Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; el grupo de los 8 jinetes avanzaron en dirección a Socchabamba, ya ellos trotaron toda una noche llegando a una hoyada, allí descansaron; pero, Gustavo, quien era uno de los jinetes, él siempre inquieto, abandonó el lugar de la reunión para explorar la hoyada de cuesta abajo y encontró un grupo de 4 jinetes, quienes prácticamente les pisaban los talones, conversó con ellos y hasta participó de su comida, él siguió su exploración y cuando regresó los 4 jinetes se habían ido.... ..sigamos la historia.....
Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria.
Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.
Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.
El jefe de los 8 jinetes, al recibir la información de Gustavo, quien al encontrarse con 4 jinetes, ellos ya sabían que iban en dirección a Socchabamba; pues, ya no era un secreto el plan del asalto y él estaba seguro que alguien del grupo los estaba traicionando; pero, no era cierta esta conjetura por que se mantenía la lealtad entre ellos.
Volviendo a la historia, Eleazar, tal como se llamaba el jefe de los 8 jinetes, entró en pánico, presintiendo que alguien del grupo los estaba traicionando, pero, ¿Cómo saberlo quién es?, pero, lo que él no sabía que su sospecha era infundada y todos los jinetes se mantenían leales, aún así, era el primer resquebrajamiento del grupo.
Gustavo, siempre con la mente ágil, observó al jefe muy compungido y en voz baja y al oído le dijo:
--- Jefe, no se aflija, los muchachos todos son leales, nadie lo traicionado, aleje de su mente esa conjetura que nos hace daño a todos, le aseguro que mantendremos la lealtad hasta con la muerte.
Eleazar, reaccionó y aceptó el consejo de Gustavo y le contestó:
--- Amigo Gustavo, en este grupo todos somos conocidos, tal vez, pequé por la inseguridad, pero no encuentro una explicación, por qué un grupo de individuos que nos siguen los pasos conocen nuestros planes, si se supone que éramos los únicos conocedores de nuestro plan.
Ya no hubo más comentarios, el jefe ordenó ensillar los caballos para continuar con la trotada, ellos bajaron al cruce de la hoyada y allí tomaron las medidas de los rastros de los 4 caballos que ya salieron antes, con esa información, ellos cruzaron al otro lado de la hoyada y se encontraron con una llanura salpicada de lomas, pampas, faldas y cerros de baja altura, que les permitía visualizar el horizonte con nitidez, y sobre todo observar atrás por si fueran seguidos y evitar sorpresas con un repentino ataque enemigo.
En aquellos tiempos, se trotaba a salto de mata y se prefería las noches y de preferencia oscuras, que era mucho mejor para ellos avanzar hasta su objetivo, durante el día se pernoctaba en hoyadas, era la estrategia, que menos te vean para tener éxito en la jornada, ya que dar la sorpresa en el ataque conducía al éxito; pero, el avance de ellos ya no era un secreto, alguien más conocía sus planes, pero ellos ya podían dar marcha atrás.
Mientras tanto, el grupo de los 4 jinetes, quienes también avanzaban a Socchabamba, eran sus planes adelantarse a los 8 jinetes; pero, como bien dice el refrán: "No por mucho madrugar, se amanece más temprano..", por que estos ya fueron detectados por los huestes satánicos, que se preparan a recibirlos en una supuesta cantina que ellos montaron al filo del camino, para seducirlos con la ayuda de atractivas mujeres, era el clásico truco que les tendían los seres diabólicos, que tampoco era seguro por que ellos no sabían si los jinetes aceptaban hacer un alto en la trotada.
El jefe de los 4 jinetes, tenían un presentimiento, que a ellos los estaban observando y no le faltaba razón, los espíritus diabólicos ya estaban tras ellos.
Los jinetes apuraron a sus caballos, ellos querían avanzar, quienes atravesaron lomas, quebradas, hoyadas, pampas y llegaron al anochecer a la supuesta cantina, era una provocación difícil de evitar, ellos estaban agotados y necesitaban descansar y beber unos tragos no le haría daño a nadie, al menos así lo pensaba tres de ellos.
Pero, el jefe, ya prevenido, quien si conocía esta ruta, que al observar la "cantina iluminada" con múltiples colores, le pareció muy extraño que nunca lo hubo algo parecido en aquel lugar, quien antes de llegar hizo un alto y mirando a sus compañeros, les dijo:
--- Muchachos, a pocos pasos se observa una cantina, pero allí nunca hubo antes algo parecido, nosotros pasaremos de largo, agárrense del lomillo y aseguren las piernas a la panza de los caballos, por que algo raro va a suceder y terminen corcoveando las acémilas, ya que el que cae, allí se queda nadie lo salvará.
Los otros tres jinetes, se miraron entre ellos y ninguno de ellos pensaba igual al jefe, ellos si querían descansar, por lo que uno de ellos le contestó:
--- Pero, jefe, nosotros necesitamos descansar, seguro allí hay mujeres para entretenernos un rato, usted dice que esa cantina nunca estuvo allí, pero ya ha pasado mucho tiempo y alguien se le ocurrió construir un lugar para el descanso.
El jefe, quien no admitía que le contradigan, le respondió:
--- Hombre, si quieres descansar, te quedas, yo paso de largo y así lo haremos con los demás.
