Los arqueólogos han hallado los recipientes en la zona en la que se buscó El Dorado durante la conquista española de América. En su interior se depositaron decenas de gemas junto con figurillas de oro y plata.
Las joyas y piedras preciosas se enterraron como ofrenda a dioses o antepasados.
Cuando los españoles llegaron a la región en el siglo XVI se sorprendieron ante la maestría con la que que los indígenas locales trabajaban el metal. La abundancia de objetos fabricados con oro pronto dio pie a la leyenda de una ciudad construida enteramente con este metal, idea reforzada por un ritual indígena en el que el rey se untaba el cuerpo con polvo dorado y arrojaba objetos de oro a una laguna sagrada.
LAS GEMAS DE EL DORADO
Aunque los conquistadores nunca dieron con la mítica ciudad los arqueólogos llevan ya algún tiempo recuperando los objetos bellamente labrados de la cultura Muisca, que dominó la región a partir del siglo VI a.C. hasta la llegada de los europeos en 1530.
Las esmeraldas fueron talladas cuidadosamente antes de ser ofrecidas en el templo.
Las figurillas podrían representar tanto a dioses como a nobles o sacerdotes.
El templo fue excavado como medida preventiva antes de que se inicien las obras de una nueva carretera, encontrándose las vasijas tanto dentro del recinto como a su alrededor. El hallazgo de homenajes de este tipo es algo habitual en esta cultura, y están usualmente asociados al culto del dios del sol Sua y su esposa Chia (la luna).
Los arqueólogos se sorprendieron al dar con la primera vasija, en su interior no solo encontraron esmeraldas sino que también sacaron a la luz vívidas representaciones de nobles personajes ataviados con cetros, armas y espectaculares tocados. Según progresaron los trabajos fueron apareciendo nuevas joyas con forma de serpientes y agujas.
Las vasijas se llevaron al laboratorio para ser vaciadas y estudiadas con el tiempo suficiente.
Contenido de una de las vasijas, junto a las esmeraldas se pueden ver serpientes, agujas, figurillas e incluso una caracola.
OFRENDA FUNERARIA?
Para el director de la excavación Francisco Correa está claro que los recipientes fueron algún tipo de sacrificio ritual, pues según cuentan las fuentes hispánicas los indígenas enterraban objetos de gran valor como muestra de respeto y para conseguir el favor de los espíritus.
Sin embargo Correa no se muestra tan seguro sobre a quién irían dirigidas las ofrendas, por un lado cree que se podría tratar de un culto a los antepasados, pero tampoco descarta que fuera un templo dedicado a la pareja divina formada por el sol y la luna. Sin más datos es imposible determinarlo con seguridad.
La excavación ha sido realizada por la Universidad Nacional de Colombia con la colaboración del Museo del Oro de Bogotá y el departamento de ingeniería de la Universidad Javierana.
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LONDRES : El oro de la antigua Colombia reluce en el museo británico :
Una muestra explora el mito de El Dorado, que probablemente está basado en las suntuosas piezas de oro que poseían los muiscas, un pueblo indígena de Colombia
«Más allá de El Dorado: poder y oro en la antigua Colombia»
Pectoral antropomórfico de un murciélago, de la cultura tairona (Colombia), de entre los años 900 y 1600 d.C.
«Más allá de El Dorado: poder y oro en la antigua Colombia»
Poporo quimbaya, elaborado con una aleación de oro, que representa a una mujer sentada (600-1100).
«Más allá de El Dorado: poder y oro en la antigua Colombia»
Parte superior de un poporo decorado con rostros humanas, de la cultura quimbaya (600-1100).
Varios fueron los exploradores españoles que en los siglos XVI y XVII murieron extraviados en la selva amazónica, atraídos por el mito de El Dorado, una ciudad cubierta de oro perdida en Sudamérica. Esta leyenda probablemente se basa en la ceremonia del indio dorado, que tuvo lugar en la laguna de Guatavita, de forma circular y situada a gran altitud, al noreste de Bogotá, en la Cordillera Oriental de los Andes, en Colombia. El líder recién electo de los muiscas, un pueblo indígena prehispánico, penetraba en el interior del lago cubierto de oro en polvo y rodeado de montones de ese metal y de otras piedras preciosas, y todo iba a parar al fondo de la laguna a modo de ofrendas que entregaba a su dios. La espléndida exposición Más allá de El Dorado: poder y oro en la antigua Colombia, del 17 de octubre de 2013 al 23 de marzo de 2014, reúne en el Museo Británico de Londres algunos de los suntuosos objetos descubiertos en el lago a comienzos del siglo XX, que incluyen cerámica y collares de pedrería.
HOMBRES QUE SE TRANSFORMAN EN MURCIÉLAGOS
La muestra atesora 300 objetos procedentes del Museo del Oro de Bogotá -una de las mejores y más grandes colecciones de oro prehispánico en el mundo- y de las colecciones del Museo Británico. Estas exquisitas piezas acercan al visitante a un prolongado período aún por descubrir, desde el año 1600 a.C. hasta el 1700 d.C., en el que florecieron las culturas muisca, quimbaya, calima, tairona, tolima y zenú. Las piezas expuestas reflejan la vida espiritual de estas culturas, por ejemplo el contacto con espíritus animales a través del uso de objetos de oro, de la música, del baile, de la luz del sol y de sustancias alucinógenas. La iconografía animal se puede reconocer en distintas obras de arte que, entre otras cosas, representan los pectorales de las aves, las garras de un felino e incluso hombres transformándose en espectaculares murciélagos. La muestra explora, por otro lado, las sofisticadas técnicas de orfebrería, incluido el uso de la tumbaga, una aleación de oro y cobre que fabricaban los indígenas de América. También se exhiben los extraordinarios pororos, recipientes ceremoniales que contenían polvo de cal y hojas de coca, y otros objetos como el textil pintado de los muiscas.
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