domingo, 31 de marzo de 2019

AZTECAS : MÉXICO .- ARMAS ANTIGUAS .- NATIONAL GEOGRAPHIC .- Obsidiana, la primitiva arma de los aztecas

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., la Revista National Geographic, nos entrega un reportaje sobre las armas primitivas de los pueblos de Mesoamérica, tales como el Imperio Azteca, usó para su conquistas, pero que de nada sirvieron cuando fueron invadidos por los españoles.
Los Aztecas, conquistaron pueblos enteros con lanzas, flechas, entre ellas hubo una piedra de obsidiana, que era una roca volcánica extremadamente cortante que hizo estragos a los enemigos; pero los españoles invasores habían avanzado 4,000 años de adelante con la pólvora, el hierro y las espadas que doblegaron a los pueblos indígenas, exactamente lo mismo sucedió con el Imperio Incaico.
National Geographic .- narra : "La obsidiana es una roca ígnea –es decir, que se forma cuando el magma volcánico se enfría y se solidifica al salir a la superficie– dura y frágil, cuyos cantos afilados son extremadamente cortantes. Normalmente es de color negro, aunque, según su composición, puede presentar tonos rojos o marrones. Su uso se remonta a la prehistoria, cuando se empleaba tanto para la confección de armas como para la elaboración de adornos....."
National Geographic.- añade : " No pocos españoles corrieron la misma suerte descrita por Bernal Díaz durante las guerras que los enfrentaron a los aztecas. Pero finalmente, la tecnología armamentística española, que iba un par de milenios por delante de los mexicas, acabó por imponerse. El hierro, la pólvora y las espadas castellanas doblegaron al primitivo arsenal nativo, aunque en la derrota también influyó su visión de los conquistadores como seres superiores o la rebelión de los pueblos sometidos al tiránico imperio de Tenochtitlán, que vieron en la llegada de los extranjeros una oportunidad para su liberación...."

https://www.nationalgeographic.com.es/historia/obsidiana-primitiva-arma-aztecas_13990 
Los aztecas forjaron un imperio militar en Mesoamérica con armas propias del Neolítico: flechas, lanzas y cuchillos de obsidiana, una roca volcánica extremadamente cortante que hacía estragos entre los enemigos de esta cultura precolombina

Guerreros aztecas ataviados con sus armas y vestimenta típicas
Foto: AGE

La civilización azteca dominó con mano firme el territorio que ocupa el actual México hasta la llegada de los españoles a inicios del siglo XVI. Los conquistadores venidos del otro lado del Atlántico se encontraron con una sociedad fuertemente militarizada y jerarquizada, mantenida por los pueblos subyugados. Las tropas mexicas estaban formadas, según Fray Bernardino López Sahagún, por una "pintoresca muchedumbre de guerreros para batalla con sus cuerpos desnudos y pintados [...] los caudillos con sus preciosos cascos, piedras preciosas, penachos de plumas largas y multicolores". Pero más sorprendente era que ese imperio había sometido Mesoamérica con armas más propias del Neolítico: lanzas, flechas y cuchillos hechos de madera y una piedra volcánica, la obsidiana, muy abundante en la región.

La obsidiana es una roca ígnea –es decir, que se forma cuando el magma volcánico se enfría y se solidifica al salir a la superficie– dura y frágil, cuyos cantos afilados son extremadamente cortantes. Normalmente es de color negro, aunque, según su composición, puede presentar tonos rojos o marrones. Su uso se remonta a la prehistoria, cuando se empleaba tanto para la confección de armas como para la elaboración de adornos.
En el Mediterráneo, a partir de la Edad del Cobre, la piedra comenzó a ser sustituida por el metal para la fabricación de armas, cosa que no ocurrió en el Nuevo Mundo. En América, la abundancia de obsidiana y su sencilla talla hicieron de este material el preferido para elaborar su armamento. A la llegada de los españoles al continente, los aztecas apenas comenzaban a usar el cobre para la confección de sus puntas de flecha. El propio Bernardino López describe "sus enormes lanzas y sus jabalinas arrojadizas, con sus puntas transparentes de obsidiana o las puntas de cobre de un rojo ardiente, brillando en la aurora", una imagen que Europa había dejado atrás hacía casi cuatro mil años.
Las crónicas hispanas describen armas aztecas como "enormes lanzas y jabalinas arrojadizas con puntas transparentes de obsidiana"
Desde su llegada al continente en 1519, Hernán Cortés y los miembros de su séquito tuvieron que enfrentarse a estos guerreros. Bernal Díaz del Castillo describe múltiples ataques de los "indios flecheros", que recibían a los castellanos con una lluvia de flechas y proyectiles "como granizos". Las puntas de obsidiana de estos proyectiles eran temidas por los conquistadores porque "pasan cualesquier armadura", y muchas veces penetraban en el cuerpo de tal manera que su extracción era imposible.



