Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., acaba de descubrirse en el Estado Mexicano de Yucatán, un palacio en el Yacimiento Arqueológico de Kulubá que fue usado por la élite Maya.
NATIONAL GEOGRAPHIC .- narra : "...... El yacimiento arqueológico de Kulubá se ubica a unos 35 kilómetros de
la turística población de Cancún, en el estado mexicano de Yucatán. Kulubá
fue un asentamiento maya que mantuvo contactos con ciudades vecinas tan
importantes como Ek'Balam y sobre todo con Chichén Itzá, tal vez el
yacimiento maya más famoso de esta zona de México. Alfredo Barrera Rubio, arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH)
al frente de los trabajos, comenta respecto a la relación entre ambas
ciudades: "Fue en el Clásico Terminal cuando Chichén Itzá, al volverse
una metrópoli destacada en el nororiente del actual Yucatán, extendió su
influencia sobre sitios como Kulubá, el cual, por los datos que tenemos
y materiales de cerámica tipo Chichén y obsidiana de las mismas fuentes
que proveían a esta urbe maya, podemos inferir que se convirtió en un
enclave Itzá"..........."
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/encuentran-restos-palacio-maya-mexico_15042
En el yacimiento de Kulubá, en Yucatán, México, los arqueólogos han descubierto los restos de una grandiosa estructura que han identificado como un edificio de representación o "palacio" que posiblemente fue utilizado por la élite que dominó esta antigua ciudad maya.
Foto: INAH
Carme Mayans
· Lectura: 3 min
El yacimiento arqueológico de Kulubá se ubica a unos 35 kilómetros de
la turística población de Cancún, en el estado mexicano de Yucatán. Kulubá
fue un asentamiento maya que mantuvo contactos con ciudades vecinas tan
importantes como Ek'Balam y sobre todo con Chichén Itzá, tal vez el
yacimiento maya más famoso de esta zona de México. Alfredo Barrera Rubio, arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH)
al frente de los trabajos, comenta respecto a la relación entre ambas
ciudades: "Fue en el Clásico Terminal cuando Chichén Itzá, al volverse
una metrópoli destacada en el nororiente del actual Yucatán, extendió su
influencia sobre sitios como Kulubá, el cual, por los datos que tenemos
y materiales de cerámica tipo Chichén y obsidiana de las mismas fuentes
que proveían a esta urbe maya, podemos inferir que se convirtió en un
enclave Itzá".
Kulubá fue un asentamiento maya que mantuvo contactos con ciudades vecinas tan importantes como Ek'Balam y sobre todo con Chichén Itzá.
Un suntuoso "'palacio" maya
Desde hace algunos años, el
INAH está llevando a cabo labores de excavación y recuperación de las
estructuras arquitectónicas de Kulubá. Durante la presente campaña de
excavaciones en el yacimiento, los arqueólogos han descubierto una gran
estructura, de 55 metros de largo por 15 de ancho y seis de alto,
en la que se han podido datar dos fases de ocupación: una en el Clásico
Tardío (entre los años 600 y 900) y otra en el Clásico Terminal (entre
850 y 1050).
Los arqueólogos han descubierto una gran estructura bautizada como "palacio" por los investigadores y que posiblemente fue usada por la élite de la ciudad.
Este
lugar, del que se han excavado los cimientos, las escalinatas y una
crujía con pilastras en la parte superior, y que posiblemente fue usado
por la élite de la ciudad, ha sido bautizado como "palacio" por los
investigadores, y se ha descubierto en la zona oriental de la plaza principal del conocido como Grupo C.
Barrera ha puntualizado que "los trabajos son iniciales, apenas estamos
rescatando una de las estructuras más voluminosas del sitio", aunque
"el palacio, que consideramos de seis cámaras, ya está siendo
intervenido para localizar los muros, las escalera y luego conservar la
estructura", ha explicado el arqueólogo.
La campaña de excavaciones se inició en noviembre de 2019 y durará hasta marzo de 2020.
Foto: INAH
Habitantes y urbanismo
En el interior del "palacio", los arqueólogos han descubierto un entierro secundario –un enterramiento que fue depositado aquí tras ser extraído de su lugar de sepultura original– de diversos individuos.
Los análisis de los restos óseos permitirán saber el sexo, la edad y
las enfermedades que sufrieron estas personas, lo que sin duda arrojará
luz sobre los pobladores mayas de este lugar. Además de este "palacio",
los arqueólogos han desenterrado en la plaza del Grupo C otras
estructuras como un altar, dos viviendas y una construcción de planta
redonda que parece un horno.
