Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con La Historia del Agente Justiciero Genochi; "El Machetero del Río", que era el alias de Servelio Smith López, quien nos sigue narrando la historia de su ingreso al mundo del hampa; su banda organizó con planes efectivos el asalto a una camioneta de caudales de la Hacienda "Mal Abrigo"; el atraco fue tan exitoso que se levantaron un botín cuantioso, que asombró a las autoridades policiales, por la audacia y organización de los malandrines que desarmaron a 4 policías y no hubo ni heridos o muertos; después los asaltantes se repartieron el botín en su reducto secreto que tienen en Castilla, fuera del casco urbano, Servelio recibió una buena tajada del botín, pero él no estaba allí por asaltos, sino para identificar al asesino o asesinos de su padre adoptivo "Gato Salvaje", él fue a la casa del jefe, buscando datos, pero el jefe no soltó nada; él salió defraudado y decidió buscar por su cuenta y fue al mejor lugar, ingresó a la Picantería "El sabor para levantar el vigor", allí encontró una mesa con 8 malandrines por que sobraba una vacía, se sentó sin invitación..... ...sigamos la historia..........
Aquí en la imagen Observamos al Agente Justiciero Genochi, quien como agente anónimo bregará para capturar a los culpables del asesinato de sus padres en Chilcapampa.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.
Aquí en la imagen observamos al delincuente Bonifacio "Oreja Mocha"; quien como líder de una banda juvenil, asaltaron a la morada de Eucebio Nonajulca Rivera, residente en el Barrio Alto de Chilcapmpa, a quien asesinó por que no le entregó el dinero de una venta de ganado vacuno.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.
En el mundo del hampa, cada integrante tiene su propia historia, que algunos siendo avezados destacan dentro del grupo o banda y suben escalones de mando, en base a sus atracos y se convierten en "jefes" o guarda espaldas del "jefe", es la parte de privilegios; por otro lado muchas veces los peones que integran la última escala son la carne de cañón que se enfrentan a las autoridades policiales, poniendo el pecho por el "jefe", muriendo baleados o siendo capturados heridos; ya que los jefes nunca se exponen, salvo en raras excepciones como para ejecutar un ajuste de cuentas contra un rival.
Pero, ser jefe no es un cargo muy apreciado por que los clanes o bandas tienen rivales, o la policía que les sigue los pasos, que éste se convierte en el blanco preferido de las bandas rivales y está expuesto a ser delatado por los soplones o informantes de los rivales, aquí nadie cuenta con la vida asegurada, muchas veces caen heridos y son ultimados por los mismos compañeros por el peligro de la delación.
Parece, que en el mundo del crimen, pocas veces se respeta la fidelidad y eso lo sabe la policía, que utiliza a sus informantes para llegar al refugio del "capo", quien no se entrega tan fácilmente, vende cara su libertad, que sólo se rinde si ya no tiene otra opción.
Es usual ver el cuerpo de un avezado delincuente lleno de cicatrices, que las exhibe con "orgullo", como si fuese su "partida de nacimiento", que corresponde a los enfrentamientos con otros rivales, o la defensa de sus víctimas que le respondieron o los maltratos represivos de la policía, mediante la tortura, que utiliza para sacar las declaraciones de sus delitos, que muchos resisten y nunca abren la boca, por supuesto hay de todo, otros tan sólo a las amenazas cantan como gallos paujiles.
Continuando con la historia, Servelio Smith López, se sentó en la mesa de 8 individuos, sin ser invitado por que justo había una silla vacía; a esas horas la Picantería "El sabor para levantar el vigor" estaba abarrotada de comensales.
Servelio Smith López, era un individuo de talla alta de una buena presencia, ya que su padre fue el marino inglés John Smith, pero él heredó el color trigueño de su madre, ante el asombro de los desconocidos, les dijo:
--- Amigos, disculpen ustedes no me conocen ni yo tampoco a ustedes, como la picantería está llena y vi una silla vacía en esta mesa, me permití sentarme, pero no se preocupen yo pediré lo mío que consuma con ustedes no seré un gorrero.
Uno de ellos, sorprendidos por la inusitada presencia de un desconocido en su mesa, le dijo:
--- El que se sienta en esta mesa, pide fuente grande de merco (comida) e invita tragos sino se retira.
Servelio, quien tenía el bolsillo lleno de billetes, le contestó:
--- A la orden señor.
Servelio, levantó el brazo derecho en dirección al mesero, quien lo atendió y le pidió una fuente grande de piqueos, además 6 botellas de tragos y agregó:
--- Por favor me trae el "merco" y el licor y dígame. ¿Cuánto debo?
El mesero, abrió su libreta consultó los precios y sumó más el trago y le respondió:
--- Joven, usted debe 145 monedas nacionales.
Servelio, metió la mano al bolsillo y sacó un fago de billetes grandes, separó un par y dijo:
--- Aquí tiene 150 monedas nacionales, el cambio es para usted para que nos atienda de inmediato.
Los ahora asombrados malandrines, por el desparpajo del desconocido de exhibir tanto dinero, que los sorprendió más, por lo que el que le habló primero, le dijo:
--- Muy bien jovencito, eres de armas tomar, soy el jefe del grupo, es un placer conocerte y te presento a los muchachos.
Él, estiró la mano derecha y la apretó con cada uno de ellos, si fue algo que le llamó la atención que a casi todos les falta uno o dos dedos y uno de ellos solo tenía el dedo meñique, se le erizaron los pelos de su cuerpo sabiendo que llegó a una banda de delincuentes.
Pero, no todos eran sus "amigos", quienes al ver tanto billete, se les despertó la codicia y uno de ellos era el que se presentó como el "jefe", quien el preguntó:
--- Jovencito: ¿Qué haces por la vida?