La macana

Un relato anónimo atribuido a un miembro de la expedición de Hernán Cortés, el llamado Conquistador Anónimo, explicaba maravillado que los aztecas "labran piedras para navajas y espadas, que es cosa maravillosa de ver y de que por acá no se tiene idea". Estas lascas de obsidiana, "hechas de arte que cortan más que navajas", en palabras de Bernal Díaz, coronaban las lanzas mexicas y, sobre todo, se engastaban a modo de dientes a ambos lados de una maza de madera para convertirla en una porra cortante, la macana.
Bernal Díaz del Castillo las describe como "espadas de a dos manos de navajas que no se pueden quebrar ni quitar", y, según explican las descripciones de la época, eran capaces de decapitar o de aplastar la cabeza de un enemigo de un solo golpe. Y no sólo de los hombres: el Conquistador Anónimo narra como un "indio asestó tal golpe en el pecho al caballo de su antagonista que lo abrió hasta las entrañas". Díaz del Castillo, por su parte, describe una escena en la que tres indios descabalgaron a Pedro de Morón de su montura "y entonces dieron una cuchillada a la yegua, que le cortaron el pescuezo redondo y, colgada del pellejo, allí quedó muerta".
Pero sin duda, el poder cortante de la piedra afilada se puso de manifiesto ante los horrorizados ojos de los conquistadores españoles en las escenas de sacrificio que contemplaron en Tenochtitlán. Los sacerdotes mexicas practicaban cada año miles de sacrificios rituales con los enemigos capturados en un macabro espectáculo que congregaba a las masas a su alrededor. El lugarteniente de Cortés describe así la horrenda escena, donde los cuchillos de sílex u obsidiana tenían un papel fundamental: "les ponían de espaldas encima de unas piedras y con unos navajones de pedernal los aserraban por los pechos y les sacaban los corazones bullendo y se los ofrescían a los ídolos". No contentos con ello, lanzaban los cuerpos gradas abajo, donde los recogían "otros indios carniceros, que les cortaban brazos y pies y las caras desollaban" para terminar comiendo su carne adobada.
No pocos españoles corrieron la misma suerte descrita por Bernal Díaz durante las guerras que los enfrentaron a los aztecas. Pero finalmente, la tecnología armamentística española, que iba un par de milenios por delante de los mexicas, acabó por imponerse. El hierro, la pólvora y las espadas castellanas doblegaron al primitivo arsenal nativo, aunque en la derrota también influyó su visión de los conquistadores como seres superiores o la rebelión de los pueblos sometidos al tiránico imperio de Tenochtitlán, que vieron en la llegada de los extranjeros una oportunidad para su liberación.


El arma mesoamericana por antonomasia.


El Macuahuitl fue usado por las tribus aztecas, mayas, purépechas y mixtecas y es, a grandes rasgos, una espada de madera con hojas de obsidiana cuyo nombre se deriva del idioma náhuatl. Los lados de la espada están incrustados con cuchillas prismáticas hechas de obsidiana ya que producen un filo mucho más afilado que las navajas de acero de alta calidad.
El macuahuitl ( mācuahuitl u otras variantes ortográficas: maquahutil , macquahuitl y māccuahuitl) era el arma estándar de combate cuerpo a cuerpo junto con el Tepoztli y el lanzador de lanzas de largo alcance Atlatl. Fue un tipo que se observó durante la conquista española del siglo XVI. Además de esta arma, las culturas prehispánicas también usaron el escudo redondo (chimalli), el arco (tlahuītōlli) y el lanzador de lanza (atlatl).



