sábado, 5 de febrero de 2022

La Historia del Agente Justiciero Genochi : Capítulo V.- Antenor Chinchay Quispe, hizo el negocio de su vida, al vender los predios que fueron de su cuñado Eucebio Nonajulca Rivera.....

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con el relato de La Historia del Agente Justiciero Genochi, y como informamos en el capítulo anterior; don Antenor Chinchay Quispe, quien fue cuñado del finado Eucebio Nonajulca Rivera, decidió vender los predios y llevarse a la Costa a los sobrinos huérfanos; hizo las primeras tentativas con el comerciante Aurelio Soto Rivera, quienes también eran condiscípulos de la escuela primaria; pero, éste le ofreció muy barato, por lo que Antenor decidió buscar un tasador, y éste fue el Juez de Paz, quien luego de la visita ocular sugirió al vendedor un valor de 140,000 monedas nacionales y que se podía negociar.... continuemos con la historia................

Aquí en la imagen Observamos al Agente Justiciero Genochi, quien como agente anónimo bregará para capturar a los culpables del asesinato de sus padres en Chilcapampa.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.


Aquí en la imagen observamos al delincuente Bonifacio "Oreja Mocha"; quien como líder de una banda juvenil, asaltaron a la morada de Eucebio Nonajulca Rivera, residente en el Barrio Alto de Chilcapmpa, a quien asesinó por que no le entregó el dinero de una venta de ganado vacuno.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.

