% en 2010, cuando en Estados Unidos y la Unión Europea superaba el 9%.
Dos de los países latinoamericanos más castigados inmediatamente por la crisis fueron Argentina y México, con contracciones de sus PIB de -5,9% y -5,3% respectivamente en 2009.
Pero ambos también se recuperaron con relativa rapidez al año siguiente: la economía Argentina creció 10,1% y la de México, más conectada a la de EE.UU., se expandió 5,1%.
La crisis en Latinoamérica "no tuvo el tipo de consecuencias que eventualmente tuvo en Europa, donde países que nunca habían acudido al Fondo Monetario Internacional tuvieron que pedir su ayuda", recuerda Porzecanski.
"Ni un solo país en América Latina tuvo que acudir al FMI", señala.
Tampoco hubo necesidad de utilizar fondos públicos para rescatar bancos, como ocurrió en EE.UU. y Europa.
Según el economista, hay varias razones que explican lo que pasó en Latinoamérica: desde mejoras en la supervisión bancaria hasta una mayor flexibilidad de los regímenes cambiarios.
Además, la región había desarrollado nuevos mercados de bonos y acciones, que permitieron financiar a empresas y gobiernos durante la tormenta global.
Quizás más importante aún, las reservas de divisas de los Bancos Centrales latinoamericanos habían mejorado y los países reducido sus déficits fiscales gracias al auge de los precios de las materias primas, que incrementó los ingresos por exportaciones.
Eso permitió a la mayoría de los gobiernos reaccionar a la crisis con medidas económicas anticíclicas como nunca antes, con desembolsos en infraestructura, estímulos al consumo y transferencias de dinero a los más necesitados.
Mientras en EE.UU. y Europa la crisis provocó cambios de gobiernos, en varios países latinoamericanos los electores reeligieron a los presidentes o a las fuerzas políticas en el poder.
La tentación de la autocomplacencia
A diferencia de lo que ocurrió en América Latina, en EE.UU. continúa hasta el presente el debate sobre si se debió evitar impulsar más medidas anticíclicas tras la crisis de 2008.
"El gobierno de (Barack) Obama cometió un error crucial en 2009 al no aplicar un estímulo fiscal mayor, más prolongado, mejor estructurado y más flexible. Si lo hubiera hecho, la recuperación de la economía habría sido más fuerte", escribió hace unos días Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía 2001.
Esto motivó una respuesta de Lawrence Summers, ex asesor económico de Obama: "No le encuentro sustento al argumento de que era factible un estímulo fiscal considerablemente mayor. Y el intento de conseguirlo hubiera significado más demora, en medio de un derrumbe de la economía, con riesgo de que la expansión fiscal fracasara", sostuvo.
Por otro lado, algunos economistas en países desarrollados llegaron a señalar a América Latina como un ejemplo de lo que podía evitarse con regulaciones bancarias más estrictas.
Claudio Loser, exdirector del FMI para América Latina, cree que "los países europeos y EE.UU. estaban totalmente expuestos porque el sistema financiero estaba sobreexpandido y sin suficiente protección".
"Entonces la crisis pegó ahí muy fuerte".
"En última instancia la política macroeconómica (en América Latina) fue mejor que la europea", dice Loser a BBC Mundo.
Pero el escenario global ha cambiado desde entonces, con la caída en el precio de las materias primas, la recuperación económica de EE.UU. y su perspectiva de una guerra comercial con China, o nuevas crisis en países como Venezuela y Argentina, país este último que debió acudir al FMI para apuntalar su moneda.
Loser cree que la región en general se mantiene preparada ante la posibilidad de nuevas tormentas, pero advierte sobre el riesgo de la "autocomplacencia".
"Uno de los peligros más serios", señala, "es que piensen: 'manejamos bien una caída en los términos de intercambio y estamos inmunes'".
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BBC Mundo Noticias
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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