Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con La Historia del Amor Cruel, entre Iarma y Olzagon y como informamos en el capítulo anterior; el joven vendedor Olzagon, se encontraba en la oficina del gerente de la Fábrica Metalmecánica del Carpio, donde don Ernesto del Carpio, junto a su hija Verónica del Carpio, quienes asombrados por el enorme, o tal vez hasta gigantesco pedido que lo hizo en la zona mayorista; les explicó todos los detalles de como se logró hacer el pedido al señor Santiago Pimentel Chávez, que al principio no fue nada fácil, ya que el cliente estaba resentido por la pésima atención que recibió días atrás en las instalaciones comerciales, se tuvo que convencerlo y se realizó la elaboración del pedido, en reciprocidad el cliente invitó almorzar al vendedor; lo mismo hicieron don Ernesto del Carpio y su hija, quienes lo invitaron a una cena en el centro de la Ciudad..... sigamos la historia.............
Aquí en la imagen observamos una típica representación de la terrible situación que muchos hogares atraviesan en el transcurso de existencia por que siempre hay la existencia de un tercer elemento (amante tanto para él como para ella) que como una tentación tenebrosa carcomen las consistencias del matrimonio, y más si los esposos viven solamente la apariencia y no la triste realidad de que no son felices.
Este es el símbolo de la novela: La Historia del Amor Cruel.
Fuente: Archivos del blog: A vuelo de un Quinde.
Obra Literaria reconocida con Derechos de Autor, según: Partida Registral No. 00855-2012, Asiento: 01; con fecha: 10 de Agosto de 2012, por : INDECOPI
Este es el símbolo de Marca Perú, que distingue para todos los productos elaborados por peruanos.
LA PARVADA DE TORDOS NEGROS, SALVÓ A LA CIUDAD DE CHILCAPAMPA.
En la floreciente Ciudad de Chilcapampa, la vida de sus habitantes estaba colmada de satisfacciones, por ser una urbe con grandes plazas, adornadas con floridos jardines, muchos negocios que ocupaban gran cantidad de trabajadores y estos eran los consumidores de los productos fabriles, era una dichosa prosperidad por doquier.
Pero, también eran residentes una familia de desadaptados sociales, que lo encabezaba el desocupado Pablo Torres Juárez, un ingeniero civil, especialista en estructuras de paredes de contención (represas); tal vez era el único profesional con tanto talento, que fue despedido de su trabajo
En el parque principal de la Ciudad de Chilcapampa, estaba copiosamente lleno de grandes árboles, que eran frecuentados todas los días por una inmensa parvada de tordos negros, que pasaban las noches descansando sobre los árboles, que ensuciaban hasta una docena de asientos con sus deposiciones, que era un dolor de cabeza para los jardineros quienes tenían que limpiar todos los días.
Un frío viernes, al medio día, el ingeniero Pablo Torres Juárez; planeó su venganza contra la Ciudad de Chilcapampa, con destruir la represa de agua que abastecía a la población; su plan era detectar una falla en el dique y vaya que si lo encontró, en la parte central debajo de la parte superior, ubicó una insignificante filtración, pero no en la parte visible, sino al pie de un estribo que actuó como peldaño que los constructores lo dejaron por olvido y nadie observó ese detalle.
El ingeniero cegado por la venganza, hizo los estudios y comprobó, que usando un simple martillo y un cincel, él podía agrandar esa falla, que utilizó 18 días, martillando durante las tardes, que no acudía ningún empleado de mantenimiento.
Tanto empeño, puso el criminal que logró debilitar, provocando una fisura que llegó al interior del embalse, que con la poderosa fuerza del agua que busca un lugar para evacuarse; pues, era suficiente, por ahora; pues, ya el poder del agua haría el resto.
La fuerza del embalse, comenzó a empujar al dique y la fisura iba creciendo lentamente, que al escapar mínimas cantidades de agua llamó la atención de los tordos negros, que se asentaban en la pared del dique y bebían agua, y lo hacían por turnos toda la parvada.
Comenzó el invierno, con lluvias torrenciales que mojaron el dique y se disimuló por completo la fuga del agua, el trabajo perverso del ingeniero tuvo el apoyo de los elementos naturales.
Hasta que un día jueves lluvioso, ya anocheciendo, la fisura del dique se agrandó, que coincidió con el vuelo de la última parvada de los tordos negros, quienes observaron en pleno vuelo que algo malo iba a suceder en la represa.