La última campaña de excavaciones arqueológicas en Kulubá se inició en noviembre de 2019 y durará hasta marzo de 2020.Durante este tiempo, está previsto el estudio y rehabilitación de diversas estructuras, tal
como señala Barrera: "En esta región del oeste de Yucatán conocemos muy
poco de características arquitectónicas. Entonces, uno de los
objetivos, parte de la conservación, es el estudio de la arquitectura de
Kulubá". Otro objetivo de los investigadores es realizar el mapeo de
234 hectáreas del yacimiento para avanzar más en el conocimiento del
patrón de asentamiento de esta antigua ciudad maya.
NATIONAL GEOGRAPHIC
Confirman existencia de un palacio en la Zona Arqueológica de Kulubá, en Yucatán
Proceso de estabilización y limpieza de los estucos del Templo de las U. Foto: Mauricio Marat.
INAH.
*** La estructura, de 55 metros de largo, es investigada junto con
cuatro edificaciones del Grupo C de la ciudad prehispánica maya, la cual
recobra su esplendor gracias a expertos del INAH
*** Se realizan labores de conservación en edificios de los Grupos A y
B; mapeo y registro topográfico; y se preserva el antiguo Rancho Kulubá,
que data de mediados del siglo XX
Tizimín, Yuc. - Ubicada 35 kilómetros al sureste de
este municipio yucateco, Kulubá es una zona arqueológica que avanza
sostenidamente en su estudio y en la recuperación de su antiguo
esplendor. Personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH) explora y consolida el llamado Grupo C del asentamiento, a la par
que emprende acciones de conservación en sus acabados arquitectónicos,
como parte de un proyecto interdisciplinar entre especialistas en
arqueología y restauración.
Estos trabajos, que se realizan gracias al apoyo financiero del
Gobierno del Estado de Yucatán, han permitido confirmar la existencia de
un palacio al oriente de la plaza principal del Grupo C, mediante la
liberación y el reconocimiento del basamento, las escalinatas y una
crujía con pilastras, en la parte superior, que habría sido usada por la
élite del lugar.
Se trata, menciona el arqueólogo Alfredo Barrera Rubio, de una
voluminosa construcción de aproximadamente 55 metros de largo por 15 de
ancho y 6 de altura, cuyos vestigios materiales apuntan a dos fases de
ocupación: una en el periodo Clásico Tardío (600–900 d. C.) y otra en el
Clásico Terminal (850–1050 d. C.).
“Fue en el Clásico Terminal cuando Chichén Itzá, al volverse una
metrópoli destacada en el nororiente del actual Yucatán, extendió su
influencia sobre sitios como Kulubá, el cual, por los datos que tenemos y
materiales de cerámica tipo Chichén y obsidiana de las mismas fuentes
que proveían a esta urbe maya, podemos inferir que se convirtió en un
enclave Itzá”.
Para el investigador del Centro INAH Yucatán, una cualidad de esta
cuarta temporada de campo en Kulubá, la cual inició en noviembre y
llegará hasta marzo de 2020, es que las acciones arqueológicas están
acompañadas por expertos en restauración.
Así, por ejemplo, un entierro secundario –es decir, que fue depositado
allí tras haber sido extraído de su sitio original– en el cual yacían
diversos individuos y que se ubicó durante la liberación del palacio,
fue excavado y recibió un tratamiento de conservación inicial por parte
de los restauradores, a fin de que pudiera ser resguardado en
condiciones idóneas para su estudio y preservación. Futuros exámenes de
antropología física permitirán determinar el sexo, la edad, las
patologías e incluso los hábitos de aquellos individuos mayas del
pasado.
Junto con este palacio –ubicado en uno de los tres conjuntos
arquitectónicos que se estima contemplará, a mediano plazo, la visita
pública de Kulubá–, los expertos exploran y consolidan otras cuatro
estructuras en la citada plaza del Grupo C: un altar, dos vestigios de
espacios de uso habitacional y una construcción redonda que, se cree,
era un horno.
Barrera Rubio explica que una parte adicional del recurso destinado al
sitio, derivado del convenio suscrito entre el INAH y el Gobierno del
Estado de Yucatán, se dedica al mapeo y levantamiento topográfico de 234
hectáreas, así como al análisis del patrón de asentamiento de la urbe
prehispánica, la cual se encuentra en su totalidad bajo resguardo del
Instituto.
