Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con la historia de La Casa de la Loma tiene un Fantasma, y como informamos en el capítulo anterior; el caporal Gustavo, quien gracias a su capacidad de intuición y su experiencia de bandolero que lo fue, predice que los jinetes desconocidos que cruzaron en la madrugada los terrenos de la planicie son bandoleros y probablemente cuatreros; por lo que gracias a la colaboración del pastor Polo, que fue quien los observó pasar; ya seleccionaron a 10 pastores macheteros, que ya empezó a entrenarlos en el arte de la pelea cuerpo a cuerpo para enfrentar con éxito el asalto de los facinerosos.... ..sigamos la historia................
Aquí en la imagen observamos una típica casa en la Comunidad Campesina de Socchabamba, Ayabaca, Piura, Perú; es una construcción de adobe con techo de tejas rojas y a dos aguas, sobre el techo distinguimos un fantasma que viene a ser el "El Rey de las Tinieblas" : Satanás, seguido de vampiros y una siniestra sombra negra que rodea al misterioso personaje satánico, para comprender la narrativa de la obra literaria: "LA CASA DE LA LOMA TIENE UN FANTASMA", esta imagen será nuestro símbolo de identificación y el logotipo en creación, impresión y distribución literaria.
Con reconocimiento de derechos de autor, con Partida Registral Nº 00393-2010, Asiento 01, con fecha 27 de marzo de 2010 por INDECOPI.
Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.
El caporal Gustavo, sometió a un entrenamiento riguroso a los 10 pastores, quienes son diestros en el manejo de machetes; pero, ellos nunca tuvieron un enfrentamiento contra asaltantes.
Gustavo, ensayó enfrentándose contra el mejor machetero; pero, este pastor no tenía experiencia en arte de la pelea y fue fácilmente vencido por las ágiles manos del caporal, quien paró la lucha y arengó a los demás a prepararse para la pelea; incluso, retó a dos voluntarios; ellos junto con Polo, hicieron un ruedo para ponerse de acuerdo, quienes enfrentarán al reto del caporal, si hubo acuerdo.
Entonces, dos pastores macheteros, simulando realismo se lanzaron contra el caporal y como si hubiesen estado de acuerdo lo hicieron por dos frentes que momentáneamente desorientaron al caporal; pero, éste rápidamente reaccionó y los enfrentó con éxito, logrando arrancharle el machete a uno de ellos y le otro siguió atacando.
Gustavo, haciendo uso de su agilidad y habilidad de luchador con el pie derecho levantó el machete tumbado y lo tiró a su mano derecha, y ahora con dos machetes en la misma mano, ya que con la mano izquierda cogió un poncho, tuvo que soltar un machete tirándolo a los aires, que se logró ser atrapado por el pastor que lo había perdido y siguió la pelea de dos contra uno.
Gustavo, quería infundir valor y coraje, por lo que en un ataque sorpresivo a los dos hombres, que con suma facilidad los vencía, llegó al colmo de darles golpes con la parte plana de la hoja a las caderas y uno de esos golpes fue tan fuerte, que el afectado se levantó con su arma erguida para devolver el ataque del caporal, pero sin éxito, pero no se desaminó insistió en un nuevo ataque.
Entonces, Gustavo haciendo uso de su destreza, esquivó el ataque del machetero, quien al no dar en el blanco, perdió el equilibrio y cayó de bruces al suelo, Gustavo le gritó:
--- ¡¡¡ Levántate machetero que no deseo matarte !!!
El pastor machetero se levantó, y emprendió un nuevo ataque, y fue repelido por el caporal: pero, ahora un pastor lo atacaba de frente y el otro por la retaguardia, aún así Gustavo los repelía con éxito.
Gustavo, se batía con realismo; por su puesto, no se permitía agresiones físicas; en algunos momentos la lucha era desigual de dos contra uno; pero, éste último gracias a su rapidez, esquivaba el frontal ataque, hasta que paró el enfrentamiento y les dijo:
--- Muchachos, ustedes son buenos en la pelea, casi me ganan; ahora, vamos a entrenar en pareja, yo los observaré.
Las cinco parejas comenzaron a chocar su machetes con tanto realismo, que sólo se escuchaban sonidos de cuchilladas, que unos cayeron al suelo doblegados por la lucha, algunos respondían con parte ancha de la hoja atacando a las caderas de los peleadores; parece, que el plan de defensa que quería implantar el caporal, empezó con el pie derecho y les dijo:
--- Muchachos, ustedes son buenos peleadores, que el entrenamiento lo hacen tanto realismo que me sorprendieron, los observo que tienen mucha iniciativa y capacidad de peleadores, que se enfrentarán con éxito a los cuatreros; ahora, sólo nos falta entrenamiento para aprender como proteger nuestro cuerpo de los ataques de los cuatreros.
Entonces, intervino Polo algo mortificado, que como respuesta, dijo:
--- Señor caporal, usted dice, que somos buenos peleadores; pero, usted haciendo uso de su habilidad, evita el ataque del pastor, que termina mordiendo la tierra del suelo.
