Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., leer y estudiar el "país de Sumer" o Sumerios, es fascinante, por que fueron las primeras ciudades-reinos(Estados independientes) que existieron sobre la Mesopotamia, y dieron origen a la llamada "Civilización; aún se sigue considerando a los sumerios como los antiguos iniciadores de la formación de ciudades, antes de ellos los pueblos no existían; el hombre era nómade, recolector y cazador y vivía en cuevas o refugios precarios.
Justamente, un rey que brilló por propios méritos en el país de Sumer, fue el rey Gudea, quien gobernó en la ciudad estado Lagash, según la historia fue uno de los más brillantes soberanos en la construcción de templos, tal como sucedió con el Templo Eninnu dedicado al dios Ningirsu y fue uno de los más poderosos del antiguo Sumer.
National Geographic.- narra : "A lo largo del III milenio a.C., el país de Sumer estaba
compuesto por una serie de ciudades independientes gobernadas cada una
por una dinastía propia. Algunas de ellas ejercieron una cierta
hegemonía sobre el resto, como Uruk y Kish, que sin embargo entraron en declive desde mediados del milenio. Fue entonces cuando la llamada primera dinastía de Lagash (2450-2300 a.C.) se erigió en la gran potencia del sur de Mesopotamia.
Y aunque la ciudad cayó bajo el dominio del Imperio de Acad –que rigió
la región entre los años 2335 y 2150 a.C., aproximadamente–, luego renació con la llamada segunda dinastía de Lagash, formada por trece gobernantes. Entre ellos brilló con luz propia Gudea. Sus dominios comprendían, además de Lagash (la actual al-Hiba), las ciudades de Girsu (actual Tello) y Nina-Siraran (actual Zurghul),
así como un gran número de aldeas y caseríos que se conocen a partir de
la documentación administrativa cuneiforme. En total abarcaba un
territorio de ochenta kilómetros de norte a sur y unos cuarenta de este a
oeste, con una superficie total de tres mil kilómetros cuadrados...."
https://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/gudea-de-lagash_9391
Soberano de una de las ciudades más poderosas del antiguo Sumer, Gudea dejó un gran legado de construcciones, entre las que destaca el templo dedicado al dios Ningirsu
Un monarca devoto
Gobernador o ensi de la
ciudad-estado de Lagash, Gudea se representa a menudo en actitud orante,
con las manos cruzadas delante del pecho y tocado con un casquete (tal
vez de lana). Museo del Louvre, París.
Foto: FRANCK RAUX / RMN-GRAND PALAIS
La antigua Girsu sale a la luz
Entre 1877 y 1933 se sucedieron en
Girsu (la actual Tello) veinte campañas arqueológicas. Arriba, la misión
llevada a cabo desde 1931 hasta 1933 por el arqueólogo francés André
Parrot.
Foto: ADOC-PHOTOS / ALBUM
Clavo de fundación
Uno de los muchos que llevan el nombre de Gudea. Museos Estatales, Berlín.
Foto: BPK / SCALA, FIRENZE
Vestida para la corte
La mujer bajo estas líneas, en
actitud de oración, va vestida con el chal sumerio, prenda que se
colocaba sobre el vestido; era típico de las clases altas.
Foto: E. LESSING / ALBUM
El pastor de su pueblo
Estatua de Gudea en pie y sosteniendo un vaso manante. Museo del Louvre, París.
Foto: SCALA, FIRENZE
Esfinge
Toro con cabeza humana procedente de Girsu. 2140 a.C. Museo del Louvre, París.
Foto: E. LESSING / ALBUM
Barbara Böck, CSIC
Gudea de Lagash
Mesopotamia.
Y aunque la ciudad cayó bajo el dominio del Imperio de Acad –que rigió
la región entre los años 2335 y 2150 a.C., aproximadamente–, luego renació con la llamada segunda dinastía de Lagash, formada por trece gobernantes. Entre ellos brilló con luz propia Gudea. Sus dominios comprendían, además de Lagash (la actual al-Hiba), las ciudades de Girsu (actual Tello) y Nina-Siraran (actual Zurghul),
así como un gran número de aldeas y caseríos que se conocen a partir de
la documentación administrativa cuneiforme. En total abarcaba un
territorio de ochenta kilómetros de norte a sur y unos cuarenta de este a
oeste, con una superficie total de tres mil kilómetros cuadrados.
A lo largo del III milenio a.C., el país de Sumer estaba
compuesto por una serie de ciudades independientes gobernadas cada una
por una dinastía propia. Algunas de ellas ejercieron una cierta
hegemonía sobre el resto, como Uruk y Kish, que sin embargo entraron en declive desde mediados del milenio. Fue entonces cuando la llamada primera dinastía de Lagash (2450-2300 a.C.) se erigió en la gran potencia del sur de
El nombre de Gudea, que significa en sumerio «el que fue nombrado»,
lo recibió con toda probabilidad el monarca con ocasión de su
entronización. A pesar del ingente número de artefactos e inscripciones
referidos a él que conservamos, no se sabe mucho sobre su vida. Se le atribuyen al menos veinte años de reinado, desde 2141 a 2122 a.C.
Según la costumbre mesopotámica, los años no se designaban mediante
números, sino con nombres, es decir con frases que aludían a los eventos
más significativos que habían tenido lugar durante el año. Así, el
primer año de su gobierno se llamó «año en que Gudea se convirtió en
ensi [gobernador]», y el último de que se tiene noticia sobre él fue el «año en que fue construido el templo Ebagara». Gudea
contrajo matrimonio con Ninalla, hija de su predecesor Ur-Baba. Se le
conoce una segunda mujer, con el nombre de Nininimagina; no
obstante, faltan datos que determinen si fue ésta su primera esposa y
Ninalla la segunda o si tuvo dos mujeres al mismo tiempo.
