Hola amigos: A VUELO DE UN QUINDE EL BLOG., El Partido Comunista nombrará en octubre próximo la jerarquía que gobernará el país durante diez años y, aunque todo parece consensuado en el Politburó, estos relevos siempre traen luchas intestinas secretas, que esta vez se han vislumbrado por la caída en desgracia de un popular héroe regional.La Muralla China, una construcción admirada por su gigantesca construcción. Fuente: EA1CS pasión por el DX
Pekín, 19 feb (EFE).- El Partido Comunista nombrará en octubre próximo la jerarquía que gobernará el país durante diez años y, aunque todo parece consensuado en el Politburó, estos relevos siempre traen luchas intestinas secretas, que esta vez se han vislumbrado por la caída en desgracia de un popular héroe regional.
Wang Lijun, vicealcalde de la ciudad de Chongqing (centro) y máximo responsable de su policía, era famoso por haber encabezado la mayor operación antimafia en el país, hasta que el 6 de febrero sorprendió a todos con una inesperada petición de asilo político en un consulado de Estados Unidos.
Wang, que detuvo a jueces, magnates, policías de su buró y hasta a su antecesor, Wen Qiang (ejecutado en 2010), pasó un día entero en el consulado de Chengdu, cerca de Chongqing, causando un dolor de cabeza diplomático a Washington y Pekín en los días previos a que el futuro máximo líder chino, Xi Jinping, viajara a EE. UU.
Tras largas negociaciones entre ambas diplomacias (que nunca han reconocido la petición de asilo, aunque se por hecha en medios estadounidenses y foros de internet de China, donde es el tema de moda), Wang salió del consulado y fue enviado "a descansar" a Pekín despojado de sus cargos regionales.
Pekín intentó quitar hierro al suceso ("un incidente extremadamente aislado", dijo el viceministro de Exteriores Cui Tiankai), pero no logró frenar las especulaciones de la prensa de Hong Kong, que ha vinculado el caso con las luchas de poder de cara al congreso de octubre.
La caída de Wang, opina el independiente "South China Morning Post", es un mazazo para uno de los más ávidos aspirantes a obtener uno de los codiciados puestos en el Comité Permanente del Politburó, el ex ministro de Comercio y secretario general del Partido en Chongqing Bo Xilai.
Bo, hijo de un antiguo colaborador cercano a Mao Zedong, Bo Yibo, es un "príncipe", facción del Partido Comunista ligada a los primeros fundadores de la República Popular que predica una política nacional más cercana al comunismo ortodoxo, frente al liberalismo empresarial que impera ahora en el Gobierno central.
La lucha contra la corrupción que Bo y Wang encabezaron en Chongqing fue vista por muchos como una especie de "campaña electoral" del primero para hacerse popular entre las masas y ascender a la jerarquía en 2012, pero la caída de su mano derecha puede dañar sus aspiraciones e incluso reducirlas a nada.
Las redes sociales chinas hierven de comentarios al respecto, y para la prensa independiente, el incidente podría hasta haber sido orquestado por enemigos de Bo para demostrar que el modelo "socialista" de Chongqing sólo producirá caos si lo lleva a Pekín.
Según el "South China Morning Post", el principal sospechoso es el secretario comunista de la provincia de Cantón, Wang Yang, quien defiende ideas opuestas y quiere una economía liberal y empresarial.
"Wang Yang persigue un futuro similar al capitalismo liberal de Hong Kong, mientras que la visión de Bo se acerca a un capitalismo controlado por el Estado, como el de Singapur", señala la comentarista Cary Huang en el rotativo hongkonés.
Los actuales líderes chinos, que se retiran en octubre con el presidente, Hu Jintao, y el primer ministro, Wen Jiabao, a la cabeza, pueden ser los árbitros en esta contienda, pero lo sucedido en las últimas semanas parece indicar que están de parte de la "rama cantonesa".
Después de ver durante años a Bo como una "excepción exótica", que ha intentado resucitar el maoísmo en Chongqing obligando a los habitantes a aprender canciones de la Revolución Cultural, parecen dispuestos a que el escándalo Wang Lijun dañe a Bo.
La prueba es que, cosa rara, el debate sobre el incidente no ha sido censurado en internet, y durante semanas los chinos pueden hablar de él libremente, aireando toda clase de sospechas contra Wang, desde que intentó encarcelar a Bo por corrupto hasta que tenía una amante.
No es la primera vez que el relevo de poder conlleva luchas internas en China: pasó en los 70 entre Mao Zedong y Lin Biao, muerto en un misterioso accidente de avión, y no hace falta remontarse tanto, pues Hu también acabó con la "facción de Shanghái", liderada por Chen Liangyu, con sentencias por corrupción.
"Viendo la ferocidad de las luchas de poder en Pekín, China es todavía una dictadura totalitaria", juzgaba con dureza la prensa de Taiwán, donde este año el poder también se ha disputado, pero a través de las urnas, en los comicios presidenciales de enero. EFE
Guillermo Gonzalo Sánchez Achutegui
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