Gustavo, con esa protesta lo consideró como una alarma, cuyas palabras de Polo, se pronunciaron con cierto resentimiento, aun así, sin que él pelee, por estar sólo; por lo que Gustavo, para evitar esas molestias y gracias a su agilidad mental, llamó a Polo y le dijo:
--- Polo, pide un machete y vamos a pelear, no temas, haremos una practica los dos, para que nos observen los demás.
Polo, sorprendido, que si bien si manejaba el machete; pero, no era un machetero conocido, se sonrió nervioso y aceptó el reto, pidió un machete a uno de sus compañeros y salió a la lucha.
Era lo que justamente lo que quería Gustavo, quien le salió al frente y le dijo:
--- ¡¡¡ Ataca Polo !!!
Polo se lanzó al ataque contra el cuerpo del caporal, quien con facilidad le esquivó y Polo pasó en banda y antes que caiga de bruces, el caporal lo cogió de la camisa desde la espalda y lo detuvo en seco y dijo:
--- Muchachos, estos ataques nunca lo hagan, por que un peleador con experiencia los esquiva y devuelve el ataque con un certero machetazo al cuerpo o ataque con chaveta al pecho, hiriéndoles de muerte; en estos casos ustedes ataquen cuando el contrario está descuidado, si son retados esperen el ataque, que les ofrecerá la ventaja de esquivar y herir al atacante, vamos hacerlo de nuevo, mucho ojo.
Pero, Polo algo humillado, por que el caporal lo detuvo de la espalda, le replicó:
--- No, señor caporal, yo soy pastor y agricultor, pero no un machetero, que lo hago otro.
Gustavo, quien estaba empeñado en hacer de Polo, un luchador, levantando la voz lo arengó:
--- De ninguna manera acepto esa respuesta, no te rendirás, porque tu serás el jefe de los macheteros y tienes que ser un peleador corajudo.
Entonces, Gustavo se apegó a Polo, lo abrazó dándole ánimo y le hizo entender, que lo van a practicar paso a paso en forma lenta, y así fue, al empezar el caporal le indicaba los trucos para mover los pies que es fundamental para atacar y esquivar; por lo que poco a poco Polo iba cogiendo confianza y aumentaba su agilidad y él mismo descubrió que si tenía destreza en la lucha; todos los demás macheteros formaron sus parejas y practicaron cada uno de los pasos que les enseñó el caporal y lo tenían que practicar una y otra vez, y se dieron cuenta que ellos si eran buenos peleadores, sólo que no habían sabido el arte de la defensa y el ataque.
Siendo el medio día llegaron dos pastores jinetes jalando un tercer caballo cargado con alimentos para el almuerzo, era una acción del dueño Pablo Campos, quien había ordenado la mejor comida y bebidas para los defensores de los terrenos; uno de ellos era el cocinero, quien dijo:
--- Señor caporal, he traído el almuerzo para ustedes; pues, nos iremos a la hoyadita del frente y debajo de un árbol almorzarán.
Efectivamente, todos fueron a la sombra y cobijados bajo las ramas de un frondoso árbol, se sentaron; el cocinero sirvió yucas sancochadas con estofado de carne de res, que recién se había beneficiado un torete, a cada uno se le sirvió un mate lleno, incluso se dio la opción de repetir si alguien tenía por allí unos vacíos en su estómago, y si hubo cuatro de ellos que repitieron, entre estos no estuvo el caporal ni Polo, luego les sirvieron un jarro lleno de chicha de maíz para asentar el suculento almuerzo.
Después del opíparo almuerzo, todos descansaron para la digestión y se pusieron a conversar, se hicieron bromas entre ellos, abundaron las sonrisas todo era armonía, para eso ya los pastores macheteros le habían agarrado la confianza al caporal siendo uno de ellos, quien les demostró que estaba allí para luchar a favor de los intereses de los patrones.
Pasado el descanso, Gustavo se levantó y dirigiéndose a los pastores, les dijo:
--- Muchachos, ustedes pelearán contra intrusos que atacarán montados en caballos, quienes gritarán para sorprenderlos y asustarlos, por lo que voy a tomar los caballos del cocinero para demostrar como desmontar al jinete agresor.
Gustavo, hizo montar a uno de los macheteros que demostró que era un buen jinete y le dijo:
--- Tu harás las veces de ser el jefe de los intrusos y picarás la panza del caballo con las espuelas y gritarás: "¡¡¡ Muchachos ataquen !!!", nosotros escondidos nos levantaremos y con nuestros machetes te atacaremos las piernas cogiéndolas para desmontarte con un porrazo y evitando tus ataques, tendremos la ventaja viéndote como un atacante tumbado en el suelo para rematarte; otra opción es detener el caballo espantándolo para que corcovee y tire por los aires expulsando al jinete; la noche es nuestra y nos brinda muchas opciones por que nosotros estamos esperando el ataque, que será lo que vamos hacer.....
Continuaremos...................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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