Legislador y arquitecto
Gudea es muy conocido por las veintidós estatuas de diorita
que lo representan como soberano de Lagash, y que hoy se conservan en su
mayoría en el Museo del Louvre, en París. La diorita, una piedra oscura y difícil de esculpir por su dureza, fue importada del golfo Pérsico, probablemente del actual Omán.
Las características de este material explicarían la apariencia
desproporcionada de estas representaciones de Gudea, que lo muestran con
un cuerpo rechoncho y achatado.
Casi no hay constancia de campañas bélicas durante su reinado, pero sí parece que Gudea logró preservar la independencia de su Estado frente a los guti, un pueblo nómada originario de los montes Zagros
que durante sesenta años, tras la caída del Imperio acadio, asoló el
sur de Mesopotamia. No sabemos si lo logró por simple fortuna o
pagándoles un tributo.
Por otro lado, las inscripciones conservadas de su reinado insisten
en destacar la preocupación de Gudea por la justicia social. En esos
textos se dice que durante el tiempo que duraron las obras del Templo Eninnu –el principal santuario de la ciudad de Girsu, dedicado al dios Ningirsu– reinaron en la ciudad la armonía, la justicia y la misericordia. Consta
asimismo que Gudea condonó las deudas a los pobres, se preocupó de la
manutención de las viudas y los huérfanos, liberó a los siervos de su
servidumbre económica, introdujo nuevos días festivos y celebró diversas
fiestas. Reflejen o no estas descripciones la actuación real
del soberano, lo que sí es cierto es que Gudea fue el primer gobernador
sumerio en subrayar estos asuntos largamente y con detalles que no
aparecen después en otros textos.
Pero Gudea destacó sobre todo por su afán constructivo. No es casualidad que, de todos los reyes de Lagash, sólo él fuera representado con los atributos de un arquitecto.
Se conservan más de sesenta fragmentos de estelas monumentales e
innumerables clavos de fundación –pequeñas esculturas de arcilla o
bronce– con textos inscritos que indican que Gudea fue uno de los ensi sumerios que más templos renovó y construyó.
Dos de sus inscripciones más prolijas, inscritas en dos grandes
cilindros de arcilla (los llamados cilindros A y B), contienen
descripciones arquitectónicas únicas y evidencian una terminología
constructiva tan técnica que sólo se puede explicar por el gran interés
mostrado por Gudea en este tipo de materias.
El gran proyecto de Gudea
Entre las iniciativas de restauración llevadas a cabo por Gudea destaca la del complejo de templos de la ciudad de Girsu. A mediados del III milenio a.C., los reyes de Lagash mantuvieron guerras constantes con el Estado vecino de Umma para hacerse con el control de unas tierras muy extensas y productivas, y durante el conflicto Lugalzagesi de Umma destruyó parcialmente la ciudad sagrada de Girsu. A pesar de que Ur-Baba,
predecesor de Gudea, había emprendido labores de renovación y
reconstrucción, fue el propio Gudea quien llevó a término la
restauración del conjunto.
El sur de Mesopotamia carece de madera y piedra para la construcción, siendo la arcilla la materia prima por excelencia del país
Dentro de este gran complejo, el elemento más importante y el más cuidado por Gudea fue el llamado Eninnu.
En las inscripciones se explica el empeño y esfuerzo del rey por
conseguir el costoso material de construcción. Hay que tener en cuenta
que el sur de Mesopotamia carece de madera y piedra para la
construcción, siendo la arcilla la materia prima por excelencia del
país. Para erigir y decorar un templo digno de Ningirsu, Gudea
importó cedros del Líbano, bojes y enebros de los Zagros y el Tauro,
maderas exóticas de países lejanos como Magán, Meluhha y Dilmun, en la
India y Omán actuales, así como cobre, plata, oro, alabastro y cornalina.
El Eninnu constaba, según las inscripciones, de hasta 52 monumentos distintos.
Albergaba el templo de Ningirsu–el llamado templo Águila Blanca
(é-anzu-babbara)– y el de su esposa Baba, el Etarsirsir, término cuyo
significado aún se desconoce. Es muy probable que también sus hijos
Igalim y Shulshaga tuvieran templos pequeños o cellas en el recinto,
que, según los arqueólogos, debió de cubrir una superficie de aproximadamente cinco hectáreas.
Gudea fue sucedido en el trono de Lagash por su hijo Ur-Ningirsu, al que a su vez sucedió su hijo Pirigme. Se cree que luego
la ciudad perdió su posición hegemónica, seguramente en beneficio de
Uruk, que bajo el rey Utukhegal dominó todo el sur de Mesopotamia y logró la expulsión definitiva de los guti, los «dragones de la montaña», que durante décadas habían planeado como una mortífera amenaza sobre todo el país de Sumer.
Para saber más
Los mesopotámicos. Jean Claude Margueron. Cátedra, Madrid, 2013.
Los diccionarios de las civilizaciones: Mesopotamia. Juan Vivanco (trad.). Electa, Barcelona, 2006.
Himno al templo Eninnu. F. Lara Peinado (editor). Trotta, Madrid, 1996.
Los diccionarios de las civilizaciones: Mesopotamia. Juan Vivanco (trad.). Electa, Barcelona, 2006.
Himno al templo Eninnu. F. Lara Peinado (editor). Trotta, Madrid, 1996.
NATIONAL GEOGRAPHIC
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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