Antenor Chinchay Quispe, atinó en buscar un tasador para los predios que fueron de su cuñado Eucebio Nonajulca Rivera y éste fue el Juez de Paz, quien le sugirió venderlos en 140,000 monedas nacionales, que era 40,000 más de lo que él había calculado, y que incluso le ofreció a su condiscípulo Aurelio Soto Rivera, quien era un comerciante avaro y tacaño.
Entonces, la esposa del comerciante, que estaba desesperada por salir del Barrio Bajo de Chilcapampa, ella había guardado una herencia de 60,000 monedas nacionales, con las que ella pensaba adquirir una propiedad fuera del Barrio Bajo y al conocer que su marido no ofrecía más de los 45,000, ella lo siguió decidida para realizar la compra agregando sus ahorros que al encontrarlos todos juntos les ofreció 100,000 monedas nacionales, su esposo la desautorizó, argumentando que ella no sabía de negocios.
Intervino el vendedor Antenor Chinchay Quispe, saludando a la señora y le dijo:
--- Buenos días  Señora Soto, es un placer conocerla, sabiendo que es la esposa de mi condiscípulo Aurelio; pero, el valor ya no es 100,000, sino 140,000 monedas nacionales, tal como lo tasó el Juez de Paz, si usted lo desea ya conoce el precio de los predios.
Aurelio, un comerciante con mucha experiencia en comprar y vender vacas; pero, él nunca compró predios, y seguía con sus pensamientos de transar en 80,000, quien al desautorizar a su esposa, le ofreció ese valor.
Todos los allí presentes se sonrieron por el nuevo ofrecimiento del comerciante que se convirtió en público; que no habría negocio, y como el Juez de Paz estaba sobrando allí, se despidió y quedaron los interesados y nuevamente Antenor, recordando al amigo que de verdad lo estimaba con mucho aprecio, le dijo:
--- Aurelio, nunca supe que te hayas casado con una bella mujer, te felicito. ¿Cuántos hijos tienen?
La señora agradeció las palabras zalameras de Antenor y le contestó:
--- Gracias por los elogios señor Chinchay, tenemos 04 hijos y todos en edad escolar, ninguno con nosotros los enviamos a Piura, allí están estudiando; pero me vuelvo a entrometer en el posible negocio, dígame señor Chinchay ¿Cuál es el último precio de los predios?
Antenor, quien también era comerciante y fabricante de joyas, le contestó:
--- Vamos a transar, sobre el valor de los predios, que lo tasó la autoridad, yo habría subido a 160,000 monedas nacionales, pero voy a bajar a 130,000 para preferirlos a ustedes.
Aurelio, estaba mudo y encolerizado por la intromisión de su esposa y replicó:
--- Gracias Antenor por preferirnos, sigo pensando que el precio es muy exagerado, si conozco los predios, sobre todo el potrero que está cercano a la Ciudad, creo que te voy hacer mi última oferta que es 100,000 monedas nacionales.
En aquellos instantes, pasaba por allí un antiguo amigo y condiscípulo de ambos, quien al verlos se acercó a saludarlos, el recién llegado, retornaba de la Costa y había decidido mudarse a Chilcapampa, lo hacía por salud, ya que así le sugirió su médico; él ya conocía de la venta de los predios del finado Nonajulca y dirigiéndose a Antenor le preguntó:
--- Antucho (Antenor), acabo de enterarme que estás vendiendo las propiedades de tu finado cuñado, por mi cuenta ya les hice una inspección, estoy interesado en comprarlos, dime ¿Cuánto quieres?
Antenor, razonó  ante la lentitud de Aurelio en ofrecer un precio atractivo; vio una nueva oportunidad del negocio con el recién llegado, quien se llamaba Juan Huamán Morocho, más conocido por sus amigos como Juancho y se conocía que era un próspero comerciante en prendas de vestir y mirándolo fijamente, le contestó:
--- ¡¡¡ Que sorpresa Juancho !!! Parece que pretendes vender ropa en Chilcapampa, si efectivamente estoy vendiendo los predios y me tomé la idea de buscar un tasador quien me sugirió venderlos en 160,000 monedas nacionales.
Para, Juan le pareció razonable el precio, pero él desconocía que Aurelio y Antenor ya habían lidiado con el valor de las propiedades en venta, y con la tristeza de la señora de Aurelio, que se esfumó la posibilidad de comprar la casa por lo tacaño que era su esposo.
Entonces, Juancho pensó en hacer una oferta tentativa, pero ya estaba decidido en comprar los predios por los 160,000 que le pidió Antucho y le contestó:
--- Antucho (Antenor), te ofrezco 145,000 monedas nacionales, por que me parece exagerado lo que pides por los predios.
Antenor, se estaba comprometiendo en un probable lío entre condiscípulos y optó por no aceptar en ese momento, ya en su mente estaba la venta para Juancho, despidiéndose de los amigos, le contestó:
--- Juancho, ya sabes el valor de los predios, si decides comprarlos me encuentras en la casa.
Aurelio y su esposa se despidieron y se fueron juntos, pero no felices, por que iban peleando, Juancho tomó otra ruta y se fue a su hotel; pero reaccionó y temiendo perder la oportunidad de comprar algo que le interesaba por tan solo una diferencia de 15,000 monedas, retrocedió y siguió a Antenor que caminaba lentamente, tal vez pensando que la muerte de sus familiares fue una bendición para él, que ya tenía una oferta muy buena, que le permitiría salir de ser un oscuro artesano platero y cumplir con sus sueños de instalar un gran taller.
Antenor, iba tan concentrado en sus pensamientos, que no había escuchado el llamado que le hacía su amigo Juancho, quien al darle alcance le dijo:
--- Antucho, te pagaré el precio que pides por las propiedades, vamos al Juez de Paz para hacer la documentación y hoy mismo tomo control de los predios.
Antenor Chinchay Quispe, se dio un pellizco a uno de sus brazos, para saber si no estaba soñando, pues, le dolió, todo era realidad, y volteando el cuerpo para regresar a la oficina del Juez de paz, le contestó:
--- Muy bien Juancho, hiciste el negocio de tu vida, en la Costa estas propiedades hubiesen sido vendidas por lo menos por unos 500,000 monedas, estás comprando unas joyas, mi finado cuñado cuidaba muy bien sus cosas, hoy mismo te entrego la casa, el potrero y el ganado y mañana viajo con mis sobrinos, te dejaré todas las cosas del interior de la casa, yo no llevaré nada.
Los dos personajes fueron a la oficina del Juez de Paz, para hacer los testimonios de compra/venta, pagaron los derechos de ley y allí mismo en presencia del Juez, Juancho entregó las 160,000 monedas nacionales, que las había estado llevando en un maletín forrado con apariencia de ser un maletín para comprar productos del mercado de abastos, él solo sacó unos billetes que habían en exceso.
En seguida, los negociantes agradecieron al Juez de Paz, por sus servicios legales y salieron conversando muy felices, tal vez era una transacción donde el vendedor y el comprador sentían felicidad total, pocas veces visto y fueron a los predios para tomar posición de los mismos por el comprador, y como ya se anticipó Antenor no movería ningún objeto de la casa, quien tampoco estaba interesado, teniendo semejante cantidad de dinero, que nunca soñó en su vida, que siempre había sido mediocre, así es la suerte: La desgracia de una familia, llevó la felicidad total a otra familia.
Antenor, al llegar a Catacaos con sus sobrinos y con el dinero que en principio no le informó a su esposa, que manifestó su desacuerdo que sus sobrinos serranos vinieran a su casa, que cambió de parecer ante la advertencia de su esposo, que su costosa operación quirúrgica que ella tuvo, fue cancelada por los finados familiares y que ya no harán préstamo al banco; empezó a tenerles cariño y tratarlos como hijos a sus sobrinos políticos, que se educarán junto a sus hijos.
Ella aún no sabía de la venta de los predios, que su marido hizo y que sus vidas cambiarán totalmente con riqueza a raudales.
Gelasio Nonajulca Chinchay y sus hermanas Eltelvina y Elida, vivieron por muchos años en la casa de tu tío, ellos nunca tuvieron conocimiento de las propiedades de sus padres que fueron vendidas por su tío Antenor, quien instaló un gran taller y les dio trabajo a ellos, que estudiaban y trabajaban al mismo tiempo.
Gelasio, más conocido como Genochi, nunca olvidó la trágica muerte de sus padres, que a medida que crecía, aumentaba sus deseos de hacer justicia contra los asesinos, transformándose en un Justiciero, y tuvo la idea de ver películas policiacas, incluso se matriculó en una escuela de detectives privados, para algún día dar con los asesinos, capturarlos y entregarlos a la justicia, en esos pasos y por casualidad conoció a un morador de Chilcapampa, quien viajaba constantemente a esa ciudad desde Piura........
Continuaremos.......................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui.

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