domingo, 30 de octubre de 2022

ORÍGENES DEL SEÑOR DE SIPÁN: Capítulo .- CXXXII.- Siekik, llegó a los terrenos de Zankoc, allí se encontró con el responsable Kamokac, compartieron la comida, quien le informó que hubo una pelea contra una tribu invasora, quienes al ver morir dos jefes huyeron; esos mismos regresaron y estaban peleando en las planicies...

Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., continuando con el relato de los: Orígenes del Señor de Sipán; el joven líder, llegó a los terrenos que fueron de Zankoc, allí fue recibido por el responsable Kamokac, y como llegaron justo en el reparto de la segunda comida; se ordenó a las cocineras preparar más comida para los recién llegados, Siekik, pidió a Kamokac llevarlo al templo donde se encontró con su hijo, quien era cuidado por una mujer escogida por la instructora; mientras su madre Nachamok, trabajaba en las cocinas, hubo un encuentro muy cordial entre padre e hijo; quien al ver a su hijo, le puso las manos sobre los hombros como un saludo.... ...sigamos el relato.............


Aquí en la imagen observamos una recreación de lo que fue:  El Señor Chonkik,  detrás de él, está su hijo Siekik, y al fondo su esposa Mokumac; y naturalmente  un perro sin pelo, que se convirtió en compañero de los antiguos habitantes de la costa norte; ellos son los personajes que darán el nacimiento al relato en ficción de la Historia: 
Orígenes del Señor de Sipán; que se sustenta con la presencia de Chonkik I.
Derechos de Autor : Resolución Nro. 1328- 2020/DDA-INDECOPI y del Certificado de Partida Registral N° 1134-2020/DDA- INDECOPI, de fecha 16 de diciembre de 2020
Imagen: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.