El jefe picó con las espuelas a su caballo, quien tomando carrera se adelantó al grupo y pasó y pudo observar a tres mujeres vestidas de color negro, su caballo se asustó y levantado las patas traseras tratando de corcovear; el jinete lo resistió y no cayó ante la embestida de la asustada acémila y siguió adelante; pero, los tres jinetes no hicieron lo mismo. él desde la loma contigua, pudo observar que los tres jinetes desmontaron de los caballos y se quedaron en la cantina.
El jefe, por un momento dudó de su decisión, y quiso regresar por ellos para obligarlos a seguirlo, pero, reaccionó y siguió trotando y recordó que más adelante había una casa al filo del camino que siempre paraba sola y la puerta no tenía candado, sino que las armellas estaban amarradas con una piola, él decidió avanzar y allí pernoctar esperando a su amigos.
Al llegar, se apeó, desensilló a su caballo y lo amarró en la parte trasera, que si había algo de pasto, él volvió al corredor delantero, abrió la puerta, ingresó con los aperos y bolsicos al hombro, todo estaba oscuro, si tanteó una tarima y sobre ella tendió las jergas y se acostó a descansar, si tuvo la precaución de dejar la puerta entre abierta, por si lleguen sus amigos y se bajen allí; el agotado jinete rápidamente se durmió.
Ya amanecía, siendo las 05:00 horas del nuevo día, se despertó el "huésped", nadie llegó, ni tampoco pasaron por que los hubiese escuchado, se levantó y salió a ver su caballo, por allí hizo sus necesidades fisiológicas, haló a su caballo y lo ensilló y partió; pero, luego de trotar unos pasos, le llegó a su mente la curiosidad de saber sobre el destino de sus compañeros, dio marcha atrás y retrocedió, y después de trotar casi dos horas llegó al lugar de la "supuesta cantina", que no encontró ningún vestigio; pero, si encontró sangre derramada sobre el suelo y trozos de ropa raída ensangrentada.
El jinete, muy asustado y con terror al no encontrar a sus compañeros que simplemente desaparecieron y sus caballos, el hombre se horrorizó, ya no quiso seguir adelante hacia Socchabamba, sino que siguió marcha atrás, que al atravesar a la siguiente loma encontró a los tres caballos ensillados y asustados con los bolsicos pero sin los jinetes.
Él se apeó, bajó la soga de los caballos y con ellas amarró a los siguientes, haciendo una fila, halando el primer caballo que lo seguirán los demás; trotó un largo rato y no encontró a nadie, pero si habían cruces y ramales y como él era un rastreador, pudo descubrir que los 8 jinetes habían tomado un desvío y se fueron por otra ruta, que igualmente conducía a Socchabamba.
No se supe más, sobre lo que hizo este jinete, trotando con caballos halados de sus amigos desaparecidos que como ellos, él también desapareció.
Por otro lado, Eleazar, tuvo la precaución de no seguir la ruta que lo hicieron los cuatro jinetes, ya que era un camino frecuentado, ellos tomaron un ramal y por allí siguieron trotando, era la ruta más larga, pero segura, parece que los huestes satánicos aún no los descubren; ellos avanzaron todo el día, haciendo sus paradas para preparar sus alimentos, que siempre era una hoyada o quebrada que abundaban en la ruta.
En esos días, la Familia Sánchez Calderón y Mulatillo, recibieron la visita de unos parientes quienes eran muy pobres; los que conociendo que el pariente Sánchez estaba lleno de tesoros, concurrieron a visitarlo para poder pedirle un préstamo, ya que ellos si tenían algunos animales que los podrían vender y salir del apuro económico, pero estaban muy flacos por la escases de pasto, ellos eran de Ollería donde era su residencia, ellos llegaron y fueron recibidos por el señor Sánchez, hubo abrazos familiares de bien llegada; la señora Mulatillo los hizo pasar, ellos eran cuatro personas, les sirvieron comida, su ropa olía a pobreza.
Era notoria la necesidad de estos parientes recién llegados, el pariente rico pensó que ellos llegaron por dinero, aún así ordenó al peón desensillar los caballos y llevarlos al pasto; durante la noche después de la cena, el anfitrión sacó una botella de licor macerado, hizo el brindis, siguieron bebiendo se terminó la botella y continuaron con una segunda, ya con los tragos adentro, uno de los visitantes le dijo:
--- Pariente Sánchez, estamos atravesando una pobreza espantosa, la sequía ha arruinado nuestras chacras, tengo unos animales, pero están muy flacos que no se puede vender y dos de mis hijos están enfermos arrojando sangre, creo que les atacó el "Mal de los pulmones" (tuberculosis) y necesito dinero para comprar la comida y visitar a los curanderos curiosos (médicos caseros, o chamanes) para curar a mis hijos, por lo que le suplico que haga un préstamo.
El señor Sánchez, si conocía a esta familia, que siempre fueron pobres por ser haraganes, nunca destacaron en el trabajo, si les daba ahora dinero regresarían otra vez, por lo que le contestó:
--- Pariente, si hay sequia, pero los potreros tienen acequias y allí se hace un estanque, y con esa agua se riega y se puede cultivar y obtener el pan diario; si puedo ayudarlo, pero que me da cambio, por que el dinero nunca viene fácil.
Los visitantes muy sorprendidos se miraron entre ellos y el más viejo que habló antes, le contestó:
--- Pariente, tengo 8 reses flacas, si gusta las traigo a cambio del valor y me da el dinero...................
Continuaremos......................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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