Un grupo de arqueólogos ha identificado en un bosque de Polonia, el escenario de una masacre cometida por la Gestapo, la policía secreta del Tercer Reich. Cientos de personas fueron asesinadas, quemadas y enterradas en fosas comunes.
“Soy un arqueólogo experimentado, pero nunca había vivido algo como esto. Fue un auténtico horror”. Así se refería Dawid Kobiałka, del Instituto de Arqueología y Etnología de la Academia de Ciencias de Polonia, al escenario de una masacre cometida por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial: en un bosque que los lugareños llaman significativamente “el valle de la muerte”, se han identificado unas trincheras que sirvieron de fosa común a cientos de personas asesinadas por los nazis.
Los huesos muestran signos de haber sido incinerados y junto a varios de ellos se han hallado numerosas pertenencias, algunas de valor, como joyas, anillos de alianza de oro, relojes y medallones. Según Kobiałka, esto sugiere que las víctimas fueron enterradas con prisa y que sus verdugos estaban más interesados en eliminar cualquier evidencia del crimen que en quedarse con sus pertenencias: esto indicaría que parte de ellos fueron ejecutados en el último año de la guerra, cuando el ejército soviético avanzaba imparable, en un intento de los nazis de eliminar testimonios de sus acciones. Esta hipótesis parece ser confirmada por el hecho de que en las fosas se han encontrado casquetes de balas del tipo que usaba la Gestapo, la policía secreta del Tercer Reich.
ALGUNOS DE LOS OBJETOS PERSONALES RECUPERADOS
EL VALLE DE LA MUERTE
El escenario del crimen se encuentra en las afueras de Chojnice, una ciudad del norte de Polonia que fue escenario de una batalla el mismo día que estalló la Segunda Guerra Mundial y el Tercer Reich invadió el país. En esa ocasión y durante toda la ocupación, las autoridades nazis arrestaron sistemáticamente a cientos de personas -familias judías, miembros de la resistencia, intelectuales o discapacitados- y las condujeron al bosque, donde fueron asesinadas, quemadas y enterradas en trincheras reconvertidas en fosas comunes.
El lugar exacto donde se encontraban sus restos mortales había sido un misterio hasta ahora, cuando los arqueólogos han podido localizar las fosas y los cuerpos. En primer lugar compararon fotos aéreas actuales con las tomadas por los aliados al expulsar a los nazis de Polonia para identificar las trincheras; seguidamente utilizaron escaneo por láser para detectar irregularidades en el subsuelo que indicaran posibles sepulturas; y finalmente usaron detectores de metales para encontrar los cuerpos, guiados por los objetos metálicos enterrados con ellos. Encontraron más de una tonelada de huesos humanos, lo que según Dawid Kobiałka confirma las cifras de entre 400 y 500 víctimas que aparecen en los registros históricos.
DAWID KOBIAŁKA JUNTO A FAMILIARES DE LAS VÍCTIMAS
El equipo espera poder analizar los huesos para identificar a las víctimas, ayudándose de los objetos personales encontrados, contactar con sus familiares y, finalmente, darles una sepultura digna en Chojnice. Sin embargo, para ello hace falta el permiso del Instituto de la Memoria Nacional de Polonia y de las autoridades locales. El arqueólogo Alfredo González-Ruibal del Instituto del Patrimonio Nacional de España, que ha colaborado en la investigación, afirma que “investigar crímenes contra la humanidad es un reto mayúsculo para los arqueólogos”.
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