Arqueólogos de la Universidad de Tolouse han hallado en esta localidad francesa una gran cantidad de objetos de bronce que fueron ofrecidos a los dioses alrededor del 800 a.C. Las excavaciones se iniciaron antes de la pandemia, como respuesta a los numerosos saqueos que sufría el yacimiento.
Brazaletes, cabezas de hacha y colgantes rebosan de esta vasija cerámica encontrada dentro del poblado fortificado.
En una colina del término municipal de Gannat, en el centro de Francia, se elevaba durante la Edad del Bronce una imponente fortaleza que se extendía 30 hectáreas por la cima. Allí se descubrió en 1751 un tesoro de objetos metálicos de la Edad de Bronce que causó sensación entre anticuarios y coleccionistas.
Desde entonces el poblado ha sido saqueado en repetidas ocasiones por furtivos, que equipados con detectores de metal desenterraban los objetos de bronce y luego los vendían en el mercado negro. Alarmadas por este implacable expolio las autoridades decidieron organizar una campaña de excavación en 2019, con el fin de recuperar los últimos restos arqueológicos antes de que desaparecieran para siempre.
Aunque las excavaciones se iniciaron en 2019 sus resultados no se han dado a conocer hasta ahora.
Ornamentos y herramientas se amontonaron dentro de grandes recipientes cerámicos para ser entregados ritualmente a los dioses.
Una vez localizados, los depósitos fueron cuidadosamente excavados para no dañar sus contenidos.
En ellos se han encontrado cientos de artefactos de bronce enterrados dentro de cerámicas, rotas por el tiempo y la presión de los sedimentos. Su contenido varía de un recipiente a otro aunque siempre se trata de artículos valiosos que significaron una importante inversión económica para sus propietarios.
Dos de las vasijas contienen ornamentos y prendas de vestir, como hebillas de cinturón (con trozos de cuero aún adheridos), diademas, colgantes, brazaletes y pequeños guijarros de colores, además de algunas herramientas agrícolas y artesanales. En otra se enterró una colección de diez cabezas de hacha todavía por estrenar sin ralladuras ni muescas, mientras que una cuarta permanece todavía inexplorada a la espera de un escaneado para comprobar la disposición de los contenidos antes de su extracción.
Para poder analizar estos depósitos con comodidad Pierre y su equipo han sacado las vasijas junto con el sedimento que las rodea dentro de unos sacos, trasladándolos luego al laboratorio para poderlas estudiar adecuadamente.
Sin prisas los arqueólogos desmontarán poco a poco el puzzle que forman ofrendas y sedimentos.
SACRIFICIO A LOS DIOSES
La ofrenda de objetos valiosos era una costumbre habitual en la Europa de la Edad del Bronce. Mediante la renuncia a sus propiedades más valiosas los habitantes del poblado pretendían atraer sobre sí el favor de los dioses, consiguiendo su protección antes de iniciar una empresa o al enfrentarse a enfermedades u otras dificultades.
Los brazaletes son los ornamentos predominentes en el yacimiento.
El depósito que contenía las hachas ya ha sido completamente excavado mientras que los otros tres todavía están siendo estudiados en la Universidad de Tolouse.
Para evitar su robo estos artefactos fueron enterrados dentro de la fortaleza, además la falta de marcas de uso demuestra que algunos fueron adquiridos a los artesanos con el objetivo de servir de ofrendas, pues un objeto nuevo era mucho mejor ofrenda que otro viejo y roto.
La excepcional abundancia de ornamentos y herramientas se debe a que el poblado era un centro productor de estaño, un elemento indispensable para la fundición del bronce que abarataría considerablemente su coste. De este modo los artefactos podrían haber sido fabricados in situ en los mismos talleres que producían los lingotes del valioso metal.
Dado el elevado valor del bronce las cabezas de hacha se usaban a modo de lingotes de metal semiprecioso con los que comprar y vender.
Además de centro minero Gannat era también un importante núcleo comercial, como evidencian los ornamentos de oro y un cuchillo de hierro encontrados entre los bronces, síntoma de una evolución tecnológica que llegaba progresivamente a través de las migraciones y el intercambio.
Así pues el hallazgo de estos espectaculares depósitos muestra una sociedad en transición, con un sistema de creencias sólido y una próspera economía basada en un bronce que ya estaba siendo sustituido por el hierro.
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