Kamokac, quien como responsable de los terrenos que fueron de Zankoc, había establecido una próspera agricultura, que ofrecía productos comestibles para los propios habitantes del Asentamiento y el remanente era llevado a los dominios de la vivienda; la producción agrícola era la única actividad económica fundamental en aquellos tiempos, que mediante el trueque se intercambiaron productos entre las tribus, que eran ayudados mediante el comercio que lo ejecutaban comerciantes, quienes ambulaban de tribu en tribu ofreciendo sus productos o comprando otros y así venderlos en la siguiente tribu.
Volviendo al relato, el joven líder Siekik, tuvo que esperar su turno hasta que preparen la comida, ya que él, no admitía privilegios; las cocineras se esmeraron en sus preparativos culinarios, que les demandó un tiempo de aproximadamente dos horas; siendo un poco más de las 19:00 horas, se sirvió la comida, justamente fue Nachamok, quien salió de la cocina portando una lapa llena de mates de comida que le ofreció al líder y le dijo:
--- Oh Gran Líder, le hemos preparado esta comida, que fue mi elección escoger lo que usted necesita comer para recuperar sus fuerzas corporales.
Siekik, observando a la joven que era la madre de su hijo, y como ella era hermosa, le pareció que aumentó su belleza, le hizo la venia aceptando la comida la recibió con una sonrisa, y ella haciendo la venia de sumisión se retiró.
Kamokac, estaba siempre al lado del líder, él también recibió su comida; ambos líderes comenzaron a comer, que les permitía reparar las fuerzas perdidas en el trabajo y que se hizo extensiva a los 50 guerreros que acompañaron a Siekik.
Mientras comían, Siekik y Kamokac, ellos entablaron una larga conversación sobre las labranzas de los terrenos; pero, el responsable no le informaba sobre el choque con una tribu invasora, o tal vez no lo consideraba importante, pero Siekik, si le preguntó:
--- Kamokac, dime no has sido visitado por tribus invasoras, por que ellos no cesan en visitarnos y todos siempre llegan haciendo la guerra.
Ante la pregunta de Siekik, recién recordó Kamokac que hubo un conato contra una tribu invasora y le respondió:
--- Oh Gran Líder, si tuve una pelea contra una tribu invasora en el Este, ellos venían del Cruce los Caminos; nosotros nos anticipamos y nos encontramos en las planicies, sólo peleamos por un breve tiempo, ellos huyeron al ver caer y que murieron dos de sus jefes en combate.
Siekik al escuchar a Kamokac, si le preocupó, que la mayoría de los invasores huyeron; para él, esta actitud significaba que regresarán y le dijo:
--- Kamokac, si permitiste que huyan esos invasores, significa que ellos represarán, tenemos que estar listos para cualquier invasión; si me preocupa, que ellos aprendieron sobre nuestra defensa y el próximo ataque lo harán con información de exploradores, quienes pueden llegar como comerciantes, o simplemente como expulsados de otros tribus buscando trabajo.
Pero, Kamokac, le respondió:
--- Oh Gran Líder, si pensé en lo que usted me está indicando; por que tengo vigilantes en los puntos que los invasores suelen ingresar; además, no aceptamos a ningún extraño, y los comerciantes que nos visitan, ya los conozco, ya que por mucho tiempo, ellos traen y llevan productos, no se preocupe, mis vigilantes están allí noche y día y los rotamos entre los agricultores, que los entrenamos, quienes se han convertido en grandes guerreros.
Ya que era la hora de acostarse, llegó Nachamok, ahora se encontraron solos con Siekik, ambos ingresaron al templo, allí estaba el hijo, cuya cuidadora se retiraba dejando a la madre con el hijo.
Ellos se acostaron, en una cama y el niño ocupó otra cama, era un reencuentro con la joven hermosa tal como él la conoció, que ahora fue la única que le dio el hijo varón.
Como medida de seguridad, establecida por Kamokac, él ordenó que guerreros en suma de dos manos, (10 hombres) protegerán los exteriores del templo, quienes vigilarán hasta el amanecer; ya se temía algún ataque sorpresivo, por que el líder caminó durante el día, en el trayecto desde los terrenos de Tankik hasta los terrenos de Zankoc, era muy probable que ellos pudieron ser observados por vigilantes de tribus invasores que siempre estaban al acecho.


Aquí en la imagen observamos una recreación de lo que fue el joven Siekik, hijo único del líder Chonkik I., se aprecia claramente que el joven tenía el porte, la talla y la pasta para ser el sucesor de lo que estaba construyendo su padre: El Nacimiento de un gran señorío. 
Imagen: Archivos del Blog: A Vuelo de un Quinde.

