domingo, 8 de noviembre de 2020

La Casa de la Loma tiene un Fantasma : Capítulo DLXXXII.- Elvira Yanayaco Morocho - "Viuda de los 12 Apóstoles"; logró finalmente sojuzgar al bandolero Rogelio Campos, no sabemos si él, se convertirá en el marido 13...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; Elvira Yanayaco Morocho - "Viuda de los 12 Apóstoles", sedujo al bandolero Rogelio Campos, e iniciaron un apasionado encuentro amoroso en la choza del potrero grande; ellos comenzaron con tanta pasión que ella gemía y disfrutaba, el macho sojuzgado por la seductora carne, se volvió un simple semental actuando con el cerebro lleno de testosterona que olvidó el instinto de supervivencia (arma decisiva de todo bandolero); a él ya no le importada ser el "marido 13" y convertirse así en la próxima víctima de las manos asesinas de la hembra quien ya mató a 12 maridos; cuando ella culminó con su orgasmo y el macho aún a medio hacer; él sintió frustración por que ella muy agotada se durmió, ante eso el macho interrumpió el coito y cuando se sentó, ella reaccionó lo abrazó de la cintura  diciéndole que aún faltaba terminar......

Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria. Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.


Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.

El apasionado coito entre Elvira Yanayaco Morocho con el bandolero Rogelio Campos, sucedió como consecuencia que la hembra usando sus herramientas corporales, ella terminó seduciéndolo, lo que el macho no tuvo otra opción que cogerla y por su puesto había en ellos un mágico atractivo y deseos que mutuamente los atraía; ella una mujer cincuentona y el bandolero algo menos en años pero si con una basta experiencia en conquista de mujeres, que de nada le están sirviendo con esta hembra.
Pero, esta vez  no fue el bandolero el conquistador sino el macho conquistado; ella le tendió una trampa y él cayó redondo sin opción a defensa alguna; simplemente actuando como seres salvajes que la naturaleza ordena al macho cubrir a la hembra por que está en celo.
Entonces, cuando en lo mejor del coito entre Elvira y Rogelio, ella logró un apasionado orgasmo, que llegó al clímax con su cuerpo agotado y sofocado de tener encima a un macho con gran peso y con un miembro viril desproporcionadamente largo; con todas esas fuerzas corporales en juego, ella sufrió el agotamiento que le produjo incontenible sueño, dejando su cuerpo totalmente inerte, que precisamente el macho sintió que todo ese cuerpo fuerte y con vagina ardiente se volvió flácida y mórbida; lo que originó la frustración del macho y decidió interrumpir el coito, se sentó y cuando pensaba levantarse y vestirse, librándose del compromiso al no eyacular.
Pero, la hembra actuando como una bruja devoradora de machos, que duerme con un ojo cerrado y otro casi abierto, ella aún roncando sintió que el macho se le escapaba de las manos, por lo que estiró los brazos atrapándolo de la cintura y le dijo que él, aún no había terminado y que no tenía que irse.
Rogelio, tuvo todas las armas a su favor y desprenderse de la hembra, ya logró que ella disfrute de su orgasmo; él podía contener sus instintos y rechazar eyacular y con ella no había compromiso; pero, quien al sentirse aprisionado por los brazos de la hembra, entró en un dilema: ceder o rechazar; pero, no había la voluntad expresa y contundente de rechazar; era su oportunidad, pero su ánimo estaba indeciso y  aún con su miembro viril "dormido", quien al no  tenerlo erecto, le dijo:
--- Mujer mía, ya lograste lo que te propusiste disfrutar el sexo y creo que con eso es suficiente.
Elvira, que finalmente se despertó, se sentó y apegó sus labios a la boca del macho, lo besó son ternura, él no hizo resistencia, ella sabía que su macho ya no estaba activo (laxo y blando), así que bajó las dos manos a los genitales del macho, con una le cogió el fofo pene y con la otra le acariciaba los testículos, era el inicio de una masturbación que extrañamente el macho cedía y se dejaba manosear con total pasividad, no había ninguna voluntad de resistencia ante la tentación....
Entonces, Elvira sabiendo que ese macho ya era suyo, aplicó sus fuerzas y le dobló el cuerpo obligándolo acostarse cayendo ambos cuerpos a la cama y ahora ella se subió encima y comenzó a sobar sus genitales con el aún blando pene; al mismo tiempo ella le ofreció sus senos que el macho comenzó a amamantar y lo hacía tan bien que parecía un ternero cuando chupa la ubre de la vaca.
