sábado, 5 de febrero de 2022

La Historia del Agente Justiciero Genochi: Capítulo VIII.- Genochi; sin saberlo, ya el comandante Alipio Huamán Quispe, telefoneó al Director de la Escuela de Policías, para lograr su ingreso y por su puesto hay requisitos que cumplir.......

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con La Historia del Agente Justiciero Genochi; aquel día llegaron 02 oficiales policiacos a la platería propiedad de don Antenor Chinchay Quispe, donde trabajaban como empleados sus sobrinos: Etelvina, Elida y Gelasio, quienes atendieron la presencia de los oficiales, entre los que estaban el comandante Alipio Huamán Quispe, quien es nativo de Chilcapampa y el teniente Rafael López Orozco, asignado a la Jefatura Policial de Chiclcapampa; ellos entraron, por pura casualidad a la joyería, fue el teniente quien le pareció familiar el nombre y apellidos del dueño y en base a ese dato, se entabló la conversación donde el joven Genochi, quien había terminado la educación secundaria y estudió por correspondencia en una Escuela de detectives Privados, para poder entregar a la justicia a los asesinos de sus padres; el comandante captó el potencial de policía del joven Genochi y le ofreció su apoyo para que ingrese a la escuela de policías................ sigamos la historia..................

Aquí en la imagen Observamos al Agente Justiciero Genochi, quien como agente anónimo bregará para capturar a los culpables del asesinato de sus padres en Chilcapampa.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.


Aquí en la imagen observamos al delincuente Bonifacio "Oreja Mocha"; quien como líder de una banda juvenil, asaltaron a la morada de Eucebio Nonajulca Rivera, residente en el Barrio Alto de Chilcapmpa, a quien asesinó por que no le entregó el dinero de una venta de ganado vacuno.
Foto: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.