Los tordos negros, volaron a toda velocidad hacia la ciudad, que al llegar levantaron con todas sus fuerzas los trinos y no se posaron sobre los árboles, sino que revoleteaban por toda la ciudad; el ingeniero criminal si detectó esa alarma de las aves; pero, él calló, fue justamente el jardinero que comunicó al alcalde Jerónimo López, que algo peligroso se avecinaba, debido a la intranquilidad de las aves, que no se posaban sobre los árboles, sino que daban vueltas y se dirigían en dirección a la represa.
Llegó la noche, las aves continuaban revoleteando, y sus trinos cada vez más fuertes; entonces, el alcalde ordenó activar las alarmas, sonaron las sirenas, la población salió de sus casas; las autoridades siguieron a las aves que volaban en dirección a la represa, se ordenó una evacuación total: "Al cerro", tal como se denominaba a una elevación aislada de la ciudad, la población obedeció y subieron en masa.
Justo, cuando el penúltimo morador llegó a la elevación, se escuchó una terrible explosión rompiéndose las paredes del dique, cuya fuerza de la avalancha del agua arrasó a toda la ciudad, hubo un sólo muerto y éste fue el ingeniero Pablo Torres Juárez, que lo aplastaron las paredes de su vieja casa.
El señor alcalde Jerónimo López, declaró: Héroes Naturales a los Tordos Negros.
La sabia naturaleza aliada natural del ser humano, siempre muy generosa devuelve con creces la dádiva por el espacio que le permita subsistir junto a la noble humanidad.
CHEMA.
Foto.- Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.- Tordos negros sobre el Parque de Chiclayo.
GRUPOS POÉTICOS NOS PREMIAN:
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Directora:
Felicidades guillermo sanchez achutegui
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
Nilsa Esponda, muchas gracias poetisa por conceder tan hermoso galardón, que es un altísimo honor recibir, lo acepto con humildad y me siento feliz que mis modestas letras hayan cultivado el interés suyo en leerlas, lo tomo como un incentivo para seguir delante y le hago llegar mi gratitud por tan inmensa generosidad, abrazos Chema.
GRUPO POÉTICO:
Directora:
Me encanta poder disfrutar de un buen escrito. Mis felicitaciones por sus bellas letras.
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
Claudia Laguzzi Vaglio, muchas gracias a usted poetisa por su gentil visita, y la grandiosidad de su comentario, y por conceder tan impresionante pergamino como: Autor de Gala, que es un honor recibirlo, le hago llegar mi gratitud por su inmensa generosidad, abrazos Chema.
GRUPO POÉTICO:
Director:
Justo Felix Soris Mendez, muchas gracias poeta por su gentil visita y por conceder tan impresionante pergamino como: Orden del Verso Sublime, que es un orgullo recibir, le hago llegar mi gratitud por su inmensa generosidad, abrazos Chema.
GRUPO POÉTICO:
Directora:
Ave Fenix, muchas gracias poetisa por su gentil visita y por conceder tan impresionante galardón como : Diploma de Oro, que es un altísimo honor recibir, le hago llegar mi gratitud por su inmensa generosidad, abrazos Chema.
GRUPO POÉTICO:
Director:
Felicitaciones, Merecido Reconocimiento
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
Marco Antonio Rodriguez Sequeiros, muchas gracias poeta por su gentil visita, y por conceder el impresionante galardón como: Destacado de Día, que es un altísimo recibir, lo acepto con humildad y me siento muy feliz que haya logrado su atención en leer mis modestas letras; le hago llegar mi gratitud por su inmensa generosidad, abrazos Chema.
GRUPO POÉTICO:
Directora:
Raquel Ruiz
Guillermo Gonzalo Sánchez Achuteguihttps://www.facebook.com/photo/?fbid=1256825115680992&set=pcb.1449767775738307
Raquel Ruiz, muchas gracias poetisa por su gentil visita, y por conceder tan impresionante pergamino, que es un altísimo honor recibir, lo acepto con humildad, y me siento feliz que le hayan gustado leer mis modestas letras, le hago llegar mi gratitud por su inmensa generosidad, abrazos Chema.