Antes que conteste, llegó el mesero con la fuente llena de comida y con 6 botellas de licor les sirvió y regresó por los vasos, que los dejó en la mesa y se retiró.
Realmente la comida expandía un aroma apetitoso, que cada uno cogió su cuchara y sin previo invite comenzaron a meter muela, era un piqueo exquisito y muy bien servido.
Entonces, Servelio pensó muy bien lo que iba a contestar y después de haber consumido media fuente, se sirvió los tragos a cada cual y con el vaso lleno le contestó:
--- Señor, yo tengo un trabajo muy peligroso me dedico a dar de baja a soplones (muerte) que me notifican los interesados; y digo peligroso por que estoy expuesto a un ajuste de cuentas de los afectados, aún así recibo un buen pago, soy aún joven y manejo muy bien el puñal.
El que fungía de "jefe", se quedó atónito escuchando la respuesta del jovencito, pero no le creyó del todo, él se dijo: "Este quiere impresionarme para ingresar al grupo.." y agregó a sus pensamientos: "No la tendrá fácil.." y le hizo otra pregunta:
--- Jovencito, usted me impresiona con su historia, pero dígame: ¿Cuál fue el chivo que se tumbó?
Era una pregunta comprometedora y muy peligrosa para el jefe de la banda que pertenece; él siguió comiendo como para pensar bien en la respuesta y se le ocurrió una:
--- Señor usted sabe muy bien, que nunca se comenta de las ejecuciones, hay un viejo refrán que dice: "Se dice el milagro pero no el Santo", por lo que estoy impedido de nombrar mis trabajos.
Pero, el jefe del grupo no quedó satisfecho con la respuesta y como ya se había bebido media botella del trago, estaba mamado (ebrio) e insistió:
--- Jovencito, no le creo sus baboserías, ya que a mi nadie me oculta nada, o nos dice a quien se tumbó o se larga de esta mesa, por que lo creeremos un soplón, o algo peor un tombo(policía) disfrazado.
Servelio al sentirse retado, quiso levantarse del asiento, por lo menos hizo el intento, pero lo pensó mejor, por que estaba interesado en llegar a los asesinos de su padre adoptivo y le contestó:
--- Como usted insiste, tal vez recuerde el caso muy sonado del informante que murió en una cantina degollado por un machetazo en el cuello y que nunca cayó el hechor (ejecutor); pues, ese trabajo fue mío.
El que hacía de "jefe" se sorprendió tanto, que el licor que había ingerido se le evaporó por arte de magia, asombrado por tan mentado caso, que recién entendió que estaba frente a un potencial asesino, quien no tenía asco en usar su puñal, le dijo:
--- Jovencito, ahora que si me asombró y me puso los pelos de punta, nunca pensé estar frente al ejecutante de ese soplón que todos deseábamos tumbar, según se comentó la sangre fría suya que demostró y paralizó a toda esa gente de la cantina que siendo testigos de la ejecución, digo así por que nadie quiso declarar a la policía las características suyas y se sigue comentando. ¿Quién fue el mentor que le pagó a usted?, fue un excelente trabajo.
Los 8 individuos incluido el jefe se miraron entre ellos, y alguien que pensó darle vuelta por el fago de billetes, ahora estaba temblando; ya que el bajo mundo se seguía comentando esa ejecución y lo bien que salió, por que la policía nunca encontró un rastro que los conduzca a la captura del hechor, y como del Cielo a la Tierra nada hay oculto, ahora ya lo saben 8 individuos.
Pero, Servelio también tenía que tomar sus precauciones, como una manera de advertencia, les dijo:
--- Amigos, yo tengo una cualidad nunca me olvido de la persona que la veo tan sólo una vez, si alguien de ustedes abre el hocico de lo que acaban de oír, seguirá los mismos pasos del finado soplón.
El que fungía de "jefe", parece que se sintió aludido o ofendido y se levantó como un resorte de su asiento y retó al jovencito así:
--- Jovencito, me estás jodiendo con tus palabras indirectas y no lo puedo permitir, te invito a definir fuerzas afuera y así demostrarás que tal manejas tu chaira (chaveta).
Pero, Servelio reconoció que le fue la lengua, además no quería pelear con el "jefe", lo necesitaba para sus planes y pensó: "Es mejor retroceder un paso atrás para lograr dos adelante...", tuvo que bajar la cabeza con una disculpa así:
--- Disculpe jefe, se me pasó la mano, no quise ofender a nadie, sólo intentaba cubrir mis espaldas, ya que nunca quise hablar de ese "trabajo", pero usted insistió y no quiero pelear con usted ya lo considero un amigo, le reconozco su mando y hagamos las paces.
Parece, que el "belicoso" jefe entendió la "humillación" del jovencito, se sentó muy tranquilo, sirvió su vaso con licor y a la vez le sirvió a Servelio y levanto el brazo brindó:
--- ¡¡¡ Salud Jovencito, acepto sus disculpas !!!
Servelio, chocó su vaso con el del "jefe" y se bebió todo el contenido de una sola vez, lo mismo hizo el jefe y agregó:
--- Muchachos creo que ya esta bueno, nos vamos a descansar, pero antes iremos al "lugar" para conversar nuestros asuntos.
Todos se pararon obedeciendo al jefe y el único que continuó sentado fue Servelio, el jefe al verlo así, le dijo:
--- Jovencito la invitación es también para ti, nos vamos a otro lugar privado...................
Continuaremos..........................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor deja tus opiniones, comentarios y/o sugerencias para que nosotros podamos mejorar cada día. Gracias !!!.