Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., la costa oriental de África, durante los siglos IX hasta XVIII, se vieron influenciadas, incluso con la fundación de ciudades y puertos por expedicionarios del Islam, justamente algo parecido sucedió con la Ciudad de Kilwa, que fundada en una isla que hoy pertenece a Tanzania, por una dinastía de sultanes que vinieron desde un sultanato islámico cuyos gobernantes
provenían de la ciudad persa de Shiraz.
NATIONAL GEOGRAPHIC .- narra : "Durante la Edad Media, la costa oriental de África quedó
en gran medida integrada en el área de influencia de la civilización
islámica. Mercaderes árabes establecieron rutas
comerciales muy activas y fundaron ciudades portuarias que alcanzaron
gran prosperidad. Una de ellas fue Kilwa, construida en una isla perteneciente a la actual Tanzania. Cuando el viajero árabe Ibn Battuta la visitó en 1331, la describió como una ciudad "muy bella y bien construida", una de las más hermosas del mundo. El enclave estaba gobernado por una dinastía de sultanes que extendieron su poder por un amplio territorio costero...."
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/kilwa-edad-oro-sultanes-swahili_13844
En una isla perteneciente a Tanzania prosperó, hasta el siglo XVI, una ciudad gobernada por una dinastía de poderosos sultanes
El palacio del sultán
Vista aérea de las ruinas del palacio
Husuni Kubwa, en Kilwa. Este edificio, datado en el siglo XIV, era la
residencia del sultán y constaba de más de cien habitaciones.
FOTO: Alamy / ACI
Sala de oración
Iniciada en el siglo XI, la de Kilwa es una de las mezquitas más antiguas de toda el África oriental.
FOTO: Nigel Pavitt / Alamy / ACI
Un palacio asomado al Índico
En 1962, el arqueólogo Neville
Chittick excavó las ruinas del palacio de Husuni Kubwa, en Kilwa, y
localizó los apartamentos del sultán, las zonas domésticas, una mezquita
y un estanque o piscina de forma octogonal. El gran patio se interpreta
hoy en día como un caravasar: un espacio al que llegaban mercancías que
se almacenaban en las habitaciones circundantes, antes de embarcar en
el puerto hacia su destino final. Imagen en 3D del palacio.
FOTO: Tournez s'il vous Plaît Productions - 2018
Entre murallas
El cronista portugués Gaspar Correa
hablaba en el siglo XVI de una gran ciudad rodeada por murallas en cuyo
interior vivían 12.000 personas, cifra probablemente exagerada. Abajo,
grabado que recrea la ciudad de Kilwa (Quiloa) con sus edificios
monumentales hacia el año 1590.
FOTO: Alamy / ACI
Cerámica en las paredes
En los muros, a veces se insertaban
cuencos de cerámica y porcelana china como elementos decorativos. En la
imagen, fragmento de cerámica pintada. Kilwa.
FOTO: Alamy / ACI
Moneda de Kilwa
Moneda acuñada por el sultán Suleiman Ibn al-Hassan. Museo Británico, Londres.
FOTO: Scala, Firenze
María José Noain
Kilwa, la edad de oro de los sultanes swahili
Durante la Edad Media, la costa oriental de África quedó
en gran medida integrada en el área de influencia de la civilización
islámica. Mercaderes árabes establecieron rutas
comerciales muy activas y fundaron ciudades portuarias que alcanzaron
gran prosperidad. Una de ellas fue Kilwa, construida en una isla perteneciente a la actual Tanzania. Cuando el viajero árabe Ibn Battuta la visitó en 1331, la describió como una ciudad "muy bella y bien construida", una de las más hermosas del mundo. El enclave estaba gobernado por una dinastía de sultanes que extendieron su poder por un amplio territorio costero.
Ibn Batuta describió Kilwa en 1331 como una ciudad "muy bella y bien construida"
Poco más de 150 años después, fueron los portugueses quienes llegaron. En 1502, en su segundo viaje, Vasco de Gama recaló en la ciudad, a la que bautizó como Quiloa. Para entonces, ésta se había transformado en una importante urbe con monumentos en piedra, un floreciente comercio y una sociedad cultivada que asombró a los expedicionarios europeos.
Llegan los portugueses
Después de derrocar el sultanato independiente de Kilwa, los portugueses permanecieron en el lugar hasta 1513, momento en el que se asentaron en Malindi y Mombasa. El recuerdo de su presencia en Kilwa todavía es visible en la construcción de la Gereza, un fuerte militar situado a orillas del mar, que controlaba el acceso a la ciudad. De aquella primitiva construcción, datada en 1505, sólo se conserva una torre baluarte. El aspecto actual del fuerte proviene de la reconstrucción llevada a cabo hacia 1800 por los sultanes de Omán, que entonces dominaban la isla.