Un frente de trabajo adicional consiste en la rehabilitación del casco
del antiguo Rancho Kulubá, ya que esta construcción, ubicada dentro del
área patrimonial protegida, es a su vez un vestigio histórico de la
primera mitad del siglo XX: con techumbre de palma de guano, mampostería
tradicional y hamaqueros de madera.
Vinculado con este rescate de la herencia patrimonial edificada,
detalla el arqueólogo, está el énfasis que tiene el proyecto en
priorizar la colaboración de ayudantes provenientes de comisarías
cercanas a Kulubá, como San Luis Tzuc Tuc, San Pedro y Tixcancal, así
como albañiles con amplia experiencia en consolidación arqueológica,
originarios del municipio de Oxkutzcab.
“Que Kulubá sea totalmente propiedad federal es muy importante al
momento de planear que su paulatina habilitación tenga efectos
sustentables y positivos para las comunidades circundantes”, declara el
investigador al encomiar la labor de los 55 jornaleros, 20 de ellos
mujeres, que apoyan el rescate de la urbe prehispánica, conociendo con
ello más acerca del patrimonio arqueológico de su lugar de origen.
Restaurar en la selva media
A lo largo del siglo XX, Tizimín cedió la mayor parte de su terreno
selvático al uso agrícola y ganadero, a tal grado que Kulubá es uno de
los últimos reductos de selva media en el municipio. Esto hace que los
expertos que hoy devuelven su esplendor a los edificios mayas no solo
convivan con monos araña y otras especies de flora y fauna, sino que
también prioricen que la zona arqueológica se distinga por su equilibrio
natural y cultural.
Para María Fernanda Escalante Hernández y Natalia Hernández
Tangarife, restauradoras de la Sección de Conservación del Centro INAH
Yucatán, quienes codirigen el proyecto de conservación de acabados
arquitectónicos en Kulubá, lo anterior implica que las acciones que
realizan, tengan criterios de permanencia y retratabilidad; determinados
a partir del análisis de los elementos en relación con sus conjuntos
arquitectónicos y su contexto climático.
Esto, detallan, se debe al hecho de que las estructuras que
en esta temporada atienden –correspondientes a edificios de los Grupos A
y B, explorados y consolidados por los arqueólogos en temporadas
previas– forman parte de un ecosistema selvático activo y, por lo tanto,
están más sujetas a la acción del intemperismo.
En vista de ello, comenta Natalia H. Tangarife, se han
colocado elementos como pisos y recubrimientos 'de sacrificio', para
preservar los acabados originales, al tiempo que se hacen intervenciones
para optimizar la canalización de agua en los inmuebles.
"Una opción que el propio sitio da, es usar la vegetación
en favor de la conservación; reforestando sitios específicos para que
los árboles protejan de la luz directa, el viento y otros elementos a
las estructuras que tienen policromía", ejemplifica.
Ahora mismo, los especialistas en conservación atienden dos edificios
destacados en Kulubá: uno es un palacio también perteneciente al Grupo
C, en el cual, en el año 2000, el arqueólogo Barrera localizó un piso
estucado que, a su vez, tenía esgrafiado un ‘patolli’; un juego de mesa prehispánico ampliamente difundido en Mesoamérica.
El segundo es llamado el Templo de las 'U', se trata de un edificio con
una planta en forma de T, cuya característica más notoria es que sus
fachadas tienen decoraciones de piedras labradas y recubiertas de una
capa de estuco que asemejan letras 'u'.
"En su época, los acabados de este templo habrían dado la impresión de
ser escamas de serpiente; esto se sabe porque los relieves de piedra que
el inmueble tiene en sus accesos, asemejan las fauces de un 'monstruo
de la tierra'", detalla Fernanda Escalante.
Un rasgo más de este templo es que cada uno de sus relieves con forma
de 'u', presenta sobre el estuco una policromía roja, o bien, conserva
restos de ese color en sus intersticios más profundos.
Para atender estos elementos, los restauradores se concentran en la
estabilización de los estucos, así como en la limpieza –con soluciones y
procesos compatibles con las técnicas originales que exponen las
estructuras– de rastros de humedad, microorganismos y plantas que con el
tiempo se han acumulado sobre la fachada estucada y policromada.
Todas estas acciones exploratorias y de conservación, son el inicio de
los trabajos que el INAH realiza para recuperar, investigar y difundir
entre el público la herencia cultural y natural de Kulubá, un sitio que,
concluye el arqueólogo Alfredo Barrera, aumenta su atractivo
patrimonial y de sostenibilidad regional, en la medida que sus espacios y
senderos se consolidan y habilitan gracias al quehacer arqueológico.
Boletín 567 | [Descargar] |
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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