Don Antenor Chinchay Quispe, dueño de la platería, se puso nervioso que sus sobrinos hayan conversado con Oficiales de la Policía y cuando ellos abandonaron el establecimiento, les preguntó:
--- Sobrinos ¿Qué investigan esos policías?
Intervino, Etelvina quien le contestó:
--- Nada tío, ellos llegaron como clientes y preguntaron por el valor de algunas joyas, y al más joven le pareció muy familiar su nombre y apellidos, nos preguntó y le contestamos que usted nos recogió, después que murieron nuestros padres.
Antenor, se tranquilizó y como sabía que Gelasio había estudiado por correspondencia asuntos policiales, se dirigió a él y le preguntó:
--- Genochi, seguro que los policías te ofrecieron seguir esa carrera, que es la profesión más peligrosa y que siempre estarás subordinado a un oficial superior que te obliga que le lustres sus botas, no creo que sea lo que escojas para tu vida.
Genochi, sintió cierto resentimiento por lo expresado por su tío Antenor, quien los crío y educó y siendo hermano de su madre; ya era tiempo de independizarse; sin embargo, en aquellos tiempos, los hijos dejaban el apoyo paternal a los 21 años de edad, que si había excepciones por estudios o trabajo, le contestó:
--- Tío Antucho (Antenor), nosotros le estamos agradecidos que nos haya criado, pero yo si pienso seguir la carrera de policía, que me permita hacer justicia por la muerte de mis padres, yo conozco al asesino no en persona; por que usted nunca hizo nada por meter a la cárcel a los criminales, no lo estoy culpando, sino que alguien debe hacer justicia y ese soy yo; y mañana iré a Piura a la Comandancia, para averiguar el ingreso a la Escuela de Policías.
Antenor, sintió que el mundo se venía encima, ya que él hizo fortuna gracias a la venta de las propiedades de los padres de Genochi, le contestó:
--- Genochi, tu y tus hermanas son unos hijos más en mi familia y tengo la potestad de negar que abandones la casa, si aún no has cumplido los 21 años de edad, y como no me gusta la carrera de policía para ti, no saldrás mañana, ni nunca, olvida la visita de esos policías, por la muerte de tus padres es un asunto que la justicia ya lo olvidó.
Genochi, aumentó su resentimiento contra su tío y decidió no contestar y como entraron clientes se dedicó atenderlos y con éxito por que compraron una gran cantidad de joyas; el dueño ingresó al interior de la casa, sin saber que su esposa detrás de la puerta escuchó la conversación con sus sobrinos y al verlo le dijo:
--- Antucho, eres un estúpido, tu no puedes truncar las aspiraciones de Genochi, él quiere ser un policía y lo será quieras o no, ya los oficiales le ofrecieron apoyo; si te niegas el muchacho te investigará a ti, la razón de tu negativa y puede llegar a saber que tu te apropiaste de los bienes de sus padres, y que lo educaste no fue gratis, sino estaban recibiendo lo que heredaron de sus padres, te aconsejo que reconozcas tu error y permitas que vaya a Piura y además pagarás todos los gastos que demande esa escuela, no olvides y recuerda que esta joyería fue montada con el dinero de ellos, que en principio hasta a mi me lo ocultaste ¿O ya lo olvidaste?
Como bien dice el refrán: "Detrás de un hombre, hay una mujer que te ayuda o te destruye..." Parece que la señora le aconsejó lo correcto, que Antenor recordó que salió de ser un artesano de una platería de mala muerte y montó lo que ahora disfruta; él recapacitó y salió al local comercial y como ya era hora del almuerzo, al ver a sus tres sobrinos un poco tristes, les dijo:
--- Sobrinos, ya cerraremos la joyería no hay clientes y nos vamos almorzar, pero no acá, sino a una picantería, tengo ganas de comer un seviche de caballa.
Los jóvenes se miraron entre ellos, se sonrieron  y obedecieron, justo que cerraban llegaron lo tres hijos de Antenor quienes estudiaban en colegios privados en Piura y todos adentro, cerraron y atrancaron la puerta desde el interior y salieron junto con la señora de Antenor por la puerta de salida de la casa y se encaminaron a la picantería que quedaba a unos pasos, ellos entraron y pidieron una mesa para ellos solos que eran 08 miembros.
Después de pedir los platillos, la picantería les adelantó un poto de chicha fermentada y un pocillo sin fermentar que era un clarito para los jóvenes; les sirvieron los platos y comenzaron a comer y a mitad del almuerzo, habló Antenor y dijo:
--- Familia, estamos celebrando un acontecimiento familiar, pues vamos a tener un policía en la familia, se trata de Genochi, quien temprano me anunció sus aspiraciones, yo me negué en principio, pero corregí mi error y te apoyaré en todos los gastos que demande la escuela, es tu decisión y la respeto, mañana irás a la Comandancia y averiguas todos los requisitos.
Antenor, brindó un poto de chicha de jora y lo mismo hicieron los presentes, reinó la alegría para el joven Genochi, todos continuaron almorzando y finalizado todos regresaron a la casa, se tomaron un descanso hasta abrir de nuevo la tienda.
Mientras tanto los Oficiales Policiacos de regreso a la Comandancia, si les llamó la atención el comportamiento poco amigable del sueño de la platería, pero olvidaron el asunto y al llegar pasaron a la sala de conferencias para escuchar la exposición de los oficiales franceses, que efectivamente se prolongó por más de 03 horas y como era tan importante nadie mostró cansancio, que al final fueron aplaudidos los expositores.
Al día siguiente, el teniente Rafael López Orozco, se embarcó en un camión lleno de pasajero y carga rumbo a Chilcapampa, para él no hubo privilegios, subió arriba junto a los otros pasajeros, que si le convenía para hacer amistad y lograr el apoyo del pueblo.
Por otro lado el comandante Alipio Huamán Quispe, se había tomado en serio el apoyo que le ofreció a Genochi, al entrar a su despacho llamó por larga distancia a Lima, y preguntó por el oficial a cargo de la dirección de la Escuela de Policías y le contestaron que estaba a cargo del coronel Antonio Paredes Juarez, quien era su compañero de promoción, que ya había ascendido un grado superior a él, ellos hicieron buena amistad mientras eran cadetes y se hicieron la promesa de ayudarse mutuamente en todo cuanto necesiten en el desarrollo de sus cargos policiales; que por razón de cargo y asignaciones de la superioridad fueron desplazados a diferentes regiones y nunca juntos.
El comandante Huamán, agradeció la información y colgó el auricular y consultó con su agenda los teléfonos fijos de la escuela de policías y al encontrarlos marcó el primer número, levantó el auricular y esperó la respuesta, el teléfono timbró por varias veces, hasta que alguien levantó el auricular y contestó:
--- Aló ¿Quién llama?
El comandante Huamán , le contestó:
--- Estoy buscando al Coronel Antonio Paredes Juarez, de parte del comandante Alipio Huamán Quispe.
La sorpresiva llamada telefónica causó emoción al viejo amigo Antonio, quien contestó así:
--- Que grata sorpresa escucharte amigo Alipio, hace años que no sabía donde estabas y dime a que se debe tanta alegría para mi persona, hasta te había olvidado, disculpa la franqueza, que ya no bebo mis chilcanos en el bar de la Plaza San Martín... jajajajajaja....
Alipio, también se emocionó al escuchar a su antiguo condiscípulo y promoción, le contestó:
--- Mi coronel, el más feliz soy yo, saber que usted ha ascendido y tiene la gran responsabilidad de preparar policías que tanto necesita la población por el aumento del crimen.....
Pero, fue interrumpido por el coronel Paredes, quien le replicó:
--- Alipio, siempre seré Antonio, olvida el cargo jerárquico, nosotros hemos sido amigos y lo seremos siempre y dime ¿Para qué soy bueno?
El comandante Huamán recordando el juramento que se hicieron como promoción, le contestó:
--- Antonio, como eres el director de la escuela de Policías, quisiera si puedes ayudarme para que ingrese un joven que es mi  paisano y creo que tiene capacidad vocacional y aspiración para ser policía, ya terminó su educación secundaria, incluso me manifestó que terminó un curso de la competencia es una escuela de agentes privados; él se siente todo un policía, quiero que no se trunque el derecho de este joven aspirante.
El coronel Antonio Paredes Juarez, le contestó:
--- Mi querido amigo Alipio, me basta que conozcas al joven aspirante es suficiente para mi, por lo que escuché, él tiene vocación y vale la pena tenerlo en nuestras filas, pero dime ¿Qué edad tiene el joven?
El comandante Huamán, feliz al escuchar la respuesta afirmativa  de su amigo, pero él no sabía la edad exacta y le contestó:
--- Creo que el joven tiene 18 años de edad.
El coronel Paredes, le contestó:
--- Aún está bajo de potestad paternal, tiene que tener una autorización del padre o tutor ante el notario o juez de paz, que el padre lo envía a la escuela bajo su responsabilidad y pagar todos los derecho de matrícula, uniforme y depósito de garantía, son requisitos indispensables y lamentablemente burocráticos, que exige la institución para asegurar la permanencia del postulante.
El comandante Huamán, que se había permitido adelantar los contactos sin conocer bien al joven y saber si tendría que cumplir los requisitos, le contestó:
--- Antonio consultaré con el joven los requisitos y te llamaré de nuevo mañana.............
Continuaremos..............
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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