Todos estos movimientos corporales y la hembra con las dos manos en los genitales del macho, tuvo éxito, por que de nuevo se levantó esa pieza carnal que la había hecho feliz a ella; por lo que se abrió de piernas y le ofreció su vagina, que desde esa posición solo penetraba parte, que era justamente lo que ella quería.
Pero, Rogelio un macho consumado y conquistador reaccionó y cogió de la cintura a la hembra y la volteó a la cama, ahora él se subió encima, le cogió los glúteos los atrajo hacia él y la penetró con todas sus fuerzas.
Ella al sentirse penetrada dio un grito, por que sintió en sus agotadas entrañas el punzón que la puyaba con energía y fuerza varonil; ella, tal vez no quería tanto, pero estaba obligada a aguantar el peso del cuerpo del macho y su miembro viril adentro y aplicó el método que ella lo hacía con maestría: fingir gemidos, así:
--- Aaaaaayyyyyyy.... que bestia es usted don Rogelio, su pinga (pene) me perfora mis entrañas... aaayyyyyyyyyy.......
El macho cayó en la trampa y creyéndose el macho recio y viril, la penetró con más fuerza, que ambos se unieron en su solo cuerpo; él, cogiéndola de los glúteos y ella aprisionándole la cintura y comenzaron a sudar por el esfuerzo y como felizmente para ella, el macho ya estaba próximo para la eyaculación..
Aplicó sus movimientos a la vagina y atrapó al pene que sentía ese calor ardiente femenino que seduce a cualquier macho, con esos estímulos, ella siguió gimiendo, pero sentía un tremendo dolor a sus entrañas; su orgasmo había sido tan completo que ya no necesitaba más sexo, pero siguió gimiendo así:
--- Aaaaaaaaayyyyyyyyyyy... que ricura es su pinga (pene) como hace cosquillas a mis entrañas... aaaayyyyyyy, despacito, despacito... aaaaaaaaaaaayyyyy......
Los ayes de la hembra eran verdaderos, pero no de placer sino de dolor; ella comenzó a retorcer el cuerpo, apretando entre sus piernas a los genitales de su macho, quien ya no pudo controlarse y terminó eyaculando, lo hizo con tanta fuerza que la cogió con más energía de los glúteos y soltó el semen que como un torrente corrió hasta las profundas entrañas de la hembra.
Ahora, las situaciones sexuales se cambiaron; el cuerpo del bandolero Rogelio, también estaba agotado, ya que él había cabalgado toda la noche, no había dormido ninguna pestañada, quien al terminar de eyacular no interrumpió el coito, sino que dejó de besar a la hembra y bajó la cabeza sobre el hombro de la hembra para tomarse un descanso; pero, el descanso por el cansancio total del sexo y la falta de reposo nocturno, terminó por doblegar la resistencia corporal y se durmió tan rápido que empezó a roncar, que le llamó la atención a Elvira de sentirse una triunfadora que sojuzgó al bandolero.
Elvira, con un sonrisa permanente, quien también estaba agotada, tampoco había dormido, ya que ella salió desde Cariamanga (Ecuador) al anochecer y trotó toda la noche para llegar temprano a su casa, por que se había demorado como seis días, siguiendo el ejemplo de su  macho que la sofocaba sentirlo encima, pero no hizo ningún movimiento y entregó su cuerpo al dios del sueño.
Ambos seres se quedaron profundamente dormidos sin interrumpir el coito, tal vez lo hicieron por un par de horas, nadie lo sabe que tiempo durmieron en esa posición erótica, lo cierto es que se despertaron por que alguien tocó la puerta desde afuera.
Los golpes a la madera despertaron a la pareja, quienes apurados se levantaron, se vistieron y fue Elvira quien desde adentro, preguntó:
--- ¿ Quién toca la puerta?
El fulano desde afuera le contestó:
--- Buenas tardes señora Elvira, soy el Sixto, su inquilino del trapiche, temprano desde la loma la vi caminar en compañía de alguien y me preocupé por usted ¿Cómo está?
Elvira, sonriente le contestó:
--- ¿Cómo estás Sixto? Vine con mi primo, trayendo unas acémilas y nos tomamos un descanso, en este momento te abro la puerta.
Elvira, retiró la tranca de la puerta, que la había asegurado desde adentro y lo hizo sin que lo notara Rogelio, ella abrió y salió, se saludaron y ella le dijo:
--- Don Sixto, justamente iba ir al trapiche por mis gabelas y como usted llegó me ahorró el viaje.
El inquilino, sonriente bajó del hombro  un pesado bolsico lleno y le dijo:
--- Doña Elvira, justo le traigo los quesos y algo de dulce que hicimos una pailada (paila llena)de guarapo (jugo de la caña).
El inquilino entregó el bolsico a la dueña y sabiendo que estaba interrumpiendo, una reunión de pareja  se despidió así:
--- Doña Elvira, me disculpa tengo peones que atender, ha sido un placer saludarla.
El inquilino se retiró dejándolos solos..........
Continuaremos...................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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