Siekik, estaba completamente agotado, se acostó con su pareja, cumplió con las relaciones maritales y rápidamente concilió con el sueño, que fue profundo, ya que no había descansado por 48 horas seguidas, que se estuvo muy ocupado en combates con las tribus sureñas.
Todo siguió, en tranquilidad, pero a la media noche, hubo bullicio en los exteriores del templo, con movimiento de guerreros, al menos así lo percibió Nachamok, ya que ella se despertó, no el joven Siekik quien roncaba su merecido descanso; poco después llegó el silencio que permitió a Nachamok dormir con tranquilidad.
Pero, nuevamente en la madrugada, se escucharon movimientos de guerreros; además, se oían gritos que despertaron a Nachamok, quien observó que su pareja en la cama seguía roncando plácidamente, ella se levantó, se acercó a la puerta, que había sido atrancada, retiró el madero, por que aumentaron los gritos, pero ella no pudo abrir la puerta.
Nachamok, regresó a la cama y su líder seguía dormido, no tuvo otra opción que despertarlo, por que todo indicaba que en los exteriores corrían actos peligrosos, quien al sentir interrumpido su sueño, se levantó impulsado y se puso de pie, y como estaba completamente oscuro, él vio un bulto que era su compañera, quien rápidamente reaccionó y le dijo:
--- Oh Gran Líder, afuera se escuchan movimientos de guerreros y además escuché gritos, nuestra puerta está atrancada por afuera, ya intenté abrirla pero no pude.
Siekik, que se calmó al escuchar a su compañera, que estuvo a punto de darle un golpe que él percibió por la oscuridad, como un enemigo le respondió:
--- Nachamok, no te preocupes, saldré por la puerta trasera y averiguaré sobre esos movimientos, tu acuéstate y descansa y el niño debe seguir durmiendo.
Siekik, se cambió de su bata y vistió la ropa de líder, sin encender el mechero, se aproximó a tientas a la puerta trasera, que también tenía una tranca interior, la retiró, abrió la puerta y salió, comprobó que efectivamente si hubo movimientos de guerreros y eran los suyos, quienes ya se habían levantado, pero ya no había nadie, todo era silencio; por allí aparecieron los vigilantes del templo, uno de ellos que si conocía al líder, le dijo:
--- Oh Gran Líder, en el Este, los vigilantes detectaron movimientos de invasores, quienes dejaron a uno de ellos y los demás fueron como exploradores para saber quienes eran los invasores; pero, el vigilante que se quedó sólo escuchó el alarido de sus compañeros, por lo que corrió a informar al líder Kamokac, quien al mando de sus guerreros fue al encuentro contra los invasores.
Siekik, muy preocupado, que se venía otra pelea contra invasores y sin sus guerreros que atinadamente los llevó Kamokac, quien tampoco podía ir sólo en terrenos aún oscuros, ya que la madrugada todavía llegada aproximadamente a las 04:00 horas, él pensó un instante y decidió ir para ayudar a su aliado Kamokac y le dijo:
--- Guerrero, ¿Cuántos son ustedes?
El vigilante, le contestó:
--- Somos la suma de dos manos.
Ellos eran 10 hombres.
Entonces, Siekik, les dijo:
--- Que se queden dos vigilantes custodiando el templo y con el resto nos vamos a luchar junto a Kamokac.
Siekik, acompañado de 8 guerreros, se fueron al lugar de la contienda, ellos llegaron al emplazamiento donde solían estar los vigilantes del Este, no encontraron a nadie, si se escuchaban los gritos y alaridos en las planicies, por lo que el joven líder, dijo:
--- Guerreros,  acompáñenme hasta el lugar de la pelea, todos tenemos nuestras porras y pelearemos.
Pero, uno de los guerreros, recordó que en esos mismos campos una víbora atacó al líder, que estuvo grave por varios días y le dijo:
--- Oh Gran Líder, nosotros  esperaremos al líder Kamakoc derrote a esos invasores, además, esos chopes de plantas están llenas de víboras y usted sufrió un ataque de una de ellas.
Siekik, recordó que efectivamente estuvo muy grave por la mordedura de una serpiente; funcionó el instinto de supervivencia y el joven líder se detuvo en seco y retrocedió al lugar del paradero de lo vigilantes, y desde allí observaba a las planicies, pero le llegó el cargo de conciencia de no estar ayudando a su aliado Kamokac.
Él, esperó por unos minutos, pero su espíritu guerrero no lo podía amilanar por evitar la posible mordedura de una culebra, y dirigiéndose al guerrero con quien se entendía por el mismo dialecto, le dijo:
--- Guerrero, nuestro líder Kamokac, está sólo, tenemos que ayudarlo, que importan las culebras, tu sigue adelante yo te seguiré y vamos en este momento a pelear.
Los ahora nueve hombres se dirigieron al campo del combate, donde el responsable Kamokac se batía contra una tribu desconocida, hasta ese momento la pelea se mantenía pareja sin avance en ambos bandos, que al llegar Siekik con los pocos refuerzos, aún así gritó:
--- ¡¡¡¡ Guerreros avance y ataquen !!!!
Fue el espaldarazo y oportuno que necesitaban sus guerreros....................
Continuaremos......................
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui

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