El chimalli fue el arma defensiva-activa que acompañaba al macuahuitl. Este era un escudo, del que sabemos existía una gran variedad de diseños y en cierta manera de materias primas con que eran confeccionados. Muchos chimallis fueron elaborados exprofeso para el combate, otros eran divisas militares y artefactos simbólicos que se entregaban a los militares en las fiestas religiosas.
El macuahuitl era la única “espada” con material cerámico en sus bordes, solo comparable con el moderno cuchillo de cerámica. Era capaz de infligir graves laceraciones en las hileras de hojas de obsidiana parecían “escamas”. A veces se denomina espada o maza, pero carece de un verdadero equivalente europeo, tal vez se lo describa mejor como un bastón de vanguardia.
Esta arma media de un metro a medio metro, con un surco a lo largo de cada borde, en el que se insertaban las piezas afiladas. Como en casi todas las armas de tipo artesanal, las hileras de hojas de obsidiana a veces eran discontinuas para dejar espacios a lo largo del costado. Los españoles que estudiaron aquellas armas, siempre destacaban que el macuahuitl estaba tan bien construido que las cuchillas no podían ser arrancadas ni rotas.


Un relato de Bernal Díaz del Castillo, uno de los cronistas y conquistadores de Hernán Cortés, afirma en un relato de una batalle de los indígenas contra Pedro de Morón, que el macuahuitl había decapitado a un caballo. Otras crónicas narran: “Vi un día que un indio peleaba con un hombre montado, y el indio le dio un golpe en el pecho al caballo de su antagonista, que abrió a las entrañas y cayó muerto en el acto. Y el mismo día vi a otro indio darle a otro caballo un golpe en el cuello, que lo estiró muerto a sus pies.”
El macuahuitl era un arma diseñada para capturar prisioneros, colocando cuchillas espaciadas para limitar la profundidad de la herida de un solo golpe, y permitir que sus oponentes solo quedaran debilitados o inconscientes para poder capturarlos. El arte de inhabilitar a los oponentes usando un macuahuitl, enseñó desde edad temprana en las escuelas Azteca Tēlpochcalli.


El macuahuitl contra las espadas de acero europeas tenía muchos inconvenientes. La obsidiana es más quebradiza y frágil que el acero, se rompe al impactar contra el acero o las armaduras, además de astillarse por los impactos el hueso o la madera. Se necesita más tiempo para levantar y balancear un palo que empujar con una espada. También se necesita más espacio, por lo que los guerreros avanzaron en formaciones sueltas y lucharon en combate individual.


Modo de fabricación del macuahuitl.


Guerrero armado listo para el combate.

Hoy en día, las réplicas del macuahuitl han sido producidas y probadas contra los lados de la carne de res para documentales en los canales History y Discovery, que demuestran la efectividad de esta arma. En el programa de Historia Warriors, el operador de las fuerzas especiales y artista marcial Terry Schappert se lesionó mientras cercaba con un macuahuitl, se cortó la parte posterior de la pierna izquierda como resultado de un movimiento de retroceso, y respondió: “Creo que podría necesitar suturas…  es profundo.”
Para el reality show SpikeTV Deadliest Warrior, se creó y probó una réplica contra un modelo de cabeza de caballo (creado con el esqueleto de un caballo y gel balístico)donde fue posible decapitar al caballo-modelo, pero tomó tres cambios de cuchillas. El macuahuitl ha experimentado un renacimiento en los últimos tiempos. Disfruta de un seguimiento de culto y el interés en la construcción del arma y las capacidades siguen siendo un punto focal.


El ejemplo más actual de esta arma, según Ross Hassig, sobrevivió a la Conquista de México y pasó a formar parte de la Real Armería de Madrid, hasta el lugar en donde estaba resguardado, junto a los últimos tepoztopilli, fue destruido por un incendio en 1884. Su diseño original sobrevive en diversos catálogos, entre ellos el macuahuitl creado por el medievalista Achille Jubinal en el siglo XIX.
En México, Francisco González Rul reprodujo un macuahuitl en los 70s, con el fin de colocarlo en una sala del Museo Nacional de Antropología. Desde esa fecha se ha puesto énfasis en la necesidad de desarrollar trabajos experimentales de armas prehispánicas. Hoy en día, para exhibición no queda ningún maquahuitl y lo que se sabe de estas increíbles armas proviene de relatos e ilustraciones contemporáneas que datan del siglo XVI y anteriores.





 

https://mxcity.mx/2018/07/macuahuitl-la-espada-mexica-que-se-utilizo-en-la-conquista-contra-los-espanoles/
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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