La ocupación portuguesa y el traslado de la capitalidad comercial a Mombasa sumieron a Kilwa en una larga decadencia de la que sólo se recuperó a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, sobre todo gracias al tráfico de esclavos. Fue entonces cuando arribaron los primeros exploradores europeos, entre ellos Richard Burton, que la visitó en 1859. Poco a poco
la ciudad fue despoblándose hasta que sus habitantes se trasladaron a
Kilwa Kivinje, un asentamiento costero fundado en el siglo XIX
que sustituyó a Kilwa Kisiwani o la Kilwa de la Isla. Ambas forman,
junto con Kilwa Masoko –la Kilwa del mercado–, este conjunto monumental
declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1981.
Primeras excavaciones
Las excavaciones arqueológicas en Kilwa comenzaron en la década de 1960, de la mano del arqueólogo británico Neville Chittick.
Conservador de Antigüedades de la colonia británica de Tanganika desde
1957, cuatro años más tarde, justo cuando Tanganika alcanzó su
independencia (tras su unión con Zanzíbar en 1964 pasó a llamarse
Tanzania), fue nombrado director del Instituto Británico del África
Oriental, cargo en el que permaneció hasta 1983. Chittick fue fundador y
editor de la revista Azania, una de las grandes referencias en investigación arqueológica africana. Su campo de estudio era el África Oriental y el comercio marítimo en dicho territorio antes de la llegada de los portugueses.
Kilwa alcanzó su esplendor en los siglos XIV y XV, gracias al comercio a través del Índico
Ese comercio fue clave en la formación de la cultura swahili, que se
extiende sobre la costa africana del Índico y toma su nombre de la
lengua hablada en aquel territorio; de ahí el interés por investigar el
asentamiento de Kilwa. Los restos más antiguos que Chittick localizó en Kilwa datan del siglo IX, momento en el que, según la Crónica de Kilwa –un texto compilado en el siglo XVI–, la
ciudad quedó bajo el control de un sultanato islámico cuyos gobernantes
provenían de la ciudad persa de Shiraz. Bajo estos sultanes, Kilwa alcanzó su esplendor durante los siglos XIV y XV, enriqueciéndose gracias al comercio a través del océano Índico. De su puerto partían los dhows
–un tipo de embarcación característica de la costa oriental africana–
que, impulsados por los vientos monzones, alcanzaban la India y China. El
comercio se basaba en la redistribución y exportación de materias
primas como grano, madera, marfil o cristal de roca, aunque el producto
más demandado fue el oro. Procedente de Zimbabue,
era comercializado a través de Kilwa para satisfacer la demanda de
Oriente y Europa, principalmente con el fin de acuñar moneda.
Fue entonces cuando la ciudad adquirió un aspecto monumental. Se
hicieron muchas construcciones en piedra coralina, la cual se obtenía
en los arrecifes de coral costeros durante la marea baja. De
aspecto irregular, esta piedra se trabajaba, cuando todavía estaba
mojada y blanda, en mampuestos que se cementaban con un mortero de cal
obtenido de las mismas piedras. El interior de las paredes se
alisaba y enyesaba, insertando en ocasiones cuencos de cerámica vidriada
y porcelana china como elementos decorativos, que quedaban incrustados
cuando el yeso fraguaba. Hoy son un buen indicador cronológico para datar las construcciones.
Mezquita y palacio
Chittick estudió los monumentos más emblemáticos de la isla. De
la Kilwa medieval se conservan algunos de sus más significados
edificios, construidos en los siglos XIV y XV. El origen de la Gran
Mezquita data sin embargo del siglo XI, época de Ali bin al-Hasan, primer sultán de la ciudad según la Crónica de Kilwa. Su aspecto actual es fruto de la ampliación de comienzos del siglo XIV,
cuando su superficie se multiplicó por cuatro al añadírsele una nueva
ala mediante una sucesión de bóvedas de medio cañón y cúpulas.
El aspecto actual de la Gran Mezquita de Kilwa es fruto de la ampliación que tuvo lugar a principios del siglo XIV
El palacio de Husuni Kubwa, aunque sólo fue ocupado brevemente desde finales del siglo XIII hasta comienzos del XIV, es el complejo palacial más importante del mundo swahili, tanto por su tamaño como por el esplendor de su arquitectura. Algunos estudios han detectado en sus líneas una influencia islámica, y particularmente del Iraq abasí, que el arquitecto pudo conocer personalmente.
Cuando los exploradores del siglo XIX redescubrieron la ciudad de Kilwa llegaron a la conclusión de que su monumentalidad sólo podía explicarse recurriendo a un origen foráneo de sus habitantes. Según
ellos, las poblaciones del África subsahariana no habrían sido capaces
de erigir una ciudad tan bella y sostener un comercio tan complejo. Sin
embargo, las investigaciones arqueológicas han llegado a la
conclusión de que lo que hoy se denomina cultura swahili se formó a
partir de los pueblos autóctonos africanos que fueron acogiendo las
múltiples influencias culturales provenientes del Índico y se
convirtieron al Islam. Nada impide, pues, considerar la arquitectura monumental de Kilwa como una genuina creación africana.
Para saber más
Kilwa. José Carlos Peña. Entrelíneas, Fuenlabrada, 2015.
NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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