Continuando con la historia, cuando ellos ingresaron al Restaurante "El sabor que todos buscan", don Ernesto del Carpio, su hija Verónica del Carpio y el joven vendedor Olzagon, la amble y gentil mesera, quien conocía a don Ernesto del Carpio, los condujo a una mesa vacía que estaba ubicada junto a una gran ventana, a medida que avanzaban desde las colmadas mesas de comensales, algunos de ellos levantaron la mano saludando a don Ernesto del Carpio, era un símbolo de viejas amistades.
Al sentarse en la mesa, la anfitriona les entregó las listas de los menús a cada uno de ellos para que eligen su vianda(platillos), don Ernesto del Carpio pidió carne asada con papas fritas, ensaladas y aderezos, su hija Verónica del Carpio, pidió algo casi similar al de su padre y agregó empanadas rellenas y el joven Olzagon, poco acostumbrado a ir a estos restaurantes lujosos; pero, no se quedaba atrás, pidió lo mismo que pidió don Ernesto del Carpio y agregó pechuga de pollo a la brasa.
Para beber, don Ernesto del Carpio, pidió una botella de vino borgoña francés, un vaso de Whisky escocés en las rocas y una botella de una bebida dulce, los demás no agregaron nada.
La mesera recibió los pedidos y dijo:
--- Muy bien, han pedido deliciosos platillos, regresaré en 20 minutos con sus menús.
Mientras tanto, los tres iniciaron una fluida conversación y fue don Ernesto del Carpio, quien dijo:
--- Como esta noche no tengo un chofer, no beberé licor, el vino será para ustedes, el trago de whisky lo pedí para oler su aroma y si beberé la bebida dulce con la que los acompañaré.. jajajaja...
Verónica del Carpio, quien ya bebió varios tragos con Olzagon, días atrás, respondió:
--- Muchas gracias querido padre, esa botella de vino, será un placer compartirla con el joven Olzagon y como nosotros no manejaremos, cuando regrese la mesera le pediré dos cócteles más.. jajaja...
Con un comportamiento pulcro y elegante, los tres esperaron sus viandas, que cuando regresó la mesera con un azafate muy grande, ya que los platos estaban colmados de carnes y las guarniciones que al servirlos se expandió sus exquisitas aromas, que hacía agua la boca de los comensales, el joven Olzagon se sonrió observando tanta comida.
Don Ernesto del Carpio, hizo una oración pidiendo la bendición de Dios para la comida; pues, era parte del inicio y seguida comenzó la comelona.
Todo indica que los tres comensales, habrían tenido mucha hambre, por que ninguno hablaba; pues, era tiempo de saborear los manjares servidos.
Olzagon, aprendió en una invitación, que también compartió una cena en un lujoso lugar, el empresario que lo invitó era de origen griego y le dijo: "que comer lento masticando el bolo alimenticio tantas veces que le sea posible y luego tragarlo mezclado con saliva; él podía comer muchos potajes que le ofrezcan y que su estómago podía resistir una masiva invasión de comida, sin que le origine una indigestión...", todo indica que esa enseñanza la aprendió, ya que él, con la ayuda de los cubiertos cortaba en trozos pequeños sus carnes y las masticaba con lentitud.
En cambio, Verónica del Carpio, acostumbrada a cenas lujosas, parece que el hambre pudo más que la etiqueta, por que ella masticaba rápido y engullía trozos grandes y sirvió el vino, llenando dos copas por completo y levantado la suya, dijo:
--- ¡¡¡ Brindemos por la prosperidad de nuestra fábrica !!!
Todo indica, que Verónica del Carpio, estuvo muy emocionada que olvidó que la cena era en honor al joven vendedor Olzagon, ya que su padre si se dio cuenta del error, quien levantado su whisky, dijo:
--- ¡¡¡ Brindamos al mismo tiempo por los éxitos de nuestro joven vendedor Olzagon !!!
Los tres chocaron sus copas y bebieron, como siempre el joven Olzagon, sólo bebió un pequeño sorbo; en cambio Verónica del Carpio, bebió un poco más de la mitad; don Ernesto del Carpio, soltó su vaso y se sirvió otro vaso lleno de su bebida dulce y siguió compartiendo con los demás.
