Más allá de su significado religioso, la Pascua tiene una serie de tradiciones cuyo origen es desconocido para muchos. ¿Cuál es el origen del conejo de Pascua, la costumbre de pintar huevos o los dulces que se consumen en varios países?
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Pascua es una de las épocas en las que se mezclan más tradiciones, tanto religiosas como paganas. Es una celebración cristiana de origen judío, cuyos símbolos por excelencia – los conejos y los huevos – están asociados al paganismo germánico; y como guinda del pastel, en varios países se preparan dulces de origen musulmán o cristiano ortodoxo.
LOS ORÍGENES DE LA PASCUA
La Pascua es una celebración con raíces en tradiciones muy diversas. Por una parte, la celebración en sí y el nombre de la misma proceden de una fiesta judía llamada Pésaj, que se celebraba ya en tiempos del Reino de Israel al menos desde el primer milenio a.C. y que conmemora la liberación de los esclavos hebreos de Egipto, narrada en el Éxodo bíblico. Se celebra en el mes de Nisán, el primero del calendario hebreo, coincidiendo con el inicio de la primavera.
La Pascua cristiana tomó forma durante el Primer Concilio de Nicea, celebrado en el año 325 d.C. Entre otras cosas, en esa ocasión se separó de la tradición hebrea y se fijó su fecha en el primer domingo después de la primera Luna llena tras el equinoccio de primavera (en el hemisferio norte).
Con la conversión del Imperio Romano al cristianismo, la Pascua se impregnó de otras festividades y símbolos de la primavera a lo largo y ancho del Imperio. En particular, una diosa germánica llamada Ostara (Êostre en lengua proto-germánica) parece ser la responsable de aportar a la Pascua uno de sus símbolos modernos: el conejo o la liebre, puesto que estos animales simbolizaban la fertilidad debido a su gran capacidad reproductiva.
Ostara, xilografía de Eduard Ade en una obra de Johannes Gehrts.
EL ORIGEN DEL CONEJO DE PASCUA Y LOS HUEVOS DECORADOS
El origen del conejo de Pascua (a veces representado como una liebre), sin embargo, es bastante más moderno. Apareció por primera vez en los territorios luteranos del Sacro Imperio Romano Germánico como una especie de Santa Claus primaveral: al igual que este, juzgaba qué niños habían sido buenos o no y les dejaba regalos, que inicialmente eran huevos y más adelante fueron dulces. Esta tradición aparece documentada por primera vez a finales del siglo XVII.
La pregunta obligada es qué tienen que ver los huevos en todo esto, si ni conejos ni liebres son ovíparos. Si buscamos un origen remoto, los huevos son también un símbolo de fertilidad, por lo que es posible que ambos símbolos se mezclaran. Sin embargo, hay una explicación más cercana y práctica y tiene relación con la Pascua cristiana.
Decoraciones de Pascua en un pueblo de Sajonia, Alemania.
Durante la Cuaresma, el periodo de abstinencia que precede a la Pascua, estaba prohibido consumir carne pero también huevos. Eso generaba, durante seis semanas, un exceso de huevos que las gallinas ponían y no eran consumidos, pero que era un desperdicio tirar. Por ese motivo, los huevos se recogían, se hervían para conservarlos durante más tiempo y se marcaban con tintes naturales, como pela de cebolla, para diferenciarlos de los frescos.
Este es también el origen de la tradición de decorar huevos por Pascua, que se convirtió más adelante en todo un arte y derivó en multitud de costumbres, como colgarlos de las ramas de un árbol o esconderlos para que los niños los encuentren.
LA LLEGADA DEL CHOCOLATE Y LOS DULCES DE PASCUA
La llegada de los conquistadores españoles a América supuso la introducción de muchos nuevos alimentos en Europa, y uno de los que tuvo más éxito fue el chocolate. Esta bebida hizo furor en la corte francesa y fue precisamente en esta donde se originaron los huevos de Pascua de chocolate, durante el reinado de Luis XIV.
Poco después, en Turín, una mujer viuda de la que solo conocemos el apellido (Giambone) tuvo la idea de vaciar huevos de gallina y rellenarlos con chocolate, dando origen a los huevos de Pascua que hoy conocemos. Con la llegada de los moldes en el siglo XX, esta tradición derivó en una gran variedad de figuras y en exhibiciones de artesanía del chocolate que, no pocas veces, alcanzan la categoría de arte.
Una réplica del Big Ben elaborada con 45 Kg. de chocolate. Llevó más de 100 horas de trabajo terminarla.
Por otra parte, varios países tienen sus propias tradiciones culinarias. En España, especialmente en las regiones que formaban parte de la Corona de Aragón, es típico un dulce conocido como la mona de Pascua, en forma de pastel o rosco y que puede ser elaborado con una gran variedad de ingredientes, aunque las más típicas son las de fruta confitada. Originalmente llevaban también huevos de gallina, que hoy en día han sido ampliamente sustituidos por los de chocolate.
El origen de la mona de Pascua se remonta al menos al siglo XV y, aunque sus orígenes son inciertos, se cree que deriva de un dulce que los moriscos ofrecían a sus señores; de ahí procedería su nombre: mouna, un término árabe que significa “provisión de la boca”. Otra posibilidad es que derivase de un dulce siciliano llamado cuddura, que se comía en tiempos de Pascua y procedía de los ritos litúrgicos ortodoxos. En la actualidad, en la isla se consume el agnello pasquale, una figura en forma de cordero elaborada con masa de almendras y de pistacho.
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