Los comensales a media cena, iniciaron la conversación, comentado la exquisitez de sus platillos y fue don Ernesto del Carpio, quien dijo:
---Este restaurante, me trae tantos recuerdos que vienen a mi memoria los momentos más felices que compartí con mi esposa; ella cuando estaba embarazada, acudía casi diario, por los antojos que la perseguían de casi todos los platillos que se sirven aquí, y como a mi también me gustan todas estas comidas, la acompañaba con todo mi amor y cariño, a veces sólo pedíamos un sólo platillo para que ella satisfaga su antojo.
Verónica del Carpio, sintió en amor propio las expresiones de su padre y ligeramente tosiendo, como quien limpiando y despejando su garganta, dijo:
--- Padre mío, ahora entiendo que mientras estuve en la barriga de mi madre, yo también disfrutaba de los gustos de ella por estas comidas y le heredé el placer de gozar saboreando la buena comida, que siempre hemos compartido contigo, Yo en París, siempre me escapo de la Pensión con mis condiscípulos de la clase y nos refugiamos concurriendo a los restaurantes más populares y famosos, para deleitarnos saboreando la exquisita y deliciosa comida francesa, una de las más populares y famosas del mundo.
La tertulia continúo entre don Ernesto del Carpio y su hija; en cambio el joven Olzagon, quien usaba con mucha destreza sus cubiertos, permaneció callado, disfrutando de los platillos que pidió, y de vez en cuando bebía un sorbo de su copa de vino.
Nuevamente la entusiasta Verónica del Carpio, terminó su copa de vino y la llenó de nuevo, exigiendo que Olzagon haga lo mismo, levantaron sus copas y bebieron ante la anuencia de don Ernesto del Carpio.
El tiempo transcurría, seguramente ya eran las 22:00 horas de la noche, que ya el restaurante se encontraba semi vacío; los tres comensales se levantaron de sus asientos, después que don Ernesto del Carpio, pagó la cuenta, que hubo una disputa con su hija por el pago, ya que ella fue quien invitó a esa cena.
Tal como se había previsto, ellos abandonaron el restaurante y fue don Ernesto del Carpio, completamente cuerdo ya que no debió una sola gota de licor, quien encendió el motor de su automóvil y partieron de retorno a casa, que al cruzar unas calles se toparon con el paradero de los buses, y justo estaba el último a punto de partir que pasaban justamente muy cerca de la Pensión de Olzagon, quien dijo:
--- Señor del Carpio, puede dejarme en la esquina, allí esta el bus que deja cerca a mi casa.
Don Ernesto del Carpio, por su puesto no iba abandonar a su vendedor en el centro de la Ciudad y le contestó:
--- Jovencito, usted es nuestro invitado y lo llevaremos hasta su casa, deja que el bus conduzca a otros pasajeros.
Olzagon, agradeciendo la cortesía de su jefe y le respondió así:
--- Muchas gracias señor del Carpio, ya fui bien atendido, sólo intentaba que ustedes no hagan tanta vuelta para retornar a su casa, ya que Yo vivo al Sur y ustedes en el Norte.
Don Ernesto del Carpio, le respondió:
--- Jovencito, teniendo un automóvil, es esta máquina la que hace el trabajo, así que lo conduciremos a su domicilio para que descanse tranquilo y que nosotros haremos lo mismo, ya que mañana nos espera mucho trabajo.
Verónica del Carpio, recordando como llegó Olzagon a la fábrica; intervino y dijo:
--- Hemos disfrutado de una cena y nos bebimos toda la botella de vino, y que lo compartimos con nuestro vendedor estrella; que cuando lo presenté por primera vez a los jefes de los almacenes, ellos en su gran mayoría no le daban crédito, fue solamente uno de ellos el señor Anastasio, que lo recibió muy bien, algo parecido sucedió con los jefes de los talleres, ellos no creían que un jovencito, pueda vender repuestos y lo pusieron en duda que tenga esa capacidad, a excepción de la señora Juárez, quien al conocerlo, tuvo fe y le ofreció todo su apoyo; pues, mañana muchos de ellos tendrán que rectificar sus conceptos produciendo más, ya que el joven Olzagon los dejará sin existencias de mercaderías.
Olzagon, quien había permanecido muy callado, al escuchar los halagos de Verónica de Carpio, recién se atrevió hablar y dijo:
--- Señorita Verónica, mi eterno agradecimiento a usted que creyó en mi persona, ya que su señor padre no me conocía, lo mismo sucedió con los empleados de la fábrica, casi nadie de ellos aprobó mi contratación por que desconocían mi trabajo................
Continuaremos.................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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